“Pero si por el Espíritu de Dios expulso yo los demonios, es que ha llegado a vosotros el Reino de Dios”.
Mateo 12:28
“Somos colaboradores de Dios”
San Pablo, 1 Corintios 3:9
Mario Felipe Daza Pérez
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Entendiendo un poco sobre el reino espiritual y sus normatividades según la tradición, tenemos que dentro de este ámbito (como pasa en la sociedad, pero cuyo eslabón es más sofisticado, ordenado, configurado…) existen unas “leyes” que deben ser cumplidas o no (subsunción) según su estándar, del que podemos llamar “reglas” de las cuales algunas de ellas son inalterables, otras parcialmente modificables, de hecho, se puede hablar incluso de unos “derechos legales”, como si de aplicación del Ius Civile se tratara en estas instancias, del que incluimos un “sistema administrativo de justicia”, estructurado según una jerarquización pre-establecida, compuesta parecidamente como si fuera territorialmente algo así, una “monarquía constitucionalizada”, en términos humanos, pero perfeccionado bajo un andamiaje decisorios de libertad.
Muchos racionalistas, ateos, agnósticos, le puede parecer interesante, creativo, a otros irrisorio, chistoso, ridículo, u otros calificativos que serán bienvenidos en su introducción, igual, no tratamos de escribir algo científico, ni por casualidad (porque es teológico y espiritual, según la experiencia), por tanto, no le probamos nada a nadie, sino que se esboza, en todo caso, la descripción —para los que creen— de este mundo, según como lo ha venido componiendo los Padres de la Iglesia, los monjes, santos, y demás las Sagradas Escrituras, entre ellos, teólogos que tienen conocimiento sobre el tema, entre estos, exorcistas, o grandes escritores como Santo Tomas de Aquino, e inclusive psicólogos expertos como Adam Blai, quien dice que este Reino y las leyes que la componen son netamente legalistas (positivistas).
Si nos remitimos al texto bíblico tenemos que San Pablo, fue muy exacto/contundente en describir como está compuesto el reino espiritual en Efesios 6 por ello que sugiera armarse con la gracia de Dios, y tener una armadura para combatir, y poder resistir contra las asechanzas, “insidias diaboli”. Termina diciendo en el versículo 12: “Porque nuestra lucha no es contra la carne y la sangre [humanos], sino contra los Principados, contra las Potestades [exousia, gobernar jurisdicción], contra los Dominadores de este mundo tenebroso [Demonios o ángeles caídos], contra los Espíritus del Mal que están en las alturas [primer y segundo cielo]”. Debe entenderse aquí varios conceptos que no entraremos a detallar, entre ellos, el de autoridad [administrativa], jerarquía [organización], dominio [área, centro de operaciones]. En todo caso, como se prevé el combate, su lucha nos afecta a todos.
Desde este enfoque esgrimimos que el Reino Espiritual y sus leyes son netamente iuspositivista, del cual se cumplen o no se cumplen y estas además están compuestas en reglas y subreglas que se subsumen en un mundo que llamamos cosmológicas (eternas), naturales (racionales), preter/sobrenaturales (divinas), como humanas (positivas) para resumir mejor, la consideramos de la siguiente manera:
- Leyes eternas: Son aquellas normas que son inalterables, determinadas en componer el cosmos y todo lo que deriva de la creación, aunque podría haber cierta alteración de ese orden (sin que signifique caos), según voluntad divina: conservación de la materia y su posible modificación, la gravedad, etc.
- Leyes divinas: Son aquellas normas que son inmutables por naturaleza, pero que puede ser alterables por Dios en ciertos casos y excepcionalmente, por divina providencia, ya sea por solicitudes fervientes, súplicas, gracias, etc, mientras que no vaya en contra de la primera ley, o por cláusula pétreas, como sucede con las llamadas causalidades que se convierten en Diosidencias, cura de enfermos, ocasión de peligros, etc.
- Leyes racionales o naturales en estricto sentido: Son aquellas normas que nos son dadas para mantener el orden de la creación bajo unos parámetros normativos, se trata de la consecución de la belleza divina (pulchrum), pero son alteradas normalmente por el hombre cuando las transgrede, indistintamente de su condición religiosa (aquí entra la paradoja del bien y del mal), o secular. Dentro de ella se lleva de paquete antropológicamente hablando, una "conciencia espiritual", inserta en el alma, por lo que es aplicable para todos los seres humanos —sin excepción— (incluso a recién nacidos, según investigaciones del neurocientifico Mariano Sigman), por tanto, entra quieras o no al nacer la noción de justicia (así seas un Robinson Crusoe, o vivas en el Himalaya), luego se deriva de ella la aplicación de la misericordia según la voluntad [divina] providencial (que es una excepción motu propio), y que es ajena a nuestros juicios.
