"El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama".-Lucas 11: 23
"Dios no reina cuando se habla, sino cuando se actúa"- 1 Corintios 4,20
Mario Felipe Daza Pérez
Dicen que si Judas Iscariote se hubiese arrepentido quizás hoy en día no estuviera en el infierno, menciona Mateo 26:24 que "el Hijo del hombre se va, como está escrito de él, pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre es entregado! ¡Más le valdría a ese hombre no haber nacido”, de lo que se puede leer de este evangelio es que este sujeto no aprendió nada de las enseñanzas de su maestro, tal cual como si lo hizo Pedro, que lo llegó a negar hasta tres (3) veces y que fue perdonado por su "confesión", persona que hoy en día se destaca dentro de la devoción católica como un santo y mártir.
Si la gente supiera que cuán importante es el sacramento de la "penitencia" o "reconciliación" no hubiese tanto reiteración de las faltas en el mundo, pues, no se trata solo de un arrepentimiento formal frente a uno mismo, como los "incrédulos" lo creen, sino de una "enmienda" que se da frente a una autoridad que es "Jesús" (lo que llama Foucault como "exomologesis" que es algo así como un "reconocimiento público de los pecados", en latín "publicatio sui" que a diferencia del "exagouresis" la cual avala la inexistencia del "yo").
Si perteneces a otra comunidad diferente a la católica, la "confesión" es posible hacerlo frente al pastor, reverendo, imán o quien tú quieras (porque también sus "beneficios" van más allá de lo religioso), en esta ocasión sería un "plus" para el mundo de todos los cristianos, por tanto, sería un "requisito obligatorio" para todos según los dogmas de la fe de aquellos que sigan el "catolicismo". Lamentablemente la cuestión no es tan así para los otros, ya que dentro de la Iglesia no se comparte la idea tan favorable de este mensaje e incluso dentro de los mismos sacerdotes, debido a muchos reproches a veces fundados pero sin sustento de fondo, pero más que todo infundados en general por parte de los "hijos perdidos" del Señor, con los llamados "protestantes" los "rebeldes del catolicismo" (en cualquiera de sus denominaciones).
Aquí no hablaremos de las otras "religiones" que tienen su sistema de doctrina diferentes a la nuestra, como el budismo, hinduismo, o el mismísimo ateísmo, que es otra fe, lo que nos referimos es a los llamados "cristianos" que no creen en esta útil herramienta "exorcista" en contra del mal que para bien ayuda a eliminar todo residuo de pecados, errores y todo tipo de vicios de nuestras vidas en el mundo a) espiritual y b) mental, por ello que tengamos que hacer de este análisis tres aristas profesionales a saber que son la i) teológica, ii) jurídica, y la iii) psicológica.
Al "inicio de los tiempos" el "sacramento" de la "confesión" se determinaba solamente en la "tria capitalia", es decir, en los pecados del i) homicidio, ii) adulterio, e iii) idolatría, (al respecto ver el texto, "el sacramento de la reconciliación penitencial de D. Borobio, 2011), y no a los demás pecados y vicios. Para nosotros, que intentamos estar comprometidos no solo con la fe, sino tambien con la razón y queremos recibir las "gracias", de la llamada "reconciliación" debe ser este un método importante recurrente en nuestras vidas, ya sea si se hace semanal, quincenal o mensual, pero efectivamente cuando sea necesario, siempre con el fin de entablar una "amistad íntima" con Dios, en su comunión, que es lo que se quiere determinar con la "penitencia" ya que permite "ex ante" consolidar un vínculo con "Jesús vivo" en cuerpo y sangre, en una "unión mística", esto, solo en el caso tal de que estés dispuesto a arrepentirte de tus pecados.
Expresa José Carlos Loredo en su documento "La confesión en la prehistoria de la psicología" Anuario de Psicología, vol. 36, núm. 1, abril, 2005, Universitat de Barcelona, España que:
"El examen de conciencia, desarrollado por los estoicos, ya no tiene como fin purificarse, sino evocar constantemente las acciones adecuadas. Para ello es primordial la mnemotecnia: ejercitarse diariamente en recordar los principios de la acción (lo que se debía haber hecho) y reajustarlos según su éxito (lo que se ha logrado y lo que no), detectando los errores cometidos. (p. 102). La confesión, es algo así como el máximo grado de verbalización a que ha llegado históricamente el cuidado de sí, [vista] como necesidad de reconocer el pecado para obtener el perdón divino, fue una práctica común entre los cristianos desde principios del siglo v, pero su edad dorada comienza gracias a su obligatoriedad anual decretada por el Concilio de Letrán en 1215, y se prolonga hasta el siglo XVIII. El cristianismo primitivo, por su parte, es una religión salvífica y confesional que exige el autoexamen para detectar las tentaciones, los deseos y las culpas, a fin de admitirlas y purificarse. (p. 103)".
