"No hagas de tu cuerpo la tumba de tu alma". - Pitágoras
"Un hijo con una vida desordenada, irreligiosa y alejada de los sacramentos es una tormentosa espina para las almas que le han dado la vida corporal".- Don Dulindo Ruotolo
Mario Felipe Daza Pérez
En esta ocasión escribiremos sobre el "alma", destinándolo como ese tercer elemento en el pilar de la "plenitud humana", que junto con las otras dos fases llegan a complementar según nuestra visión, la "mente" y el "cuerpo" del cual hacen de esa unión, una "perfección espiritual", que de acuerdo a esto se debe "ejercitar" para llegar a la "imperturbabilidad", "ataraxia", o "santidad", (como quieran llamarle), en todo caso, el punto a tratar en esta entrada resulta el más espinoso, curioso, y más místico entre los tres.
Si ya bien los griegos se han referido a este "trinomio" en diferentes facetas, modos, colores, y sabores..., nosotros propondremos nuestra tesis de lo que significa y de cómo se diferencia el último de ellos, es decir, el "alma" del "espíritu", indistintamente como lo representan los demás, pero para ello, y para hacer mejor de este análisis, tendremos en cuenta dos textos en especial, uno de ellos uno de San Agustín, llamado igual que el nombre de este artículo: "Sobre la inmortalidad del alma" (escrito en el 387) y otro titulado la "Teoría de los incorporales en el Estoicismo Antiguo" de Emile Brehier (publicado en el 2011), sin dejar atrás otros, que por su importancia conviene agregar.
A los primeros filósofos griegos, aquellos que vivieron antes de cristo, sobre todo los situados en la ciudad de Mileto y los llamados "sabios de Grecia", se les suele conocer bajo el epíteto de los primeros "físicos" en la historia occidental, entre ellos porque no solo estudiaban los elementos de la tierra, su origen, etc., sino también a la denominada "physis" que no es otra cosa que el "alma", distinto a lo que llamamos hoy "espíritu" (pneuma) conceptos que normalmente lo llegamos a confundir a menudo como si se tratara de uno solo.
Si tomamos el texto de Don Dolindo Ruotolo (1982) titulado "El purgatorio: La última de las misericordias de Dios", expone el sacerdote una diferencia entre los dos conceptos enunciados en el párrafo anterior, para este, el "alma" es toda "forma espiritual" que como otras está sujeta a la vida del cuerpo entero y a cada una de sus partes, y permanece en ella hasta tanto haya aún una célula viva todavía capaz de ser activada por el "alma", solo cuando va en decadencia es que comienza el resultado de la destrucción del cuerpo y por ende de su separación, esto, nos da entender que el "espíritu" integra al "alma", por tanto, es la que hace que se "purifique" (actúa como filtro).
Uno de los primeros "problemas filosóficos" a florecer en la humanidad fue el de diferenciar las distintas teorías existentes sobre el "género humano", entre ellos, los que surgieron a partir de la i) lógica, la ii) ética (ahora, "virtudes") junto con la primera de todas ellas la iii) "física", que es la que nos interesa en este escrito, desde la filosofía occidental, por ello, que coloquemos pensamientos de algunos los pensadores griegos en cuanto al tema del "alma" con el fin de tener mayor claridad sobre el tema.
Lo que si debemos dejar claro de una vez es que existen diversas teorías acerca de este asunto, entre ellos, -como ya hemos anotado- los que consideran que el "alma" y "espíritu" es lo mismo, o de los que expresan que esta nunca se separa del cuerpo, que cuando uno muere fallece junto a sus restos o de todo expresión que quede, o bien que cuando una fallece esta se va y se une junto al universo otra vez (arché) -visión panteísta-, hay otros que consideran que esta hace parte de la mente misma, sobre todo de su lado "inconsciente", lo tratan como si fuera lo mismo, entre ellas Brian Tracy, Joseph Murphy, Napoleon Hill, etc., y alguno que otro pensador moderno, por tanto surgen de estas argumentos monistas, dualistas, e integracionista, inclusive escépticos o híbridos toda clase de argumento.