- Leyes positivas: Son aquellas normas que hace el hombre netamente para vivir, siguiendo las leyes anteriores, en principio, que son alterables principalmente por apartarse de la verdad, (ignorancia, negligencia u olvido) y que puede ir contra su propia naturaleza, como sucede cuando se expiden leyes de aborto, eutanasia, y otros temas irracionales/contra natura (como las que propone ahora el transhumanismo), en otros casos podrían ir cierto sentido en consonancia con las normas anteriores, que debería ser lo generalizado, lo sano, correcto, como lo son las normas que prohíben o permiten algo en específico.
Como muchos creen las leyes del Reino de Dios sigue una pirámide normativa (como la que se dice de Kelsen o de su creador Merkl, discípulo del primero), por tanto en esta escala, se tiene como si se tratara de una constitucionalización o más bien de una divinización de estas leyes, que van bajando hasta consolidarse según lo que se configura en esta “monarquía legalista” (benévola), por tanto no es culpa de Dios, sino del hombre hacer leyes positivas que vayan en contra del sentido natural (derecho naturales) del ser humano (como las que ahora se diseñan desde la presunta singularidad), por eso es que al positivista no le importe mucho estos conceptos internos (de allí que encontrarás ateos, cristianos, o no defiendo esta tesis de la separación moral), del cual resurge la idea que nos toca darle al “César lo que es del César y Dios lo que es de Dios”. Lo correcto sería entonces tomar a través de la “intersubjetivización de la justicia” (que podemos llamar tambien de valores morales objetivos) su consolidación, regulando sus aspectos, pero para esto es necesario contar con una sociedad netamente culturalizada, es decir que comparta las mismas esencias culturales en nuestro caso, del Evangelio, como modelo a seguir.
Teniendo claro brevemente que existen distintas leyes, contamos tambien que para que pueda existir justa, eficaz y válidamente, es necesario exigir su cumplimiento, pero que sea valorada es menester contar con la libertad del hombre, que no es otro cosa que el llamado “libre albedrío” o a veces, aunque de mejor forma denominado “libre voluntad”, en exclusivo de lo moral en el que el hombre decide si se abstiene del mal o no, sino tambien de hacer el bien, esto implica por supuesto una modificación y una subsunción a las reglas y distintas subreglas de las normas que la componen, dentro de este contexto dado. Una vez decides hacer esto o aquello, otorgas por así decirlo según tu manifestación sea: expresa, tácita, completa o parcial, a los seres (divinos o no) alguna clase de “derechos”, que podemos llamarlo según la concepción "ius civilista", como si de posesión, o mera tenencia se tratara, en el que se incluye no solo a personas, sino tambien a inmuebles, objetos, animales y hasta de líneas familiares (cortes generacionales).
Partiendo de una base antropológica netamente cristiana-católica-ortodoxa, el hombre se compone de tres (3) elementos, esto son, i) cuerpo (soma), alma (psyche) y espíritu (pneuma), del cual San Agustín la reduce a las dos (2) primeras. Según el exorcista Luzón Peña, somos “espíritus corporizados” en “cuerpos espiritualizados”. Está claro que el alma solo le pertenece a Dios [propiedad o nuda propiedad], y no puede ser tocado ni siquiera por el hombre, solo trabajado (acciones, virtudes, esfuerzos) o influenciados por los demonios, la carne o lo mundano (tentaciones, pecados, faltas, vicios, rencor, ataduras, maleficios, heridas del seno materno: directas e indirectas), a la final cuando mueres regresas a su esposo (místico), la Santisima Trinidad, o se separa (condena). En lo que respecta a la primera sustancia, siendo concupiscible, corrompible, lastimada, podemos decir que hace parte del mundo, de la materia, por ello que toque renunciar a ello, en pos de la salvación, y de allí que el hombre haga de él lo que quiera (para bien o para mal) aunque se estime que sea un templo del Espíritu Santo, del cual debe ser cuidado con pureza, aun así, dentro de la libertad el ser humano tiene la facultad para decidir tomar un mal camino o distinto.
