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17 de noviembre de 2024

HACIA LA PURIFICACIÓN DEL CORAZÓN


"Todo el que mira a una mujer deseándola ya cometió adulterio con ella en su corazón"
Mateo 5:28

"La pureza de corazón permite reconocer el rostro de Dios"
Benedicto XVI

"Así como el reino del diablo se alcanza en conveniencia con el vicio, al reino de Dios, se llega a través de la ejercitación de las virtudes con corazón puro y conciencia espiritual"
Juan Casiano

Mario Felipe Daza Pérez

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La pureza es un tema que se trata mucho, pero a veces confundido en un solo término, como lo es en el aspecto sexual, y no es solo esto, ya que es tan únicamente una de sus manifestaciones. Dice una bienaventuranza, "dichosos los puros de corazón, porque ellos verán el Reino de Dios" (véase Mateo 5:8), pero esto no significa que el que se mantenga en castidad (hagneia), célibe, continente, sea puro, no, cuando el Evangelio se refiere a serlo, tiene una condición especial que brota del mismo corazón (es noético) del cual discurre en los actos libidinosos, pero tambien de los pensamientos, ideas, labios (véase, Isaías 6:5), y sentidos y extrasentidos de todo tipo, por ello que se hable de una "pureza virginal" como fin último de todo cristiano que se encamine hacia la perfección de la santidad, teniendo en cuenta el autodominio de sí mismo (enkrateia), la templanza o moderación de nuestros actos/pensamientos (sophrosyne), como de cualquier vicio, entre ellos los carnales, o almaticos, como lo es el orgullo que se dice que es una forma de impureza espiritual, dice San Nilo de Sora que es una "arrogancia que se extiende hacia el exterior conforme a la debilidad de la vanidad".

En cuanto a la definición de puro, o de toda pureza, en griego se utiliza la noción de "katharos" (catarsis), libre de toda mácula que contamina el cuerpo, pero también el alma y el espíritu, del cual no significa tanto lo externo, sino lo interno, que por tanto toca el fondo, lo interior. De hecho, en el Evangelio se prohíbe lo primero, por ejemplo en el caso de los leprosos, y de personas no sanas, algo que el mismo Jesús criticaba en contra de los fariseos, (véase, Marcos 7 y 15), no es tanto lo que entre, sino lo que sale del hombre, esto es, las palabras, los gestos, las miradas, la soberbia, etc (concupiscencia), es decir, no solo se refiere a la exteriorización sino también de la que viene de los mismos pensamientos/imaginación de la mente del cual puede ejecutar actos no solo sexuales, sino también de deseos desordenados del alma (acto ejecutivo): intención de matar, robar, fornicar, adulterar, envidiar (véase, 1 Corintios 6:9-10), ya que se cometen en el intelecto (tentativa acabada), en la psyche y por tanto ya es pecado.

Cuando se consigue la purificación del cuerpo, le siguen después la del alma (entre ellos, la mente) y del espíritu, que a su vez van concatenados con el soma y la mente de la persona, y sus niveles de contemplación, entre ellos, primero la catarsis, la iluminación y por último la deificación. La impureza de todo tipo, incluyendo la más recurrente que es la primera, debe ser limpiadas como si se tratara de un lodo, luego se debe seguir a los demás componentes. Todas ellas se basan en alterar las reglas en el abuso de la libertad (extralimitación) del cual se genera no solo faltas, pecados sino también sistemáticamente vicios, que son de difícil desarraigo, de allí que los medios o instrumentos de salvación sean indispensables para su sanación. El hecho de no derramar semen (onanismo), o no tener algún contacto sexual, no quiere decir que no se transgrede el mandamiento porque bien existe la alteración de las facultades mentales, del cual da por hecho su materialización interna.

Muchas veces creemos que cuando no robamos, no fornicamos, o no matamos, no se ha cometido el pecado, cuando ya interiormente, de pensamiento, se ha ejecutado, por ello que se deba detallar todas sus causas, así no se haya modificado la materia, es decir, se toma como cometido en el grado de pensamiento (plano espiritual), no de ejecución material, por lo general tomamos este último aspecto, cuando realmente lo grave está en el interior, y es esto lo que se debe combatir, precisamente para que no se exteriorice, y así poder dominar otras pasiones inherentes a la primera. El beneficio de rechazar imágenes vacuas, malas, e inclusive buenas, es entrenar la psyche, para poder llegar la purificación del corazón, para que de este último brote meramente actos santos, buenos, justos, puros..., sea de la naturaleza que fuera, esto te hace además más fácil luchar contra las tentaciones, y demás acometidas del mundo, de la carne y del demonio.

Dice San Filoteo el Sinaíta:

"No debemos enorgullecernos de que nuestro corazón haya sido vaciado de pasiones, sabiendo que ningún ser humano puede ser más puro que los ángeles incorpóreos y que, a causa del orgullo, pasó a ser Lucifer del ángel demonio perdiendo su pureza de corazón: Así, la soberbia de la mente era considerada impureza ante Dios. [...] La mayoría de los monjes [religiosos o no] no miden el daño que sufre el espíritu a causa de los demonios. Luchan por la rectitud de sus acciones, no se preocupan por cuidar su espíritu y pasan su vida en una simplicidad sin desconfianza. En mi opinión, son totalmente inconscientes de las tinieblas de las pasiones interiores porque no tienen la pureza del corazón. A los que están colmados del divino deseo de purificar el ojo de su alma los espera otra operación en Cristo, otro misterio".

No queremos entrar en detalle de esto, porque resulta tan eficaz para la práctica, no sabemos de cuánto tiempo se necesita para rechazar estos pensamientos, pero lo que se debemos dejar claro es que debe ser inmediato a al menos casi enseguida, indistintamente del tiempo que se tome, sin que nunca se llegue afectar las facultades del alma, en el sentido de no tener cierta aceptación y luego deleite de su idea, es allí donde entra el pecado de mente, interior, voluntario, que a su vez puede ser imperfecto o acabado, pero ya es difícil entrar a detallarlo (por ser una línea delgada), en todo caso, usted se debe oponer para que vaya teniendo ejercicios a estos deseos/pasiones, para que evite que se convierta en obra o acción. Por ejemplo, la Biblia nos trae varios ejemplos de ello, entre uno bien destacado es el de desear mujer ajena (Mateo 5:28 o Éxodo 20), en estos casos, ser siempre puro, fiel al corazón es el tema a seguir, la cuestión es que no es lo único porque también se debe hacer frente a las demás faltas que no son estrictamente sexuales u otra naturaleza, como las del habla, omisión, u de otro tipo.

