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29 de octubre de 2023

LA FALTA DE CARIDAD (ÁGAPE): "LA DOCTRINA DEL AMOR INFUSO"


"Vale más un acto intenso que mil tibios" - San Ignacio de Loyola

 "Dios no necesita nuestras obras, sino nuestro amor"- Santa Teresa del Niño Jesús

"La caridad es benigna, al contrario el mundo es maligno"- San Pablo

Mario Felipe Daza Pérez

Expresa San Agustín, en su Sermón 41.3 que: "si te quedas al lado del amigo (que aun entre bandidos se llaman así, pero no hay "caritas" en ellos, los une simplemente una "mala conciencia") en su pobreza para poder disfrutar de sus riquezas, cuando sea rico, aún no amas al amigo, sino algo distinto en él. La "fe" y la "esperanza" son dos buenas amigos, pero mayor que ellas es la caridad". 

Para el Obispo de Hipona y discípulo de San Ambrosio de Milán, esta virtud se consolida no solo en el amor (sentimiento) de una "vida recta" y de "entrega" por el amor a Dios, sino tambien en el deleite en si de una "sabiduría común". De esta "virtud" tenemos que no en vano que la primera encíclica que emergió del entonces Papa Benedicto XVI cuando este tomo su cargo divino en el Vaticano haya sido el de "Deus caritas est", es decir "Dios es amor". 

Comúnmente, analizamos como en las personas existen no solo una "falta de caridad" ("ágape"), por la "ausencia de amistad" que tienen para consigo, para el prójimo, para el hombre sino tambien para con Dios, además de ello le podemos sumar la falta de tolerancia consigo. No le damos paso a otros, no alimentamos a quien nos los pide o damos agua a los sedientos, vivimos en el mundo del "Yo" descuidando el bienestar común, en la ayuda al prójimo. 

A diferencia de los "protestantes" que creen que con la sola fe se salvarán, nosotros los católicos (los verdaderos "cristianos") creemos que la fe no es la única característica para la "salvación" sino tambien la "caridad", es decir, las obras por amor hacia los demás, incluyendo la del Señor. Ahora resulta que en este mundo podemos encontrar muchos que están en el primer punto, sobre todos los ya mencionados, o de los de segundo terreno que no creen, porque son agnósticos o ateos, pero que son "buenas personas", o ayudan a los demás, y están esos los que ni uno ni lo otro, y nada de esto es suficiente para ir al Cielo.

Ya otros santos como Gregorio de Nisa pensaban que la "caridad" debía estar mayor relacionado con el "eros" (aunque hoy en día le demos otra connotación), este, determinaba que la primera expresión, (por mucho que se relaciona con lo "carnal") entra mas íntimamente en lo concerniente con una "fuerza rotunda" en cuanto al amor a Dios y hacia el prójimo, por ello, que este haya utilizado mejor este termino que el de "ágape" (ver, Walther Völker, filósofo y místico Gregorio de Nisa , págs. 222-223, Vida y Pensamiento, 1993).

La "caridad" (entendido como "amor desinteresado", "intenso", "incalculable") como gran "virtud unitiva", actúa como una "pegatina" de la cual esta compuesta como una causa que se adquiere "poco a poco", y que bien se va ejercitando con el tiempo, puede que unos lo tengan mas que otros, pero no se gana únicamente por quererlo sino que se necesita practicarlo, pues a nadie les gusta estar regalando cosas hoy en día porque si, sino por interés a algo, pues ese beneficio a la cual estas haciendo "caritativamente" puede ser atado al "amor de Dios", que en la primera fase puede que se tome como un criterio "egoísta" pero que en ultimas esta centrado en la finalidad de los designios del Señor, aún así se este haciendo con los enemigos, los gentiles, publicanos, fariseos, hipócritas, a pesar de ellos, toca amar a estos de lo que va por encima del vicio, al contrario, de lo que va de la mano con los "valores" restantes.

Algunos insistirán en ser "caritativos" por el hecho de que quieren una "recompensa" en el Cielo, o porque deseen que lo sepa la "comunidad", que están haciendo un "bien", etc, aquí sencillamente no puede haber un "amor" de lo que Santo Tomas (ver, "De spec et caritate") llama "simplista", por tanto, debes abogar por el "amor al prójimo" aún se saque provecho de esto o no, de allí que esa finalidad "egoísta" de todo modos se haga por "amor a Dios" (propter deum), en este caso el "desinterés" no existe (aunque se hable en la doctrina cristiana de este sin sentido), ya que el "acto de amor" en este asunto esta recaído en el Señor, la "cual va con el ritmo de la naturaleza", por tanto, de allí que la "caridad" (ágape o caritas, ya sea en su versión griega o latina) sea igual al "amor" y a la "paciencia" que se tiene para Dios, sumado a ello a otras virtudes como el de la "humildad".

Al momento de apreciar a alguien unos dicen "lo hago por su bien", pero tambien "por el nuestro", "por el amor que tengo hacia Dios", pero puede que "no lo hagas con tus enemigos" o con aquellos "que te desagradan", o con "una persona en especial", un obispo o el mismísimo Papa (Pontífice), pues con más razón es que debas bendecirlo más con tal de que cambie su conducta, porque la finalidad es que todos ellos lleguen al Cielo, y esto es "caridad". Para el padre Chad Ripperger siguiendo a Santo Tomás (que bien relaciona esta virtud con la "amistad", (Ver, "Introducción al Tratado de la Caridad, de la Suma Teológica"), cree que uno debería disminuir/eliminar el concepto de "malicia", porque así se permitiría querer que haya "gloria en el prójimo", propiamente sentido en el término del "propter deum", entendido esta por el "amor en sí mismo" considerada por ello como una "virtud infusa" y no "adquirida humanamente". 

Vista entonces como "virtud infusa" y que es "entregada", "gradualmente", se debe aumentar, pero no se hace "porque uno quiera por si mismo" sino por "capacidades" sobrenaturales", que bien por mucho que la entrenemos naturalmente esta se quedan en la "voluntad" que tambien sirven para su aumento, pero para la progresión misma de las "virtudes". Por tanto, se requiere de una "ayuda sobrenatural", con el fin de que quede en la "facultad" del "intelecto" para que luego sea llenada el "balde" a mayor rango según la "infusión" que Dios posteriormente nos da como "doctrina de su amor", con tal de que se vuelvan dichas "capacidades operativas" quitando así todo aquel elemento que obstruya su "resonancia mundana", pasando así al desarrollo de otros valores como la "templanza" o "moderación" y otros principios éticos, del cual se puede mezclar con otros "vicios" o no. Esto quiere decir que las "imperfecciones" en tal sentido no permiten operar con otros principios morales que por naturaleza tenemos, como el de la "impureza" o "gula" conforme al "exceso" que se reprimen en nuestro "cuerpo" o "espíritu", porque en ultimas obstaculizan su seguimiento.

Si piensan bien cuando alguien te solicita que "ores" por alguien, ya sea por "justicia" (que es otra virtud") pero tambien puede ser por "caridad", que aun sin conocerlo puedes ayudarlo a recibir bendiciones, esto, es una tarea loable, por ello, la importancia de conseguir una "caridad perfecta", que es el momento de ver a Dios en ese mismo sujeto, como cuando determinamos el animo de que un familiar o ser querido salga de sus culpas en el "purgatorio", entendámoslo entonces con esta "devoción", dejando a un lado la parte "emotiva", cargando la cruz en la vía de la verdad, el camino y la vida. En resumen, "amor sin caridad" (sentimiento menos virtud), no hay "santidad". Cuando decimos "amar a otros como ti a mismo" precisamente se refiere al "valor del amor", pero que se transmite a través del método de la "caridad", sin este "principio ético adicional" no hay "perfección".

Dice Piotr Roszak en "Caridad en cuanto amistad eclesial en Tomás de Aquino" (p. 206).

"La caridad perfecciona el juicio sobre las cosas buenas y las mejora: gracias a la amistad, será posible ver los carismas y la diversidad no como obstáculo, sino como oportunidad. La amistad con Dios, esencia de la caridad, se realiza al nivel de las facultades del alma, en el conocer y el querer, porque éstas permiten un verdadero intercambio entre los amigos. La verdadera caridad es amor gratuito que tiende hacia el otro. Virtud teologal infundida por Dios en la voluntad, por la que amamos a Dios por sí mismo sobre todas las cosas y a todas las cosas que Dios ama (nosotros mismos y al prójimo) por Dios. Es la participación el Amor de Dios, capaz de amar como Dios ama (conocer y amar como Dios mismo conoce y ama)".

La "caridad" (a veces titulado como "Xapis", que significa "bondad", o "gracia") es "sobrenatural por excelencia", este valor te permite de una vez tener una "estrecha relación con Dios" (por deseo de este y mínimamente en búsqueda tuya), conforme a su "vía unitiva", así lo indica Santo Tomás (Ver, De caritate), entiéndalo siempre como "amistad" en "doble sentido" (ida y vuelta), que bien es "infundido" por el Señor, y del cual se torna "indivisible", es decir, no se puede "descomponer" o "disolver", por ello que sea tomada como una "virtud por excelencia" que todos los humanos deberíamos recibir con el tiempo (como criatura suyas), en el hecho que tengamos mayor fe para con el Señor que bien no se gana con los "hábitos naturales" que tal cual se podría dar con los "ejercicios espirituales" sino por "gracia", esto no es óbice para determinar que sea importante trabajar la "conducta", con tal de ganar mayor capacidad intensa de ese "amor incondicional". 

En resumen tenemos entonces que:

Amor: Es el sentimiento propio de amar pero que viene de una emoción. Esta no lleva consigo la caridad. 
Caridad: Es la virtud de ese sentimiento del amor intenso como metodo llegar a la amistad con Dios. Esta si lleva consigo el amor. 
Amor con caridad: Es la caridad misma, la cual resulta de la fórmula anterior, de la cual se debe buscar (para ampliar las capacidades) para que luego sea llenado "infusamente" por Dios, en búsqueda de la "santidad".

