"Todo cuanto fluye desde fuera es frágil e insegura posesión"- Séneca
"La vida es una lucha, pero conduce a la luz"- Padre Pio a Jean Derobert
Mario Felipe Daza Pérez
Comúnmente decimos cuando nos pasa algo que no asentimos: "no hay mal que por bien no venga", y ¿por qué no decir también? "no hay bien que por mal venga", es decir, en el primer planteamiento podemos indicar que el mal nos trae un bien sin querer queriendo, y en el segundo caso, de cómo el acto de hacer el bien a otros puede permitirnos en últimas perjudicarnos, "a pesar de querer ayudar", sea lo uno o sea lo otro, siguiendo a San Agustín (sabio cristiano) como a Séneca (sabio estoico), creeríamos que ni el bien y ni el mal (enjuiciadamente) proceden de lo uno ni de lo otro, porque dicho análisis responde a un "tema subjetivo" pronunciado desde el "estado emocional" de cada quien.
Ya decía Séneca en Epístola 87:22, "el bien no procede del mal" (bonum ex malo non fit), contrario de San Agustín, que más bien expresaba, "lo malo proviene el bien" (ex malo bonum) en su sermón 61 (que más adelante colocaremos), notando entonces que nuestra posición no se centra en saber si lo que sucede es "bueno" o "malo", esto, para no incurrir en una "falacia naturalista "(a la presunción de que es "bueno" o no, noción propia de la ética en general), lo que debemos considerar más bien frente a estos sucesos son las circunstancias de cada quién según el reaccionar de lo ejercitado y del entorno de cada uno, es algo que los "estoicos" llaman como "visualización negativa" aunque también podríamos proponer un punto "positivo", con este queremos dejar claro que independientemente de los resultados que se obtengan de cierta discusión, pleito, festejo, alegría, o no..., usted debe estar presto de sus consecuencias sean cuales quieran que fueran y de eso dependerá su "estado emocional" del "bien" o del "mal".
Si estabas seguro o casi seguro de que te iban a ofrecer un cargo, y no te lo dieron, se puede decir que de esa circunstancia se puede entrever un bien o un mal dependiendo del resultado recibido o no, no podemos expresar que sea algo "negativo" porque de igual forma tú tendrás que seguir con la vida en su lucha, y del mismo modo si no estabas esperando nada y te escriben para decirte que ese gran puesto surgió X o Y acontecimientos, tampoco puede decir que fue un "mal" o un "bien", sino una responsabilidad que ha sido designado a causa de tus experiencias, relaciones, dotes y virtudes (causalidad), ya decía Demetrio de Falero, “no hay hombre más desdichado que el que nunca probó la adversidad”. En nuestro caso, como puede suceder para otros en especial, la muerte de un ser querido es un "mal", pero para otros un "bien", porque les ayuda en sus fines propios de superación o cambio, es decir, no siempre lo "malo es bien", ni lo "bien es malo", esto obedecerá del "estado subjetivo emocional" de cada uno y de cómo lo afronte y para eso toca estar preparado, ya decía Séneca: "La muerte misma no es un mal para el sabio ya que la acepta voluntariamente, y pasa la vida preparándose para ella".
Los ejemplos pueden ser numerosos, pero para contar un "testimonio personal" como siempre (además de los ya dichos), diremos este, todos los años nos preparamos quienes somos responsables de "declarar renta" para ir a presentarla (presencial o virtualmente), y ante ello toca por supuesto evaluar los activos y pasivos del año anterior para que con ello se calcule el monto de acuerdo a los "datos exógenos" que arroje la entidad, en este caso la DIAN, por lo que, haciendo el análisis con profesionales en la materia, me dijeron que tenía que pagar X monto (muy exagerado) de lo que no había tenido previsto, esto me sorprendió, porque cada quien se programa según sus "costos y gastos", de esta forma reproche tal respuesta, porque nunca me había pasado, pero sin ponerme molesto, ni con ira o enfado, sino que controlando las emociones tome una "actitud" equilibrada, porque se supone que es un servicio que me prestan entorno a las estrategias existentes de acuerdo a los montos recibidos del 2022, de este modo, de nada sirve discutir con estas personas si en nada te resuelven el problema, todo discrepancia de esas diferencias, solo serán resueltas por ti mismo o ante terceros (tribunales, centros de conciliación, etc).