Un problema que tenemos normalmente los hombres (y se debe más que todo por la formación biológica de nuestro cerebro) es desarrollar y tener en cuenta mayormente desarrollado el sentido de la vista, de la cual nos puede generar ciertos problemas espirituales, como lo son las miradas concupiscibles, que puede que no generen malicias en sí misma, pero si la consistencia de la observación de mujeres, lo cual incurre en mayor tentaciones y tambien la aceptación de ciertos pensamientos impuros, y sin necesidad (auto buscados) y aprovechados por el maligno a su propósito, la cual además como último fin podría traer a los actos sexuales, onanismo, fornicación, adulterio, etc, y hasta caer en el vicio de la lujuria, como llegada final indeseada. De allí que la curiosidad sea tremendo problema para todos, y entre ella la mirada curiosa, atraída por la concupiscencia de los ojos, que nos habla tanto San Pablo y que San Agustín nos refiere (que tanto sufrió), como la del cuerpo que se materializa en la carne, con sus vanidades, desnudez, inmodestas, etc.

De esto que sea necesario pedir a Dios la gracia santificante, y en especial el don divino de la castidad, entre ellos, el de los sentidos, en especial el de los ojos como el regalo de la pureza de corazón, esto, para poder permanecer puros de mente y luego en lo noético, y esto es un don que nos suministra Dios si se lo pedimos con sacrificios, bien para poder ver a nuestros hermanos como seres espirituales no como seres carnales, y a esto se le debe sumar los evites a las conversaciones impuras, palabras vulgares, las mentiras, la gula, codicia, etc, vicios en general (logismoi) todo ello va unido a un solo kit del cual recoge la perdición del hombre en la esclavitud del pecado, con razón dice San Pablo en Efesios 5:3: "La fornicación, y toda impureza o codicia, ni siquiera se mencione entre vosotros, como conviene a los santos". Es que es obvio, si se comienza hablar entre amigos del tema, ver películas, o arte necio, lo más seguro es que habilite tus sentidos de la imaginación, y retrotraer todo lo que has combatido para llegar al estado de la santificación, un retroceso tenaz conforme a la sensualidad u otros temas impuros.

Dice Juan Pablo II, en una Audiencia, del 16 de abril de 1980, "Cristo apela al corazón del hombre", explícitamente indica: "No sólo respecto a la configuración del ethos evangélico, sino también respecto al modo de ver al hombre. Por lo tanto, no es sólo la razón ética, sino también la antropológica" y esto por supuesto tiene su origen de la triple concupiscencia que nos refiere San Pablo, la de la i) carne, ii) los ojos y iii) la soberbia, ya que el cuerpo se vuelve poderoso pero el espíritu débil (y debe ser al revés), como el que mira para desear ya cometió pecado, por el hecho de desear riquezas, poderes, pero también por mujeres, es así como los hombres se extravían de sus caminos (véase Eclesiástico, 9:8-9), por tanto debemos buscar siempre al Señor con la sencillez de corazón, como niño (véase, Sabiduría 1:1), pidámosle a Dios que nos dé un corazón puro, en todo sentido (véase, Salmos 50:12) o con la frecuente e incesante Oración de Jesús, la invocación de su santo nombre, como lo dice San Hesiquio de Batos, San Isaac el Sirio u otros grandes santos, sin esto no es posible limpiar y purificar nuestro ser.

En síntesis, para poder corregir y sanar los otros elementos de la antropología humana en su composición total tal cual como lo es el alma y el espíritu, primero debemos comenzar por nuestro cuerpo, purificándolo de sus deseos carnales, luego educando el corazón por medio de los instrumentos de lamente, en especial del espíritu y la lucha ascética, al rechazar los pensamientos, purificar la pysche, y estos a su vez se impulsan por la oración y una vida sacramentada, atrayendo la gracia necesaria para repelerlos, así nos lo confirma los Padres del Desierto y de la Iglesia, en la aplicación de la "ciencia de las ciencias" o "arte de la oración", entre los tres (3) tipos de pensamientos a combatir, es decir, aquellos que vienen de Dios: Iluminación del Santo Espíritu (de muchas maneras) del cual podemos aceptar, y otros como los del hombre, por sus realidades (aciertos o desaciertos), o los que vienen de los demonios: Mala influencia (dañar el hombre, hacerlo caer) todos ellos deben ser discernidos.

De esta manera, es incompatible ser militante, atleta, y no hacer uso de las armas, de toda la disciplina ascética, como del discernimiento, en este caso espiritual, esto nos sirve para ganar batallas, y hasta la guerra (perseverancia final), siempre manteniendo a toda costa, dentro de los que nos corresponde, la "gracia", de ello precede cierto esfuerzo, propio o ajeno, para conseguir la santidad, es decir, es el "scopos" (objetivo) y telos (finalidad) de todo cristiano, como lo es llegar a la meta, y en esto implica ante todo una "guerra total", no como la concebimos en la actualidad, sino verdadera, en contra de los enemigos del hombre, que no solo lo son los mismos hombres (instrumentos) sino los del alma y el espíritu, entre ellos los vicios, los pensamientos impuros, el Diablo, los pecados, la separación de Dios, esto sí que es perverso. Todo camino hacia la virtud, la santidad, a lo justo, conlleva riesgos, peligros, de caer, pero este no es el problema sino el no levantarse, persistir, hasta resistir y vencer, y esto es lo que quiere Cristo para ti, para que venzas al mundo, la carne y el reino de los demonios.