Según Santo Tomás, existen grados de ganar "caridad" hasta llegar a su etapa perfecta, antes de ello se debe concebir una etapa que podemos llamar "incipiente" y luego otra titulada como "proficiente". En el primero punto tenemos que trata del deber humano de no cometer pecados y alejarse de ellos, limitando así la "concupiscencia", y de todo ello que vaya en contra de la "caridad", soslayando la corrosión de los vicios; para el segundo evento se toma el trabajar más espiritualmente hablando, sacando de la vida los "pecados veniales" e "imperfecciones voluntarias" de tus cosas personales, aumentando para ello la capacidad para poder luego recibir la virtud en su plenitud, y en la última fase, que es lo que se desea se trata de unir esa relación con Dios "integralmente", es decir, "místicamente", quitando las "imperfecciones", ahora, "involuntarias" teniendo así en posesión los "gozos" y "frutos", en este caso del Espíritu Santo. 

En resumen, para el primer sustento ganamos lo que es la i) "vía de purgación", luego la parte de la ii) "vía de iluminación" y por último la iii) "vía unitiva":

Caridad en primer grado (purgativa): Evitamos el pecado mortal y toda "concupiscencia".
Caridad en segundo grado (iluminativa): Evitamos el pecado venial y las imperfecciones voluntarias (en cierto grados).
Caridad en tercer grado (perfecta o unitiva): Evitamos las imperfecciones (en todo sentido).

Por tanto una vez adquirido esta "virtud" no se puede deshacer, porque no se trata de un "hábito" que se pierde o gana (como los naturales), sino que se "debilita", o "aumenta", porque como hemos dicho se trata de un "valor sobrenatural", en especial, construido bajo la base de una "doctrina del amor infuso", del cual debes jamás debes dejar que se enfrié, con tal de tener presente el "gozo eterno" del Espíritu Santo, la tranquilidad, la disciplina, el orden, la obediencia, la humildad, por ello que resulte ser una "pegatina" de las "virtudes" en propósito de la "vía unitiva" (mística), ubicado en la "voluntad" (mentalmente y espiritualmente hablando) de las personas, del cual puede aumentarse (pero en capacidades y en grados) con "ejercicios espirituales" (u obras de misericordia) como la limosna, la corrección fraterna, la ayuda a los demás, para que así con el tiempo te vayan "dando" mayor amplitud de esta "gracia".  

Una persona que este pensando todo el tiempo en las "vanidades", difícilmente tendrá "caridad", porque solo estará "pensando en si mismo", en la moda, en el ocio y demás "costumbres mundanas", así, su "vida mística" (vía unitiva) no se consolidara por estar pendiente a la "posmodernidad" o a lo "momentáneo", y no a los "bienes espirituales eternos", de esta forma el "don de la ciencia" del "conocer a Dios" seria destruida tal cual como lo afirma San Agustín (Ver, la bondad del matrimonio), ya que una fase que sería "temporal" y no "permanente", en resumen, en ti estará escoger bajo la consigna del "libre albedrio" lo que es correcto o no. Lo que permite hacer de este "valor ético cristiano" único es el que es la consecuencia de poder "reordenar" el conjunto de "virtudes" del cual se suman los demás que se hayan trabajado o adquirido (de forma natural o sobrenatural), como dice San Pablo (ver, Colosenses, 3:14) del que es tratado como el "vinculo de la perfección" en este sentido centrado en la "amistad con Dios". 

Al llegar a la "caridad perfecta" (o de tercer grado), que es el último eslabón de esta virtud, entendiéndola como "madurez espiritual" podemos decir que la persona esta ocupada todo el tiempo en mente, cuerpo, alma y -corazón- en el amor a Cristo y hacia el prójimo, (Ver, "Tratado del amor de Dios de San Francisco de Sales") por supuesto, porque lo uno lleva a lo otro, y esto se debe en mayor grado por la gracia que habita en ellos, y de los frutos y dones recibidos del Espíritu Santo, que habita en el, controlando así cualquier "acto desordenado" o "concupiscente" en su "espíritu" o "cuerpo", teniendo de así un "dominio de si mismo", volviéndose más humilde, y al servicio de Dios. 

Así como debemos construir una "doctrina del amor infuso" conforme a la "voluntad" que vaya resultando en el "relleno del tanque" y ampliación de esta "virtud infusa" tenemos que existen pecados o vicios que evitan que esto pase, como es la malquerencia, el juicio temerario, el deseo maligno, el cotilleo, la murmuración, el desear el mal al otro, la envidia, celos, todos ellos nacidos del "orgullo" o de la "soberbia" y por tanto de la no limitación de la "concupiscencia" que es originaria del nacimiento y que escala en su progresión sino le prestamos atención. De allí que San Francisco Sales (ya citado, en este caso Ver, "Introducción a la vida devota") indique que todas las virtudes deben ir mezclada, infusas o no, por ejemplo con la templanza, la moderación, la humildad, la magnificencia, la honestidad, etc, esto con el fin de tener un "espíritu ejercitado".

De que te sirve tener sino es para amar, como mayores riquezas, un montón de títulos, o de diferentes cargos sino es para el servicio de Dios. Dice Monseñor Jose Ignacio Munilla, en video en su Canal de Youtube, "En ti confío", del 24 de septiembre de 2023 (minuto 15 en adelante), en "Las siete cabezas del dragón y la espada de San Miguel (pecados capitales y virtudes contrarias") que todo se "corrompe":

"La Inteligencia sin amor te hace perverso; la Justicia sin amor te hace inmisericordioso; Diplomacia sin amor: hipócrita; el éxito sin amor: arrogante; la Riqueza sin amor te hace avaro; la Docilidad sin amor te hace servil; la pobreza sin amor te hace indigno; la belleza sin amor te hace vanidoso: la verdad sin amor te hace hiriente".
De este modo el "amor" que no es otra cosa que la "caridad" misma entendida como pasión, relacionado con la parte emotiva de lo que corresponde concretamente a la virtud del "ágape" o "caritas" (es decir del "amor con caridad") resultando de este un "valor unitivo" que bien conecta con las demás "virtudes", y que es imprescindible para el "crecimiento espiritual humano", en esa vía que hemos llamado como "unitiva para con Dios" (mística) y de su "amistad íntima con el" resultando imprescindible para la construcción de la "santidad". 

De este modo si Dios bendice a los pecadores no al pecado es porque ama el hombre, lo que quiere es que tu entres en "gracia" con el de una vez por todas, porque solo de este modo es que te llegaras a "santificar" consiguiendo de ti este propósito de la "caridad perfecta", como se dice en San Mateo 22: 36-40: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos penden toda la Ley y los Profetas".

22 de octubre de 2023

EL "NARCISISMO ESPIRITUAL": ¿CÓMO EVITAR LA ESCRUPULOSIDAD?



"La santidad es imposible fuera de la vida mística"- San Juan de la Cruz

Mario Felipe Daza Pérez

Ya hemos escrito en varias ocasiones sobre la "confesión" y su importancia como "sacramento" no solo para la Iglesia sino tambien para las personas, en cuanto a que funciona además como una "terapia psicológica" para la gente. Ahora, puede suceder que el "penante" no sea solo un "excesivo pecador", sino que pase todo lo contrario, es decir que después de su conversión se transforme en un "escrupuloso", esto, debido a su "obsesión" (mental o espiritual) como si de sucio tuviera repentinamente en su alma conforme a lo que fue su vida pasada. Este hecho es tan malo como el "suceso de un vicioso", visto como su "arista opuesta" en cuanto a que se ve maldad en todo lado, siendo este mismo hecho un "pecado en contra de la caridad", resultante de ver "pecados" en en donde no lo hay, tales actos rayarían su conducta además en lo descrito en la "soberbia", en especial en el "narcisismo espiritual" a causa de ese "amor propio" o de "ego" y no precisamente por el "temor de Dios". 

En la Biblia en diversos versículos, como tambien en la teología, el catecismo y demás autores han hablado sobre los "pecados capitales", indistintamente de su religiosidad, llegamos a entender todas estas faltas como "vicios" o "pecados" que ningún mortal quisiera cometer, debido a que lleva a la ruina y la miseria tanto material como espiritual, de este modo siendo la "soberbia" la principal de todas estas fallas, del cual se originó la "concupiscencia" de ella obtenemos que nace ese "egocentrismo negativo" derivado del "querer de si mismo" (sin importar los demás), patentado como una idealización del "yo", o de un "conjunto narcisista", del cual te permite ver presuntamente de mejor manera (incluyendo el "aspecto religioso"). 

Expresa la Real Academia de la Lengua Española (RAE) que ser "escrupuloso" ("scrupulum", que significa "piedra afilada"), es tratar de ser "exacto en el examen y averiguación de las cosas y en el estricto cumplimiento de lo que alguien emprende o toma a su cargo", de lo que en el "ondear psicológico" (TOC) no es otra cosa que una "patología", o "trastorno", que se centra en una emoción de siempre estar haciendo las cosas mal (por mucho que te esfuerces), en cuanto a temas morales o en este caso espirituales, ya sea por el miedo de estar haciendo erróneamente una que otra cosa en desviación de los preceptos éticos, ya sea por temor de ir al infierno, el que dirán, o porque te condenaras materialmente, etc, podrían existir muchas razones no necesariamente asociadas a "temas religiosos". 

Si pensamos que son pocos las personas que han sufrido de este problema, estamos mal, pues a lo largo de la historia, "santos" como San Ignacio de Loyola, San Alfonso de Ligorio, Santa Teresita y a otros, estuvieron volcados en este "narcisismo", por ejemplo el primero pensaba que por haber pisado cualquier cosa en forma de cruz pudiese haber pecado, era una "escrupulosidad" que de pronto no vendría ni siquiera por sus mismos pensamientos sino dictados por el "enemigo". Todo este "razonamiento falso" lleva por supuesto a un "miedo no fundado" que no es propio de Dios sino de su "racionalismo burdo" y demás "ídolos".

