Páginas

28 de abril de 2024

LA CONTINUA CONVERSIÓN DEL ALMA: MI PRIMER AÑO DE "TRANSFORMACIÓN ESPIRITUAL" (33 "DIOSIDENCIAS" CON SAN AGUSTÍN)


"La oración protege y refleja las terribles compulsiones del poder oscuro. Y especialmente fuerte es la oración de una madre (...): tiene un gran poder”. - San Serafín de Sarov

“No sabemos lo que queremos realmente; no conocemos esta verdadera vida y, sin embargo, sabemos que debe existir un algo que no conocemos y hacia el cual nos sentimos impulsados”.- San Agustín

"Mi único deseo era vivir hasta verte católico e hijo de Dios".- Santa Mónica

Mario Felipe Daza Pérez

Puedes descargar este artículo en Word o Pdf, aquí

Este 1 de mayo, se conmemora mi primer año de "transformación" (metanoia), al "cristianismo", aunque se debe decir, que la "conversión" no debe ser visto en un "tajo", sino que ha sido "paulatino" hasta el momento, es una labor que se hace a diario, buscando cada vez más una mayor "gracia de Dios". Precisamente celebrando este 24 de abril de 2024 como un día de "conversión de San Agustín", que junto a este suceso, es un caso que puedo decir que fue muy parecido al mío, de lo que —"guardando las proporciones"— en cuanto a su grandeza como "santo" y demás dotes, dones y carismas entregados por el Señor, podemos mencionar aquí por lo menos unas treinta y tres (33) coincidencias (que le llamaremos “diosidencias”), siendo el más importante de ellos la "súplica" de nuestras "madres" al Señor por muchos años para la “conversión” de sus “hijos pródigos”.

Debemos mencionar que abril es un mes muy importante para la Iglesia Católica (en general), ya que se conmemora la etapa gloriosa de Jesús (resurrección), del como de la “muerte” pasó a la “vida”, igual que San Agustín y en nuestro caso, después de haber estados muertos pasamos de este estado a estar vivos a partir de la transformación espiritual (metanoia) que tuvimos, lo que queda claro de todo esto ha sido la gran "misericordia" de Dios para sus "hijos rebeldes", especialmente de lo que hizo el verbo encarnado para con él, utilizando en su caso un escrito a San Pablo (que fue otro iconoclasta) y en el mío la intercesión de la “gospa”.

Sabemos que el Santo de Hipona no escribió algún texto alusivo a la Santa Madre de Dios (Theotokos), pero sí conocemos de su devoción hacia ella, aunque en esa época no existía mucha veneración al "corazón inmaculado" de la "gospa" si resultaba importante para los padres de la Iglesia. Ahora, no es coincidencia, que sea el 1 de mayo de 2023, la fecha exacta de mi conversión, la cual concurren muchas cosas, no solo se celebra a nivel mundial (y no local), el "día del trabajador", sino que desde el punto de vista integral, se tiene que es el “mes de la madre” (en el sentido terrenal), y también nada menos que el mes de Maria, a esto le sumamos que en este tiempo llegue a confesarme, y permitirme llegar a la “verdad”, que a muy pocos se les he concedido, fueron entonces estos días momentos de transformación definitiva de nuestras almas, igual que lo sucedido por San Agustín.

Durante el mes de mayo hasta el mes de junio se celebra mes de Maria (al menos en Colombia, y en uno que otro país), y durante este periodo no solo tuve la transición, sino que también la conversión transmitida a través de confesión, las asistencias de misas, eucaristías, retiro espiritual, y una búsqueda sincera y voluntaria de Dios (un académico arrodillado), y gracias nada menos que a la intercesión especial de la "gospa", como de lo que fue mi Madre, ahora Santa Martha Elena (miembro de la Iglesia Triunfante), estas "diosidencias", no se dieron de forma “causales” como creerían los “ingenuos” o por “suerte” sino por mero “milagro”.

De hecho, es en este mismo día de “conversión” cuando/donde se celebra, la "fiesta" de "San José obrero" del cual he recibido también gran ayuda, en "gracia" y "virtudes" y si miramos más allá el 3 de mayo se homenajea el "día de la Santa Cruz", al Apóstol San Felipe (estaba contemplado en el "martirologio romano" que su fiesta era el 1 de mayo, pero en el Novus Ordo se cambio a este día posterior⁣), siendo mi nombre Mario Felipe, también se homenajea al Apóstol Santiago (quien fue el primero en decir, la "fe sin obras, es fe muerta", Sant 2:26), el 4 de mayo se festeja la efemérides de Santa Mónica, (y este año cae un primer sábado de mes, en celebración además de la "gospa") el 13 de mayo la fiesta de la Virgen de Fátima (advocación fuerte de la Virgen en el mundo), el 16 de mayo, al monje Simón Stock, se le entrega el escapulario de la Virgen del Carmen (del cual es mi advocación), el 24 de mayo el día de Maria Auxiliadora (fecha que además se cuenta como el rezo por primera vez el rosario con devoción) y así, podemos continuar con un número de "causalidades divinas".

Precisamente, asistiendo a misa este 24 de abril del año presente, en la noche, (normalmente lo hago en la mañana), casi siempre voy casi a las mismas parroquias, esto, a pesar de que la Iglesia del Liceo Cervantes (agustino) pertenece a la comunidad de San Agustín (para rematar) soy graduado de esta "institución agustiniana" (del cual hago parte), al final termine asistiendo en esta última hora del día a esta celebración, cuando casi ya no voy a este sitio (a excepción del "santísimo" que es 24 horas), y fue exactamente ese mismo día momento en el que se cruzaba con el día de la "conversión del Obispo de Hipona", del cual no tenía idea, por descuido, y aun asi, escuche la homilía, que aunque fue larga, era placentera ya que se trataba sobre su vida y obra.

Es claro sacar de este coyuntura que aun asi no te des cuenta, las cosas te la muestran y se dan, porque así lo considera Dios, se puede incluso mencionar muchas más "milagros" que se ha hecho desde que tengo conocimiento, y no se presenciaban por estar "invidente", y esto no se veía debido a mi "ceguera espiritual" (igual que en San Agustín), porque estaba ciego cuando aparecía esta clase de “hechos sobrenaturales”, y así puede pasar contigo querido lector/a si no te abres al “camino de la verdad y la vida”, y puede que ya te esté sucediendo y que no atribuyas estos sucesos a “Él”, sino que a ti mismo o al destino, una muestra total "mal agradecimiento", fíjate que estas aquí no por "azar" como creen algunos científicos/escépticos/agnósticos/ateos, estás aquí por alguien que te ha traído, no existe una fórmula mágica para indicar que por "casualidad" me conozcas, porque es más fácil ganarse la lotería un número X, Y o Z de veces, que el haber nacido, y aun no te das cuenta, que eso de "azar” no es.

Siguiendo, tenemos que para el primer año de mi conversión, este 7 de mayo de 2024 se celebra en mi ciudad, (el 1 de mayo en Bogotá) el homenaje al "día de la madre" (mes de mi transformación que a la vez coincide con el de "madre de las madres", en este fecha, los Caballeros de la Virgen harán un homenaje a la "gospa", y que a su vez será realizada en la "catedral" lugar donde se consiguió mi “conversión plena”, ese mismo día, que después de haber ido a 6 iglesias distintas y todas estar cerradas ¿otra coincidencia?, fue esta última, la séptima (7° que significa -plenitud-) la parroquia que me recibió, bien como pasará en esta efemérides, esto me confirma de esto que era mi día si o si, para la transformación completa de mi ser (metanoia) igual como le sucedió a San Agustín, el 24 de abril (esto nos demuestra que el Espíritu Santo venía trabajando poco a poco).

La “conversión” es una etapa que viene después de un ciclo de desorden, sobre todo "almático", si bien mi transformación no ha sido del todo "agustina", sino que se lo debo en gran parte a nuestra madre Maria (carmelita) y la disciplina (benedictina-ortodoxa), y de lo que hizo mi madre terrenal a través de sus súplicas, lágrimas y penitencias, por tanto, siempre se trató de un acercamiento paulatino, no de un tajo como creen muchos que pasa.

Para el caso del Obispo de Hipona, el "tolle, lege, tolle, lege" (toma y lee), fue sinónimo de cambio, de su causa final de transformación espiritual, fue el despertar de su alma, "iluminación de su conciencia" visto como algo divino, conversión que estuvo buscando siempre en la verdad y su contemplación esto, para luego estar preparado para la lucha (Job 7:1), tal cual como se nos menciona en el libro autobiográfico de "Las confesiones", estaba muerto (Lucas 15:32), igual que el, fuimos revividos por obra y gracia del Espíritu Santo, a través de la mediación de Cristo Salvador y Theotokos (al menos en mi caso), recordemos la parábola del “hijo pródigo” que muy bien puede ser aplicado para nosotros, estas “ovejas descarriadas” (ya que volvimos a casa, al domo de la disciplina -disciplinae domus).

En la "Carta Encíclica" del Papa Benedicto XVI, "Spe Salvi" nos indica que en "esperanza fuimos salvados", haciendo hincapié precisamente a San Pablo como centro de ese aprendizaje (paideia), son sus misivas tan importantes que hizo que se diera la conversión final del Obispo de Hipona, exactamente tomando como centro a Romanos, 13:13-14, de allí que haya aceptado el camino San Agustín, la vía del conocimiento a sí mismo, de la aceptación de sus errores y de lo que fue en su vida, y por último de su superación en gracia del Señor (véase, "El combate cristiano"), que al principio no solo recoge de las fuentes griegas como la platónica-neoplatónica y romanas, cobijadas inicialmente en Cicerón, sino de las Sagradas Escrituras, este giro que dio de 180% sirvió de base para consolidar lo que hoy conocemos de este santo doctor/padre de la Iglesia.

