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27 de agosto de 2023

EL EJERCICIO ESPIRITUAL DEL "EXÁMEN DE CONCIENCIA" (ASKESIS) : UN ESFUERZO PARA EL "AUTOCONOCIMIENTO" (AUTOGNOSIS)


“Una vida sin examen no merece la pena ser vivida”- Sócrates.

“Los hombres están siempre dispuestos a curiosear y averiguar vidas ajenas, pero les da pereza conocerse a sí mismos y corregir su propia vida”. - San Agustín.

"Por ellos me santifico a mí mismo, para que ellos también sean santificados en la verdad”. - Juan 17, 19

Mario Felipe Daza Pérez

Todos hacemos ejercicios alguna vez en la vida, en el colegio, voluntariamente, ya sea en el gimnasio, corriendo, o practicando uno que otro deporte..., y de la misma forma como existe la "gimnasia" para el cuerpo, también existe para la mente, el cerebro, y el espíritu y uno de estos entrenamientos tiene que ver con el "examinar de la conciencia" como fin de ver las cosas, esto, de analizar cómo estamos por dentro, de que tan manchada o limpia está nuestra alma, cuya finalidad será la vigilancia o no de una "buena salud de anima", por tanto, es este "ejercicio espiritual" sin lugar a dudas la forma de conseguir su depuración, práctica que va a consistir no solo en “movimientos sencillos calisténicos”, sino que está basado en varios "dropset", "restpause", o "series", que te van ayudar a fortificar aún más la "complexión espiritual de tu alma", y entre ellas, el ayuno, la penitencia, el sacrificio, la limosnas, la buenas obras, la oración, eucaristía, etc, esto dependerá de la "intensidad con que lo hagas" y del modo de ver las cosas "del más allá".

El "examen de conciencia" como forma de introspección (es una de las formas de "askesis", noción clásica, referido como "entrenamiento", diferente a su sentido moderno de "ascesis" o "ascetismo") es una práctica generalizada en el seno de las distintas escuelas religiosas y filosóficas de la Antigüedad, por ejemplo, “Sócrates pensaba que, aun cuando sus faltas pudiesen escapar a los demás, jamás escaparían a alguien frente al cual experimenta mayor vergüenza que frente a cualquier otro; y que ese alguien es él mismo, exigencia que él considera fundamental en la vida del hombre: cuidar de su alma para mejorarla", esto es, "dejarse vencer por sí mismo" y de un "llegar a vencerse a sí mismo". (Ver, al respecto, Mondolfo, R., 1954. La conciencia moral en la ética de Sócrates, Platón y Aristóteles).

Como ven, este ejercicio no solo es religioso, ya en la Antigua Grecia e inclusive en la filosofía oriental se hablaba de "examinarnos a nosotros mismos" y sobre todo del modo de "confesarnos", tomado ahora como "sacramento", si nos vamos a Epicuro hacia la referencia de la "corrección de las faltas" precisamente aquellas que cometiéramos contra el "alma", lo mismo que con el "estoicismo" sugirieron de la misma forma el "autoexamen de conciencia", con el fin de ver todo lo que hay por dentro (interioridad), en lo relacionado a las "composturas morales”, todo ello en consecuencia a la "virtud", en nuestro caso "en camino hacia la santidad", coincidencialmente San Ignacio de Loyola lo consideraba como el "ejercicio espiritual" más importante dentro de su obra (texto que tendremos en cuenta para este articulo).

En todo caso, como nuestro enfoque es estoico-cristiano (católico) -neoestoico-, nos tomaremos la osadía de hablar bajo estos dos sentidos, es decir, uno "secular" y otro "cenobita". Lo primero que toca decir es que para comenzar con un "ejercicio espiritual" de "examen de conciencia", debe uno seguidamente "conocerse a sí mismo", aceptando los errores o defectos del pasado (ya sea placeres, deseos, pecados, etc), y luego "mejorarlos", lo que se quiere es que mediante un "análisis introspectivo" usted pueda liberar cargas que no quiera tener, con tal de tener mayor libertad (o felicidad) en su vida, es algo así como un "borrón y cuenta nueva", o "minimalismo concienzudo" pero en el "ámbito espiritual", donde a su vez consigue una "maximización de beneficios".

Si bien existen variopintos "ejercicios espirituales" que podemos hacer con tal de "desintoxicar nuestra alma", a través de una "limpieza del espíritu", el "examen de conciencia" constituye uno de ellos (un verdadero clorox), y el más importante de ellos no sería otro que el de la "confesión", por medio de una persona, o tercero que podrían ser ante tus padres, hermanos, confidentes, psicólogos, o ante usted mismo, pero en este caso último se llamaría "acto de contrición", o "mini confesión" (en caso tal de ser "perfecto"), en todo caso, creería que esta postulación lo debe hacer siempre con alguien que te escuche de verdad (espiritualmente hablando), un profesional, del cual yo preferiría que fuera ante tu "director espiritual", pero sea cual sea, en mi caso, lo haría ante un "sacerdote de confianza", con devoción, y con carismas para "ser confesor" (debes buscarlo), etc, la cual estén revestidos con estas facultades excepcionales.

Este "examen de conciencia" una vez anotado en una hoja, o bloc, se debe hacer teniendo en cuentas los deberes, responsabilidades, o virtudes transgredidas, pero también los pecados mortales, y capitales cometidos, (revisar en Google cuales son y anotarlos), por ello que sea bueno que ustedes mismos analicen minuciosamente los diez mandamientos de la Ley de Dios y de los que se deriven de estos, indistintamente de que sean religiosos o no, porque de allí que se muestren más o menos las conductas a los "valores éticos seculares" que deban seguirse en esta "vida terrenal", (y si creen en la "eterna", con más razón), además, como saben la "sociedad occidental" en la que nos regentamos se comenzó a gestar a partir de la "idealización de los sabios de Grecia" y del mismo modo con el cimiento de "valores cristianos" del cual es algo innegable hoy en día, y esta es la mayor justificación.

Una vez anotado esto, ya sea el test, quiz, taller, o examen, es mejor realizarlo particularmente, y no generalmente porque podría traer no solo problemas sociales, sino personales, es algo íntimo, deba hacerse con la mayor diligencia posible, y antes de hacerlo siempre invoque al espíritu santo (epíclesis) para que le ilumine y le recuerde todas sus faltas (recomiendo el "veni creator spiritus", búscalo en Google), sobre todas las que ya no tiene razón o memoria, y que por tanto son las que más nos mortifican en vida, como dice San Ignacio, "lo que te permite quitar defectos, y negligencias sobre ejercicios y adiciones", (p. 39), por ejemplo, si soy soberbio y pretendo trabajar la humildad debo reconocer ese error conscientemente y decirlo, con tal de no volverlo a repetir, podemos decir lo mismo de la no moderación, la gula, el abstenerse de ingerir ciertos alimentos, con el fin de "apagar las tentaciones" con miras de conseguir el "gozo espiritual".

En esta ocasión no hablaremos detalladamente de los mandamientos de la ley de Dios ni los pecados capitales y demás que son mortales, que bien podrán buscar fácilmente en internet, porque será objeto de análisis de otro artículo (relacionado al sacramento), generalmente solo nos referimos a que se necesita para realizar este "ejercicio espiritual" de "examen de conciencia", requiere entonces de conocerlos nosotros mismos, que además de esto como menciona San Ignacio de Loyola, están relacionados a las "potencias del animal y los sentidos corporales", en razón a conocer de esta forma, i) el cómo, ii) el cuándo, iii) el dónde, y iv) el modo de cometerlos. Y es muy importante, que se realice este examen frecuentemente, indistintamente si se hace diario, semanal, o mensual, lo importante es que se recurra a él, y también cuando se crea que se haya cometido una "falta" o "faltas", esto evitaría que el "enemigo" no te ataque, debidos a esos placeres, deseos, que pueden corromperse y comprometerte, del cual dichos vicios terminarían arruinando la "salud del alma", tratándolos con remordiendo hasta su último momento en el lugar más recóndito de tu mente, en suma, "en la limpieza de la casa está el orden" (disciplinae domus), y por supuesto que también dentro del espíritu.

De este modo, el método de espiritualidad que nos enseña San Ignacio de Loyola en su texto nos sirve de base, para realizar un "examen de conciencia", pero de "forma contemplativa" la cual nos es muy útil, por ello que le dé mayor énfasis el santo al "amor de las acciones" que al efecto de las palabras, de la amistad con los pobres, la importancia a la "gratitud", de hacer lo mejor para el prójimo, ya sea por medio de la relación con Dios, pero también ajenos que lugar a su acercamiento, como lo que hacemos con la historia, el derecho, la antropología, la ciencia, etc, este dimensiona anotaciones que suponen la atención al "punto de confesión" (discreción de espíritus) bajo la "pasión de cristo", durante un periodo de cuatro semanas, o treinta días (aunque puede durar más según su intensidad).

Los "ejercicios espirituales", en este caso enfocado al "examen de conciencia", lo que trata es de prepararnos para llevarnos a una "vida contemplativa", abierta al trabajo del alma, que bien son muchos, y que aquí hacemos enfoque al "acto de confesar", que creemos que deber ser la primera acción frente a los demás, para luego comenzar a trabajar a "purificar el alma" (con los actos deliberados y semideliberados -que son aún más difícil de auscultar-), en consecución del "espíritu creador", esto, además nos lleva a interiorizar sobre no solo nuestros pecados, sino errores, defectos del pasado y presente (graves, con conocimiento, y pleno consentimiento -voluntad-), para evitar luego, acciones no deseadas para el futuro quitando así, como diría este mismo santo mencionado "todo desorden, afección, egoísmo, apego", que van en contravía con un "espíritu santo" (pneuma hagios) con tal de buscar una voluntad divina.

La finalidad, del "ejercicio espiritual" del "examen de conciencia" es tener el deber de mantener una alma limpia dotado de responsabilidad individual, e ir mejorándola poco a poco, como se dice en 1 de Corintios 11:31, "si nos examináramos nosotros mismos, no seríamos juzgados", con esta "askesis" o reglas y prácticas encaminadas a la liberación del espíritu y el logro de la virtud conseguiremos la "plenitud", ya Platón aplicaba estos efectos al ámbito de la moral para referirse a la "actividad del alma" en pos de su liberación de lo corporal, a fin de regresar a su lugar de origen, que en últimas significa seguir a Dios. En el texto de San Ignacio de Loyola si vemos, su objetivo más bien es el de ayudar a uno a "superarse a sí mismo" y "regular la propia vida" de tal manera que ninguna decisión se tome bajo la influencia de un "apego desordenado".

Si revisamos la Biblia, fue San Pablo en primero de Corintios 11:28-31, el que mandó a que los "obedientes" realizarán un "examen de conciencia" cada vez que recibían la Sagrada Comunión, explícitamente comento: "Pero que cada uno se -examine a sí mismo-, y así coma de ese pan, y beba de esa copa. Porque el que come y bebe indignamente, come y bebe condenación para sí mismo... Porque si nos juzgáramos a nosotros mismos, no seríamos juzgados". Secularmente, Pitágoras decía en el texto, "Versos Áureos", que "no consientas el sueño en tus tiernos párpados antes de repasar por tres veces cada tarea del día, también tenemos reminiscencia en que el Emperador Estoico, Marco Aurelio repasaba estos versos del filósofo griego porque Epicteto, su filósofo de inflexión toma de sus palabras en sus Disertaciones ciertas palabras como algo personal. Lo mismo hacía Cicerón, en su libro "Sobre la Vejez", decía que "recordaba siempre por la noche todas las acciones realizadas a lo largo del día para ejercitar la memoria, atribuyéndole como ejercicios de la mente”.

La "askesis" en este sentido particular, y clásico es una actividad interior del pensamiento y de la voluntad” que debemos realizar, todos, con tal de ir liberando más el espíritu para ir puliendo con mayor esplendor la virtud. Si nos vamos nuevamente a los filósofos greco-romanos, tenemos que Quinto Sextio, combinaba el estoicismo con el pitagorismo, hacía un estricto autoexamen al final del día, decía este: “El espíritu a diario ha de ser llamado a rendir cuentas: "¿qué defecto te has curado hoy?", "¿a qué vicio te has opuesto?" ", "¿en qué aspecto eres mejor?" Por supuesto, Séneca también tenía este hábito. Nos lo dice en su libro "De la ira", indicaba: “Yo hago uso de esta facultad y a diario defiendo ante mí mi causa. Cuando han retirado de mi vista la luz examinó toda mi jornada, repaso mis hechos y mis dichos: nada me oculto yo, nada pasó por alto" y "Coloca todas tus faltas delante de tus ojos, ponte cara a cara contigo mismo, como si fueras otra persona, y luego llora por tus faltas".