El problema de la "escrupulosidad" se presenta desde dos frentes, uno, en el "enfoque mental" que a la larga se puede llegar a convertir en un "trastorno" si no se i) identifica, ii) acepta y iii) supera, y segundo desde el punto de vista "espiritual" marcado con la llamada "obsesión" que encubre el "enemigo" desde varios flancos (incluyendo la mente). Es esta "confusión" la que será aprovechada por este ultimo para tentarte o hacer de el una presa mas fácil. Aquí el "conocerse a si mismo" es una herramienta que será clave para avanzar, porque sabrás en que estas "desfalleciendo" y te ubicara geométricamente como trabajar estas áreas endebles en el que te encuentras, en cuanto al tema de la "virtud". Podemos decir que en parte, y no en vano los "ejercicios espirituales" elaborados por San Ignacio de Loyola fueran productos de la nada, sino en causa a estos hechos sucedidos, que bien se venció con esta practica todo tipo de dificultad en su vida (como para otros) del cual aun se sigue utilizando en la "vida ética-religiosa y secular". 

Se debe tener mucho cuidado cuando se entra al "mundo espiritual", porque si tomamos que "confesar los pecados" es lo mejor que puede hacer, tambien puedes "infringir las normas de Dios", por ser "excesivo por no pecar" y de allí que se utilice las herramientas en contra que una vez te sirvieron al principio (se te devuelve), de lo que podría resultar en ansiedades y depresiones, por haber "hecho un mal", "donde no lo hay" muchas veces. De esto se desprende que pongamos en practica siempre las virtudes, y su ejercicio constante para evitar todo tipo de estos "desordenes", sobre todo "mentales" pero que tiene sus "implicaciones espirituales" ¿Qué me esta pasando? ¿Qué estoy haciendo mal?, no, estos son pensamientos que se deben atacar desde la oración continua, la meditación profunda, el ayuno, la mortificación, la abnegación, la penitencia y el trabajo, evitando así todo tipo de "ocio" para la salvación de nuestra alma.

Como vimos, fueron varios los santos que sufrían de este mal de mayor o menor medida, por ejemplo San Buenaventura, incluyendo al mismo San Agustín, del cual soy un devoto seguidor suyo, si revisamos el sermón X, 38, 63 este escribió que “la peligrosísima tentación del amor a la alabanza”, es decir, sobre la "escrupulosidad" marcado como otro vicio y pecado y es algo que debe ser rechazado o al menos "controlado" al instante, ya que "te hacer ver el mal donde no lo hay", ahora, si ellos pudieron resolver este problema, tambien nosotros podremos hacerlo, esto, en el "evitar" el obsesivo fundamento de no estar haciendo todo moralmente bien, por tanto debe estar tranquilo, en paz, y sereno según la voluntad de Dios, "abandonándonos en el" sería una forma de erradicarlo.

La "escrupulosidad" es vista como un "estilo de soberbia", "narcisista", en el enfoque espiritual, y desde el punto de vista mental como una manera de trastorno que resulta ser obsesiva y compulsiva, del cual hay que ladear (con ejercicios mentales y espirituales), como cuando soslayamos lo "mundano" minimizando sus encuentros (alcohol, rumba, musica inmoral, encuentros sociales no acordes a tus fines, etc), no debemos entonces "rechazarlos" del todo, porque vives en el mundo, lo que no debemos es "pertenecer a el", por tanto, mientras vivas en el se "cauteloso". Si revisan la vida de los "monjes" y demás "ascetas" de la historia de la "cristiandad", estos sufrían de tentaciones así estuviesen retirados de la bulla de la sociedad (este "mal" viene de la "concupiscencia"), o sino véase la vida de San Benito.

El cuestionamiento de todo, está mas bien de "cómo se hace ese todo", en el comer, beber, hablar, escuchar, vestimenta, estilo, etc, que bien se puede dar con la "disciplina", la "devoción", la "motivación" que tengas, y otra cosa en la "obsesión" de tratar de hacer el bien y presuntamente por tu "propio amor" del cual va acompañada estos actos muchas veces de ansiedades, estrés, depresiones, que según artículos investigativos esta forma de trastorno es la quinta mas repetida dentro dentro de los TOC seguida de "la contaminación, los pensamientos agresivos, la simetría y las preocupaciones somáticas" (Ver, Journal of Obsessive-Compulsive Related Disorders, Jonathan Abramowitz, Ryan Jacoby; Chapel Hill, citada por la BBC en su articulo publicado el 20 de febrero de 2022, titulado: "Escrupulosidad, el temor obsesivo de no ser lo suficientemente bueno"), lo que entendemos entonces es que esta "manía" (que puede convertirse en enfermedad) sobre todo para los que estamos en la "vida espiritual" puede ser fatal para la salvación misma, cuando viene del "espíritu", porque tal cual podría tratarse mas de un caso de "soberbia", "amor propio desmedido", "presunción", o "altivez".

¿Cómo evitar la escrupulosidad? (para mayor detalle puede revisar un decálogo completo y revisado elaborado por el Reverendo Thomas M. Santa, aquí y aquí, tambien, podemos encontrar algunos tips en el "Tratado de los escrúpulos y sus remedios" del Abad Alonso Cano Osb del cual este propone algunos remedios, dependiendo de como lo sufra ya sea si es accidental, enfermedad natural, tentaciones, cosas de la fe, por falta de claridad mental (que se consigue únicamente con la "gracia"), ignorancia, o del amor propio -sobre todo- (que pueden descargar, aquí). 

Mencionaremos unos veinte (20) "consejos" que a nuestro juicio pueden servir para "evitar la escrupulosidad" y por tanto el "narcisismo espiritual", he aquí algunos de ellos resumidamente: 

  • Confesarte y no repetir los pecados ya confesados mas de una vez. 
  • Confesar no mas de una vez a la semana para evitar "escrupulosidad"
  • Toda duda de si haz cometido o no un pecado se debe tomar como no cometido
  • Una confesión libre, espontanea y completa indirectamente aplica los pecados no confesados 
  • No te sientas condenado si no puedes hacer el ayuno, o la penitencia bien, luego lo harás. 
  • Vigilancia continua de tus pensamientos, omisiones, obras y acciones
  • Ejercítate intensamente en las virtudes
  • Practica la meditación. Pide ayuda a Dios (y a sus intercesores). 
  • Buscar la "claridad mental" (evitando la nubosidad), encontrando la "gracia"
  • Los pensamientos negros, aun "involuntarios", no son pecados, cuando son rechazados. 
  • Examinar la conciencia no significa que haz pecado, solo hazlo en corto tiempo
  • Ora intensamente, comienza con "jaculatorias" (aprende muchas de ellas y dilas mentalmente)
  • Come saludablemente, toma suplementos y haz ejercicios corporales (de fuerza y aeróbicos)
  • Aumenta los sacrificios y la abnegación con tal de entrenar la "mente" y el "espíritu".
  • Leer la vida de los santos (imita su ejemplo)
  • Controla los "placeres inmediatos". Rechaza las tentaciones. 
  • Humíllate constantemente y mortifícate evitando el "propio juicio emotivo" (victimismo)
  • Genera "autorreflexión" de la causa que te esta afectando y que te lleva a la "escrupulosidad".
  • Busca de un guía o padre espiritual (mentor) que te de "consejos"
  • Hacer uso frecuente de los sacramentos y las devociones contemplativas, vuélvete místico. 

En el tratado del Abad ya citado nos deja al final de su texto, que una regla general para evitar este mal, del cual nos expresa sería la siguiente: 

"El sentir no es consentir, ni el pensar mal es querer, voluntad cierta ha de hacer, junto con el advertir. No peco yo en admitir pensamientos que no advierto; y aunque advertido y despierto esté, si no quiero el mal, de que no ay culpa mortal puedo estar seguro y cierto". (p. 113).

Debemos tener claro que cuando el padre absuelve, lo hace tajantemente, sin distinción alguna, esto, teniendo en cuenta tus pecados directos e indirectos, ahora si estas ocultando tan siquiera uno de ellos, intencional y deliberadamente la "confesión es invalida e ineficaz" (y deberás repetirla), por ello que sea importante, tomar en cuenta cuando vayamos al "sacramento de la penitencia" ser transparentes conforme a nuestros errores, en un "corto pero contundente examen de conciencia", ya que no podemos estar sintiendo "sentimientos de culpa" (victimismo) cada vez que nos acordemos de algo que hicimos en el pasado ("caerías como presa fácil").

Tal cual como lo dispone el "Concilio de Trento", la "confesión" es integral, por tanto si es sincera, esta "terapia psicológica" podremos hacerla una (1) vez a la semana (como mucho), quincenal o mensual (como máximo) con tal de aumentar las "gracias en Cristo", la cuestión es hacer fidedignamente la voluntad de Dios y cumplir con sus designios, no viendo desaciertos donde no lo hay, la cual lleguemos a refrendar con la "escrupulosidad" como algo propio y normal de nuestras vidas cuando no lo es. El acto de evitarlo en todo momento debe estar presente en nuestras mentes, porque tambien puede ser una "soberbia espiritual" no querer erradicarlo.

Una de las cosas que quisiera recalcar es el llamado "acto semideliberado" (falta culposa), distinto a los "deliberados" (falta dolosa) de las cuales existe "plena conciencia" en el hacer o no hacer, pues estos vienen a través de los "pensamientos" (ideación) que nosotros tenemos ya sea por ser nuestros, propios o indirectos, e instintos que desarrollamos, porque nos lo colocan (para bien o para mal), es allí donde deviene la voluntad y el poder de rechazar todo lo que sea contrario a nuestra fe, no admitirlos, es un deber, así sea en unos cuantos minutos, la "exigencia es casi inmediata" cuando se trata de no acordarse de que algo no esta bien y pronto salir de ellos. Por tanto, "no hay pecado" solo cuando así sea y solo de esta forma así evitaremos uno de los mayores motivos de "escrupulosidad". Aquí se destaca mucho lo que es el concepto de la "delectación" o el "deleite", que según la Real Academia de la Lengua (RAE) se define como la "complacencia deliberada" en un objeto o "pensamiento prohibido", sin ánimo o el interés de "ponerlo en acción".

El padre Chad Ripperger que bien bastante sigo, tiene la ventaja no solo de saber teología, y de ser además un sacerdote exorcista, sino tambien cuenta con la profesión de psicólogo y posee un doctorado en el tema, esto le permite conocer la "mente" mucho más que aquellos que no abarcan este asunto, por tanto, para saber si estamos hablando de una delimitada linea entre lo mental/espiritual, de lo que se analizaría es si el caso es conforme a un tipo de "escrupulosidad", se mirara si se trata o no de una "obsesión" o mas bien de un problema de la "psiquis". Para ello que el sacerdote utilice como baremo el "Catecismo de Baltimore" de 1885 vigente aun en Estados Unidos. 

Son los llamados "tradicionalistas" lo que mas "pecan" con la "escrupulosidad" pues no tienen claro el limite de la "conciencia", la "claridad de la mente" ya que le es perturbada todo el tiempo, esto, por su "concepción moral" de ver las cosas, y de la cual mezclan todo el tiempo con "desordenes emocionales", u "obsesivos" sobre todo por el devenir de las ansiedades, depresiones, o apego a lo material y otras cosas. 

Ahora, para saber si alguien o no ha cometido algún pecado, vicio mortal o no, se debe cumplir con tres (3) elementos que son (muy parecido en lo jurídico):

  • Requisitos para la estructuración del pecado o vicio mortal

i) Materia grave: Debe estar tipificado en la biblia como "falta" de este estirpe.
ii) Tener conciencia: Conocer lo que se está haciendo (más no "inconsciencia").
iii) Voluntad: Es el querer hacer la acción, omisión, obra o pensamiento. 

Los dos primeros elementos se derivan de los que en el derecho conocemos como el "conocimiento" de la falta y el ultimo punto sería el aspecto "volitivo" en cuanto al "querer su realización". Ahora, para que se de el "pleno conocimiento", del cual además se debe dar simultáneamente (como requisito sine qua non), si falta uno de ellos, resulta siendo "excluyente" y por tanto ya no es "pecado mortal". 

Podrá resultar que por la "falta de claridad" tengamos dudas acerca de si cometemos o no un pecado, al no estar seguro en nuestra "conciencia", solo en estos momentos (y es lo más probable) se tomara como si no se hubiese cometido, esto, con el fin de evitar la "escrupulosidad", ya que en el mejor de los casos, no lo será, o termina pasando a ser un "pecado venial" (ya tocaría mirarlo con detenimiento), que es algo así como si fuera una "tentativa culposa" que en el "régimen jurídico" (por lo general) "no es punible", en otros sucesos si, pero que en todo caso aunque no se sancione, causa en ciertos grados "imperfecciones" de la acción u omisión de la conducta mental o no, que deben mejorarse con el tiempo con el propósito de no cometerlos nuevamente. 

Expresa José Carlos Loredo en "La confesión en la prehistoria de la psicología" Anuario de Psicología, vol. 36, núm. 1, abril, 2005, Universitat de Barcelona, España que: 

"Fue de origen español, de la mano del dominico Medina (1528-1580) y los jesuitas Suárez (1548-1617) y Fernando de Castro (1633), quienes defendían que en caso de duda basta con seguir una opción probable y se supone que la libertad es característica del ser humano y, en casos de conflicto, debe prevalecer". (p. 114). 

En estos casos, la "presunción" del "pecado dudoso" o "falta" debe tomarse como a favor del "presunto pecador" ("in dubio pro peccatoris"), por tanto, en caso de ser dubitativo la conducta, le favorecerá a la persona a quien ha cometido el supuesto acto, y se tomara como no causado, por no haber "claridad mental" de lo acaecido. 

Aquellos pensamientos que nos dan tanto tormento en la cabeza, se causan no porque no podemos confesarle nuestros problemas al padre, sino que a veces son originados por la soberbia, la falta de confianza, de exactitud, o de un buen examen de conciencia, estos últimos bien llevados nos permitirá tener siempre mayor "claridad mental" (gracias) sobre nuestros actos, siempre y cuando uno utilice frecuentemente el "sacramento de la reconciliación" relatando siempre al "confesor" los "hechos moralmente relevantes" y "puntos neurálgicos", sin nunca entrar en detalles de los hechos. 

A la final, no nos debemos preocupar por los problemas que nos aquejan en nuestra cabeza, debemos mantente siempre en forma mental, corporal y espiritual, fuertemente, come saludable, encomiéndate a Dios, que lo demás viene por añadidura, desplaza el "yo" solo hacia el amor al Señor, no sientas miedo por ese "abandono", por esa "negación a ti mismo", confirma tus "compromisos", cultivando mas bien la lucha contra la carne, las tentaciones, el mundo y el enemigo, por medio de la derrota de los vicios, el pecado, las imperfecciones (ver, la Subida del Monte Carmelo del "carmelita" San Juan de la Cruz) y de mas, que son las que dañan tu alma.

Desórdenes del alma

  • Descuido de la gracia (no esfuerzo del espíritu) - "falta leve"

i) Imperfección voluntaria:
 Es haber hecho algo virtuoso, pero no en su plenitud (no pecado mortal ni venial)
ii) Imperfección involuntaria: Inadvertencia o descuido por no haber hecho algo virtuoso (no pecado mortal ni venial).

  • Degradación de la gracia (aminoramiento del espíritu) - "falta grave"

i) Pecado venial deliberado: Transgresión mínima de la Ley Dios (no pecado mortal pero si venial)
ii) Pecado venial semideliberado: Olvido, celo excesivo, irreflexión instantánea sobre una acción, omisión, obra pero todo un pensamiento (no pecado mortal ni venial puede convertirse en "imperfección").
iii) Pecado venial habitual: Suma de estos sucesos ya repetitivos que disminuyen la gracia (no pecado mortal así sumen muchos, pero el tiempo aminoran el "espíritu santo").

Entre el "pecado venial" y el "pecado mortal" hay un estrecho grande entre los dos pero puede que entre los "veniales" no, por eso es que no importe cualitativamente la suma de ellos sino el aspecto cualitativo. Lo que si debemos saber es que la suma recurrente de ellos pueden llevarnos al "vicio mortal", o uno solo, dependiendo de la forma como lo hagamos o digamos, por ejemplo una "mentira piadosa" o una "falta a la verdad sin ocasión a dañar a nadie", el "robo de una hoja de papel" (debido a su estado nimio) o pensamientos oscuros semideliberados recurrentes.

No cometer pecados al menos graves, pero sin dejar a un lado los "veniales" y las "imperfecciones" que se lleven a cabo, debe hacer de este camino la progresión diaria para luego poder ejercitar nuestra mente y espíritu, de allí que lo imprescindible sea estar en "gracia de Dios" no tiene valor alguno en esta tierra, cometer una pequeña mentirilla, y luego cotillear repetitivamente esto te hará perder ese efecto de privarte de dones, carismas, propias del Espíritu Santo, disminuyendo la fe, caridad, piedad, modestia, templanza, y en general la "virtud" la cual nos termina condenando en ultimas, lo poco lleva  a lo mucho, se expresa en Eclesiástico 19,1 "el que desprecia lo pequeño, poco a poco se precipitará", debemos darle alto a la "imprudencias" así sean leven con tal de no perder nuestro "misticismo" y "gracias sobrenaturales" dadas.

  • Destrucción de la gracia (matan el espíritu) - "falta gravísima"

i) Pecado mortal deliberado: Es la causa de la privación absoluta de la "gracia de Dios".
ii) Pecado mortal semideliberado: Es aquel que no es "advertido" ni "voluntario", por tanto no es mortal pero podría convertirse en venial (en algunos casos)
iii) Pecado mortal habitual: Es el estado permanente de esa privación absoluta de "gracia".

Puede que algunas veces expresan que estar en "pecado mortal deliberadamente" sea lo mismo que cometerlos muchas reiteradamente, es verdad que aquí lo importante es lo "cualitativo" y no tanto lo "cuantitativo" pero lo uno lleva a la otro, porque este último es un "negativo" en contra para salir de los "vicios", porque así terminas creando el "hábito del pecado" del cual hace que se te haga más difícil salir de ese "atolladero", y es esto lo que se debe de tener en cuenta, determinando desde ya su "mal camino" para nuestro "espíritu" y "mente", lo que no solo lleva a la "ruina" a nuestro "cuerpo" sino también a nuestro "alma" (principalmente). Sería perderla. Se dice en Lucas 16:10 “el que es fiel en lo poco, también es fiel en lo mucho” y en Mateo 26:41, "velad y orar para no caer en tentación". 

El "hábito continuo del cometimiento" de los vicios y pecados mortales, es aún peor, porque no solo nos elimina las "gracias dadas", (que bien tienen un limite y tambien se expiran por la espera del Señor), sino que además, puede que el "pecado mortal" (en caso de que Dios sea misericordioso con esa alma), e inclusive el venial (lo mas seguro) te lleve al "purgatorio", en cuanto a que necesita tu "alma estar en "estado purificante", ya que nada "manchado" entra al reino del Cielo (y ahí es donde entra el tema de la "justicia", así sea para "faltas bagatelares" o "peccata minuta"), en últimas lo que necesitamos es el aumento y no la disminución del "estado de gracia santificante". (ver, al respecto, Teología de la perfección cristiana de Royo Marín, BAC, Madrid 1968, pp. 286-297).

"La vida es lucha y combate hasta lo último de nuestros días", esto es claro, que las tentaciones de la carne, y el enemigo de nuestra alma nunca cesan, toca estar entonces "vigilante" cuando de acecho se trata, y más aún cuando se sobrepone los "pensamientos", con más razón cuando nos afecta la "claridad de la mente" que llevamos naturalmente dentro del "buen juicio". Como hemos anotado es la "soberbia" el origen de todos los males, tal cual como se fluctuó en términos generales con la "concupiscencia", y algunos "vicios intergeneracionales". La cuestión aquí será no tratar de "huir" sino de hacerles el frente al problema, y tener paciencia y serenidad en combatirlos. Es en el progreso a la "perfección cristiana" como se consigue la "caridad" y está será nuestra "arma de doble filo" para "destruir el mal", poco a poco, como si estuvieras entrenando como un "espadachín".

Cuando Jesús nos dice que debemos "renunciar a nosotros mismos", se refiere a vencernos (vicios, pecados, imperfecciones), sobre todo cuando de las "tentaciones" se trata que es un enemigo mental y espiritual recurrente del ser humano, dice Tomás de Kempis (1473), en su texto "Imitación de Cristo" que "la mente es un mal pensamiento de lo que viene luego una mala imaginación". De lo que resulta luego la "delectación" que es la aceptación agradable de tu voluntad, y este sigue con el "mal movimiento" y por último en el consentimiento (ejecución). Y así es como "el enemigo del alma va tomando posiciones poco a poco dentro de nuestro espíritu debilitándolo y el fortaleciéndose". (2018, p. 49).

Dentro de nuestro "testimonio personal" tenemos que los pecados o vicios que más nos aqueja son las "migajas del pasado", aun así cada vez hayamos ganado más terreno en lo espiritual, nos resulta imprescindible entrenarnos en el combate para llegar a ser un "cinturón negro", aunque nos resulte suficiente estar en un "estado de gracia permanente", ya que esto significará que hemos ganado, más bien que hemos vencido nuestros propios placeres (controlándonos, porque siempre existirán mientras vivas en el mundo) y eso si es un gran avance, lo importante aquí siempre será "mantenerse en la raya" y por supuesto ir progresando en las "imperfecciones" hasta el final del los tiempos. Decía San Pablo Apóstol en sus distintas cartas, entre ellas en Gálatas o Romanos 5, que el "pecado abunda, pero mas la gracia, ya que esta sobreabunda", la cuestión aquí no es vivir en ti, sino renunciando a tu voluntad y abandonarte en Cristo, quien es realmente "quien vive en ti". 

Señores, tengamos fortaleza, fe, caridad, modestia y templanza al momento de tener una tentación cojámoslo como una adversidad y tribulación con miras a nuestro crecimiento y "progresión espiritual" para nuestra alma, Dios sabe de qué barro estamos hechos, y muy bien conoce que podemos soportar o no (leer el Salmo 102), por tanto "humillémonos" estos ungidos de su revelación y entrenemos frecuentemente como si de "ejercicio espiritual" se tratara, para que así construir "vidas virtuosas" en y con ayuda del "espíritu santo" dominaremos estos deseos (leer también, Romanos 8, 12-17).

Toca evitar a toca costa esta "soberbia espiritual" o clase de "perfeccionismo" o "excelencia" insistente, derivada de un "perturbación psicológica" del cual busca inclinarse a lo mejor del "Yo" (iniciado con el racionalismo o época de la ilustración), visto, egoístamente desde el punto de vista negativo, con el ánimo de ser "mejor que los demás" del cual trata de erradicar por si solo todo rastro de humildad, y "perfección cristiana". Si, nos equivocamos y eso nos hace valiente, no hacerlo es desconocer el primer principio de la caridad en contra del "narcisismo" que es el de "conocerse a si mismo", la cual también resulta de la "aceptación de tus defectos" (purificando y santificándonos hasta su máxima expresión), sin esto querido hermano sacrificar la superación y menos de lo que te servirá para tu vida como lo sería un "guía" o "director" espiritual que te "nutra" y te llene de "consejos". 

15 de octubre de 2023

LA "CONFESIÓN" ES LA "MEJOR PSICOTERAPIA": ¿CÓMO PREPARARSE? INCLUYE: TEST DE EXÁMEN DE CONCIENCIA


"El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama".-Lucas 11: 23

"Dios no reina cuando se habla, sino cuando se actúa"- 1 Corintios 4,20

Mario Felipe Daza Pérez

Dicen que si Judas Iscariote se hubiese arrepentido quizás hoy en día no estuviera en el infierno, menciona Mateo 26:24 que "el Hijo del hombre se va, como está escrito de él, pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre es entregado! ¡Más le valdría a ese hombre no haber nacido”, de lo que se puede leer de este evangelio es que este sujeto no aprendió nada de las enseñanzas de su maestro, tal cual como si lo hizo Pedro, que lo llegó a negar hasta tres (3) veces y que fue perdonado por su "confesión", persona que hoy en día se destaca dentro de la devoción católica como un santo y mártir.

Si la gente supiera que cuán importante es el sacramento de la "penitencia" o "reconciliación" no hubiese tanto reiteración de las faltas en el mundo, pues, no se trata solo de un arrepentimiento formal frente a uno mismo, como los "incrédulos" lo creen, sino de una "enmienda" que se da frente a una autoridad que es "Jesús" (lo que llama Foucault como "exomologesis" que es algo así como un "reconocimiento público de los pecados", en latín "publicatio sui" que a diferencia del "exagouresis" la cual avala la inexistencia del "yo").

Si perteneces a otra comunidad diferente a la católica, la "confesión" es posible hacerlo frente al pastor, reverendo, imán o quien tú quieras (porque también sus "beneficios" van más allá de lo religioso), en esta ocasión sería un "plus" para el mundo de todos los cristianos, por tanto, sería un "requisito obligatorio" para todos según los dogmas de la fe de aquellos que sigan el "catolicismo". Lamentablemente la cuestión no es tan así para los otros, ya que dentro de la Iglesia no se comparte la idea tan favorable de este mensaje e incluso dentro de los mismos sacerdotes, debido a muchos reproches a veces fundados pero sin sustento de fondo, pero más que todo infundados en general por parte de los "hijos perdidos" del Señor, con los llamados "protestantes" los "rebeldes del catolicismo" (en cualquiera de sus denominaciones).

Aquí no hablaremos de las otras "religiones" que tienen su sistema de doctrina diferentes a la nuestra, como el budismo, hinduismo, o el mismísimo ateísmo, que es otra fe, lo que nos referimos es a los llamados "cristianos" que no creen en esta útil herramienta "exorcista" en contra del mal que para bien ayuda a eliminar todo residuo de pecados, errores y todo tipo de vicios de nuestras vidas en el mundo a) espiritual y b) mental, por ello que tengamos que hacer de este análisis tres aristas profesionales a saber que son la i) teológica, ii) jurídica, y la iii) psicológica.

Al "inicio de los tiempos" el "sacramento" de la "confesión" se determinaba solamente en la "tria capitalia", es decir, en los pecados del i) homicidio, ii) adulterio, e iii) idolatría, (al respecto ver el texto, "el sacramento de la reconciliación penitencial de D. Borobio, 2011), y no a los demás pecados y vicios. Para nosotros, que intentamos estar comprometidos no solo con la fe, sino tambien con la razón y queremos recibir las "gracias", de la llamada "reconciliación" debe ser este un método importante recurrente en nuestras vidas, ya sea si se hace semanal, quincenal o mensual, pero efectivamente cuando sea necesario, siempre con el fin de entablar una "amistad íntima" con Dios, en su comunión, que es lo que se quiere determinar con la "penitencia" ya que permite "ex ante" consolidar un vínculo con "Jesús vivo" en cuerpo y sangre, en una "unión mística", esto, solo en el caso tal de que estés dispuesto a arrepentirte de tus pecados.

Expresa José Carlos Loredo en su documento "La confesión en la prehistoria de la psicología" Anuario de Psicología, vol. 36, núm. 1, abril, 2005, Universitat de Barcelona, España que:
"El examen de conciencia, desarrollado por los estoicos, ya no tiene como fin purificarse, sino evocar constantemente las acciones adecuadas. Para ello es primordial la mnemotecnia: ejercitarse diariamente en recordar los principios de la acción (lo que se debía haber hecho) y reajustarlos según su éxito (lo que se ha logrado y lo que no), detectando los errores cometidos. (p. 102). La confesión, es algo así como el máximo grado de verbalización a que ha llegado históricamente el cuidado de sí, [vista] como necesidad de reconocer el pecado para obtener el perdón divino, fue una práctica común entre los cristianos desde principios del siglo v, pero su edad dorada comienza gracias a su obligatoriedad anual decretada por el Concilio de Letrán en 1215, y se prolonga hasta el siglo XVIII. El cristianismo primitivo, por su parte, es una religión salvífica y confesional que exige el autoexamen para detectar las tentaciones, los deseos y las culpas, a fin de admitirlas y purificarse. (p. 103)".
El "hacer de esta práctica" que es psicológica (mental) y cristiana (espiritual) debe contar por lo menos con ciertas características para su buen funcionamiento, aunque no siempre es uniforme, por ejemplo, de aquellas que son dictadas por el Catecismo de la Iglesia, como sucede en Estados Unidos que se siguen según el "Documento de Baltimore", del cual podemos rescatar entre ellos algunos puntos, i) privacidad o confidencialidad de lo "confesado", y la ii) "cualificación del confesor", (aquí implica varias cosas) esta puede ser entendida como la devoción y empeño tomado por el sacerdote, conforme a las preguntas que hace, las clases de interrogatorios, esto, dependiendo de quien sea el "penante", si es niño, joven o adulto, si su cuestionamiento es general o particular, etc, (Ver al respecto el texto, "Manual de los confesores" del Abate J. Gaume de 1864), luego mirar si ciertos requisitos adoptados van de la mano con la absolución, que bien, puede ser a) parcial, b) total, o de c) negada (que no es tan común), este último por X o Y circunstancias.

En caso tal de que sea lo primero o lo segundo se exige una "penitencia" que bien el "confesor" te lo hará saber cómo "medio de reparación", teniendo en cuenta la "proporcionalidad de los hechos" cometidos, de las más comunes, a las más específicas, de las cuales se incluyen la oración, limosna, mantener un  silencio, hacer un retiro -anakhoresis- el ayuno, el arte de escuchar, la escritura, (como forma de revaluarse), la conversación, la meditación (melete) o -praemeditatio malorum-, el examen de conciencia diario, recordar los sueños, o la mayéutica (preguntas para buscar la "verdad" -aletheia-) como la asistencia a determinados número de misas, adoración al santísimo, ejercitar periódicamente los buenos pensamientos, la devoción a algún santo o la lectura de libros piadosos; es decir, no se agotan en una determinada acción concreta como se cree, de allí la importancia de los sacerdotes, que se dediquen a la "misión de confesión" -que es una verdadera operación- en la preparación en materia "psicológica" y "almática", y esto se consigue ya sea estudiándolo o instruyéndose, lo mismo pasaría para los que se aferran a la labor "exorcista" (con mayor razón).

Uno de los grandes confesores de la época y que sigo mucho, no solo por sus textos sino tambien por su "contemplación", de los que podemos rescatar entre ellos es el llamado, "Introducción a la vida devota", de San Francisco de Sales, quien era conocido por ser "experto" en esta área. Se conocía este "santo" por estar ungido con el "don del espíritu santo", y no precisamente porque se haya instruido en el "análisis de las mentes". Repetitivamente se recordaba a sí mismo ser un pecador y se lo hacía saber a los "penantes" a los que estaba hablando, los hacía ver que era uno igual a ellos, como si se tratara de una "terapia psicológica conductual", pero no porque fuera un "pecador sistemático", sino al contrario. Lo mismo que pasa con el "enfermo del cuerpo", ya sea de corazón, de riñón, de estómago, de igual manera sucede con el "enfermo del alma", pues, toca curarlo a punta de "recetas espirituales" (y el buen "doctor" por supuesto incluirá el fortalecimiento de la "mente", "cuerpo", como del "alma", lo que llamamos la "solución tripartita").

En la "escuela estoica" se fundamentan mucho en el trabajo del "fortalecimiento de la mente", dado a que eran muy fuerte en esta área, pero endebles en el aspecto "almático", esto, por no tener idea alguna sobre "lo espiritual" y su "progresión" ya que terminaban asociándolo a esta con la primera, y esto se podría dar por múltiples causas, una de ellas por no tener conocimiento de la "sabiduría divina" que bien comienza con el "advenimiento de Jesucristo al mundo". En todo caso, sus "bases" para la estructuración de la "psiquis" que aun a veces se confundía con el "pneuma" que bien servía esta unión para el paso siguiente en la "edificación de los pensamientos" dentro de la "virtud cristiana" (antesala). De allí que un famoso psicólogo, considerado "estoico" (pero no en estricto sentido, sino -teóricamente- hablando) basó algunas de sus hipótesis, en una "estructura epistemológica" que sería el fundamento para tratar este tema en cuanto al asunto a los vicios, a las adversidades recurrentes, ansiedades, depresiones o deseo de suicidio u otras cosas semejantes, de allí que naciera la llamada escuela de la "terapia racional emotiva-conductual" dentro de la "psicología".

La "psicoterapia cognitivo conductual" es un método creado por Albert Ellis (en el cual tambien podremos incluir si se quiere a Victor Frankl -logoterapia- por ser muy parecidas sus ideas) teoría que nos permite llegar de "tajo" al problema sin necesidad de hacer una "reversión al pasado" (que en nada compartimos su uso, tal cual como lo es la práctica freudiana). El primer evento, que es lo que nos interesa, consiste en que tú mismo te ayudes -en primera medida- en vencer las tentaciones y el mal que nos afligía como persona. No esta demás decir que su epistemología va acompañada de la práctica, tal cual como lo hacía este en su vida personal, siendo frugal, desapegado de lo material (minimalista), los lujos, -nunca tuvo vehículo-, no viajaba por placer (esto se dice en la lectura de Leonor Vega y Emmett Velten, 2008, Revista Latinoamericana de Psicología, 40(1), 189-193), su visión estuvo siempre enmarcado en ayudar al ser humano y en salir de su "problema mental", ¿y por qué no también en lo espiritual?, ya que mezclaba "elementos cognitivos-emocionales", de acuerdo a la conducta de cada uno de ellos, para luego definir un modelo de la "terapia psicológica".

La tarea de Ellis, se puede entrever si se quiere y combinar con el "enfoque de la parte mental, con la "espiritual" y ahora si nosotros interrelacionamos tambien la "parte corporal" en cuanto al tema de la "complexión" y "vigorización", hace de ello un "gran muro casi inquebrantable" contra los males de la i) carne, ii) el mundo y iii) del enemigo, del cual te permitirá durar más en cuanto a tu lucha constante en esta vida como "mercenario", ya lo dice Job 7,1, "¿No es una milicia lo que hace el hombre en la tierra?". Si la labor del "psicólogo" es esta, ahora imagínense la tarea que tiene el sacerdote de "perdonar" los pecados a través de la misión que le facultó Cristo, contando además la función de "expulsar demonios", pues sería de este modo una "visión integral de sus deberes", más aún si este sabe o se instruye en temas de "ciencias sociales" y otras áreas semejantes, eso sí, sin llegar desconocer las verdades de la fe, esto es, sin corromperse conforme a la "racionalidad burda" o a las contrariedades de los "dogmas de la Iglesia".

"Neuronalmente", y hasta "emocionalmente" cuando usted se confiesa siente un alivio tan grande que es "indescifrable" el momento, es como si estuviera comiendo algo "empalagoso", que le gusta mucho, porque siente que la carga grande que tenía ya se fue, si bien dirán algunos que es un "efecto psicológico" o hasta "placebo", es un método que espiritualmente es rentable y que tiene sus éxitos, y lo digo por experiencia propia y ajena. Ya ha sido demostrado incluso "científicamente" bien como lo hizo él para-psicólogo Paul Clement Jagot, (que no era católico, sino -esotérico y ocultista-, ver al respecto su texto "poder de la voluntad"), esta afirmaba que el "sacramento de la penitencia" es la forma más rápida de "atemperar el alma", y por tanto el espíritu, y volverlo santo.

Existen muchas críticas acerca de la "confesión" (sobre todo de los "protestantes", -"hijos perdidos de Cristo"-), lo más recurrentes es que "quien te confiesa es más pecador que uno mismo", y puede que sea cierto, pero esto es una falacia, ya que se supone que la misión del confesor es un "deber divino", aunque todos seamos considerados "pecadores" de esta idea no se saca nada, de hecho, puede que el "sacerdote" haya robado, matado, ultrajado, tiempo antes de la "reconciliación" y esto no importará, porque quien representa ese momento de "perdón" es Jesucristo mismo no el (y esto esta revelado en cuanto a la verdades de la fe en el catecismo y "revelaciones privadas"), y este será quién te está perdonando, tal cual como lo dejó fundado, en el libro de Juan 20, y por tanto no es ningún invento, ni de que viene desde el Concilio de Letrán (pues ya los "cristianos primitivos" lo hacían), lo único que se dijo en este documento es que se debía realizar por lo menos una (1) vez año, si se analiza ya siglos antes el teólogo cristiano Orígenes (184 a 253 d.c.) había dicho: "Se perdonan, las culpas cuando el pecador no se avergüenza de confesar sus pecados al sacerdote", en resumen, es algo que viene con la misma palabra de Dios. Punto. 

Ahora ¿Qué tiene que ver que el médico este enfermo de aquello mismo que está diagnosticando? ¿acaso el pediatra que no tiene hijo no sabe lo que hace? ¿o el cardiólogo que no ha tenido infartos tampoco puede tratar?, ¿le quita toda autoridad? cuando hablamos de "pecados", nos referimos a la "salud del alma", que tambien se enferma y es peor porque no es visible para nuestros "ojos terrenales". En este caso los "sacerdotes" se comportan como doctores, que aunque de vez en cuando sufran de penas tormentosas, adversidades, tribulaciones y dolores, es otra cosa, no quiere decir que no pueden "medicar a otro", se dice en Juan 1,8 "aquel que dice que no ha pecado es un mentiroso", si fuera así, "hasta las 12 apóstoles han pecado", hermanos, el "confesarse" es acto de humildad muy grande que te hace pensar dos veces antes de hacerlo nuevamente, porque es difícil que te vean la cara otra vez, además que lleva consigo otros beneficios entre ellos las gracias, y punto de estructurarse para seguir avanzando en lo "espiritual".

En 1 de San Pedro, 4,8, dice que "hacer obras de caridad borra multitud de pecados", en Santiago en 5, 20 expresa que "el que convierte a un pecador de su camino equivocado conseguirá el perdón de muchos de ellos" y según el "catecismo" de la Iglesia tambien se registran dentro de sus indulgencias estos hechos, como las de leer la sagrada escritura, decir padrenuestros, tres avemarías, realizar actos de contrición, practicar los viernes alguna mortificación en recuerdo de la pasión y muerte de cristo, asistir a una peregrinación como penitencia, hacer el viacrucis, la oración intensa, el ayuno, limosnas, el perdón con el prójimo, y como lo es por supuesto el arrepentimiento pleno por haber ofendido a Dios, es decir la "reconciliación sacramental".

Ahora, para conseguir una "buena confesión", primero debes hacer un enjundioso "examen de confesión" (askesis), esto es, examinando tus pensamientos, obras, acciones y omisiones, tal cual como se indica en Gálatas 6,4, luego de ello, debe sentir dolor por haberlos cometidos, aceptarlos, corregirlos, superarte y trazar un plan para no volverlos a cometer nuevamente, acusarte de haberlo hecho (en la penitencia), es decir, humillarte y tener la satisfacción de repararlo según lo que te haya enviado el "sacerdote", pero tambien recibidos como sufrimientos, mortificaciones, ayunos, acciones, caridades, bien como te sientas contemplativamente.

Por eso es importante frente a lo anterior tener una práctica recurrente del "examen de conciencia diario", que según los relatos de grandes santos como San Ignacio de Loyola o San Francisco de Sales (y de Asís) dice que, si no se hace frecuentemente, será muy difícil llegar a ser "santo". Ya se dice en Eclesiástico 4,26 "no te avergüences de confesar tus pecados", o en Proverbios 28,13 "a quien calla los pecados no le irá bien, pero quien los confiesa y los abandona, obtendrá misericordia de Dios" y en Santiago 5,16 "confesaos vuestros pecados y así series curados espiritualmente".

Casi siempre traigo a colación en mis escritos "vida de santos", para esta ocasión nuevamente mencionaremos a Santa Teresita del Niño Jesús, como gran carmelita, considerada como una "mística", francesa, que nos sirve de ejemplo en esta ocasión otra vez, con tal de explicar cómo llevar una buena vida, indistintamente de recurrir o no a la "confesión", esta decía que (ver, su texto "Historia de un alma") los "santos son nuestros amigos" esto lo expresaba debido a que ellos compartieron con nosotros las luchas constantes de sus debilidades, triunfos, derrotas y demás y que nosotros podemos precaver de mejor manera para no caer, y más aún cuando lo demostraban con el ejemplo y no solo con la palabra.

Esta "robustez", y "obediencia" anteriormente descrita se consigue con la "disciplina espiritual" y "corporal" (evitando la asedia), la penitencia, la austeridad, la mortificación, (a diferencia de lo que pensaba esta), no se puede alcanzar esa "perfección" hasta que no consigamos este objetivo (entendida esta como "esfuerzo", mientras sea practicada junto con las "virtudes", a su máxima expresión), de allí que unos tengan más "gracias" que otros, debido a su nivel de "contemplación", esto, a pesar de las constantes faltas que cometieron en su vida en contra de Dios, por ejemplo San Pablo, María Magdalena o San Agustín (fueron unos de ellos), la cual como ven se dan por "grados de santidad" y no por "tajo", así seas el "peor de los pecadores".

Miren, toca estar de "centinela" indistintamente de las "tribulaciones" presentes o futuras, debes advertir incluso a los malvados de su mala conducta, ahora, si ellos no se enderezan, tú te salvas, ellos no, de aquí la importancia de no pecar por acción, obras, pensamientos, pero tambien por omisión, en Mateo 18:15-20 se expresa si tu hermano peca contra ti, repréndelo, primero a solas, luego sino te hace caso, con testigos, y sino frente a la comunidad, y si ni así, considéralo un pagano o un publicano (necio).

Si revisamos las "reglas monásticas", tambien tenían este mismo estilo de "corrección", ya sea la de San Agustín, o la famosa "Santa Regla" de San Benito, este último de quien se interesaba en amonestar con quien tocaba hacerlo hasta el fin de ayudarlo de salir de ese "atolladero espiritual". Por ello que haya previsto en estas normas unas "descripciones comportamentales" (con un total de 74 puntos) con tal de vivir en comunidad (Cap. IV), de las cuales podemos rescatar las siguientes analíticamente hablando (con algunas actualizaciones al día de hoy, que bien puede servir como un "ex ante" de la "confesión").
  • Test de examen de conciencia
  1. Amar a Dios sobre todas las cosas (antes que el gym, el trabajo, y todo).
  2. Amar al prójimo como a sí mismo.
  3. No matar.
  4. No cometer adulterio.
  5. No robar (ni lo más mínimo).
  6. No codiciar bienes ajenos (lo necesario es suficiente).
  7. No levantar falso testimonio contra otro o con mentiras (con el fin de dañar).
  8. No hacer a otros lo que no te gustaría que te hicieran.
  9. Honrar y bendecir a todos los hombres (género humano).
  10. Negarse a sí mismo, y vencer sus placeres y vicios (dominar la concupiscencia).
  11. Castigar el cuerpo (mortificarse), buscar las incomodidades.
  12. Evitar la delectación o "deleite" de los pensamientos, no entregarse a los placeres.
  13. Amar el ayuno (espiritual).
  14. Alegrar y ayudar a los pobres (aún más cuando te lo solicitan)
  15. Vestir al que está desnudo (aún más cuando te lo solicitan).
  16. Visitar al enfermo y ayudarlo emocionalmente.
  17. Enterrar al muerto (con relación o por caridad).
  18. Socorrer al que está en desgracia (por relación, justicia o caridad).
  19. Consolar al que esta agraviado por golpes emocionales (por relación o caridad).
  20. Hacerse extraño a lo mundano (alejarse de él, solo mantenerlo a lo mínimo).
  21. No anteponer nada al amor de Cristo, todo lo hacemos por amor al Señor.
  22. Controlar la ira (dominar las emociones).
  23. Perdonar y no guardar rencor.
  24. No tener dolo o culpa en el corazón hacia alguien.
  25. No desear una paz falsa si no te nace del corazón, bendice con devoción.
  26. Se caritativo todo el tiempo (por justicia o relación).
  27. No jurar en vano, (si no vas hacer algo que dijiste que cumplirías, no lo hagas).
  28. Decir siempre la verdad con el corazón (boca y acción).
  29. No acudir a la venganza, ni devolver el mal con el mal.
  30. No cometer injurias/calumnias contra otros, sino soportarlos, tomarlo como "humillación".
  31. Amar a los enemigos (como a ti mismo, sea lo que sea que te hayan hecho).
  32. No maldigas a nadie, solo que salgan de tu boca bendiciones.
  33. Humillarse, y sufrir las consecuencias aceptando la persecución por la "justicia" misma
  34. No ser soberbio, ni orgulloso con nada. (Busca la humildad y mansedumbre).
  35. No seas aficionado al alcohol, (ni a los bailes, ni a la música mundana y de más).
  36. No seas glotón, (elimina la gula. Come y bebe moderadamente).
  37. No seas dormilón, (descansa lo necesario).
  38. No seas perezoso, (se diligente con tus tareas, actividades, diarias y planes de vida).
  39. No seas murmurador, (no lances juicios temerarios, malquerencias ni cotilleos).
  40. No seas detractor, (ni te quejes tanto, acepta las cosas, más bien edifica).
  41. Tener siempre fe y esperanza en Dios. (Orar casi todo el tiempo)
  42. Atribuye lo bueno no a ti, sino a Dios mismo (siempre dale gracias a el). 
  43. El mal atribúyetelo a ti mismo (aunque de él puedas sacar provecho)
  44. Tener temor de Dios (y del fin de los tiempos, y del juicio final).
  45. Creer en el infierno y sentir terror de él. (Ver el pecado como el mal en sí mismo).
  46. Creer en el cielo, (y desear la vida eterna, con la mayor devoción de tu alma).
  47. Pensar en la muerte todos los días y a cada instante (melete thanatou).
  48. Examinar tu vida a cada instante, de que has hecho mal o bien (revisar la conciencia).
  49. Siempre tener de presente que Dios te está mirando (así estés oculto).
  50. Rechazar todo mal pensamiento tentado u obscuro, y comentarlos al confesor.
  51. Guardar silencio en conversaciones malas, sobre todo no edificantes.
  52. No hablar mucho, sino lo necesario.
  53. No hablar palabras vanas, ni que generen risa burlona.
  54. No amar la risa excesiva o desagradable.
  55. Escuchar, escribir, leer o hablar sobre la vida de los santos, la palabra, y demás.
  56. Ser frecuente con la oración intensa y devota (establecer una "metodología mística").
  57. Realizar actos de contrición (perfecta) diariamente. 
  58. Tener el deseo de enmendar las cosas, las faltas, vicios o pecados cometidos.
  59. No ceder a la concupiscencia, tentaciones, la carne, o al mundo. Controlarse a sí mismo.
  60. Saber abandonarse en Cristo, y no tener por cierta su propia voluntad.
  61. Obedecer los mandatos que su superior dice, no lo que hacen (disciplina espiritual).
  62. No creerse santo antes de serlo, (esfuérzate a ello y que otros lo digan).
  63. Ser testimonio de la palabra de Dios (apostolado, misionero, profetizando, etc).
  64. Amar la castidad (según su condición).
  65. No odiar a nadie (ni a nada).
  66. No tener celos (vivir en paz y tranquilidad).
  67. No tener envidia en ningún sentido.
  68. No amar la contienda, (pelea, discusión, alboroto, chisme, reyerta, etc).
  69. Huir de la alabanza, (lisonja, vanagloria, más bien se humilde y pasivo)
  70. Respetar a los ancianos, (sacerdotes y monjas o religiosos).
  71. Amar a los bebes, niños y jóvenes (los que están por nacer).
  72. Orar por los enemigos (y el prójimo -necesitadas- almas del purgatorio) por amor a Dios
  73. Reconciliarse, antes de que se ponga el sol con quien hayas discutido o peleado
  74. Nunca desconocer ni desesperarte de la grandeza de la misericordia de Dios.
En el punto 75 dice San Benito en su libro de la "Santa Regla" que estas "normas disciplinarias" son los "instrumentos del arte espiritual" (que si les sumas a ello la oración, la limosna, la buena obra, la obediencia, el ayuno y la castidad como "armas de combate espiritual" consigues hacer de tu alma un "bunker") que bien puede servir de sustento para realizar un "examen de conciencia" o una "buena confesión".