Por ello que la Santísima Trinidad nos haya dotado de medios para vencer estas pesadillas mientras vivíamos (homo viator), entre ellos, el ayuno, la mortificación, la vigilia, la lectura sana, la oración, la eucaristía, la confesión, etc, todo esto, bien utilizado, con obediencia/humildad/caridad, nos dará el sustento necesario para salir adelante, ya que el Reino de Dios le pertenece quien hace se violencia contra sí mismo (kenosis, fronema), esto es un elemento para conseguir la pureza de todo tipo, pero por niveles, grados y fines, cuyo objetivo es la pureza de corazón, mejor dicho, el "skopos dioko", de un atleta será siempre la verdad (parresia, magnanimidad, valentía, etc), todo atleta de Cristo, tiende a la perfección, dice Juan Casiano (véase, "Conversaciones para iniciarse a la vida espiritual", p. 22) que este es la meta de nuestros actos y deseos y por ello deseamos vivir en soledad interna (desierto interior, hesychia), combatiendo contra todo vicio, placer, deseo, por esto es que los instrumentos divinos deben orientarse, para lograr la dirección correcta, sana, orthos-doxa.

Indica San Gregorio Palamas:

"No basta con liberarse de los pecados corporales, sino que también hay que purificar la energía interior que habita en el alma, pues de nuestro corazón salen “los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias” (Mc 7,21), etc., que son los que mueven a las personas".

Todo en el sistema de justicia divino, como de la economía de la salvación (oikonomia) debe estar encaminado a la purificación primero del cuerpo, luego del alma y por último del espíritu (del cual va anejo al segundo), no son excluyentes, por ello es que deba estar conectado la catarsis, junto con la theoria, que es el grado de contemplación divino (iluminación de conciencia), del cual se da por grados para poder vencer las tentaciones, y tener cierto control sobre los pensamientos en los vicios que tenemos: gula, lujuria, ira, etc, en esto se destaca que se debe pedir siempre a Dios, el don del discernimiento, sobre todo espiritual para poder distinguir lo bueno, de lo malo, el trigo de la cizaña, lo nocivo de lo beneficioso, lo vicioso de lo virtuoso, lo diabólico de lo divino, etc. Dice Juan Casiano que este don no es terrenal sino el mayor premio de la gracia divina, (ibid., p. 64), esto nos hace ver no solo las carencias, sino también los excesos, como lo puede ser el abuso del ayuno, de la vigilia, etc.

Cuando una persona llega a la pureza de corazón, del cual significa amor puro, no hay lugar para la arrogancia, envidia, celo, codicia, nada de eso, trata de imitar a Cristo en su conducta, y por tanto los malos pensamientos que brotan de el, son mayoritariamente santos, buenos, correctos, sanos, justos..., de allí que este deseo, tenga que ver con la virtud teologal de la caridad, pero para llegar a ella debemos purificar primero nuestro cuerpo sobre todo de la gula y la lujuria (las pasiones carnales), y luego de los pensamientos (almaticos) en rechazos de lo que se presenta en nuestras mentes, dejando a un lado el espíritu vagabundo, ocioso, o de piloto automático, haciendo que de nuestra alma se active el recuerdo permanente de Dios (evitando el no olvido). El ayuno, la lectura santa, etc, puede servir para ir instruyéndonos en estos caminos pero todo está en la práctica continua con tal de llegar a la cima de la montaña, y para esto necesitamos de las tentaciones, para que luego puedan ser aborrecidas y ganas como premios, en caso tal que no se tengan y esto se debe a varias causas, entre ellas, porque ya cometes actos impuros exteriormente, (que es la principal) y no hay necesidad o porque las aceptas (interiormente), es decir, no luchas (estas "game over").

Frente San Isaac el sirio expresa lo siguiente:

"Si alguien no se enfrenta a las tentaciones, no alcanzará la sabiduría del espíritu. Y sin una lectura diligente, no reconocerá el debilitamiento de sus pensamientos. Sin el aquietamiento de la mente, el intelecto no se adentrará en los misterios ocultos. Sin la fuerza de la fe, el alma no puede tener valor y valentía en las tentaciones. Sin el claro sentido de la protección de Dios, el corazón no puede esperar en Él. Y si el alma no puede gustar los sufrimientos de Cristo con entendimiento, no puede tener comunión con Él".

Todo esta conectado, de este modo nadie que sea impuro de corazón, podrá ver la cara del Señor, realmente hasta que no se purifique no solo de la carne, sino también de la mente, y lo noético (al menos que Él quiera, esto es otra cosa), dice Éxodo 33:20: "No podrás ver mi rostro en esta ocasión, no sea que mi ira se encienda también en contra de ti y te destruya a ti y a tu pueblo". Un buen comienzo para esto no solo es alejar lo carnal, sino también el espíritu mundano que lo acompaña, para comenzar a trabajar la mente y llegar al fin-final de la carrera toda alma espiritual que se debe basar en el amor, la caridad, el ágape por Dios y por el prójimo (amar a nuestros enemigos inclusive). De allí que se debe tener en cuenta el control de los pensamientos como herramientas, no tanto huyendo de ellos, sino rechazándolos con valentía, con templanza, de allí que se mejore no tanto la cantidad de las ideas (porque puede que disminuyen o no) sino de calidad, que es lo que se quiere ir reemplazando (desplazando), de lo mundano a lo divino: santo, justo, provechoso, de allí radica nuestra libre voluntad (esfuerzo).

Desde un punto de vista apofática como catafatico, es posible ver el rostro de Dios, ya sea desde el intelecto, o como revelación, a través de las energías divinas (increadas), o experiencias místicas, pero para ello es imprescindible si o si, tener pureza de corazón, por tanto, podemos conocer, y extraer algo de la razón misma, pero la verdadera ciencia está en los misterios divinos, no en la teologización, pero si en la espiritualidad, por ello que el hesicasmo sea una buena salida para encontrarnos con el Señor, purificando no solo lo carnal, sino también nuestra alma, en sintonía con la práctica de la virtud, y por último del espíritu llegando a la vida sacramental/espiritual, contemplativa/mística, que le llaman deificada (theosis), en comunión con la Santísima Trinidad.

