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24 de septiembre de 2023

SER APÓSTOL EN "TIEMPOS MODERNOS": ¿CUÁL ES TU MISIÓN EN LA VIDA?


"No hay santo sin pecado, ni pecador sin futuro"- San Agustín (sic)

"Conozco tu conducta: no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fuera frío o caliente! Ahora bien, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, voy a vomitarte de mi boca"- Apocalipsis 3, 16.

Mario Felipe Daza Pérez

Leyendo varios libros de "santos" y de "apóstoles" (que significa "enviado" o aquellos que son "elegidos"), entre ellos de la vida de San Pablo (anteriormente conocido como Saulo de Tarso), nos podemos dar cuenta del tiempo que se pierde al no haber descubierto antes a estos grandes historiadores, filósofos, juristas..., y demás polímatas de la época, que aún muchos de ellos sin título pudieron ser considerados como unos "sabios" no solo en el aspecto moral, y virtuosa sino también en lo jurídico o político, y como modelo ejemplarizante en lo terrenal, tenían claro cuál era su misión en la vida, a pesar de los desaciertos del pasado. Lo que uno se puede maravillar en la actualidad es que muchas personas no se han dado cuenta de su "rol en la sociedad" y de lo que debe hacer para ganarse lo eterno o la "inmortalidad".

El Apóstol Pablo era un "hombre de poca estatura" pero de una "grandeza inigualable", su moral llegaba hasta las nubes, todo comenzó (si revisan hechos de los apóstoles 22, 7-8) con el ¿por qué me persigues?, ya el Señor conocía de sus dotes, de este modo, Dios la tenía clara con su misión, ya que exclama: "los que persiguen a gente sabia será sabios, los que no serán necios", este hombre originario de Tarso antes denominado Saulo, anterior a su conversión al cristianismo era un perseguidor de cristianos, sufrió antes esta "mística" una transformación de martirio por parte de los mismos judíos y los romanos, la entrada a Damasco significo para él, su unción, algo así de lo que pasó con Julio Cesar cuando cruzó el Rubicón, aquí la "suerte no estaría echada", sino al contrario entendería con el tiempo lo que debía hacer, una vez estuviese "recorriendo el camino", sin titubeos, y esto no era otra cosa que la de "evangelizar" (que significa dar "buena noticia"), el de ser misionero, o "episcopo", tomado como "inspector", esta característica no la trajo por sí solo, sino que también vino acompañado de los dones del espíritu santo y de más carismas, sobre todo desarrollado en "visiones" y "revelaciones".

"Cada quien sabe cuándo se siente preparado para algo", es como el aforismo que dice: "cuando el alumno está listo, el maestro aparece", solo es "cuestión de tiempo" que sepas cuál es tu misión o misiones en la vida, si no se sabes, estamos mal, por ello es que tengamos muchos problemas actuales de "jóvenes iconoclastas" que no sepan que van a estudiar o a dedicarse, pues, les falta: "decisión". Si para Pablo la "evangelización" fue algo así como un "ejercicio espiritual" que se tomó fructífero por los resultados que dejó, ya sea con la oración y el ayuno, dejando así para nosotros una "disciplina espiritual" para seguir siendo "testimonio", para que otras personas puedan conocer de la "verdad".

Dar conferencias, charlas, escribir, actuar, litigar, etc, desarrollar su "plenitud", esto, en el plano "profesional" o en el ámbito de cualquier "oficio" o "trabajo", está bien, pero lo importante aquí será descubrir tus "roles" en los campos de la vida en camino a la "santidad", y no solo en los "quehaceres", que es lo de menos, por ello es que para este gran apóstol no fuera un "orgullo", sino una "obligación", ayudar a los demás, es decir, mostrarle la fe, convertirlos, dictar la verdad, tajantemente expresaba "y ay que no lo haga" (revisar Corintios 9, 16-17), pues sabía que pasaría si no lo hacía, se lo cobrarían y así les pasa precisamente a muchas personas que están llamadas a esta vocación y están dormidos, a pesar de sus dones, gracias y carismas existentes.

Predicar el "evangelio", igual como lo hacía San Pablo, no es para mí ningún motivo de "gloria" es más bien un "deber moral" que nos incumbe y así debe ser para todos aquellos que se encuentren identificados con el "apostolado" y demás personas que sigan esta línea de los misterios de la fe. Y ¡ay de nosotros si no lo hacemos!, porque luego te atenderás a la Justicia Divina, pues, si lo hicieras por "propia iniciativa", sería diferente, ciertamente tendrías derecho a una recompensa. Mas, si lo hago forzado, como misión que se te ha confiado y que debes cumplir hasta el final de la vida. "Predicar" es como una espada de doble filo en contra del "enemigo", que no solo será eficiente en la lucha en contra de los principados, dominaciones..., sino también de la envidia de los otros hombres, como recuerdan cuando al "apóstol" lo acusaron de haber introducido en el templo de Jerusalén a cristianos no hebreos, del cual se terminó defendiendo ante el sanedrín, dando testimonio en Roma.

Lo más difícil en el mundo actual no es convencer a los no creyentes, ateos, agnósticos del "evangelio", y demás "escépticos" sino convertir a los que ya se "creen cristianos" en general, aquellos que son light, o "tibios", aquellos que "estiman", que solo con creer en Dios ya están a salvo cuando en la práctica son otra cosa, son esos los que están adormecidos por la necedad y la vanidad mundana. Ahora, si bien la primera tarea es loable, lo segundo es más merecedor, porque están peores que los primeros, porque creen que están en lo correcto, no se creen pecadores y dicen que están el camino correcto -pura relativización-. El Señor estaría dispuesto aceptar a los primeros que, a estos últimos, si revisan Apocalipsis 3,15-16 se puede dar cuenta que Jesucristo prefiere a que seas caliente o frío, pero no "tibio" a eso le desagrada, expresa: "voy a vomitarte de mi boca".

Se dice en Filipenses 2,3-4, no hagan nada por ambición o por vanagloria, sino con humildad, tengan a otros por mejores, busca el interés hacia los demás, y no hacia ti, sino considera al prójimo como superior a ti mismo. Si revisamos Carta del Apóstol San Pablo a Timoteo 6, 2c-12, indica que "con nada vinimos al mundo y sin nada nos iremos", teniendo con que comer y vestir ya es más que suficiente, en cambio, tenemos que a los avaros y los que están en búsqueda de riquezas, caen en constantes tentaciones, absurdos y vicios, la cual acarrean en últimas sufrimientos para él y su familia, de que sirve como se dice en Salmo 34, ser opulentos, y jactarse de los bienes si no podrán salvarse, pues, nada de esto se podrán llevar.

Estriba el Apóstol San Pablo en Efesios 4, 1-7; 11-13.

"Hermanos: Yo, Pablo, prisionero por la causa del Señor, los exhorto a que lleven una vida digna del llamamiento que han recibido. Sean siempre humildes y amables; sean comprensivos y sopórtense mutuamente con amor; esfuércense en mantenerse unidos en el espíritu con el vínculo de la paz.

Porque no hay más que un solo cuerpo y un solo Espíritu, como es también sólo una la esperanza del llamamiento que ustedes han recibido. Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que reina sobre todos, actúa a través de todos y vive en todos.

Cada uno de nosotros ha recibido la gracia en la medida en que Cristo se la ha dado. Él fue quien concedió a unos ser apóstoles; a otros, ser profetas; a otros, ser evangelizadores; a otros, ser pastores y maestros. Y esto, para capacitar a los fieles, a fin de que, desempeñando debidamente su tarea, construyan el cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a estar unidos en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios y lleguemos a ser hombres perfectos, que alcancemos en todas sus dimensiones la plenitud de Cristo".

Jesús, siempre ha buscado a los "pecadores" ya sea para que le sirvan como evangelizadores, apóstoles, pastores, profetas, etc, y que ahora en "tiempos modernos" es más que necesaria y urgente su acción en contra el "cáncer del anticristianismo", recordemos que Pablo era un "acérrimo pecador", tal cual como lo fue San Agustín (concupiscente), San Mateo (publicano, recaudador de impuesto), San Cipriano (hechicero) y otros grande santos, que permitieron hacer de la palabra un arma de doble filo venciéndose no solo a sí mismo sino también al enemigo. Los que necesitan de remedio y atención son los enfermos del alma, no los "justos", por tanto, es en el "trasegar del tiempo" el momento propicio en el que nos vamos dirigiendo a la "santidad", como si fuera un camino a recorrer a distancia, como si de "atletismo" se refiriera (5k, 10k, 20k, etc).

Muchas de las personas que están en lo correcto son porque tienen fe en Dios, lo mismo que pasa en algunos proyectos de tus vidas, te va "excelente" porque tienes esperanza y le pones empeño a la tarea asignada, como ya se dijo, creer no solo es suficiente, es más que necesario, pero se necesita también de otras cosas las obras, el hacer, mejor dicho, la "materialización" de tus ideas y sobre todo de la "práctica de las virtudes" (humildad, piedad, mansedumbre, templanza...).

En fin, la "misión", sea lo que sea, esto no vale sino va acompañado de la "ejecución" no solo hacia tu propio bienestar, sino dirigido hacia los demás por amor a Dios, y esa es la verdadera "caridad", y es en esta mejora, la forma como puedes encontrarte con otros que estén interesados en las "misiones" que vayan en la misma rutina tuya, que una vez elegidos o enviados por Dios (apóstoles), consagrados, amados, tengan la paciencia necesaria para seguir adelante, tal cual como lo que significa el "perdón", bien como lo hizo San Pablo con los oyentes escépticos, neoplatónicos, o académicos, y también lo entendió más adelante San Agustín y que ahora nosotros hacemos con los "impíos" de la "nueva era", en su "esoterismo", totalmente "desviados de la verdad".

Los Apóstoles eran hijos de su tiempo, y nosotros ahora de esta época dentro del fin de la "modernidad", y que ahora los destructores de la "cultura", y la "historia" lo han denominado como "posmoderno", en el avance de la "deconstrucción", advirtiendo aquí que se trata de dos cosas distintas, que no entraremos a detallar filosóficamente hablando, de la que no solo han modificado las verdades sino también los dogmas del cristianismo a su conveniencia, para hacer de ella un caballito de batalla para su propósitos negros.

De allí que sea necesario para el "sabio" y no tanto para el "necio" diferenciar dentro de su "entendimiento" la relación entre "sabiduría divina" y su conformación con las "teorías humanas", y querer entremezclarlas, queriendo luego para ellos darle justificación o enseñanzas distintas a la revelada como las que se proponen ahora desde la misma "ciencia" (pseudociencia) o la misma "filosofía", planteando lo inútil, y lo vano, recayendo en la "soberbia", igual como se gesta los poderes que dominan este mundo, esto quiere decir que si bien puedas utilizar alguna que otra corriente para dar mayor alcance al "evangelio", casi siempre lo utilizan para determinar lo intereses colectivistas de lo incorrecto, espiritualmente hablando.

