Páginas

1 de septiembre de 2024

LA JUSTICIA: HUMANA VS. DIVINA



“La idea de la justicia es ingénita en el alma del hombre” 
Giorgio del Vecchio

“La justicia humana comparada con la justicia divina, es injusticia”
San Gregorio Magno

“La justicia disciplinaria, es la justicia del orden, de la disciplina, de los deberes”

Mario Felipe Daza Pérez

@mariodaza


Puedes descargar este artículo en Word o Pdf, aquí

Dios como creador de todo, con base en su caridad, esto es, en la bondad que nos tiene, quiso compartir su belleza con nosotros, permitiéndonos participar de sus cosas dentro de lo visible e invisible (en la materia), pero como dice Juan Damasceno, “el mal uso de la libertad de las criaturas racionales, entre ellos de los ángeles caídos y de los hombres caídos trajo corrupción y muerte, como obras contra la naturaleza", esto lo que determinó fue una "inclinación al mal". Estamos, podemos decir, que en los últimos peldaños de los tiempos, nuestro fin siempre será hasta el ultimo de los días, frente a ganar nuevamente la "gracia de Dios" que estuvo pérdida y luego permanecer en ella hasta morir corporalmente, esto se llama "perseverancia", teniendo de presente la “participación" en la obra y providencia divina, por esto es que haya venido el “Mesías” para salvarnos espiritualmente ya que estábamos muertos.

El hombre, era puro de naturaleza, prescindía de esa "astucia trapera" que tiene hoy, del cual impera el racionalismo por encima de lo espiritual, esto hace difícil que tenga una amistad con Dios, que se le llama “teofilia”, el desobedecer, trajo consigo la soberbia y con ello la "concupiscencia" que ya conocemos y demás pecados y faltas, que tenemos y que debemos aguantar, resistir, por haber traicionado esa belleza creadora del Señor, esto hace que desde los protopadres, como fue Adam, luego con Abraham, se merma ese no obedecer (do not obey) y "non serviam" de los ángeles caídos, por actos contrarios, y al irracionalismo, en la transgresión de las potencias de la razón, trayendo por ello blasfemias, apostasías, herejías, revoluciones, idolatrías, autoendiosamientos, mejor dicho, el querer ser como “dioses” (homo deus), del cual Satanás quiso ser, y que ahora pretende inyectarnos, engañando a la gente.

Al caer los ángeles, luego el hombre, por envidia nos hace pecar, pero antes por orgullo, todo esto trajo un caos para lo “creado”, los dones se revolvieron, y dejaron de estar en el ser humano, confabulando ahora los naturales con los preternaturales, perdiendo los sobrenaturales, entre ellos (aunque unos los destacan dentro del segundo), como la inmortalidad, inmutabilidad, e incorruptibilidad, ya que éramos, y somos imagen de Dios, pero de distinta forma, por tanto la “naturaleza humana” fue lastimada con la “concupiscencia” (cuyo pecado se transmite intergeneracionalmente) tal cual como lo enseñan los Padres de la Iglesia, pudiendo aún el ser humano trabajar los valores, esforzándose para poder ganar nuevamente la gracia, ya que se nace sin ella, a pesar del bautismo y la confirmación (en sí de los sacramentos), se requiere de la necesidad de inyectar la fe por ser una virtud teologal.

Naciendo de paquete, de fábrica con "facultades desordenadas del alma", por tanto le corresponde al hombre en esta vida pedir la gracia, para salvarse, y esto viene de la perseverancia final de la fe, que no viene por sí solo, sino que toca esforzarse para conseguirla y mantenerla (conservarla es lo más duro), nuestro “sistema almático” está compuesto por potencias, y actos que permiten que a semejanza de Dios se pueda trabajar en la virtud, y que por medio de su intelecto (nous) se puede llegar a la verdad y descubrir la gnosis. Este fue precisamente el atributo que nos dejó Dios como “aliento divino” (pneuma) del cual nos permite por medio de la “psyche”, aún percibir estos dones, atributos, carismas, divinidades, y demás, para poder tener una teofilia (comunión/amistad), o llegar la theosis (participación hipostática).