En otra entrada de este Blog, titulada "Los logismoi: ¿Cómo combatir los malos pensamientos y no morir en el intento?", que puede leer aquí, dijimos lo siguiente:

Las faltas, los vicios, ante todo son causados por pensamientos malos (logismoi) que atacarán a la vida del “asceta” en la vida práctica, estos no nos permiten llevar una vida contemplativa (hesiquia), por lo menos no los impiden con la puesta del “fantaseo” o “imágenes” en la “mente” (phantasia), por ello, que se deba requerir al solicitud/entrenamiento del “discernimiento”, para “combatir” este tipo de situación, de todo lo que se genera/entra en la memoria, entendimiento, voluntad, dentro de nuestra “libertad sinérgica”, de allí que el “maligno” trate siempre llevar al pecado, causados no por pensamientos propios (que es distinto), sino ideas del pasado (en muchos casos) en “bodega de tu alma” (recuerdos), que son utilizadas por los “demonios” como contrarespuesta a tu oración, penitencia o mortificación.

Al “crearse imágenes” en tu “cabeza”, nos podría llevar a perturbar la “comunicación infusa” que puede ocurrir con Dios (al día tenemos alrededor unos 6200 pensamientos, es decir, 4,3 pensamientos por minuto y no la media de 45.14 como se cree, se desmiente el mito de los 60.000, véase, Tseng, J., Poppenk, J. Brain en “meta-state transitions demarcate thoughts across task contexts exposing the mental noise of trait neuroticism”, 2020, se asegura que mucho más de la mitad son “involuntarios”, “negativos” o “repetitivos”), es por eso que sea inherente tratar de rechazar, defenderse de este tipo de pensamiento desde un inicio para ir entrenando, porque sus operaciones espirituales no son casuales, sino causales directas determinados por los “bellacos demonios”, llamadas “acciones ordinarias”: “tentaciones”, debemos de allí que debamos recurrir a la “recuperación” del terreno perdido en caso tal de caer, y trazar una “metodología” para una contraofensiva o construir una inexpugnable muralla almática-espiritual, ya que si no lo hacemos podremos claudicar y eso es lo que quiere precisamente el “maligno”.

En todo ello es donde entra el discernimiento que debes ejercitar, pero sobre todo pedir, para saber sus causas, y esto se hace es con práctica, a la hora de tener un pensamiento se debe examinar de dónde sale y su autor, para así estar preparados para ataques posteriores, o bienaventurados como los que vienen del Señor, alegrándonos, sin caer nunca en la vanagloria, porque también podemos ser engañados por mucho discernir que tengamos, no debemos estar confiados sino vigilantes, sobrios, hesicastas, una vez que entra un pensamiento rechazarlo, o recibirlo como debe, sin entristecernos, ni con euforia, arrogancia, jactancia, sino con justicia-piedad, como se dice 1 de Juan 4:1: "Queridos, no os fieis de cualquier espíritu, sino examinad si los espíritus vienen de Dios, pues muchos falsos profetas han salido al mundo". Esto se consigue con el esfuerzo, en especial del arrepentimiento, la contrición de corazón y la penitencia por nuestros pecados, tal cual como lo asegura San Paisio Velichkovski (véase, tambien Maria Egipciaca), sobre todo en lo que se refiere a la superación, la lucha de los enemigos invisibles, la consecución de la oración sin cese, cuyo beneficio para el alma brotan la pureza del corazón, como semilla, dirigidos a los frutos espirituales (obras).

Debemos aclarar algo y es que los pensamientos divagan muchas veces por nuestra propia culpa, es decir, hábitos, es decir, a veces por lo errores en que caemos se penetran en nuestra alma, pero en otras ocasiones son introducidos por el maligno por perjuicio, pero que Dios paradójicamente los utiliza para nuestro beneficio si le llegamos a rechazar, esto es, para purificar nuestra mente, en transición hacia la purificación del corazón, por lo general, la Santísima Trinidad cuando lo permite sabe de nuestras capacidades y condiciones, caemos, no por su culpa, sino por la nuestra, al no resistir, huir, luchar, o falta de humildad, y todo esto dependerá de la calidad de nuestros pensamientos, imaginaciones, se aclaran o entenebrecen, porque es que la fuente que los genera son noéticos, y la única forma de hacerlo es así, para que se convierta todos ellos en santos, justos..., por eso además de la importancia de recitar la oración incesante, el santo rosario, la lectura santa, hermanos, se necesita de un combate mental, vida sacramentada, meditación, contemplatio (hesicasmo), medio distintos, ayunos, vigilias, vigilancia (nepsis) constante, evitando la ignorancia, el espíritu carnal, la negligencia, y el olvido de Dios.

Ahora, todo lo que tenemos en nuestra mente puede ser catalogado por basura, no solo por lo que escuchamos a diario, conversaciones vanas, sino por lo que vemos en las redes sociales, y todo lo que implica los sentidos, estamos en una sociedad hiper materializada, que nos corrompe, que no hay necesidad del maligno tentarnos, nosotros mismos caemos redondos cuando no nos entrenamos en el espíritu, por ejemplo, cuando pasamos todo el día viendo televisión, leyendo libros necios, comiendo a cada rato, igual puede decirse de lo contrario, cuando hacemos ayunos sin sentido, vigilas que sobrepasan nuestra capacidad, etc, todo esto viene de nuestra propia soberbia, hombre concupiscible, del cual aparta al alma de la verdad, y nos aleja del pegamento divino de la virtud que no es otro que la humildad/obediencia. Sépase que cada vez que la impureza saca la cabeza de víbora toca darle manduco, hasta que se elimine su nido, dejar de alimentarlos es una y otra rechazarlos, golpeándolos.

En este sentido expresa el teólogo ortodoxo, J.L. Larchet en su inisigne texto: "Terapéuticas de las Enfermedades Espirituales", "Por lo tanto conviene luchar contra los pensamientos si se quiere poner fin a los pecados externos e internos y librar las almas de las pasiones, sería inútil combatir las pasiones luchando únicamente contra sus manifestaciones externas, pues [todas ellas] tienen su raíz en los pensamientos y si estos subsisten en el alma, inevitablemente otros actos se derivaran de ellas" (p. 450). Citando Eclesiástico (Siracides) en su capitulo 23 en sus versículos 2 a 3, que extendemos hasta el 6 nos dice: "¿Quién aplicará el látigo a mis pensamientos, y a mi corazón la disciplina de la sabiduría, para que no se perdonen mis errores, ni pasen por alto mis pecados? No sea que mis yerros aumenten, y que abunden mis pecados, que caiga yo ante mis adversarios, y de mí se ría mi enemigo. Señor, Padre y Dios de mi vida, no permitas que mi mirada sea altanera, aparta de mí la pasión Que no se apoderen de mí lo placeres ni el sexo; ¡no me entregues a mis pasiones impuras!"