El hombre, por medio de su actos, pensamientos, obras, palabras u omisiones, toma decisiones para el alma (inclusive sin que necesariamente se manifieste en actos materiales, pueden ser mentalmente ejecutados) estos, se pueden suscribir verbal, u intelectivamente, expresa, tácitamente, parcial o completamente, dirigirse todas la intenciones hacia el mal o el maligno, conforme el uso de sus facultades corpóreas, en forma consciente e inconsciente, (de allí del mal de la ignorancia no humana sino de lo espiritual, de la negligencia de tus deberes religiosos y olvido del recuerdo de Dios, tu creador), la cual a través de las leyes se reflejan no en las normas positivas, sino en las racionales (naturales) las cual transgrede los principios morales establecidos, dando lugar al acceso o a los derecho en las acciones a tomar por parte de los ángeles caídos, referente a sus operaciones espirituales, del cual se surte de unas suma de conductas que pueden presentarse (solicitor) ante el Señor para hacer, cuya posesión, o mera tenencia, será posible, si y solo si, el humano se lo permite (excepcionalmente podría ser aceptado por Dios por misterios ocultos, como santificación).
La regla general dentro del mantenimiento del orden, está en que estas solicitudes se hacen a través de permisos concedidos por Dios, como si se tratara de derechos espirituales debido a autorizaciones que como hemos dicho lo hace el hombre conscientemente (negligencia) o inconscientemente (ignorancia u olvido), del cual levanta por así decirlo la “cobertura de protección divina” para dar paso a las acciones legales ordinarias y según el caso en específico extraordinaria del maligno, que en todo caso son limitadas (depende de la condición) y el acceso otorgado, material e inmaterialmente, ya sea generando una posesión o mera tenencia del cuerpo parcial o total (ya que el alma no se puede tocar, pero si influenciar), en este caso como se predica en la ley positiva, “Ignorantia iuris non excusat”, dentro de lo que respecta para la guerra espiritual.
Una vez entra a reclamar estos derechos, según el caso, su intensidad, frecuencia, y múltiples factores, se conceden por medio de la acción ordinaria o extraordinaria, conforme el resultado querido, ya sea de infestación (objetos o animales), opresión, influencia, vejación, obsesiones, tentaciones, y posesiones, (en este caso no se habla de una mera tenencia, para efectos prácticos lo tomamos como la primera de ellas), estas a su vez pueden mostrarse en sus consecuencias, parciales o totales, ya sea en el acto de consagración, llamado mental, verbal, conductual que hayas hecho/tenido, de acuerdo a lo que se permita, igualmente entrar al cuerpo (que es lo máximo que se permite) no necesariamente es poseerlo. Tengamos claro que nunca tampoco es de su propiedad [solo le pertenece a Dios], por lo que normalmente sucede cuando se transgreden las reglas divinas (o racionales) como los mandamientos y demás conductas ceñidas en la Sagradas Escrituras y la Santa Tradición el hombre cae.
Pongamos un ejemplo práctico que normalmente sucede en el mundo material y que tiene su eco en el plano espiritual. Ciertas personas se le da por ser fisgonas (por ello que la curiosidad sea un mal en sí mismo, y no cuando se trate de conocer cosas santas), cierto día comienzan con un grupo de amigos jugar a la “oui-ja” (adjúntale, cartomancia, reiki, yoga, angelología, religiones falsas, ateísmo, ignorancia, incredulidad, etc), normalmente quienes lo hacen no saben mucho de los peligros que esto acarrea, por eso lo hacen, lo que no tienen de presente (al menos conscientemente) es que se abre un bache en el mundo preternatural, que queda registrado como si de derecho se tratara, es como si fuera un “cheque en blanco” (o promesa de compra-venta) para ser cobrado cuando fuera, la letra o las arras, así haya pasado años, lustros, o décadas, y la persona se olvida del suceso pero los seres invitados a la sesión no, esto por cierto, da unos permisos, acceso por el mismo hombre que Dios respeta a través de la libertad moral (por ignorancia, negligencia u olvido), en la entrada de esos espíritus malignos a sus vidas y a veces líneas familiares, en cuanto a la reclamación que puedan hacer según la condición (que no sabemos cuál sería: infestación, obsesión, posesión) a su cuerpo, objetos, cosas, etc y esto es lo sumamente peligroso.