Nuestra tesis "neoestoica" (mezcla de estoicismo y cristianismo, -hasta ahora-), es el de defender primero que todo, que la "filosofía griega" -en mayor parte- es compatible en que el "alma" es "inmortal", y por tanto no muere, con el cuerpo, e inclusive podemos decir que el cuerpo coge la forma del alma, y no viceversa, este planteamiento es de acuerdo también con el resto de los cristianos y creería que, con la mayoría de los religiosos, por tanto, hasta aquí no habría problema alguno.
Colocando "ají picante" al asunto diremos también que el "espíritu" y el "alma" son distintos, (como muchos confunden) y de la misma forma expresaremos que esta hace un elemento independiente de la "mente", y el "cuerpo", distanciándonos de muchos filósofos que creen que es imperecedero ya que se sitúa en la mente (y algunos neurocientíficos explican que se aloja en el cerebro), y no es así (al menos no está demostrado hasta el momento). Veamos.
Se dice que una de las constantes después de Aristóteles es el "rechazo de todo lo incorpóreo e ininteligible", esto, no pasa lo mismo al menos con los "estoicos" que comprendieron que hasta el "alma" tiene una forma corpórea, y uno de estos pensadores que podemos rescatar es a Crisipo cuando definió la idea de "seres indefinidos" (2011, p. 18), lo mismo Cleantes que determinaba que el "alma" era un cuerpo, de la misma forma este consideraba su "incorporeidad". Compartimos la tesis del primero en este caso, es decir, que la muerte es la separación del "alma" y "cuerpo" (p. 22) -incluyendo la mente-, en este caso, "lo incorporal no toca el cuerpo" (p. 25) en este conjunto con la "teoría de lo expresable" justificamos lo dicho desde un punto de vista de la "espiritualidad" y no "materialista".
En aristas, los "estoicos" siguen muy bien a Aristóteles (al respecto se pueden leer, "Acerca del alma" o "Sobre el alma", libro que no haremos referencia profunda en esta ocasión), sobre todo en cuanto a lo concerniente a los fundamentos de la "física", como a los aspectos relacionados a la "lógica" y la "ética", distinguiéndose, a que no hay nada vacío en el mundo, sino a que esta todo unido (2011, p. 73) y que el tiempo es el intervalo del movimiento del mundo (2011, p. 90). Frente a esto decía Crisipo que solo existe el presente y es limitado, y el pasado y el futuro solo subsiste pero no es absoluto, considerándolo como ilusión, sin límites (2011, 92), determinándolo entonces como algo "incorporal" igual que la noción del "alma", destinado entonces como lo "expresable", junto con el vacío, el lugar, y el tiempo, siendo entonces una teoría del "estoicismo místico", dándole sus primeros pininos a la justificación moral y "religiosa" del "cristianismo", despreciándo lo construido, esto, según Proclo (2011, p. 101).
Frente al enfoque anterior, y tomando ahora a San Agustín, este nos indica que la "razón" viene del "alma", entendiéndose de esta misma y no del "cuerpo", dice que la primera lo hace y se aparta del segundo eslabón (387, punto 1). De esta manera la "razonabilidad" es inmutable y el "cuerpo" es "mutable", por tanto la "zona almática" proviene de esta y son inseparables, pero está sujeto a los cambios, no quitando su carácter de "inmortal", y haciendo subsistir en ello alguna noción "viva", junto con la razón, que también es imperecedera (387, punto 3), siendo una sustancia, del cual lo que se "razona" también se une a ella, anteponiéndose siempre al cuerpo en cualquier circunstancia, ya que podría subsistir sin necesidad de esta forma, y además de por ser "vida" en sí.
"El alma no es la organización del cuerpo, sino que la vida es el alma, y puesto que ningún ser deja su propio ser, ya que lo que la vida abandone muere, luego el alma no puede morir" (387, punto 10). El "alma sabia" dice el Obispo de Hipona que está en una esencia plena y cierta, pero cuando está dotada de la verdad se convierte en "sapientísima", por lo que es un error decir que se destruye esta, aún teniendo en cuenta del que nunca querrá ser cuerpo, aunque se transforme tal cual como lo somos ahora en esta dimensión, en caso tal que el "cuerpo" llegare a ser más poderoso que el primero, seria por las mismas pasiones, no por lo que sería conveniente a tener en la vida eterna.