Dice San Agatón: “La actividad del cuerpo es como una hoja; la actividad interior -esto es el trabajo espiritual- es el fruto”, entre otros casos los monjes de Egipto, como San Nilo, Evagrio Póntico, y antes Orígenes se refieren a los logismoi, como vicios que distraen al monje, pensamientos que brotan del corazón, en ciertas ocasiones, o que llegan al alma apartando la atención debida/requería hacia Dios, de este modo Hesiquio de Jerusalén indica cuatro (4) formas para ejercitarnos en esta vida, la primera es resistir a estas pésimas ideas, segundo tener el corazón quieto, libre de toda falsa imagen, tercero, orar (mentalmente), invocando el santo nombre de Jesús, y cuarto pensar en la muerte, llegando siempre al recogimiento interior, al hesicasmo, según sus capacidades/condiciones, esto es la vigilancia, anticipándose a estos golpes almaticos-espirituales dentro de la vida ascética en la unificación hacia lo noético en comunión con la Santisima Trinidad.

Dice San Teófanes el Recluso, que las pasiones no se manifiestan en nosotros gratuitamente, sino por algo, y principalmente es porque aún no somos puros, pero de ellos podemos sacar provecho para purificarnos, (véase, ¿Qué es la vida espiritual y cómo perseverar en ella, p. 226), el problema es que no la rechazamos, sino que la aceptamos, y se comienza a arraigar, indistintamente de su causa, pues ya se dice en Romanos 8:7: "Toda consideración carnal (pasional) es enemistad con Dios", por tanto la voluntad, el esfuerzo, entran en acción, para comenzar a desplazar pensamientos inocuos por aquellos saludables, santos, por ello es que tengamos que utilizar la ira, la iracunda que es santa, para no caer en la trampa, de la imaginación, el meollo de esto es que el pensar genera a veces deseos/placeres cuando lo aceptamos, de allí que el entrenamiento de apártanos nos lleva al buen camino, lejos de la acción-reacción, esto es de la impureza, entre ellos la mental. Debemos hacer uso de los medios, instrumentos para repeler los ataques, resistir, luchar (interiormente), y crear así una conciencia de lo justo de la moral cristiana-católica-ortodoxa.

Hagamos la Oración de Jesús en ese/este instante: 

"Señor Jesús-Cristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí, pecador" o su forma breve: "Señor Jesús-Cristo, ten piedad de mi", o composiciones diferentes, "Señor Jesús-Cristo, sálvame", "Dios ven en mi auxilio, Señor, apresúrate en socorrerme", etc, la que usted prefiera, construya, mejor si es con el Evangelio, o con los Salmos, pero recuerde dirigirse siempre con devoción, con el alma, golpea la tentación, el pensamiento invocando el nombre de Cristo, expúlsalo, con la doxología, y veras como todo vuelve a la normalidad, se tranquiliza todo, de hecho, con el solo nombre es suficiente, ya dependerá de ti la actitud, así afirman los Santos Padres, y la monástica, pensemos el San Juan Kolobos o el Enano (de Egipto), quien decía que antes de que le llegara ya tenía la oración en la mente (en la boca de los pensamientos) se adelantaba a los hechos, porque atendía la mente a su rezo (lo que llaman ahora prosoche), pero siempre con humildad/obediencia, recordando la muerte diariamente (memento mori), la quietud (hesyquia), dentro del proceso de la lucha interna, en la contemplación, en la cooperación, esfuerzo para la consecución de la gracia santificante esto hace parte de la economía de la salvación.

Si se dan cuenta, casi todo los santos orientales, y entre ellos los hesicastas, solo por mencionar uno, el Santo Paisos del Monthe Athos, se refieren a los mismos remedios, este último nos regala para ello una formula breve para purificar el corazón, la misma receta de siempre, pero que muy poco hacemos y que repetimos incansablemente, y esta no es otra que la Oración de Jesus, que ya nos acabamos de referir: 

"Señor Jesus-Cristo, hijo de Dios, ten piedad de mi, pecador"

Indica el monje que es así como se purifica todo, desde el cuerpo, hasta el espíritu, pasando por la mente, expresa tajantemente que "se echa afuera todo el lastre acumulado en el corazon", pero dicha actividad debe verse/practicarse en conjunto on la humildad, la renuncia a si mismo, como al odio por otro (amar al enemigo incluso), el amor (caridad), la manifestación de nuestros pensamientos, la ascesis y la oración continua. 

Téngase claro que sin esfuerzo hacia lo divino, no conseguimos nada, y la gracia no crece (en caso de tenerla) o no se consigue, a menos que por misericordia te la de por ciertos motivos desconocidos, causales o misteriosos (pero no es la regla general), en todo caso, todo el que quiere crecer en santidad debe cooperar para la salvación de todas las almas, incluyendo la suya, la de su prójimo, incluso la de su enemigo, y esto es lo que quiere Dios. La purificación progresa, según la medida de sus medios, entre ellos el de la oración, invocando su santo nombre, y la vida sacramental, una vez que llegue los pensamientos se deben resistir y expulsar, como una fiera que entra a tu casa, vea que con el enemigo no se dialoga, se destruye, se elimina, lo mismo que este tipo de ideas, se irrumpe con la gracia, o con el esfuerzo para su consecución, hasta que no dejen de salir quiere decir que nuestro corazón aun no es puro, porque es lo que brota, mientras que exista la voluntad debemos arrepentirnos, llorar, purificarnos, hacer penitencias, pedir ayuda, etc. Entendamos que el camino hacia la pureza de corazón está lleno de muchos obstáculos, y luchas, y por supuesto que con la ayuda de la Santisima Trinidad podremos salir avante.