Ahora, después de haber sido expuestos algunas ideas básicas-generales concordante del detonante final a la conversión sigilosa del Espíritu Santo en nuestras vidas, a través de la manos de Maria (en nuestro caso) en las de él, en Cristo mismo, en utilización igual para ambos de nuestra madre terrenal y posteriormente justificándonos en San Pablo, a continuación expondremos unas “33 Diosidencias" que me acercan a la vida de San Agustín (edad de su conversión), del cual puede expresarse al santo como mi “alter ego”, debido a nuestras enormes convergencias de lo que fue en este ciclo de desorden hacia la “transformación espiritual” (metanoia), guardando las debidas proporciones/capacidades/aptitudes. Veamos:

  1. Ambos nos juntamos con malas compañías (lo que nos generaba un entorno negativo), lo que causó el pecado y por tanto, el vicio pecaminoso.
  2. Ambos nacimos en el seno de familias acomodadas (de clase media)
  3. Ambos teníamos una “ceguera espiritual” debido a que el placer/deseo/vano y material de las cosas que nos ofrecía el pecado, el mundo, la carne y el maligno no nos dejaba ver, ni escuchar.
  4. Ambos éramos soberbios, orgullosos, y petulantes, en mayor o menor medida, según las circunstancias, sobre todo en cuestiones racionales.
  5. Ambos nos creíamos autosuficientes (sobre todo en lo que respecta a la ayuda de Dios).
  6. Ambos nos convertimos en abogados (con formación académica).
  7. Ambos estuvimos interesados en la "búsqueda de la verdad".
  8. Ambos fuimos criados bajo principios cristianos (a pesar de no serlo devotamente desde el principio de nuestra juventud).
  9. Ambos fuimos convertidos en fechas cercanas, para el caso del Santo fue el 24 a 25 abril y en el nuestro (días después) el 1 de mayo (y durante el mes).
  10. Ambos nos convertimos en muy cercana edad, en su caso a los 32-33 años y en el nuestro a los 34 años.
  11. Ambos nos “instruimos” en doctrinas erróneas (pero siempre intentando buscando la verdad).
  12. Ambos nos formamos en la filosofía greco-romana y miramos esta “escuela” como antesala al “cristianismo”.
  13. Ambos fuimos convertidos en la "gracia a Dios" por las súplicas, penitencias y lágrimas de nuestras madres terrenales.
  14. Ambos durante la juventud, andábamos en la impureza, en la gula y la lujuria. Nos dominaba el fango del espíritu de la concupiscencia.
  15. Para ambos nuestra puerta de entrada a la "sabiduría" fue Cicerón, Platón, Aristóteles y en nuestro caso también fueron los “estoicos”.
  16. Ambos fuimos bautizados tarde, a los 32 años en su caso, en el mío a los 15 años, a la misma edad de su hijo Adeodato ("regalo de Dios").
  17. Ambos nacimos en provincias costeras, en su caso, en Tagaste (hoy Argelia) en el nuestro en Barranquilla (Colombia)
  18. Ambos fuimos escritores de libros, ensayos, tratados, artículos
  19. Ambos fuimos conferencistas y polemistas conforme a su doctrina.
  20. Ambos fuimos radicales en cuanto a la defensa de la fe o sus creencias
  21. Ambos fuimos consejeros y buenos amigos
  22. Su madre Santa Mónica tuvo a San Agustín no tan joven, a los 23 años (para esa época), en nuestro caso a los 38 años.
  23. En ambos nuestros detonantes definitivos de conversión (chispa) fueron "hechos sobrenaturales" él, en un Huerto (alguien que le dijo: “toma y lee”, Romanos 13:13-14) en nuestro caso en la Catedral de la ciudad.
  24. Luego de nuestra conversión tratamos de aunar fe y razón, llenos ahora en las “justificaciones cristianas” en los escritos/textos.
  25. Admirábamos a nuestra madre, como inteligente, creyente y ejemplar
  26. Ambos vivimos de forma ascética (minimalista), intentando practicar las virtudes.
  27. Ambos no nos gustaba viajar (solo lo hacíamos por deberes episcopales/profesionales o de oficio)
  28. Ambos éramos rebeldes, desobedientes y angustiábamos a nuestras madres.
  29. Ambos sufrimos la muerte de un gran amigo de casi nuestra propia edad, en su casa perdió a Nebridio, en nuestro caso a Gustavito.
  30. Ambos no andábamos pendientes ni de la fama, la vanagloria ni el dinero, sino de la búsqueda de la "sabiduría".
  31. San Agustín muere el 28 de agosto, y su madre el 27 de agosto, y nuestra madre nace el 26 de agosto, y realmente su conversión (expresan otras fuentes) que se dio a finales de agosto también, del año 386.
  32. Nuestras mamás fueron, casadas, solteras, mujer de un solo varón, y sobre todo "madre" en el sentido verdadero de la palabra.
  33. Nuestras madres, nos aconsejaban, exhortaban y reprimían nuestras malas conductas, a pesar de morir a mitad de nuestras etapas de vida.

  • Plus: Fui graduado de Bachiller en un colegio agustino (Liceo de Cervantes), en profesión con la enseñanza de San Agustín.

De lo anteriormente anotado podemos relatar que ambos (y podrían faltar muchas más, ya que no se acaba aun mi vida) contábamos con una ceguera espiritual aún pudimos salir adelante por “gracia de Dios”, y ahora es San Agustín, mi “alter ego” en cuanto al derrotero de la escritura cristiana, a pesar de no poseer maestros, siempre sin darnos cuenta buscábamos la “instrucción” en el mismo Dios (Salmos 32:8), del cual nos dotó, con ciertos “dones”, sobre todo de “lectura” y “escritura”, pero como él mismo lo dice en su libre insigne "Confesiones" (Cap. XVI), ¿de qué le servía si lo usábamos para mal? si no lo utilizamos para la "búsqueda de la verdad" era todo en vano.

Criados bajos una crianza cristiana, y a pesar de no responder enseguida, fuimos rebeldes, él estuvo de presente inmerso en el error del maniqueísmo, el mismo tiempo (casi 10 años) del que estuve en el agnosticismo/escepticismo/racionalismo, nunca creyendo en la fe, sino sólo en la razón. Esto hizo que su primera transformación, aunque aún no en Cristo, lo hiciera en antesala en el "platonismo/neoplatonismo", en nuestro caso en el "estoicismo", esto sirvió de trampolín para que este a los 33 años (24 al 25 de abril del 384), y yo a los 34 años (1 de mayo de 2023, primer hecho sobrenatural, y luego sería todo el mes de mayo), “renaciéramos”, ya que estábamos muertos, esto, por andar “pululando” en el fango de la concupiscencia.

Fue Cicerón (véase, "Hortensia") y Plotino (véase, "Eneadas") quien le abrió la mente a la sabiduría por primera vez, lo mismo que lo hizo en mi persona, Marco Aurelio, Epicteto y Séneca, lo que no sabíamos es que todo esto estaba preparado por Dios, como parte de nuestra formación, luego cristiana, a voluntad propia, ya que él no quiere nada forzado (quería que estiráramos el dedo), de allí el valor supremo de la "caridad" (por amor), pensemos que antes nadábamos en el narcisismo, endiosamiento, vanagloria…, es allí que reconozcamos después de nuestra conversión que las lecturas de San Pablo más el Evangelio sean el camino a la "salvación" (la práctica de la virtud), es el manual de guía para la ética de todos, y no la "filosofía pagana" o "greco-romana", es así que en su último texto antes de morir titulado "retractaciones", se arrepiente de haber mezclado, estas falsas doctrinas con el de la “Fe” igual como he hecho con muchos artículos de mi Blog -los he eliminado- (más de 400, bien que tenía escrito desde el 2009).

Siendo San Agustín, abogado, profesor, conferencista, también fue juez, aunque pretendió ejercerlo no pudo, (ver, Ángel Peña, en San Agustín de Hipona: Buscador de la verdad, p. 125 y en "Confesiones", Libro VI, Capitulo VIII,) tal cual como nos destacamos, aunque aún no como "operador judicial" (decía, "son tantos los pleitos que caen sobre mí, que apenas puedo respirar, p. 214), esto no fue óbice para que su conversión, se diera como detonante causado por “hechos sobrenaturales”, en su caso se debió a que un supuesto niño le expresó, “toma y lee”, como si fuera una orden de cielo, y luego de convertido le seguía sucediendo múltiples veces (recuerden el caso del niño en el mar), esto para cuando leyó una parte de la carta de San Pablo, Romanos 13:13-14, dice que escuchó una voz celestial (Ibídem, Libro VIII. cap. XII) en un “huerto”, ahora convertido ese lugar en una Iglesia en Italia.

Hemos comprendido de todo esto que la fe, va unido a la razón, en este caso a la ciencia, y que antropológicamente el ser humano está compuesto de un cuerpo y un alma, en nuestro caso debido a la introducción de la psicología en la edad contemporánea, lo desgranamos ahora en un elemento más tal cual como lo es la “mente”, pero esto es un evento teórico dentro de la teoría del ser, de lo que nos sirve ahora para leer/analizar las sagradas escrituras de una forma más abierta, utilizando como centro las cartas de San Pablo (que era otro rebelde convertido en santo, Saulo de Tarso) y el Evangelio, y del cual ahora reescribimos en contra del vicio y en el desprecio al pecado, a la soberbia, orgullo, y demás antivalores malignos que nos tiene a la “raza humana” como “esclavos”.

En su vida de transformación del cual duro de 3 a 5 años viviendo como "monje", (hasta los 37-38 años) (condición que nunca dejaría, en el modo de vivir, ver 55 preguntas sobre San Agustín, p. 37 y 53, —muy seguido de negro vestía—, como lo hacemos ahora nosotros como “luto al mundo”), hasta que se convierte en sacerdote-monje en 391, a los 39 a 40 años, siempre mantuvo de esta “templanza” un perfil de vida monástica, ascética, practicando en todo caso la virtud (ascesis), aunque inicialmente nunca quiso ser sacerdote, pero la vida lo llevo a ello, solo anhelaba vivir monacalmente (p. 67).

Por último, nuestro compromiso hoy en día se centrará conforme a lo expuesto entonces en pelear (luchar, como hizo Job) tal como sucedió con San Agustín con muchas herejías, apostasías, que ahora perviven en otras, e incluso con más fuerzas y otros nombres, entre ellos dentro de la “escuela escéptica”, como la atea, agnóstica, nueva-era, racionalista, y de las que derivan de todas ellas, que ya sabremos cuales son, en cuanto a poner el servicio de los dones recibidos por Dios, no sólo como atención (Serviam Deus) sino visto como "penitencias" de nuestros errores, haciendo el bien, instruyendo en la verdad, practicando la virtud, etc, creando así si se puede, un sistema filosófico teológico, jurídico y de acuerdo a las competencias que nos asignen la Santísima Trinidad.