El "hacer de esta práctica" que es psicológica (mental) y cristiana (espiritual) debe contar por lo menos con ciertas características para su buen funcionamiento, aunque no siempre es uniforme, por ejemplo, de aquellas que son dictadas por el Catecismo de la Iglesia, como sucede en Estados Unidos que se siguen según el "Documento de Baltimore", del cual podemos rescatar entre ellos algunos puntos, i) privacidad o confidencialidad de lo "confesado", y la ii) "cualificación del confesor", (aquí implica varias cosas) esta puede ser entendida como la devoción y empeño tomado por el sacerdote, conforme a las preguntas que hace, las clases de interrogatorios, esto, dependiendo de quien sea el "penante", si es niño, joven o adulto, si su cuestionamiento es general o particular, etc, (Ver al respecto el texto, "Manual de los confesores" del Abate J. Gaume de 1864), luego mirar si ciertos requisitos adoptados van de la mano con la absolución, que bien, puede ser a) parcial, b) total, o de c) negada (que no es tan común), este último por X o Y circunstancias.
En caso tal de que sea lo primero o lo segundo se exige una "penitencia" que bien el "confesor" te lo hará saber cómo "medio de reparación", teniendo en cuenta la "proporcionalidad de los hechos" cometidos, de las más comunes, a las más específicas, de las cuales se incluyen la oración, limosna, mantener un silencio, hacer un retiro -anakhoresis- el ayuno, el arte de escuchar, la escritura, (como forma de revaluarse), la conversación, la meditación (melete) o -praemeditatio malorum-, el examen de conciencia diario, recordar los sueños, o la mayéutica (preguntas para buscar la "verdad" -aletheia-) como la asistencia a determinados número de misas, adoración al santísimo, ejercitar periódicamente los buenos pensamientos, la devoción a algún santo o la lectura de libros piadosos; es decir, no se agotan en una determinada acción concreta como se cree, de allí la importancia de los sacerdotes, que se dediquen a la "misión de confesión" -que es una verdadera operación- en la preparación en materia "psicológica" y "almática", y esto se consigue ya sea estudiándolo o instruyéndose, lo mismo pasaría para los que se aferran a la labor "exorcista" (con mayor razón).
Uno de los grandes confesores de la época y que sigo mucho, no solo por sus textos sino tambien por su "contemplación", de los que podemos rescatar entre ellos es el llamado, "Introducción a la vida devota", de San Francisco de Sales, quien era conocido por ser "experto" en esta área. Se conocía este "santo" por estar ungido con el "don del espíritu santo", y no precisamente porque se haya instruido en el "análisis de las mentes". Repetitivamente se recordaba a sí mismo ser un pecador y se lo hacía saber a los "penantes" a los que estaba hablando, los hacía ver que era uno igual a ellos, como si se tratara de una "terapia psicológica conductual", pero no porque fuera un "pecador sistemático", sino al contrario. Lo mismo que pasa con el "enfermo del cuerpo", ya sea de corazón, de riñón, de estómago, de igual manera sucede con el "enfermo del alma", pues, toca curarlo a punta de "recetas espirituales" (y el buen "doctor" por supuesto incluirá el fortalecimiento de la "mente", "cuerpo", como del "alma", lo que llamamos la "solución tripartita").
En la "escuela estoica" se fundamentan mucho en el trabajo del "fortalecimiento de la mente", dado a que eran muy fuerte en esta área, pero endebles en el aspecto "almático", esto, por no tener idea alguna sobre "lo espiritual" y su "progresión" ya que terminaban asociándolo a esta con la primera, y esto se podría dar por múltiples causas, una de ellas por no tener conocimiento de la "sabiduría divina" que bien comienza con el "advenimiento de Jesucristo al mundo". En todo caso, sus "bases" para la estructuración de la "psiquis" que aun a veces se confundía con el "pneuma" que bien servía esta unión para el paso siguiente en la "edificación de los pensamientos" dentro de la "virtud cristiana" (antesala). De allí que un famoso psicólogo, considerado "estoico" (pero no en estricto sentido, sino -teóricamente- hablando) basó algunas de sus hipótesis, en una "estructura epistemológica" que sería el fundamento para tratar este tema en cuanto al asunto a los vicios, a las adversidades recurrentes, ansiedades, depresiones o deseo de suicidio u otras cosas semejantes, de allí que naciera la llamada escuela de la "terapia racional emotiva-conductual" dentro de la "psicología".
