"Prefiero una gota de sabiduría a toneladas de riquezas"-. Anaxágoras
"Quien nada conoce no es sabio"-. San Agustín
Mario Felipe Daza Pérez
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Mucho se discute de la "sabiduría", como un "dote" o un "don" que muchos quisieran tener pero que muy pocos trabajan para conseguirlo. Ahora, existen condiciones genéticas o epigenéticas marcados en el “genoma humano” ya sea para el entendimiento, o el “uso” de “inteligencias múltiples” relacionados en el aspecto del habla, la escritura, lo musical, lo artístico, etc, que son notorios en ciertas personas.
También se puede decir que si bien algunos de estos "dones" se tienen desde un comienzo, se puede llegar a "ejercitar" y a "purificar", más adelante, es como si lo tuvieran apagado, pero mayoritariamente por "voluntad propia", y uno de estos “dotes” que queremos resaltar, no es otro que el "don de la sabiduría", que aquí podemos tratarla como una "cualidad dentro de las cualidades de mayor esplendor", que no solo comprende el i) "conocimiento", del que debes de aprender en la vida, profesión, oficio, etc, sino también en la ii) "experiencia" (saber hacer), en el recibimiento a diario de esas prácticas, es decir, es una mezcla de muchas otras "materias", mejor dicho, una verdadera "gracia" para quién se les entregue.
Si entendemos la "sabiduría", como ese saber "innato" que una persona tiene como forma de responder ante una situación concreta, no podemos quedarnos con esta definición simple, porque no es precisa y puede que algunos tengan esta cualidad, sin nisiquiera haber sido hombres estudiados, por ello, que debamos hacer en este escrito (aunque no se haga en la actualidad) una diferencia entre i) "sabiduría humana" (ordinaria), ii) "sabiduría divina" y iii) sabiduría plena (extraordinarias).
Como ejemplo de los primeros podemos mencionar a ciertos “filósofos mundanos”, y entre otras personas que contaban/cuentan con esta "gracia", por otro lado, para el segundo caso, tenemos aquellos que obtienen estos "carismas" desde pequeños, o en el transcurso de su vida, y que sus respuestas se asemejan a "verdades irrefutables de la vida", sea con entendimiento o no, cómo pudo suceder con el Rey Salomón o David y por último tenemos aquellos que confluyen los dos (porque no es excluyente), y es en este último punto en el que haremos énfasis.
La "sabiduría humana", no implica una "sabiduría divina", o viceversa, pero puede que alguien tenga las dos cualidades, por lo general, suele ser una persona con muchos réditos en su tiempo de su vida en la tierra, del que no solo aplica los demás "dones" que tiene que ver con este mismo enfoque, por ejemplo, entendimiento, inteligencia múltiples, consejo, etc, sino los derivados de la “experiencia” (que es la clave) para poder aplicar a los hechos en concretos, ahora, este resulta ser un límite a la "verdadera sabiduría" que es la que nos da Dios, a partir del "soplo" del Espíritu de Santo, y de allí que se desprenda de otros "dotes" más, entre ellos, uno que es muy importante y que solo se da si tienes esta "sabiduría celestial", y es el de "ciencia" que consisten en conocer las verdaderas de la fe, de lo que realmente es y que no se muestra con nuestro "racionalismo".
Para una persona "racionalista" común, por mucho que estudie y busque a través del mundo, no le va a ser posible conocer las “verdaderas intenciones de Dios”, de su creación, designios, porque estará limitado, así “se coma” media biblioteca de Alejandría (en caso tal que aun existiera), o leyera la biblia 20 veces o el catecismo de la Iglesia, asistiera a la Eucaristía, comulgara diariamente, no, esa es una causa, pero puede que no lo consiga sino pone de su parte (ya que le falta las virtudes o los requisitos materiales, a pesar de esta “bautizado” o “confirmado”), esto es, como si se trata de una consecución de los "ejercicios espirituales" que debe tramitar para la "limpieza de su alma", como también para el "fortalecimiento de la mente", y la "vigorización del cuerpo" (comiendo nutritivamente y haciendo gimnasia) con tal de mantener lo primero con mayor intensidad.