De allí que San Ignacio de Loyola describiera un "método de examen devocional de conciencia" de cinco puntos en su obra "Ejercicios espirituales" en 1524:
  • En el primero, los seguidores agradecen a Dios por los beneficios recibidos.
  • En el segundo, pide la "gracia" y "carismas" para conocer y corregir sus faltas
  • En el tercero, pasa revista, anotando las faltas que ha cometido ya sea de acto, palabra, pensamiento u omisión.
  • En el cuarto, piden perdón a Dios; y
  • En el quinto, consideraba su enmienda y penitencia.
Por ello es que el santo dijera que para realizar estos cinco puntos debieras tener claro, las faltas cometidas, como las graves y leves, clasificadas como aquellas que atentan contra i) Dios, ii) el prójimo y iii) a ti mismo, con tal de verificar luego en tu "haber concienzudo" cual tendrías pendiente por mejorar. El Padre Pio en su gran misión de "confesor", decía, que la "confesión" era el "baño del alma" y habría que hacerlo al menos cada ocho días (la Iglesia sugiere en su catecismo efectuarlo una vez al año, la Virgen en Medjugorje una vez al mes y San Miguel en sus confesiones a la vidente Lorena, cada quince días), fueron los primeros cristianos que recibían la comunión con frecuencia, quienes tenían la costumbre de hacer el "examen de conciencia", explayándose como práctica diaria en la vida y sobre todo en el andar monástico, como pudo haber acontecido con San Basilio, San Agustín, San Benito, San Bernardo, etc., luego que los laicos también quienes con mayor frecuencia avanzarían hacia la contemplación de la virtud, y del esfuerzo hacia el "autoconocimiento" (autognosis).

Si ven, mucho se habla en estos tiempos del "sacramento de la penitencia o del perdón" pero casi nadie se "confiesa", y entre de los muchos argumentos que hay es que "los sacerdotes son más pecadores que uno", pueda que sea cierto o no, pero lo peor no es esto, lo horripilante es que los mismos "confesores" se han vuelto perezosos para cumplir con esta labor, ya que no quieren, practicarlo, toca perseguirlos, y eso sí que pone la tarea difícil, por ello, que muchos hayan recurrido a la evaluación de sus actuaciones por sí mismo [o abandonando la Iglesia], no solo como un "acto de contrición" sino también como "examen de conciencia" cuando se sienta haber cometido, vicios, o actos contrarios a su fe o a los proyectos irrestrictos de la vida.

La Iglesia en estos casos, diferencia los pecados, como i) mortales, que pueden ser grave o gravísimos, y a otros como ii) veniales que son leve, igual como pasa en el derecho civil o también en el derecho disciplinario, dichos "tipos" están dividido en faltas, en una "bifurcación" y no "tripartición" de la misma, ahora, para que se considere como tal, tales conductas no solo se necesita de que el "sujeto pecador" [disciplinable] lo haya realizado y ya, sino que además se requiere de otros requisitos, veamos, en una "dogmática de la faltas en contra de la fe", tenemos que si decimos una vulgaridad este puede ser borrado sin la participación de un tercero (autoridad eclesiástica) siempre y cuando comulgues, hagas una obra de caridad, tengas indulgencias, realices un acto de contrición completo, etc, aquí será importante no solo el "conocimiento" [acto cognoscitivo] de lo que haces o digas, sino analizar "el conocer", es decir, el observar si está mal o no (que es -actualizable-) anejo al "anhelar cometerlo" con "plena voluntad", es decir, que este reunido las verdaderas características del "dolo", lo mismo puede suceder con los denominados "pecados capitales".

Es decir para saber si un acto u omisión ya sea material o intelectual estuvo mal, toca recorrer el "ejercicio espiritual" de pensar si lo que hicimos ese día o en ese momento se somete a algún pecado o vicio, por ejemplo, un deseo o "pensamiento impuro", que sería una falta descrita "contra ti mismo", perteneciente a la "lujuria" y esta a su vez a la "concupiscencia", no basta entonces de que exista y lo tengas en la mente, porque puede ser también una "tentación", se necesita entonces que sea un i) acto de hacer o dejar de hacer (y además el no hacer nada para quitarlos de tu "psiquis"), ii) con conocimiento de que eso está mal, con respecto a lo que presuntamente estás haciendo, además, iii) está la condición de que consientas que ese acto plenamente cometido lo quieres realizar aunque sea mentalmente (es decir, que "yo" lo quiera hacer de todos modos sabiendo de esta conducta -voluntad-), ahora, si falta una de estas características se convierte en "pecado venial" o simplemente "no es pecado", en estos casos iv) debe tomarse siempre (como elemento subjetivo -adicional-) una "plena deliberación" y un "deleite" en ese cometimiento para que lo sea, al menos que exista una retractación casi inmediata de los hechos en estos casos (extinción de la acción).

Para terminar, puede que los límites para comprender que está mal o no en unos casos sea difícil reconocerlos, es siempre bueno auscultar dentro de nuestra conciencia que es lo correcto, ya que este "ejercicio espiritual" que hemos descrito, tiene grandes beneficios, el hacer una "examen de conciencia" trae por supuesto ventajas múltiples, pero entre los principales está en el de "salvarte de las enfermedades del alma", sobre todo con el más concurrido de este nuevo siglo, que no es otro que el de la "concupiscencia"; por otro lado te permitirá estar en alerta constantes de los errores, defectos, vicios, pecados de la vida, y esto nos traerá mayor "sensibilidad al espíritu" para reconocer de lo que es virtuoso o no para tu vida interior, y es el "autoconocimiento", o "autognosis", (concepto acuñado por Dilthey en 1966 en su texto: "Introducción a las ciencias del Espíritu), el que permitirá la elevación del espíritu [santo], en perspectiva desde las "nociones agustinianas" en una "búsqueda de lo trascendental" o la "mística".

24 de agosto de 2023

"CONTÁGIATE DEL HÁBITO DE LA DISCIPLINA" [DISCIPLINAE DOMUS]: ¿CÓMO SER UN BUEN JURISTA?


"El reino de Dios no consiste en comer y beber (...)". - San Pablo (Romanos 14,17)

"Si deseas dominar el arte de vivir con sabiduría, ¿crees que puedes comer y beber en exceso?” - Epicteto

"Lo insaciable no es la panza sino la falsa creencia de que la panza necesita hartura infinita" - Epicuro

Mario Felipe Daza Pérez

Terminando de leer otro libro de los "estoicos modernos", como lo es el reciente texto de Ryan Holiday titulado: "La disciplina es tu destino" y de la misma forma, conversando con un amigo muy cercano, procesalista, Dr. Marco Quiroz, me pregunta si desde la "experticia disciplinaria", hemos tratado o no "etimológicamente hablando" algo referido a la "disciplina". Por este motivo me ha llamado la atención escribir algo sobre el "contagio del hábito de la disciplina" en cuanto a las diversas profesiones, oficios, y quehaceres de los demás, por tanto, no nos circunscribimos solamente a lo que significa ser un "disciplinarista", sino a todo sujeto que se “someta a la disciplina” ("disciplinae domus").

San Agustín en su texto "Epistolae ad Romanos inchoata expositio" usa la acepción "disciplina" relacionado a la corrección o castigo desde el punto de vista "disciplinario", y lo hace explícitamente cuando inicia el estudio de las "sagradas escrituras", entre ellas "Carta a los Romanos" de San Pablo, cuando dice que “el Señor ama la disciplina” (Hebreos 12: 6-11 o Proverbios 3:11), y por tanto “toca corregir y azotar a todo aquel a quien recibe por hijo y a quien ama”, que ahora está relacionado con el termino griego de "paideia", entendida como "aprendizaje", en todo caso tomado como "sanción" que en el caso de esta "especie del derecho sancionatorio" se refiere a la “pena” que debe seguir por parte de Dios o de los “padres” como “autoridades”, por el "incumplimiento de deberes" [funcionales], en consecución de una búsqueda de un adecuamiento social y espiritual formidable, esto, como si se tratara de una "pena medicinal" (plenamente formativo) determinando lo "ético" (para los profesionales) o "virtuoso" (para los ciudadanos e hijos de Dios).

Si nos vamos a su etimología, la palabra "disciplina" tiene su origen latino en una acepción adecuada a "discipulus" que da entenderse como "alumno" (disc- "aprender", cip- "agarrar", ulus- "célula", "piedrecilla" o "cálculo" y ina- "salina"), en el cual implica la "existencia de un alumno", pero también de un "profesor" (como se dice en la “filosofía zen”: "cuando el discípulo está listo aparece el maestro"), en esto casos argüía Marco Aurelio "se tolerante con los demás, estricto contigo mismo", y este es el destino de todo "disciplinarista" y todo aquel que quiere imponer una "domo de disciplina" (disciplinae domus), en el querer ayudarse a sí mismo y a los demás a conseguir un propósito -identidad- en la vida, objetivo no menor para un "buen jurista" formidable (expresado como aquel "quien se ocupa de la ley"), tomando este último como el que está dedicado a la “interpretación, y aplicación de las leyes”, de la cual no solo incluimos los abogados, sino también a los jueces y demás profesionales del derecho.

Aunque la palabra correcta por utilizar en este artículo no sería "un buen" sino un "excelente jurista", colocamos en el titulo el primer rotulo como si se refiriera a un "ciudadano común", "comerciante", "persona de rango medio", o de "mediana ralea" de lo que quiere expresarse en este ámbito de aquellos que se dedican a esta profesión, ya sea en el ámbito "disciplinario", "civil", "administrativo" o cualesquiera, y hablamos no solo como “arte liberal” sino también en términos generales, del cómo se debe aplicar el "domo del hábito de la disciplina" si es que quiere llegar a tener éxito material y espiritualmente (en conjunto -plano holístico-).

Si bien existen varias denominaciones de lo que es la "disciplina" entre ellas como, i) aquella que es diseñada como la "doctrina, instrucción de una persona, especialmente en lo moral" (Diccionario de la Real Academia Española), ii) "entrenamiento que desarrolla el autocontrol, el carácter, el orden y la eficiencia" (Diccionario Webster del Nuevo Mundo), iii) "el entrenamiento que se espera que produzca un carácter o patrón de comportamiento específico, o el que produce una mejora moral o mental (Diccionario del Patrimonio Americano) o iv) "la habilidad para iniciar, continuar y producir el resultado visualizado y planeado en tiempo, lugar, forma y en el nivel consistente de excelencia deseado" (Diccionario del Conocimiento de Alan C. Walter), entre otros, siempre debemos entenderla como aquel “aprendizaje” que requiere sacrificios en esa tarea por desarrollar.

Debemos alegar entonces que no solo a través de estas definiciones citadas se ha entendido a la "disciplina" como una noción sino también como una "deidad" (pagana), una “diosa menor” que fue introducida por el Emperador Adriano (que puede coincidir en lo griego con "eunomia" -buena ley-) dentro del Imperio Romano, que bien “convenía” establecer como derrotero para los soldados de sus ejércitos, con tal de que llevarán a cabos sus tareas, en estos casos para que sus seguidores pudieran guiarse por virtudes, tales como la a) frugalidad, b) severidad y c) fidelidad y en todos sus sentidos, sobre todo en los llamados placeres y en el materialismo. Pero que en términos “helenísticos” lo podemos relacionar a lo mejor con la "paideia", significando este último como ese proceso de formación en la crianza de jóvenes, que en nuestro caso se debe atender hacia los juristas en esa transmisión no solo de saberes teórico-prácticos, sino también en aspectos "éticos" propios de la profesión.

Para el Obispo de Hipona en su texto "De quantitate animae" entiende "disciplina" en varias acepciones (que diremos más adelante) pero generalmente lo reconoce solo a los "conocimientos que son útiles", y que vayan encaminados a la mejora del "espíritu" de allí que lo relacione también en otros textos, como lo fue en "De Trinitate", con la palabra griega epist-m– vinculado con esta "virtud", y también acogido del verbo, "discendo", que significa, "aprender", en últimas es la "sabiduría" el recogimiento del "obrar bien" o del tener una "vida virtuosa", encontrando así el uso de la palabra "disciplina" como sinónimo de "ciencia del bien obrar o de la vida buena", es decir, como sinonimia de "ética Disciplinaria" [disciplina] que viene acompañada de la noción del latín "discendo" o en nuestro caso de la "disciplinae domus" (entendido como desarrollo de un "orden interior" o "disciplina del hogar"), pero relacionado en este al "cristianismo" tal cual como lo es la "Iglesia de Dios" tomando en conjunto con el "logos" (razón) que es Jesucristo como "verdad y la vida".

Hay de aquellos que se dedican a una profesión, área, o experticia que abarque diligencias, prácticas o ejercicios diferentes “sin llegar a tener disciplina”, porque serán los últimos. Una vez dije en Twitter que el colmo de un "disciplinarista es el ser indisciplinado", que, aunque suene rimbombante los hay en montón, el ser disciplinado no se determina solamente en el orden de un proceso, en tener las carpetas por nombres o número de llegadas, los radicados "bien organizaditos", sino en todo sentido de la palabra, material y espiritualmente hablando.

Hagamos lo que hagamos siempre debemos persistir y resistir en nuestros quehaceres, de allí que desde el “estoicismo” o el “cristianismo” se hable de las virtudes (arete) cardinales (cardo, que significa bisagra), del cual debemos comenzar forjando “contigo ti mismo” (gnothi seauton), y esto se consigue "contagiándose" con el "disciplinae domus", solo así vamos a obtener mejores resultados, y de todo aquello de lo que nos es posible, nos resultará ahora más fácil de lo que creeríamos que sería, quitando lo vano de nuestras vidas, adaptándose al entorno, el ambiente, haciendo dietas frugales, ayunos, sacrificios, penitencias, comiendo poco, siendo atleta, vistiendo ropa sencilla y multifuncional, y todo ello con moderación o templanza.