Teniendo en cuenta que el alma es lo más importante del hombre y de lo creado, le supera en creces en atributo, y sustancia al cuerpo, que si bien este ultimo es necesario para vivir, se debe ver tal cual como un instrumento perecedero del primero, esto, para poder llegar a trabajar las virtudes, y por supuesto de las potencias almáticas, como las que se llegan a desarrollar dentro de las virtudes cardinales, y entre ellas el de la “justicia”, por ello que para contemplar una verdadera “Iustitia”, se requiere de la parte racional, que es entrenada con el intelecto, ya sea teniendo control del apetito irascible (en cuanto a la limitación de los vicios) y la parte lujuriosa (concupiscencia encadenada) de allí que la sabiduría como “don natural” deba ser aprendida/aprehendida para poder movernos hacia la vida virtuosa en amistad o comunión con Dios, teniendo como base los sentidos del espíritu y del cuerpo en pos de los movimientos racionales (véase, Jose Vatopedi, en Diálogos en Athos (7) - ¿Cuáles son las cualidades y potencias específicas del alma humana? traducción del griego y notas de Nicusor Deciu, Editorial Doxologia, Iași, 2012 , p. 19-20)

Toda justicia divina lleva misericordia, el problema está en cómo consideremos esta última. Escuchamos a cada rato, los abusos que hacen de esta noción, sobre todo los “católicos light”, tenemos claro, que fuimos redimidos de nuestros pecados como “género humano”, aun debemos cooperar en la redención hasta el fin de los tiempos, esto significa que no vinimos para los placeres, lujos, gozos, sino que para reparar faltas (somos "homo viator"), y también para vivir de acuerdo al plan de la Santísima Trinidad según nuestras condiciones/cualidades de vida. Si revisamos el antiguo testamento (evitando el marcionismo) encontraremos un Dios que ejecuta mayormente una justicia divina apelando a la misericordia (de una manera concreta), pero parece ser que a partir de la venida del "hijo del hombre", Jesús, todo cambio, y no es así, se trata de lo mismo, sino que hemos ensanchado la piedad del Señor hasta sus últimas consecuencias, y Él lo ha permitido porque nos ama (por bondad), pero esta tiene un límite, que está rebosando el vaso, según nuestro entender acomodado.

Dice San Siluan del Monte Athos que uno los requisitos para salvarse, "es tener puesta la mente en el Infierno" pero no "desesperarse", esto, para tratar de hacer las cosas bien, del mismo modo toca pensar siempre en la ira, y justicia de Dios (dies irae) para no condenarnos, y tomar la misericordia como excepción y no como regla general, tal cual como lo pretendemos tomar hoy en día en la "justicia humana". La vida de los justos (dikaios) es esa, no solo de vivir una vida llena de piedad, sino de obediencia y humildad en cumplimiento de los mandatos divinos, según la versión del tiempo en que nos encontramos. Frente a esto, ha habido tres (3) eras o periodos soteriológicos que lo han permitido segun su condición, esto es, i) antes del pacto de la alianza (naturaleza adámica), ii) con el pacto de la alianza (naturaleza abrahámica), y el nuevo del pacto de alianza, (que es el último, naturaleza redentora o salvadora) esto quiere decir que la caída no fue causada por Dios, sino por la apostasía, las herejías, los endiosamientos, etc, ya se dice en Sabiduría 1:13: "Dios no hizo la muerte y no se alegra de la destrucción de los vivos".

Cuando se habla de "justicia", en este caso de "justicia divina", conlleva a unos deberes que se deben cumplir si o si (ortodoxamente), no solo en lo que data en la ley mosaica, sino en su plenitud con el Evangelio, la organización, y la estructura humana, todo esto debe estar acorde a los planteamientos del Señor (aunque no se parezcan), por ello todo lo que se ate en la tierra quede atado en el cielo y viceversa, si se revisa las parábolas enseñadas de Jesús podemos encontrar varias ejemplos de estos hechos (véase en Mateo y Lucas). La justicia humana en estos casos no corresponde a la divina, pues no es “dar a cada quien lo que le corresponde” según la definición de Ulpiano, ya que no se trata de algo cuantitativo, sino cualitativo, según las reglas establecidas por la “Santisima Trinidad”. En estos casos si se quiere podemos implementar las clases de justicia aristotélica para darnos una idea, ya sea: conmutativa, o distributiva (esta última entendida y dada según la necesidad o el mérito)