21 de abril de 2024

LA "MANSEDUMBRE" (PRAOTES): UN "FRUTO" DE LA "HUMILDAD"


Mario Felipe Daza Pérez

@mariodaza

 

Puedes descargar este artículo en Word o Pdf, aquí

 

Seremos "mansos" (dóciles) no solo por las palabras o acciones que evoquemos, sino que verdaderamente lo presenciaremos cuando lo hagamos de corazón. La "mansedumbre" como "valor interno-interno" lleva a la "pax" a la "tranquilidad de espíritu" (hesicasmo -quietud-), "gozo" que se determina contrario a la violencia, a la irritabilidad..., va en conjunto con la "virtud" de la "paciencia" como "valor interno-externo" y de la "humildad" como "valor supremo interno", a la final se muestra como un fruto de esa vid.


El ser "mansueto" es estar asociado a la "tolerancia" y a la "gentileza" un "valor" que va en contra de los "actos concupiscibles de la ira" (San Juan Crisóstomo dice que "aumenta el mal" y es precisamente la "mansedumbre" la que lo hace diferente, debido a su benevolencia o clemencia ya que la "suprime") y que su vez se asocia a la "virtud cardinal" de la "moderación" (temperancia, como freno al mal obrar) pero con mayor ahínco con el de la "fortaleza", por tanto el que lo "practica" o lo "obtiene" por "voluntad divina", no lo hace de por si una persona débil, sino al contrario "fuerte", San Agustín precisamente en el Sermón 375A.1 considera a Cristo como el "cordero" en la pasión y "león en la Resurrección" como ejemplo de ello: "manso y fuerte, amable y terrible, inocuo y poderoso, silente al ser juzgado".

 

Sin duda alguna la "meditación", sobre todo la "cristiana" -que es que la recomiendo-, entre ella, la "carmelitana/benedictina" es la que cimienta ese "entrenamiento espiritual" de la que nos lleva a interiorizar sobre las "virtudes" y entre ellas dentro del factor de las "bienaventuranzas", del cual podemos mencionar la "mansedumbre", ya que dirige la "calma", el "relajo" (pobreza) pero de "espíritu". Esta asociado no solo en el plano espiritual sino psicológico se puede comprender como el "estado" del "carácter" de un hombre, del "comportamiento", (en alemán: "sanftmut") pero también relacionado al "valor monástico", sometido a un "don humano", pero también a un "gozo" del Espíritu Santo, dentro del "fruto de la humildad", de lo que el lenguaje maronita le llaman "praotes", cuya significancia es "dulzura para con los demás", (véase, Meouchi-Olivares, A. 2019, en "Diccionario Enciclopédico Maronita" e "Historia de los Monjes de Siria" de Teodoreto de Ciro).

 

"Praotes" ("mansuetus", en latín) es el término griego utilizado para la "mansedumbre" en ocasiones llamado "gentileza", del cual llena el "sentimiento interno", de la persona ya que viene de la "humildad" (tapeinophrosyne) misma, pero que a su vez se refleja "externo" ya que designa el "trato para con los demás", y no directamente para con Dios, que bien si lo haría la virtud cardinal mencionada o la misma "paciencia", que sería tomada como una "subvirtud", aunque todo ellos comprendidos como "movimientos" o "acciones del alma", del cual toca ejercitar espiritualmente (ascesis) hasta la perseverancia final. En resumen, todo el que es "humilde" es "manso" en mayor o en menor medida, y si, "todo manso es humilde de corazón", porque es su fruto, por tanto, serás destacado dentro del sello divino, como hijo de Dios, escogido para su reino, porque precisamente él corrige de la misma forma, es su forma de "disciplinar".

 

La "mansedumbre" (inferido como "agradar al prójimo"), es una "subvirtud", un "fruto" que se ha contrastado con la misma "humildad" (inferido como "agradar a Dios") en su "raíz" o "causa", en la medida en que esta última se refiere a una actitud hacia uno mismo, mientras que este último va relacionado al "trato con los demás", su finalidad es el refreno, de todo tipo de comportamiento contrario, ya sea a la venganza, ira, palabra suelta, acto desordenado, hacia el prójimo, significa ceder, mantenerse..., teniendo o no la razón frente algo, por amor  (caridad), ser benigno, suave, fuera de toda arrogancia, vanagloria, presunción, en paz, tranquilo, quitando de sí todo halo de ofensa, o afrenta, téngase claro que se crea la posibilidad únicamente de desarrollar esta "cualidad" a través del "poder unitivo" del "Espíritu Santo" (unción/gracia).

 

La "mansedumbre", como "rasgo distintivo", del "ser espiritual" es "fruto" de la obra del Espíritu Santo predicado de la "bondad", ya que su fuente y raíz es la "humildad" que está en el cuerpo, mente y alma sobre todo del que "ayuna", es una combinación entre "sabiduría" y de "fortaleza", ya que no le importa el honor, la vanagloria, pero tampoco el deshonor, el ultraje, o la afrenta. Expresa San Paisios del Monte Athos, que para este proceso ya sea para adquirir o aumentar la "gentileza", se debe practicar la "ley del ayuno" (gradualmente), como médico de nuestro espíritu, ya que humillamos la materia, disminuyendo la "ira concupiscible", así mismo elevamos el "alma" alimentándonos de la oración, limpiando pensamientos vanos, obscenas, murmurios, malquerencias impías, el salteo de los ojos y de los sentidos, mejor dicho, se "interioriza a sí mismo", en búsqueda de una "sanación" alejando las tinieblas, y quitando las "láminas del pecado".

 

Está claro que el "ascetismo" o la "práctica de los ejercicios espirituales" (ascesis) por sí solo no ayuda, este es tan solo un "medio" de la consecución para ser "morada del Espíritu Santo", y esto lo expresamos porque existe muchos otros motivos de destino, entre ellos, por egoísmo, u otros fines ya sean personales, o estéticos, y no por "caridad" o "justicia", y de allí que la "Santísima Trinidad" no se pronuncie en nada en estos "seres", porque no está haciendo dicha contemplación/devoción con el "corazón", sino que se "ejecuta" por "astucia" y no a través de la "virtud", como la "mansedumbre", "humildad", "paciencia". No en vano que se represente al paráclito como una "paloma" (ungidor), de Cristo como un Cordero (maestro) y a nosotros, sus hijos como ovejas (discípulos), símbolos/figuras de la "mansuetud" (praotes) y gozo de la "obediencia" (relación especial de sujeción).

 

Ejemplo de "mansos" no solo lo tenemos con el mismo "Cristo", sino también con los apóstoles en el nuevo testamento, como Pablo, de la misma forma en el antiguo, como paso con Moisés (Números 12:3) e incluso está asociado con otras "culturas religiosas" como el budismo, el taoísmo, el islam, en este último se le conoce con el nombre de "faqr" ("pobreza" o "quien resiste") dentro del concepto de la "virtud cardinal" de la "fortaleza" (que del mismo modo puede estar relacionado con el "estoicismo" y la "filosofía pagana greco-romana"), si lo analizan en nada tiene que ver con la "debilidad" ni de ser "pusilánime", sino al contrario, de convertirse en "humilde" dentro de los grandes "dotes poseídos por el "Espíritu Santo", del cual están sometidos al "temor de Dios", como de las "virtudes teologales", como "fruto" o "gozo" de su "estado espiritual"

 

Repitamos esta famosa jaculatoria ya sea vocal/mentalmente, treinta y tres veces (33x):

 

"Jesús, manso y humilde de corazón, haz nuestro corazón semejante al tuyo"

(Jesu, mitis et humilis corde: fac cor nostrum secundum cor tuum)

 

El que no discute teniendo con que, el que no se enoja sabiendo que le "volaron la piedra", quien está en medio de una pelea, aunque lo haya afectado, saca provecho de ello y se mantiene "manso", téngalo por seguro que tendrá una porción del cielo desde aquí en la tierra, de allí que debamos distinguir la verdadera de la falsa mansedumbre (iracundia), no lo es por tanto, esa persona quien esté pendiente de los vicios, pasiones, deseos mundanos, quienes con una palabrita creen que han arreglado el problema cuando en su corazón se esconde es otra cosa: venganza, retaliación, rencor, etc, recuerden que estamos para servir, no para ser servidos, es por tanto esta "gentileza" una "actitud de humildad", y de "gracia", que va en contra de la "soberbia" y de todos los valores del maligno.

 

Cuando estamos frente a una situación que nos gusta, pero que nos alborota, son esas adversidades de entrenamiento los que nos permitirá enfrentar si somos mansos o no, en esas labores humildes, de aceptar, lo que nos incomoda, siendo ya sea servicial, cortés, así nos hayan tratado mal, aquí no se trata de vencer el mal con el mal, el irrespeto con el orgullo, o el desprecio con la vanagloria, sino al contrario con "caridad" (amor) pensando siempre en "espíritu del prójimo" más que en él de sí mismo, debemos estar descansados en el gozo, la paz y el fruto de la bondad, magnanimidad, y la paciencia, sin llegar a perder esa tranquilidad, siendo el "Espíritu Santo" nuestro guía, quien toma las riendas de los actos, potencias, y facultades de nuestro ser (por esos debemos ser dóciles a sus "santas inspiraciones"), dejando que se aleje el maligno/mal sobre nosotros.

 

Quizás muchos "santos" sufrieron de "actos de ira", impaciencia, de lo que he leído puedo recordar a San Francisco de Sales, o el Santo Padre Pio, en algunas ocasiones, aun así aplicaban la "mansedumbre", ante estos "impulsos naturales concupiscibles", que en ciertos casos era justificado, estos sabían lo que les pasaba, porque moraba en ellos Espíritu Santo, a la final es quien te irradia la paz interna/externa que es lo realmente importante, y no la "impaciencia", el estar "irritado", con "rabieta", esto, no va con Él, por eso es que los "movimientos almaticos" se entremezclen con el "entrenamiento" de la "virtud de la fortaleza" porque sabemos que no es fácil, aun teniendo el "patente de corso" para hacerlo, como cuando cometen blasfemia, o cualquier acción impía contra Dios, hay que saber "corregir", la causa por tanto da pie para irnos en ristre, pero también se debe saber "cómo".