Para obtener "disciplina" se requiere de poco talento -inclusive en lo jurídico-, (aunque puede que tengas muchas aptitudes) de todos modos se necesita de mucha "dedicación continua", y esa es la "vida del filósofo", y del profesional en general, y no es otra cosa que del estar preparado para las carreras que nos da la vida, entre ellas, estar en forma, para ello que sea importante la actividad física, el ejercicio intelectual, de la mente y alma, por esto que sea requerido movernos en todos los ámbitos para dar lo mejor de sí, habituándonos (askesis) a camas duras, sed, hambre, calor, frío, ayunos, abstención a placeres, sufrimientos, y todo esto ofreciéndoselo a Dios, y así es como nos preparamos para la "disciplina", no con lo suave o lo fácil sino con lo sufrido, levantando pesas, practicando artes marciales, leyendo arduamente, trabajado, escribiendo, así vas adquiriendo la "fuerza de voluntad" suficiente para convertirte en un “buen jurista", decía el maestro de Epicteto, el estoico Musonio Rufo: "Entrenaremos el alma y el cuerpo cuando nos acostumbremos al frío, calor, sed, hambre, dureza de la cama, abstención de los placeres y los dolores duraderos" y así es cómo estaremos preparados.

Te vuelves "esclavo de lo inmediato", del aplauso fácil, de lo superfluo y lo vanidoso, eso es lo que te hace débil, cuanto menos deseas, siguiendo a Epicuro "más rico te haces", y por tanto, más libre y poderoso te conviertes porque "te controlas a ti mismo", y lo mejor que todo esto es que se comienza con lo más suave, que es con la limpieza de tu casa, del carro, tendiendo la cama, cocinando, es decir, por lo básico, porque se trata de una "edificación del orden" la cual nos va a permitir crecer, y nos va a dar el inició por las cosas pequeñas, mi mamá decía que "la voluntad se ejercía con pequeñeces", y me colocaba el ejemplo de cerrar el clóset cada vez que sacara un par de zapatos, o camisas de ahí, mete la silla al terminar de comer, ponte la camisa en la mesa, etc, son cosas que parecen tontas pero que no lo son, porque más adelante te servirán para cosas más grandes, el gran Apóstol San Pablo en primera de Corintios 10:23-33 expresaba: "Todo está permitido, pero no todo me conviene. Todo está permitido, pero no todo me hace bien".

La vida es una "lucha" y requiere de mucho "esfuerzo" para salir adelante igual como lo es el "camino a la santidad", y entre ellos, el de las carreras en general, la profesión, u oficios, pero tienes que darte prisa porque no hay tiempo, tratar de ir rápido pero haciéndolo correctamente, en caso tal que quiere ir más deprisa, porque te importa lo que estés haciendo haz aun así podrás hacer una pausa lenta, lo crucial es no "detenerse", "cuanta más prisa menos velocidad" decía Suetonio o mejor "Un comandante seguro, que uno audaz o hacer lo suficientemente rápido lo que se hace lo suficientemente bien" (2023, p. 78). En suma, no corras ve despacio y si lo haces pon más atención (pero para eso debes "ejercitar" esa “ténica”, diría Jim Kwik en su libro, “Sin límites”). La clave de todo esto, es que, "vayas a la velocidad que vayas" es la “práctica” la que te forja, "hacerlo" es una segunda naturaleza, "desenvainar" la espada X veces si toca, hazlo, sea los días que toque hasta que domines el “metodo”, siempre debe existir “la repetición, de la repetidera” (Ley de Hebb: "Las neuronas que se encienden juntas, se mantienen conectadas"), agotadora, enérgica, forzosa, estimulante, motivacional, segura, y sobre todo con "eticidad de trabajo" (philoponia).

Nos gusta colocar siempre ejemplos, pero como uno de ellos, tenemos al "buen jurista" que quisiera conseguir todos sus objetivos en su vida como en sus “casos profesionales”, que es claro, pero en esta ocasión pondremos como modelo a una "santa", tal cual como lo fue "Santa Teresita" que a pesar de sus limitaciones siempre hizo lo mejor de sí, para tener "disciplina" y de dotarse de una "sabiduría divina", es decir, de una "verdadera sabiduría", desde el momento que entró a la "orden de las benedictinas", siempre trato de ser la primera, ya que era muy inteligente, y pasó casi toda su vida leyendo, pensando en Dios y la eternidad y la "brevedad de la vida", su personaje preferido era la Santa “Juana de Arco" del cual creía también estar llamada para la "gloria" -como nosotros-, esto, con el fin de imitar el sueño de pertenecer al "orden carmelita descalza" en el camino hacia la "santidad".

Indagamos ahora si algún "buen jurista" este buscando la "santidad" por mencionar si alguien lo quiere ser, la cual sería el primer comienzo de todo esto, pues, el "conocerse a sí mismo", "aceptar sus errores", y luego "superarlos", hace parte de la "lucha perseverante" de no solamente conocerse y de no mentirse la cual es primordial para todos nosotros, y por supuesto él siendo sincero consigo es lo inicial (ver, Santa Teresita: Vida de Teresa de Lisieux, Doctora de la Iglesia de Maxence Van Der Meersch, 2017, p. 122). Ahora, para llevar una "vida espiritual" se necesita de "mucha energía", entre ellos, del fortalecimiento de cuerpo y mente (véase a Santa Hildegarda), por tanto, se debe cumplir con todos los ejercicios, obligaciones, deberes y de más, para conseguirlo ("disciplinarismo", entendida como “actitud”), pero resultando a la vez, a) dóciles, b) humildes y c) obedientes a la voluntad de Dios y en especial en permanente introspección (interiorización) -examen de conciencia- de los pensamientos, deseos, omisiones y actos diarios, tomando como ruta además la mortificación en la vida (hasta la soportable) con el fin de conseguir la "virtud plena", que no necesariamente esta en los ayunos o en la penitencia estrictamente, sino en la i) "humildad" y la ii) "caridad" (p. 2017, 177).

Para "Santa Teresita", no es la "perfección" lo que Dios pide, sino el "esfuerzo" a esa "perfección" y eso es la "santidad" y esta está hasta el alcance del más vil sujeto siempre y cuando se lo proponga, por mucho que diga que es imposible (2017, p. 136). Dios no necesita obras, sino "obras con amor", y hay una ciencia que no conoce y es del cálculo por ser "misericordioso". La humildad en este caso es la "verdad", el no mentirse, que nada tiene que ver con la modestia, solo esto te permitirá ser un "buen jurista disciplinado", esta decía, "no soy una santa, son un alma que Dios ha colmado de gracias", (2017, p. 140), las "humillaciones" vienen del fondo del alma no de la parte exterior, la "caridad" cubre la multitud de nuestros pecados, ningún pensamiento es sublime sino está acompañado de "obras" por ello es que sea considerada como la "patrona de los escritores" (y de nosotros que escribimos artículos y libros), de allí que pusiera hincapié en la dotación de la "fuerza interior" que no cualquiera tiene, sino aquel que consiga un "hábito o un domo de la disciplina férrea" (que se obtiene biológicamente través de estímulo de los “ganglios basales” y el “tronco encefálico”) con el fin de que puedas "autogobernarte" (enkrateia) y con más razón ahora sabiendo cómo funciona el "cerebro" nos da la gran ventaja a comparación de otrora de cómo se organiza la mente, científicamente hablando (biohacking).

James Clear en su bestseller define los "hábitos atómicos" (gran parte adecuado a los "estímulos externos" de Skinner y demás “teorías cognitivas y conductistas”), como esa "rutina" o "práctica" por la cual se realiza una "respuesta automática" a una "situación específica", en una cantidad extremadamente pequeña de una cosa, que hace parte de un “sistema mayor”. Puede que muchas de las operaciones que hagamos tengan que ver con el cerebro, y sus hemisferios, pero lo que sí está claro es que, dentro de ese “hardware” y “software”, el primer programa en correr es en el hipotálamo, en el cual regula la supervivencia, el hambre, la sed, las funciones sexuales y la homeostasis, y también segrega endorfinas cuestión que tiene que ver con el "placer" y no necesariamente relacionado a los "inmediatos" o "vicios". Por otro lado, y en este mismo sentido Maria Lilian Mujica Rivas (2005) endilga a San Agustín la definición del "habitus", que viene de "habere" en una de sus acepciones, tomada como una “cualidad del alma” y un ejemplo de esto es la comprensión de una disciplina que es asegurada con la práctica del que también se puede dejar de tener, es decir, se puede convertir en algo "malo", “como sucede con el conocimiento que, si no se tiene, se es ignorante". (Ver, la dimensión pedagógica del término disciplina en San Agustín, Revista Española de Pedagogía, vol. 63, N.° 231, mayo-agosto 2005, págs. 309-323).

"Buenos juristas", no busquen la perfección, porque se van a frustrar, lo que debes conseguir como dice la santa anteriormente aludida es el "esfuerzo" o Aristóteles, la "excelencia", mirar lo primero es un "vicio mundano" que lleva a la ruina, y este se comienza a gestar con lo "impecable", lo contrario a este error es la "humildad" que es la "verdad misma" planificada hacia el conocimiento y la "sabiduría plena", en consonancia con el "trabajo" de la i) mente, el ii) cuerpo y el iii) alma, sin separación alguna de este "trinomio" consigues una "armonía trascendental", o como diría Ryan Holiday, "la disciplina en este caso no sería un castigo, ya que sería una forma de -evitar el castigo-, más bien hacemos porque nos queremos, nos valoramos a nosotros mismos. Uno debe dejar que gobierna la mente y no el cuerpo, conquista el placer y hazte superior al dolor de la disciplina" [y no del dolor del arrepentimiento] (2023, p. 170).

Expresa Santo Tomas, "se necesita más valor para soportar los acontecimientos que para superarlos" esto, referido a la "virtud de la fortaleza", por otro lado decía San Pablo en Romanos 14,17, "el reino de Dios no consiste en comer y beber, sino justicia, paz y gozo en el espíritu santo", por tanto, nuestra obligación es tener el “cuerpo listo” para la pelea, cuidándolo, exigiéndole y conservándolo en condiciones para que dé el mejor rendimiento para el servicio del Señor (2017, p. 178) esto, te permitirá hacer al máximo tus quehaceres y objetivos, en este caso como disciplinaristas, civilistas, procesalistas, administrativas, abogados en general, jueces, sacerdotes, etc, en ese "deber de exigirte" en la medida que estemos hechos. El "asceta" no se puede comparar con el "hombre casado", o el "trabajador común y corriente" tampoco se puede seguir las mismas "reglas de vida" porque son diferentes, como del intelectual con el que vive en castidad absoluta, como el que pierde su dignidad con el hombre razonable, decía San Jerónimo, "hay quienes prefieren el ayuno, a la caridad, la falta de sueño al buen ejercicio de las actividades de su cuerpo", cualquiera que lo quiera hacer no le queda otro camino que entrar en el "camino de la disciplina", no hay otra manera y el dominio de sus instintos será su vía, y el "ascetismo" (ascesis) es ejemplo de ello, si y solo si cuando se hace inteligentemente, ya que su longevidad va de la mano con una "vida rigurosa" (ejemplos sobran, San Charbel, San Benito, San Serafín, etc).

Ser "riguroso" o "estricto" no implica entonces vestir mal, lo que será siempre reprochable es anteponer las marcas o las “vanidades” antes que las vestimentas mismas, una persona barbona, y con rotos en sus atuendos difícilmente será disciplinada porque no se fija en sí mismo, y mucho menos será en los demás, debemos hacerlo con sencillez, no se trata de una exhibición de quien tiene la tela más cara, no, así seas rico, eso no importa, de hecho cuanto mayor lo seas debes buscar siempre la "incomodidad" (como hacia Séneca) para conseguir así más disciplina en tu vida, y esto se hace con la "pureza moral", que nos falta aún a muchos, el "sacrificio" de este modo nos "entrena", y nos da la forma propicia para "luchar", lo mismo que gestionando tus labores, y todo esto te será necesario para construir las “virtudes”, ahora, cuando te toque descansar o recuperarte, no es bueno estar trabajando mucho, o dormir poco, sino según lo que corresponda, debes cuidar la salud, y aumentar el rendimiento, el sueño da más sueño, no te creas invencible, para dominarlo estas "técnicas" se necesita también de ejercicio mental y corporal, acuéstate temprano, y levántate temprano.

Ya decía Tolstoi, "los que creen que pueden llevar una -vida espiritual elevada- con un cuerpo lleno de ociosidades y lujos se equivocan", la materia aquí no es importante para desarrollar la disciplina, se requiere de mucho espíritu, y de guerrero, el “cuerpo es un templo”, que no es tuyo sino que se debe construir en alojamiento de un espíritu [santo], y el "camino perseverante" es la única vía para llegar, no el corto o lleno de atajos, o de "placeres inmediatos", es el "dominio interior" el que te la da fuerza para enderezarse, "es el poder sobre uno mismo", sujeto de un i) cuerpo sano, ii) una mente ingeniosa y un iii) alma indomable, esto es lo que te fortalecerá, y que todo ello te sirva para tener un espíritu dotado, de compromiso, resistencia y fuerza y sobre todo inteligente, es decir, eficiente datado de a) templanza, b) moderación y c) humildad.

