"¿De qué sirve invocar con la voz a quién niegas con las obras?"
San Jerónimo
Mario Felipe Daza Pérez
Puedes descargar este artículo en Word o Pdf, aquí
Cuántas veces hemos escuchado el aforismo, entre ellos, en muchas canciones que dice "es mejor perdón que pedir permiso", esta frase por supuesto puede ser aplicada a la filosofía viviente cristiana, ya que el arrepentimiento, y el perdón hacen parte de los ejes centrales del catolicismo, de nada vale, ser piadoso si tienes resentimiento con el prójimo o para con Dios. El amor (caridad) es la base teologal del encuentro con la Santísima Trinidad cuando es genuino. Puede resultar una falsa dicotomía pensar que el primero siempre antecede el segundo, pero esto dependerá de la circunstancia, y sobre todo del uso de las virtudes dentro de la ocasión, entre estas, de la prudencia y el discernimiento, por tanto si nos vamos a la parte ética/moral tenemos que debemos reconfigurarla a que es mejor o estar seguro de lo que se va hacer, porque no se trata de obrar mal, porque si lo haces, deberás pedir perdón, y arrepentirse por el acto de error que pudieron prevenirse o no hacer (omisión), la cual puede dar lo mismo como un efecto negativo sobre el otro.
En todo caso la vida del cristiano es lucha, es decir es acción, no rendición, por tanto, en toda conducta que emerja debe estar ceñida por la sabiduría, y el temor de Dios, que son los cimientos para determinar luego la prudencia y el discernimiento para actuar, el hombre que hace, Dios le gusta no el que pasa hablando, o diciendo Señor, Señor. El cumplir es ya una oración tácita perfecta por sí mismo, mientras que lo hagas en favor de su Santo nombre, y si te metes en problemas él mismo te rescata, dependiendo siempre el contexto, no voy a tirarme de un barranco porque así quiero glorificar a Dios, no, esto no significa valentía, coraje, ni magnanimidad del cual nos predica el Evangelio sino soberbia, es tentar al Señor, una prueba reaccionara contra Dios, lo que no significa que debamos ser atrevidos, astutos como serpientes y mansos como palomas según el momento, verbigracia, cuando se trata de esparcir su palabra y de convertir a otros, eso es lo que la Santísima Trinidad quiere, por tanto antes de pedir permiso en estos casos, pidamos perdón, y gracias por lo hacemos en su honor.
Dice San Juan Crisóstomo que "El blasfemo afila la espada para traspasar su propio corazón", por tanto, es mejor no pedir permiso para golpear en la boca al impío, que pedir perdón ante esta barbaridad, que inclusive es más gravoso que el homicidio mismo como diría Santo Tomas de Aquino, porque es una afrenta directa contra Dios. Es claro que la sociedad [pos] moderna, no pide permiso, pero para perecer en el pecado y los vicios, no para defender ni resistir ante la maldad y las acciones del maligno. En muchos casos sabemos que en el Evangelio que Jesús no pides abrir nuestro corazón para que Él pueda entrar (véase Apocalipsis 3:20) pero en muchos casos no lo pide, sino que lo hace su voluntad, por nuestro propio bien, por nuestra salvación, es natural que no quiera forzar nuestra relación, porque quiere a través de nuestra conducta cerrar un acuerdo de recuerdo permanente, de amor, del cual quiere derramar su gracia increada en los corazones, tomemos el caso de la conversión de San Pablo que sin quererlo fue transformado por la luz, (véase, Hechos 9), esto significa que muchas veces sin pedirlo la Santísima Trinidad forja su sello, y no es que se pierda la libertad sino que con esto confirma su bondad, porque a la final puedes desistir y seguir en tus caminos de ceguera/sordera.
Recordemos cuando en Juan 15:16 dice, "No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros" y el Señor siempre lo hace con propósitos benignos (no pide permiso), igual es el esfuerzo el que cuenta en el comportamiento continuo del recién convertido, ya que debe ejercitar el cultivo de la fe, el arrepentimiento, la oración, la ascesis en sí, la vida sacramental, es una sanación que va calando y poniendo más fácil el el trabajo para Dios del alma. Tengamos en cuenta la anunciación de la Virgen Maria (que comenzó ex ante en el intelecto/corazón antes del cuerpo), cuando dijo que "si" con su Fiat (secundum) esa aceptación fue libre, del cual aceptó con permisos recíprocos, y ahora con perdón, esto sería la más grande obra humana del cual se encarnaría el verbo (logos), la redención, la derrota del pecado y la muerte, como la victoria de Cristo sobre los demonios, y por supuesto lo que sería la resurrección, por esto, la regla general es el consenso, pero no siempre es asi, precisamente cuando no lo hace, es porque te ama más, como paso en el caso de Job, cuando Satán le pidió consentimiento de atacar a su siervo y accedió pero no a él, (véase, capitulo 1), parafraseando a San Juan Crisóstomo es el hombre quien debe responder con su consentimiento, o como diría San Agustín, "El que te creó a ti sin ti, no te salvará a ti sin ti".