 

San Agustín en estos aspectos en su obra "La ciudad de Dios" como en sus "sermones", se refiere a esta situación de "irritación", con cierta "justificación" cuando existan los motivos, porque si no existiera tal causa no se podría defender en ese mismo momento, igual debería suceder para lo que acontece para la justicia humana, de allí que explica la diferencia entre esta y la "paciencia imprudente" o "paciencia irracional" (este último conceptuado por Santo Tomas de Aquino y San Juan Crisóstomo), que si es viable, porque si no se hace, el "hombre peca", ya que imita la pasibilidad de las faltas, de no hacer nada, del ser omisivo, frente a los males, aun así, recomienda ser manso y humilde (más no tolerante), para tener mayor caridad [justicia] ante el prójimo.

 

Indica el Obispo de Hipona en sus sermones 157.2 y 163 b.3 (en este orden):

 

"Guardaos, pues, hermanos, de que con tales charlatanerías se corrompan vuestras costumbres, de que decaiga la esperanza, se debilita la paciencia y vayáis a dar en caminos tortuosos. O mejor, manteneos con humildad y mansedumbre en los caminos rectos que os enseña el Señor, a los que se refiere el salmo: Dirigirá a los humildes en el juicio, enseñará a los mansos sus caminos. Si no es humilde y manso, nadie puede conservar perpetuamente la paciencia en medio de las fatigas de este mundo, sin la cual no se puede custodiar la esperanza de la vida futura. Es manso y humilde quien no ofrece resistencia a la voluntad de Dios, cuyo yugo es ligero y cuya carga es leve, pero sólo para quienes creen en él, ponen su esperanza en él y le aman. De esta forma, la humildad y mansedumbre no sólo os llevará a amar sus consuelos, sino también a soportar sus azotes, como buenos hijos, de modo que como no veis lo que esperáis, los esperáis por la paciencia".

 

"Por lo tanto, hermanos, si un hombre está implicado en alguna falta, vosotros, que sois espirituales —cualesquiera que seáis los espirituales—, instruidle con espíritu de mansedumbre. Y si levantas la voz, haya amor interiormente. Si exhortas, si acaricias, si corriges, si te muestras duro: ama y haz lo que quieres. El padre no odia al hijo y, sin embargo, si es necesario, le azota; le causa dolor para proteger su salud. Esto es lo que significa en espíritu de mansedumbre. Si, pues, un hombre está implicado en alguna falta y te dices: «No es asunto mío», y al preguntarte yo: «¿Por qué no es asunto tuyo?», me respondes: «Porque cada uno llevará su propia carga», te replicaré: «Sin duda escuchaste con agrado y entendiste: Llevad unos las cargas de los otros». Por ello, si un hombre está implicado en alguna falta, tú, que eres espiritual, instrúyele de esta manera con espíritu de mansedumbre".

 

Además de prescribir la "ley del ayuno", que ya hemos descrito varias veces, como casi siempre la mayoría de las soluciones de estos problemas espirituales [medio para obtener el Espíritu Santo], podemos proponer trabajar la "prudencia", o los actos contrarios conforme repudio de la ira, aun tengamos la razón, demostrando así, "movimientos almaticos" de caridad o de amor, tratar de corregirse casi inmediatamente, o mediatamente.


Por otro lado, tratemos de casi nunca alzar la voz, de guardar el tono, para bien o para mal, esto, para "mantenernos" (mansos) estables en nuestras reacciones. Si recordamos en el Evangelio el pasaje del "dar la otra mejilla" cuando se nos abofeteen, burlen, persigan, denigren, aquí todo ello implica un "acto de mansedumbre", no sólo de soportar dolores sobre todo emocionales, sino también físicos (aunque sea fácil decirlo y difícil practicarlo), soporta los desprecios, es saber entrenarte en ellos, por ejemplo, Diógenes el "Cínico" se dedicaba hablar con estatuas, con el fin de ser "despreciado", ahora, si bien el "fin" es distinto al cristiano, lo que se busca es ser gentil, amable, con el trato para con los demás, controlando las pasiones/deseos con la ayuda de Dios y de tu voluntad esos "movimientos del alma", siendo "rigurosos consigo mismo".

 

Se expresa en Salmos 25:9 que el "Señor" guía a los "manos" y les "enseña" su camino, esto no porque demuestran una fuerza descomunal en sí mismo, sino porque al "escuchar" estarán abiertos a la introducción de la "sabiduría divina" misma, que bien va de la mano con el santo "Temor de Dios" y su "fortaleza", por eso que nos replique Cristo en Mateo 11:29, oigan muchachos/as: "aprendan de mí, que yo soy Manso y Humilde de Corazón", ahora, si quieres ser riguroso, séalo con usted mismo "obedientemente", practicando el "autodominio", pero en todo caso sea amable, gentil, afable para con los demás, y eso es ser "mansueto", cuando esto lo tenga claro, dice San Ignacio de Antioquia, se "desbarata al demonio" porque no tiene nada que hacer, ya que al destinarse como un ser "arrogante", que va en contra de la "humildad" no mora en los frutos, gozos y raíces del Espíritu Santo.

 

Siempre hablaran de nosotros todo el tiempo, esto no quiere decir que no trabajemos en aquello o en lo otro conforme a nuestros defectos, en los falsos honores o deshonores de nuestras virtudes, y por tanto de los vicios/pasiones cuando sea verdad o no lo que digan de ti, lo que único que se debe tener claro es que lo expresen de ti o no, no sea esto el motivo de convertirte en un ser "iracundo", porque lo que se buscará es que el remedio sea peor que la enfermedad, que no seas conocido como "ahí va el irritado", y aún más cuando lo hacen a "adrede", sin justificación.


El "manso" siempre debe saber "controlar" las "emociones", sobre todo su "rabieta", solo de este modo quebrantará la "acción maléfica" del otro, del maligno o del quién lo instó a actuar no tan gentilmente, pues, en primera medida no sabrá que hacer, porque esperará de él lo mismo, pero al no darle la misma medicina la cosa cambiará, es por eso que estas loables acciones se devuelvan hacia ti "digna moradas del Espíritu Santo", "huésped" de esa "alma tranquila" que además es "humilde", paciente, benevolente, pacífica, de allí que los frutos del "paráclito" sea "uno solo" en sí mismo junto contigo (o sino véase, Isaías. 57:15, 66:2, y Mateo. 5:5), llenándose de "gracias especiales" porque resisten al "bellaco", al "soberbio".

 

Debemos ser consciente que si queremos la "santidad" como nos "exhorta" Jesucristo, él no expresa que lo seamos según la condición/capacidad/vocación a la que hemos sido "llamados" (advocare), ya sea como panaderos, soldados, abogados, mendigos, solteros, casados, como quiera que sea, tal cual como se establece en Efesios 4:1-6, pero con humildad, mansedumbre, y paciencia, pero en todo caso, con caridad (amor), conservando el espíritu que nos mantiene todos unidos bajo un mismo corazón, que no puede ser diferente al del resto, "atados" (relación especial de sujeción) al sentir de la "paz", regido bajo un mismo Espíritu Santo, de una sola fe, que debe ser la cristiana, y que no es otra que bajo el rito católico, tal cual como se simboliza en el concepto de la "Santísima Trinidad", Dios uno y trino, en nuestro caso, "santos", por doquier, pero reunidos en "comunión" bajo el mismo propósito, pero eso sí con diferentes "grados" y "gracias". 

14 de abril de 2024

EL TAN OLVIDADO "DON" DEL "TEMOR DE DIOS"


Mario Felipe Daza Pérez

Puedes descargar este artículo en Word o Pdf, aquí

"Principio del saber, es el temor de Yahveh"- Rey David (Salmo 112)

"El temor de Yahveh es el principio de la ciencia; los necios desprecian la sabiduría y la instrucción"- Rey Salomón (Proverbios 1:7)

Indica el Rey Salomón (Proverbios 1:7) que el principio del "don de la ciencia" radica en el "temor de Dios" (es esta "virtud" el "valor rector" de todo el "saber", dice el Rey David en Salmos 112), de este modo, los "necios" son los que la "desprecian" (haciendo lo que les venga en gana, abusando de la "libertad") no solamente en lo lo que se refiere a estos "dones sapienciales", sino que aunado en cuanto a lo destinado al "deber de obediencia", pues, es claro, que, si no temes, y no amas, ¿por qué habría de respetar o guardar respeto por los mandamientos del Señor? Esta disyuntiva es intrínseca a tener o no una "reverencia filial" a la "Santísima Trinidad" (cuelga de un -acto sinérgico-), precisamente, de allí que vaya de la mano con el "don de dones" tal cual como lo es la "sabiduría". En resumen: quien obedece, respeta, reverencia, ama, y teme, es "sabio" por "naturaleza divina".

Sabemos que los "dones" -consolidados- del Espíritu Santo, son siete (7), y también conocemos que la "sabiduría" es el "don de dones" que a la vez nos introduce al "módulo" de los "dones sapienciales", aunque para nosotros el comienzo de todos ellos inicia con el "último",  esto, tomando en cuenta su "escala", es decir, el "temor de Dios" no podemos reducirlo solo a la "obediencia-piadosa" sino que sumado a la "humildad" (haciéndonos ver los "gusanillos" que somos, en la miseria que pululan), es una "virtud" que a su vez es opuesta a la "necedad", y este es el "principio básico" regente para poder ingresar al resto de la estructura divina, inclusive, si nos remitimos a los "carismas" y "gracias" (por lo general) pasa lo mismo, por ejemplo, si Jose temo a Dios, (Génesis, cap. 42), no fue solo por la "sabiduría" sino -ex ante- por "el temor" que germinó en gran parte de este gran "don penetrante".