Como ven, la "disciplina" no solo implica "ejercicios corporales" como muchos creen, sino "espirituales" y "mentales" en mayor medida, pero también el saber callar, cuando hablar, escuchar, etc, lo ideal de este "hábito" (Charles Duhigg, expresa que se debe escribir ya de la "ciencia del hábito", con miles de fórmulas), no es el “qué”, ni el “porqué”, sino el "como lo hacen" y de la final de "quienes somos", ejemplos sobran, una vez más, solo para mencionar uno, estudiemos la vida Napoleón Bonaparte y otras figuras de la historia del que no consideraba la materia como un fin en sí mismo sino su "gloria". De este modo, ellos sabían que el dinero es una herramienta que podría ser peligrosa, esto, dependiendo de cómo lo utilizas, ya que puede dificultar tu camino hacia la "virtud", el primer problema está en que gastes más de lo que te ingresa, y sobre todo en cuestiones “vanas”, para evitarlo trata de ser mejor cada día, siempre, delega, y busca personas que te ayuden, no tiene sentido hacer todo uno mismo, además de dejar de ser egocéntrico (el mayor problema capital, hoy en día -la soberbia-), trata de ser puntual, obediente, diligente y amable con los demás, y pon límites a la estupidez, vulgaridad, inmadurez, a las redes sociales, a la gratificación inmediata, fiestas, etc, se reservado, se paciente, si ustedes miran, los felices no tienen por qué estar contando que lo son, pase lo que pase siempre da lo mejor de ti como un "buen jurista".

Siguiendo nuevamente a Holiday este dice que Platón expresaba que los mejores líderes no querían el poder, y esto era porque no lo necesitaban, ya que el dominio de sus apetitos y "egos" los hacia más fuerte, con libertad, independiente, menos corruptible y tranquilos, ellos más que todo se centraban en los que les importaba, que no eran los títulos, el poder, ni la riqueza y tampoco el control de los demás, no es lo que se tiene, "es lo que eliges ser" o "quien eliges seguir siendo", por ello es que el "autocontrol" requiera de "disciplina" y que además este "hábito" de ser un "ejercicio espiritual" arraigado a la "virtud de la justicia" se trata de un acto de "fuerza de voluntad" (ya se habla incluso de un "músculo", a propósito revisar los trabajos de Todd Heatherton).

Hemos sido siempre enfáticos en nuestros escritos que debemos tener "fuerza" no solo en la i) "mente", ii) "cuerpo" sino también en el iii) "espíritu", para conseguir un "alma limpia" o perseverante (karteria), en la "resistencia" en la lucha de la vida, así es, que si se consigue esa disciplina que tanto queremos para ser unos "buenos juristas", esto no quita que podamos ser flexible de vez en cuando en lo excepcional, pero no dejando que esto se nos convierta en generalidades, por tanto, no es "rigidez en estricto sentido", figúrense como el estoico, Catón el Viejo que sirvió siendo un "atleta", "buen jurista" y un "cónsul" al mismo tiempo, cumpliendo siempre con las "reglas de entrenamiento" hasta el final de su vida, con "precoz austeridad y sencillez", consiguiendo para él como ciudadano, padre, y abogado el "mayor autodominio" del cual se requiere para una permanente vigilancia física, mental y espiritual.

En cuanto a mi testimonio personal intento conservar la “disciplina”, como un "disciplinarista nato" -ejercicio profesional y actitud- (sería el colmo que no lo fuera), alimentándome nutritivamente dos veces al día, haciendo ejercicio dos veces al día, asistiendo a misas dos veces al día, ayunando mínimo 16 horas al día, y el domingo 24 horas (o una vez a la semana), el no beber alcohol (y si lo hago es muy poco), el no fumar (que nunca lo hecho), no consumir drogas de ningún tipo (a excepto del alcohol que muy poco lo hago -semiabstemio-), por otro lado el de practicar la continencia y castidad (este último, hasta ahora), trato de sentirme "excelente" y con pensamiento positivo (sin descuidar la "visualización negativa) a diario y dar lo mejor de mi hasta morir, tengo a control mis instintos y trata de no pecar y mantener a raya mis “virtudes”, esto es, hasta su máximo esplendor, y así como mucho de ustedes quieren un "orden en sus vidas" (disciplinae domus) así mismo quiero compartir mis hábitos con los demás, en suma, “contagiar” a quienes quieran seguir el ejemplo, haciendo siempre de nuestras tareas diarias -incluyendo las laborales- un modelo a seguir con tal de ayudar a los más necesitados.

Mientras que el "éxito" lo podemos controlar con nuestros "hábitos" que no son otra cosa que "programas constantes" con "picos dopaminérgicos", son los comportamientos lo que atribuyen esta idea, y no la “suerte”, los primeros matemáticamente hablando son el "interés compuesto" de la superación, adecuado a la repetición, "somos lo que hacemos repetidamente", y es así como consigues la “excelencia” no con actos sino con el "habere", decía Aristóteles, es decir, con la "repetidera", pero que a la larga puede ser producente o contraproducente dependiendo de cómo lo sitúes, buscar la "identidad" y el "sentido de pertenencia" será aquí lo importante, mira el enfoque, la cuestión no es manejar es convertirte en conductor, la cuestión no es estudiar leyes es convertirte en abogado, etc, pero para ello toca quitar las distracciones de encima, y además rodearte de personas mejores que tú al menos con tus mismos patrones, crear un ambiente propicio para ello -entorno-, creando unas reglas para que no te contamines, tratando de imitar a los que tú quieres seguir, en últimas, tomando la "ley del menor esfuerzo" o de la "eficiencia" porque cuando quieras ver, ya todo estará "automatizado".

El "hábito de la disciplina" en cualquier persona, como en un jurista es "integral" como han analizado ya, no se consigue entonces por sí solo, ni dedicándose meramente a lo que se proyecta, necesita de más cosas, aptitudes duras y blandas y trabajarlas duro, puede que alguno u otros tengan mejor genética o funciones epigenéticas en cuanto a la escritura, oratoria, aprendizaje, pero eso no lo sabes hasta que no lo practiques, al aplicar el correcto programa o subprograma puede que determines mejor tus habilidades para ese campo u oficio que aquella u otra persona que presuntamente es "superior" que tú, por eso es imprescindible que antes revises a lo que te vayas a desempeñar: derecho civil, administrativo, penal, disciplinario, etc, en todo caso, haga lo que hagas debes ser "repetitivo", son las acciones a tomar hasta el final las que te mejoran, haz que el trabajo se amolde a ti y tú no a él, vuélvete un maestro o experto con la "práctica compulsiva".

El "adquirir disciplina" en cualquier ámbito, pero en especial en lo jurídico es parecido a lo que se relata en la "paradoja de Sorites o del montón" que proponían los filósofos griegos, entre ellos, los megáricos, uno de estos, Eubulides o Zenón de Elea, y nos referimos como cuando alguien pregunta cuando un rico es rico, o un sabio es sabio o una pila de arena deja ser ese conjunto de granos, no lo sabemos, de la misma forma como lo serían los "hábitos", solo lo trabajas hasta que lo son, ¿Cuándo lo seria o no? La respuesta es cuando lo “domines”, es decir, cuando tengas el auto-control de aquello que “trabajaste ferozmente”.

En lo nuestro, la "disciplina" puede ser referido a varias cosas, como ya hemos dicho en el punto de las definiciones, ya sea como una “reglas de conducta” que el observador debe tomar con tal de funcionar dentro de una organización, so pena de atribuirle una sanción, por lo que estos "códigos de conducta", serán acogidos según el tema por abordar por el "disciplinarista", pensemos en las "Reglas de San Benito" para los "órdenes benedictinas" en las abadías, aquí la "autodisciplina" en este caso espiritual será la capacidad que tengan sus miembros derivado de esa "relación especial de sujeción" en poder llevar a cabo las tareas referidas por el abad y sus maestros, convirtiendo entonces sus comportamientos en "hábitos", como la que expone San Agustín en su texto "Contra los Académicos", referido este como la "disciplina de la sabiduría" que más que un "habitus" es una actitud por la búsqueda del conocimiento de la verdad de lo humano y divino (lo que llamamos nosotros como "sabiduría plena").

Trayendo a colación nuevamente a San Agustín dentro de sus abundantes obras este trato la "disciplina" desde varios ámbitos entre ellos vinculadas a la moral, sabiduría, intelectualismo, ciencia, educación, etc, (ver, de Libera arbitrio, De ordine o De Trinitate) pensaba que "obrar mal" no es otra cosa que estar "fuera de la disciplina misma", como se va esta última es un "bien en sí mismo" éticamente hablando, cuestión que va en contra de los "vicios" y "placeres inmediatos" ya que enseña lo que debe hacerse (el cómo) y no su justificación (y no el por qué).

"Contagiarse de la disciplina" es una forma de sustituir lo que conocemos como "motivación" que en poco tiene que ver con el "hábito", son los "comportamientos virtuosos" los que adecuan a uno, no las ganas, o escoges el "dolor del arrepentimiento" o el "dolor de salir adelante con esmero”, busca los medios y los caminos para conseguirlo es el derrotero y olvídate de los resultados (que a lo mejor serán los mejores, pero haz como si no los consiguieras -visualización negativa-) ya que todo es "entrenamiento".

Como hemos citado múltiples veces, tener una "casa disciplinada" o un "orden interior" (disciplinae domus), es una manera "contemplativa" de alistar nuestro templo del cuerpo y el espíritu [santo], que bien viene asociado a los sietes dones otorgados por Dios y a sus doces gozos, dando así la luz de conocimiento, inteligencia, entendimiento y sabiduría [plena], que nos regala esta “substancia divina” a través de sus gracias y carismas, en la potencialización no solo de sus aptitudes, dotes, aprendizajes, comportamientos, sino también, en lo que se refiere en la mejora de una conducta virtuosa y de sus hábitos, incluyendo la "disciplina", eliminando para nosotros todo lo que es “vano” para nuestras vidas.

20 de agosto de 2023

EL BIEN NO PROCEDE DEL MAL (BONUM EX MALO NON FIT) NI DE LO MALO PROVIENE EL BIEN (EX MALO BONUM)


"Todo cuanto fluye desde fuera es frágil e insegura posesión"- Séneca
"La vida es una lucha, pero conduce a la luz"- Padre Pio a Jean Derobert

Mario Felipe Daza Pérez

Comúnmente decimos cuando nos pasa algo que no asentimos: "no hay mal que por bien no venga", y ¿por qué no decir también? "no hay bien que por mal venga", es decir, en el primer planteamiento podemos indicar que el mal nos trae un bien sin querer queriendo, y en el segundo caso, de cómo el acto de hacer el bien a otros puede permitirnos en últimas perjudicarnos, "a pesar de querer ayudar", sea lo uno o sea lo otro, siguiendo a San Agustín (sabio cristiano) como a Séneca (sabio estoico), creeríamos que ni el bien y ni el mal (enjuiciadamente) proceden de lo uno ni de lo otro, porque dicho análisis responde a un "tema subjetivo" pronunciado desde el "estado emocional" de cada quien.

Ya decía Séneca en Epístola 87:22, "el bien no procede del mal" (bonum ex malo non fit), contrario de San Agustín, que más bien expresaba, "lo malo proviene el bien" (ex malo bonum) en su sermón 61 (que más adelante colocaremos), notando entonces que nuestra posición no se centra en saber si lo que sucede es "bueno" o "malo", esto, para no incurrir en una "falacia naturalista "(a la presunción de que es "bueno" o no, noción propia de la ética en general), lo que debemos considerar más bien frente a estos sucesos son las circunstancias de cada quién según el reaccionar de lo ejercitado y del entorno de cada uno, es algo que los "estoicos" llaman como "visualización negativa" aunque también podríamos proponer un punto "positivo", con este queremos dejar claro que independientemente de los resultados que se obtengan de cierta discusión, pleito, festejo, alegría, o no..., usted debe estar presto de sus consecuencias sean cuales quieran que fueran y de eso dependerá su "estado emocional" del "bien" o del "mal".

Si estabas seguro o casi seguro de que te iban a ofrecer un cargo, y no te lo dieron, se puede decir que de esa circunstancia se puede entrever un bien o un mal dependiendo del resultado recibido o no, no podemos expresar que sea algo "negativo" porque de igual forma tú tendrás que seguir con la vida en su lucha, y del mismo modo si no estabas esperando nada y te escriben para decirte que ese gran puesto surgió X o Y acontecimientos, tampoco puede decir que fue un "mal" o un "bien", sino una responsabilidad que ha sido designado a causa de tus experiencias, relaciones, dotes y virtudes (causalidad), ya decía Demetrio de Falero, “no hay hombre más desdichado que el que nunca probó la adversidad”. En nuestro caso, como puede suceder para otros en especial, la muerte de un ser querido es un "mal", pero para otros un "bien", porque les ayuda en sus fines propios de superación o cambio, es decir, no siempre lo "malo es bien", ni lo "bien es malo", esto obedecerá del "estado subjetivo emocional" de cada uno y de cómo lo afronte y para eso toca estar preparado, ya decía Séneca: "La muerte misma no es un mal para el sabio ya que la acepta voluntariamente, y pasa la vida preparándose para ella".