Si nos siguen el hilo, lo que se busca entonces es la "constitución de un alma racional" en términos de Platón, pero aquí sería más útil utilizar el término de "alma sabia", y solo lo que está encima de ella es Dios, que en caso de sentir su lado corpóreo, en su unión este es el que recibe las razones sublimes y eternas de su existencia inmutables que no están en el espacio, en cuanto a que es superior al cuerpo. De este modo el "alma se hace cuerpo por el "alma", y es allí donde lo "vivifica" dándole la forma para que sea tomado a su medida, no lo pierde, se perdería si convierte en algo corpóreo que no lo es, estando en todas sus partes en el integro plano que no puede ser nunca un "alma irracional" o no "sabia".
Como dijimos al inicio de este escrito y si recuerdan, se mencionó a Tales de Mileto, y comentamos que así como muchos otros, fueron llamados unos "sabios", este fue considerado como el primero que se ocupó de la astronomía. Y además en afirmar que las "almas eran inmortales" (incluso en seres inanimados) a diferencia de la concepción cristiana, que no lo cree así. Por otro lado, según Cicerón y sobre todo San Agustín expresan que más bien fue Ferecides de Siros el primero en determinar sobre la "inmortalidad del alma", con esto nos queremos referir que este tema no es nuevo, y que su origen tiene incluso sus bases griegas.
No obstante la creencia en el "alma inmortal" y "divina" no estaba, en aquellos siglos, parece ser que los primeros en tratar con ellos fueron los milesios, tomándolos como elemento material de la materia, como lo fue con el tema del agua, aire, etc., de la misma forma podríamos extendernos a otros "presocráticos" entre ellos a Anaximandro, Anaxímenes, en todo caso fue Tales, como base principal, el que primero que buscó una respuesta racional a la pregunta de cuál es el origen, es decir el "arché" de varias anclajes de la "física" y entre ellas el de la "psique" y el "pneuma", incluso, llegando a aceptar la existencia de Dioses (paganismo).
Para los estoicos el "Theos", significado como Dios, o lo "divino" [naturaleza] era considerar como aquel quién ponía el "orden del universo" y le otorgaba a los seres humanos el libre albedrio y la razón en comparación del resto de animales. Entre los practicantes de esta filosofía, estaban los que se consideraban politeístas y monistas, entre los primeros, tenemos a Marco Aurelio (Meditaciones, 9.1.1) y a Seneca (Epístolas 107,12) y dentro de los segundo a Epicteto: "Subordine mi impulso a la divinidad" (Discursos, 41.89), este ultimo estimaba que el "ser supremo debía ser personalista", y se refería como el "verdadero padre" (Discursos 1.6,3.24), indistintamente fuera Zeus, Dios, Naturaleza o los Dioses, bien porque en este tiempo no existía una concepción clara del cristianismo, lo que se tenían diáfano era (sobre todo en este) que todo estaba organizado por una "materia" que era superior y que era creado por este ente, igual como lo consideraba Cleantes a pesar de no tener en cuenta su "transcendencia" a diferencia de las actuales religiones abrahámicas, por lo que en todo caso debían "obediencia a ellos".
Los "peripatéticos" o seguidores de Aristóteles, como lo fue Critolao de Faselide apoyaba la idea sobre la "incorruptibilidad del alma", lo mismo Aristoxeno de Tarento que creía que el alma y el cuerpo se relacionaban con la misma armonía como si se tratara de un instrumento musical, en cambio Dicearco de Mesina, defendía el "monismo antropológico" de lo que lleva a negar la inmortalidad del alma, ya que según este era inseparable al cuerpo. Su maestro antecesor como lo fue Platón, en cambio, como el resto de los "sabios griegos" expresaban que el "alma era inmortal" e "incorpórea" y que esta a su vez revestía en su transmigración a muchos cuerpos y que en fin decía que tenía un "principio aritmético", mientras que el cuerpo lo tiene "geométrico".
Siguiendo con Platón, este distinguía una diferencia entre "alma" y "cuerpo", para la primera noción decía que dentro de ella, existía un ideal de justicia, prudencia, valor, inteligencia y para el segundo, en cambio, de belleza, buena constitución, salud, vigor, decía que "las almas vulgares carecen de destino" y que "el conocimiento [por lo espiritual] es el alimento del alma". Según este último filosofo siguiendo en lectura a Diógenes de Laercio (véase el Mito del Carro Alado), este mismo elemento se dividía en tres: i) "racional" (que aquí la podemos equiparar como "sabia"), ii) apetitiva e iii) irascible (estas dos últimas para nosotros es de la "concupiscencia", la cual se torna como "irracional" o "no sabia"), la primera es la responsable de pensar, y calcular (véase, los siete dones del espíritu santo) la segunda la que trae el deseo de comer y de ahuyentarse (véase pecados capitales), y la ultima de no tener valor, tener pena, pereza, enfurecerse (véase pecados mortales), esto, en contra de las "virtudes cardinales".