Si revisamos la historia, podemos encontrar evidencia, aunque no directa, del intercambio cartas entre San pablo y Séneca (en el periodo del 61 o 62), de hecho, este último, se manifestaba a favor de esté exactamente en relucir de ser víctima el Apóstol del incendio ocurrido en Roma, cuando este era tutor de Nerón (fue este quien decretó la prohibición del cristianismo: "non licet esse christianos"). El estoico decía: "la passio petri et pauli", esto, marcó una defensa de su "evangelización", para el ciudadano de Tarso esto no sería ningún apoyo o vanagloria porque muy bien sabía que su "suerte no estaba echada", ya que confiaba en cristo, de este modo, pueden ver cierta coincidencia como esta "teoría" como lo fue el "estoicismo" es una antesala al "catolicismo", de allí que luego tertuliano dijera conforme a su discurso "seneca saepe noster", o San Jerónimo "stoici nostro dogmati in plerisque concordant", afirmando que se tenían casi las mismas ideas de esta "filosofía pagana" con el de las "cristianas", aunque no iguales (como en el aspecto de la ley divina, el alma, el espíritu, el logos, o los vicios de la carne).

San Pablo puede considerarse como el "inspirador" y "guía" de las nuevas formas de "evangelización", o de "apostolados" para los "tiempos modernos", tomado de este la "santidad" y su "tarea" de ser "misionero", esto, en la difusión de sus ideas y del "modelo a seguir", que es lo que nos recomienda Cristo en aquellos que hacemos "inspección" (episcopo) en la vida de uno mismo y en la ayuda mental, corporal y espiritual de otros, conforme a la "práctica de las virtudes". Ser un apóstol en estos momentos es difícil pero no imposible y es una "gran misión" que se torna loable. Cualquier de nosotros se debe sentir en la necesidad de estar llamado a socorrer al prójimo sobre todo en el "terreno almático", esto con el fin de que se busquen, acepten, conozcan y se superen a asimismo (en la "consecución de su interior"), en estos casos ser un "coach", e "iluminar la conciencia" al prójimo en relación a la "verdades de la fe" es el camino que debemos tomar, y esto sí que puede ser una misión fructífera en nuestras vidas, además de ganar puntos en la vida eterna, es en sí misma reconfortante para el alma, ya que la limpia y la purifica.

Ser apóstol, (mensajero o o enviado de Dios) en la actualidad, no significa decir que "es algo que ya pasó mucho tiempo atrás", o tener la idea de que no es así, porque ya la elección se dió frente a los 12 escogidos por Cristo, si bien, estos fueron los iniciales de la cual se "cimento la Iglesia Cristiana", es decir la católica, después vinieron muchos más "elegidos", entre ellos tenemos el caso de San Pablo (ya mencionado), o de Bernabé, y luego de los demás santos en la historia, y ahora te toca ti y a mí, hacerlo, que es la "misión" que se quiere, por ello es que hayamos sido "enviados", para "evangelizar", "profetizar", "misionar", "sanar", etc en este mundo, tal cual como lo hacen los "videntes" hoy en día, los que dan testimonio, los de las revelaciones u otros, con milagros, expulsando demonios, leyendo las almas, etc, en síntesis, "serlo" significa "darle duro" hasta lo último (a pesar de los ataques y las tentaciones), con fervor, y todo ello por el amor a Dios, que en otros casos puede ser reintroducido en oficios, profesiones y otros quehaceres, pero no entendida en la terminología original, sino determinado en el seguimiento hacia la "construcción de la Iglesia" y estas son las cosas que deben ser "reveladas a los demás".

En últimas, debemos ser "pescadores de hombres", echar redes con la palabra de Dios, pues si el Señor nos da una misión debemos cumplirla al pie de la letra, de allí que sea importante el conocimiento, entendimiento y la sabiduría, en la "evangelización", tal cual como lo predicaba Juan Crisóstomo como padre de la iglesia y como gran orador en este esparcimiento de la verdad, pues, es el "espíritu santo" el que reparte como quiere, sus dones y carismas, muchas veces encauzados por las gracias divina de la Virgen Maria o de su mismísimo hijo, Jesucristo y esto es lo que debemos aprovechar.

Para ser un "apóstol" no es suficiente decirlo, sino también parecerlo, y serlo, y entre ellos los verdaderos valores a destacar son el de la "humildad" y el camino hacia la "santidad", que sumado a ello las "características plenas" en la que te posicionas, ya sea como i) relator de testimonios, es decir del ejemplo, ii) de la palabra, escribiendo artículos, dando conferencias, hablando en comunidad con otros, iii) de la acción, ayudando a los demás, dando ofrendas, misiones específicas, o conversiones directas, o iv) de la oración y el sacrificio, que es orar intensamente, hacer penitencias, ayunos, etc, será lo que va hacer relucir y determinar lo importante en saber con cual te sientes más identificado dentro de las "misiones asignadas", y "ay que no lo digamos y hagamos".

17 de septiembre de 2023

ALGUNAS PRECISIONES SOBRE EL "NO JUZGAR": "CUIDA TU LENGUA"


"No juzgues según la apariencia. Juzga con juicio justo".- Juan 7, 24

"Quien vigila su boca, guarda su vida; quien abre sus labios, busca su ruina".- Proverbios 13-3

“Juzguemos lo que está de manifiesto, dejemos a Dios el juicio sobre las cosas ocultas" .- San Agustín.

Mario Felipe Daza Pérez

Leyendo un reciente libro titulado: "Los pecados de la lengua": Reflexiones sobre los celos en la vida de las mujeres y los juicios temerarios escrito por el Monseñor Juan Francisco Landriot (2022), del cual debemos destacar como un texto referido a los "juicios", naturalmente, que hacemos sobre los demás, sobre todo cuando llegan a considerarse como "temerarios", "falsos", "injustos", "envidiosos", "groseros", y de más, sustentado no solo en la "insuficiencia de las pruebas" o de sus "bases" mismas que no solo llegan a determinar si las personas son calificadas o no como tal, tampoco se trata de que si se negaran frente a ella una cosa tal reprensión sería tomado como válida, se mira más bien el "como juzgar" que en si no es lo malo, lo que resulta perverso es la forma en que lo hacemos, ahora, vendrá la pregunta, ¿Quién eres tú para juzgar? Solo Dios juzga, pues, los jueces lo hacen bajo la decisión judicial determinada en unas reglas generales impersonales que debe subsumir en una providencia, también lo hace el Padre Eterno, ante el juicio particular, por tanto, dirán que son dos cosas distintas. Veamos.

San Agustín en su sermón 46 expresa ¿Quién puede juzgar al hombre? La tierra entera está llena de "juicios temerarios", solo el Espíritu Santo es quien penetra en las cosas ocultas, y lo escudriña todo, lee en los corazones y las almas de todos ellos, por tanto, el verdadero valor a las circunstancias que acompañan una acción es el juzgar injustamente a otras personas y sin fundamento, de allí que solo sea válido hacerlo cuando lo que veamos o escuchamos sea de manifiesto. De acuerdo estamos cuando en Proverbios 18, 21 se dice que "la muerte y la vida están en el "-poder de la lengua-", y solo por ellas serás condenadas, esto, teniendo en cuenta lo que digas, según Mateo 12, 37, por tanto, no importa, si una persona es religiosa o no, porque si no se refrena su boca, sino que permanentemente vive engañando a los demás y a su corazón lo que profesa es vano, tal cual como se indica en Santiago 1, 26, en pocas palabras, de nada le sirve ser católico ya que no llegará al reino del Cielo.

Ahora se afirma en la "muchedumbre" que no solo no podemos "juzgar temerariamente" a los demás, sino de ningún modo, porque es malo, ni tampoco el "reprender", ya que va en contravía de los "valores posmodernistas", lo que es falso, se habla entonces "eufemísticamente" de lo que debemos hacer y es el corregir, o advertir sobre un el error, defecto, falta, pecado, vicio cometido, etc,, por una persona, y esto no tiene nada que ver con el "juzgamiento" en sí, porque todo se deriva del "amor al prójimo", de "cómo" le dices las cosas, por tanto, no se trata de una "discriminación" ni "juzgamiento" en el sentido negativo, pues, si leemos Mateo 18, 15-17 nos encontramos con una referencia frente a ello, que dice "si tu hermano llega a pecar, vete y repréndele, a solas tú con él. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano, si no te escucha toma a uno o dos, para que todo quede zanjado por otros testigos, sino te escucha, díselo a la comunidad, y si no déjalo como un fariseo, o gentil y publicano".

Si nos remontamos a las expresiones históricas, como siempre hacemos, nos encontramos con que la palabra "juzgar", actualmente es distinta a la utilizada en el antiguo testamento, el "shapat" (Deuteronomio 16,18-20), significa "liberar" (revisar el libro de los jueces), "gobernar" (1 Crónicas 26). que bien era entendido como "reinar" como si se tratase de un Gobierno en estricto sentido, tomado como rey, gobernante, etc, por ello que se mal entienda ahora la palabra, y esta debe ser tomada como el "no debes juzgar como ellos lo hacían", ahora si no se pudiese hacer, como entonces entenderíamos las oraciones que escribamos en este artículo o de una charla que estemos disertando ¿no estaremos juzgando? Es algo absurdo, sería el pecado más cometido del mundo, no podríamos abrir la boca ni siquiera para lamentarnos, porque sería también "juzgamiento".

No solo "juzgar" no es malo, sino que también es "necesario", pero esto depende de "cómo" lo hacemos, si hablamos de "juicios justos", este indica un "criterio subjetivo moral" de cada quien y de su conciencia, pero para eso debemos tener "discernimiento" para destacar que es lo bueno o malo ante esas opiniones, juzgamientos, dichos, etc, por ejemplo nos encontramos en las escrituras que el Apóstol San Pablo realizó "juicios duros", en 2 de Timoteo 3,8 se expresa: "Del mismo modo que Jannes y Jambres se enfrentaron a Moisés, así también éstos se oponen a la verdad; son hombres de mente corrompida, descalificados en la fe", decía San Maximiliano Kolbe, "nadie en el mundo puede cambiar la verdad, lo que podemos hacer y debemos hacer es buscar la verdad y servirla cuando la hayamos encontrado".