Dice San Agustín, en "Exposición Segunda al Salmo 26", en sus puntos 5 y 19, lo siguiente:
"Por consiguiente, hermanos míos, ni siquiera las cosas mismas que hemos recibido de modo temporal nos las puede quitar nadie sino sólo quien nos las dio. Las cosas espirituales que da no te las quitará si tú no le abandonas. En cuanto a las realidades carnales y temporales, él mismo las quita, porque aun cuando sea cualquier otro el que las quita, las quita cuando él le faculta para hacerlo. Esto ya lo sabemos y leemos en el libro de Job: que ni siquiera el diablo, que parece detentar temporalmente el máximo poder, puede hacer nada sin permiso. Se le concedió poder sobre las realidades inferiores y perdió las cosas de mayor grandeza y sublimidad. Y este no es el poder de alguien enfurecido, sino el castigo de alguien condenado. Por tanto, ni siquiera él tiene poder alguno si no se le concede. No solo lo tienes en el libro citado; también en el evangelio dice el Señor: Esta noche, Satanás os ha reclamado para cribaros como trigo. Pero yo he pedido por ti, Pedro, para que tu fe no desfallezca. Y este permiso lo consigue para castigarnos o para someternos a prueba. Luego ya que nadie puede quitarnos lo que Dios da, no tengamos miedo de nadie, sino solo de Dios"."¿Quién, si no Dios, otorga algo al hombre incluso tratándose de bienes mundanos? ¿O de qué cosas se le priva al hombre sin mandato o permiso del que las dio? Sin embargo, los hombres superficiales creen que tales bienes los otorgan los demonios a quienes les rinden culto, y a veces se dicen para sí mismos: es cierto que Dios resulta imprescindible para la vida eterna, para la vida espiritual; no obstante, debemos rendir culto a estos otros poderes en atención a las realidades temporales. ¡Oh frivolidad del género humano! Amas más las cosas por cuya causa quieres darles culto a estos demonios: y qué duda cabe que tienes motivos para ofrecerles culto, si no mayor, sí al menos igual. Pero Dios no quiere compartir su culto con ellos, ni siquiera cuando a él se le rinde adoración mayor y a ellos menor. Y tú replicarás: ¿Entonces es que no son necesarios para estos menesteres? No lo son. Pero hay que temer que nos perjudiquen con su ira. No harán daño alguno sin permiso de él. Ellos siempre tienen deseos de hacer daño, y ese deseo de hacer el mal no lo pierden ni siquiera si se les aplaca o se les ruega. Esta es una característica de su mala voluntad. Luego lo único que harás, rindiéndoles culto de adoración, es ofender a aquel que, con esta ofensa, te entregará al poder de ellos, y esto hasta el punto de que quienes nada pudieron hacerte estando él aplacado, hagan contigo lo que les venga en gana cuando él está airado".
Los demonios como ven operan distinto a la metodología de Dios, su permiso es consensuado, uno está centrado en el orden de la libertad, y la salvación, el otro en las pasiones, la esclavitud, el engaño, todo lo contrario, asi de lado y lado haya cierto tipo de permisos son distintos sus formas y contenidos (solo comparten el nombre), el primero como dijimos como regla general está sujeto a un consentimiento libre, mientras que el segundo, por influencias, tentaciones, trampas, del cual tambien requiere una aceptación, como cuando abres una puerta, asi seas ignorante o no sepas, de lo que llaman acciones ordinarias y extraordinarias, como cuando se comete pecados, o se habitúa vicios, como puede ser la codicia, lujuria..., pero para ello debe anteceder una acción negativa, cosa que no pasó con el Santo Job, dado que el permiso fue explícito entre dos partes espirituales, no con el hombre, solo le pidió que le quitaran la protección por un tiempo para tentarlo por una parte el Diablo (haciendo caer, haciendo) y probarlo Dios (fidelidad, dejando hacer), dado que este no tiene poder absoluta y necesita autorización para comenzar atacar desde los sentidos.
Dice San Agustín nuevamente que "el diablo es como un perro encadenado: solo muerde a quien se le acerca demasiado", por tanto, si no tuviera que pedir permiso, es porque no tiene el poder que dice que tiene y por tanto necesita de los engaños para poder operar, por medio de las tentaciones que son sus acciones ordinarias, sugiere, aconseja, tenta, a través de las imaginaciones, la mente, el no arrepentimiento, odios, resentimientos, el no perdón, no confesión, las pasiones, las idolatrías, apegos..., que son en últimas sus herramientas de trabajos para llegar al pecado al hombre y por supuesto luego al vicio (habito permanente), siempre y cuando no mantengamos una vigilancia (nepsis) y la disciplina espiritual, ya que por si solo nada puede hacer, a menos que se acceda al tal permiso solicitado a Dios, como paso con Job y otros varios santos o convertidos, pero estos son casos rarísimos, y excepcionales, como también lo puede hacer en su caso la Santísima Trinidad en casos específicos, sin que directamente hayamos acudido, sino otros, o por su mismo acción para iluminar conciencias.
En este sentido siguiendo a los monjes, y los sabios del desierto, como Juan Clímaco, o el asceta Diadoco de Fotice, esto nos dice que Dios permite (prueba) que los demonios tienten por un bien en sí mismo, sobre todo cuando llega el bautismo, y se eleva aún más en los sacramentos (estados de vida), se libra una guerra, cuando eso pasa la "gracia" está escondida, recóndita en el nous y tiene que florecer con nuestros esfuerzos para poder activar las armas de justicia, es precisamente con el trabajo arduo, el ascetismo, la oración, etc, como crecemos. Satanás y sus bellacos utilizan las herramientas de las pasiones/deseos y de más para engañar al hombre a través de los deleites de las placeres mundanos/carne, lo que el intelecto (parte del alma) queda confundido, loco y Dios lo permite (da permiso) para pasar las pruebas de fuego necesarias para enaltecer al hijo de Dios (tu), purificándote aún caigas, creces, pero si pasa no es porque así este lo quiso, sino debido a nuestra debilidad (no madurada), (véase Salmos 66:12), entre más te retires de lo mundano y tienes una vida hesicasta/sacramental aumenta la gracia en ti, va apareciendo se revela y lucha, y al mismo tiempo el diablo acecha asiduamente, sobre todo para acrecentarse en virtudes, entre estos se desarrolla la prudencia y mayormente el discernimiento, en vía de la humildad/pureza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario