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2 de marzo de 2023

"CREA TU REALIDAD A TRAVÉS DEL PODER LA MENTE" UNA BREVE CRITICA A LAS IDEAS DE JOE DISPENZA


Por, Mario Felipe Daza Pérez

De tres textos recomendados que me ha sugerido un amigo sobre un autor no común llamado “Joe Dispenza” en el cual trata de mezclar algo de “neurociencia” y “cuántica” me ha llamado de él la atención de algunas cosas curiosas, pero que no me dejan de cuadrar hasta el momento, pues, puede que en el futuro las cambie o no. El autor más que contener términos profundos de estas especialidades, uno de la medicina y otro de la física, creería que no trata profundamente ni lo uno ni lo otro, parece más bien textos de “auto-superación” con algo de “pseudociencia”.

Los textos del “quiropráctico”, que son: “Deja de ser tu: la mente crea la realidad” (2012), “El placebo eres tú: descubre el poder de tu mente” (2014) y “Sobrenatural: gente común y corriente haciendo cosas extraordinarias (2017) son muy parecidos en su contenido, el primero que él escribió no lo leí, que es “Desarrolle su cerebro” (2008) pero creíamos que con la lectura de sus últimos libros serían más que suficiente para tener una certeza de la “idea central” de su pensamiento.

Para comenzar y haciendo una mezcolanza entre los tres libros tenemos que trata de proponer un “cambio de la mente”, a través de unos hábitos, pero sobre todo en los pensamientos de las personas, hasta conseguir inclusive sus lados más subatómicos, lo que llama como “ciencia del ser”, cree proponer que todos tenemos una “energía”, desde el punto de vista “cuántico” que permitirá cambiar la realidad de nuestras vidas y del cual estamos conectados todos, como si se tratara de una red. Y de esto último lo comparto porque incluso ya se ha venido hablando no solo del “genoma”, “microbioma” o “proteoma” sino de las “conexiones bioeléctricas” en la cura de las enfermedades, tal cual como lo está haciendo el Dr. Mustafá Djamgoz este cree por ejemplo que: “Los fluidos de nuestro cuerpo están llenos de iones”.

Ahora, si creemos que puede existir una conexión entre “cuerpo”, “mente” y “alma”, así mismo entre “bioenergía” (cuántica) con “neurociencia”, de lo que se llama como “electroma” o “electrobioma” (aunque sean estos dos últimos un neologismo) es algo que apenas se está investigando pero que al parecer el Dr. Dispenza ha venido comentado en sus libros y que según este puede servir para el tratamiento de todo tipo de enfermedades y del que también puede que afecte los quehaceres cotidianos como la salud, la riqueza, como todos los objetivos propuestos, pues porque todos, según este, estamos entrelazados a través de la “energía” y la “materia”, por ello cree que los “pensamientos positivos”, por ejemplo el estar agradecido, sonriente tiene sus respuestas en la vida cuántica, al revés, la ira, el egoísmo negativo, repercute en tu ser con tu “bioelectricidad” que no es deseable, por algo que lea en él algo de “tufo” de “efecto metafísico” aunque este lo deniegue.

Los pensamientos, como los recuerdos que tengas día a día, hará el “entorno” no solo en el que te rodeas, sino con quién, todo ello hace que cambie la realidad, de lo que se traduce como una experiencia más tarde de lo que serán las cosas mediante estas “señales electroquímicas” del cual están conectadas en las diferentes glándulas entre ella la más importante y que menciona de último, como lo es la “pineal” o “epífisis”, al que le llaman el “tercer ojo” desde el punto de vista espiritual (de hecho le da un sentido misterioso a su origen). De los textos hay mucho que comentar e inclusive que refutar teniendo en cuenta que fueron escritos hace algunos años, y que ya han cambiado algunos conceptos en cuanto a la relación mente-cuerpo o cerebro, entre otras cosas.

Como libro de “autoayuda pseudocientífica” (aunque este no es el sentido que le da) trata de establecer una conexión entre los “estados mentales” y la “cuántica”, pero a su manera, a través de la “meditación”, por lo que habla de unas “ondas cerebrales” (beta, alfa y zeta) que es la forma verdadera de comunicarse entre seres, e inclusive no vivos. Este se centra en aquella parte del cerebro denominada “cerebelo”, para llevar a cabo sus hazañas casi científicas, dejando por fuera, pero no siendo menos importante la “neocorteza” (que es donde se procesa el pensamiento) y el sistema límbico (emociones) mejor dicho los conecta, pero le da prioridad al primero junto con la “glándula pineal” que es donde se produce la “melatonina”.

Siendo el cerebelo donde se sitúa lo automático, los hábitos, las conductas, las creencias, los recuerdos, es allí donde se establece el alma -aunque se situaría más bien en la epífisis- y es ahí el lugar donde proviene la “sabiduría”, del que podemos decir que es una mezcla de “conocimiento” y “experiencia” con el efecto de adquirir un “estado mental puro” que te transforme dado en el “autoconocimiento” por conducto de la “meditación” (todo lo reduce a este punto prácticamente).

Trata de decirnos en su “pensamiento místico” que lo que expresa en sus textos no es una “propuesta metafísica”, pero al parecer a nuestro criterio sí lo es, ya que se trata de una mezcla de la que llama “ciencia del ser”, en búsqueda de una actitud, que consiste en ese “placebo” tratado como marcaciones inclusive más poderosas que la misma medicina (como los antidepresivos), y coloca ejemplo de cómo personas aliviaron el dolor pareciendo que eran drogas que le suministraban, o como tratamientos para el Parkinson funcionaban, expresa tajantemente que el “cuerpo humano puede actuar como si fuera su propia farmacia produciendo sus propios analgésicos” cuando crea que así es. Nadie discute que este efecto terapéutico puede ser una gran señal de “autoengaño” (activación de neurotransmisores, mejor dicho, por cuestiones de “endorfinas”) para el cerebro, pero el autor lo lleva a niveles máximos del cual no nos convence, al menos no su enfoque.

El “placebo” figura al que la de mucha importancia podría actuar a través de tus pensamientos, acciones, en esa parte del “cerebelo” que permite construir hábitos de las cuales también cambian con la epigenética de la vida del ser humano según lo que haga: por ejemplo: en la vida saludable, una vida placentera, pues todo ello marcaría aquí los futuros genes a los descendientes, y esto no es nada nuevo. Es cierto que las ideas en práctica cambian todo esto, pero es por la conducta tomada no por el placebo que se crea del mismo (de hecho, el primero en utilizarlo “científicamente” fue Henry Beecher en 1955, cuando publicó el texto “El poderoso placebo”), de ahí que nuevamente repita a cada rato que la “meditación” sea la panacea (le llama la “alquimia”) a estos problemas con el reto de poder construir una “mente prodigiosa” que sea fortalecida por nosotros.

En suma, si el “placebo” depende de ti, la solución la tienes tú, a través de tus pensamientos, y este presuntamente se consigue fácilmente pero a través de la “meditación”, pues, este es el resultado que siempre propone en los tres textos, por tanto, se repite como mantra esta tesis, de lo que para nosotros es más bien de lo que él mismo indica que no es, un “proyecto metafísico” (que le llama “coherente”), pues, si analizan bien todas sus ideas se centra en lo que denomina como un “territorio místico”, pero no comprobable, aunque muestre algunos estudios de sus famosos experimentos de las “ondas cerebrales”, de la “eficacia de las oraciones”, o de “encuentros de encarnación” (parecido a la prédica de un pastor), del cual pretender utilizar la “ciencia” a partir de unos supuestos de la “física cuántica”, pero que no pega ni con goma, esto, como “realidades electromagnéticas” del cual hace efecto a partir de la “mente subconsciente” en el que se sitúan los programas y demás hábitos del “nuevo ser” guiados por unos “centros de energía” proyectos por glándulas y plexos (tubo prana) a través de la meditación.

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