La "psicoterapia cognitivo conductual" es un método creado por Albert Ellis (en el cual tambien podremos incluir si se quiere a Victor Frankl -logoterapia- por ser muy parecidas sus ideas) teoría que nos permite llegar de "tajo" al problema sin necesidad de hacer una "reversión al pasado" (que en nada compartimos su uso, tal cual como lo es la práctica freudiana). El primer evento, que es lo que nos interesa, consiste en que tú mismo te ayudes -en primera medida- en vencer las tentaciones y el mal que nos afligía como persona. No esta demás decir que su epistemología va acompañada de la práctica, tal cual como lo hacía este en su vida personal, siendo frugal, desapegado de lo material (minimalista), los lujos, -nunca tuvo vehículo-, no viajaba por placer (esto se dice en la lectura de Leonor Vega y Emmett Velten, 2008, Revista Latinoamericana de Psicología, 40(1), 189-193), su visión estuvo siempre enmarcado en ayudar al ser humano y en salir de su "problema mental", ¿y por qué no también en lo espiritual?, ya que mezclaba "elementos cognitivos-emocionales", de acuerdo a la conducta de cada uno de ellos, para luego definir un modelo de la "terapia psicológica".
La tarea de Ellis, se puede entrever si se quiere y combinar con el "enfoque de la parte mental, con la "espiritual" y ahora si nosotros interrelacionamos tambien la "parte corporal" en cuanto al tema de la "complexión" y "vigorización", hace de ello un "gran muro casi inquebrantable" contra los males de la i) carne, ii) el mundo y iii) del enemigo, del cual te permitirá durar más en cuanto a tu lucha constante en esta vida como "mercenario", ya lo dice Job 7,1, "¿No es una milicia lo que hace el hombre en la tierra?". Si la labor del "psicólogo" es esta, ahora imagínense la tarea que tiene el sacerdote de "perdonar" los pecados a través de la misión que le facultó Cristo, contando además la función de "expulsar demonios", pues sería de este modo una "visión integral de sus deberes", más aún si este sabe o se instruye en temas de "ciencias sociales" y otras áreas semejantes, eso sí, sin llegar desconocer las verdades de la fe, esto es, sin corromperse conforme a la "racionalidad burda" o a las contrariedades de los "dogmas de la Iglesia".
"Neuronalmente", y hasta "emocionalmente" cuando usted se confiesa siente un alivio tan grande que es "indescifrable" el momento, es como si estuviera comiendo algo "empalagoso", que le gusta mucho, porque siente que la carga grande que tenía ya se fue, si bien dirán algunos que es un "efecto psicológico" o hasta "placebo", es un método que espiritualmente es rentable y que tiene sus éxitos, y lo digo por experiencia propia y ajena. Ya ha sido demostrado incluso "científicamente" bien como lo hizo él para-psicólogo Paul Clement Jagot, (que no era católico, sino -esotérico y ocultista-, ver al respecto su texto "poder de la voluntad"), esta afirmaba que el "sacramento de la penitencia" es la forma más rápida de "atemperar el alma", y por tanto el espíritu, y volverlo santo.
Existen muchas críticas acerca de la "confesión" (sobre todo de los "protestantes", -"hijos perdidos de Cristo"-), lo más recurrentes es que "quien te confiesa es más pecador que uno mismo", y puede que sea cierto, pero esto es una falacia, ya que se supone que la misión del confesor es un "deber divino", aunque todos seamos considerados "pecadores" de esta idea no se saca nada, de hecho, puede que el "sacerdote" haya robado, matado, ultrajado, tiempo antes de la "reconciliación" y esto no importará, porque quien representa ese momento de "perdón" es Jesucristo mismo no el (y esto esta revelado en cuanto a la verdades de la fe en el catecismo y "revelaciones privadas"), y este será quién te está perdonando, tal cual como lo dejó fundado, en el libro de Juan 20, y por tanto no es ningún invento, ni de que viene desde el Concilio de Letrán (pues ya los "cristianos primitivos" lo hacían), lo único que se dijo en este documento es que se debía realizar por lo menos una (1) vez año, si se analiza ya siglos antes el teólogo cristiano Orígenes (184 a 253 d.c.) había dicho: "Se perdonan, las culpas cuando el pecador no se avergüenza de confesar sus pecados al sacerdote", en resumen, es algo que viene con la misma palabra de Dios. Punto.