Los ejemplos pueden ser numerosos, pero para contar un "testimonio personal" como siempre (además de los ya dichos), diremos este, todos los años nos preparamos quienes somos responsables de "declarar renta" para ir a presentarla (presencial o virtualmente), y ante ello toca por supuesto evaluar los activos y pasivos del año anterior para que con ello se calcule el monto de acuerdo a los "datos exógenos" que arroje la entidad, en este caso la DIAN, por lo que, haciendo el análisis con profesionales en la materia, me dijeron que tenía que pagar X monto (muy exagerado) de lo que no había tenido previsto, esto me sorprendió, porque cada quien se programa según sus "costos y gastos", de esta forma reproche tal respuesta, porque nunca me había pasado, pero sin ponerme molesto, ni con ira o enfado, sino que controlando las emociones tome una "actitud" equilibrada, porque se supone que es un servicio que me prestan entorno a las estrategias existentes de acuerdo a los montos recibidos del 2022, de este modo, de nada sirve discutir con estas personas si en nada te resuelven el problema, todo discrepancia de esas diferencias, solo serán resueltas por ti mismo o ante terceros (tribunales, centros de conciliación, etc).

Ese mismo día, asistiendo a misa, acto que hago frecuente, no solo para recibir la comunión, sino también para escuchar la "homilía" y la palabra, porque muchas veces (son cosas mandadas por Dios) sabiamente se encuentra la "resolución de tus problemas" a la vida diaria en el evangelio, esto, ex ante, horas anteriores, a que el evento personal me sucediera y me comunicaran tales hechos, el sacerdote había leído la liturgia en Mateo 17:24-27, y dijo lo siguiente:

"Cuando entraron en Cafarnaúm, se acercaron a Pedro los que cobraban el didracma y le dijeron: ¿No paga vuestro Maestro el didracma? Dice él: "Sí" Y cuando llegó a casa, se anticipó Jesús a decirle: ¿Qué te parece, Simón?; los reyes de la tierra, ¿de quién cobran tasas o tributo, de sus hijos o de los extraños? Al contestar él: "De los extraños", Jesús le dijo: "Por tanto, los libres están -exentos-, los hijos". Sin embargo, para que no les sirvamos de escándalo, vete al mar, echa el anzuelo, y el primer pez que salga, cógelo, ábrele la boca y encontrarás un estáter. Tómalo y dáselo por mí y por ti".

Resumiendo un poco esto, podemos ver que cuando llegaron a ese pueblo pesquero de Galilea, los "cobradores de impuestos" se le acercaron a uno de los discípulos de Cristo, y de la misma manera que el resto de los mortales le preguntaron que pagará él lo que correspondía, a lo que replico a otros hermanos apóstoles, expresando, que ciertos funcionarios [en nuestro caso la DIAN, entidad quien gestiona el cobro de renta y otros tributos] se les estaba cobrando ciertos gravámenes, a todos, lo que el Señor respondió que era prominente hacerlo para los "extraños" es decir, para los "no hijos de Dios" cobrárselos a ellos (dad al César lo que es del Cesar), aun así, para no ser "injustos", les dijo, paguemos [algo], y lo haremos según lo corresponda, teniendo en cuenta la "virtud de la justicia" (dar a Dios lo que es de Dios) para que todos ganemos en esa "justa proporción".

Los "hijos de Dios" [no extraños], propiamente dicho, estamos exentos de pagar impuestos de lo que es determinado por el Cesar [en este caso por el Presidente, sus reformas tributarias y la DIAN], sin embargo, como "Jesús es amante de la justicia", creería que habría que hacerlo para no "perjudicarnos" y no caer según en sanciones conforme a la mala praxis y no así dar "mal" ejemplo según lo que corresponde, ya sea en delitos, evasiones, elusiones, ni nada de lo que determine la ley positiva, que en todo caso sería una "gran virtud", ya que da muestra para los demás que se siguen las normas a pesar de no estar de acuerdo con ellas, pero en sus "justas proporciones" y no según lo que piensen estos que había que "pagar" por parte de sus cálculos, sino según lo determinado por la misma "justicia" con relación a lo creado por la "ley de los hombres" o las "normas positivas".

En este caso se podría emplear la "navaja de Ockham" para solucionar esta situación, ya sea en el aspecto personal, o del otro ámbito, esto, para determinar que hacer, "cuando el mal se convierte en bien o el bien en mal", en el sentido que para cada uno de nosotros corresponde valorar si lo es según los "valores de juicios o virtudes" de las personas si así se considere lo que es "justo", ya sea según la circunstancia, ambiente, entorno, etc, en este ocasión ambas barajas tienen las mismas condiciones, según la proyección del sujeto a ser sometido conforme a la respuesta y no porque "un bien atraiga un mal" o viceversa sino por su acogimiento, aquí entonces la solución más simple suele ser la más acertada, que según el franciscano y apologeta del "nominalismo", sería la del "pluralitas non est ponenda sine necessitate".

Dice San Agustín en el Sermón 61 lo siguiente:

"Nadie que sea malo hace a uno bueno. Si nadie que sea malo hace a uno bueno, ¿Cómo se hace bueno un hombre malo? De un hombre malo hace uno bueno quien es siempre bueno. Sáname, Señor —dice— y quedaré sano; sáname tú, y seré sanado. ¿Por qué hombres llenos de vanidad me dicen vanidades, a saber: «¿Si quieres, tú te sanas a ti mismo»? Sáname tú, Señor, y seré sanado. Nosotros hemos sido creados buenos por quien es bueno. Dios, en efecto, hizo al hombre recto; malos nos hicimos nosotros por nuestra propia voluntad. De buenos pudimos hacernos malos y de malos podremos hacernos buenos. Pero hacer de un hombre malo uno bueno es obra del que siempre es bueno, pues el hombre solo por su propia voluntad no pudo sanarse. No buscas al médico para herirte; pero, una vez que te has herido, buscas quien te sane".

Ahora, no importa si "el bien o no procede del mal", o si "lo malo o no procede del bien", en estos casos cuándo una de las dos condiciones tienen la mismas consecuencias, la "más simple", y "decisión minimalista" será siempre la más adecuada, en nuestro situación la solución sería ya sea la de corregir la renta exagerada, bajando los ingresos, aumentando los costos, pagando lo justo, cambiando de contador a uno más calificado, planificando tributariamente etc, entonces, ¿Cuál será el problema cuando no te sale bien las cosas?, tratar de tener el valor de arreglarlo (coraje) que siguiendo a San Agustín sería que "el mal no es obra de un Dios malo, sino del hombre libre mismo" (De libero arbitrio 388 a 395), del mismo modo tomando a Séneca nos diría "ningún bien sale del mal, no más que un higo del olivo" (sic).

Los "males", no son en realidad "males", ni de ellos se produce "bondades", más bien son las coyunturas las tomadas para la práctica de la virtud, el estoico cordobés diría, "Ignis aurum probat, miseria fortes viros" o "calamitas virtutis occasio est" (IV, 6 y V, 9), lo que queremos expresar es que ante tales situaciones lo que hace Dios es precisamente probarnos y hacernos más fuerte en la fe, ya que nos ejercita a diario, siempre y cuando se lo pidamos y estemos dispuesto a darlo todo, y esto lo hacemos según el grado de amor que tengamos hacia esas personas, mejor dicho, nos prepara no solo para la vida terrenal sino también la eterna. Ya que en lo que concierne a los "otros males" cuando somos "hijos de Dios, y estamos en gracia", nos llega incluso a apartarnos de los explícitos como los robos, crímenes, pensamientos negros, y demás que no corresponda a sus designios, en cambio de lo que son más importantes y perecederos, en últimas, nos hace vigorosos de lo que se determina hacia dentro (interioridad) y no hacia fuera (exterioridad), he aquí, la "sabiduría plena" como forma de discernir y reconocerlos tal cual como vengan.

Colocando otro ejemplo, pero ahora antiguo, traigamos a colación, uno de los tantos casos que nos trae Diógenes Laercio en tu texto famoso: "Vida, opiniones y sentencias de los filósofos más ilustres", y no es otro que el del Socrático y crítico de Platón, y fundador de la Escuela Megárica, Estilpón de Megara, oyente de discípulos de Euclides, en la "sabia Grecia", cuando este tuvo que dejar todo su patrimonio debido a persecuciones en contra, lo que llegó a perder fueron innumerables propiedades y que luego fueron saqueadas, cuando se enteró de esto, dijo que "no había perdido nada", porque "le había quedado su educación y conversaba con la razón y justicia", exactamente se refirió con este mensaje a que no había extraviado lo que más importaba, ya que con él estaba todo lo suyo, las "virtudes", su "intelecto", etc. Lo mismo podemos mencionar de Demetrio de Falero, discípulo de Teofrasto, merecedor de más de 360 estatuas, era un brillante, y prestigioso filósofo, pero le tenían envidia y fue condenado a pena de muerte en su ausencia, porque no lo pudieron agarrar, cuando se enteró expreso que "pero no derribaron la virtud por las que los había erigidos".

Si analizamos nuestro caso y del mismo modo los ejemplos sucedidos a demás personas, incluyendo la de ustedes, y los casos en la antigua Grecia que son muchos más, podemos decir que no ha pasado nada en la historia que no se contrario a la "adversidad", y que toda construcción de lo que es bueno o malo, depende de la concepción de cada quien, de su coyuntura, es decir, un "estado mental emotivo", que desde el punto de vista "estoico" o "helenístico" en general puede ser de privilegio para aquellos que aún no han sido probados, en lo que refiere al "mal" o al "bien" en las personas, pensemos en el aforismo latino "homo res sacra homini" (Epístola 95, 33), bajo esta arista tenemos que los "hombres son algo sagrado para el hombre", de esta noción no solo viene el concepto de la "dignidad humana", sino de lo "divino", de lo que hace que debamos obrar siempre correctamente, de acuerdo a la maximización de nuestras "virtudes".

Ahora, si en verdad queremos saber y definir qué es lo "malo", "objetivamente hablando", estos "antivalores" son los que se encuentran plasmados en los "vicios" mismos y los "placeres inmediatos", que aun así, a pesar de ellos [subjetivismo], pueden resultar beneficiosos, según la visión de cada uno, esto, de acuerdo en lo que le corresponda al afectado, del cual conocerá, aceptará y luego superará, tales acontecimientos, para luego cambiar su pensamiento y obrar, precisamente la corrección de esos "errores" o "malos actos" cometidos en el pasado.

13 de agosto de 2023

LA VERDADERA SABIDURÍA



"Prefiero una gota de sabiduría a toneladas de riquezas"-. Anaxágoras

"Quien nada conoce no es sabio"-. San Agustín

Mario Felipe Daza Pérez

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Mucho se discute de la "sabiduría", como un "dote" o un "don" que muchos quisieran tener pero que muy pocos trabajan para conseguirlo. Ahora, existen condiciones genéticas o epigenéticas marcados en el “genoma humano” ya sea para el entendimiento, o el “uso” de “inteligencias múltiples” relacionados en el aspecto del habla, la escritura, lo musical, lo artístico, etc, que son notorios en ciertas personas.

También se puede decir que si bien algunos de estos "dones" se tienen desde un comienzo, se puede llegar a "ejercitar" y a "purificar", más adelante, es como si lo tuvieran apagado, pero mayoritariamente por "voluntad propia", y uno de estos “dotes” que queremos resaltar, no es otro que el "don de la sabiduría", que aquí podemos tratarla como una "cualidad dentro de las cualidades de mayor esplendor", que no solo comprende el i) "conocimiento", del que debes de aprender en la vida, profesión, oficio, etc, sino también en la ii) "experiencia" (saber hacer), en el recibimiento a diario de esas prácticas, es decir, es una mezcla de muchas otras "materias", mejor dicho, una verdadera "gracia" para quién se les entregue.

Si entendemos la "sabiduría", como ese saber "innato" que una persona tiene como forma de responder ante una situación concreta, no podemos quedarnos con esta definición simple, porque no es precisa y puede que algunos tengan esta cualidad, sin nisiquiera haber sido hombres estudiados, por ello, que debamos hacer en este escrito (aunque no se haga en la actualidad) una diferencia entre i) "sabiduría humana" (ordinaria), ii) "sabiduría divina" y iii) sabiduría plena (extraordinarias).

Como ejemplo de los primeros podemos mencionar a ciertos “filósofos mundanos”, y entre otras personas que contaban/cuentan con esta "gracia", por otro lado, para el segundo caso, tenemos aquellos que obtienen estos "carismas" desde pequeños, o en el transcurso de su vida, y que sus respuestas se asemejan a "verdades irrefutables de la vida", sea con entendimiento o no, cómo pudo suceder con el Rey Salomón o David y por último tenemos aquellos que confluyen los dos (porque no es excluyente), y es en este último punto en el que haremos énfasis.

La "sabiduría humana", no implica una "sabiduría divina", o viceversa, pero puede que alguien tenga las dos cualidades, por lo general, suele ser una persona con muchos réditos en su tiempo de su vida en la tierra, del que no solo aplica los demás "dones" que tiene que ver con este mismo enfoque, por ejemplo, entendimiento, inteligencia múltiples, consejo, etc, sino los derivados de la “experiencia” (que es la clave) para poder aplicar a los hechos en concretos, ahora, este resulta ser un límite a la "verdadera sabiduría" que es la que nos da Dios, a partir del "soplo" del Espíritu de Santo, y de allí que se desprenda de otros "dotes" más, entre ellos, uno que es muy importante y que solo se da si tienes esta "sabiduría celestial", y es el de "ciencia" que consisten en conocer las verdaderas de la fe, de lo que realmente es y que no se muestra con nuestro "racionalismo".