Esto quiere decir que muchas cosas nos pueden parecer injustas ante el ojo humano y otras justas para la visión de Dios, aunque no lo comprendamos, porque a la final no nos corresponde hacer ese juicio. Mucha gente se molesta porque "ese ser tan bueno fue muerto", mientras que "el malandro sigue vivo", no sabemos a veces porque sucede eso, pero por lo general, es porque Dios respeta las decisiones humanas incluyendo las “malas” (algo desconocido en la paradoja de Epicuro), dentro del marco general administrativo que ha establecido al principio de los tiempos (materia), sobre todo en esta nueva alianza, la justicia sobre todo celestial, conlleva economía, unos análisis efectuados de la conducta humana/sobrenatural, que no es posible comprender del todo, a menos que te lo revelen, pero tampoco, ya que nuestra mente es muy limitada para tanta iluminación (gnosis), en estos casos la conciencia viene acompañada del juicio de lo que es bueno o malo (sindéresis), viene inserta en el alma desde nuestro nacimiento (véase los trabajos neurocientíficos de Mariano Sigman, del cual un bebe puede saber desde muy pequeño cuándo algo es incorrecto/correcto).

En estos casos la “justicia divina” se parece un poco al concepto aristotélico de “iustitia”, entendida principalmente como “conmutativa”, según los negocios, empresas, acuerdos que hacen los hombres de acuerdo a un fin o propósito determinado, pero también aplicado a una distribución de las gracias, y de los ciertos “males”, pero no necesariamente, porque puede que Dios haga un “levantamiento de los criterios generales” de aplicación restrictiva, llamándola aquí como “misericordia” (divina providencia, en otros sentidos) del cual corresponde de varios tipos, si se analiza correctamente, (que en esta ocasión no entraremos a detallar), entonces existe en este plano una "justicia general" que es la común, y una particular aplicado a ciertas personas en concreto de acuerdo a su nivel de vida, y otros factores que desconocemos, que podemos tener en cuenta uno de ellos como lo es la piedad, y de lo justo, por ejemplo una persona que ora sin cesar, va a tener un tratamiento distinto de quien no lo hace, porque es lo que pide, en cuanto al grado de cobertura o protección frente a las asechanzas espirituales o materiales.

Ahora, como Dios, es grande, amoroso, y bondadoso, pareciese que la “misericordia” ha sido dentro de la justicia mayor que esta última y no es así, si no que es su "marco general" de aplicación, si bien algo signifique que sea excepcional no lo entendemos que sea extendido o no a otros campos y esto es lo que Él hace, lo que pasa es que hemos hecho abusos de la hipocresía y la incoherencia en nuestros actos, pretendiendo expresar que como la “Santisima Trinidad” es piadosa, nos perdona todo, y esto no es así, es un error grave como se enseña en las Iglesias, o comunidades religiosas, porque debe ser supletorio, su idea es jerárquica (superior-inferior, no al revés) y tampoco es principal sino "coetánea". Esta corriente light (tibia) es tomada por los necios, ya que su "subsunción extensiva" corresponde solo a Él no a los hombres, la comprensión ha sido equivocado y esto ha hecho más bien que haya relajamiento en la ortodoxia de la fe, y la tradición de los deberes que debamos cumplir como religioso y fieles laicos, y terminemos permitiendo todo (protestantización de la Iglesia).

La justicia entendida como virtud, pero también desde varias aristas, debe ser unificado a lo que corresponde a su criterio original, esto, para que pueda funcionar y es por ello que la cultura ideal debe ser la cristiana (católica), tal cual como ha sobrevivido la civilización occidental por cientos de años, gracias a ello que deba estar amoldado a sus deberes, de una no intromisión del Estado, de un mercado libre (fuera de toda traba), y un respeto por los derechos individuales, es decir, marcado por unos "mínimos de iustitia", ideado en un proyecto filosófico-político de este aspecto, pero no necesariamente “católico romano” sino de uno del cual sirva de sustento ético-moral (catolicismo —sin adjetivos—), para la minimización de las metidas de cuchara de los gobiernos como límites en cumplimiento de Evangelio, que es lo que se debe seguir como fin principal de este tipo de "Justicia universal".