Si nos vamos a la "ciencia" como "materia" tenemos que las personas que dependen de la "fuerza de voluntad" suelen resistir las tentaciones, pasiones, deseos con mayor ahínco, estas, son percibidas como más dignas de confianza que aquellas que utilizan "estrategias de compromiso externos", como un programa de control de ira, la utilización de aparatos, bloqueadores de redes, etc, porque en ultima es "temporal" su efecto, solo será útil mientras que pasa su "efervescencia concupiscible" (véase, Kristal, A. S., & Zlatev, J. J., 2024, en "Going beyond the “self” in self-control: Interpersonal consequences of commitment strategies"). De allí que las las "creencias espirituales", en nuestro caso la "cristiana", influyen en las "conductas" a la hora de "tomar riesgos" ya que nos hacer a ver a Dios, no solo como "castigador", sino como "protector" de nuestra la vida, a la hora de hacer algo o no, correcto o incorrecto, de este modo la "fe" o más bien la sola "creencia", dice el "estudio", se comporta como una "red de seguridad psicológica", centrados en los "intentos", por ejemplo, pensemos en las "caídas" y "levantadas" de nuestros pecados. (véase, White, C., Dean, C., & Laurin, K, 2023, en "Do reminders of God increase willingness to take risks?").

El santo "temor de Dios" (es de "amor" no de "horror"), no se tiene porque si, toca trabajarlo, con base en la "fe", ya que se trata de un "regalo obsequiado" por el Señor, (en hebreo le llaman "yrat ihwh"), cuya "reverencia", (en griego "fobos theou", o "timor domini" en latin), este no solo sería "don" en sí mismo sino un "castigo infundado", por ello que San Agustín haya distinguido el "temor negativo" del que crees que vas al Infierno" (que no es) con el "temor positivo" de que el Espíritu Santo se retire de ti" (que es el verdadero, es decir, el "filial", aunque se confunda con el "servil", recuerden el Magníficat: "he aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra"), de allí que también vaya de la mano de la "virtud teologal" de la "esperanza", en causa de ese "temor" en que el Señor nos llame a una vocación que no queramos, ese deseo de perseverar, o miedo a perder algo, pero que es sorprendente porque es el mismo "espíritu santo" quien nos controla, nos vuelve dóciles a esas inspiraciones diferente al de la "voluntad humana".

El "don de temor de Dios" (visto como una "virtud") en el sentido correcto es una "herramienta" clave para la "purificación de nuestra conciencia" ergo, de "luz de nuestra alma", y esto lo hace el "Espíritu Santo" (alma -mente- de nuestra alma] y "guardián de otras virtudes", como lo es la modestia, prudencia y templanza, es, mejor dicho, un "punto de equilibrio" del "exceso", por ejemplo de la comida que acabamos de ingerir, de la "bebeta" de alcohol, o de la continencia de cometer lujuria, y no por castigo (que podría ser o no) sino por "amor a Dios", por no querer defraudarlo, y todo esto se debe en gran parte por culpa de no controlar nuestras pasiones/deseos (que viene desde el "pecado original). Queriendo ser entonces "cristianos perfectos" y por tanto "virtuosos", es la "sindéresis" las que nos permitirá ahondar lo que es bueno o malo, conservándonos siempre en la "obediencia-piadosa" cobijado en la "humildad", nos tocará "discernir" en ello que debamos hacer/pensar/decir permitiéndonos ser "sensible" con lo "incorrecto", "modulando" la "concupiscencia", y el "desorden" de nuestra vida a lo mínimo/nulo.

En la "venida de Cristo"  (redención) al mundo fue claro "El" en expresar que ahora vendría el "Espíritu Santo" sobre nosotros (santificación), esto, antes de que se dé su gloria final (parusía), es decir nos visitará con su "unción", por ello, todo esto de hacer "reverencia" ser "temerosos" como lo contempla el "veni creator spiritus" o la "secuencia del pentecostés" y este es el fin para seguir su i) camino, ii) verdad y iii) vida eterna, ya trazada por el "Mesías", trabajo que viene desde Jesús, y que ahora lo hace, iluminándonos, guiándonos, enseñándonos, etc, con los objetivos que tenemos pendiente en la tierra, hasta la "perseverancia final de la fe", por tanto, somos la prolongación de su acción, y el es el que decide en últimas cómo/cuándo/que prepara para cada uno de nosotros, según nuestras capacidades/condiciones (en ese cargue de la "Cruz"), por ello que sea importante acrecentar el "santo temor de Dios", como "deber de obediencia, lealtad, piedad, humildad", tomado como "soldados" o "mercenarios" (Job 7:1) que "luchan", pero también fundados en los valores humanos de "fidelidad" (relación especial de sujeción), "disciplina", etc, en suma, los que son "movidos" por este "paráclito" como "morada", son en verdad los "hijos de Dios".

No solo San Francisco de Asís tuvo "dones", esto, ni contar los innumerables santos de la Iglesia (oriental, occidental, copta, rusa, etc), todos, léase bien, "todos" venimos con esos "dones" ya sea biológicos, genéticos, pero a su vez "espirituales", sino que estos formalmente se consignan en el "bautismo", es decir, se activan con la "gracia de Dios" (dulce huésped del alma -dulcis hospes animae-). Ahora, para que se active "materialmente" hablando se debe comenzar a "ejercitar" esa "santa reverencia" con "obediencia-piadosa" a través de la "fe" obtenida "humildemente" en nuestra vida a través de esa "unción" re-recibida en la "confirmación" o "rebautismo" pero "formal" otra vez, más no "material" ya que la "gracia santificante" en últimas, dependerá de nosotros en unión con la voluntad de la "Santísima Trinidad" (sinergismo). De este modo, sí estamos "dotados" de las mejores "herramientas" e "instrumentos" (dones, carismas, gracias) debemos "luchar" para alcanzar todas sus potencias y actos (facultades) el trabajo conjunto a la "práctica de las virtud", solo de esta forma se ordenará nuestra vida, según la condición/capacidad/grado de cada uno, esto, de acuerdo al "cultive" del "deseo" que tengamos del querer "aumentar" las "virtudes teologales".

Si conocen como actúa Dios, ven que en "Él" todo es perfecto, su plan, acción, orden, disciplina, etc, y de este modo los valores, y las virtudes. Decía Santo Tomas de Aquino, la "caridad" es la "reina de las virtudes", pero a nuestro juicio no es el comienzo de su "práctica" como si lo es el "temor de Dios" de la cual dirige hacia la "sabiduría" y demás "dones sapienciales", es la "virtud" a su vez "engranaje" de las demás, es la causa, la raíz, el logos (amor), mejor dicho el "abono" de todos las anteriores, esto quiere decir, que si lo posees en mayor o menor medida, tienes un "gran potencial" de contar con el resto, o al menos se te va a facilitar obtenerlos, sabemos que una madre podrá conocer que es lo mejor para su hijo, y no una persona del común, ya que no lo comprendería, y esto se debe porque su pensamiento no viene de la mente (psyche), sino del alma -pneuma- (corazón -scientia amoris-), esto se debe al "santo amor por Dios", como al prójimo, de allí que sea los "dones" de "temor-caridad" quienes aumenten los otros "dones", incluyendo los "infusos" y hasta podrán aparecer "carismas" (en caso de no tener alguno, en su defecto se "maximizarán"), por tanto, seamos "obedientes-piadosos", y "dóciles" al "espíritu santo" que el es quién "sabe" que es lo mejor para nosotros.

Podríamos poner una "escala de valores" pero creemos que como equivocadamente lo hacen en los textos, toman "verticalmente" los "dones", les asignan una "jerarquía" que no nos parecen correcta, esto se deberían analizar "horizontalmente" en este caso, si observamos la "sabiduría" siendo este, el "don de los dones" no podemos expresar que es "más alto" que el "santo temor de Señor", sino que cada uno deberá enjuiciarse según su perspectiva, de hecho, el primero no se puede "obtener" sino se consigue el segundo, para que se den cuenta de la importancia de este último, y así sucesivamente no podemos decir que la "ciencia" o el "entendimiento" sean "superiores", sino que lo son por medio de su "función" la "sabiduría" de este modo se comportará como el "órgano rector" (una vez activa) que organiza todo, incluyendo la misma "inteligencia" pero por eso es elevado sobre las demás, sino el que comienzo "material" de los mismos, mas no "formal".

Digamos ahora, que estamos equivocados y digamos que "si", el "temor de Dios" es el inferior de todos los "dones", el "don" más bajo de la "escala valorativa", esto, desde el "punto de vista jerárquico", pero es que vamos a lo mismo, no puedes obtener los demás dones, sino comienzas con el “ínfimo” que sería presuntamente este, el de la "reverencia al Señor", ¿Cómo puedes tener entonces entendimiento, o sabiduría perfecta, sino respetas, obedeces a Dios?, no es lógico, ni divino, pero a la final tiene sus grados, ¿Cómo entonces tener desprecio por el pecado, voluntad para no cometer ya el mal y entre ellos vencer a las tentaciones? De allí que debamos "practicar las virtudes" con mayor "ascesis", corregir nuestras faltas, y deficiencias morales, de esta manera tendremos otra victoria verídica en contra de los planes del i) maligno (acciones/operaciones ordinarias y extraordinarias), de la ii) carne (castidad, continencia), y el iii) mundo (desprendimiento por lo material).

El "temor" abarca muchas cosas, no solo está -atado negativamente- por perder lo propio, construido bajo el halo de lo que significa este mundo material sino además de lo llevamos incluso en el miedo a perder la vida, como el reflejado del "cuerpo bonito", así, estamos más preocupado por la "estética" que por nuestro "ser interior" porque precisamente no se ve, cuando es mucho más importante que todo lo anterior. Seamos claros, el "espíritu" se ejercita más que la imagen del cual nos preocupa y es muy duro, porque es con "ascesis" que se hace, es un "entrenamiento" que requiere de mucha práctica/disciplina espiritual continua, aún así no llegamos ni siquiera a obtenerla completamente (porque no nos da el tiempo o morimos corporalmente), de allí que necesitamos siempre de "ayuda divina" para conseguirlo, pensemos nuevamente en el caso de Job (cap. 26), este personaje nunca renegó de Dios, al contrario lo "dignificó" en todo lugar, aunque no haya llegado a entender su "entendimiento", pero esto es porque no era su problema, pero si lo era el "temer", simplemente "amar" a Dios.

