“El cristianismo es lucha, es esfuerzo, es ayuno, es oración, es estar en vela, es un despertar permanente”.
Elder [Anciano] Justin Parvu de Rumania
Mario Felipe Daza Pérez
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Siendo este el último artículo dominical del año, queremos hacerlo conciso, más práctico que teórico, para aplicar, desde hoy, fecha de su publicación, o al menos al día siguiente hasta el próximo año nuevo, 1 de enero de 2025, como método para limpiar (sencillo) nuestro intelecto, que en otras circunstancias se le podría llamar de forma secular como “ayuno de dopamina”, lo que se pretende es borrar todo tipo de basura o de información que te haya llegado a tu psyche (o descansar de ella), y poner a prueba no recordar pensamientos que perturban, para que tengas un descanso de lo acaecido en el año, de lo que se endilga no solo es minimizar las redes en estos días, sino tratar de no verlas, ninguna, a menos que sea una justificación, emergencia, y así mismo acompañada de oraciones, y ayunos (si se le quiere sumar fuerzas) como de una que otra vigilia, por durante de 1, 2 a 3 días.
Después de la celebración de la navidad, e inicio de la misma que se da a media noche entre el 24 al 25 de diciembre, comienza lo que es al año realmente lectivo espiritual (y el famoso jubileo de la esperanza), y no precisamente el 1 de enero que hace parte del calendario [astronómico] gregoriano (ideado también por la Iglesia), durante este semana tenemos lo que se conoce como la octava de navidad, y que se celebra con la fiesta de la Madre de Dios (Santísima Theotokos) luego con la epifanía el 6 del primer del año, y del cual va disminuyendo su furor hasta la presentación del Tempo de Jesús, pero realmente se acabe esta misterio gozoso, cuando es bautizado Cristo (12 de enero, para otros el 13 o 14 del mismo mes), por el protomártir, San Juan Bautista, de allí que comience los misterios luminosos con el ejercicio de su ministerio público, por tanto podemos decir que cada etapa/fase está conectado la una a la otra, por ende no podemos hablar de pasión, sino antes no hay nacimiento, y así mismo actividad de su misión.
Estudiando un poco la “ciencia de los santos”, que no es otra que volver al análisis de la patrística y la ciencia monacal (occidente y oriente) muchos de ellos, según las escuelas, entre ellas la siriaca, destaca un valor importante sobre lo que debe ser la “limpidez del intelecto”, de lo que los griegos llaman “nous”, del cual puede ser limpiada por varios medios, según el vicio, o pecado en particular, por ejemplo, para el monje Yauspeh Hazzaya (véase, “Las tres etapas de la vida espiritual”) el intelecto necesita de humildad para así borrar todo registro de imagen (representación) idolátrica, si se trata por ejemplo para combatir la fornicación o ya sea la lujuria en general, se necesita además de mucha oración, el ayuno y la vigilia, para que vaya debilitándose este furor como actividad negativa en el alma, hasta que llegue a desaparecer en tu mente.
Todas las actividades del alma, que le podemos llamar operaciones del espíritu, no necesariamente son santas, sino en lo que respecta a su limpieza necesita violencia por parte del sujeto-activo, esto, no es de pereza, sino de fuerza, de lucha, para no poder sucumbir, por eso que debemos decir que se necesita más de practica que de teoría para poder vencer. Por mucho que escriba en esta ocasión de esto, se trata más de hacer que de decir, el fin es que el intelecto se le otorgue el conocimiento espiritual requerido para este combate, y salir librado a través de la gracia que se le confiere. Algo necesario para esta etapa además de las dichas, es el estar en soledad, en un desierto, aunque se esté acompañado, es aplicar la vida ermita por unos días, o el tiempo que se requiera, para así tener el discernimiento necesario para distinguir el mundo visible del invisible y acrecentar la vida espiritual del cual se alterna la iluminación con periodos de gracia (pruebas) que fluctúan entre las tentaciones hasta las caídas, con las levantadas con tal de obtener humildad.
Es muy fácil decirlo, cosa muy diferente aplicar la desnudez de los pensamientos mientras estamos orando, o recordando a Dios, ya que se nos viene muchas veces, imágenes impuras, del pasado, presente o de lo que será, solo para distraernos. En estos estadios se debe mantener la humildad, no solo en la no aceptación de dichas representaciones, sino el rechazo de la misma que si es una tarea laboriosa, el hecho de dialogar con ellos, puede entrar a maquinar cosas, y a tentar, hasta que termines por dar el beneplácito y luego caer (obrando o en pensamiento impuro). En estos casos los monjes nos aconsejan según lo dicho, el salmodia, (o el rosario para nuestras ocasión), las fatigas corporales como el ayuno o la vigilia, pero con moderación para así no agotar la mente, lo que le llaman la fase psíquica, con orden y disciplina, sin desbordar el horario de oraciones que tengas para así ir cultivando el recogimiento (hesiquia) hasta conseguir poco a poco una purificación, que según San Macario el Grande, solo Cristo tiene el poder de esta fuente, de hacer secar y desaparecer estas heridas de pensamientos impuros que brotan.
Siguiendo al teólogo ortodoxo Jean Claude Larchet y a su vez el atleta Hesiquio de Batos, hablando del hesicasmo, expresan que como condición sine qua non para esta limpidez se hace necesario eliminar del corazón, por tanto, ex ante de la mente, todo tipo de representación e imagen, dentro de la vigilancia (nepsis) que se ejerce en soledad, en recogimiento. De este modo para aplicar a la perfección es necesario la hesiquia, el silencio, el recogimiento del hombre interior, para recibir así el conocimiento, aprovechando las facultades/potencias humanas en su reorganización, cuya labor es puramente espiritual, ya que gracias a la cogida del Paráclito, por medio de la oración incesante, como la atención [fija] busca y une a la mente de Dios para con Él, quitando de sí la propia desnudez de los pensamientos impuros, y conversando con la Santísima Trinidad.
Lo que debe hacer el hombre es concentrar su atención, en la limpieza de estas formas imaginarias, y entrar al terreno de la oración para conformar así la vía unitiva que lleva el camino hacia lo místico, lo divino, una oración indestriable, que es pura, haciendo de sus esfuerzos para tener un recogimiento perfecto del espíritu, consiguiendo la iluminación (gradual) lo que llaman los padres, como la “theoria”, primero purificándose con la “limpidez” en consecución de obtener las energías increadas del Espíritu Santo. En esto se basa la perseverancia, esa firmeza, para resistir hasta la muerte, sin cobardía, sino con valentía, como alma magna (magnanimidad) quien busca recuperarse de las impurezas, y combate con las pasiones (impasibilidad), como el de la negligencia, en estos casos la luz se difunde en la oscuridad (fase de fluctuación), de las tinieblas (influencia demoníaca), pero es necesario a veces para el trabajo de la limpieza, sin nunca caer en desobediencia, aceptación de pensamiento, diálogo, desesperación, o peor en orgullo.
Sin duda alguna la limpidez del intelecto hace parte de las etapas primero, físicas, luego almáticas y por último espirituales que nos corresponde apropiarnos para avanzar, en especial de la fase psíquica, para poder llegar a la última que es la pneumatológica, en estricto sentido, que se consigue en la lucha mental contra las pasiones, tentaciones, pensamientos, imaginaciones, que podemos llamar literalmente el vagabundeo del desierto de Egipto y sus plagas, como las del mundo propuestos a través de sus faraones, que no es otra cosa que el ambiente material en el que nos desenvolvemos, de allí que para no caer cautivos de sus garras, debemos no dialogar, en algunas cosas, en otras, rechazar, reprender o renunciar, a esas representaciones, para así poder entrar a la tierra prometida de la iluminación (theoria), pero esta se consigue con fidelidad, cumpliendo la divina voluntad (fiat), la obediencia con humildad, como fin último obtener la luz de la gracia, que es la deificación (theosis), para llegar a ser puros como niño pequeño para ir madurando.
Si nos damos cuenta los pensamientos, imaginaciones y todo tipo de representación es aprovechado por los demonios para hacernos caer ex ante de la acción u obrar en la psiquis, de allí donde radica la mayoría de la lucha espiritual, en la fase intermedia, fluctuante del combate mental, pero esto tiene remedio, por eso como limpidez, tengamos que ser obedientes, humildes, en la rutina diaria, a veces flexibilizada según el contexto, en la disciplina demarcada por nuestro guía, o mentor, ya que recordemos que muchos de las ideas fantasmagorías (phantasmata) puestas vienen del pasado, presente o futuro, de lo que los ortodoxos llaman prelest, o los anglosajones modernos como “gaslighting”, del cual el enemigo se aprovecha de ellos, para confundirnos, inducirnos al error, en la lucha. mantengámonos firmes, seamos conscientes que esta vía en donde entra radica tus fuerzas (esfuerzos) aunado a la ayuda divina (gracia) para repeler estos ataques y podamos así llegar a la virtud en la escalera subiendo hacia Dios.
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