26 de noviembre de 2023

LA "SCIENTIA AMORIS": EL INICIO A LA "CONTEMPLATIO" DESDE UNA VISIÓN "NEUROCIENTIFICA" Y "MÍSTICA"


"Jesús no llama a quienes son dignos, sino a quien él quiere" - Santa Teresita del Niño Jesús

"Y el verbo ["amor"] se hizo carne y habitó entre nosotros"- Mateo 15:12-13

"Con todo, la mente y el amor son un espíritu, no dos espíritus; una esencia, no dos esencias"- San Agustín

Mario Felipe Daza Pérez

La "divini amoris scientia" es la "carta apostólica" que el Santo Papa Juan Pablo II le dedica a "Santa Teresita del Niño Jesús" (Ver, "Historia de un alma", texto que puede ser a luz de lo que queremos transmitir aquí, como la "ciencia del amor"), para nombrarla como "Doctora de la Iglesia" que es un principio básico de lo que significa de los aportes que hizo esta "carmelita" en la transición hacia lo que nosotros más adelante en el tiempo, místicamente llamaremos como la "ciencia de la cruz" (tal cual como lo concibió Edith Stein). 

El fin último del "misterio de Cristo" y su pasión, por tanto de su "verdad", esta combinado en esta ocasión con algunas menciones "científicas" y "neurocardiológicos" de la que significa "eléctricamente" el "amor" en nuestro cuerpo, a través de sus funciones en el órgano del "corazón" derivada de su "coherencia cardiaca" (que ya describiremos más adelante) con el "cerebro" (simbiosis), de allí que podamos decir que el "evangelio", la "lectura", la "caridad" sean unos de los muchos "alimentos espirituales", para esta "correlación", de lo que titula San Juan de la Cruz como la "Llama de amor viva".

Para los "griegos" y luego para los "cristianos" como nosotros, el "philia" no solo está relacionado en esa estrechez de amistad que puedas tener con alguien, sino que tambien se puede relacionar entre el "amor" que se tiene por "familiares" o "amigos", no pasa lo mismo con el "eros" (aunque a veces con significado distinto) que expresa más que todo ese "amor" concupiscible, o pasional, que no siempre es malo, de hecho la "caridad" algunos autores de la "patrística" lo relacionan con este punto, y por último tenemos el "ágape" que es el más común entremezclarlo con el "amor" verdadero hacia Dios, al prójimo y al bienestar de uno mismo, considerado como "amor divino" es decir, "scientia amoris" del cual esta cobijada para los fieles con el señor y los "justos" y e incluso para los "pecadores" que él quiera.

Siguiendo con el Santo Juan Pablo II, para este, la "ciencia del amor divino" una vez identificado y conseguido es el "espíritu santo", quien arrastra a las personas sobre todo a los humildes (ya que Dios humilla a los orgullosos y a los humildes los llena de bienes [gracia], Santiago 4:6), para que conozcan de los "misterios de la fe" y de la "verdad", para aquellos que se le encuentre "oculto" dicha información. Es entonces a los "sabios" e "inteligentes" a quien se le entrega ese "don de la sabiduría divina" en su máxima plenitud, de allí que el "espíritu carmelita" sea una vía para llegar a este propósito o a la "vida contemplativa" y de la "iluminación de conciencia" por eso que deba ser importante "imitar la vida de los santos" leer textos edificantes, acompañado de la misma palabra de Dios, y demás documentos espirituales que llenan el alma en su "sentido místico" como los que proponen también los "benedictinos" u otras escuelas, entre ellos, desde la visión del ya mencionado San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Ávila o la misma Edith Stein (Santa Teresa Benedicta de la Cruz) tomándolo a todos ellos como "maestros espirituales".

Antes pensaba ignorantemente (dentro de mi "racionalismo burdo") que el "corazón" era un simple órgano y ya, que solo "bombeaba sangre" y que su función era indiferente a las demás, pero se ha venido demostrando "científicamente" que no es así, aunque desconocido estaba en determinar que se trataba simplemente de "un kilo más en el cuerpo", pero, no, ya que ahora podemos hablar de un "cerebro de corazón", es decir de esas "corazonadas" compuestas por un "sistema nervioso autónomo" que en nada tiene que envidiarle al "tronco encefálico" y demás componentes de nuestra cabeza, ni tampoco a la microbiota, designado, por el saber cómo el "segundo cerebro", ya que a través de este se ha validado conseguir hasta un poco más de 40.000 neuronas y toda un red de "neurotransmisores" del cual se concluye que se tiene una "inteligencia" propia, del cual podemos decir que puede "tomar sus propias decisiones" llegando a aprender, recordar y percibir y bien contar con el mayor campo "electromagnético" (red eléctrica) estimándose con hasta 5000 veces más "intenso" que el mismo "cerebro", y del cual se afecta con la "parte emotiva" de las cosas, ya sea para bien o para mal (inclusive para la mística misma).

Siguiendo con este "plano neurocientífico" se ha encontrado una relación estrecha entre el eje corazón-cerebro-microbiota, en una investigación del cual ha conseguido que con tan solo conforme a un (1) "latido del corazón" puede hacer que las personas duden de su "propia opinión" y se inclinen más hacia los demás -empatía-, (es decir, hacia la "caridad" o al "amor"). Los resultados del estudio sugieren que las señales de "nuestro cuerpo", particularmente de "nuestro corazón", pueden moldear significativamente nuestras "corazonadas" (eléctricamente hablando) como la toma de "nuestras decisiones" en entornos sociales, ambientales o culturales, esto, por ejemplo, como el que se puede derivar del encaminado "hacia el amor al prójimo a través del amor por Dios" -piénsese en la "scientia amoris"-. (Cfr. Social interoception: Perceiving events during cardiac afferent activity makes people more suggestible to other people's influence, Cognition, Volume 238, September 2023).

Se entiende por "coherencia cardiaca" como el buen funcionamiento del "cuerpo" y la "mente", del cual sirve para "intensificar" si se quiere los "momentos espirituales más intensos del alma", conectando de este modo el cerebro con los "péptidos" propios del corazón tales como el ANP, ANF, y la ANH, todo ellos concebidos como "neuromoduladores" (citoquinas, de las que encontramos la CK, CK-MB o BNP,) esto, con el "grado" de conseguir una "conciencia inteligente" que bien entraría dentro del concepto de "amor" o de caridad (ágape) que bien se pueden conseguir a través de "pensamientos internos" (silencio interior), como las "ideas positivas y espirituales puros". (Ver, Jorge Tartaglione, su texto "El cerebro que late: El misterioso diálogo entre el corazón y el cerebro"), en suma, estos órganos no están allí para funciones básicas, sino que permiten construir entonces un "diálogo permanente de emociones" como de decisiones malas o buenas cuando se trata además de como nace tus deseos, pasiones, y demás en el seno del "interior de tu alma".