El "temor de Dios" es tan importante como hemos dicho, que es la "puerta de entrada" formalmente hablando a los demás "dones", sobre todo de los llamados "sapienciales", entiéndase que no hay "sabiduría" sino se tiene "reverencia", "temererosidad", "amor filial" hacia Dios (timor Domini sanctus), de esta manera, para el "maligno" le resulta difícil entrar/molestar a un hombre que es "temeroso de Dios" porque siempre "anda en la jugada", es "atento", es "constante", un natural "vigilante de las virtudes", del no querer ejecutar errores, y si los comete, esta presto a enmendarlos, a levantarse del mal, si bien este se trata a veces de un miedo por sus consecuencias esa no es su realidad, sino que lo debe ser el "afecto" para con la "Santísima trinidad" es decir, por amor, por ser hijos directos, como los que tienen sus parientes con sus padres, por el "bien espiritual en sí mismo", no por ser meramente "esclavos", -aunque asi nos consideremos o no- (véase, El magníficat), mejor dicho, lo es por "agradar al Señor", "no apartarnos de él" (actos de piedad), "no escondernos de su rostro". 

Muchas personas dicen "creer en Dios", pero no tienen "fe", e inclusive de los que medio la tenemos expresamos que no llegamos a cometer tal o dicho acto por miedo al "castigo mundano" que nos puede "repercutir" acá en la tierra (cuando ese nunca ha sido el problema). Al final terminamos ejecutando la falta y luego puede que "arrepintiéndonos" -presuntamente- de lo sucedido, más bien que nos suceda por -protección de Dios-, lo que le aconteció Judas Iscariote que vendió a Jesús, pero que luego llegó a arrepentirse, queriendo devolver las 30 monedas al sanedrín, pero esto es un "arrepentimiento falso" porque fue ante el "mundo", no ante Dios, su maestro (confesión), verdadero, hubiese sido aquel que se da como "gracias" a la "morada" del Espíritu Santo", que indiscutiblemente el "apóstol traidor" no tenía, ya que estaba influenciado por el "maligno", no por el amor, el servir al prójimo, al Señor, por tanto es el "miedo" (temor positivo) a que se nos aparte el verdadero "terror" que debemos presenciar.

"Todo en Dios y nada sin Él", es la conjunción de una infinidad de cosas que debe influir, entre ellos, planes, dones, gracias, carismas, etc, en este caso "el temor" tampoco viene por sí solo, debe ser "visto" como un "instrumento" pero de "organización" de las "virtudes", sobre todo de las "cardinales" (y en general) que a la larga llevan a su vez a otros elementos, por ejemplo, cuando aplicamos la humillación, la castidad, templanza, mortificación, lo hacemos para que el Señor en su gran gracia nos cobije, nos perdone y por tanto no se olvide de nosotros, queriendo mostrarnos ante él, para que no nos abandone, es una forma de ponerle tatequieto a los "corrupciones" (deteniendo los "actos de concupiscencia"), ¿y cómo?, no haciéndolo, pensando que si lo ejecuto pierdo el "amor de Dios", y esta es una forma de purificar nuestro interior, (2 de Corintios 7:1) sobre todo nuestra conciencia y alma, del cual comienza con el desprecio por lo material, entre ellas, las riquezas, el poder, la vanagloria..., es decir, todo aquello que es ajeno al "Espíritu Santo", buscando siempre las "cosas" por lo "divino", pero entonces ¿Cómo medirlo? según los "frutos" o "gozos" que nos vaya arrojando y las "buenas obras" que vayamos realizando.

En Grecia se refieren al "temor de Dios" (de lo que los judíos ortodoxos llaman "jaredim", en el islam "Taqwā") como "disidaimonia", "theosebeia" o "eusebie" (en todo caso, visto, como "personificación de espíritus" dentro de la religión greco-romana) tomada de forma no positiva (temor negativo), diferente al estar alerta (eulabeia), cuya significancia es la sumisión pero a sus "dioses" pero de forma pagana, no caritativa, amorosa, de allí que "ateos" como Sam Harris, crean que desde el "plano psicológico" se trate más bien de "reverencia" como si fuera un "síndrome de Estocolmo" o una clase de "terrorismo espiritual", como lo afirma Boyd Purcell (véase, Spiritual Terrorism: Spiritual Abuse from the Womb to the Tomb Paperback, 2008) quizás por la "presunción" de querer invocar las "religiones" en el abuso de sus "consignas" en lo que se refiere a la negación de sus actos del "castigo eterno", (dicotomía: "sino haces esto o aquello, tienes esta consecuencia"), más bien podríamos decir que se evidencia de una verdadera "temerosidad", o "respeto hacia las cosas divinas", en cumplimiento de sus "mandatos" según el "conocimiento infuso" de la voluntad de "Él" impuesto, del cual se "ejecuta" con "amor", cuestión no compartida lo por los necios (por desconocimiento místico).

El "temor de Dios" como buen principio, valor, virtud, y don lleva a otros senderos, como hemos mencionado, además de convertirte en un ser mayormente piadoso, también lo hará con la caridad, ya que lo perfecciona, además te alejará de los excesos y contemplarás la "moderación", te permitirá además reconciliarte con el Señor en un momento mucho más rápido (como atajo), pensemos en el evento de los "ninivitas" ante el mandado al profeta Jonas (cap. 3), el pueblo llegó a arrepentirse, luego de un periodo de ayuno/oración, fueron perdonados del "castigo" (temor), por tanto se puede decir que es una "bienaventuranza" que el "alma" este "reverenciado al amor" porque así se repele todas las tentaciones del maligno, mejor dicho le saben a nada, sabiendo que "El" si es quien ejerce el "real castigo", nos hace apartar del mal camino (actos de piedad), ya que somos propensos a cometer errores sabiendo de nuestras "debilidades".

Tácitamente, el que cumple los mandamientos, se aparta del mal (piadoso, por excelencia), y desprecia el pecado, podemos decir, en suma, que es "temeroso de Dios", de allí que se derive que pueda vislumbrar (aunque no siempre) que es una persona obediente, justa, misericordiosa, fiel, leal, mejor dicho un "soldado" que cumple con las órdenes impartidas a voluntad del mandamás (Serviam Deus), está "atento" de no querer disgustarlo, ofenderlo, de querer estar siempre con "Él", en las "buenas" y las "malas", de "ofrecerse permanentemente" en su santa presencia, creciendo espiritualmente en su amor divino, "atándonos" como "servidores" suyos en una "relación especial de sujeción" que no es "terrenal" sino "sobrehumano", "divino", del cual nace del "espíritu del amor filial" del Padre, verdadero e hijo, pero educado en la "disciplina del temor de Dios", "ungido" del "Espíritu Santo".

Cuando decimos que el "temor a Dios" tiene una gran relevancia junto a otras virtudes significa una gran diferencia abismal de los valores humanos, un cambio para con los divinos, ya que si no se tiene una "reverencia filial" de nada sirve lo que hacemos, porque sería trabajar para otro, para el mal, para uno mismo, pero a consecuencia de la nada, no del amor, de la salvación, sino de la perdición, de construir un "castillo de naipes", falso, es la caridad entonces de quien funda ese "temer" con un "vínculo intrínseco" en el "miedo", de cuando hacemos algo que no es correcto, y no es porque seamos "bobos", o "arrogantes", sino que debes de temer en verdad, a la "Santísima trinidad" ya que estos actos harán "salvaguardarnos" mental y "almaticamente" de no caer en "desgracia".

Téngalo claro una vez más, el "temor" va asociado con el "amor", es decir, a la piedad, misericordia, perdón, arrepentimiento, indulgencia..., pero también a la "justicia", es esta "reverencia" quién te preservará cuando toque "ejecutar" el "juzgamiento" (juicio final), evita así un castigo mayor, o una "justicia rigurosa" prefiere entonces que lo hagas mejor frente a estos "comportamientos" adecuadamente por la vida de la "virtud", como la "caridad" y no del "miedo" en sí, del cual conduce por ejemplo a no obedecer sus leyes o preceptos divinos (impiedad) porque no hay nada que hacer, pues, para conseguirlo, debemos ejercitarnos a diario (practicar la ascesis), en estos casos la "humillación", la "penitencia", los "sacramentos", el "ayuno", la "oración", el "arrepentimiento contrito" son todos ellos, -diría San Serafín de Sarov-, "medios" para alcanzar la "morada" del "Espíritu Santo", serán entonces "herramientas claves", para conseguir ese "temor reverencial" si es que quieres la "santidad".

En el Sermón 347 y 348 describe el "Temor de Dios" San Agustín en los siguientes términos, -"cuanto la caridad crece [y la esperanza], tanto el "temor" disminuye"-, veamos:

"No dudo, hermanos amadisimos, que el temor de Dios ha echado raíces en vuestros corazones, que os llevará a la verdadera y sólida fortaleza. Aunque se llame fuerte a quien no teme a nadie, es fortaleza descaminada la de quien no quiere temer, en primer lugar, a Dios, para, temiéndolo, escucharle; escuchándolo, amarlo, y amándolo, no temerlo. Entonces será fortísimo en verdad, no con la dureza de la soberbia, sino con la seguridad de la justicia. Así está escrito: El temor del Señor, esperanza de fortaleza. Cuando se teme la pena con que se amenaza, se aprende a amar el premio que se promete. De esta manera, por temor a la pena, se mantiene una vida santa; con la vida santa se adquiere una buena conciencia a fin de no temer pena alguna, gracias a ella. Por lo tanto, aprenda a temer quien quiere no temer. Aprenda a vivir preocupado temporalmente quien quiere gozar de seguridad eterna. Pues como dice Juan: El temor no habita en la caridad, sino que la caridad perfecta arroja fuera el temor. Lo dijo ciertamente y con verdad.
En consecuencia, si no quieres temer, mira primero si posees ya la caridad perfecta, que arroja fuera el temor. Si excluyes el temor antes de lograr esa perfección, la soberbia hincha y la caridad no edifica. Igual que en la buena salud se ahuyenta al hambre con el alimento y no con el hastío, así también en el alma santa el temor ha de ser expulsado no con la vanidad, sino con la caridad".

A la final, el que cree, el que tiene fe-caridad-esperanza, el que realiza buenas obras se "salva", por tanto, el que teme, esta alerta, vigila, se cerciora todo el tiempo de no cometer errores, (a pesar de que los hagas o no), siempre contará con la "ayuda divina" solo es "pedir". En estos casos cuando se "teme" como dice San Benito en su "Santa Regla" debe ser entonces entendida como "amor", y no por "miedo" sino por "respeto", "obediencia", "fidelidad", "lealtad". En estos casos, señores/as, cuando cometemos un "pecado", "falta", puede que este no nos afecte inmediatamente, la cuestión de este "mal" es que se llegue a convertir en "vicio", y esto sí que es un "verdadero problema", podría ser hasta una "blasfemia al Espíritu Santo", de allí que el "temor de Dios" sea el indicativo, controlador, medidor correcto y perfecto para saber si estamos actuando bien o no, ya que nos pone en -alerta sensorial- (en la mente y alma) de nuestra "conducta".

