"Vale más un acto intenso que mil tibios" - San Ignacio de Loyola
"Dios no necesita nuestras obras, sino nuestro amor"- Santa Teresa del Niño Jesús
"La caridad es benigna, al contrario el mundo es maligno"- San Pablo
Mario Felipe Daza Pérez
Expresa San Agustín, en su Sermón 41.3 que: "si te quedas al lado del amigo (que aun entre bandidos se llaman así, pero no hay "caritas" en ellos, los une simplemente una "mala conciencia") en su pobreza para poder disfrutar de sus riquezas, cuando sea rico, aún no amas al amigo, sino algo distinto en él. La "fe" y la "esperanza" son dos buenas amigos, pero mayor que ellas es la caridad".
Para el Obispo de Hipona y discípulo de San Ambrosio de Milán, esta virtud se consolida no solo en el amor (sentimiento) de una "vida recta" y de "entrega" por el amor a Dios, sino tambien en el deleite en si de una "sabiduría común". De esta "virtud" tenemos que no en vano que la primera encíclica que emergió del entonces Papa Benedicto XVI cuando este tomo su cargo divino en el Vaticano haya sido el de "Deus caritas est", es decir "Dios es amor".
Comúnmente, analizamos como en las personas existen no solo una "falta de caridad" ("ágape"), por la "ausencia de amistad" que tienen para consigo, para el prójimo, para el hombre sino tambien para con Dios, además de ello le podemos sumar la falta de tolerancia consigo. No le damos paso a otros, no alimentamos a quien nos los pide o damos agua a los sedientos, vivimos en el mundo del "Yo" descuidando el bienestar común, en la ayuda al prójimo.
A diferencia de los "protestantes" que creen que con la sola fe se salvarán, nosotros los católicos (los verdaderos "cristianos") creemos que la fe no es la única característica para la "salvación" sino tambien la "caridad", es decir, las obras por amor hacia los demás, incluyendo la del Señor. Ahora resulta que en este mundo podemos encontrar muchos que están en el primer punto, sobre todos los ya mencionados, o de los de segundo terreno que no creen, porque son agnósticos o ateos, pero que son "buenas personas", o ayudan a los demás, y están esos los que ni uno ni lo otro, y nada de esto es suficiente para ir al Cielo.
Ya otros santos como Gregorio de Nisa pensaban que la "caridad" debía estar mayor relacionado con el "eros" (aunque hoy en día le demos otra connotación), este, determinaba que la primera expresión, (por mucho que se relaciona con lo "carnal") entra mas íntimamente en lo concerniente con una "fuerza rotunda" en cuanto al amor a Dios y hacia el prójimo, por ello, que este haya utilizado mejor este termino que el de "ágape" (ver, Walther Völker, filósofo y místico Gregorio de Nisa , págs. 222-223, Vida y Pensamiento, 1993).
La "caridad" (entendido como "amor desinteresado", "intenso", "incalculable") como gran "virtud unitiva", actúa como una "pegatina" de la cual esta compuesta como una causa que se adquiere "poco a poco", y que bien se va ejercitando con el tiempo, puede que unos lo tengan mas que otros, pero no se gana únicamente por quererlo sino que se necesita practicarlo, pues a nadie les gusta estar regalando cosas hoy en día porque si, sino por interés a algo, pues ese beneficio a la cual estas haciendo "caritativamente" puede ser atado al "amor de Dios", que en la primera fase puede que se tome como un criterio "egoísta" pero que en ultimas esta centrado en la finalidad de los designios del Señor, aún así se este haciendo con los enemigos, los gentiles, publicanos, fariseos, hipócritas, a pesar de ellos, toca amar a estos de lo que va por encima del vicio, al contrario, de lo que va de la mano con los "valores" restantes.