Y así consecutivamente podemos seguir con otros filósofos griegos (leyendo a Diógenes de Laercio), de distintas escuelas, como por ejemplo Anaxágoras del cual expresaba que "las almas nunca mueren, pero siempre al abandonar una morada, ingresan a otra" (como si se tratara de una "reencarnación"), o a Sócrates que expresaba que "las almas ruines solo se dejan conquistar mediante regalos", "el mal uso del lenguaje introduce el mal en nuestra alma", "el paso del tiempo arruga tu piel, pero la falta de entusiasmo arruga tu alma", "la envidia es la úlcera del alma", como también tomando a uno de los "primeros Sabios de Grecia", Biante de Priene que indicaba que "es enfermedad del alma desear lo imposible y no acordarse de las desgracias ajenas", como ven contenidos distintos a la visión del "alma" desde la visión cristiana, que es mucha más profunda.
Sea lo uno o lo otro, tomando a San Agustín, para nuestro propósito, por supuesto debemos seguir la consigna "por mi alma subiré a Dios" ya que esta es la única forma de santificarse, de la misma forma los invito a "buscar la pureza" de sus almas en su máxima expresión, que según el Obispo de Hipona se presentan en tres facultades en la consecución de este tercer elemento y son: i) la memoria -consciencia- e -inconsciencia-, ii) inteligencia o entendimiento y iii) voluntad [disciplina], tres poderes inseparables a la "sustancia espiritual" que muchos han denigrado no solo algunos "filósofos griegos", sino también recordemos a Nietzsche, quien creía que esta era una invención de la gente en contra del cuerpo en negación de la vida, más bien expresemos tajantemente que es la "negación de la muerte", ya que a partir de esta noción se comienza a construir la "concepción de la vida".
Si ya se han dado cuenta el "alma" (pysche) tiene una connotación distinta a la del "espíritu" (pneuma), el primero se sitúa como un "aire frio", el segundo como un "soplo", de este modo el "espíritu" es el elemento que le da al hombre la habilidad para tener una relación íntima con Dios ("pneuma hagios", es decir, un "espíritu santo"). Por lo que siempre que se use la palabra “espíritu”, nos debemos referir a la "parte inmaterial" del hombre que bien se “conecta” con el Señor, quien en sí mismo es ese "espíritu" (Juan 4:24). Desde el punto de vista de la Iglesia, en especial en un mensaje del Papa Juan Pablo II (1990) publicado como "L'Osservatore Romano" se dijo que hasta los animales poseen un "soplo vital" que viene recibido de esta unción, pero que es denominada como "sentiente", de allí que venga su nombre "animal", que es "anima" en latín (algo contrario manifiesta la mística María Simma en su texto "Sáquenos de aquí").
A la postre, la palabra “alma” se refiere no solamente a la "parte inmaterial del hombre", sino también a la parte material. A diferencia de que el hombre tenga un “espíritu”, es a su vez un alma en sí misma. En si, su significado más básico, la palabra “alma” significa “vida”, por tanto, cuando uno muere, es cuando uno comienza a nacer de verdad. El "alma" es entonces la "esencia del ser humano", "es lo que somos" en ultimas, y el "espíritu" es el aspecto de la humanidad que nos conecta con Dios conforme a esa "alma" intrínseca que tenemos.
Bueno, si el "alma" es creada por Dios en el momento de la "concepción" (como se refiere ahora nuestra tesis), el "espíritu" en cambio se consigue en vida, por ejemplo, el de un "espíritu santo" puede que tu u otros lo tengan o no, ya que se ejercita, en el primer aspecto hablamos tan solo de un elemento, en cambio para el segundo de una "purificación", esto, aunque los dos sean considerados eternos. Pues entonces es el "pneuma" el que determina si es blanco o negro (no hay grises) según las actitudes que vayas teniendo en vida en tu relación con Dios y tus acciones, emociones, pensamientos, etc., pero que nace como si se tratara de una "tabula rasa", y la comienzas a ensuciar o mantener limpia según obras y demás gracias del Señor, en este caso, San Pablo diría en la Carta a los Corintios, que la acción aquí para con Dios determinara lo importante que es para la vida humana, es decir, de aquel actuar que ha sido posible solo por la redención, sacrificios, penitencias, oraciones, alabanzas, en pro de tener un "espíritu" en convertirte en un ser "espiritual," el de haber sido renovado por el "Espíritu Santo" para llegar a una "alma santificada".
Las personas que viven una vida pegada a las cosas terrenales, por lo general son infelices, tan solo anhelan los deseos del cuerpo y no del alma; por ello que siguiendo a San Pablo este nos dice que esta clase de personas podamos considerarla como "psiquikoi", en cambio la que están en permanente armonía con Dios, son tituladas como "pneumatikoi", es decir, personas que están en gracia con el espíritu santo, que es, cuando el "alma" penetra a todo átomo y célula de todo cuerpo humano, y está preparada para morir en cualquier momento, pues termina siendo el enlace entre el "cuerpo físico" con el "espíritu" (que es una etapa intermedia), en el cual en este último se graba cada momento de tu vida en el alma (conciencia, memoria, etc), de cada minuto, segundo, de lo que hiciste en vida, como en rendición de cuenta al final.
La confusión generada de estos conceptos místicos normalmente se da porque lo tratamos como igual, y no lo es, por ejemplo cuando cometemos un pecado o varios pecados mortales, nos damos cuenta que el "alma" se ensucia, pero también el "espíritu", que es este último el que permita que se desintoxique, actúa como un filtro que hace que se vacié esa "alma" que es univoca, y que una vez limpiada todo tipo de aspereza, podemos decir que tenemos un alma racional (Platón), o, sabia (San Agustín), pero esto solo lo podemos conseguir con un "espíritu santo" (Pneuma Hagios), puro, en santidad, de allí que lo uno lleve a lo otro.
De allí que no compartamos el "modelo cientificista" que explica que el alma está en el cerebro (en especial dicen que en el encéfalo, otro que la glándula pineal, etc), si la "pysque", la definimos como esa fuerza divina" designada por Dios a un individuo durante su vida, hasta su culmen en la muerte, la cual se separa hasta allí, este puede ser unido como baremo con la mente (conciencia e inconsciencia, entendida como la "voz de Dios") pero que termina interfiriéndose a través del espíritu en cuanto a los momentos vivificados en el plano en que permaneció en tierra, es de este modo que podamos entenderla, es lo mismo que determinar científicamente el amor que sentimos hacia alguien, no se puede, ni comprobar empíricamente a través de un órgano, como el corazón, porque no lo vas a encontrar, simplemente esta, pero es distinta a esa materia o sustancia.
Otra cosa es que hablemos de la "mente del alma", como aquella que tiene el "purgante" ya que conserva toda su actividad consciente e inconsciente en otro plano, así mismo como el entendimiento ya que posee un campo más abierto al conocimiento, porque no está frenada por el cuerpo, y se encuentra en contacto más directo con las obras de Dios. (1982, p. 55, Don Dolindo). En estos casos, el "alma purgante" recoge todos los recuerdos porque conserva la facultad de la memoria que era alojada en el cerebro y que fue llenada en vida a través del espíritu por medio de acciones, emociones, obras, sacrificios, pecados, etc.
El "alma", en efecto, mantiene en ella misma la huella de su vida terrenal a través del espíritu santo o no, "sin peligro de amnesia", o de "olvidos", porque cada día de su vida terrenal está escrito en la página de la conciencia con carácter indeleble: cada palabra, cada pensamiento, cada deseo, cada acción, viven en la memoria. De allí que sea absurdo hablar de la "reencarnación" (tal cual como pensaba Anaxágoras) diciendo que el alma ha vivido otras vidas de las cuales se ha olvidado y de las cuales ya no tiene conciencia. (1982, p. 56)
En este caso el "alma sabia" es contrario al "alma concupiscible" o a la condenada, llena pasiones, placeres y deseos sensibles, y no la llena de "sapiencia" la que no está destinada a la salvación eterna, de esta forma, así como hay cuerpos obesos, delgados, pequeños grandes, definidos, existe almas grandes, musculosas, nutridas, etc, eso dependiendo del "espíritu" que nutrió en vida, y por ende este será el resultado de lo que fue y como hizo para que fuera gigante o chico, de allí que se evoque entonces el dualismo cuerpo-alma concebidos como dos sustancias irreconciliables, del que nosotros definimos más bien como "trialismo", manifestados como: i) "mente", ii) "cuerpo" y iii) "alma".