Entonces, ¿cómo conseguirlo?, la respuesta corta es "haciendo una vida santa" (virtuosa), parece simple, pero no lo es, desde nuestro testimonio personal se puede decir que se ha comenzado a trabajar, controlando los deseos y placeres inmediatos y buscando la “tranquilidad perdurable” (ataraxia), para ello nos servimos de leer mucho sobre la “vida de los santos” aplicando sus consignas. Por otro lado, el hacer “ejercicios corporales” ayuda a mantener el cerebro sano y un espíritu perseverante, que junto a ello debe estar acompañado de una comida balanceada y rica nutritivamente hablando, y por último, la consecución de lo "espiritual" que bien se debe realizar desde varios enfoques, entre ellos, asistiendo a misa diariamente, recitando oraciones, rezando el rosario, escuchando alabanzas en cantos gregorianos, ayunando, estando en penitencia, haciendo sacrificios, etc, junto a todo ello, podemos decir que se comienza a purificar tu "alma" como si se tratara de un filtro, en el sentido ya no de precisar sólo una "sabiduría humana" sino la "divina" (y de este modo la "plena), que ahora se te va mostrando gracias al accionar del "Espíritu Santo" en tu “alma”.
Decía Sócrates, lo mismo Platón, que el "conocimiento” es el “alimento del alma" y es cierto, entre más conoces, tienes más herramientas para "purificar" y quitar "manchas" de la "psique", como del "pneuma", consiguiendo así luego de este trabajo juicioso, un "pneuma hagios" o "espíritu santo", que es el que va a permitir tu "boleto gratis" a la "santidad", precisamente, leyendo la Biblia encontré un pasaje sobre la "sabiduría", y este fue 1 Corintios 2, del cual está relacionado a la “verdadera sabiduría" (nombre de este artículo), y dice más o menos que debemos contar con una “sabiduría” para formarnos en la “Fe”, pero también en la “caridad” para poder lograr su “consecución”.
Por ello, es que debamos entender que la "sabiduría” que nos habla Dios", no es la de este mundo, es decir la que solo se consigue con el "conocimiento de las cosas" y la "experiencia" de que ella se atrae (que ojo, puede ser importante para “vivir” o “mientras vivas”), diferente de la que se obtiene a partir de una "sabiduría divina" (Santo Tomas, le llama "sabiduría infusa"), esa que se da precisamente con el "Espíritu Santo", de la que es mística, u oculta y que está reservada solo para algunos que la quieran ver y escuchar, de la que Dios en su “bendita gana” le da a esas “personas elegidas”, ya que ni a los millonarios por mucho dinero que tengan lo tienen, ni lo poderosos ni por mucho poder que se les asigne, e incluso ni los científicos ni por mucha ciencia que apliquen se les da, porque no se trata de "dotes mundanos” sino "divinos" del cual se consigue por “gracia” entre ellos de la “humildad”, la “sencillez” como uno de sus “criterios materiales”.
El que realmente conoce de esta “verdadera sabiduría” sabe de la "Gloria de Dios" y por tanto de sus misterios, y cada vez que avanza le son revelados y conocidos más cosas (de allí que esta “gracia” vaya acompañado con el "don de la ciencia" y del “entendimiento”), hay de los que simplemente están mirando lo que quieren, o no ven lo que hay más allá, porque solo están pendiente de las “cosas terrenales”: reggaetón, arte posmoderno, cine sin sentido, y el qué dirán, lo mismo pasa en el "oír", ya que muchos no quieren "escuchar" lo que se quiere transmitir sino más bien lo que la sociedad les quiere transmitir, lo contrario de lo que solo es conocido a través del "Espíritu Santo" que es el que lo escudriña todo, nos ilumina, no guía, nos dirige, nos muestra el camino, e incluso sus profundidades, por tanto, su invitación es que dejemos de recibir el "espíritu! que viene del Mundo" (sabiduría mundana, o diabólica) y comencemos a obtener el "espíritu” que viene de Dios", de la “verdad”. Se darán cuenta de todo e incluso antes de morir, ya que estas "gracias" vienen no solo con lo aprendido a través de la "sapiencia humana", sino a través de las revelaciones propias del Señor, y solo lo pueden hacer quienes tienen esa "pureza" del "espíritu de Dios" (“pneuma hagios”).
En resumen, si usted es un "hombre del común", "uno mundano" que tiene ciertos trucos, poderes, o habilidades y que además anda pendiente de "eventos sociales", "fiestas", "partidos de fútbol", "que canción suena o no", "de tal concierto", "noticias", "redes sociales", esto, sin que sean temas apremiantes, mejor dicho está en lado incorrecto, haciendo cosas insignificantes, perdiendo el tiempo, esto es, viendo televisión con frecuencia, escuchando música perturbadora, etc, podemos decir que su "límite" sólo será el de la "sabiduría humana" (futbol, novelas, cultura general, literatura, que en fin no sirve de nada para la “eternidad”) y esto, en caso tal de que sea uno de los pocos afortunados en conseguir, del que también muy pocos la tienen, y no porque no puedan, sino porque no quieren por "falta de voluntad" y de “ejercicios espirituales” (askesis), y si no es así, con menos razón se le dará la "sabiduría divina", si no se aparta de lo primero, indistintamente de lo segundo, ya que no podrá de ninguna forma captar los mensajes transmitidos del "Espíritu de Dios", y ni del “discernimiento”, de la “sabiduría plena" o de la “ciencia" por muy "poderoso", "millonario", "científico", etc que se sienta.
Nosotros poseemos el “modo de pensar” de “Cristo”, no solo porque lo seguimos, sino también porque practicamos las “virtudes” que este nos enseñó. San Agustín en su texto: “Contra de los académicos”, siguiendo a Platón expresaba que no solo para los aspectos "almaticos" sino en cuanto al tema de la "sabiduría" la filosofía tiene que ver mucho con la práctica de este "don" que es ejercido como si se tratara de un "artesano” pero de la verdad, de hecho, para el griego, existían tres clases de hombres (tomando a Diógenes de Laercio), i) los amantes del honor, ii) los de la ganancia y por último iii) los de la “sabiduría”, persona del que debe estar siempre apuntando hacia la "virtud", sino, no es nada (ya que será otra cosa, astucia, ingenio, creatividad, estratega, etc), de ello que haya descrito la existencia de dos mundos, uno llamado a) "inteligible" que es donde nos acercamos a la verdad, y el otro adecuado, de los b) "sentidos", el primero se rodea hacia la "purificación", y el segundo provisto para los “insensatos” o “necios”, dados a la “opinión” (doxa).
Frente a este último, Anaxímenes, decía que “muchas palabras nunca indican sabiduría”, y “puede que el “tiempo” sea en últimas la máxima sabiduría, porque trae “luz” o “iluminación” a tus soluciones”, del mismo modo Anaxágoras pensaba que “era de tontos hablar de cosas que no saben solo para demostrar de este “don”, que nunca en su vida tendrán, ni por mucho esfuerzo que hagan llegarán a la verdad, porque están limitado a lo cierto”, es decir al “mundo”, a lo “mundano” a los “placeres” (concupiscencia). En la Antigua Grecia eran tan valioso el "dote" de “sabiduría humana”, que un día Aristipo de Cirene llegó a la casa de Dionisio para que le pidiera prestado dinero, y le dijo este último que fuera a donde Sócrates que era su maestro, y el primero dijo que no, porque solamente acudía a él solo cuando necesitara “sabiduría”, cuestión que él no dispondría, porque lo llama solo para “diversión”. Uno de los "Sabios de Grecia" Biante de Priene, una vez expresó que los dioses existían (paganismo) y que “como provisión de un viaje de la juventud a la vejez se debe llevar a la “sabiduría”, puesto que era la más segura de las adquisiciones”.
En la misma línea, Ferecides de Siro quien fue según San Agustín (386, p. 168) y Cicerón el primero en determinar que el "alma” era “inmortal", dijo, y también dejó escrito en su epitafio que toda la “sabiduría” se encontraba resumida en él”, aunque ya muerto, pero también expresó que antes de alabarlo a él, tendría que primero comenzar con Pitágoras, del que Platón tomó mucho de él, en todos los andares de la filosofía griega, entre ellos el de la “sabiduría”. De este modo, se llama "filosofía" no a la “sabiduría misma”, sino al “estudio” de esta, debido a que la "sabiduría divina" reside en Dios plenamente, y no puede acaecer en el “hombre”, pero si la "ejercitas" y "purificas" suficientemente mediante la práctica, tu “alma” puede conseguirla a través de los “dones del Espíritu Santo”, esto es, en el disfrutar plenamente de sus gozos en esta vida presente (anticipadamente), y solo pasará cuando dejes de ser hombre (386, p. 138), es decir, dejando lo "mundano", y este "poder humano" sólo reside "dentro de sí mismo" (386, p. 158), una vez obtenido, y ya siendo un "sabio" no te interesará algo que no sea la “verdad”, solo estarás postrado en la “búsqueda del conocimiento” de esa "verdad", lo demás sería “irrelevante” para tu vida. Veamos:
"Si no me engaño, ciertamente, la sabiduría, se llama el camino recto de la vida, que conduce a la verdad, que conduce a ella, [sabiduría plena] es entonces, la ciencia de las cosas humanas y divinas, la primera pertenece a la investigación, es propia del hombre, la segunda proviene de Dios, [a través del "don de la ciencia"], (386, p. 62).