Algunos insistirán en ser "caritativos" por el hecho de que quieren una "recompensa" en el Cielo, o porque deseen que lo sepa la "comunidad", que están haciendo un "bien", etc, aquí sencillamente no puede haber un "amor" de lo que Santo Tomas (ver, "De spec et caritate") llama "simplista", por tanto, debes abogar por el "amor al prójimo" aún se saque provecho de esto o no, de allí que esa finalidad "egoísta" de todo modos se haga por "amor a Dios" (propter deum), en este caso el "desinterés" no existe (aunque se hable en la doctrina cristiana de este sin sentido), ya que el "acto de amor" en este asunto esta recaído en el Señor, la "cual va con el ritmo de la naturaleza", por tanto, de allí que la "caridad" (ágape o caritas, ya sea en su versión griega o latina) sea igual al "amor" y a la "paciencia" que se tiene para Dios, sumado a ello a otras virtudes como el de la "humildad".
Al momento de apreciar a alguien unos dicen "lo hago por su bien", pero tambien "por el nuestro", "por el amor que tengo hacia Dios", pero puede que "no lo hagas con tus enemigos" o con aquellos "que te desagradan", o con "una persona en especial", un obispo o el mismísimo Papa (Pontífice), pues con más razón es que debas bendecirlo más con tal de que cambie su conducta, porque la finalidad es que todos ellos lleguen al Cielo, y esto es "caridad". Para el padre Chad Ripperger siguiendo a Santo Tomás (que bien relaciona esta virtud con la "amistad", (Ver, "Introducción al Tratado de la Caridad, de la Suma Teológica"), cree que uno debería disminuir/eliminar el concepto de "malicia", porque así se permitiría querer que haya "gloria en el prójimo", propiamente sentido en el término del "propter deum", entendido esta por el "amor en sí mismo" considerada por ello como una "virtud infusa" y no "adquirida humanamente".
Vista entonces como "virtud infusa" y que es "entregada", "gradualmente", se debe aumentar, pero no se hace "porque uno quiera por si mismo" sino por "capacidades" sobrenaturales", que bien por mucho que la entrenemos naturalmente esta se quedan en la "voluntad" que tambien sirven para su aumento, pero para la progresión misma de las "virtudes". Por tanto, se requiere de una "ayuda sobrenatural", con el fin de que quede en la "facultad" del "intelecto" para que luego sea llenada el "balde" a mayor rango según la "infusión" que Dios posteriormente nos da como "doctrina de su amor", con tal de que se vuelvan dichas "capacidades operativas" quitando así todo aquel elemento que obstruya su "resonancia mundana", pasando así al desarrollo de otros valores como la "templanza" o "moderación" y otros principios éticos, del cual se puede mezclar con otros "vicios" o no. Esto quiere decir que las "imperfecciones" en tal sentido no permiten operar con otros principios morales que por naturaleza tenemos, como el de la "impureza" o "gula" conforme al "exceso" que se reprimen en nuestro "cuerpo" o "espíritu", porque en ultimas obstaculizan su seguimiento.
Si piensan bien cuando alguien te solicita que "ores" por alguien, ya sea por "justicia" (que es otra virtud") pero tambien puede ser por "caridad", que aun sin conocerlo puedes ayudarlo a recibir bendiciones, esto, es una tarea loable, por ello, la importancia de conseguir una "caridad perfecta", que es el momento de ver a Dios en ese mismo sujeto, como cuando determinamos el animo de que un familiar o ser querido salga de sus culpas en el "purgatorio", entendámoslo entonces con esta "devoción", dejando a un lado la parte "emotiva", cargando la cruz en la vía de la verdad, el camino y la vida. En resumen, "amor sin caridad" (sentimiento menos virtud), no hay "santidad". Cuando decimos "amar a otros como ti a mismo" precisamente se refiere al "valor del amor", pero que se transmite a través del método de la "caridad", sin este "principio ético adicional" no hay "perfección".
Dice Piotr Roszak en "Caridad en cuanto amistad eclesial en Tomás de Aquino" (p. 206).
"La caridad perfecciona el juicio sobre las cosas buenas y las mejora: gracias a la amistad, será posible ver los carismas y la diversidad no como obstáculo, sino como oportunidad. La amistad con Dios, esencia de la caridad, se realiza al nivel de las facultades del alma, en el conocer y el querer, porque éstas permiten un verdadero intercambio entre los amigos. La verdadera caridad es amor gratuito que tiende hacia el otro. Virtud teologal infundida por Dios en la voluntad, por la que amamos a Dios por sí mismo sobre todas las cosas y a todas las cosas que Dios ama (nosotros mismos y al prójimo) por Dios. Es la participación el Amor de Dios, capaz de amar como Dios ama (conocer y amar como Dios mismo conoce y ama)".