Para una persona "racionalista" común, por mucho que estudie y busque a través del mundo, no le va a ser posible conocer las “verdaderas intenciones de Dios”, de su creación, designios, porque estará limitado, así “se coma” media biblioteca de Alejandría (en caso tal que aun existiera), o leyera la biblia 20 veces o el catecismo de la Iglesia, asistiera a la Eucaristía, comulgara diariamente, no, esa es una causa, pero puede que no lo consiga sino pone de su parte (ya que le falta las virtudes o los requisitos materiales, a pesar de esta “bautizado” o “confirmado”), esto es, como si se trata de una consecución de los "ejercicios espirituales" que debe tramitar para la "limpieza de su alma", como también para el "fortalecimiento de la mente", y la "vigorización del cuerpo" (comiendo nutritivamente y haciendo gimnasia) con tal de mantener lo primero con mayor intensidad.

Entonces, ¿cómo conseguirlo?, la respuesta corta es "haciendo una vida santa" (virtuosa), parece simple, pero no lo es, desde nuestro testimonio personal se puede decir que se ha comenzado a trabajar, controlando los deseos y placeres inmediatos y buscando la “tranquilidad perdurable” (ataraxia), para ello nos servimos de leer mucho sobre la “vida de los santos” aplicando sus consignas. Por otro lado, el hacer “ejercicios corporales” ayuda a mantener el cerebro sano y un espíritu perseverante, que junto a ello debe estar acompañado de una comida balanceada y rica nutritivamente hablando, y por último, la consecución de lo "espiritual" que bien se debe realizar desde varios enfoques, entre ellos, asistiendo a misa diariamente, recitando oraciones, rezando el rosario, escuchando alabanzas en cantos gregorianos, ayunando, estando en penitencia, haciendo sacrificios, etc, junto a todo ello, podemos decir que se comienza a purificar tu "alma" como si se tratara de un filtro, en el sentido ya no de precisar sólo una "sabiduría humana" sino la "divina" (y de este modo la "plena), que ahora se te va mostrando gracias al accionar del "Espíritu Santo" en tu “alma”.

Decía Sócrates, lo mismo Platón, que el "conocimiento” es el “alimento del alma" y es cierto, entre más conoces, tienes más herramientas para "purificar" y quitar "manchas" de la "psique", como del "pneuma", consiguiendo así luego de este trabajo juicioso, un "pneuma hagios" o "espíritu santo", que es el que va a permitir tu "boleto gratis" a la "santidad", precisamente, leyendo la Biblia encontré un pasaje sobre la "sabiduría", y este fue 1 Corintios 2, del cual está relacionado a la “verdadera sabiduría" (nombre de este artículo), y dice más o menos que debemos contar con una “sabiduría” para formarnos en la “Fe”, pero también en la “caridad” para poder lograr su “consecución”.

Por ello, es que debamos entender que la "sabiduría” que nos habla Dios", no es la de este mundo, es decir la que solo se consigue con el "conocimiento de las cosas" y la "experiencia" de que ella se atrae (que ojo, puede ser importante para “vivir” o “mientras vivas”), diferente de la que se obtiene a partir de una "sabiduría divina" (Santo Tomas, le llama "sabiduría infusa"), esa que se da precisamente con el "Espíritu Santo", de la que es mística, u oculta y que está reservada solo para algunos que la quieran ver y escuchar, de la que Dios en su “bendita gana” le da a esas “personas elegidas”, ya que ni a los millonarios por mucho dinero que tengan lo tienen, ni lo poderosos ni por mucho poder que se les asigne, e incluso ni los científicos ni por mucha ciencia que apliquen se les da, porque no se trata de "dotes mundanos” sino "divinos" del cual se consigue por “gracia” entre ellos de la “humildad”, la “sencillez” como uno de sus “criterios materiales”.

El que realmente conoce de esta “verdadera sabiduría” sabe de la "Gloria de Dios" y por tanto de sus misterios, y cada vez que avanza le son revelados y conocidos más cosas (de allí que esta “gracia” vaya acompañado con el "don de la ciencia" y del “entendimiento”), hay de los que simplemente están mirando lo que quieren, o no ven lo que hay más allá, porque solo están pendiente de las “cosas terrenales”: reggaetón, arte posmoderno, cine sin sentido, y el qué dirán, lo mismo pasa en el "oír", ya que muchos no quieren "escuchar" lo que se quiere transmitir sino más bien lo que la sociedad les quiere transmitir, lo contrario de lo que solo es conocido a través del "Espíritu Santo" que es el que lo escudriña todo, nos ilumina, no guía, nos dirige, nos muestra el camino, e incluso sus profundidades, por tanto, su invitación es que dejemos de recibir el "espíritu! que viene del Mundo" (sabiduría mundana, o diabólica) y comencemos a obtener el "espíritu” que viene de Dios", de la “verdad”. Se darán cuenta de todo e incluso antes de morir, ya que estas "gracias" vienen no solo con lo aprendido a través de la "sapiencia humana", sino a través de las revelaciones propias del Señor, y solo lo pueden hacer quienes tienen esa "pureza" del "espíritu de Dios" (“pneuma hagios”).

En resumen, si usted es un "hombre del común", "uno mundano" que tiene ciertos trucos, poderes, o habilidades y que además anda pendiente de "eventos sociales", "fiestas", "partidos de fútbol", "que canción suena o no", "de tal concierto", "noticias", "redes sociales", esto, sin que sean temas apremiantes, mejor dicho está en lado incorrecto, haciendo cosas insignificantes, perdiendo el tiempo, esto es, viendo televisión con frecuencia, escuchando música perturbadora, etc, podemos decir que su "límite" sólo será el de la "sabiduría humana" (futbol, novelas, cultura general, literatura, que en fin no sirve de nada para la “eternidad”) y esto, en caso tal de que sea uno de los pocos afortunados en conseguir, del que también muy pocos la tienen, y no porque no puedan, sino porque no quieren por "falta de voluntad" y de “ejercicios espirituales” (askesis), y si no es así, con menos razón se le dará la "sabiduría divina", si no se aparta de lo primero, indistintamente de lo segundo, ya que no podrá de ninguna forma captar los mensajes transmitidos del "Espíritu de Dios", y ni del “discernimiento”, de la “sabiduría plena" o de la “ciencia" por muy "poderoso", "millonario", "científico", etc que se sienta.

Nosotros poseemos el “modo de pensar” de “Cristo”, no solo porque lo seguimos, sino también porque practicamos las “virtudes” que este nos enseñó. San Agustín en su texto: “Contra de los académicos”, siguiendo a Platón expresaba que no solo para los aspectos "almaticos" sino en cuanto al tema de la "sabiduría" la filosofía tiene que ver mucho con la práctica de este "don" que es ejercido como si se tratara de un "artesano” pero de la verdad, de hecho, para el griego, existían tres clases de hombres (tomando a Diógenes de Laercio), i) los amantes del honor, ii) los de la ganancia y por último iii) los de la “sabiduría”, persona del que debe estar siempre apuntando hacia la "virtud", sino, no es nada (ya que será otra cosa, astucia, ingenio, creatividad, estratega, etc), de ello que haya descrito la existencia de dos mundos, uno llamado a) "inteligible" que es donde nos acercamos a la verdad, y el otro adecuado, de los b) "sentidos", el primero se rodea hacia la "purificación", y el segundo provisto para los “insensatos” o “necios”, dados a la “opinión” (doxa).

Frente a este último, Anaxímenes, decía que “muchas palabras nunca indican sabiduría”, y “puede que el “tiempo” sea en últimas la máxima sabiduría, porque trae “luz” o “iluminación” a tus soluciones”, del mismo modo Anaxágoras pensaba que “era de tontos hablar de cosas que no saben solo para demostrar de este “don”, que nunca en su vida tendrán, ni por mucho esfuerzo que hagan llegarán a la verdad, porque están limitado a lo cierto”, es decir al “mundo”, a lo “mundano” a los “placeres” (concupiscencia). En la Antigua Grecia eran tan valioso el "dote" de “sabiduría humana”, que un día Aristipo de Cirene llegó a la casa de Dionisio para que le pidiera prestado dinero, y le dijo este último que fuera a donde Sócrates que era su maestro, y el primero dijo que no, porque solamente acudía a él solo cuando necesitara “sabiduría”, cuestión que él no dispondría, porque lo llama solo para “diversión”. Uno de los "Sabios de Grecia" Biante de Priene, una vez expresó que los dioses existían (paganismo) y que “como provisión de un viaje de la juventud a la vejez se debe llevar a la “sabiduría”, puesto que era la más segura de las adquisiciones”.

En la misma línea, Ferecides de Siro quien fue según San Agustín (386, p. 168) y Cicerón el primero en determinar que el "alma” era “inmortal", dijo, y también dejó escrito en su epitafio que toda la “sabiduría” se encontraba resumida en él”, aunque ya muerto, pero también expresó que antes de alabarlo a él, tendría que primero comenzar con Pitágoras, del que Platón tomó mucho de él, en todos los andares de la filosofía griega, entre ellos el de la “sabiduría”. De este modo, se llama "filosofía" no a la “sabiduría misma”, sino al “estudio” de esta, debido a que la "sabiduría divina" reside en Dios plenamente, y no puede acaecer en el “hombre”, pero si la "ejercitas" y "purificas" suficientemente mediante la práctica, tu “alma” puede conseguirla a través de los “dones del Espíritu Santo”, esto es, en el disfrutar plenamente de sus gozos en esta vida presente (anticipadamente), y solo pasará cuando dejes de ser hombre (386, p. 138), es decir, dejando lo "mundano", y este "poder humano" sólo reside "dentro de sí mismo" (386, p. 158), una vez obtenido, y ya siendo un "sabio" no te interesará algo que no sea la “verdad”, solo estarás postrado en la “búsqueda del conocimiento” de esa "verdad", lo demás sería “irrelevante” para tu vida. Veamos:

"Si no me engaño, ciertamente, la sabiduría, se llama el camino recto de la vida, que conduce a la verdad, que conduce a ella, [sabiduría plena] es entonces, la ciencia de las cosas humanas y divinas, la primera pertenece a la investigación, es propia del hombre, la segunda proviene de Dios, [a través del "don de la ciencia"], (386, p. 62).

Siguiendo con el Obispo de Hipona, como ya hemos mencionado, este, admiraba mucho a Platón, pero criticaba bastante a su vez a sus discípulos (casi todos) porque se desviaron por el "escepticismo", por ello que haya escrito el texto mencionado en contra de estos, que de alguna forma patentó su reproche hacia sus alumnos, en todo caso, refiriéndose al primero, expresaba que era el hombre más sabio y erudito de su tiempo, pero que había aprendido este conocimiento de Sócrates, en cuanto a la atracción por las cosas divinas y humanas, sobre todo en el aspecto de la sabiduría (a través de la dialéctica) que era la forma directa de transmitirla. En este caso, la filosofía (que significa “amor a la sabiduría”), en ella encontramos las razones que estimula la duda, en contra de la apatía moral y pereza intelectual, lo que puede ser la "filocalia" amor a esa belleza que se encuentra oculta y que debes hallar a través de lo que te enseña el Espíritu de Dios, por ello que se diga que entre el sabio humano y el filósofo sólo existe una diferencia, para el primero es el de tener ciertas cualidades habituales de las cosas y para el segundo un ardiente de deseo, valga la redundancia, del “desear conocer esa sabiduría”.

Para ser más claros, hemos escrito sobre la existencia de una "verdadera sabiduría" que es la que proviene de Dios, pero que también hay otra que hemos llamado "sabiduría plena", que no solo la que viene del primero, sino de la que humanamente nosotros ejercitamos a través del conocimiento del alma y de su experiencia en el diario vivir, ex-ante. El acrecentar este "don" para el primero, o "dote" para el segundo, tendremos en todo caso, mayor “discernimiento” para lo bueno o malo, moral e inmoral, virtuoso o no virtuoso, etc, sacando conclusiones lo que es lo mejor para nosotros mismos y para los demás. Es por eso que usted tenga que hacer todo lo posible para tratar de hallarla, ya que como dice Santo Tomas en su texto “Suma Teológica” sin importar la edad que tenga, siempre está el deseo de obtenerla a través del “aprendizaje” continuo, la reflexión, la subsunción del conocimiento incurso en la vida cotidiana.

Se dice en el libro de Santiago capítulo 1 y 3 que “si algunos de ustedes le falta sabiduría que se la pida a Dios, que lo más seguro es que se los dará” [pero con humildad], lo importante de solicitar este “don” es que esta lleva indefectiblemente a otros carismas, gracias, y formas de obtener virtudes. Siendo la primera la más importante de todas en cuanto a facultad y poder, de la como ya dijimos que Santo Tomas se refiere a ella como "sabiduría infusa", se refiere a esta como un regalo de Dios mismo, a ciertas personas, para dar entender el conocimiento de lo que él quiere transmitir directamente, a través de sus misterios, ejemplo de ellos sobran: Santa Teresita, Padre Pio, Dolindo Routulo, Rey Salomón, Rey David, Abigail, Santa Hildegarda, Santa Francisca, etc. que a diferencia de la "sabiduría humana" se refiere a esa capacidad que a través del tiempo has adquirido en el ejercicio de la ordenación y juzgamiento de los temas relacionadas la vida, conforme a la elección de conductas, medio y fines correctos para llevar a cabo del cual podemos relacionar a su vez con lo que llamamos "sofía", "sapiencia" o "sabiduría práctica" (phronēsis) de los que podemos mencionar a Sócrates, Platón, Aristóteles, etc y demás “sabios greco-romanos”.