Esto quiere decir que la "justicia" es ser fiel no solo a lo propio de lo humano, sino a los mandatos divinos, recordemos la "justicia divina" aplicada en Adán y Eva, o desde Abraham hasta antes de la llegada del Mesías, y luego con la muerte y resurrección de Cristo, son distintos actos, en diferentes tiempos, hechos concebidas en la misma estructuración material pero tambien atemporal. Igual como Cristo ha aplicado cierta justicia y misericordia viniendo al mundo, también podemos decir que lo ha hecho ajusticiando a los habitantes de Sodoma y Gomorra, y esto no se diferencia en nada de otras sanciones disciplinarias. Lo que no puede decirse es que tuvo piedad en una sí y en otra no, ya que no es correcto este planteamiento, por tanto, en ambos lo tuvo, sino que hemos malentendido su noción, ya que la segunda concepción se deriva de la primera, pero es vista como una excepción a la regla del cual ha sido extensivo por Él porque lo ha querido pero no por nosotros mismos (abusivamente).

Como existen confusiones, errores, herejías, distorsiones de las cosas, como perversiones de las virtudes como lo son los “vicios” (logismoi) también existe para lo que es el concepto de “justicia” una mal interpretación que se ha venido calando con el tiempo y no es otro que el de la llamada “justicia social” (se transformo en el posmodernismo), una etiqueta propia del socialismo y del igual manera del capitalismo de Estado, en contra de los derechos de los individuos e incluso de las comunidades (ordenes). Ahora, diferente es ostentar una “justicia distributiva” o “comunitarista” más no una existente “social” donde es el “gobierno” el que mete sus manos para tomar todo lo que coge (mano visible) a su conveniencia, desde la educación atea, salud paupérrima, control de los alimentos, regulación de economía oligopólica, etc, implantando el “modernismo imperante” según su visión en la "sociedad civil", como ahora está surgiendo a partir de la denominada "cultura woke".

Por ello que debamos plantear una justicia reparadora, sanadora, corredentora no solo a las blasfemias, sacrilegios, y demás cometidas en contra de los Sagrados Corazones de Jesús y Maria sino también a toda nuestra fe, tradición que fue conservada por los "monjes" y la “escolástica” con más de 1000 años de enseñanza (paideia) batallando, luchando, yéndose en contra de las herejías del momento, de allí que a muchos así no les guste se hayan vueltos tibios, porque no les gusta la "verdad", sino el criterio del momento, no siguen el "camino" para la salvación ya que no les conviene, sino que viven por vivir (corporalmente), por ello que el concepto de justicia requiera de esfuerzo, sacrificio, porque es riguroso, en cuanto a sus exigencias de sus deberes como laicos o religiosos, aquí no vale el lema: “si ya me conocen como soy, para que me llaman”, esto no es así, mientras que la misericordia puede ser mayoritariamente beneficiosa cuando incumplimos, la justicia es neutra, disciplinaria y por tanto es de aplicación forzosa (juicios generales/particulares) y es por eso que Dios la sigue aplicando por “bondad” y no porque la merezcamos per se para salvarnos/condenarnos.

Cuando aplicamos las obras de misericordia de índole espiritual o material, estamos subsumiendo un tipo de justicia ya sea humana o divina que tendrán mayor valor según sus circunstancias, indistintamente creamos que haya pecados, faltas, o bien vicios por reparar que vayan en contra de la “justicia” todo esto es un hecho, y sus actos contrarios van contracorriente a la razón (a lo racional), por esto, es que ningún acto debe ir en contra de los mandamiento de Dios, ni por parte ni como un todo (se aplica o no se aplica, trigo o cizaña, caliente o frio, negro o blanco), ningún valor, virtud, va a ser concebido en su acoplamiento como un sistema holístico, que se tome integral de esta manera, ya que su estructura es perfecta, no fuimos creados por accidente ni por casualidad (azar), y por tanto, estamos ceñido a este "cuadro justiciero disciplinario divino", que abarca las demás cosas, entre ellas la piedad, penitencias, faltas, sufrimientos, todo lo que consideramos bueno o malo, absolutamente todo, tiene que ver con esta cualidad mas no tanto de su cantidad.

"Dios es rico en misericordia y lento para la ira" (véase, Salmos 103:8), lo es porque aplica la justicia, parte de nuestra vida de pecado, y de pecadores se da en este sentido, por ello que Él lo entienda mejor que nosotros y lo haga (aunque no lo aprehendamos), pero esto no quita que debamos cumplir y reparar todo el tiempo, pensemos en el perfecto ejemplo del Santo Job, una persona "justa" que a la final sufrió pero tuvo que cooperar, en ultimas venció, fue una causa del “dike”, procediendo de la noción cuyo adjetivo es el "dikaios", que significa "justo", y de éste a su vez conlleva una forma más larga del nombre, "dikaiosyne", que comprende el "estado de lo que es justo" (perseverancia), del cual pudo conservar hasta lo ultimo de sus días, por ello que los griegos relacionaran el paganismo de los "dioses", denominados como “astrea” con el de “themis” en el sentido jurídico actual de la palabra, ahora traducido como "justicia divina", atado como uno solo (relación de sujeción). 

En estos casos dice San Agustín, en su libro titulado: “La perfección de la justicia del hombre”: 

“La justicia perfecta es posible por la gracia de Jesucristo. El pecado no es algo natural, sino fruto precisamente de la naturaleza corrompida, por lo cual nos hacemos, por naturaleza, hijos de ira. Y es insuficiente el libre albedrío de la voluntad para no pecar si no le sana la gracia adyuvante de Dios por Jesucristo Señor nuestro. Precisamente es culpa del hombre él no estar sin pecado, puesto que únicamente por la voluntad humana se ha llegado a esta situación de necesidad, de la que no es capaz de salir la sola voluntad del hombre”.

Mejor dicho, la justicia está desde que nacemos hasta que morimos (de hecho, después de muertos corporalmente hablando). Por ello que el arrepentimiento frecuente por nuestros pecados y por lo de nuestros ancestros, tener pena ajena, propia, lastima, renuncia contrita por todo lo que hemos hecho vale más que X faltas (factor cualitativo), y esto vale hasta el final de nuestros días, y esto se llama "perseverancia final de la fe" y es lo que pide Dios que hagas, no que sea perfecto, sino que consiga la "perfectibilidad", es decir el esfuerzo o esmero por ser "santo", que aquí podemos asemejar como conservación final de la justicia, es por tanto una necesidad imperiosa estar el hombre preocupado de estar sin pecado todo el tiempo (empeño), para que pueda legar la gracia, de allí que se necesite de la "cooperación" (intentos frecuentes) de obedecer, dentro de lo que se refiere a esta "iustitia divina", ya que Dios cumple con sus deberes cuando somos justos, cuando pedimos sin cesar, Él quiere salvarnos y lo sigue siendo mayormente misericordioso con sus hijos, pero no por obligación, sino porque así Él lo ha querido, es decir, por caridad, por bondad.

Para el Santo Angélico, Tomas de Aquino la “justicia” (sedek) o más bien la "obra del justo" radica en la “voluntad”, del cual hace parte del “apetito racional”, no solo es conocer, es también obrar, virtuosamente, (dikaiosyne) y lo ideal es acoplar la justicia humana con la divina, tal cual como lo patentó Cicerón: “es un hábito del alma, que observado en el interés común otorga a cada cual su dignidad”. En estos casos en su "factor cualitativo", el arrepentimiento vale aquí más que toda la justicia del hombre (factor cuantitativo), no porque la merezcamos sino porque Él la ha considerado dentro de lo “justo” lo que llamamos perdón, lo que se valora dichos "juicios" con el sufrimiento más que con el dolor. Y esto lo sabemos porque no los revela las mismas escrituras, se dice que Dios escudriña corazones y mentes, muestra su justicia, tal cual como hizo con el mismo Adán, después de caer, Abraham, o Jacob con Isaac, y el de todos según su capacidad y condición, recordemos la parábola de las vírgenes insensatas o la de los talentos, la de Job, o Jose en Egipto.