7 de abril de 2024

BUSCA LA TRANSFORMACIÓN DEL ESPÍRITU: "METANOIA"


Mario Felipe Daza Pérez

Puedes descargar este artículo en Word o Pdf, aquí

“Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, son hijos de Dios”. - Romanos 8:14

“Conviértanse [metanoeite] y crean en el Evangelio”. - Marcos 1:15

El "Espíritu Santo", es la tercera “persona”, y “personalidad” de la "Santísima Trinidad" del cual cuenta con su propio, a) intelecto (1 de Corintios 2:10, “todo lo escudriña”), b) voluntad (1 de Corintios 12:11, “repartiendo como "Él" quiere”) y c) emociones (Romanos 15:30, “ayudando”), "ser" que se integra no sólo del Padre, sino también del hijo (cláusula Filioque) como “acción amorosa de ambos” y ahora transmitidos a nosotros a los, “hijos de Dios”.

De lo que se dice en el Evangelio es que “Él” nos acompañará hasta al "final de los tiempos", tal cual como lo expresó Cristo, a través de sus apóstoles, entre ellos, Juan 3:1, 14:16, 16:13, de este modo, su "espíritu", “vive en nosotros”, es "vivificante", en unión con Jesús, de forma invisible, siempre que seamos “humildes” y “obedientes” seremos “ungido”. De lo que sabemos hasta el momento es que esta “persona”, “mora” en nuestro “ser” para lo que es esta “segunda etapa de la creación”, antes de la “parusía”, ya no vista como "redención", sino que intrínsecamente es introducido en nuestro "cuerpo y alma" por el hecho de i) existir, ii) bautizarse y iii) cumplir la ley divina, tomando como objetivo final la “santificación”.

Desde la “filosofía griega” (en cualquiera de las “escuelas de pensamiento”), estos describen que el “universo” está compuesto de unos elementos o átomos, entre ellos el agua, la tierra, el aire, pero también de fuego (pensemos en Tales de Mileto o el mismo Pitágoras que era este último el místico por excelencia), sumergido en el “ardor” como componente "comunicador" entre nosotros con ese “Espíritu Santo”, que bien comenzó su “gestión formal” luego de la resurrección de Cristo específicamente desde pentecostés, la cual se presenta no solo con este “calor” que sentimos en nuestro corazón cuando oramos, meditamos (“actitud hesicasta”), sino que también está dado con el compuesto del “viento” y de su figura de la "paloma", como antípodas de la “mosca” (Belcebú).

Cuando poseemos al “Espíritu Santo, automáticamente practicamos a su vez la “piedad” y demás “virtudes”, con esto, estamos diciendo que queremos la “santidad”, llegando a fortificarnos en las tribulaciones, empoderándonos hacia la “salvación”, en contrariedad a todo tipo de vicios o pasiones, del cual se relaciona con los frutos y gozos entregados, ya sea iluminándonos, llenándonos de sus dones, carismas y gracias, en mayor o menor grado, concibiendo de este modo, artes de obra espiritual tales como la misericordia, castidad, entendimiento, conocimiento, sabiduría, etc.

De esto, que todos, queramos contar con este "pneuma hagios" una “morada”, pero para ello se requiere de una “lucha”, que es el “alimento” de nuestra alma del cual se nutre con la oración y la penitencia (renuncia, mortificación, ayuno, etc), siendo en caso este nuestro consolador principal, abogado, paráclito, colaborador, el "huésped" pero del mismo modo el “prisma” del cual reside para nuestro corazón para luego introducirse (y no solo como órgano sino en sentimiento). Debemos tener claro que ante cualquier “falta” podría salirse de nuestro ser, de allí que debamos permitirnos entonces realizar la "renovación" constante de nuestra fe (con actos, y consagraciones, como el "credo"), en pos de la “santificación” esto, como fin de participar en la glorificación del Reino de Dios, en la "conducción" por “El” a ese camino, llenándonos, ya no embriagados en el licor, sino en su “soplo divino”, huracanado, devorador (véase, Hechos de los Apóstoles, Cap. 2).

Como expresa el “Hecho de los Apóstoles”, tendremos un nuevo "pentecostés" (que será la “iluminación de la conciencia”) pero en “vida” (para los que estén), ahora de la mano de Maria (y de José), en plenitud en compañía del Corazón Inmaculado de Jesús, recibiendo el Poder Increado del Espíritu Santo (PIES) recayendo sobre nosotros, venciendo nuestras pasiones, deseos, tentaciones, faltas, pecados y vicios. Al tener claro esto, solicitaremos al “paráclito” que sin “Él” nada podemos hacer, de allí que sea importante iniciar su “gracia” con el bautismo, luego con la “confirmación”, y por último en la “renovación de sus votos”, estando en armonía con sus propósitos, despreciando el pecado, ayudándonos a ayudar, enseñando, guiando, con caridad (amor), haciendo lo que es correcto y virtuoso (buenas obras), poseyendo esa “inteligencia”, “voluntad” y “emociones” para “ejecutarlo”, como toda persona y personalidad única, como "conocedor de tu corazón", por tanto, este, ama, ordena, disciplina, supervisa, también se entristece, se enoja, se resiste, mejor dicho, causa la "transformación" o "conversión" de las personas: "metanoia".

Si nos vamos al relato de cuando Jesús comienza su “vida pública” -ex ante- de las Bodas de Caná, es decir cuando queda revestido del “Espíritu Santo” (en el rió Jordan) es cuando se plasma esa primera “transformación espiritual” ("metanoia", del cual se mezcla con el término de “epistrophe”) para su “ministerio” (y para "imitación nuestra") del cual estaría marcado desde su "resurrección" con la conversión, arrepentimiento, y las "buenas obras" (práctica de las virtudes) y por tanto de la “santificación-salvación” de nosotros, ahora, centrados en el "cambio de la mentalidad de las personas" (psyche), hoy en día, ya no solo de los "cristianos tibios", sino además de los paganos, ateos, agnósticos, etc. en “unión mística” (unitiva) con "Él", en retorno a la fraternidad, amiga, pactado en ese amor de la “Santísima Trinidad”, del cual aparece desde el “bautismo”, pero que se consolida con la “confirmación” y se termina con el cumplimiento de los evangelios y la ley de Dios (véase a Bernard Haring en “La ley de Cristo I, 1961).

Aunque la noción “epistrophe” tenga una definición más amplia que “metanoia”, la primera concepción está dotado de mayor componente hacia la "virtud teologal" de la "fe", pero que a la final se "auxilian"; para el segundo caso, parece ser centrada en “apartarse del mal”, es decir en “practicar actos de piedad” (piénsese en Job) más que la de “convertirse en Cristo” aunque lo uno lleve a lo otro, es decir no es válido decir que una cosa específica que vemos es "negra" o "blanca" a la vez, es decir, no se puede ser “estoico” y "cristiano” al mismo tiempo, ni “pagano” ni “seguidor de Cristo”, ya que es incompatible, otra cosa es que utilices fundamentos o trazos de filosofía pagana o de otras religiones para rellenar tu argumento, mejor dicho, aquí la “transformación espiritual” es o no es.

Si bien la “metanoia” estoica (callejón sin salida, igual que el "protestantismo") puede ser la misma en titulación, no es lo mismo en "contenido", de hecho, puede servirnos la primera para llegar a la segundo, es decir, a la transformación real, espiritual, almático, por ello que se utilice a veces en mejores aspectos el término de "epistrophe”, que se presenta cuando somos “imperfectos” y que necesitamos y reconocemos el auxilio divino, de esa ayuda dotada a través de la "humildad" y la "obediencia" que bien conseguimos con el "paraclito", (véase el caso de San Agustín, tal cual como lo relata en “Confesiones” o en “La ciudad de Dios”), la cual implica una "conversión" no sólo "espiritual", sino también una transformación mental, psicológica (psyche) la cual implica una nueva personalidad y carácter.

Cuando dejamos un lado el “mundo-mundano” y tomamos ahora el “mundo-divino”, ya no nos importa las cosas terrenas, ni su música, arte, cine ni el qué dirán, etc, podemos decir que hemos tenido una “metanoia”, en la “transformación” de nuestra vida, visto como una “ruptura”, definitiva de esos vicios o faltas del pasado, rigiendonos ahora como un “hombre nuevo” en ayuda del "Espiritu Santo" que fue nuestro "paraclito", enmarcado primero en el aspecto mental, y segundo en lo corporal pero todo ello inclinado hacia una finalidad que es lo “espiritual”, en el conocimiento de sí mismo (gnothi seauton), en la aceptación de esos errores, y su esfuerzo para combatirlos, fuimos conscientes de la “búsqueda interior” y por tanto del "espíritu de la verdad", recibiendo de ello la recompensa de las “gracias santificantes”.

Es este concepto griego de "metanoia" (en hebreo: "teshuvá", que significa “volver a tu camino con Dios”, así como lo hizo el “hijo pródigo”, ver San Ambrosio de Milán en “In Lucam VII”: 229) si bien puede ser entendido de varias maneras, inclusive no solo en el “plano espiritual”, sino también como hemos dicho en en el "aspecto psicológico” (psyche), para los primeros efectos lo tendremos en cuenta como "cambio de chip", de "percepción", y no solo destinado en esa noción ortodoxa de las "postraciones", sino que debe estar orientado a la "transformación del cuerpo", pero finalmente del "alma", últimamente de la “visión real del mundo” por parte de nosotros, para con Dios y los demás (caridad). 

Estar llenos de fe, esperanza humildad y obediencia, nos lleva a esa "salvación" iniciada con la "transformación de nuestras vidas" (metanoia) del cual implica las gracias, carismas y dones recibidos, según las proporciones dadas, conseguidos infusamente o practicados en nuestros actos de piedad (y virtudes: “buenas obras”), o “medios” para su “santificación” como lo es el ayuno, la penitencia, la mortificación, y ahora con la "oración" (leer la vida de San Serafín de Sarov), del cual se puede desprender otras actividades, tales como la visita al Santísimo, la participación de la Santa Misa, el recibimiento de la "eucaristía", etc, mejor dicho, un cambio de lo mundano a lo divino, causas que están dadas en la renuncia/negación de sí mismo, y por supuesto en el “cargue" de su "Cruz”.