La "caridad" (a veces titulado como "Xapis", que significa "bondad", o "gracia") es "sobrenatural por excelencia", este valor te permite de una vez tener una "estrecha relación con Dios" (por deseo de este y mínimamente en búsqueda tuya), conforme a su "vía unitiva", así lo indica Santo Tomás (Ver, De caritate), entiéndalo siempre como "amistad" en "doble sentido" (ida y vuelta), que bien es "infundido" por el Señor, y del cual se torna "indivisible", es decir, no se puede "descomponer" o "disolver", por ello que sea tomada como una "virtud por excelencia" que todos los humanos deberíamos recibir con el tiempo (como criatura suyas), en el hecho que tengamos mayor fe para con el Señor que bien no se gana con los "hábitos naturales" que tal cual se podría dar con los "ejercicios espirituales" sino por "gracia", esto no es óbice para determinar que sea importante trabajar la "conducta", con tal de ganar mayor capacidad intensa de ese "amor incondicional".
En resumen tenemos entonces que:
Amor: Es el sentimiento propio de amar pero que viene de una emoción. Esta no lleva consigo la caridad.Caridad: Es la virtud de ese sentimiento del amor intenso como metodo llegar a la amistad con Dios. Esta si lleva consigo el amor.Amor con caridad: Es la caridad misma, la cual resulta de la fórmula anterior, de la cual se debe buscar (para ampliar las capacidades) para que luego sea llenado "infusamente" por Dios, en búsqueda de la "santidad".
Según Santo Tomás, existen grados de ganar "caridad" hasta llegar a su etapa perfecta, antes de ello se debe concebir una etapa que podemos llamar "incipiente" y luego otra titulada como "proficiente". En el primero punto tenemos que trata del deber humano de no cometer pecados y alejarse de ellos, limitando así la "concupiscencia", y de todo ello que vaya en contra de la "caridad", soslayando la corrosión de los vicios; para el segundo evento se toma el trabajar más espiritualmente hablando, sacando de la vida los "pecados veniales" e "imperfecciones voluntarias" de tus cosas personales, aumentando para ello la capacidad para poder luego recibir la virtud en su plenitud, y en la última fase, que es lo que se desea se trata de unir esa relación con Dios "integralmente", es decir, "místicamente", quitando las "imperfecciones", ahora, "involuntarias" teniendo así en posesión los "gozos" y "frutos", en este caso del Espíritu Santo.
En resumen, para el primer sustento ganamos lo que es la i) "vía de purgación", luego la parte de la ii) "vía de iluminación" y por último la iii) "vía unitiva":
Caridad en primer grado (purgativa): Evitamos el pecado mortal y toda "concupiscencia".Caridad en segundo grado (iluminativa): Evitamos el pecado venial y las imperfecciones voluntarias (en cierto grados).Caridad en tercer grado (perfecta o unitiva): Evitamos las imperfecciones (en todo sentido).
Por tanto una vez adquirido esta "virtud" no se puede deshacer, porque no se trata de un "hábito" que se pierde o gana (como los naturales), sino que se "debilita", o "aumenta", porque como hemos dicho se trata de un "valor sobrenatural", en especial, construido bajo la base de una "doctrina del amor infuso", del cual debes jamás debes dejar que se enfrié, con tal de tener presente el "gozo eterno" del Espíritu Santo, la tranquilidad, la disciplina, el orden, la obediencia, la humildad, por ello que resulte ser una "pegatina" de las "virtudes" en propósito de la "vía unitiva" (mística), ubicado en la "voluntad" (mentalmente y espiritualmente hablando) de las personas, del cual puede aumentarse (pero en capacidades y en grados) con "ejercicios espirituales" (u obras de misericordia) como la limosna, la corrección fraterna, la ayuda a los demás, para que así con el tiempo te vayan "dando" mayor amplitud de esta "gracia".
Una persona que este pensando todo el tiempo en las "vanidades", difícilmente tendrá "caridad", porque solo estará "pensando en si mismo", en la moda, en el ocio y demás "costumbres mundanas", así, su "vida mística" (vía unitiva) no se consolidara por estar pendiente a la "posmodernidad" o a lo "momentáneo", y no a los "bienes espirituales eternos", de esta forma el "don de la ciencia" del "conocer a Dios" seria destruida tal cual como lo afirma San Agustín (Ver, la bondad del matrimonio), ya que una fase que sería "temporal" y no "permanente", en resumen, en ti estará escoger bajo la consigna del "libre albedrio" lo que es correcto o no. Lo que permite hacer de este "valor ético cristiano" único es el que es la consecuencia de poder "reordenar" el conjunto de "virtudes" del cual se suman los demás que se hayan trabajado o adquirido (de forma natural o sobrenatural), como dice San Pablo (ver, Colosenses, 3:14) del que es tratado como el "vinculo de la perfección" en este sentido centrado en la "amistad con Dios".
Al llegar a la "caridad perfecta" (o de tercer grado), que es el último eslabón de esta virtud, entendiéndola como "madurez espiritual" podemos decir que la persona esta ocupada todo el tiempo en mente, cuerpo, alma y -corazón- en el amor a Cristo y hacia el prójimo, (Ver, "Tratado del amor de Dios de San Francisco de Sales") por supuesto, porque lo uno lleva a lo otro, y esto se debe en mayor grado por la gracia que habita en ellos, y de los frutos y dones recibidos del Espíritu Santo, que habita en el, controlando así cualquier "acto desordenado" o "concupiscente" en su "espíritu" o "cuerpo", teniendo de así un "dominio de si mismo", volviéndose más humilde, y al servicio de Dios.
Así como debemos construir una "doctrina del amor infuso" conforme a la "voluntad" que vaya resultando en el "relleno del tanque" y ampliación de esta "virtud infusa" tenemos que existen pecados o vicios que evitan que esto pase, como es la malquerencia, el juicio temerario, el deseo maligno, el cotilleo, la murmuración, el desear el mal al otro, la envidia, celos, todos ellos nacidos del "orgullo" o de la "soberbia" y por tanto de la no limitación de la "concupiscencia" que es originaria del nacimiento y que escala en su progresión sino le prestamos atención. De allí que San Francisco Sales (ya citado, en este caso Ver, "Introducción a la vida devota") indique que todas las virtudes deben ir mezclada, infusas o no, por ejemplo con la templanza, la moderación, la humildad, la magnificencia, la honestidad, etc, esto con el fin de tener un "espíritu ejercitado".
De que te sirve tener sino es para amar, como mayores riquezas, un montón de títulos, o de diferentes cargos sino es para el servicio de Dios. Dice Monseñor Jose Ignacio Munilla, en video en su Canal de Youtube, "En ti confío", del 24 de septiembre de 2023 (minuto 15 en adelante), en "Las siete cabezas del dragón y la espada de San Miguel (pecados capitales y virtudes contrarias") que todo se "corrompe":
"La Inteligencia sin amor te hace perverso; la Justicia sin amor te hace inmisericordioso; Diplomacia sin amor: hipócrita; el éxito sin amor: arrogante; la Riqueza sin amor te hace avaro; la Docilidad sin amor te hace servil; la pobreza sin amor te hace indigno; la belleza sin amor te hace vanidoso: la verdad sin amor te hace hiriente".
De este modo el "amor" que no es otra cosa que la "caridad" misma entendida como pasión, relacionado con la parte emotiva de lo que corresponde concretamente a la virtud del "ágape" o "caritas" (es decir del "amor con caridad") resultando de este un "valor unitivo" que bien conecta con las demás "virtudes", y que es imprescindible para el "crecimiento espiritual humano", en esa vía que hemos llamado como "unitiva para con Dios" (mística) y de su "amistad íntima con el" resultando imprescindible para la construcción de la "santidad".
De este modo si Dios bendice a los pecadores no al pecado es porque ama el hombre, lo que quiere es que tu entres en "gracia" con el de una vez por todas, porque solo de este modo es que te llegaras a "santificar" consiguiendo de ti este propósito de la "caridad perfecta", como se dice en San Mateo 22: 36-40: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos penden toda la Ley y los Profetas".