El mismo Jesucristo después de que dijo "no juzguen para que no sean juzgados" (leyendo integralmente, sin sacar de contexto y haciendo una interpretación sistemática) en el mismo Mateo 7,5 más adelante se expresa, con la palabra "hipócrita", o la de "saca primero la viga de tu ojo, y entonces podrás ver para sacar la brizna del ojo de tu hermano", como vemos el problema "no es juzgar", sino el "como", este, se debe hacer siempre con "discernimiento" don que debe estar atado a la "sabiduría", ahora, pensemos en aquellos "lujuriosos" que atentan contra la Ley de Dios, ¿será que no podemos decirle que son unos sinvergüenzas? Tal cual como se lo decía el Padre Pio a sus feligreses, cuando observaba que no cambiaban su forma de vida.

Aquí el "juzgamiento" debe ser tomado con mucha cautela, no según lo que vemos, para no caer en las "apariencias", debe estar examinado según lo que sentimos "justamente", tratando de que el mensaje enviado sea recibido con "caridad", sin tanto rodeo, con tal de que lleve a la persona al arrepentimiento (este es el fin último del "juicio justo"), de este modo decirle a un familiar, por ejemplo, a una tía que chismosear o hablar de la vida ajena, y que por tanto es un "pecado de la lengua", no está mal, "reprenderla es juzgarla", lo mismo sucederá si delante de ellas hay otras personas y se lo exclamamos, pues se está diciendo la "verdad" y con esto no se discute, la cuestión estribará en "como" se lo dices, es decir, en la "actitud" que tomes frente a ese "juzgamiento", con motivo de no dejarle en ridículo, hacerle pasar pena o no, todo en ello en favor del "cambio" o "superación" para la adquisición de la práctica de las "virtudes cristianas".

"Con la verdad nadie pelea", decía Aristóteles en Ética a Nicómaco, "Platón, es mi amigo pero soy más amigo de la verdad" en este caso, descrita en la "sabiduría divina", en la que llamamos como "plena", lo que debes preocuparte es cuando estas alejada de ella, cuando precisamente estas haciendo un juicio, porque eso si es pecado, a falta de la razón, de lo que es, mentira, exagerar, manipular, con tal de infligir daño a otros, con la "lengua", en este caso con las palabras, ahora, si tú lo que quieres que esa persona se arrepiente y vuelva a su camino correcto lo debes hacer con mansedumbre, humildad, caridad, piedad, etc, y no solo así conseguir salvar no solo su alma, sino que también te anotaras un punto adicional por lo que has hecho, por ello que sea importante el "como" lo digas y no tanto el "que".

Por ejemplo, si revisamos las epístolas del mismo Apóstol San Pablo, en varios de sus escritos podemos ver varias "reprendas" y "juicios" hechos a otros, este, una vez le exclama a cierta persona sobre su inmoralidad, por la "fornicación" con su madrastra, expresa que esa "impureza" no se da ni entre los gentiles de la cual se expresó que debía ser echado de la congregación por este hecho, "juzgándolo duramente", indicando que con esta clase de gente, no se debe "ni comer", este relato lo podemos encontrar en I de Corintios 5.

Como vemos hemos caído en el error voluntario (algunos) y también en involuntarios (muchos) del juego del "culturalismo posmodernista" que tienen en boca muchos sobre la "corrección del lenguaje", y entre ello sobre el problema del "no juzgar", esto con intención de que no sean señalados este tipo de personas para hacer lo que les venga en gana con el prójimo, no con ellos, porque ya es decisión de cada quien, sino en la corrupción de jóvenes, niños, y de la sociedad misma, se aferran a que "no se le debe juzgar" o "discriminar" cuando estos hechos lo hacemos a diario para comer, beber, salir, escuchar música, etc, es mera hipocresía. Ahora, si no podemos juzgar a los otros, incluso duramente, ¿Cómo podremos saber cuándo viene el falso profeta que denuncia Jesucristo en Mateo 7, 15, ¿Cómo distinguiremos si el tal "Yanuka" ese rabino que anuncian ahora como el mesías o bien el anticristo es o no es?, simplemente se hace con el "juzgamiento", como se dice en las misas escrituras, ¿acaso se recogen uvas de los espinos? o ¿pensemos si del árbol de limón salen aguacates?

Si seguimos escudriñando nos podemos encontrar con más expresiones, opiniones pero sobre todo "juzgamientos", hacia otros, cosas, animales, en fin un sin números de hechos, como por ejemplo el que se señala en Mateo 3,7, cuando San Juan Bautista señala a los "saduceos" y "fariseos" como una "generación de víboras" sabiendo que se puede describir como un "pecado de lengua colectivo" tenaz, pero no lo es, aquí entendemos entonces que el "juzgamiento" no solo podría ser frente a un sujeto en particular sino también un colectivo o grupo, lobby, etc (piénsese en la "ideología de género), por ejemplo, si decimos que los "costeños son flojos", o los "cachacos son mala leche", etc, puede ser fundado bajo "criterios generales morales", y no incurrir en estos "yerros espirituales".

Acuérdense cuando Jesús "purifica el templo", echando a todos de este sitio, sino que también iracundo, les dijo que ese lugar no era ningún mercado, en Juan 2, 13-16 se describe claramente, esto es, en hacer un "juicio justo" con palabras y actos, del "juzgar", y del "reprender". Cuando dictamos una conferencia o hablamos con el otro, todo el tiempo estamos "juzgando", cuando decimos que esto no es verdad, que se está equivocado también por X o Y argumentos, esto, sin llegar a cometer falta alguna también lo es, de allí que radique la importancia del "como" y ahora del "que" decimos (segunda relevancia), pero aún con más subrayado el primero, por esto, frente a una discusión podemos expresar estar errados pero no por eso que estamos "mal juzgando", aquí el problema siempre será el "juicio injusto, temerario, envidioso o mal intencionado".

Cuando le decimos a otros cosas que no deben hacer, porque están mal, aún nosotros creyendo que estamos en lo correcto, también se trata de un "juzgamiento", y tampoco es "pecado" (o puede que se convierta en "venial"), porque creemos que es verdad lo que decimos y hacemos, según lo expresado según nuestras creencias, ahora, porque piense que hacer el bien es matar y voy a "corregir" diciendo que eso si está bien, pues no, son "mínimos morales" que la persona debe comprender desde niño, por ejemplo cuando en mateo 23 se refiere a los fariseos como "hipócritas", "hijos del infierno", o "guías ciegos".

Dice San Francisco de Sales en su libro, Introducción a la vida devota:

"Hija mía, te suplico que nunca hables mal de nadie, ya sea directa o indirectamente, ten cuidado de no imputar injustamente pecados o faltas a tu prójimo, de revelar innecesariamente sus faltas reales, de exagerar lo que es evidente, de atribuir motivos equivocados a las buenas acciones, de negar el bien que sabes que existe en otro y ocultarlo maliciosamente o depreciarlo en una conversación".

Pero también expresaba:

"Pero si bien, se puede ser muy sensible al más mínimo acercamiento a la calumnia, también debes protegerte del extremo en el que caen algunas personas, quienes, en su deseo de no hablar mal de nadie, en realidad defienden y hablan bien de los vicios".

La vía a la "santificación" es la "eterna vigilancia", a medida que vayamos progresando nos vamos a dando cuenta, que "juzgar" o no, es necesario según "como" lo hagas, a la final lo importante siempre será estar en "gracia con Dios", y hacerlo con una "reprensión" que sea "correctiva" y no "intimidante" o "hiriente", es el camino, al contrario subrayarle al otro sus defectos, vicios, o pecados, y peor aún, si nosotros también lo cometemos será una "afrenta", la cuestión de todo esto siempre será el "discernimiento" y la "sabiduría" para hacer tales "juicios", como cuando se comete "abortos", "adulterios", "impurezas", que son evidentes, pues, aquí no estamos de acuerdo con los demás juicios basados en la apariencias, porque si es "pecado", como se expresa en Proverbios 18, 13, "si uno responde antes de escuchar eso es para el necedad y confusión". Vemos un ejemplo de un "juicio no justo" o "juicio temerario", cuando Simón el Fariseo, acusó a una mujer solo en su "apariencia" y "reputación", pero esta ya había sido "perdonado", lo que Jesús le reprocho por este hecho, es decir, hubo un "re-juzgamiento", pero que se torna diferente porque este fue "sabio", "discernido", "justo", si leen Lucas 7, 36-50 se pueden dar cuenta del "juicio hipócrita", que tanto se condena en las escrituras,

En estos mismos versículos también se da ejemplo de como "juzgar bien", cuando le comenta la "parábola del prestamista y de los deudores", cuando Jesús al final le dijo a Simón, "has juzgado bien". Lo mismo puede suceder cuando le achacamos los "pecados a otros", cuando nosotros mismos lo cometemos, por tanto, "nos estamos condenando a nosotros mismos", es inaudito expresar que cierta persona es "adultera", cuando hacemos lo mismo, eso es un "juicio hipócrita" y es pecado o sino revisen Romanos 2, 1. Precisamente en Tito 3,2 se expresa que "no se debe juzgar a nadie", pero que no sea pendenciero, por tanto a un "borrachón", no se le puede decir que no está siendo juzgado correctamente, porque no ha sido visto como tal, aquí la cuestión a corregir seria entonces la "forma", es decir, el "como" se lo digamos, y no tanto el "que" (segunda relevancia), se debe obrar entonces con ciertas "virtudes", ante tales juicios, pero tampoco quedarnos callados, es decir, cuando toque "enjuiciarlos" hacerlo, porque si no lo expresamos sería una omisión y podrá ser cobrado.

Lo que debemos contrastar siempre es que el "juzgamiento" debe ir acompañado de la "verdad" pero no solo esto para evitar cualquier "temeridad", "hipocresía" u otra "malquerencia", sino de caridad, "humildad" y de más "virtudes cardinales" y "teologales" que ayuden corregir los actos y palabras de los demás, recuerden que en Mateo 6, 18-20, Juan le expreso a Herodes, que no era lícito tener la mujer de tu hermano y quería matarle por ello, de allí que Dios, enaltezca a los "juicios correctos", no los tergiversados o parcializados, de allí que debamos "discernir sabiamente" todo el tiempo. Ya sabemos entonces que el "pensar mal", y sin motivo suficiente es pecado, como lo es "temerariamente", "hipócritamente", "imprudentemente", cuando hacemos estragos a otros, si y solo si con ese fin, (tiene un ingrediente subjetivo de dolo en el ámbito jurídico), en resumen, como dice el Espíritu Santo en Proverbios 21, 23-25, "cuida tu lengua y mantén la boca cerrada y no te meterás en problema".