Ahora ¿Qué tiene que ver que el médico este enfermo de aquello mismo que está diagnosticando? ¿acaso el pediatra que no tiene hijo no sabe lo que hace? ¿o el cardiólogo que no ha tenido infartos tampoco puede tratar?, ¿le quita toda autoridad? cuando hablamos de "pecados", nos referimos a la "salud del alma", que tambien se enferma y es peor porque no es visible para nuestros "ojos terrenales". En este caso los "sacerdotes" se comportan como doctores, que aunque de vez en cuando sufran de penas tormentosas, adversidades, tribulaciones y dolores, es otra cosa, no quiere decir que no pueden "medicar a otro", se dice en Juan 1,8 "aquel que dice que no ha pecado es un mentiroso", si fuera así, "hasta las 12 apóstoles han pecado", hermanos, el "confesarse" es acto de humildad muy grande que te hace pensar dos veces antes de hacerlo nuevamente, porque es difícil que te vean la cara otra vez, además que lleva consigo otros beneficios entre ellos las gracias, y punto de estructurarse para seguir avanzando en lo "espiritual".
En 1 de San Pedro, 4,8, dice que "hacer obras de caridad borra multitud de pecados", en Santiago en 5, 20 expresa que "el que convierte a un pecador de su camino equivocado conseguirá el perdón de muchos de ellos" y según el "catecismo" de la Iglesia tambien se registran dentro de sus indulgencias estos hechos, como las de leer la sagrada escritura, decir padrenuestros, tres avemarías, realizar actos de contrición, practicar los viernes alguna mortificación en recuerdo de la pasión y muerte de cristo, asistir a una peregrinación como penitencia, hacer el viacrucis, la oración intensa, el ayuno, limosnas, el perdón con el prójimo, y como lo es por supuesto el arrepentimiento pleno por haber ofendido a Dios, es decir la "reconciliación sacramental".
Ahora, para conseguir una "buena confesión", primero debes hacer un enjundioso "examen de confesión" (askesis), esto es, examinando tus pensamientos, obras, acciones y omisiones, tal cual como se indica en Gálatas 6,4, luego de ello, debe sentir dolor por haberlos cometidos, aceptarlos, corregirlos, superarte y trazar un plan para no volverlos a cometer nuevamente, acusarte de haberlo hecho (en la penitencia), es decir, humillarte y tener la satisfacción de repararlo según lo que te haya enviado el "sacerdote", pero tambien recibidos como sufrimientos, mortificaciones, ayunos, acciones, caridades, bien como te sientas contemplativamente.
Por eso es importante frente a lo anterior tener una práctica recurrente del "examen de conciencia diario", que según los relatos de grandes santos como San Ignacio de Loyola o San Francisco de Sales (y de Asís) dice que, si no se hace frecuentemente, será muy difícil llegar a ser "santo". Ya se dice en Eclesiástico 4,26 "no te avergüences de confesar tus pecados", o en Proverbios 28,13 "a quien calla los pecados no le irá bien, pero quien los confiesa y los abandona, obtendrá misericordia de Dios" y en Santiago 5,16 "confesaos vuestros pecados y así series curados espiritualmente".
Casi siempre traigo a colación en mis escritos "vida de santos", para esta ocasión nuevamente mencionaremos a Santa Teresita del Niño Jesús, como gran carmelita, considerada como una "mística", francesa, que nos sirve de ejemplo en esta ocasión otra vez, con tal de explicar cómo llevar una buena vida, indistintamente de recurrir o no a la "confesión", esta decía que (ver, su texto "Historia de un alma") los "santos son nuestros amigos" esto lo expresaba debido a que ellos compartieron con nosotros las luchas constantes de sus debilidades, triunfos, derrotas y demás y que nosotros podemos precaver de mejor manera para no caer, y más aún cuando lo demostraban con el ejemplo y no solo con la palabra.