Ahora sabiendo que la “justicia divina” es la base de engranaje de los demás peldaños es la misericordia que viene de Dios y no precisamente la que pretendemos nosotros superar, a trabajo de alcahueterías la que sustenta su alcance, porque si no fuéramos ya exterminados, debido a su "justa ira" (dies irae), que es lenta, pero rápido en el perdón, esto es una atribución misma retribucionista, y distributiva, que le podemos llamar ahora “comunitarista” no "vindicativa" sino "reparadora" incluso en ámbitos humanos, o “gregaria”, de allí que la santos Padres digan que Dios gobierna el mundo con dos (2) manos, una con la “justicia” y por otro lado con el de la “misericordia”, pero en verdad tiene que ver más bien con la venida del “hijo redentor” que fue el "cordero" que se sacrifico, visto como el "hijo del hombre", y por medio del cual actúa el “Espíritu Santo”, sanando, reparando todo, del cual todo esto hace parte de la “economía de la salvación” y corrección (disciplinarismo) de las almas humanas —soteriológicamente hablando—.

Ahora, si ofendemos su justicia disciplinaria cualitativa, pensamos en la "misericordia" para ser "salvos", pero si abusamos de la piedad de Dios, ¿Dónde vamos a parar? dirán algunos a "María", "nuestra madre", pero si también nos extralimitamos en su intervención caeremos como ovejas en el deshuesadero, y es esto es lo que no nos permite, crecer, sino decaer, y condenarnos. Eclesiástico 5:5-6 dice: “No estés tan seguro del perdón, mientras cometes un pecado tras otro. No digas: Su compasión es grande; él perdonará la multitud de mis pecados", porque en Él está la "misericordia" aplicado a su manera no a la nuestra, pero también se consigue su ira, su "justicia neutra, objetiva" y por tanto, su indignación recae sobre los pecadores. Al ser "justo", consiguiendo su "estado" que no es otro que el de dikaiosyne, lo que se busca que te arrepientes frecuentemente, para enderezar el cauce, pero muchas veces no vemos o nos hacemos los necios a estos llamados y lo pasamos por alto por varias razones, en todo caso cooperes o no, el tiempo pasará y Él ordenará todas las cosas dentro de lo que es la "justicia divina" incluso "humana" que le pertenece.

Cuando hablamos de Dios, podemos llamarlo a su vez con el nombre exacto de “Justicia”, ya que es uno de sus nominativos, del cual distribuye la redención, el sufrimiento, la lucha, las virtudes, los dones, y cuales otros bienes espirituales como y cuando quiere, según nuestras capacidades/condiciones almáticas, en la medida de la belleza del orden (pulchrum). Todo lo es que propio de la “Santisima Trinidad” es lo "justo", la injusticia no proviene de Él sino de nosotros los hombres, que fuimos los que pecamos de allí que debamos ganarnos nuevamente la "gracia", por esto que debamos esforzarnos y cumplir con los mandatos que ordena (obediencia), para poder llegar a ser justos nuevamente (estados) llenos en la "gracia de la perseverancia final de la Fe", aunque siempre nos consideremos unos “indignos”, unos “pecadores”, unos "gusanos”, por tanto, mantén tu mente puesta en el infierno, pero no te desesperes, esta es la mejor justicia en ambos sentidos, del cual será siempre será cumplir con lo que dice el Camino, la Verdad y la Vida, que no es otra cosa que el Evangelio.

Para el profesor y jurista italiano Giorgio del Vecchio haciendo una distinción entre "Justicia humana vs. Justicia divina", entiende esta concepción de la primera dentro de una de estirpe carnal, del cual está lejos de saciar las necesidades o deberes de la que es llamada celestial, pues el orden jurídico positivo no lo puede comprender del todo, de allí que haya idea, una clase de justicia “super conmutativa, distributiva, que denomina "superlegalis et superpunitiva" (p. 3) que sea crea en todo caso una justicia en todo sentido y como virtud va ligada siempre a la "misericordia" mientras que en la humano no sea asi, el termino correcto sería el “clemencia” (recordemos el texto de Seneca con el mismo nombre, del cual narra el asesinato de Británico por parte de Nerón, y explica que este "valor" no se relaciona con la "compasión" y mucho menos con la "misericordia", sino que es entendida como "moderación en el castigo"), ya dice Salmos 85:10: “La misericordia y la verdad se han encontrado, la justicia y la paz se han besado”, por ello que Padres de la Iglesia hayan entendido esta síntesis, entre la una y la otra (San Ambrosio, Orígenes, etc) como uno solo (integralmente).