De esta manera los "valores cristianos" son algo que dista de los distintos valores occidentales seculares y orientales en la formación espiritual en los que están imbuidos, y de su "mística", en cuanto a la construcción de la familia en el "andar societario", son varios los elementos que la componen entre ellos los niños, el varón y también la mujer, y entre estos se destacan otras factores en su composición, como puede ser el "lenguaje", y el "habla", que por medio de él se desarrolla su aspecto "verbal" (como también corporal). Es con el músculo más poderoso del cuerpo humano (despues del gluteo mayor), tal cual como lo es la "lengua" es como se desarrolla está herramienta clave desde para el inicio de las civilizaciones, para bien, pero también para mal, como cuando se justifica los "juicios temerarios, envidiosos, groseros, dudosos, etc", hacia el prójimo, mejor dicho, cuando no es para bendecir, sino para chismosear, murmurar, maldecir a otros, y así sucesivamente, lo que se componen no solo como un "envenenamiento" hacia terceros, sino para ti mismo (tu corazón).

Pero entonces, ¿Cómo diferenciamos a un necio de un sabio? Por su "escucha" y por su "habla", el primero será profundamente "paciente" y "prudente", el segundo solo lo será pocamente, este último a pesar de que se desarrolle en la "lengua" con su "hablar" como el más "poderoso de los músculos" (guardando las proporciones) pero es el "más débil espiritualmente hablando" dependiendo de cómo la lleguemos a tratar, de allí que podamos destacar que las funciones del cuerpo no tengan nada que ver con la "parte almática", puede ser tenue o fuerte en otro, como le sucedió a Sansón,, pero también al revés, o pueda que no sea excluyente.

Querido amigo cristiano, estoico, secular, ateo, agnóstico o religioso en general, te queremos dejar claro que el "juicio no es malo" lo que es incorrecto entonces es la temeridad o mala intención de ese "juzgamiento", o de duda, opinión, sospecha que se tiene, frente a alguien, debido a su "actuar malicioso", es frente a ese "juzgar" lo que vemos, y otra muy diferente lo que "no vemos", "no probamos", aun así, sabiendo la "verdad", analicen que debemos tener una "caridad" o "piedad" sobre esos hechos en cuanto a lo que sostiene San Agustín como: "juzguemos lo que está de manifiesto", por ejemplo, ¿Cómo sabemos de alguien que se ha hecho pasar por el Mesías?, pues este es designado como "engaño", y esto es "juzgar preventivamente", o "mal juzgar" o "juzgar con la verdad" depende de cómo lo concibe, el sabio, necio, ignorante, etc, de allí que el "discernimiento", la "prudencia", y la "sabiduría", sea la pieza clave para solucionar este asunto.

Si yo le digo a un primo que es un "perezoso", porque lo veo todos los días acostados hasta las 11 de la mañana, no es un "juicio temerario", contárselo a otros estos hechos, (aunque no debería hacerlo) tampoco lo es, quedaría entonces en lo venial. Lo grave entonces sería él "como" lo digo, con escándalos o no, vergonzosamente o no -humillándolo-, en perjuicios de sus intereses, moralidades, honores, etc, ahora, si además digo que es un "fornicador" sin saber que lo sea, (aunque lo sea) pero yo no tengo prueba de ello sí que lo es, ya que siempre debe existir una relación de medida de lo que decimos con el "cómo lo decimos", porque no está mal tampoco el "juzgar preventivamente", como el guardar la llave del carro en una caja de seguridad, ¿o es que vas a dejar el dinero de tu cartera al albur de cualquier parte para que lo tomen?, a pesar de que haya alguien ahí que no conoces, estas "reprimiendo la coyuntura" (juzgando) no a la persona, no de que tiene "cara de ladrón" sino de las "circunstancias", en estos casos, dice el Espíritu Santo que "para la lengua del sabio es ornamento para los discursos". (Lingua sapientum ornat scientiam), (2022, p. 52).

Tendemos hablar más para supuestamente quedar bien con el otro, cuando sabemos menos del tema, y aún mayor cuando se tiene deseos, vicios, o sentimientos desordenados, y ahora como está la "sociedad de corrompida" la mayoría de las conversaciones giran mayoritariamente sobre "vanidades", y "estupideces", aquí, entre menos hables y das entender las cosas mejor será, de que vale hablar mucho y de que no te entiendan, o decir lo mismo que dice en las escrituras con palabras no santas, exponiéndose al ridículo sobre todo por los que sí saben, se dice en proverbios 13, 3 "quién vigila su boca, guarda su vida, quien abre sus labios, busca su ruina", frente a este hecho uno tiene que ser "vigilante", "centinela" de sus propias palabras, sobre todo cuando del "cuidar la lengua" se trate, decía San Ambrosio "ay de esas personas que tienen el -"vertido de la locuacidad-"" (tremelentiam loquacitatis).

San Francisco de Sales expresa en su texto "Introducción a la vida devota", "No digas: Fulano es un borracho", por haberle visto embriagado una vez; ni le llames adúltero por haber visto que cayó en este pecado. No debemos juzgar por mera apariencia en los demás porque podemos estar equivocados, si no existe un deber que lo exija, y no sabes muy bien el contexto, de la persona, no podemos decir que tal persona es "alcohólica" porque una o dos veces vimos una botella en su mesa, quizás no era de él, no lo sabemos, aquí el problema de estos juicios está en la "quejadera" y "criticadera" sistemática, y en no su enmienda, si yo pienso que tal sacerdote es malo en su prédica, o se lo digo, o no voy y ya, pero no se debe estar expresando a montones sobre su mala predica.

Mentiras, chismoseo, fanfarroneo, y de más, que se da de más ante "actos de habla" de vanidades, conversaciones libres, estupideces, difamaciones, calumnias, injurias, lisonjeados, adulaciones, opiniones "nada que ver", o palabras obscenas, inmorales, impuras, murmuraciones, maledicencias, inclusive dentro del "hablar demasiado" te puede conllevar a todo lo anterior (pecados mortales), esto, si no eres prudente y prácticas las "virtudes", en cambio el evangelizar, predicar, decir la verdad con sapiencia, difundir el conocimiento del derecho y de tu profesión, oficio lícito, o de Dios, aconsejar a otros a salir adelante, animarlos, exhortarlos, todos ellos con amor, en resumen, "amar al prójimo como a ti mismo" te llevará al éxito espiritual, recuerda, como dice en Santiago 1, 19 "todo hombre sea pronto para oír, lento para hablar y lento para la ira.

Toda discusión "inútil" y "vana" puede inclusive terminar en "juicios temerarios" y "discusiones pendejas", sobre todo en aquellas que no puedes controlar , el juego, la apuesta, entre ellos el fútbol, y otros temas populares, son los "hobbies" que más nos cuesta tiempo y que nos roban, en enriquecimiento de otros, piénsese en las redes sociales, si ustedes supieran lo que aprovecharían los "santos" y "ángeles" este lapso, realmente se haría lo que se haría, el interregno de lapso es más valioso que el mismo oro, ya que es "vida misma", aun a pesar de que no sea pecado en estricto sentido, llegar a perderla ociosamente sí que lo es, por tanto, toca ser modesto, templado y no ser burlón, y tratar de no salir con cosas sacadas de tono, esto, para evitar cualquier tipo de situación indeseable para Dios, es la "delicadez del lenguaje" la solución, el "cómo", el método del que se debe ir acompañado en conjunto con la "prudencia", si realizáramos un "examen de conciencia" (ejercicio espiritual) frecuente -askesis- nos daríamos cuenta que cuando se comienza "hablar mal del prójimo" podemos notar que no está bien permitirlo. Es indudable que no se causa perjuicio notable a la reputación del prójimo cuando se comenta un hecho de notoriedad pública, el cual le es desfavorable, pero tampoco está bien hacerlo con frecuencia (una cosa es comentar y otra la "criticadera" o "quejadera" de esos hechos ya comentados).

Ya hemos dicho varias veces que debemos de "practicar la virtud" entre ellos el de la "piedad" (don del espíritu santo) o de "caridad" ante opiniones ajenas, que nos resultan incluso favorable, a menos que se trata de un "juicio en particular jurídico", pues si eres litigante, debe relucir el mejor argumento para ganar, con esto no quiere decir que estés faltando a la verdad, sino haciendo lo mejor para que no condenen a tu cliente, el problema siempre será el "juzgamiento ocioso" o "malintencionado", como la jactancia de aquellos que hablan de lo que tiene o no tienen, trata de hablar de sí mismo lo menos posible, y de toda murmuración de la cual se derive un perjuicio grave al prójimo en su reputación, ya que resulta ser un pecado mortal. “el buen nombre vale más que la afluencia de riquezas”, en este caso los pecados cometidos contra el prójimo expresan Santo Tomás, "deben juzgarse según el daño que hayan causado; de esta fuente nace, en efecto, su malicia". (1947, p. 73).

Se dice en Salmo 39, 1-2, "guardaré mis caminos, sin pecar con mi lengua, pondré un freno en mi boca, mientras esté ante mí el impío", en este mismo libro en 19, 14, indica “sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón, refrene su lengua del mal, y sus labios no hablen engaño", el Señor para estos casos nos llama al "refreno", indistintamente de los "juicios pronunciados". ¿Cómo solucionar entonces el problema del mal juicio?:

● Sabiduría: es ese conocimiento en general que se obtiene por gracia de Dios y que se llega a tomar por la experiencia, del cual te indica del "como" actuar ya sea conforme a las "verdades", por tanto, este implica la "prudencia" misma y que bien lleva a la "purificación de la conciencia".

● Prudencia: es la base de las virtudes de los "actos de habla", nos experimenta el "que" debemos decir y sobre todo del "cómo" según la coyuntura del caso, el modo, el tiempo, las personas a quien va dirigida el mensaje, el lugar propicio, etc, esta práctica es posterior a la "sabiduría".

● Caridad o piedad: son las palabras, gestos, y hasta el silencio que se debe tomar en un momento en particular, del cual eviten el herir al otro, inclusive darle la razón (aun no teniéndola), o corrigiéndola con amor una mala acción, dando por sentado la "reprensión correctiva" empáticamente hablando, esta virtud lleva a la "humildad".

● Humildad: Es saber que lo se está diciendo es mentira, aceptar su realidad y comprenderla tratando de sobrellevar la actuación o corrigiéndolo con amor.

● Paciencia: Es saber cuándo hablar (conforme al tiempo), y mirar de forma decente y cautiva, aunque no estés de acuerdo.

● Compasión o empatía: Tratar a otros con cariño, respeto, o afabilidad frente al comentario o acto cometido por el prójimo. Ser empáticos y tener misericordias con ellos.

Teniendo en cuentas estas "herramientas" contenidas como "virtudes" o "dones" podríamos decir que saldrá un "buen juicio" de lo que queremos decir, ya que nacerá del corazón y no de la rancia ira, odio, envidia, o pleito que en últimas, nos enceguece, y nos abrevian la vida, y así como lo hace las preocupaciones y tristezas que nos hacen viejo antes de tiempo, en cambio el corazón bueno, bondadoso, honrado y sereno vive en continuo festín, es como si estuviera en un banquete, tal cual como se dice en Eclesiastés 30-24.

Señores y señoras, "nunca debemos juzgar antes de tiempo" y menos por las "meras apariencias", dice San Pablo 1 corintios, 4, 4-5, en pro de la consecución de un "acto espiritual positivo", este se realizará solo cuando es "justo". Lo i) "que" digamos, pero sobre todo el ii) "cómo" lo decimos marcará la diferencia de aquellos conductos con artimañas pronunciados por los "maledicentes", sabiendo que han faltado a la verdad, "tratan de tapar el solo con un solo dedo", con tal de no quedar mal, por tanto, no se enmiendan o reconocen su error, sino que las disimulan y en vez de aceptarlas se ofuscan. Decía Juan Clisímaco que aun viendo pecar a alguien de frente, no lo contundes, no lo azotes, solo Dios puede hacerlo, "sed lento en creer y más lento es juzgar" (tardus ad credentum, tadior ad iudicandum), y esto pasa recurrentemente por la corrupción misma de su corazón de la inclinación que tenemos mal desde el pecado original, son "meras concupiscencias", que solo se pueden corregir por medio de la compasión (empatía).

Por ello que debamos ejercitar todos los días este error, de querer el estar hablándole todo, "purificando nuestra conciencia", trabajando en las virtudes que nos hace falta, con la caridad, humildad, paciencia, y prudencia, que sumado a esa sabiduría para decir las cosas ya correctamente, escuchando más y hablando menos podemos comprender mejor la cosa. En este aspecto tener "enemigos" resulta importante porque son los que te subrayan lo necesarios de tus defectos para luego corregirte. Tenemos claro entonces que lo que sale de la boca no solo causa mucho mal sino también mucho bien, dependiendo de "como" la utilicemos, se dice en Santiago 3,2, "si uno puede controlar la lengua, puede controlar el cuerpo entero".

Estar en "gracia de Dios" te permitirá conseguir la "purificación" no solo de la "conciencia" frente al tema de la "lengua", sino de todo el "alma", ya que la iluminará y despertará, sintiendo de ella, así la energía y la fuerza divina necesaria para estar en comunicación con el Señor, por tanto, nunca permitas que te hagan descuidar la "santidad" y la "comunión" con Cristo por chismes, murmuraciones, la "maledicencia", "comentar la vida ajena" el "lleva y trae", etc, pues "el que mejor se prepara será para él la mayor la recompensa en el Cielo", mejor dicho la "abundancia de la mística", proviene no solo de tu "fe" y de tus "ejercicios espirituales" de ver o no las cosas sino también de la "acción", es decir, del corazón, del "que" y "cómo" decimos las cosas.

9 de septiembre de 2023

EN CONTRA DE LA "CONCUPISCENCIA" (EPITHYMIA): EL ORIGEN DE TODOS LOS MALES


"Mas yo, joven sumamente miserable, había llegado a pedirte en los comienzos de la misma adolescencia, «Dame la castidad y continencia, pero no ahora», pues temía que me escucharas pronto y me sanaras presto de la enfermedad de mi concupiscencia, que entonces más quería yo saciar que extinguir”. - San Agustín.

Mario Felipe Daza Pérez

Muchos asocian la palabra “concupiscencia” con el “placer sexual” y esta es apenas una de las formas principales en las que se manifiesta, ya que también puede ser tomado como ese “deseo desmedido” de obtener riquezas y placeres terrenales, o enfatizada también como aquella inclinación hacia "deseos descontrolados". Se dice que una vez Carlo Magno al acercársele un general de su ejército en "estado de embriaguez" con intención para saludarlo y con indignación, le expreso: "aléjate de aquí, das asco", el oficial al sentir tal rechazo, juro no tomar más, y cumplir su palabra. Si recordamos también la historia de Sansón nos podemos dar cuenta que este era considerado como un hombre fuerte y robusto, pero su cuerpo no era compatible con su alma, que era débil, (Jueces 16,1), porque si bien leen el versículo transcrito se dan cuenta que cuando se dirigió a Gaza cayó antes las fauces de una meretriz, ante la "concupiscencia de la carne".

Se indica en el diccionario de la RAE, que la "concupiscencia" (también puede ser entendido en la noción griega como "acrasia" en el -no actuar con buen juicio-, es decir, con descontrol) es ese “deseo ansioso” de bienes materiales, o “apetito desordenado” de placeres sexuales, de las cuales está prohibido por la Ley de Dios, debido a su "perversión". Este sustantivo es considerado como ese “estado de anhelo” (thymos), pero que generalmente es sensual (lo cual incluye la lujuria, y puede que otro pecado capital, como la gula y la avaricia) de lo que en el judaísmo se puede considerar como "yetzer hara" o "inclinación al mal", esto, antes de convertirse en lo que el termino latino se reconoce como "massa damnata", o “multitud condenada”, lo que en el lenguaje musulmán está en el término con la palabra "nafs" en árabe, siendo este concepto no tan preciso. En resumen, como en la mayoría de las palabras en la Biblia que se traducen como el “deseo apasionado" asociado a lo "perverso”.

Si nos vamos a Mateo 5, 27-28, encontramos a la "concupiscencia" como ese "deseo peligroso", inclinado al pecado y apegado a los vicios que está llevando a la "ruina" o "condenación" a mucha gente, entre ellos a jóvenes, dicho enemigo es astuto, porque no se ve, ya que germina como si fuera un grano, y que crece con el tiempo a medida que lo sigas alimentando, por ejemplo, el alcohol, las drogas, prostitución profanado a ese deseo material de conseguir cosas que no necesitas, aun no se lleven a cabo, por tanto, es una conducta que se da incluso en los pensamientos

En la filosofía helenística, en especial en el "estoicismo", con Zenón, su fundador. la "concupiscencia" ("epithymía", está relacionado al "orge" y "eros" distinguido más como juicio ético que religioso) era determinado como uno de los vicios abundantes también de la época, asociados al placer, también a la libido igual como distinguió Crisipo y luego Cicerón. Uno de los más sensatos dentro de esta escuela en época tardía, como lo fue Epicteto, expresaba que se debía luchar a toda costa contra este mal, ya que no solo perturba la parte física sino también el alma.

El gran apóstol San Pablo nos habla en primera de Tesalonicenses 4-5, sobre las cosas que le agradan a Dios y que no, y de lo que negativamente se refiere a es a la "pasión de la concupiscencia", pero no dice cuáles son, entendida esta como apetito, no solo sexual sino también material, lo que hace énfasis es el buscar la santidad y evitar la fornicación. En esta misma escritura se indica que es la voluntad de Dios que todos obtengamos la "santificación", por ello que debamos apartarnos de la impureza, por tanto, dejando a un lado eses deseos o placeres vanos, nadie debe estar engañando a otro ni por encima de otro, para conseguir lo que quiere, amarse los unos a otros.

El mayor estudiador de este término de la "concupiscencia" fue sin lugar a dudas, San Agustín (entendiéndola, como "lujuria pecaminosa", debido a su transmisión generacional -su concepción es metafísica- y no psicológica-, por tanto, todos los tenemos), este ultimo lo introdujo en varios de sus textos, indicándolo cómo el "vicio" desde el "pecado original" y que por tanto nos viene arrastrando hace mucho tiempo atrás. El pensador teniendo en cuenta en sus estudios al principio en Platón, mira en su fundamento principalmente en que el "alma es inmortal", pero que también mientras que se está en tierra su concepción va unida a la carne y al espíritu, ya que es uno solo.

Los ejemplos de la "concupiscencia" son muchos, no solo para los simples pecadores, sino también para los "santos" (y sobre todo estos últimos) se dice que una vez San Francisco Sales, le escupió la cara a una persona que le quiso tentar; Santo Tomas, le tiro un tizón encendido a alguien por lo mismo lo intento, y San Benito se arrojó a los espinos debido a los altos grados de presuntas concupiscencias en sus pensamientos, y también San Pedro, se bañaba con agua helada con tal de controlar este "vicio", otros, acudían a ayunos, mortificaciones, penitencias, etc., por ello, la importancia de estar en gracia de Dios.

También se cuenta que Teodosio fue una vez a comulgar, pero San Ambrosio (maestro de San Agustín) no lo dejó hacer, debido a sus pecados mortales, a lo que este trayendo como ejemplo al Rey David, como a Salomón, que fue adúltero y ocasionalmente homicida, no le había pasado nada, pues el sacerdote le expresó, que, si era tan bravo de imitarlo en la "concupiscencia", también lo debía hacer en la "penitencia", de allí que los santos no sean reconocidos como "tembleques", sino de "corajes".

El mensaje es salir de la "zona de confort", vivimos en plena vigilancia de nosotros mismos, y viviendo en sobriedad, y, por tanto, de ello que debamos evangelizar no solo en nuestra familia y terreno, sino si se puede en otras ciudades, ya que nadie es profeta en su propia tierra, es necesario que se diga de las verdaderas de la fe, conocernos nosotros mismos para poder hacerlo, con corazón, devoción, obrar y ayuda a los demás. De esta forma sabemos que la lucha no es contra la carne sino contra principados, dominaciones, etc, tal cual como se expresa en Efesios 6.

Me gusta mucho una alocución latina, que utilizan muchos los liberales y libertarios del común y que el gran economista Von Mises utiliza como eslogan (y toda la Escuela Austriaca de Economía, por tanto, no es coincidencia) y es: "Tu ne cede malis, sed contra audentior ito", es decir, no te rindas frente a la adversidad ["concupiscencia"] y enfréntala con mayor audacia, que en este caso seria "sabiduría", se dice que la frase viene de proviene de la Eneida (Siglo I a. C.) del escritor romano Virgilio y también tomado en el estoicismo por Séneca, en sus Cartas morales a Lucilio, frente a todo ello, nunca discutas con las tentaciones, ni dialogues con el "enemigo" porque perderás, solo destrúyelo, aniquílalo, recházalo, con la "vigilancia de los pensamientos", pídele a San José o San Benito que te ayuden o sigue sus métodos.

Así como no podemos atrapar la "conciencia", ni las "corazonadas", tampoco podemos hacerlo con el "aire", y la "concupiscencia" se trata así también, no puedes tomarlo y no trates de jugar con él, porque pierdes, es un verdadero tiquete a la condenación, sería mejor perder un ojo o una mano, que seguir en el vicio recurrente que te estaba llevando a la ruina, ahora, si tu encierras en un recipiente a ese "animal brío", tarde o temprano morirá, lo mismo pasará con los malos deseos o apetitos perversos, por tanto, como toda basura debe ir eliminándose, o suprimiéndose de tal forma que se extinga en vías a la "purificación" lo que va en contra de la "vía unitiva" de la "iluminación".

Toca ser prudente en el aumento de las virtudes, previéndose de todo, aumentando la fe, porque nunca saben ni la hora ni el momento, debes volverte exigente, pues no puedes esconder tus talentos, sino sacarlo y ponerlos al servicio del Dios, porque el que tiene se le dará y le sobrará, eso sí, viviendo con tranquilidad, trabajando todo lo que se pueda, según su capacidad, en la administración de esos dones, muchos que por pereza no hacen nada, y se vuelven apáticos, debemos negarnos a nosotros mismos, para la salvación.

Para Aristóteles este tipo de "lujuria" (constituida como especie de la "concupiscencia") se obtiene por parte del deseo humano, no solo en lo material sino también en lo espiritual, uno para el cuerpo y otro para el alma, es decir que actúa en dos vías, por ello que sea tan peligroso, porque afecta todo la "pisque" y el "nous", por tanto, trasciende la mente, concibiendo de lo que conocemos hoy como adulterio, fornicación, glotonería, avaricia, y entre otros pecados más, como una de sus subespecies, tomado como "soberbia del espíritu", o "inclinación del Yo".

Según la Iglesia, y siguiendo por supuesto a San Agustín, podemos distinguir tres clases de "concupiscencia", en su texto "Confesiones",   aquí, el Obispo de Hipona, menciona algunas, de las más recurrentes, y el primero de ello que tiene que ver con la "mirada libre", o la "curiosidad" (disfrazada cómo de "conocimiento", pero que termina siendo "vana"), el del puro placer de los ojos, como cuando estamos viendo una mujer muy hermosa, y de paso pensamos algún deseo sexual, solo en el pensamiento (o viceversa), y también puede extenderse en otros sentidos, como el olor, el oír, gusto, etc, que se enmascara entonces en el "deleite" no solo "sexual", sino también "material".

Fuente: Elaboración propia

Si por un lado tenemos la "concupiscencia ocular" (concupiscentia oculorum), también de esta se desprende en caso de materializarse o ejecutarse, la "carnal", que se gesta con la "cópula" en lo que tiene que ver con los pecados de la carne en sí misma, y ya no solo del espíritu enfermo, que permanece en nosotros que según Santo Tomas de Aquino se presente como un defecto pero connatural, que debemos eliminar por estar "caídos" desde un inicio y que puede ser grave, porque aun presuntamente saneado se puede extender hasta el matrimonio, por ello que sea importante incluso en estos sacramentos practicar los votos de continencia (como se propone en Mateo 21, 18-22) y castidad, para no permitir quedar subsumidos nuevamente de este mal.

Dice San Agustín en su libro "El matrimonio y la concupiscencia":

"Los que prefieren, por mutuo consentimiento, abstenerse para siempre del uso de la concupiscencia carnal, no rompen el vínculo conyugal; más aún, será tanto más firme cuanto más hayan sido estrechados entre ellos estos pactos, que deben ser guardados amorosa y concordemente; no con los lazos voluptuosos de sus cuerpos, sino con los afectos voluntarios de sus almas".

No podemos entrar nuevamente en esas discusiones que ya fueron refutadas en el pasado con las denominadas ideas maniqueas, pelagianas, arrianas, y demás que fueron desvirtuadas y que ahora quieren resurgir con otros nombres, sobre todo bajo la etiqueta del "protestantismo", y también de la "nueva era", del que algunas sectas determinan que evitar el pecado es casi imposible y terminan flexibilizando las reglas a su acomodo, subjetivamente, y no objetivamente, del cual les hace aún nunca superar la "concupiscencia", lo que le será imposible entonces conseguir la "gracia de Dios" y por tanto el grado de santidad.

Esta la llamada "concupiscencia de la carne", que corresponde como ya indicamos anteriormente, tiene que ver dar un paso más allá, al hecho de lo que los ojos por curiosidad "morbosearon" o "desearon" no solo en el aspecto sexual, sino también material, por ejemplo, con la "envidia", haciendo de ellos alguna activación de los demás sentidos, este tipo, no importa si la persona es soltera o casada (aunque en este ultima es menor, si se da la copula en su "estado divino", esto dentro de la postlapsaria, como orden social), puede ser cometida por cualquiera, porque su grado dependerá de su "perversión", pero que tendrá mayor efecto por supuesto cuando se trate de "actos sexuales" y esto se debe más que todo no como elemento emocional solamente, sino por "falta de voluntad" que no es "educada".

No me puedo considerar un "puritano", ni creo que nunca lo seré, humildemente trato de esforzarme para llegar a ese estado, porque la perfección solo se conseguirá cuando tengas la "santidad plena", que en este caso sería cuando estés "muerto", pues, el placer o el deseo derivado de este "vicio", pululara todo el tiempo mientras vivas, por ello, que debas aplicar la "prudencia", y la "sabiduría", con tal de minimizar estos costos, en lo relacionado sobre todo las pasiones, debes saber detener el pensamiento y por supuesto la acción, que bien actúa como una semilla, que no le debes regar ni dejar crecer, debes rechazar desde el inicio cualquier tormento para tu mente, cuerpo y alma, tal cual como se dice en Eclesiástico 18, 27-33) "el hombre sabio es precavido en todo, en la ocasión de pecar se anda con cuidado, tus deseos refrena, no consientas todos tus anhelos, ni te complazcas de la buena vida [encuentra la incomodidad], en suma, no te empobrezcas festejando con dinero prestado, cuando nada tienes en la bolsa".

Nadie puede decir que la tentación viene de Dios, y somos tentados porque el Señor permite su consentimiento, esto es falso, no hay excusa para escabullirse de estos deseos si bien tu no los rechazas, todos estamos expuestos a este mal, solo depende de ti, hacerte a un lado frente ello, cada uno es camino de sus propias "concupiscencias", lo que le mata es la necedad, el curiosear, aniquílalo con la buena voluntad, ya se dice en Gálatas 5-17, "Si vivís según el Espíritu, no daréis satisfacción a las apetencias de la carne ya que tiene apetencias contrarias al espíritu, y el espíritu contrarias a la carne, como que son entre sí antagónicos, de forma que no hacéis lo que quisierais, Ahora bien, las obras de la carne son conocidas: fornicación, impureza, libertinaje, etc". (Gálatas 5. 17-19).

Si nos damos cuentas, la "carne" tiene sus propios apetitos, lo mismo el "espíritu", y pueden que ambas tengan comunes y que cuando se unen, el mal del espíritu será mucho más terrible, pensemos en las "orgias", la "envidia", "embriaguez", que no solo nubla la mente en las decisiones, sino también afecta el cuerpo y ensucia el alma, en contra de los gozos del espíritu santo, lo que debemos luchar entonces es en contra de esa "concupiscencia" que se gesta desde la infancia, y que va originado desde nuestro antepasados, sanando intergeneracionalmente, a pesar de que hayamos sido bautizados, queda el renuente en nuestra psiquis que debemos batallar hasta al final de nuestra vidas, por ello la importancia de la "perseverancia", y quien lo haga "gana".

Antes, se decía que con Marcial, en el siglo primero se hablaba ya de tres tipos de "concupiscencias", uno referido al amor de las riquezas (philoploutía), otro al de los honores (philotimia) y por último a los placeres (philedonía) -este ultimo distinguido en lo ya referido-, la mayoría de los filósofos, historiadores, poetas greco-romanos hacían esta diferenciación, de lo que luego los monjes del desierto y los padres de la Iglesia también identificaron como males en contra de la visión beatífica, y por tanto, por ello que hayan adoptado el modelo asceta y de purificación, que en cierto modo comprometieron su "santificación", en relación a estas vías depravadas, o de caminos mundanos, vanos, en sombra de las semilla del pecado.

De las "concupiscencias actuales" identificables, podemos mencionar dentro de la subclasificación aquellos que son ocasionales de las habituales, que en todo caso lleva a la propensión de los deseos, ya sea comenzando como una semilla, o ya sea en las ramitas, pero que en nuestro caso es base de los demás pecados. Como con ella contrae al tercer tipo, relacionado a la "soberbia de la vida", que es el primer error por medio del cual "Lucifer" cayó, y de allí se derivaron los demás "vicios" (que aquí ahora colocamos de último, como sorpresa), pero que comenzó por supuesto como una "concupiscencias de los sentidos", tal cual como se describe en primera carta de Juan 2-16, cuando se expresó, "porqué todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo".

Si resistes con audacia, o bien con "sabiduría" a estas "concupiscencia", podemos expresar que consigues la "pureza" en su "plenitud", y por tanto, la "gracia" indicada para la "amistad con Dios", después de ello, no hay campo para otro pecado, porque bien no habrá semilla que deriva de otro más (al respecto, ver "Sobre la dimensión del Alma de San Agustín), y esto se hace por supuesto con la "continencia" y en su máxima expresión con la "castidad" como gozos del "espíritu santo", evitando toda tentación de curiosear, a lo vano, no estar pendiente de mirar o oler, sin justificación alguna, con tal del hecho de conocer más, ante la "vigilancia del pensamiento", y de lo que los griegos hablaban como "demon" -relacionado aquí con "Asmodeo", con tal de sanar las enfermedades del cuerpo y el alma.

Para resumir, todo comienza por la "concupiscencia de los ojos", la tentación más mortal hacia la "concupiscencia de la carne", que se gestó desde los al borde la humanidad con Lucifer cuando cayó debido a su "orgullo" (soberbia) referido a ese deseo vano y curioso de deleitarse por medio, y a través de lo terrenal, es decir por los "sentidos" disfrazado con el don de "conocimiento" y "ciencia" de querer saber más, cualquiera que sea de la base de los tres va a dar lugar por supuesto a los demás pecados, que, según Santo Tomas, seria a desórdenes tan graves como la gula o la lujuria, como origen incluso de la avaricia, la vanagloria de los que Evagrio Póntico denomina como los "ocho espíritus malvados", y por lo que en general el "enemigo" tienta no solo por este mismo espíritu sino también por la carne, a donde más le convenga.

En la identificación de las "tres concupiscencias", sería ahora muy importante que, dentro de nuestras oraciones, penitencias, sacrificios, etc, pidamos no solo "sabiduría", sino también el "discernimiento de espíritu", con tal saber cuándo el "enemigo" nos quiere tentar por la carne o por el espíritu, y es allí donde nace el "origen de estos males" porque no se oponen entre sí, es decir, se encuentran, y si tú las rechazas te dejarán de mortificar "hasta otro tanto tiempo", esto, sin nunca acabar hasta el último momento de tu vida, de allí la "perseverancia", y el "poder del control" y de la "dominación" hasta el "final de los tiempos".

3 de septiembre de 2023

LA "ILUMINACIÓN DE CONCIENCIA": UN CAMINO HACIA LA ESPIRITUALIDAD


"No puedes -iluminar la conciencia- si no sabes que hay dentro de ella"

"Ser -astuto- no es lo mismo que ser -sabio-, que veamos los árboles no significa que podamos apreciar el paisaje"

Mario Felipe Daza Pérez

Leyendo un reciente texto escrito por Christine Watkins, titulado: "Iluminación de conciencia: El gran aviso", ella explica en ese libro varios testimonios sobre las profecías que ha hecho el Señor y demás seres celestiales a diferentes personas en el mundo, en distintas naciones, edades, sexo, etc, explicándoles que pasara al mundo sino se "convierten", y por tanto, que será para aquellos que no profesan la fe, esto con el fin de que cambiemos nuestras vidas para bien, en formación de la "virtud cristiana". Algunos escépticos creen que se trata de un ardid o de métodos simples de la psicología que se pueden explicar fácilmente como el de la “abducción” o quién sabe qué o algún proyecto de los Gobiernos. Indistintamente de esto, el mensaje es claro para los que no están en "estado de gracia", muchos perecerán, se enjuiciaran, o se salvarán, podrá ser caótico porque se les mostrará lo que ha sido sus pecados desde su niñez hasta la actualidad como si se tratara de un "juicio" en particular.

De los conocidos (porque habrá muchísimos más) de lo que se le han revelado esta verdad (y de las que se menciona en el libro) podemos encontrar los casos de San Edmundo Campion, Beata Ana Maria Taigi, Papa Pio IX, Santa Faustina Kowalska, Grete Gasenforth, Elizabeht Kindelman, a las videntes de Garabandal, Padre Steffano Gobbi, Luz Amparo Cuevas, Sor Anna Ali, Sulema Gomez, Janie Garza, Luz de Maria Bonilla, Fray Agustín del Divino Corazón, Marco Ferrari, Gisella Cardia, Maria Esperanza de Venezuela, Padre Michel Rodriguez, Mariano, Alan Ames, Padre Steven Sheier, Vince Sigala, Nicolina Kohler, Rick Wendell, Dale Recinella, Chisthoper Winter, Rhonda L´heureux, Christina Georgotas y así sucesivamente cientos de ejemplos.

Desde la "filosofía helenística" se ha hablado de la "theoria", definida así misma como "contemplación" conocida como un "acto experimental" del cual comprende, entre ellos el "nous" o "pneuma" (espíritu), inclusive la "psique" (alma), de los primeros que hablaron sobre estos temas fue Platón y sus seguidores (de allí que San Agustín lo estudiara), esto, en cuanto a los “asuntos místicos” de la religión, también el teólogo cristiano Orígenes (de quien describió sobre la "purificación") y que luego lo haría Plotino, con la aparición del "neoplatonismo", entendida como conceptos de realidades "atemporales" o "aespaciales", de lo que luego la “escolástica” como escuela seguiría conociendo a través de la llamada "teología apofática", relacionado al "conocer de Dios" no solo a través de la fe, sino también por medio de la razón, bien como hizo el Obispo de Hipona o el mismo Santo Tomás de Aquino.

Para los griegos esa "theosis" se produce a partir de la "purificación del alma" que se consigue a través de lo construido por medio del i) cuerpo y ii) la mente, obteniendo así de ella, la "contemplatio" e "iluminación", y junto a esto, la "éxtasis", que significa, "estar fuera de uno mismo", de lo que desde el "plano psicológico" puede distinguirse como esa forma de "no autocontrolarte", y que inclusive puede ser inducida voluntariamente a través de sustancia alucinógenas, que es la que no hablamos aquí, sino la que se da "involuntariamente", como la que se practicaba en el "hesicasmo" o también con los "padres del desierto".

Dentro de la "mística islámica", a lo que estos le llaman en esta "vía" como "tarîqa" de lo que dentro del "sufismo" se afirma que se puede llegar a una "estación espiritual" donde esa "vista" del que podemos describir aquí cómo el "ojo de la mente", se abre para conocer a Dios se amplía ilimitadamente, lo mismo podríamos decir de lo que sucede en la cábala judía, dentro de esa "recepción" de las revelaciones del Señor a sus feligreses, y dentro del budismo (incluyendo algunas nociones del "hinduismo"), lo que le denominan "nirvana", o el llamado, Samādhi en el yoga; de lo que va inserto al conocimiento “satori” y que de la misma forma se incluye también en las "oraciones mántricas" y entre ellos el famoso "ohm", o ejercicios denominados "koans", ahora, si nos vamos allá, podemos encontrar también algo de "misticismo" dentro de la "ciencia", con la "física cuántica", con la introducción ahora de lo que se denomina como la "nueva era" (con el mal llamado temas de las “energías”), en la que famosos como Deepak Chopra, Panchita y otros, que ahora se inmiscuyen en este oficio contrario a las visión judeo-cristiana, que no es otra cosa que una práctica de las "artes oscuras" (de la que no sugerimos seguir).

Si nos vamos al plano de la "ciencia", expresa Mario Alonso Puig en su libro "Resetea tu mente" (p. 116) describe que es en la "unión" o la "sincronicidad" de las cosas, en donde se aloja la integración de los "dos hemisferios" del cerebro de la cual nos trae la posibilidad de no solo ver lo "racional" sino también lo "espiritual", consiguiendo de las dos partes un "diálogo permanente" de estas fracciones. La cuestión aquí no es utilizar uno solo, sino que los dos sumen en el desempeño, de un "hemisferio holístico" que bien esté relacionado con el "despertar de la conciencia".

Si analizamos entonces, es el "lado derecho" el que te hace ver cosas ya que el "lado izquierdo" no puede notarlo, porque está ciego (tal cual como lo presenciamos en el resto de la humanidad), en cambio, si llegaremos a utilizar los "dos hemisferios" podríamos conseguir de esta simbiosis una "sabiduría plena" en conexión con el mundo interior y exterior, inclusive con el más allá, de lo que no percibimos de la realidad, de este modo conseguiríamos de si una "consciencia unificada" de lo que en el "hinduismo" o en el "budismo" ("espiritualidades" que no compartimos) le llaman "nirvana" a diferencia de la separada "samsara" extrayendo de esto un "despertar" o "iluminación" (photismo) y esto es lo que consiguen los grandes "místicos del cristianismo" y diferentes religiones, mucho más profundo de lo que se inicia en la reproducción del hipotálamo en lo que los autores de la "nueva era" llaman como "meditación profunda" (cuestión que tampoco estamos de acuerdo en su percepción).

De la discusión reciente suscitada entre el neurocientífico Chistof Koch y el filósofo David Chalmers, en un estudio sobre la "conciencia" que hasta el día de hoy no ha podido ser resuelta del todo, de cómo el "cerebro puede generar" estos patrones, aún no ha sido probado algo así (incluso ha surgido la idea absurda del -panpsiquismo-, abordada de que todo en este mundo tiene consciencia, ejemplo, los seres inanimados o animados, como los órganos multicelulares, presuntamente porque tienen dolor o placer, o el hecho de sentir que están vivos o no), se ha expresado que neuronalmente el inicio de esta actividad no ha sido vista desde el registro de una "huella neuronal" hasta el momento, por tanto, no existe tal cosa como un "órgano productor" dentro del mismo de una "conciencia", pues, no se ha identificado ni siquiera en qué áreas se encuentran identificados con esta y menos que con su "iluminación", asumen que es el cerebro el único que reproduce los pensamientos y no el corazón, pero esto no es cierto, ya que solo una parte de él lo hace, de hecho se podría perder algunos fragmentos y aún seguirías teniendo “consciencia”. En últimas no sabrán, cuánticamente de este proceso, porque son cuestiones divinas, es como demostrar cómo se gestan las "corazonadas".

Sabiendo que hasta el día de hoy no se sabe cómo se "origina" la "conciencia", (Descartes decía que la mejor manera de solucionarlo es “no prestarle atención”), los neurocientíficos ni tampoco los psicólogos han podido demostrar su iniciación ni tampoco su "iluminación". Lo que de ello si podremos saber más bien, son las raíces de este "despertar", y que bien surge a partir del "misticismo", sobre todo del judeo-cristiano o abrahámico (desde lo occidental) de allí que se haya comenzado a hablar y a relacionarse con las Sagradas Escrituras sobre su existencia y de las revelaciones privadas (los videntes), aunque también se beba de la misma forma de las fuentes clásicas grecolatinas.

Volviendo a los "helenistas" y "neoplatónicos", de este modo en Plotino, se ve una gesta de los pioneros que defendió la "contemplación" (contemplatio) y el abandono del mundo (ascesis) como una forma de acercarse a la idea de la "iluminación de conciencia" se tratara, del como poder lograr la “unión con Dios”, del cual encontramos en este estado, inclusive antes con el Apóstol Pablo, nos encontramos con una reminiscencia, de la "experimentación" de la presencia de Señor a través del amor, y que luego vemos en San Agustín, del que intentó conciliar la filosofía griega y la cristiana, identificándose como el centro de todo, en camino a la "trascendentalidad".

Si nos vamos a la definición de lo que significa "misticismo", esta podemos entenderla como "mystikos", que es estar "cerrados", pero en la iniciación de lo que se refiere a la "conciencia", algo que te lleva a conocerte a ti mismo (gnothi seauton), la cual representa una realidad del pensamiento de lo que puede analizar en cuanto a la “unión del alma”, y de la visión de Dios, en esta vida terrenal. Se habla entonces desde esta plano de una vía i) purgativa, ii) iluminativa y otra iii) unitiva, la primera está relacionado a los trabajos, o sacrificios, etc, en el cual nos "purificamos" (por medio de la "askesis", es decir, a través de "ejercicios espirituales", como proponía San Ignacio de Loyola), y es la que tratamos de estar todos, para llevar una "vida virtuosa", la segunda, relacionada a la "oración", es como la “fase intermedia”, del cual tienes unos encuentros cercanos con el Señor, unos pininos, aunque en uno que otro grado -aventajados-, y el último, es la “entrega total del alma”, en el cual se consigue "iluminaciones", "éxtasis", "locuciones", etc, tal cual como la tuvieron muchos santos y lo tienen ahora muchas personas en el mundo, ejemplo de ello podemos mencionar a los "videntes de Medjugorje".

Como ya dejamos claro, que, si bien en todas las religiones e inclusive en las que se practica desde el lado del "enemigo", existe la "mística", esto no quiere decir que sean las correctas o que sean la misma cosa, porque, así como podemos aplicar el bien también el mal de la misma forma, pero no con los mismos objetivos. Lo que aquí seguimos es la que tiene que ver con la "experiencia unitiva con Dios" (teleiosis) desde la "visión católica", de la que los "budistas" (koinonia) siguen, pero con otra metodología (y de la misma forma el Evangelio de Juan) en la cual no compartimos su mirada. De allí que podamos desprender que aquí la que nos da esa "iluminación" es el "espíritu santo", a través de esa práctica ascética, de soledad, ayuno, humildad, sacrificios, autognosis, del que pueden ir acompañados no sólo los dones, gracias, sino también los carismas, tales como los milagros, estigmas, conocimiento sobrenatural, revelaciones, bilocación, etc, ojo, esto dependiendo de cómo se puede conseguir ya que en otra circunstancia dichas infusiones también se dan en otras "espiritualidades" ya sean con los paganos, neopaganos, con los de la “nueva era”, espiritistas, médiums, o los del “autocontrol mental” como la meditación del yoga, el reiki, relacionado a otra esfera que no aconsejamos seguir para nada.

Si mencionamos ejemplos dentro del "misticismo" en "vía unitiva" a esta "iluminación de conciencia", nos podemos encontrar con los "místicos cristianos", entre ellos a los "carmelitas", "orden pura" a la que me suscribo cuya advocación es la veneración (ojo, y no adoración, como muchos erróneamente creen) de la Virgen del Carmen, dentro de esta comunidad encontramos a Santa Teresita (véase, el texto, "Historia de un alma") o San Juan de la Cruz, estos, desarrollaron el "despertar" para con Dios en cuanto a las revelaciones de la fe.

Para que estos sucesos inicien primero debemos tener una "pureza", es decir, estar en “castidad”, y así mismo estar limpios de toda afección mundana, entre ellos, de estar alejados de los vicios y pecados que te corrompen, y esto se hace a través de lo que ya hemos dicho innumerables parágrafos en otros artículos: oración, privación, rezos, ayunos, sacrificios, caridad, limosnas, humildad, mortificación, etc, en suma, en la "práctica de la virtud", mejor dicho, es el "apego" el que no te permite ver el más allá, por ello que debas "abrir" tu conciencia hacia lo divino" (catarsis), una vez limpiada, es que se comienzan a tener algunos "destellos" o "aparecimiento" de esta "iluminación", incluyendo los combates de las tentaciones, con miras de conseguir la "unión mística", para luego llegar al "éxtasis", que es algo "indescriptible" del cual puede aparecer algunos “carismas” o “gracias”.

Desde el “plano personal”, como siempre me gusta contar, he tenido una que otra "iluminación de conciencia" en estricto sentido, pero contaremos una "iluminación" (de la que me incluye indirectamente) a la que tuvo hace poco un familiar, una vez estuvimos hablando de las revelaciones, y demás apariciones, y luego de llegar a varios puntos, semanas después, me cuenta casi llorando bien temprano que había tenido un sueño en el cual "Jesucristo" se le había aparecido (sirviéndole como instrumento, en mi persona, vestido de "carmelita") y le mostró dos lados, uno negativo, de cuando estaba en mi vida pecaminosa (concupiscencia), le aparecí con los ojos negros y de cómo era físicamente antes, y luego, una vez exhibido, le dice esa misma persona, ya te mostré el pasado, ahora te visualizaré el presente y el futuro y así fue que le menciono todos los pecados desde niñez hasta la actualidad, inclusive de aquellos que no había contemplado, y de que no tenía memoria, después de ese recorrido, le expreso ¿Qué tenía para decir?, la que en últimas endilgó, que como misericordioso, lo perdonaba por todos sus errores cometidos, y hoy en día luego de eso, radicalmente tuvo una conversión definitiva en su vida a la "vida católica".

Los "racionalistas puros y duros", y "escépticos" que no creen en estos "cuentos" (como lo yo era antes), pretendíamos valer cualquier justificación para decir que no era cierto tales "aberraciones" y que únicamente es una cuestión de la ciencia poder demostrarlo, después de todo lo que he visto, puedo expresar que no es tan así, si citan a Jung, o bien a Freud, es lo de menos, este último creía que este tipo de "experiencia místicas" se debía a una "sexualidad reprimida", o "deseos infantiles", "megalómanas" e "infantiles". En cambio, Maslow define estas etapas como "experiencias cumbre" en el cual la persona está consigo mismo en un "autoconocimiento", conforme a la "desconexión de la conciencia", pero que a la larga nada tiene que ver con lo que se siente con la "iluminación de conciencia" desde el plano "místico y menos con el llamado "misticismo cristiano", nada más lejos de la realidad.

Desde esta especialidad de la "ciencia social" o "mixta" se ha tocado el tema de la "psicosíntesis" como un enfoque de la psicología que expande los límites del campo para identificar un centro más profundo de identidad, en el postulado del "Yo" (recuerden el Circulo de Jena), tomando así que cada individuo es único y que términos del sentido del propósito de vida de cada quien valora la exploración del potencial humano. En este panorama se combina el desarrollo espiritual con la "curación psicológica" al incluir el viaje de una persona o la vía para la "autorrealización".

Para un psiquiatra como Roberto Assagioli (amigo de Jung) la "iluminación" es “autoconocimiento”, del cual consiste en que el "subconsciente" y "superconsciente" constituyen la "conciencia espiritual", en la mística llamada como "iluminación", lo mismo se puede describir con la "psicosíntesis" ya mencionada en el párrafo anterior (el "Yo", explorando el potencial humano" en el "desarrollo espiritual" hacia lo que él mismo puede hacer), de un "modo holístico", en i) mente, ii) cuerpo y iii) alma, transformando la "psique" de la persona, en pro de la "purificación del alma", en vías de buscar un "discernimiento espiritual", dentro la "transformación de la energía sexual" (por ejemplo, retención del esperma) a la "energía espiritual", pudiéndose hacer solo cuando existe "amor divino" hacia Dios (Unio Mystica), y armonía interior, significando esta una "curación interior", la cual implica penitencias, sacrificios, ayunos, pureza, etc, como fin de conseguir el "éxtasis", o "experiencias cumbres" centrado en el "silencio" en los "misterios de Dios".

Si ven, la "iluminación de conciencia" no es solo una noción "filosofía", sino también ahora "científica", pero mejor abordada desde un punto de vista "religioso", área que tiene mayor interés en este concepto, de lo que los griegos se referían como "henosis", desde el plano espiritual ya sea hinduista, budista, modernista, cuántica, o la que sea, ahora, desde el punto de vista cristiano es la que ha tenido mayor esplendor en el mundo occidental, de este modo podemos decir que "los medios" de todos ellos es el mismo, pero el fin no, esto, de lo que se consigue, que es la “plenitud” y la “verdad”. Lo que queremos decir con esto es que el "conocimiento experimental de Dios", en el plano terrenal se puede conocer, tal cual como lo expresa Santo Tomas, (cognitio Dei experimentalis), por tanto, una cosa es "iluminarse intelectualmente" (sabiduría humana) con una idea para la resolución de un problema jurídico, por ejemplo, y otra muy diferente "iluminarse divinamente" con respecto a las verdades de la fe (sabiduría humana).

En otro reciente libro que he leído del místico y monje cristiano Anselm Grün, titulado: "La mística: Descubrir el espacio interior", este dice, que "el cristiano del futuro, será místico o no será" (p. 6, tal cual como lo expresa también Karl Rahmer) y he aquí la connotación de la "humildad" una característica importante para el desarrollo de este "despertar", pensemos nuevamente en Santa Teresita o Juan de la Cruz, "carmelitas" que fueron "iluminados" en revelaciones y demás carismas otorgadas por Dios, a través del "Espíritu Santo", desde esta corriente nos presenta una oportunidad o solución al problema de la muerte o de la vida eterna, en considerarse de que esta apenas es el “principio del fin”.

Tener un "espíritu santo" en estado de "contemplatio" (concebido como aquel que lo escudriña todo, y del cual elimina toda acción mala, vicios, etc -purificándolo- encontrándose dentro de la consigna del "conocerse consigo mismo" del cual se genera con una confrontación con las cosas mundanas, de la vida ordinaria), sirve de un fin, para el misticismo y no de un medio, por tanto, no se trata solo de una "curación interior", debido a la visión de Dios de ver las cosas del cual penetra hasta lo más profundo del espíritu de los hombres, de lo que el monje cristiano Evagrio Póntico denomina, (siguiendo a los griegos) como "logismoi" (unión de pasiones y emociones) y "apatheia" (quietud del alma), en lo que atañe a su "vía unitiva". Por ello, es que estos “carismas” vayan de la mano con la "humildad" que es la verdad misma decía Santa Teresita, esto, considerado como "actitud mística" en la liberación de todas las “cosas vanas” de lo que Casiano llamaba como "puritas cordis" o "pureza de corazón" realizado a través de la "meditación" u "oración mántrica", pero a partir del cristianismo en el seno del Corazón de Jesús, por medio de los ejercicios espirituales que San Ignacio de Loyola propone, entre ellos, el rezo del Rosario con devoción, o los cantos gregorianos, de allí que se pueda conseguir este “plus”, que va anejo a la "pureza del alma".

Querido lector, lo que podemos dejar claro de todo lo expresado en esta entrada de una vez es si usted se le ocurriera alguna vez conseguir la "iluminación de conciencia" “involuntariamente” a través de peticiones, solicitudes, o por medio de la oración no se debe desprender de la "actitud mística", porque además de los requisitos anteriores, esto, conlleva además, otras cargas, como la privarse temporalmente/absolutamente de cosas materiales, preocupaciones terrenales, debe estar libre de todo estrés sobre todo emocional y del "desapego mundano" (en amplio sentido), esta misma idea es compartida por los monjes cristianos y entre ellos, por parte del ya citado Evagrio Póntico.

Ahora, independiente de si seguimos a los griegos, a las distintas religiones o no, en todo caso para conseguir este "despertar", usted debe estar siempre en un "estado de purificación" y de "gracia", que en todo caso no todos lo tienen, y que luego, se consigue a través de la perfección o al menos del "esfuerzo" de en la "práctica de la virtud" en este caso, católica, conocida este enfoque como "vía unitiva", y que solo se obtiene por medio de la "contemplatio" (p. 42), tal cual como lo consiguieron los grandes Santos, y entre ellos San Agustín, San Ambrosio, Santa Francisca, Santa Rita, Santa Liduvina, etc, todo ellos unidos a un contenido de un "misticismo cristiano".