Estas consagraciones, acciones, conductas tomadas normalmente aceptadas dentro del orden establecido en las leyes eternas, divinas, racionales (se modifican, algunas excepcionalmente, y otras en algunos puntos rara vez), aunque se hacen explícitas o tácitas, no necesariamente con puño y letra se materializan como pasan en el mundo material, sino también puede dar origen desde el pensamiento, esto no significa que por el hecho de llamar o hacer uso de un nombre demoníaco puedas quedar perjudicado de una vez (es muy poco probable), porque para que ello suceda debes ser considerado un sistemático pecador o defraudador de las reglas creadas por Dios, de sus leyes, incluso aun si cometieras faltas o muchas de ellas, no por ello quedas sin cobertura, esto tiene sus misterios, y tambien unas sub-reglas, en todo caso, para evitarlo se debe llevar una vida sacramentada, en práctica de la virtud, y sobre todo en gracia, ser un penitente (a través de la confesión) asiduo y eucarístico, así mismo ejercer la oración incesante, trabajar ascéticamente, para bajar los riesgos aún más de estas reclamaciones legales.
Nos dice el famoso exorcista (recientemente fallecido) Sante Babolin, en su texto, “Ministerio del Exorcismo”:
“De mi experiencia en los exorcismos, he descubierto que el maligno es extrañamente, un legalista intransigente [positivista duro] y por cierto conoce todas nuestras acciones pecaminosas, pero solo la envoltura externa, y no la intención del corazón, a nuestro exterior le pone su intención, identificando la finalidad del acto exterior (finis operis) con la finalidad de quien realizar la acción (finis operantis). Por ejemplo, alguien puede comer porque tiene hambre o tambien para acompañar a alguien que está solo, aunque no tenga apetito” (p. 85).
En caso tal de que se haya reclamado ciertos derechos, normalmente el poseedor o tenedor va a querer defenderlo hasta lo último (se crean ciertos derechos policivos, que le llaman de la guarda, para asegurar lo ganado), por esto es que implique un nivel de acceso según el derecho que le hayas cedido, conforme a su intensidad, ya sea: expresa, tácita, mental, verbal, etc, porque todo esto conlleva a sus abertura (o puertas) se tengan abiertas según el permiso que Dios acepte para actuar en esa o esas personas (tomando como factor incipiente la facultad que tú o Él haya querido). Según sus acciones (validadas) ordinarias o extraordinarias, cuyo solución será en una parte cambiar a una vida en gracia (sobre todo acudir al sacramento de la confesión). Liberarse como contrademanda (reconvención), es urgente y necesario cuando no funcione nada de lo anterior, por tanto se necesitará de un exorcismo, que sería como una quimioterapia (en términos médicos) o el ejercicio de múltiples acciones legales (piénsese en solicitud de archivo, descargos, alegatos, etc) que se da según su capacidad no solo frente a la persona, sino tambien en lugares, objetos y hasta animales, por esto que toque luego expulsarlo con violencia (liberarse), con el poder del Espíritu Santo (Paráclito) como manda la Iglesia, contando con el servicio de un experto que no es otro que el del sacerdote autorizado por el obispo.
Los exorcistas coinciden que no hay mayor exorcismo que acudir al sacramento de la penitencia o reconciliación (confesión), entre ellos el Padre Gabriel Amorth, dicen que esto te quita inmediatamente todo yugo de los lazos maligno, es decir, acaba unilateralmente todo contrato/arreglo que se tenga (o derechos) con ellos pero no necesariamente o inmediatamente sus consecuencias. Por eso es que el sujeto debe seguir trabajando en su liberalización, mientras comienza a nutrirse con una buena nutrición espiritual y doctrina sana, dotada de arrepentimiento (contrito), esfuerzos arduos (ayunos, penitencias, mortificaciones, etc), haciendo de sí una conversión perpetua (metanoia) dejando al lado lo mundano (progresivamente), y todo lo que le hace daño al espíritu, identificándose cada más con la entrada del reino divino, ejerciendo tus derechos naturales, racionales, ordenadas/disciplinadamente con el discernimiento (santa discretio), y prudencia del caso, practicando la virtud y la oración incesante [hesicasmo].
Se debe resaltar que cuando San Pablo fue llevado al cielo, no fue a uno solo sino a tres (3) cielos distintos (Shamayim, en hebreo o en Griego, Ouranos, “In” en este caso es plural”, véase 2 Corintios 12), uno de ellos es donde estaba inicialmente, exactamente este suelo donde nos encontramos, es decir, el visible, de esto se comprende, planeta tierra, el sol, las demás estrellas (que es él lo material), existe otro que podemos llamarlo el cosmológico (intermedio), del cual pululan demonios (hasta en los aires) pero que no se ve, es oscuro, al menos invisible y el tercero es donde mora Dios, santos, ángeles, almas, etc, por tanto, es cierto que el maligno tiene acceso a esta tierra (ya que es príncipe del mundo, pero por la esclavitud de los pecados, quienes se inserten en ellos) como de uno de otros cielos, al menos el segundo (de allí que se analicen avistamientos de OVNIS, presuntos extraterrestres, etc), y con ello se ejerce ciertas solicitudes de lugar (como le sucedió a Job) en posición de “acusador” (Satán y su séquitos), del cual se compone en todo caso, sea como fuera, una guerra espiritual que no podemos evitar, por lo menos mientras vivamos.
Por eso cuando oremos, debemos hacerlo puramente, sin distracción y lo más purificado posible del cuerpo (ascéticamente) en penitencia, humillarse contritamente, en ayuno, que si bien Dios nos escucha en todo nuestros rezos, tenemos muchas veces (casi siempre) interferencia debido a la obstaculización que se da en el Reino Espiritual (los cielos), por tanto, el combate es de esta clase, y no entre nosotros mismos [aunque seamos carnales, por el momento], (véase, Daniel 10: 12-14), los príncipes de este mundo, se oponen a este llamado, súplica, gracias…, tal cual como le pasó al profeta que tuvo que ayunar por veintiún (21) días porque hubo resistencia en su rezo, una oposición de algo, o alguien, cuya batalla se situó/sitúa en un lugar y en los pensamientos [mente], y esto es algo que muchos desconocemos de este campo y no le damos importancia (por ignorancia más que todo), por esto que resulte peligroso leer cosas (sobre todo por curiosidad) que nos desvíen de nuestro propósito espiritual (como las malignas), y nos llevan al mundo-mundano, a lo vano, idolatrías, esotérico, etc, lo cual amplía aún más nuestra negligencia u olvido de lo que debemos saber realmente. No perdamos el tiempo hermanos.
Debemos entender, que mientras vivamos la lucha contra el mundo, el pecado y el maligno es permanente (véase Job 7:1), se debe combatir como hemos dicho, con oración incesante, práctica sacramental y de la virtud, como llevar una vida ascética, esto con ayuda de la gracia de Dios, que únicamente nos une en su fortaleza. No somos nada, sino unos gusanos, polvo y ceniza, solo es a través del Espíritu Santo que podemos vencer en los dos reinos, para llegar al tercer cielo (todo es un mundo legislado) y la tierra (material y espiritual) no se escapa de ella, tengamos claro que el hombre tan solo es un elemento del cosmos, tal como lo consideraba San Gregorio de Nisa, San Isidoro de Pelusio o Simeón el Nuevo Teólogo, somos un mundo dentro de otro mundo [micropartes]. Téngase por claro que desde cuando se nace, se viene de fábrica enfermo (espiritualmente hablando), y toca cuidarnos, y trabajar en la virtud, el cultivo de la fe, para poder obtener la gracia por adopción.
Ahora, para poder desterrar las acciones, reclamaciones, solicitudes, del demonio como del mundo existen muchas opciones, pero la única será estar siempre en gracia del cual conlleva si o si como metodología contar con una vida sacramentada, en penitencia y oración, ascética, por tanto, entre más la elevemos, podemos cubrirnos aún más con la sangre y llagas de Cristo (véase, Apocalipsis 12:11 o el texto de Sor Angela Musolesi, “Vencer el Demonio con Jesús”), lo lamentable es que vivimos pecaminosamente, de nada servirá hacer las oraciones, si no seguimos las normas [las leyes que son vinculantes]. Para los posesos, tenedores que están atados a una materia le es posible salvarse, renunciando al contrato/acuerdo, ya que lo que hicieron espiritualmente se refleja en su alma y a su vez en su cuerpo (y al revés), esta dicotomía, o bien tricotomía si le sumamos el elemento espiritual, se justifica, en la libertad del hombre, por la envidia de los caídos, en la bondad de ser hechura de Dios a imagen y semejanza, por esto que se interponga acciones dentro de las dimensiones antropológicas del hombre.
De acuerdo con el exorcista ya citado Sante Babolin y que este a sigue a su vez a San Pablo, predica que nuestra objetivo (scopos) es aceptar a Cristo, y esto implica sufrimientos, riesgos, y por tanto combates, esto significa salir algunas veces lesionado, no tanto físicamente, sino mental y almaticamente (espiritualmente), nuestra misión por tanto es resistirlo lo más que se puede con intervención de la ayuda divina, como lo sugieren algunos protestantes preocupados, entre ellos Derek Prince (véase, la Guerra espiritual). Por tanto, debemos orar, predicar (véase, 2 de Timoteo 4:1-4) o testimoniar (véase, Hechos 1:8) con tal de ganar a otros hermanos —convertirlos— (metanoia), en lo que se refiere al “antistenai”, que es no resistir al malo (sed libera nos), o mantener posiciones, es estar en pie, ser estratégico, revestir de la coraza, del escudo o portar la espada de Dios, que significa a su vez defenderse pero avanzar, sin que esto implique tomar por tu propia cuenta o pretender dañar el maligno con tus propias fuerzas.
Todo vicio lleva consigo su cura, que no es otra cosa que la virtud, por tanto, podemos decir que todo lo contrario lleva su némesis, por ejemplo, para la desobediencia, es la obediencia y la humildad (pegatina, reina de las virtudes). Todo lo que causa estrago al mundo genera un desorden, caos, que necesita recomposición, orden es decir, disciplina no solo en lo físico, almático sino también en lo espiritual, si en el mundo entró el pecado, se debe sacar, y para esto es necesario que los hijos de Dios lleven una vida en consagración y de cobertura de protección del cual debes aprovechar con perseverancia en la fe. Entendamos que aunque no peleamos o no queramos, el maligno esta contra nosotros (si o si), porque somos hechura a imagen y semejanza de Dios y esto nos pone ya con cierta desbalanza, de envidia, soberbia, etc (concupiscencias) que nos tiene, la cual aplica toda su rabia, odio..., a nosotros sus criaturas racionales (e incluso el resto de animales), y más si son justos. El llamado es formar un esquema, un protocolo, una metodología (como los que dicta la religión católica) para así obtener los frutos del Espíritu Santo, y mantenerte protegido por su gracia.
Recordemos que cuando Jesús, venció en la Cruz, ganó no la batalla sino la guerra, no para Él, sino para nosotros, este hecho nos salva de la muerte [espiritual], del pecado [esclavitud] entregándonos nuevamente las llaves a la vida eterna que ahora nosotros debemos conseguir la corona con su imitación. Ya nos enseño conforme el Evangelio cuál es el camino a seguir, nos mostró la verdad [salir de la ignorancia] con su palabra (tradición), que es el hardcore de nuestra manual de vida, que debemos ceñirnos al pie de la letra, según nuestras condiciones, vocaciones y capacidades. Ser obediente y humildes es nuestro esfuerzo primario, no olvidemos que Él dio su vida por amor y nos devuelve la gracia por bondad en adopción, esto es lo más grande que existe, aun sin entender en nuestra mente limitada dicha caridad, esto ha sido crucial en el Reino Espiritual porque significa arrebatar a Satanás y a su gente el “exousia”, toda potestad, autoridad, que había tomado para sí en contra nuestra.
De esto se comprende que el primer elemento del mundo de las tinieblas dentro del Reino Espiritual además de hacer creer que él no existe, es el querer mantenernos en la ignorancia, con ciertas incredulidad o incredulidades nacidas sobre todo desde la ilustración, como el ateísmo, agnosticismo, escepticismo secular..., todo esto por supuesto nos ha hecho perder la fe y el tiempo. Digamos que esta la estrategia incipiente de sus acciones y una de las más seguras. Una vez sabido, practicando con devoción el cristianismo e instruyéndose, vienen otras etapas, que trabaja de la mano con la negligencia en cuanto a nuestros deberes, atacándonos, indirecta y a veces directamente pretendiendo alejarnos de la oración pura, y por último siendo ya más experimentado, aunado a la segunda, y seguida del vicio de la acedia, permite que no recuerdes a Dios, y lo olvides que es el más preocupante de los sucesos para los allegados, soldados, atletas de Cristo, y todo esto se debe a que no solo estamos rodeados de un racionalismo burdo, sino también de un hiperconsumo, [pos] modernismo, esoterismo societarios, wokismo, como de materialismo ingente, del cuando nos hace perder/salir de la verdad, fomentando así la orgullo/vanagloria, ego, (los vicios), etc.
Con la armadura de la oración y la ascesis, con espada del Evangelio en la mano, y la coraza de la justicia en la otra, contamos así con una “cobertura de protección divina” como cristiano, esto hace además que haga necesario, para poder resistir, a las acechanzas, insidias, ataques, etc del maligno. Entiende que debes acudir al reclamo de la sangre y llagas de Cristo (véase, Romanos 5:9 y Hebreos 13:12), como de todas sus devociones, para así extender el escudo, yelmo, coraza, etc de Él, siempre encaminados en la esperanza (spes) de la salvación: orando, rezando mental pero tambien vocalmente, las Escrituras, en pos de la cooperación (coredención) que debes de hacer en el cargue de tu cruz, en el plan económico de la salvación (oikonomia). No podemos quedarnos desprotegidos, cobijemos a nuestros familiares, amigos, etc, como falange, cohorte, sometiéndonos a la disciplina espiritual, y tomando la previsión, la marcha hacia el llamado de Dios, que no es ataque sino contribución espontanea al Reino de la Cruz (scientia crucis), con caridad/conocimiento (scientia amoris) revestidos en la predicación, contemplación, testimonios.. del cual desmoronan el Reino de las Tinieblas, destruyendo sus fortalezas (véase, 2 Corintios 10:4).
Hermanos/as, se hace menester, sean creyentes o no, devotos, cristianos, de cualquier denominación: velar [nepsis] y orar incesantemente [hesicasmo] para ir madurando en la fe, armándonos, con la gracia que Dios nos da, para contribuir así en nuestra salvación y la de otros (prójimo): ayunemos, hagamos penitencia, mortificaciones, etc pero con amor, son solo estos los medios para obtener la consecución del Espíritu Santo (como lo afirmaba tanto San Serafín de Sarov), por esto que se deba rezar con postraciones (postratio) también que se haga válido aclamar hasta por los poros, hagamos rosarios, jaculatorias mentalmente sin descuidar la boca (voz alta) para que sienta el poder espiritual hasta el infierno (véase, Apocalipsis, 16:13-14), como hacen los espíritus inmundos como ranas [sapos], cuando blasfeman/vituperan a Dios.
Así mismo no los indica Salmos 149: 4-9 referido a la alabanza conforme a nuestra victoria y de lo que será el triunfo inmaculado de los corazones de Jesús y María:
“Porque Dios en su pueblo se complace, adorna de salvación a los humildes.Exalten de gloria sus amigos, desde su lecho griten de alegría:los elogios de Dios en su garganta, y en su mano la espada de dos filos;para ejecutar venganza en las naciones, castigos en los pueblos,para atar con cadenas a sus reyes, con grillos de hierro a sus magnates,para aplicarles la sentencia escrita: ¡será un honor para todos sus amigos”.
Por último, llevando la Palabra de Dios (véase, Isaías 55:11) consigo mismo [interiormente, desde el corazón], sumado a las alabanzas, himnos, tropario, y demás formas de glorificar [doxología] podemos vencer y resistir a esos tantos que nos acechan, es hora de estar armados de autoridad, y poder, pero no por nosotros mismos, o fuerzas, sino por aquel que quiere la victoria para sus hijos, que no es otro que la Santísima Trinidad, en ese triunfo demarcado del Reino divino, y sus normas [legislaciones], a través de la Iglesia, cuyo corone la tiene la Santísima Theotokos, del cual el Rosario permite además como una arma poderosa destruir con martillazos el reino oculto de Satanás y sus amiguetes bellacos, tal cual como lo esta haciendo la Gospa, al aplastar la cabeza de la serpiente (véase, Génesis 3:15) poniendo al descubierto sus planes/tretas/marañas, como la de sus instrumentos los impíos [herejes, apóstatas, etc], pero para ello primero debemos santificarnos, siendo justos [virtuosos], a través del camino espiritual sano, tradicional, correcto, ortodoxo.
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