Por tanto, pide siempre "salud del alma" que es lo más importante sobre todo en esta vida y de lo que vendrá más adelante (Gran Aviso), es lo que está más congestionados en estos tiempos, alimentar el espíritu será el refugio del estado (iluminación de conciencias), como fin para evitar esa "sequedad" que tienen muchos, y que tuve en el pasado, que bien viéndolo de otro modo, se conserva, se limpia, o se hidratada, no dejándolo enfermar, dado que su grado de ilimitada, inmaterial, inmortal requiere de su mayor conexión con Dios, en contra de los pecados mortales y capitales, de la que los "anti-atomistas", entre ellos Heráclito ligaba a la "inmortalidad del alma", precisamente al conocimiento (igual que Platón), en nuestro caso al "entendimiento", "sabiduría", "ciencia", etc, dados por Dios concebidas a las verdades de la fe a través del "espíritu santo".
Es una sorpresa para mal y ciertamente terrible si mures, y el "alma" está en pecado mortal, piénsese en la "concupiscencia" debido a que este vuelve horriblemente su figura. Ahora, si el alma está en gracia de Dios, pero manchada de pequeñas culpas, y deformada por las imperfecciones, experimenta una gran confusión la cuestión es diferente, pero "salvable".
El problema está en el "alma condenada" (1982, p. 7) de lo que significa como un "estado de muerte espiritual", en cambio la "alma sabia", se mantiene en gracia, aunque este un poco manchada, se recuperara, porque tiende siempre a Dios, esto, por el amor que le tiene, que le atrae, y del que busca de cualquier modo "licito" y "moralmente" purificarse, suplicando misericordia, así sea contra marea, causado por el mismo.
Si el "alma es salvada", se "purifica", a pesar de sus defectos, estrictamente, lo hará en proporción a su grado de santidad, según la medida que haya tenido de su espíritu, por ello que ambos se consideren inmortales, pero también unidos. De este modo, los sufragios, penitencias, oraciones, celebraciones, etc, que se haga en esta vida mortal tiene sus consecuencias de modo indirecto a través del sistema cerebral en cuanto, a las "grabaciones memorísticas del alma", o si se quiere de su salud, en "gracia de Dios", hasta subir hasta su último peldaño espiritual ya sea acá en la tierra o en el purgatorio.
Así es la cosa, que podemos describir unos "estados espirituales del alma" que se miden por grados, hasta su último eslabón ya sea en la tierra, en el purgatorio o en cielo (según su grado de santidad), de allí definiremos si ese "alma" estuvo santa, en desgracia, en gracia, manchada, con impurezas, algunas manchas o no, de ahí que se considere entonces al "alma" como "contemplativa" y no solo como "descriptiva".
Para terminar, el "alma" bajo estas aristas ya descritas se convierte en un "cuerpo divino", como si se tratara de un "cuerpo terrenal", pero ahora "espiritualizado", es decir, el "espíritu" es lo que fue el alma terrenal, la cual siempre es la misma, de la que se integra y va de la mano del alma misma, es decir, del "espíritu en un estado más puro". Para simplificar más las cosas, mientras que el "alma" es el "objeto" o la "sustancia", el "espíritu" es la "subsustancia", del cual está llenándose o vaciándose según las imperfecciones o perfecciones que haya tenido en su vida [o en el purgatorio], y que tiene su repercusión en la reparación en última instancia de toda deuda para con el "alma", si fue avaro, ahora será con la caridad, ante la lujuria será la castidad o continencia, si fue de gula será con la moderación, si fue con la envidia será con la gratitud, si fue con la pereza será con los hábitos saludables y la acción, y así sucesivamente, solo de este modo se conseguirá un "alma sabia" y por tanto "santa" llenada del "espíritu santo" y en "salvación" para la vida eterna.