Esta relación perfecta, prácticamente en descubrirse es nueva, igual como sucedió entre el enlace del "cerebro con la microbiota", esta "conexión" se deriva, de la "identificación de señales" (electrificación), lo que evita en últimas la "afectación cerebral" como un órgano aislado, no trabaja "autónomamente" como se cree. Se expresa que más o menos el  cuarenta (40%) de las personas que experimentan "síncope", o "desmayos" al menos una vez en la vida se debe a estos fenómenos de "éxtasis". Estas breves "pérdidas de conciencia" (o más bien de "iluminación"), ya sean provocadas voluntaria, pero en todo caso "involuntariamente" por dolor, miedo, calor, hiperventilación, o en algunos casos "místicamente", hace de la unión perfecta con Dios, de lo que hoy en día sigue siendo un misterio. (Cfr. Lovelace, J.W., Ma, J., Yadav, S. et al. Vagal sensory neurons mediate the Bezold–Jarisch reflex and induce syncope. Nature 623, 387–396, 2023).

Teniendo en claro entonces que son las "interacciones cerebro-corazón (BHI)" en que puede derivarse y tambien en lo que pueden estar involucradas en la "neurobiología de la conciencia", por tanto del "espíritu" y su efecto en el "alma", son las "emociones" las que son emanadas en esa conexión en la llamada "coherencia cardiaca" de la que consigue dicha relación "bidireccionalmente", esto, hacia un estrecho de vínculo en las conductas de las personas conforme a los "vicios" o sus "virtudes" por ejemplo, como puede ser el destacado para la "caridad" o "el amor a Dios " o al "prójimo" y esto se debe a que el "corazón" igual que el "cerebro" recopila información en el resto del día (ojo, con lo que haces cotidianamente) y de tu tiempo para analizar toda control de actividad que tengas (realiza constantemente examenes de conciencia, para mejorar), y del que luego puede referir para tener respuesta fisiológica, y tambien en cuanto a las "actividades corporales", y esto, no solo desde el punto de vista "espiritual" sino tambien "neurocientífica". (Cfr. Brain-heart interactions in the neurobiology of consciousness, Diego Candia, Current Research in Neurobiology, Volume 3, 2022).

Señores/as, ahora, desde el punto de vista "místico" mezclado con esta visión "neurocientífica" podemos decir que muchos se han interesado en conocer las escrituras a "rajatabla" (exégesis), como comúnmente lo hacen los "protestantes", eso, aquí no importa, por mucho que estudies la Biblia o te consideres un "teólogo arrodillado", sino te llega a la "sabiduría divina" no sirve de nada, por ello es que la "ciencia del amor" ("scientia amoris") sea la clave para el "inicio de una vida contemplativa" (contemplatio), ya lo decía Jesús, en Mateo 15:12-13: "Este es mi mandamiento: Ámense los unos a los otros, como yo les he amado [ágape], que no hay amor más grande que dar la vida por los amigos" -caridad- (como por los hermanos). ¿De qué nos sirve aprender el hebreo o griego para presuntamente comprender mejor la letra cuando el espíritu es otro? Muchos son los soberbios conocedores de las palabras, pero muy pocos los humildes con "sabiduría infusa" (se puede leer al respecto las enseñanzas de Santa Hildegarda de Bingen).

Repetimos una vez más, que es en la "práctica de la virtud" como se consigue el "esfuerzo" hacia esa "perfección cristiana", y que por tanto, el método correcto será construir una "ciencia del amor" concebido por el "amor puro" hacia su concepción, tal cual como se dijo en San Lucas 18:17: "Yo os aseguro: el que no reciba el Reino de Dios como niño, no entrará en él", de allí que dentro de la llamada "coherencia cardiaca" se tenga que debe estar en armonía por lo que sientes y en constante armonía con "todos los órganos del cuerpo", expresando de por si todo lo que piensas, descrito en "pensamientos puros", traducidos en "actos" que lleven siempre a la "santidad". Siguiendo a la carmelita filósofa-mística Edith Stein esta comenta que "Dios es amor", tomando por supuesto a San Agustín en su texto "La trinidad", del cual comprende no solo a Jesucristo, sino tambien a la Iglesia como un todo (triunfante, purgante y militante), es decir, al prójimo, lo que se conoce como el "cuerpo místico", y por último a ti mismo (en pro del "bienestar"), a la mano del amor a Dios, y la vida en comunidad, mejor dicho "todos somos uno para todos, y todos para uno".

Para entender el "nexo" y la "relación" entre esta "armonía científica" con la "filosofía", y la "mística", consideradas por Edith Stein como "dos vías" para el conocimiento de la "verdad" y su "coherencia cardiaca", es entonces necesario empezar por el comentario de la obra de Santa Teresa, llamado el "Castillo interior", en lo determinado por las "anotaciones" con las que se abre estos tipos de comentarios que bien no se comprenden inmediatamente si se ignora el contexto que las rodea (culturales y ambientales). Es cierto que en ciertas ocasiones se hace referencia al texto más significativo como el que propone Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Ver, "Ser finito y Ser eterno"), del cual ha contribuido para nada en suprimir el análisis de las personas en el aspecto mental o corporal, sino que va imbuido tambien en cuanto a los "entornos espirituales", proporcionado en una sólida base para dar un fundamento a la "psicología moderna" (dentro de lo que estudiamos nosotros con la "terapia cognitiva conductual" con las bases del "estoicismo").