Siendo la "justicia divina" la mayoría de las veces inentendible no solo para el "ojo humano", sino para todo lo creado, a falta de "sabiduría se torna difícil de comprender para nuestra mente limitada esta complexión, del cual resulta ser superior a la humano en creces. Cuando se aborda el tema de la reparación, coredención, el sufrimiento, en todo su esplendor, la cual incluye no solo como atenuante, sino como si fuera una sanción premial dentro de la misericordia misma, no se acepta, se cree que es un castigo, cuando nos arrepentimos de los pecados o humillamos de nuestros acto, creemos que Dios está siendo cruel con nosotros, una vez pasa esto, sigue la gracia sobre gracia y comienzas a comprender, una sobre otra cosa, como si fuera un músculo inmaterial, una hipertrofia invisible, para este caso lo que es justo para lo primero, puede ser injusto para lo segundo y viceversa, dice Romanos, 12:21 : "No te dejes vencer por el mal, sino vence el mal con el bien", por esto que entendamos la justicia de Dios, como dar bien por el bien, y el bien por el mal, no dar el mal por lo que se hace correcto, tal cual como lo comprende los hombres o los demonios. 

Esto no significa que debemos rendirnos ante la "justicia humana", sino que debemos proponer un "sistema de justicia eficiente" —económico—, acorde a los valores éticos divinos, abordados a través del Evangelio, esto quiere decir, que cuando nos ataquen no debemos nosotros vengarnos sino impedir el daño, defendiéndonos, y esto algo diabólico que se ha distorsionado de los sistemas disciplinarios y penales actuales humanos, como sucede con las figuras de la suspensión provisional o la detención preventiva, como cuando pensamos que si alguien es sancionado por inasistencia alimentaria se puede reparar, cuando al estar recluido no vas a poder pagar los alimentos,  lo que se aflige es otro daño peor, lo último, siempre será cumplir con la justicia pero de las leyes divinas, esto es, perdonemos para ser perdonados, seamos misericordiosos con otros, no juzgar al otro (en el sentido correcto), humillémonos, debemos tener un derecho, equiparable a lo espiritual, en conjunto con los deberes éticos cristianos, tal cual como la ha sostenido la civilización occidental por cientos de años.

El derecho, bien ejercido, bajo unas reglas mínimas, de límites (garantista), ejerce unos deberes que deben ser cumplidos por todos, pero no es óbice para que apliquemos el Evangelio según nuestro modo de vivir que tengamos como "estilo de vida" (dikaiosyne), por ejemplo, perdonando una deuda, aplicando la caridad, etc, esto es ser "cristiano ortodoxo", dejando el apego, encarcelando la concupiscencia, controlando los placeres, sin que esto significa "injusticia", sino más bien justicia bien entendida, en el sentido divino y humano, por tanto no es justo el que cumple las leyes positivas del hombre mientras transgrede los mandamientos de Dios, será un buen ciudadano, pero no un hombre santo (perfectibilidad), se debe conseguir entre ambos el “bien supremo” (comunitarista, redencionista), con el fin de salvar las almas de los condenados e inocentes que aun viven.

En su discurso “Giustizia divina e giustizia humana”, de 1955 del Vecchio, afirma que, además de la ley natural y de la ley humana, también se requiere, para dirigir el obrar del hombre (voluntarismo), la lex aeterna (divina) aunque justificando el pensamiento de Kant, y trayendo un racionalismo tomista-agustino, planteando incluso un derecho a la resistencia frente a leyes injustas de esta naturaleza, en convergencia a los derechos individuales, del cual puede ser de soporte para el derecho positivo, pero puede que muchas veces no se acomode a los criterios de justicia natural divina, de allí que por ello nuestra concepción moral deber ser la "intersubjetiva católica", partiendo de una base antropológica patrística ortodoxa, tomando el concepto de justicia y misericordia de los Padres de la Iglesia, originado de unas bases constitucionales distintas para cada ciudad en un gobierno comunitario, pensemos como lo expresa San Agustín, en la distinción entre: i) civitas coelestis, ii) civitas terrena o iii) civitas diaboli, del cual podemos conseguir un tipo de "philosophia perennis" o "filosofía perenne" que es ética-moralmente aplicable a todas las religiones, pero no entendiéndolo como “ecumenismo”, sino dentro de la inviolabilidad de los dogmas de fe (Credo), vinculados a todas las espiritualidades desde el punto de vista ético mínimo.