Ese mismo día, asistiendo a misa, acto que hago frecuente, no solo para recibir la comunión, sino también para escuchar la "homilía" y la palabra, porque muchas veces (son cosas mandadas por Dios) sabiamente se encuentra la "resolución de tus problemas" a la vida diaria en el evangelio, esto, ex ante, horas anteriores, a que el evento personal me sucediera y me comunicaran tales hechos, el sacerdote había leído la liturgia en Mateo 17:24-27, y dijo lo siguiente:
"Cuando entraron en Cafarnaúm, se acercaron a Pedro los que cobraban el didracma y le dijeron: ¿No paga vuestro Maestro el didracma? Dice él: "Sí" Y cuando llegó a casa, se anticipó Jesús a decirle: ¿Qué te parece, Simón?; los reyes de la tierra, ¿de quién cobran tasas o tributo, de sus hijos o de los extraños? Al contestar él: "De los extraños", Jesús le dijo: "Por tanto, los libres están -exentos-, los hijos". Sin embargo, para que no les sirvamos de escándalo, vete al mar, echa el anzuelo, y el primer pez que salga, cógelo, ábrele la boca y encontrarás un estáter. Tómalo y dáselo por mí y por ti".
Resumiendo un poco esto, podemos ver que cuando llegaron a ese pueblo pesquero de Galilea, los "cobradores de impuestos" se le acercaron a uno de los discípulos de Cristo, y de la misma manera que el resto de los mortales le preguntaron que pagará él lo que correspondía, a lo que replico a otros hermanos apóstoles, expresando, que ciertos funcionarios [en nuestro caso la DIAN, entidad quien gestiona el cobro de renta y otros tributos] se les estaba cobrando ciertos gravámenes, a todos, lo que el Señor respondió que era prominente hacerlo para los "extraños" es decir, para los "no hijos de Dios" cobrárselos a ellos (dad al César lo que es del Cesar), aun así, para no ser "injustos", les dijo, paguemos [algo], y lo haremos según lo corresponda, teniendo en cuenta la "virtud de la justicia" (dar a Dios lo que es de Dios) para que todos ganemos en esa "justa proporción".
Los "hijos de Dios" [no extraños], propiamente dicho, estamos exentos de pagar impuestos de lo que es determinado por el Cesar [en este caso por el Presidente, sus reformas tributarias y la DIAN], sin embargo, como "Jesús es amante de la justicia", creería que habría que hacerlo para no "perjudicarnos" y no caer según en sanciones conforme a la mala praxis y no así dar "mal" ejemplo según lo que corresponde, ya sea en delitos, evasiones, elusiones, ni nada de lo que determine la ley positiva, que en todo caso sería una "gran virtud", ya que da muestra para los demás que se siguen las normas a pesar de no estar de acuerdo con ellas, pero en sus "justas proporciones" y no según lo que piensen estos que había que "pagar" por parte de sus cálculos, sino según lo determinado por la misma "justicia" con relación a lo creado por la "ley de los hombres" o las "normas positivas".
En este caso se podría emplear la "navaja de Ockham" para solucionar esta situación, ya sea en el aspecto personal, o del otro ámbito, esto, para determinar que hacer, "cuando el mal se convierte en bien o el bien en mal", en el sentido que para cada uno de nosotros corresponde valorar si lo es según los "valores de juicios o virtudes" de las personas si así se considere lo que es "justo", ya sea según la circunstancia, ambiente, entorno, etc, en este ocasión ambas barajas tienen las mismas condiciones, según la proyección del sujeto a ser sometido conforme a la respuesta y no porque "un bien atraiga un mal" o viceversa sino por su acogimiento, aquí entonces la solución más simple suele ser la más acertada, que según el franciscano y apologeta del "nominalismo", sería la del "pluralitas non est ponenda sine necessitate".
Dice San Agustín en el Sermón 61 lo siguiente:
"Nadie que sea malo hace a uno bueno. Si nadie que sea malo hace a uno bueno, ¿Cómo se hace bueno un hombre malo? De un hombre malo hace uno bueno quien es siempre bueno. Sáname, Señor —dice— y quedaré sano; sáname tú, y seré sanado. ¿Por qué hombres llenos de vanidad me dicen vanidades, a saber: «¿Si quieres, tú te sanas a ti mismo»? Sáname tú, Señor, y seré sanado. Nosotros hemos sido creados buenos por quien es bueno. Dios, en efecto, hizo al hombre recto; malos nos hicimos nosotros por nuestra propia voluntad. De buenos pudimos hacernos malos y de malos podremos hacernos buenos. Pero hacer de un hombre malo uno bueno es obra del que siempre es bueno, pues el hombre solo por su propia voluntad no pudo sanarse. No buscas al médico para herirte; pero, una vez que te has herido, buscas quien te sane".
Ahora, no importa si "el bien o no procede del mal", o si "lo malo o no procede del bien", en estos casos cuándo una de las dos condiciones tienen la mismas consecuencias, la "más simple", y "decisión minimalista" será siempre la más adecuada, en nuestro situación la solución sería ya sea la de corregir la renta exagerada, bajando los ingresos, aumentando los costos, pagando lo justo, cambiando de contador a uno más calificado, planificando tributariamente etc, entonces, ¿Cuál será el problema cuando no te sale bien las cosas?, tratar de tener el valor de arreglarlo (coraje) que siguiendo a San Agustín sería que "el mal no es obra de un Dios malo, sino del hombre libre mismo" (De libero arbitrio 388 a 395), del mismo modo tomando a Séneca nos diría "ningún bien sale del mal, no más que un higo del olivo" (sic).
Los "males", no son en realidad "males", ni de ellos se produce "bondades", más bien son las coyunturas las tomadas para la práctica de la virtud, el estoico cordobés diría, "Ignis aurum probat, miseria fortes viros" o "calamitas virtutis occasio est" (IV, 6 y V, 9), lo que queremos expresar es que ante tales situaciones lo que hace Dios es precisamente probarnos y hacernos más fuerte en la fe, ya que nos ejercita a diario, siempre y cuando se lo pidamos y estemos dispuesto a darlo todo, y esto lo hacemos según el grado de amor que tengamos hacia esas personas, mejor dicho, nos prepara no solo para la vida terrenal sino también la eterna. Ya que en lo que concierne a los "otros males" cuando somos "hijos de Dios, y estamos en gracia", nos llega incluso a apartarnos de los explícitos como los robos, crímenes, pensamientos negros, y demás que no corresponda a sus designios, en cambio de lo que son más importantes y perecederos, en últimas, nos hace vigorosos de lo que se determina hacia dentro (interioridad) y no hacia fuera (exterioridad), he aquí, la "sabiduría plena" como forma de discernir y reconocerlos tal cual como vengan.
Colocando otro ejemplo, pero ahora antiguo, traigamos a colación, uno de los tantos casos que nos trae Diógenes Laercio en tu texto famoso: "Vida, opiniones y sentencias de los filósofos más ilustres", y no es otro que el del Socrático y crítico de Platón, y fundador de la Escuela Megárica, Estilpón de Megara, oyente de discípulos de Euclides, en la "sabia Grecia", cuando este tuvo que dejar todo su patrimonio debido a persecuciones en contra, lo que llegó a perder fueron innumerables propiedades y que luego fueron saqueadas, cuando se enteró de esto, dijo que "no había perdido nada", porque "le había quedado su educación y conversaba con la razón y justicia", exactamente se refirió con este mensaje a que no había extraviado lo que más importaba, ya que con él estaba todo lo suyo, las "virtudes", su "intelecto", etc. Lo mismo podemos mencionar de Demetrio de Falero, discípulo de Teofrasto, merecedor de más de 360 estatuas, era un brillante, y prestigioso filósofo, pero le tenían envidia y fue condenado a pena de muerte en su ausencia, porque no lo pudieron agarrar, cuando se enteró expreso que "pero no derribaron la virtud por las que los había erigidos".
Si analizamos nuestro caso y del mismo modo los ejemplos sucedidos a demás personas, incluyendo la de ustedes, y los casos en la antigua Grecia que son muchos más, podemos decir que no ha pasado nada en la historia que no se contrario a la "adversidad", y que toda construcción de lo que es bueno o malo, depende de la concepción de cada quien, de su coyuntura, es decir, un "estado mental emotivo", que desde el punto de vista "estoico" o "helenístico" en general puede ser de privilegio para aquellos que aún no han sido probados, en lo que refiere al "mal" o al "bien" en las personas, pensemos en el aforismo latino "homo res sacra homini" (Epístola 95, 33), bajo esta arista tenemos que los "hombres son algo sagrado para el hombre", de esta noción no solo viene el concepto de la "dignidad humana", sino de lo "divino", de lo que hace que debamos obrar siempre correctamente, de acuerdo a la maximización de nuestras "virtudes".
Ahora, si en verdad queremos saber y definir qué es lo "malo", "objetivamente hablando", estos "antivalores" son los que se encuentran plasmados en los "vicios" mismos y los "placeres inmediatos", que aun así, a pesar de ellos [subjetivismo], pueden resultar beneficiosos, según la visión de cada uno, esto, de acuerdo en lo que le corresponda al afectado, del cual conocerá, aceptará y luego superará, tales acontecimientos, para luego cambiar su pensamiento y obrar, precisamente la corrección de esos "errores" o "malos actos" cometidos en el pasado.
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