Siendo de este modo, el "paracletos", un "consolador" que lo “coordina” y “escudriña” todo, en efectos activos, emocionales, del cual está llamado a “supervisar” nuestra “cooperación” en el “plan divino”, este, está presto para "abogar" por nosotros ante las situaciones o tribulaciones, es en esa "ayuda" (véase, Juan 15:26) del que nosotros debemos poner de nuestra parte con la “voluntad” (sinergismo) como “persona humana”, no en vano que en la "teología" haya una rama llamada "pneumatología" que se dedique a las acciones, movimientos y operaciones del Espíritu Santo (pneuma hagios), o del “soplo divino” (ruah en hebreo), en este caso “introducido en "nuestras vidas”, del cual se torna de forma invisible, inmaterial, como todo “ser espiritual”, del cual está dotado de una “personalidad única”. 

Es tan importante conocer al "Espíritu Santo" que incluso, tiene su "significancia" para los “paganos” (como los que se origina a partir de las escuelas greco-romanos) fue y ha sido objeto de estudio, entre ellos, los "estoicos" (véase, Bustos, Natacha, en “La conversión estoica como movimiento del alma y la paideia filosófica como forma de conversión Ágora”, núm. 19, 2017, pp. 147-160), precisando la creencia que siempre este "soplo divino" ha existido, ya que este “viento huracanado” llena el Universo, de una realidad, pero que es material, del cual actúa en la materia, en lo corpóreo (o de "átomos" segun los "pirronistas"), y que su "esencia" está en todos lados, pero de forma "no personal", sino “panteísta”, asemejándose a la "naturaleza misma" contrario a la “procesión cristiana”.

Siendo conscientes de que el "espíritu" no es “materia”, su estado es la de un “ser indivisible e invisible” pero que actúa en nosotros, no puede entenderse como “algo” que va unido al “universo”, ni a la “naturaleza misma”, sino es “alguien”, es decir, se trata de una “persona” que realiza “movimientos providenciales”, "operaciones y acciones espirituales", dotado de un “poder creador” (luz increada), que es "transformador" (“metanoia”, tambien podemos utilizar el término de “epistrophe”, que San Pablo toma para la “conversión” en el “retorno” en la unión con Dios, es decir en el lleno de la “transformación espiritual” esa que es “verdadera”). Con su “soplo”, nos guía, enseña, santifica, por ejemplo con la “buenas obras”, o la “práctica de las virtudes”, es decir, su “ser” está compuesto dentro de esa "divina providencia" como un “actor” dentro del concepto de la "Santísima trinidad" (véase, "De Trinitate" de San Agustín), del cual nos quiere llevar “gratuitamente” a la “perfección” no material, sino “almatica”, revestido de dones, ocasionalmente de carismas, pero sobre todo de "gracia santificantes", visto, como herramientas de “salvación”.

Téngalo por seguro, que mientras que existamos en esta tierra, debemos "colaborar" no solo en esa “salvación” (si es que lo queremos, -libre albedrío-), sino en el "redimiendo" de lo que Cristo comenzó y terminó con su estancia en este mundo, con su crucifixión y resurrección, del cual "consecuencialmente" se perdonaron no solo los pecados pasados, presentes sino también futuros, de allí que debamos hacer “sinergia” para proseguir en el "cargue de la cruz" hasta el “fin de los tiempos”. Mejor dicho, no estamos aquí para "pasarla bien" (chabacanería), sino para completar la tarea que “Él” inició, por ello que el “Espíritu santo” nos dote de “instrumentos” para conseguir esos "objetivos", que además de los dones, que todos tenemos en mayor o menor medida, existan otros que llamados "carismas" son "encomendados" a ciertas personas para llegar a la “santificación”.

Muchos/as “afortunados” cuentan con estas “herramientas” que muchas veces desaprovechan, no piensan que le llegaran a “pasar factura” en caso no utilizarlo o hacer mal uso de ellas, piénsese cuando se trata de la comunicación de la palabra, impartir ciencia de la fe, hacer milagros, discernir espíritus o distinguir cosas sagradas, hablar en otras lenguas, e interpretar textos o sueños, recibir profecías, pero también otras que no se considera "sobrenaturales" per se, pero que son igual de importantes, como la caridad, sufrir por otros, ser castos, continentes, ser célibe, servir como religioso, practicar obras de misericordia, dedicarse al arte o la música sacra, redactar himnos, poesías, hacer trabajos manuales, escribir, y un sinfín de aptitudes y cualidades que debes poner al servicio de Dios y no de ti mismo (Serviam Deus!), recuerda que, “vinimos a servir no a ser servidos” (Mateo 20:28).

Como hemos descrito, desde la llegada del Mesías (“ungido de Dios”), fue el momento en que la historia se partiría en dos (2) nuevamente, en lo que se refiere a las “exigencias”, sobre todo, en la lucha constante con la carne, el pecado, el vicio, el maligno y el mundo, del cual ahora toca tratar a su vez teniendo en cuenta los acontecimientos históricos anteriores, con los llamados profetas, apóstoles, batalla con los ángeles caídos, Adán y Eva, y así sucesivamente de lo que ha ocurrido, pues, ha sido con Cristo el gran comienzo para la humanidad no solo en redención de todo lo creado sino también en la continuación de los planes del Padre Eterno, de allí que el “Espíritu Santo” nos “coopere”, “consuele”, “abogue”, “supervise”...,, aunque no lo veamos, tengan claro que “Él” ha sido "enviado" en esta temporada en “ayuda” para la “santificación” de nuestras almas.

Lo que quiere la “Santísima Trinidad” (Dios) a través de este “Espíritu Santo”, que es “transformador” es invitarnos no solo a la "santificación" sino resumidamente al “amor del prójimo para con Dios”, mejor dicho quien tiene “caridad” tiene el Cielo ganado (Santo Tomás de Aquino decía que era la “reina de las virtudes”), por tanto ya no solo se trata de creer, sino de servir y salvarse, hasta lo último de nuestras vidas (lo que llaman "perseverancia final de la fe"), recuerden que somos unos "homo viator", por eso que tengamos como “herramientas” o “instrumentos”, estos dones y carismas recibidos, para llegar combatir y luchar, es decir, no estamos solo, de allí que sea importante hacernos cristianos: en especial "católicos" (en cualquiera de sus "ritos"), para poder llegar recibir los “sacramentos”, con el fin de de cumplir con nuestras tareas y así llegar a ser considerados "hijos de Dios" (Romanos 8:14), conservándonos en las "buenas obras" y como "vigilantes de las virtudes", haciendo así que el “Espíritu de la verdad” more en nosotros.

En fin, cuanto más trabajemos en el “cumplimiento” de los “mandamientos”, más brillantes serán sus rayos de luz en nosotros, tocándonos con sus dones, carismas y sobre todo en recibimiento de "gracias divinas" tomado como "huésped", de esta forma se convertirá su "unción" pegada en las almas, consiguiendo la “metanoia” (arrepentimiento y cambio de pensamiento, véase, Girlando, Martin, en “La metanoia: Una conversión de las pasiones en Agustín, 2011 ), en la “lucha”, “combate” de las acciones ordinarias/extraordinarias del maligno (visto como "mercenarios", Job 7:1), principalmente de las "tentaciones", en la “salvación” del “espíritu”, por eso que digamos referidos a este “soplo” que es "alma de nuestra alma", porque es una “mente sobrenatural” tomando “control” de nuestra “mente natural” conforme a lo que sido la "humildad", la "fe", la "esperanza" la "caridad", "obediencia" y demás “buenas obras” practicadas en vida que serán el “boleto de entrada” a la “eternidad”.

El Papa Juan Pablo II en una Audiencia General del 30 de agosto del año 2000, había expresado que la “metanoia” es el “encuentro con Cristo”:

"Convertíos, porque el reino de los cielos está cerca" (Mateo 4, 17). En ese texto aparece un término importante que Jesús ilustrará repetidamente con palabras y obras: "Convertíos", en griego metanoeiete, es decir, llevado a cabo una “metanoia”, un cambio radical de la mente y del corazón. Es preciso cortar con el mal y entrar en el reino de justicia, amor y verdad, que se está inaugurando. Al realizar la metanoia, la conversión, el hombre, como el hijo pródigo, vuelve a abrazar al Padre, que nunca lo ha olvidado ni abandonado. En la cruz hay un acto supremo de perdón y esperanza dado al malhechor que lleva a cabo su metanoia cuando llega a la última frontera entre la vida y la muerte y dice a su compañero: "Nosotros recibimos lo que hemos merecido con nuestras obras" (Lucas 23, 41). Cuando este malhechor implora: "Acuérdate de mí cuando entres en tu reino", Jesús le responde: "Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso" (Lucas 23, 42-43). Así, la misión terrena de Cristo, que comenzó con la invitación a convertirse para entrar en el reino de Dios, se concluye con una conversión y una entrada en su reino”.

Igual como le sucedió a grandes "santos" que después de una "vida turbia" se “transformaron” (metanoia) nos toca a nosotros también hacerlo “cambiando de mentalidad”, piénsese en San Agustín, (o en mi caso, lleno de vicios, faltas, pecados), en este caso el “retorno” o la “conversión” de nuestra amistad con Dios, sería el camino a proseguir, en contra de las pasiones/deseos, llegando a dominarlas, pisotearle, poniéndole el pie en el pescuezo, tomando de si el "autodominio", la "voluntad propia", el "askesis" (ejercicios espirituales), pero ojo, todo ello en "ayuda de Dios", porque sin él no vencerás las “enfermedades del alma” por ello que sea necesario renunciar/retirarse del mundo según tus condiciones/capacidades, en últimas, querido hermano/a, el llamado de todo esto, será principalmente la de "renovar nuestros votos" con este mismo "paráclito", es decir, realizar un rebautismo (como lo hacemos con el “veni creator spiritus” o la "secuencia de pentecostés") al comprometer nuestra fe (Fiat) al decir que sí, “amén” (Credo), a su voluntad eterna, consustancial, divina, e indivisible.