Esta "robustez", y "obediencia" anteriormente descrita se consigue con la "disciplina espiritual" y "corporal" (evitando la asedia), la penitencia, la austeridad, la mortificación, (a diferencia de lo que pensaba esta), no se puede alcanzar esa "perfección" hasta que no consigamos este objetivo (entendida esta como "esfuerzo", mientras sea practicada junto con las "virtudes", a su máxima expresión), de allí que unos tengan más "gracias" que otros, debido a su nivel de "contemplación", esto, a pesar de las constantes faltas que cometieron en su vida en contra de Dios, por ejemplo San Pablo, María Magdalena o San Agustín (fueron unos de ellos), la cual como ven se dan por "grados de santidad" y no por "tajo", así seas el "peor de los pecadores".
Miren, toca estar de "centinela" indistintamente de las "tribulaciones" presentes o futuras, debes advertir incluso a los malvados de su mala conducta, ahora, si ellos no se enderezan, tú te salvas, ellos no, de aquí la importancia de no pecar por acción, obras, pensamientos, pero tambien por omisión, en Mateo 18:15-20 se expresa si tu hermano peca contra ti, repréndelo, primero a solas, luego sino te hace caso, con testigos, y sino frente a la comunidad, y si ni así, considéralo un pagano o un publicano (necio).
Si revisamos las "reglas monásticas", tambien tenían este mismo estilo de "corrección", ya sea la de San Agustín, o la famosa "Santa Regla" de San Benito, este último de quien se interesaba en amonestar con quien tocaba hacerlo hasta el fin de ayudarlo de salir de ese "atolladero espiritual". Por ello que haya previsto en estas normas unas "descripciones comportamentales" (con un total de 74 puntos) con tal de vivir en comunidad (Cap. IV), de las cuales podemos rescatar las siguientes analíticamente hablando (con algunas actualizaciones al día de hoy, que bien puede servir como un "ex ante" de la "confesión").
- Test de examen de conciencia
- Amar a Dios sobre todas las cosas (antes que el gym, el trabajo, y todo).
- Amar al prójimo como a sí mismo.
- No matar.
- No cometer adulterio.
- No robar (ni lo más mínimo).
- No codiciar bienes ajenos (lo necesario es suficiente).
- No levantar falso testimonio contra otro o con mentiras (con el fin de dañar).
- No hacer a otros lo que no te gustaría que te hicieran.
- Honrar y bendecir a todos los hombres (género humano).
- Negarse a sí mismo, y vencer sus placeres y vicios (dominar la concupiscencia).
- Castigar el cuerpo (mortificarse), buscar las incomodidades.
- Evitar la delectación o "deleite" de los pensamientos, no entregarse a los placeres.
- Amar el ayuno (espiritual).
- Alegrar y ayudar a los pobres (aún más cuando te lo solicitan)
- Vestir al que está desnudo (aún más cuando te lo solicitan).
- Visitar al enfermo y ayudarlo emocionalmente.
- Enterrar al muerto (con relación o por caridad).
- Socorrer al que está en desgracia (por relación, justicia o caridad).
- Consolar al que esta agraviado por golpes emocionales (por relación o caridad).
- Hacerse extraño a lo mundano (alejarse de él, solo mantenerlo a lo mínimo).
- No anteponer nada al amor de Cristo, todo lo hacemos por amor al Señor.
- Controlar la ira (dominar las emociones).
- Perdonar y no guardar rencor.
- No tener dolo o culpa en el corazón hacia alguien.
- No desear una paz falsa si no te nace del corazón, bendice con devoción.
- Se caritativo todo el tiempo (por justicia o relación).
- No jurar en vano, (si no vas hacer algo que dijiste que cumplirías, no lo hagas).
- Decir siempre la verdad con el corazón (boca y acción).
- No acudir a la venganza, ni devolver el mal con el mal.
- No cometer injurias/calumnias contra otros, sino soportarlos, tomarlo como "humillación".
- Amar a los enemigos (como a ti mismo, sea lo que sea que te hayan hecho).
- No maldigas a nadie, solo que salgan de tu boca bendiciones.
- Humillarse, y sufrir las consecuencias aceptando la persecución por la "justicia" misma
- No ser soberbio, ni orgulloso con nada. (Busca la humildad y mansedumbre).
- No seas aficionado al alcohol, (ni a los bailes, ni a la música mundana y de más).
- No seas glotón, (elimina la gula. Come y bebe moderadamente).