Por último, para resumir, sabiendo ya de donde proviene la “sabiduría humana”, ("sofía", "frónesis”) y la “sabiduría divina” ("infusa"), podemos catalogar entonces una tercera, que sería la "sabiduría plena", que es dada, no solo por dotes genéticos, epigenéticos, o practicados virtuosamente en tu vida, sino también lo que son dados por Dios desde pequeños o en el transcurso de esta, con tal de conocer los “misterios de la fe”, ya que solo como se dice en Proverbios 2:6, “solo del Señor proviene el conocimiento y la inteligencia”, esto, relacionados con las verdades de sus designios. Ejemplo de ellos pueden reducirse, pero sí que existieron y existen, entre ellos, solo por mencionar algunos: San Agustín, Santo Tomas de Aquino, los Doctores de la Iglesia, etc. ¡Búscala y sumérgete en ella!

4 de agosto de 2023

SOBRE LA INMORTALIDAD DEL "ALMA" (PSYCHÉ)


"No hagas de tu cuerpo la tumba de tu alma". - Pitágoras

"Un hijo con una vida desordenada, irreligiosa y alejada de los sacramentos es una tormentosa espina para las almas que le han dado la vida corporal".- Don Dulindo Ruotolo

Mario Felipe Daza Pérez

En esta ocasión escribiremos sobre el "alma", destinándolo como ese tercer elemento en el pilar de la "plenitud humana", que junto con las otras dos fases llegan a complementar según nuestra visión, la "mente" y el "cuerpo" del cual hacen de esa unión, una "perfección espiritual", que de acuerdo a esto se debe "ejercitar" para llegar a la "imperturbabilidad", "ataraxia", o "santidad", (como quieran llamarle), en todo caso, el punto a tratar en esta entrada resulta el más espinoso, curioso, y más místico entre los tres.

Si ya bien los griegos se han referido a este "trinomio" en diferentes facetas, modos, colores, y sabores..., nosotros propondremos nuestra tesis de lo que significa y de cómo se diferencia el último de ellos, es decir, el "alma" del "espíritu", indistintamente como lo representan los demás, pero para ello, y para hacer mejor de este análisis, tendremos en cuenta dos textos en especial, uno de ellos uno de San Agustín, llamado igual que el nombre de este artículo: "Sobre la inmortalidad del alma" (escrito en el 387) y otro titulado la "Teoría de los incorporales en el Estoicismo Antiguo" de Emile Brehier (publicado en el 2011), sin dejar atrás otros, que por su importancia conviene  agregar.

A los primeros filósofos griegos, aquellos que vivieron antes de cristo, sobre todo los situados en la ciudad de Mileto y los llamados "sabios de Grecia", se les suele conocer bajo el epíteto de los primeros "físicos" en la historia occidental, entre ellos porque no solo estudiaban los elementos de la tierra, su origen, etc., sino también a la denominada "physis" que no es otra cosa que el "alma", distinto a lo que llamamos hoy "espíritu" (pneuma) conceptos que normalmente lo llegamos a confundir a menudo como si se tratara de uno solo. 

Si tomamos el texto de Don Dolindo Ruotolo (1982) titulado "El purgatorio: La última de las misericordias de Dios", expone el sacerdote una diferencia entre los dos conceptos enunciados en el párrafo anterior, para este, el "alma" es toda "forma espiritual" que como otras está sujeta a la vida del cuerpo entero y a cada una de sus partes, y permanece en ella hasta tanto haya aún una célula viva todavía capaz de ser activada por el "alma", solo cuando va en decadencia es que comienza el resultado de la destrucción del cuerpo y por ende de su separación, esto, nos da entender que el "espíritu" integra al "alma", por tanto, es la que hace que se "purifique" (actúa como filtro).

Uno de los primeros "problemas filosóficos" a florecer en la humanidad fue el de diferenciar las distintas teorías existentes sobre el "género humano", entre ellos, los que surgieron a partir de la i) lógica, la ii) ética (ahora, "virtudes") junto con la primera de todas ellas la iii) "física", que es la que nos interesa en este escrito, desde la filosofía occidental, por ello, que coloquemos pensamientos de algunos los pensadores griegos en cuanto al tema del "alma" con el fin de tener mayor claridad sobre el tema. 

Lo que si debemos dejar claro de una vez es que existen diversas teorías acerca de este asunto, entre ellos, -como ya hemos anotado- los que consideran que el "alma" y "espíritu" es lo mismo, o de los que expresan que esta nunca se separa del cuerpo, que cuando uno muere fallece junto a sus restos o de todo expresión que quede, o bien que cuando una fallece esta se va y se une junto al universo otra vez (arché) -visión panteísta-, hay otros que consideran que esta hace parte de la mente misma, sobre todo de su lado "inconsciente", lo tratan como si fuera lo mismo, entre ellas Brian Tracy, Joseph Murphy, Napoleon Hill, etc., y alguno que otro pensador moderno, por tanto surgen de estas argumentos monistas, dualistas, e integracionista, inclusive escépticos o híbridos toda clase de argumento.

Nuestra tesis "neoestoica" (mezcla de estoicismo y cristianismo, -hasta ahora-), es el de defender primero que todo, que la "filosofía griega" -en mayor parte- es compatible en que el "alma" es "inmortal", y por tanto no muere, con el cuerpo, e inclusive podemos decir que el cuerpo coge la forma del alma, y no viceversa, este planteamiento es de acuerdo también con el resto de los cristianos y creería que, con la mayoría de los religiosos, por tanto, hasta aquí no habría problema alguno. 

Colocando "ají picante" al asunto diremos también que el "espíritu" y el "alma" son distintos, (como muchos confunden) y de la misma forma expresaremos que esta hace un elemento independiente de la "mente", y el "cuerpo", distanciándonos de muchos filósofos que creen que es imperecedero ya que se sitúa en la mente (y algunos neurocientíficos explican que se aloja en el cerebro), y no es así (al menos no está demostrado hasta el momento). Veamos.

Se dice que una de las constantes después de Aristóteles es el "rechazo de todo lo incorpóreo e ininteligible", esto, no pasa lo mismo al menos con los "estoicos" que comprendieron que hasta el "alma" tiene una forma corpórea, y uno de estos pensadores que podemos rescatar es a Crisipo cuando definió la idea de "seres indefinidos" (2011, p. 18), lo mismo Cleantes que determinaba que el "alma" era un cuerpo, de la misma forma este consideraba su "incorporeidad". Compartimos la tesis del primero en este caso, es decir, que la muerte es la separación del "alma" y "cuerpo" (p. 22) -incluyendo la mente-, en este caso, "lo incorporal no toca el cuerpo" (p. 25) en este conjunto con la "teoría de lo expresable" justificamos lo dicho desde un punto de vista de la "espiritualidad" y no "materialista".

En aristas, los "estoicos" siguen muy bien a Aristóteles (al respecto se pueden leer, "Acerca del alma" o "Sobre el alma", libro que no haremos referencia profunda en esta ocasión), sobre todo en cuanto a lo concerniente a los fundamentos de la "física", como a los aspectos relacionados a la "lógica" y la "ética", distinguiéndose, a que no hay nada vacío en el mundo, sino a que esta todo unido (2011, p. 73) y que el tiempo es el intervalo del movimiento del mundo (2011, p. 90). Frente a esto decía Crisipo que solo existe el presente y es limitado, y el pasado y el futuro solo subsiste pero no es absoluto, considerándolo como ilusión, sin límites (2011, 92), determinándolo entonces como algo "incorporal" igual que la noción del "alma", destinado entonces como lo "expresable", junto con el vacío, el lugar, y el tiempo, siendo entonces una teoría del "estoicismo místico", dándole sus primeros pininos a la justificación moral y "religiosa" del "cristianismo", despreciándo lo construido, esto, según Proclo (2011, p. 101).

Frente al enfoque anterior, y tomando ahora a San Agustín, este nos indica que la "razón" viene del "alma", entendiéndose de esta misma y no del "cuerpo", dice que la primera lo hace y se aparta del segundo eslabón (387, punto 1). De esta manera la "razonabilidad" es inmutable y el "cuerpo" es "mutable", por tanto la "zona almática" proviene de esta y son inseparables, pero está sujeto a los cambios, no quitando su carácter de "inmortal", y haciendo subsistir en ello alguna noción "viva", junto con la razón, que también es imperecedera (387, punto 3), siendo una sustancia, del cual lo que se "razona" también se une a ella, anteponiéndose siempre al cuerpo en cualquier circunstancia, ya que podría subsistir sin necesidad de esta forma, y además de por ser "vida" en sí.

"El alma no es la organización del cuerpo, sino que la vida es el alma, y puesto que ningún ser deja su propio ser, ya que lo que la vida abandone muere, luego el alma no puede morir" (387, punto 10). El "alma sabia" dice el Obispo de Hipona que está en una esencia plena y cierta, pero cuando está dotada de la verdad se convierte en "sapientísima", por lo que es un error decir que se destruye esta, aún teniendo en cuenta del que nunca querrá ser cuerpo, aunque se transforme tal cual como lo somos ahora en esta dimensión, en caso tal que el "cuerpo" llegare a ser más poderoso que el primero, seria por las mismas pasiones, no por lo que sería conveniente a tener en la vida eterna.

Si nos siguen el hilo, lo que se busca entonces es la "constitución de un alma racional" en términos de Platón, pero aquí sería más útil utilizar el término de "alma sabia", y solo lo que está encima de ella es Dios, que en caso de sentir su lado corpóreo, en su unión este es el que recibe las razones sublimes y eternas de su existencia inmutables que no están en el espacio, en cuanto a que es superior al cuerpo. De este modo el "alma se hace cuerpo por el "alma", y es allí donde lo "vivifica" dándole la forma para que sea tomado a su medida, no lo pierde, se perdería si convierte en algo corpóreo que no lo es, estando en todas sus partes en el integro plano que no puede ser nunca un "alma irracional" o no "sabia".

Como dijimos al inicio de este escrito y si recuerdan, se mencionó a Tales de Mileto, y comentamos que así como muchos otros, fueron llamados unos "sabios", este fue considerado como el primero que se ocupó de la astronomía. Y además en afirmar que las "almas eran inmortales" (incluso en seres inanimados) a diferencia de la concepción cristiana, que no lo cree así. Por otro lado, según Cicerón y sobre todo San Agustín expresan que más bien fue Ferecides de Siros el primero en determinar sobre la "inmortalidad del alma", con esto nos queremos referir que este tema no es nuevo, y que su origen tiene incluso sus bases griegas.

No obstante la creencia en el "alma inmortal" y "divina" no estaba, en aquellos siglos, parece ser que los primeros en tratar con ellos fueron los milesios, tomándolos como elemento material de la materia, como lo fue con el tema del agua, aire, etc., de la misma forma podríamos extendernos a otros "presocráticos" entre ellos a Anaximandro, Anaxímenes, en todo caso fue Tales, como base principal, el que primero que buscó una respuesta racional a la pregunta de cuál es el origen, es decir el "arché" de varias anclajes de la "física" y entre ellas el de la "psique" y el "pneuma", incluso, llegando a aceptar la existencia de Dioses (paganismo). 

Para los estoicos el "Theos", significado como Dios, o lo "divino" [naturaleza] era considerar como aquel quién ponía el "orden del universo" y le otorgaba a los seres humanos el libre albedrio y la razón en comparación del resto de animales. Entre los practicantes de esta filosofía, estaban los que se consideraban politeístas y monistas, entre los primeros, tenemos a Marco Aurelio (Meditaciones, 9.1.1) y a Seneca (Epístolas 107,12) y dentro de los segundo a Epicteto: "Subordine mi impulso a la divinidad" (Discursos, 41.89), este ultimo estimaba que el "ser supremo debía ser personalista", y se refería como el "verdadero padre" (Discursos 1.6,3.24), indistintamente fuera Zeus, Dios, Naturaleza o los Dioses, bien porque en este tiempo no existía una concepción clara del cristianismo, lo que se tenían diáfano era (sobre todo en este) que todo estaba organizado por una "materia" que era superior y que era creado por este ente, igual como lo consideraba Cleantes a pesar de no tener en cuenta su "transcendencia" a diferencia de las actuales religiones abrahámicas, por lo que en todo caso debían "obediencia a ellos". 

Los "peripatéticos" o seguidores de Aristóteles, como lo fue Critolao de Faselide apoyaba la idea sobre la "incorruptibilidad del alma", lo mismo Aristoxeno de Tarento que creía que el alma y el cuerpo se relacionaban con la misma armonía como si se tratara de un instrumento musical, en cambio Dicearco de Mesina, defendía el "monismo antropológico" de lo que lleva a negar la inmortalidad del alma, ya que según este era inseparable al cuerpo. Su maestro antecesor como lo fue Platón, en cambio, como el resto de los "sabios griegos" expresaban que el "alma era inmortal" e "incorpórea" y que esta a su vez revestía en su transmigración a muchos cuerpos y que en fin decía que tenía un "principio aritmético", mientras que el cuerpo lo tiene "geométrico".