Expresa el Abad que si usamos estas herramientas de noche y de día, sin parar, nos puede servir sus fundamentos para el día del juicio, y además incluso para ser premiados, tal cual como le pasó a él, que ahora es considerado un "gran Santo", recordemos la palabra en 1 de Corintios 2,9: “Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni llegó al corazón del hombre lo que Dios ha preparado a los que lo aman”, estas son las normas que debes cumplir ya sea "ascéticamente" (solitariamente) o "cenobíticamente" (comunidad) para alcanzar la "plenitud espiritual".

De lo anterior, podemos ceñirnos por supuesto a demás normas dictadas por la Iglesia entre ellas la i) ley de Moisés o 10 mandamientos que de forma abierta están tambien distribuidas en la Biblia, por ello creemos que dentro de los 74 puntos descritos anteriormente se pueden resumir todos los fundamentos cristianos a cumplir con tal de llegar a la "salvación", incluyendo las ii) bienaventuranzas, los iii) pecados capitales o las iv) virtudes teologales, v) pecados que claman al cielo, vi) contra el prójimo, vii) contra la carne, viii) obras corporales y espirituales de misericordia de allí que se integre el resumen que hace lo que Dios quiere y es que todos nos "amemos los unos a los otros" y punto (y este el "gran mandamiento" del Señor, así, como lo amas a él y a ti con todo el alma, mente y corazón).

Ahora, teniendo en cuenta estas "normatividades" sí que ahora podamos realizar un "buen examen de conciencia diario", ya sea para prepararnos "ex ante" para la "confesión", del cual evaluaremos no solo lo que es "mortal", sino tambien "lo capital", y todo lo que es "imperfecto" (ver, de San Juan de la Cruz, Subida al Monte Carmelo, 9,7; 11,2) que lleve a lo "venial" o no, y que por tanto afecte la "virtud", y los defectos del "carácter", los "deberes" y la "vida en contemplación".

Comprueben ustedes mismos (examen corto, aquí, completo, aquí o aquí y mucho más completo aquí) -hacerlo una vez al año por lo menos, y por escrito-.
  • Los 10 mandamientos (contenido en Éxodo 20)
  1. Amarás a Dios sobre todas las cosas (No tendrás otros dioses delante de mí)
  2. No tomarás el nombre de Dios en vano.
  3. Santificarás las fiestas (el día que corresponda al Señor)
  4. Honrarás a tu padre y a tu madre.
  5. No matarás.
  6. No cometerás actos impuros (ni adulterio).
  7. No robarás.
  8. No darás falso testimonio ni mentirás.
  9. No consentirás pensamientos ni deseos impuros (ni la mujer de tu prójimo).
  10. No codiciarás los bienes ajenos.
  • Las bienaventuranzas -de contenido abierto- (contenido en Mateo 5: 3-12) que pueden ser vista más como "recompensa" que como "faltas", entre ellos tenemos los que son:
  1. Pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
  2. Mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra.
  3. Lloren, porque ellos serán consolados.
  4. Tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán saciados.
  5. Misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
  6. Limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
  7. Trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
  8. Perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
  9. Los injuriados, y perseguidos y digan con mentira toda clase de mal contra ustedes por mi causa.
Es así que al final de estas "bienaventuranzas" en su versículo 5:12 se explica que deben estar "alegres" y con "regocijo" todos nosotros que cumplimos con estos deberes, o más bien expresa que son "recompensas" y así será así mismo grande para el cielo, por la misma manera que lo persiguieron a él y a sus profetas y apóstoles
  • Los pecados capitales que a diferencia de los 10 restantes están regados por toda la biblia:
  1. Orgullo o soberbia (se combate con humildad)
  2. Envidia o celos (se combate con caridad)
  3. Avaricia (se combate con generosidad)
  4. Ira (se combate con paciencia)
  5. Lujuria (se combate con castidad/continencia)
  6. Gula (se combate con templanza/abstinencia)
  7. Pereza (se combate con diligencia)
Sea revisando uno por uno el "escrutinio" de nuestras faltas en la Biblia o tomando en concreto la "Santa Regla" de San Benito en sus 74 puntos ya mencionados, solo de esta forma podemos decir que el "sacramento de la reconciliación" ante este "examen de conciencia" que se realiza en conjunto al "perdón" que ofrecen los "sacerdotes" por intermedio de la "gracia" de Jesús, es la mejor "terapia" no solo "espiritual" sino tambien "mental" para el "penante", herramienta, que puede salvar el "alma" conforme a la conducta de la "vía cognitiva conductual" para bien, rescatarlo de las i) tentaciones, ii) de los vicios de la carne, iii) del mundo, y iv) de las acciones del "maligno".

Si muchas de las personas supieran del "poder de la confesión", muchos de los casos de depresiones (sobre todo), de tristezas, ansiedades, complejidades o intentos de suicidios, se evitarían, es decir, si se acudiera más a este gran método, y sin decir que muchos de los "psicólogos" se quedarían sin trabajo. De hecho, estas últimas palabras le fueron dicho por "almas del purgatorio" a la vidente Maria Simma, esta relatado este suceso en su libro "Sáquenme de aquí". Realizar ciertas oraciones encomendando al "Padre eterno" y al "espíritu santo" i) antes de, ii) al terminar y iii) después de realizar el "examen de conciencia" con miras a la "reconciliación" es lo "óptimo". 

Por ejemplo, de varios documentos que nos regala la Web sobre el tema, entre ellos, buscando en Internet, nos encontramos con la Organización Católica "Father of Mercy" (1808), en su texto "Examen de conciencia para Adultos y Jóvenes (2015), que pueden leer completamente sus oraciones, aquí:
  • Oración antes de hacer la confesión
"Ven, Espíritu Santo, ilumina mi mente para que vea claramente mis pecados. Mueve mi corazón a un arrepentimiento sincero por mis pecados, a confesarlos honestamente y a resolver a enmendar mi vida. Espíritu de Sabiduría, concédeme ver la malicia de mi pecado y mi ingratitud hacia Ti, el Dios de Amor. Espíritu de Fortaleza, ayúdame a hacer el sacrificio necesario para evitar el pecado en el futuro".
  • Oración al terminar la confesión
"Acto de Contrición Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío, por ser quién eres y porque te amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberte ofendido; propongo firmemente nunca más pecar, apartarme de todas las ocasiones de pecado, confesarme y cumplir la penitencia que me fuera impuesta".
  • Oración después de terminar la confesión
"Ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis pecados, y, así como lo suplico, así confío en tu bondad y misericordia infinita, que los perdones, por los méritos de tu preciosísima sangre, pasión y muerte, y me des la gracia para enmendarme, y perseverar en tu santo amor y servicio, hasta el fin de mi vida".
Como ven la "confesión" no solo es un perdón de los pecados y ya, sino que debe ser visto, desde como una "psicoterapia" que permite al hombre "recomponerse moralmente", del cual tiene sus implicaciones "mentales" y "corporales", al sentirse avanzado en mejorar en el "ámbito espiritual". Es una forma además de "desahogarnos", de decir las verdades, y evitar las mentiras, es un "quitapeso" de los "vicios del alma", ya que lo llega a limpiar y llenar de muchas gracias. El Doctor Ellis como su compañero Aaron Beck (ver, "Manual de Terapia Racional-Emotiva"), en su numerosos artículos y textos expresa que las personas a la final son responsables de sus emociones y que estos pueden corregir su conducta, cuando enmiendan sus pensamientos y los "confiesan" por ejemplo, esto, diciendo las "verdades".

Es necesario tambien que el "alma" contemple la posibilidad de no cometer "pecados veniales" (ver al respecto el texto de Juan Eusebio Niereberg titulado "De la gravedad, males, castigos, y remedios del pecado venial" escrito en 1636 o "Pecados mortales y veniales" de José María Iraburu) que si bien se puede "reparar" a través de actos o la comunión, indulgencias y demás, es importante no tenerlos en cuenta con tal de buscar la "perfección cristiana" que no es otra cosa que el "esfuerzo" por no pecar, eliminando así todo tipo de presunciones, sospechas, juicios no justos, o no misericordiosos, tener negligencia sobre buenos actos, de la vanidad, la no seriedad a los sacramentos, tristezas o desilusiones innecesarias, malas inclinaciones, debilidades e imperfecciones, etc. (San Antonio Maria Claret, nos puede dar una mano sobre este punto, buscar en Google para mayor detalle). Son con estos "pequeños tropiezos" que uno va al "gran pecado". A cuidarse (ver, "Camino de perfección" de "Santa Teresa", 71,3).

Ahora, por último, la "terapia racional emotiva conductual" que proponen estos "notables psicólogos" se centran en que muchas de las emociones que hoy llamamos como "negativas" en verdad son causadas no por componentes "externos", sino más bien "internos" que nosotros creamos por "interpretaciones" ajenas a la realidad, y por el medio de unas ideas de creencias que les ha llamado como "irracionales", del cual siguen una reglas de conductas o patrones fuera de base, que a lo mejor dichos actos pueden estar llenas de soberbia, aprobación de los demás, el qué dirán, "tremendismo", exageraciones, ideas por supuesto que debemos siempre replantear en nuestra cabeza todo el tiempo y que luego bien la "confesión" como sacramento puede ayudarnos, de allí que sea importante que nuestro "confesor" sea un devoto y tenga ciertas cualidades para esta "misión".

Para resumir, la "filosofía" en este caso "cristiana", basado en la "confesión" es la mejor terapia existente, que unido a las bases "psicológicas" puede dar una solución más integral al problema no solo "mental" sino tambien "espiritual" tratado. Sanar el "pneuma" y la "psiquis" resulta ventajoso para el "paciente enfermo", ya que lo que se busca es tener una "plenitud" y "sosiego", ante situaciones adversas y saber cómo responder ante depresiones, ansiedades, duelos, y adversidades de la vida.