- No seas dormilón, (descansa lo necesario).
- No seas perezoso, (se diligente con tus tareas, actividades, diarias y planes de vida).
- No seas murmurador, (no lances juicios temerarios, malquerencias ni cotilleos).
- No seas detractor, (ni te quejes tanto, acepta las cosas, más bien edifica).
- Tener siempre fe y esperanza en Dios. (Orar casi todo el tiempo)
- Atribuye lo bueno no a ti, sino a Dios mismo (siempre dale gracias a el).
- El mal atribúyetelo a ti mismo (aunque de él puedas sacar provecho)
- Tener temor de Dios (y del fin de los tiempos, y del juicio final).
- Creer en el infierno y sentir terror de él. (Ver el pecado como el mal en sí mismo).
- Creer en el cielo, (y desear la vida eterna, con la mayor devoción de tu alma).
- Pensar en la muerte todos los días y a cada instante (melete thanatou).
- Examinar tu vida a cada instante, de que has hecho mal o bien (revisar la conciencia).
- Siempre tener de presente que Dios te está mirando (así estés oculto).
- Rechazar todo mal pensamiento tentado u obscuro, y comentarlos al confesor.
- Guardar silencio en conversaciones malas, sobre todo no edificantes.
- No hablar mucho, sino lo necesario.
- No hablar palabras vanas, ni que generen risa burlona.
- No amar la risa excesiva o desagradable.
- Escuchar, escribir, leer o hablar sobre la vida de los santos, la palabra, y demás.
- Ser frecuente con la oración intensa y devota (establecer una "metodología mística").
- Realizar actos de contrición (perfecta) diariamente.
- Tener el deseo de enmendar las cosas, las faltas, vicios o pecados cometidos.
- No ceder a la concupiscencia, tentaciones, la carne, o al mundo. Controlarse a sí mismo.
- Saber abandonarse en Cristo, y no tener por cierta su propia voluntad.
- Obedecer los mandatos que su superior dice, no lo que hacen (disciplina espiritual).
- No creerse santo antes de serlo, (esfuérzate a ello y que otros lo digan).
- Ser testimonio de la palabra de Dios (apostolado, misionero, profetizando, etc).
- Amar la castidad (según su condición).
- No odiar a nadie (ni a nada).
- No tener celos (vivir en paz y tranquilidad).
- No tener envidia en ningún sentido.
- No amar la contienda, (pelea, discusión, alboroto, chisme, reyerta, etc).
- Huir de la alabanza, (lisonja, vanagloria, más bien se humilde y pasivo)
- Respetar a los ancianos, (sacerdotes y monjas o religiosos).
- Amar a los bebes, niños y jóvenes (los que están por nacer).
- Orar por los enemigos (y el prójimo -necesitadas- almas del purgatorio) por amor a Dios
- Reconciliarse, antes de que se ponga el sol con quien hayas discutido o peleado
- Nunca desconocer ni desesperarte de la grandeza de la misericordia de Dios.
En el punto 75 dice San Benito en su libro de la "Santa Regla" que estas "normas disciplinarias" son los "instrumentos del arte espiritual" (que si les sumas a ello la oración, la limosna, la buena obra, la obediencia, el ayuno y la castidad como "armas de combate espiritual" consigues hacer de tu alma un "bunker") que bien puede servir de sustento para realizar un "examen de conciencia" o una "buena confesión".
Expresa el Abad que si usamos estas herramientas de noche y de día, sin parar, nos puede servir sus fundamentos para el día del juicio, y además incluso para ser premiados, tal cual como le pasó a él, que ahora es considerado un "gran Santo", recordemos la palabra en 1 de Corintios 2,9: “Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni llegó al corazón del hombre lo que Dios ha preparado a los que lo aman”, estas son las normas que debes cumplir ya sea "ascéticamente" (solitariamente) o "cenobíticamente" (comunidad) para alcanzar la "plenitud espiritual".
De lo anterior, podemos ceñirnos por supuesto a demás normas dictadas por la Iglesia entre ellas la i) ley de Moisés o 10 mandamientos que de forma abierta están tambien distribuidas en la Biblia, por ello creemos que dentro de los 74 puntos descritos anteriormente se pueden resumir todos los fundamentos cristianos a cumplir con tal de llegar a la "salvación", incluyendo las ii) bienaventuranzas, los iii) pecados capitales o las iv) virtudes teologales, v) pecados que claman al cielo, vi) contra el prójimo, vii) contra la carne, viii) obras corporales y espirituales de misericordia de allí que se integre el resumen que hace lo que Dios quiere y es que todos nos "amemos los unos a los otros" y punto (y este el "gran mandamiento" del Señor, así, como lo amas a él y a ti con todo el alma, mente y corazón).
Ahora, teniendo en cuenta estas "normatividades" sí que ahora podamos realizar un "buen examen de conciencia diario", ya sea para prepararnos "ex ante" para la "confesión", del cual evaluaremos no solo lo que es "mortal", sino tambien "lo capital", y todo lo que es "imperfecto" (ver, de San Juan de la Cruz, Subida al Monte Carmelo, 9,7; 11,2) que lleve a lo "venial" o no, y que por tanto afecte la "virtud", y los defectos del "carácter", los "deberes" y la "vida en contemplación".
Comprueben ustedes mismos (examen corto, aquí, completo, aquí o aquí y mucho más completo aquí) -hacerlo una vez al año por lo menos, y por escrito-. - Los 10 mandamientos (contenido en Éxodo 20)
- Amarás a Dios sobre todas las cosas (No tendrás otros dioses delante de mí)
- No tomarás el nombre de Dios en vano.
- Santificarás las fiestas (el día que corresponda al Señor)
- Honrarás a tu padre y a tu madre.
- No matarás.
- No cometerás actos impuros (ni adulterio).
- No robarás.
- No darás falso testimonio ni mentirás.
- No consentirás pensamientos ni deseos impuros (ni la mujer de tu prójimo).
- No codiciarás los bienes ajenos.
- Las bienaventuranzas -de contenido abierto- (contenido en Mateo 5: 3-12) que pueden ser vista más como "recompensa" que como "faltas", entre ellos tenemos los que son:
- Pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
- Mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra.
- Lloren, porque ellos serán consolados.
- Tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán saciados.
- Misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
- Limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
- Trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
- Perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
- Los injuriados, y perseguidos y digan con mentira toda clase de mal contra ustedes por mi causa.
Es así que al final de estas "bienaventuranzas" en su versículo 5:12 se explica que deben estar "alegres" y con "regocijo" todos nosotros que cumplimos con estos deberes, o más bien expresa que son "recompensas" y así será así mismo grande para el cielo, por la misma manera que lo persiguieron a él y a sus profetas y apóstoles
- Los pecados capitales que a diferencia de los 10 restantes están regados por toda la biblia:
- Orgullo o soberbia (se combate con humildad)
- Envidia o celos (se combate con caridad)
- Avaricia (se combate con generosidad)
- Ira (se combate con paciencia)
- Lujuria (se combate con castidad/continencia)
- Gula (se combate con templanza/abstinencia)
- Pereza (se combate con diligencia)
Sea revisando uno por uno el "escrutinio" de nuestras faltas en la Biblia o tomando en concreto la "Santa Regla" de San Benito en sus 74 puntos ya mencionados, solo de esta forma podemos decir que el "sacramento de la reconciliación" ante este "examen de conciencia" que se realiza en conjunto al "perdón" que ofrecen los "sacerdotes" por intermedio de la "gracia" de Jesús, es la mejor "terapia" no solo "espiritual" sino tambien "mental" para el "penante", herramienta, que puede salvar el "alma" conforme a la conducta de la "vía cognitiva conductual" para bien, rescatarlo de las i) tentaciones, ii) de los vicios de la carne, iii) del mundo, y iv) de las acciones del "maligno".
Si muchas de las personas supieran del "poder de la confesión", muchos de los casos de depresiones (sobre todo), de tristezas, ansiedades, complejidades o intentos de suicidios, se evitarían, es decir, si se acudiera más a este gran método, y sin decir que muchos de los "psicólogos" se quedarían sin trabajo. De hecho, estas últimas palabras le fueron dicho por "almas del purgatorio" a la vidente Maria Simma, esta relatado este suceso en su libro "Sáquenme de aquí". Realizar ciertas oraciones encomendando al "Padre eterno" y al "espíritu santo" i) antes de, ii) al terminar y iii) después de realizar el "examen de conciencia" con miras a la "reconciliación" es lo "óptimo".
Por ejemplo, de varios documentos que nos regala la Web sobre el tema, entre ellos, buscando en Internet, nos encontramos con la Organización Católica "Father of Mercy" (1808), en su texto "Examen de conciencia para Adultos y Jóvenes (2015), que pueden leer completamente sus oraciones, aquí: - Oración antes de hacer la confesión
"Ven, Espíritu Santo, ilumina mi mente para que vea claramente mis pecados. Mueve mi corazón a un arrepentimiento sincero por mis pecados, a confesarlos honestamente y a resolver a enmendar mi vida. Espíritu de Sabiduría, concédeme ver la malicia de mi pecado y mi ingratitud hacia Ti, el Dios de Amor. Espíritu de Fortaleza, ayúdame a hacer el sacrificio necesario para evitar el pecado en el futuro".
- Oración al terminar la confesión
"Acto de Contrición Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío, por ser quién eres y porque te amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberte ofendido; propongo firmemente nunca más pecar, apartarme de todas las ocasiones de pecado, confesarme y cumplir la penitencia que me fuera impuesta".
- Oración después de terminar la confesión
"Ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis pecados, y, así como lo suplico, así confío en tu bondad y misericordia infinita, que los perdones, por los méritos de tu preciosísima sangre, pasión y muerte, y me des la gracia para enmendarme, y perseverar en tu santo amor y servicio, hasta el fin de mi vida".
Como ven la "confesión" no solo es un perdón de los pecados y ya, sino que debe ser visto, desde como una "psicoterapia" que permite al hombre "recomponerse moralmente", del cual tiene sus implicaciones "mentales" y "corporales", al sentirse avanzado en mejorar en el "ámbito espiritual". Es una forma además de "desahogarnos", de decir las verdades, y evitar las mentiras, es un "quitapeso" de los "vicios del alma", ya que lo llega a limpiar y llenar de muchas gracias. El Doctor Ellis como su compañero Aaron Beck (ver, "Manual de Terapia Racional-Emotiva"), en su numerosos artículos y textos expresa que las personas a la final son responsables de sus emociones y que estos pueden corregir su conducta, cuando enmiendan sus pensamientos y los "confiesan" por ejemplo, esto, diciendo las "verdades".
Es necesario tambien que el "alma" contemple la posibilidad de no cometer "pecados veniales" (ver al respecto el texto de Juan Eusebio Niereberg titulado "De la gravedad, males, castigos, y remedios del pecado venial" escrito en 1636 o "Pecados mortales y veniales" de José María Iraburu) que si bien se puede "reparar" a través de actos o la comunión, indulgencias y demás, es importante no tenerlos en cuenta con tal de buscar la "perfección cristiana" que no es otra cosa que el "esfuerzo" por no pecar, eliminando así todo tipo de presunciones, sospechas, juicios no justos, o no misericordiosos, tener negligencia sobre buenos actos, de la vanidad, la no seriedad a los sacramentos, tristezas o desilusiones innecesarias, malas inclinaciones, debilidades e imperfecciones, etc. (San Antonio Maria Claret, nos puede dar una mano sobre este punto, buscar en Google para mayor detalle). Son con estos "pequeños tropiezos" que uno va al "gran pecado". A cuidarse (ver, "Camino de perfección" de "Santa Teresa", 71,3).
Ahora, por último, la "terapia racional emotiva conductual" que proponen estos "notables psicólogos" se centran en que muchas de las emociones que hoy llamamos como "negativas" en verdad son causadas no por componentes "externos", sino más bien "internos" que nosotros creamos por "interpretaciones" ajenas a la realidad, y por el medio de unas ideas de creencias que les ha llamado como "irracionales", del cual siguen una reglas de conductas o patrones fuera de base, que a lo mejor dichos actos pueden estar llenas de soberbia, aprobación de los demás, el qué dirán, "tremendismo", exageraciones, ideas por supuesto que debemos siempre replantear en nuestra cabeza todo el tiempo y que luego bien la "confesión" como sacramento puede ayudarnos, de allí que sea importante que nuestro "confesor" sea un devoto y tenga ciertas cualidades para esta "misión".
Para resumir, la "filosofía" en este caso "cristiana", basado en la "confesión" es la mejor terapia existente, que unido a las bases "psicológicas" puede dar una solución más integral al problema no solo "mental" sino tambien "espiritual" tratado. Sanar el "pneuma" y la "psiquis" resulta ventajoso para el "paciente enfermo", ya que lo que se busca es tener una "plenitud" y "sosiego", ante situaciones adversas y saber cómo responder ante depresiones, ansiedades, duelos, y adversidades de la vida.