Siguiendo con Platón, este distinguía una diferencia entre "alma" y "cuerpo", para la primera noción decía que dentro de ella, existía un ideal de justicia, prudencia, valor, inteligencia y para el segundo, en cambio, de belleza, buena constitución, salud, vigor, decía que "las almas vulgares carecen de destino" y que "el conocimiento [por lo espiritual] es el alimento del alma". Según este último filosofo siguiendo en lectura a Diógenes de Laercio (véase el Mito del Carro Alado), este mismo elemento se dividía en tres: i) "racional" (que aquí la podemos equiparar como "sabia"), ii) apetitiva e iii) irascible (estas dos últimas para nosotros es de la "concupiscencia", la cual se torna como "irracional" o "no sabia"), la primera es la responsable de pensar, y calcular (véase, los siete dones del espíritu santo) la segunda la que trae el deseo de comer y de ahuyentarse (véase pecados capitales), y la ultima de no tener valor, tener pena, pereza, enfurecerse (véase pecados mortales), esto, en contra de las "virtudes cardinales".  

Y así consecutivamente podemos seguir con otros filósofos griegos (leyendo a Diógenes de Laercio), de distintas escuelas, como por ejemplo Anaxágoras del cual expresaba que "las almas nunca mueren, pero siempre al abandonar una morada, ingresan a otra" (como si se tratara de una "reencarnación"), o a Sócrates que expresaba que "las almas ruines solo se dejan conquistar mediante regalos", "el mal uso del lenguaje introduce el mal en nuestra alma", "el paso del tiempo arruga tu piel, pero la falta de entusiasmo arruga tu alma", "la envidia es la úlcera del alma", como también tomando a uno de los "primeros Sabios de Grecia", Biante de Priene que indicaba que "es enfermedad del alma desear lo imposible y no acordarse de las desgracias ajenas", como ven contenidos distintos a la visión del "alma" desde la visión cristiana, que es mucha más profunda.

Sea lo uno o lo otro, tomando a San Agustín, para nuestro propósito, por supuesto debemos seguir la consigna "por mi alma subiré a Dios" ya que esta es la única forma de santificarse, de la misma forma los invito a "buscar la pureza" de sus almas en su máxima expresión, que según el Obispo de Hipona se presentan en tres facultades en la consecución de este tercer elemento y son: i) la memoria -consciencia- e -inconsciencia-, ii) inteligencia o entendimiento y iii) voluntad [disciplina], tres poderes inseparables a la "sustancia espiritual" que muchos han denigrado no solo algunos "filósofos griegos", sino también recordemos a Nietzsche, quien creía que esta era una invención de la gente en contra del cuerpo en negación de la vida, más bien expresemos tajantemente que es la "negación de la muerte", ya que a partir de esta noción se comienza a construir la "concepción de la vida".

Si ya se han dado cuenta el "alma" (pysche) tiene una connotación distinta a la del "espíritu" (pneuma), el primero se sitúa como un "aire frio", el segundo como un "soplo", de este modo el "espíritu" es el elemento que le da al hombre la habilidad para tener una relación íntima con Dios ("pneuma hagios", es decir, un "espíritu santo"). Por lo que siempre que se use la palabra “espíritu”, nos debemos referir a la "parte inmaterial" del hombre que bien se “conecta” con el Señor, quien en sí mismo es ese "espíritu" (Juan 4:24). Desde el punto de vista de la Iglesia, en especial en un mensaje del Papa Juan Pablo II (1990) publicado como "L'Osservatore Romano" se dijo que hasta los animales poseen un "soplo vital" que viene recibido de esta unción, pero que es denominada como "sentiente", de allí que venga su nombre "animal", que es "anima" en latín (algo contrario manifiesta la mística María Simma en su texto "Sáquenos de aquí").

A la postre, la palabra “alma” se refiere no solamente a la "parte inmaterial del hombre", sino también a la parte material. A diferencia de que el hombre tenga un “espíritu”, es a su vez un alma en sí misma. En si, su significado más básico, la palabra “alma” significa “vida”, por tanto, cuando uno muere, es cuando uno comienza a nacer de verdad. El "alma" es entonces la "esencia del ser humano", "es lo que somos" en ultimas, y el "espíritu" es el aspecto de la humanidad que nos conecta con Dios conforme a esa "alma" intrínseca que tenemos.

Bueno, si el "alma" es creada por Dios en el momento de la "concepción" (como se refiere ahora nuestra tesis), el "espíritu" en cambio se consigue en vida, por ejemplo, el de un "espíritu santo" puede que tu u otros lo tengan o no, ya que se ejercita, en el primer aspecto hablamos tan solo de un elemento, en cambio para el segundo de una "purificación", esto, aunque los dos sean considerados eternos. Pues entonces es el "pneuma" el que determina si es blanco o negro (no hay grises) según las actitudes que vayas teniendo en vida en tu relación con Dios y tus acciones, emociones, pensamientos, etc., pero que nace como si se tratara de una "tabula rasa", y la comienzas a ensuciar o mantener limpia según obras y demás gracias del Señor, en este caso, San Pablo diría en la Carta a los Corintios, que la acción aquí para con Dios determinara lo importante que es para la vida humana, es decir, de aquel actuar que ha sido posible solo por la redención, sacrificios, penitencias, oraciones, alabanzas, en pro de tener un "espíritu" en convertirte en un ser "espiritual," el de haber sido renovado por el "Espíritu Santo" para llegar a una "alma santificada".

Las personas que viven una vida pegada a las cosas terrenales, por lo general son infelices, tan solo anhelan los deseos del cuerpo y no del alma; por ello que siguiendo a San Pablo este nos dice que esta clase de personas podamos considerarla como "psiquikoi", en cambio la que están en permanente armonía con Dios, son tituladas como "pneumatikoi", es decir, personas que están en gracia con el espíritu santo, que es, cuando el "alma" penetra a todo átomo y célula de todo cuerpo humano, y está preparada para morir en cualquier momento, pues termina siendo el enlace entre el "cuerpo físico" con el "espíritu" (que es una etapa intermedia), en el cual en este último se graba cada momento de tu vida en el alma (conciencia, memoria, etc), de cada minuto, segundo, de lo que hiciste en vida, como en rendición de cuenta al final.

La confusión generada de estos conceptos místicos normalmente se da porque lo tratamos como igual, y no lo es, por ejemplo cuando cometemos un pecado o varios pecados mortales, nos damos cuenta que el "alma" se ensucia, pero también el "espíritu", que es este último el que permita que se desintoxique, actúa como un filtro que hace que se vacié esa "alma" que es univoca, y que una vez limpiada todo tipo de aspereza, podemos decir que tenemos un alma racional (Platón), o, sabia (San Agustín), pero esto solo lo podemos conseguir con un "espíritu santo" (Pneuma Hagios), puro, en santidad, de allí que lo uno lleve a lo otro.

De allí que no compartamos el "modelo cientificista" que explica que el alma está en el cerebro (en especial dicen que en el encéfalo, otro que la glándula pineal, etc), si la "pysque", la definimos como esa fuerza divina" designada por Dios a un individuo durante su vida, hasta su culmen en la muerte, la cual se separa hasta allí, este puede ser unido como baremo con la mente (conciencia e inconsciencia, entendida como la "voz de Dios") pero que termina interfiriéndose a través del espíritu en cuanto a los momentos vivificados en el plano en que permaneció en tierra, es de este modo que podamos entenderla, es lo mismo que determinar científicamente el amor que sentimos hacia alguien, no se puede, ni comprobar empíricamente a través de un órgano, como el corazón, porque no lo vas a encontrar, simplemente esta, pero es distinta a esa materia o sustancia.

Otra cosa es que hablemos de la "mente del alma", como aquella que tiene el "purgante" ya que conserva toda su actividad consciente e inconsciente en otro plano, así mismo como el entendimiento ya que posee un campo más abierto al conocimiento, porque no está frenada por el cuerpo, y se encuentra en contacto más directo con las obras de Dios. (1982, p. 55, Don Dolindo). En estos casos, el "alma purgante" recoge todos los recuerdos porque conserva la facultad de la memoria que era alojada en el cerebro y que fue llenada en vida a través del espíritu por medio de acciones, emociones, obras, sacrificios, pecados, etc.

El "alma", en efecto, mantiene en ella misma la huella de su vida terrenal a través del espíritu santo o no, "sin peligro de amnesia", o de "olvidos", porque cada día de su vida terrenal está escrito en la página de la conciencia con carácter indeleble: cada palabra, cada pensamiento, cada deseo, cada acción, viven en la memoria. De allí que sea absurdo hablar de la "reencarnación" (tal cual como pensaba Anaxágoras) diciendo que el alma ha vivido otras vidas de las cuales se ha olvidado y de las cuales ya no tiene conciencia. (1982, p. 56)

En este caso el "alma sabia" es contrario al "alma concupiscible" o a la condenada, llena pasiones, placeres y deseos sensibles, y no la llena de "sapiencia" la que no está destinada a la salvación eterna, de esta forma, así como hay cuerpos obesos, delgados, pequeños grandes, definidos, existe almas grandes, musculosas, nutridas, etc, eso dependiendo del "espíritu" que nutrió en vida, y por ende este será el resultado de lo que fue y como hizo para que fuera gigante o chico, de allí que se evoque entonces el dualismo cuerpo-alma concebidos como dos sustancias irreconciliables, del que nosotros definimos más bien como "trialismo", manifestados como: i) "mente", ii) "cuerpo" y iii) "alma".

Por tanto, pide siempre "salud del alma" que es lo más importante sobre todo en esta vida y de lo que vendrá más adelante (Gran Aviso), es lo que está más congestionados en estos tiempos, alimentar el espíritu será el refugio del estado (iluminación de conciencias), como fin para evitar esa "sequedad" que tienen muchos, y que tuve en el pasado, que bien viéndolo de otro modo, se conserva, se limpia, o se hidratada, no dejándolo enfermar, dado que su grado de ilimitada, inmaterial, inmortal requiere de su mayor conexión con Dios, en contra de los pecados mortales y capitales, de la que los "anti-atomistas", entre ellos Heráclito ligaba a la "inmortalidad del alma", precisamente al conocimiento (igual que Platón), en nuestro caso al "entendimiento", "sabiduría", "ciencia", etc, dados por Dios concebidas a las verdades de la fe a través del "espíritu santo".

Es una sorpresa para mal y ciertamente terrible si mures, y el "alma" está en pecado mortal, piénsese en la "concupiscencia" debido a que este vuelve horriblemente su figura. Ahora, si el alma está en gracia de Dios, pero manchada de pequeñas culpas, y deformada por las imperfecciones, experimenta una gran confusión la cuestión es diferente, pero "salvable". 

El problema está en el "alma condenada" (1982, p. 7) de lo que significa como un "estado de muerte espiritual", en cambio la "alma sabia", se mantiene en gracia, aunque este un poco manchada, se recuperara, porque tiende siempre a Dios, esto, por el amor que le tiene, que le atrae, y del que busca de cualquier modo "licito" y "moralmente" purificarse, suplicando misericordia, así sea contra marea, causado por el mismo.

Si el "alma es salvada", se "purifica", a pesar de sus defectos, estrictamente, lo hará en proporción a su grado de santidad, según la medida que haya tenido de su espíritu, por ello que ambos se consideren inmortales, pero también unidos. De este modo, los sufragios, penitencias, oraciones, celebraciones, etc, que se haga en esta vida mortal tiene sus consecuencias de modo indirecto a través del sistema cerebral en cuanto, a las "grabaciones memorísticas del alma", o si se quiere de su salud, en "gracia de Dios", hasta subir hasta su último peldaño espiritual ya sea acá en la tierra o en el purgatorio.

Así es la cosa, que podemos describir unos "estados espirituales del alma" que se miden por grados, hasta su último eslabón ya sea en la tierra, en el purgatorio o en cielo (según su grado de santidad), de allí definiremos si ese "alma" estuvo santa, en desgracia, en gracia, manchada, con impurezas, algunas manchas o no, de ahí que se considere entonces al "alma" como "contemplativa" y no solo como "descriptiva".

Para terminar, el "alma" bajo estas aristas ya descritas se convierte en un "cuerpo divino", como si se tratara de un "cuerpo terrenal", pero ahora "espiritualizado", es decir, el "espíritu" es lo que fue el alma terrenal, la cual siempre es la misma, de la que se integra y va de la mano del alma misma, es decir, del "espíritu en un estado más puro". Para simplificar más las cosas, mientras que el "alma" es el "objeto" o la "sustancia", el "espíritu" es la "subsustancia", del cual está llenándose o vaciándose según las imperfecciones o perfecciones que haya tenido en su vida [o en el purgatorio], y que tiene su repercusión en la reparación en última instancia de toda deuda para con el "alma", si fue avaro, ahora será con la caridad, ante la lujuria será la castidad o continencia, si fue de gula será con la moderación, si fue con la envidia será con la gratitud, si fue con la pereza será con los hábitos saludables y la acción, y así sucesivamente, solo de este modo se conseguirá un "alma sabia" y por tanto "santa" llenada del "espíritu santo" y en "salvación" para la vida eterna.