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9 de marzo de 2025

LA CUARESMA PENITENCIAL SANA TU ALMA


“[...] Como leones que escupen fuego”
San Juan Crisóstomo

"Cuídate a ti mismo, para que nada destructivo pueda separarte del amor de Dios. Guarda tu corazón, y no te desanimes, ni digas: '¿Cómo lo guardaré, si soy pecador?'. Porque cuando el hombre abandona sus pecados y vuelve a Dios, su arrepentimiento lo regenera y lo renueva por completo"
San Isaías de Gaza

Mario Felipe Daza Pérez

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Estamos en la entrada de lo que es el arrepentimiento pleno y por tanto de la penitencia de nuestras faltas, del cual se formaliza con el inicio de la cuaresma el miércoles de ceniza, pero que bien materialmente hablando se ha forjado con el "abandono de la carne" (carne-levare) del mal llamado "carnaval" como preparación al inicio de esta festividad, del cual se debía dar con anterioridad con contrición desde esa misma semana (pre-calentamiento espiritual). De este modo podemos explayar que la semana de la fiesta pagana carnestolendas impide de alguna u otra forma el perdón/el arrepentirse porque no es seguro que se llegue a tal estado de un día para otro o en un tiempo reducido de penitencia que bien se da duramente con la semana santa hacia el paso a la pascua, por tanto, la idea del maligno de su festejo impide comenzar con los dos (2) pies el trabajo con respecto a esta efemérides. En todo caso, la cuarentena o cuaresma hecha como penitencia, debe estar esta saldada de mortificaciones, ayunos, vigilias, que harás por errores tuyos o de otros que hemos tenido en vida terrenal, como medio de reparación.

Recordemos las veces como nuestra señora, y madre, en todas las apariciones nos ha recordado la misma cosa: "penitencia, penitencia", muchas veces, y lo repite incesantemente y es porque no lo hacemos, y si lo ejecutamos no como es, ya las cosas están dichas solo falta aplicarlas. De esto que sea importante no solo el aumento de oración en la cuaresma, sino también de la toma del ayuno (de la forma discernida y requerida) y de la mortificación para poder acrecentar la purificación de cuerpo y alma, sobre todo del intelecto (nous) que es el ojo espiritual que debe ser depurado de las cosas del mundo y de la carne, para poder tener mayor combate espirituales contra los demonios que nos acechan. Son en estos tiempos de guerra en el que se necesita que el atleta/soldado se arme de fortaleza en la adversidad [magnanimidad] como en la paciencia, para poder combatir corporal como pneumatológicamete por medio del hesicasmo y el ascetismo, llenándose de conocimiento espiritual, junto al rezo de la comunión de los santos que juntos constituimos en el oficio de la guerra invisible.

Si estamos apegados a la carne, muy difícil nos podremos acercar a lo espiritual, teniendo en cuenta que nuestra conversión es permanente, es lo que debemos mayormente esforzarnos en estas cuarentenas, del cual se ha implementado para el combate, ahora sí ha gozado del carnaval muy poco nos va a dar ganas de seguir esta devoción, y menos de ayunar, y rezar, debido a los desenfrenos causados, es el trabajo espiritual el que permitirá aquí, sacar todo fango del alma, con el arrepentimiento, el lloriqueo santo, el perdón, el ayuno, las vigilias, la mortificación, postraciones, oraciones incesantes, lecturas, con gran esfuerzo sacando de nosotros toda atadura de pasiones que bien son las herramientas del maligno para atraparnos, indistintamente cometamos pecado o no, pero que nos distrae, y de esto se trata de adquirir salud de cuerpo y alma. Para esto debemos apegarnos a la Santa Cruz, a la que te han moldeado a seguir en tus caminos hacia la verdad no para quitárnosla, sino para saberlas llevar, del cual debes apegarte como si se tratara de una ciencia en sí mismo (scientia crucis), del cual compone la sabiduría del sufrimiento y el combate del mal/maligno (en sentido amplio).

Podemos tener en este son un lunes de examen de conciencia, y de reconocimiento de faltas, un martes de contemplación, un miércoles de concientización de ayuno, un jueves de adoración eucarística, un viernes de arrepentimiento y confesión, un sábado de contemplación y oración, y un domingo de perdón, y de acción de gracias, tomemos estos días, para combatir fortalecidamente en ese guerra espiritual que tenemos del cual que nos acompaña la gracia, que no se trata de esfuerzo físico, sino meramente de un ascetismo guiado por la luz increada, es un combate de espíritu para que pueda desapegarse de la carne y el mundo, y esto se consigue con la combinación de la oración más el ayuno, unido a las ya mencionadas forma ascetas, todo esto constituye una fuerza conjunta de Dios (recordemos el nombre Gabriel), que si no lo hacemos hermanos, no nos podemos purificar para alcanzar el cielo, indistintamente vayamos a misa diario, recemos el rosario, de esto no vale, sino se consigue obras buenas para el Cielo (tesoros), ya que para evitar caer en alguna falta debes dominar por tanto el desapasionamiento (apatheia), que comienza en la mente, en el pensamiento, del cual es posible pecar desde la psyche, y nos evita adquirir la santa humildad.

Tengamos en cuenta que quien no tiene humildad/obediencia, no podrá salvarse, hemos dicho reiteradas veces, apoyados en los Santos Padres y los monjes ascetas siempre lo recalcaban, esta virtud es como la "sal" que condimenta la comida, la pegatina que va tomada de la mano de todas las virtudes, si falta nada hace, por tanto, si te arrepientes presuntamente de las faltas cometidas pero sin esta sazón, no hay purificación, también pasa con el falso perdón de nada vale perdonar si no lo haces de corazón, contritamente, sepan que este es el único camino de la salvación, y el valor que siempre nos debe preocupar de adquirir, solo por medio de ella evitarás se evitan males y tribulaciones buscadas, ¿pero cómo conseguirlo? con el arrepentimiento, la humillación y sobre todo con la confesión frecuente, el contar todo al padre espiritual, trae vergüenza en sí misma para el alma, ya que la salvífica, y con esto tesoros centrados en las buenas acciones, enmendadas en la protección almática que se va ingiriendo como medicina se te pondrá a tu favor para extinguir las pasiones, entre ellas la más peligrosa de todas el orgullo, la soberbia que carcome en contraste a la consecución de la perfección cristiana.

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