En suma, Dios nunca pierde, siempre que, por alguna razón, se perturba la armonía, la justicia divina restablece el equilibrio y así continúa o, mejor dicho, prolonga la buena obra de construir según la voluntad divina, y esto es lo que pretende contraer la “justicia diaboli” a través de sus instrumentos humanos, o por medio de la influencia en la "justitia hominis", todo comenzado desde la soberbia principal y su desobediencia continua, después de la caída racional-espiritual, seguiremos en pie de la lucha (véase Job 7:1), por la cual por una determinada razón de "economía", se aplica de diversas maneras en beneficio de todos, a la final, debemos poner nuestro granito de arena, por ello no está bien “suicidarse”, o acabar voluntariamente la vida porque sí, porque no has cumplido tu rol (y esto es soberbia), dado que Dios gobierna todo sin error, la justicia divina interviene implacablemente para restaurar las cosas y el orden (por eso es que estas aquí, no para "mamar gallo" o "tomar el pelo"), ya que no hubo, ni habrá error en su creación, todo es perfecto y bello.

El hombre constantemente dentro de su lucha espiritual debe componer las cauces de la desviación de la "naturaleza adámica", como la que se presenta en vida, debemos estar arrepintiéndonos, pidiendo perdón, reparando faltas, convirtiéndonos constantemente (metanoia), trabajando en la virtud, practicando los sacramentos, cumpliendo los mandamientos, tratando de  ser siempre unos hombres piadosos-justo, ayudando, haciendo penitencias, llorando santamente por sus pecados y la de los otros, y esta la forma no querida por muchos, pero ideal para la salvación, en cuanto a conseguir el equilibrio de las cosas, no por indiferencia como lo hacían los cínicos, los fariseos, los estoicos, no, sino que por amor, bondad, caridad, oración, penitencia, por el tiempo que vivamos, hasta el final de nuestras vidas hermanos.

De allí la importancia del voluntarismo, de la cooperación, la libre voluntad, el libre albedrío, o como lo quieran llamar, por eso que Dios no elimino esta "libertad" para que aun nosotros podemos arrepentirnos, practicar la virtud, sacar provecho de nuestros talentos, faltas y dones naturales, esforzándonos, sacrificándonos, Dios no quiso destruir lo creado, sino recomponerlo, fue así, que se hizo hombre, para seguir su cauce y dar ejemplo, y lo sigue haciendo, pero sigilosamente, con planes, estrategias, astucias divinas, poco entendibles para el hombre, y humillantes para los demonios, por eso es que quien peca se hace esclavo, no sólo de sí mismo, sino de los ángeles caídos, se vuelve copartícipe de su rebeldía, y su soberbia, se une tácita/expresamente a su venganza, destruyendo el orden, la disciplina, la armonía, la belleza (pulchrum), por ello que permita la maldad, siempre para un bien, lo mismo que los ataques del Diablo y sus secuaces, a todo le saca provecho, de allí que tengamos nuestros "ojos espirituales" bien abiertos para verlo y aplicarlo (paideia, aprendiendo).

Hermanos, erradiquemos la rebeldía, la soberbia, la desobediencia, la ignorancia, recompongamos todo, luchemos juntos, como "mercenarios cristianos", en contra de los vicios (logismoi), los espíritus inmundos, que quieren hacer que perdamos nuestros almas, haciéndonos parecernos a la de ellos, volvámonos a la Santisima Trinidad, en comunión a sus maravillas, hagámonos amigos de la verdad (teofilia), consigamos la theosis (deificación), la divinidad de nuestro ser, fortaleciendo nuestro esfuerzo con la penitencia, oración, mortificaciones, práctica de sacramentos, etc, ordenando todo este caos, siendo persistentes, perseverantes hasta el final, en la disciplina corporal y espiritual, adoptando como un estilo de vida ortodoxo católico universal, el estilo de vida cristiano, siendo justos, "dikaiosyne", dando ejemplo con nuestras conductas virtuosas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario