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30 de noviembre de 2020

LA MUERTE Y LOS SERES QUERIDOS



Utilizado por primera vez el 19 de octubre de 2013 para la muerte de mi abuela: Dolores Riquett "la vieja Lola", a las 9:57 a.m, reutilizado y modificado el 10 de noviembre de 2020 a las 9:30 a.m en el sepelio de mi madre. 


«Cuando llegue la hora de mi muerte no sentiré haber vivido en vano. Habré visto los crepúsculos rojos de la tarde, el rocío de la mañana y la nieve brillando bajo los rayos del sol universal; habré olido la lluvia después de la sequía y habré oído el Atlántico tormentoso batir contra las costas graníticas de Cornualles». B. Rusell.


Para mi mama Martha Elena Perez Riquett (26 de agosto de 1951- 8 de noviembre de 2020) q.e.p.d de su único hijo: Mario Felipe Daza Pérez


Nadie habla de la muerte, muchos le huyen, es como si no quisiéramos estar muertos o no nos fuéramos a morir, es mas, algunos pensamos en ella pero no la expresamos o solamente la olvidamos para no recordarla.


Los cristianos dirían que hay vida después de la muerte, por tanto no hay por que preocuparse, porque seguiría en el mas allá, en la eternidad, para los no cristianos esgrimirían que con la muerte se acaba todo, pero exclamarían que se deja un aporte valioso en la sociedad. Sea lo uno o sea lo otro, la muerte es un paso que todos algún día debemos afrontar, es imprevisible, solo Dios o el destino lo sabe.


Ser caballeroso, vagabundo, mafioso, ratero, abogado, medico o de cualquier otra profesión, oficio o labor… todos aportamos un granito de arena en la sociedad, ya sea para bien o para mal, el hecho de haber nacido es una bendición, una maravillosidad, pero es en ultimas el libre albedrío el que nos determina, aquella la que nos da Dios o la que nosotros desarrollamos, para poder decidir que hacer con nuestro propio ser.


Por ello cada vez que queramos realizar algo, debemos hacerlo de la mejor forma posible, como tú te sientas (carpe diem), contribuyendo a cosas buenas, y es esto lo que le vamos a dejar a nuestros seres queridos y allegados ya que como hemos dicho, siempre se aporta, pero solo de la buena manera seremos recordado con jubilo.


Dentro de nuestros amigos de infancia, compañeros y familiares, siempre se nos va un ser querido, esta vez lastimosamente fue mi madre: Martha Elena Perez Riquett que deja un gran legado no solo en mi sino en la comunidad, es decir, un gran aporte a la sociedad como abogada, además del recuerdo de su unico hijo, sus numerosos hermanos, los mas de 50 sobrinos, primos, ahijados, que de alguna forma nos sentimos contentos de haberla tenido cerca, puede que todos no la hayamos tratado de la misma forma, pero algo si podemos decir y es que siempre estuvimos ahí y este si que es un gran detalle que nos hará sentir bien por fortuna descansados o aliviados.


Algunos se preguntaran el por que no tratarla bien en vida y ya, porque no ser especiales cuando estaba en sus cinco sentidos, por que habría que esperar a estar muerto para vanagloriar a alguien, si cuando se está vivo es cuando mas se goza y se siente, no se debe esperar a la muerte para ser loables con una persona, pero diría que no, porque como diría Antonio Machado: "la muerte es algo que no debemos temer porque, mientras somos, la muerte no es y cuando la muerte es, nosotros no somos".


Es sentido natural de la vida, que cuando estamos vivos no pensamos en ella y de esta no brota mas nada que solo vida y así la concebimos nosotros, nos sentimos como cualquier otra persona, pero cuando ya no somos, la muerte se presenta y es cuando nos aparecemos y nos sentimos adoloridos por aquel deceso.


La muerte de mi mamá, una señora de 69 años de edad, hecha y derecha formada con valores, y principios, siempre sonriente, orgullosa de su único hijo, galopante, luchadora, aquella que nunca se rendia para hacer las cosas, precisamente son esas acciones las que perduran en nuestros pensamientos. Nos llevamos la labor de una buena madre, de una excelente amiga, una gran consejera, temerosa de Dios, devota, en suma, una mujer digna de admirar sobre todo en estos tiempos llenos tribulaciones morales. Ella para quienes la conocieron nos recordó aprender a vivir, a reflexionar que somos y hasta donde llegamos. 


Puede que otra muerte algún día nos tome de sorpresa pero eso no será impedimento para seguir adelante, para afrontar los problemas, para comenzar de nuevo, para vivir en una mejor forma, ser mejores en la vida, y es esta fortaleza la que debemos tener para no dejarnos amedrentar por los dolores, por que bien ellos hacen parte del día a día, ¿y que sentido tendría la vida sin problemas y sufrimiento?, pues no seria vida, y bien como lo decía Borges: la muerte es una vida vivida y la vida es una muerte que viene…

1 comentario:

  1. Mario, desde hace algún tiempo te leo y me parece que eres un gran profesional muy académico y que está para cosas grandes. En el poco tiempo de lectura, he aprendido y entendido temas que no entendí en el pregrado, gracias de todo corazón. Y así mismo te felicito, porque llegar al nivel de sentimiento en la redacción es algo muy difícil. La pérdida de un ser querido es algo muy doloroso, pero bien lo dicen en tu escrito es el recuerdo y lo vivido lo que llena el alma de lo que la persona dejó. De cierta manera, las personas que nos dejan viven en nosotros mismos porque somos lo que ellas formaron e incrustaron en nuestro ser. No me queda sino desearte mucha fortaleza y felicitarte por el gran profesional que tu madre formó en ti.

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