Siguiendo con el Obispo de Hipona, como ya hemos mencionado, este, admiraba mucho a Platón, pero criticaba bastante a su vez a sus discípulos (casi todos) porque se desviaron por el "escepticismo", por ello que haya escrito el texto mencionado en contra de estos, que de alguna forma patentó su reproche hacia sus alumnos, en todo caso, refiriéndose al primero, expresaba que era el hombre más sabio y erudito de su tiempo, pero que había aprendido este conocimiento de Sócrates, en cuanto a la atracción por las cosas divinas y humanas, sobre todo en el aspecto de la sabiduría (a través de la dialéctica) que era la forma directa de transmitirla. En este caso, la filosofía (que significa “amor a la sabiduría”), en ella encontramos las razones que estimula la duda, en contra de la apatía moral y pereza intelectual, lo que puede ser la "filocalia" amor a esa belleza que se encuentra oculta y que debes hallar a través de lo que te enseña el Espíritu de Dios, por ello que se diga que entre el sabio humano y el filósofo sólo existe una diferencia, para el primero es el de tener ciertas cualidades habituales de las cosas y para el segundo un ardiente de deseo, valga la redundancia, del “desear conocer esa sabiduría”.
Para ser más claros, hemos escrito sobre la existencia de una "verdadera sabiduría" que es la que proviene de Dios, pero que también hay otra que hemos llamado "sabiduría plena", que no solo la que viene del primero, sino de la que humanamente nosotros ejercitamos a través del conocimiento del alma y de su experiencia en el diario vivir, ex-ante. El acrecentar este "don" para el primero, o "dote" para el segundo, tendremos en todo caso, mayor “discernimiento” para lo bueno o malo, moral e inmoral, virtuoso o no virtuoso, etc, sacando conclusiones lo que es lo mejor para nosotros mismos y para los demás. Es por eso que usted tenga que hacer todo lo posible para tratar de hallarla, ya que como dice Santo Tomas en su texto “Suma Teológica” sin importar la edad que tenga, siempre está el deseo de obtenerla a través del “aprendizaje” continuo, la reflexión, la subsunción del conocimiento incurso en la vida cotidiana.
Se dice en el libro de Santiago capítulo 1 y 3 que “si algunos de ustedes le falta sabiduría que se la pida a Dios, que lo más seguro es que se los dará” [pero con humildad], lo importante de solicitar este “don” es que esta lleva indefectiblemente a otros carismas, gracias, y formas de obtener virtudes. Siendo la primera la más importante de todas en cuanto a facultad y poder, de la como ya dijimos que Santo Tomas se refiere a ella como "sabiduría infusa", se refiere a esta como un regalo de Dios mismo, a ciertas personas, para dar entender el conocimiento de lo que él quiere transmitir directamente, a través de sus misterios, ejemplo de ellos sobran: Santa Teresita, Padre Pio, Dolindo Routulo, Rey Salomón, Rey David, Abigail, Santa Hildegarda, Santa Francisca, etc. que a diferencia de la "sabiduría humana" se refiere a esa capacidad que a través del tiempo has adquirido en el ejercicio de la ordenación y juzgamiento de los temas relacionadas la vida, conforme a la elección de conductas, medio y fines correctos para llevar a cabo del cual podemos relacionar a su vez con lo que llamamos "sofía", "sapiencia" o "sabiduría práctica" (phronēsis) de los que podemos mencionar a Sócrates, Platón, Aristóteles, etc y demás “sabios greco-romanos”.
Por último, para resumir, sabiendo ya de donde proviene la “sabiduría humana”, ("sofía", "frónesis”) y la “sabiduría divina” ("infusa"), podemos catalogar entonces una tercera, que sería la "sabiduría plena", que es dada, no solo por dotes genéticos, epigenéticos, o practicados virtuosamente en tu vida, sino también lo que son dados por Dios desde pequeños o en el transcurso de esta, con tal de conocer los “misterios de la fe”, ya que solo como se dice en Proverbios 2:6, “solo del Señor proviene el conocimiento y la inteligencia”, esto, relacionados con las verdades de sus designios. Ejemplo de ellos pueden reducirse, pero sí que existieron y existen, entre ellos, solo por mencionar algunos: San Agustín, Santo Tomas de Aquino, los Doctores de la Iglesia, etc. ¡Búscala y sumérgete en ella!
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