Dice Cristo, que el que quiere seguir su vida debe "imitarla" y, por tanto, debe cargar su "cruz" y ir en el mismo camino (responsabilidades, obligaciones, deberes, según sus capacidades). Esto significa además "desapegarse" de las cosas materiales, y aferrarse más bien a las "eternas" que es la "verdad", y la realidad misma, no es la vanidad y la mentira, que está a la vuelta de la esquina, lo que es difícil es la "humildad" en esa "búsqueda" de la "santidad", "guiado por el camino de eterno" (ver, salmos 32 y 138) que es lo que es cierto, en el enseñar alejarnos de los "vicios", las "malas costumbres", y "pecados", en "pro de la salvación". Si se dan cuenta, muchos tienen en la boca a Dios, pero muy poco en su "corazón", lo que hace difícil conseguir una vida plena en amistad con él, dice Tomas de Kempis que existen aquellas personas de "inteligencia iluminada" y "limpio corazón" que da más bien mucha importancia a lo "eterno" que no les gusta para nada hablar de lo "terrenal" o lo "mundano" y les duele mucho hablar u obrar según los "apetitos de la carne", pasan pendiente más bien conforme al sentir del "espíritu de la verdad", saliendo del cuerpo frecuentemente de acuerdo a los "designios de su espíritu" que no es para nada "dominando por sus pasiones" (los controla).

Tomas de Kempis (ver, "La imitación de Cristo") sugiere decir estas palabras, antes que te vengan "malos pensamientos" (p. 197):

"¡Vete, aléjate espíritu inmundo! [vade retro satana] Vergüenza debiera darte, desdichado. Muy inmundo eres cuando tan malos pensamientos traes a mi cabeza. Retírate de mí, seductor malvado, no podrá nada contra mí porque Jesucristo está conmigo y él te dominará. Antes morir o sufrir cualquier tormento que aceptar tus malos pensamientos. Calla enmudece y aléjate de mí".

Lo que se debe buscar es el inicio de esta "vida contemplativa" o en "contemplatio", dada con la "ciencia del amor hacia Dios, prójimo y a ti (como bienestar)", son las herramientas claves necesarias "sobrenaturales" bien para interpretar las lecturas, actos, obras, enviadas por el Señor, en estos casos, en es el "entendimiento" y la "sabiduría divina" donde se consigue la verdad y los "misterios de la fe" y solo en los "ejercicios espirituales" y de las "virtudes" es como se "entrena" para ello, y esto es lo que se mira desde un lado por la forma de la "mística carmelita" y tambien "benedictina" (sin dejar a un lado las otras escuelas, como la "agustina"), en nuestro caso, es una preparación que requiere tiempo y que comienza por pasos y con ese pequeños peldaños es que conseguiremos nuestra "victoria eterna", piénsese en las "teresas" u otras "videntes" como Santa Gema, Santa Francisca, Santa Catalina de Siena o la venerada Juliana de Norwich conforme a su "inteligencia infusa profunda" conforme a las verdades entregas por el mismo Señor dada como "carismas" propias del Espíritu Santo.

Estos "santos" igual que nosotros (derivada de esa "comunión) que creemos en el dualismo del "cuerpo" y "alma" (ahora trinomio: "mente, cuerpo y alma") que es la "regla general" de los "videntes" y "místicos", al considerar que Dios está en nuestra "sensualidad" (órganos), así como en nuestra "sustancia", y el "cuerpo" y el "alma" prestan todo el tiempo mutua ayuda. De esto se predica entonces que el "conocimiento de Dios" es "inmenso" y por tanto es "uno solo" y es "inseparable", por algo que se hable de ser "morada" indivisible del "espíritu santo" y "huésped" del consolador, por tanto, "Dios está más cerca de nosotros de lo que nosotros pensamos que está, ya que lo conoce todo y está abierto a esta "ciencia del amor" ("scientia amoris"), que es sencillo, afable, caritativo, empático, tal cual como aconteció con Santa Teresa de Lisieux, Santa Teresa del Niño Jesús y del Rostro Santo, y demás "carmelitas contemplativos" sin mencionar de las demás comunidades, en concepción de ese "amor fraterno" para todos nuestros hermanos.

El "amor espiritual" o "amor divino" o simplemente la "scientia amoris" es libre de toda "coacción" mundana, o terrenal, esta se eleva por "cuestiones meramente espirituales", no le interesa el qué dirán, ni lo material, el "desapego" es su centro, porque sabe que el "querer" viene solamente de Dios y del Cielo, no de los hombres, que trabajen como instrumentos en favor de ellos, sino por los dones, carismas y demás gracias entregados, conoce  que no tiene limitaciones en el bienestar hacia los demás, con "caridad" (ágape) sin "interés bilateral" o "interés compuesto", no está sumergido fácilmente en las tentaciones y debilidades, no se deja engañar fácilmente, todo le sale excelente, porque vive en cristo, matando pasiones, deseos vanos, o ideas ligeras, cuyo fin principal erróneo es ser truncado por el "enemigo del alma" como de lugar, en esa "constante lucha" conforme a todo tipo de pensamiento u obsesiones que vayan en contra de esta "vida contemplativa" (en "contemplatio"), por ello que le resulte agradable hacer constantemente "ejercicios espirituales" por y hacia la "virtud", esto con el fin de entrenarse ante "posibles adversidades" (tales cuando llegan la vanagloria, el orgullo, altivez, arrogancia, -aplica las "letanías de la humildad"-)-.

El "progreso de la vida espiritual" sin lugar a duda es el "amor" en todo sentido, a Dios, al prójimo como a ti mismo (conócete, acéptate y supérate), en esto se basa la "contemplatio". Si ven, la vida de los santos estuvo marcado de esta "scientia amoris", de hecho, si revisan el texto de la "Historia de un alma" de Santa Teresita se puede encontrar con muchas anotaciones de este tipo, pues, es la "ciencia del amor" la más alta "marca espiritual" que podemos tener, ya que todo es un "avance paulatino", y sobre todo cuando nos referimos a lo "espiritual" es más detallado, y puede que algunas veces se caiga, aquí la cuestión será en no detenerse en ese "esfuerzo constante", con tal de conseguir la "santidad" hasta en su mayor último momento antes de partir ("homo viator"), recuerden, todo pasa, pero nada se queda atrás, por tanto, lo que hemos construido con la oración, súplica, penitencias, sufragios, trabajos, misas, comuniones, apostolado, misiones, paciencia, ejercicios, humildad, caridad y a través de la "práctica de las virtudes", según "nuestras capacidades" serán el "pago" o "recompensa" y la entrada a la puerta principal a la "vida eterna", esto, sin nunca llegar a desanimarse, por los "altibajos" de las "labores y quehaceres cotidianos".

9 de junio de 2024

LOS BENEFICIOS DE LA "ORACIÓN NOÉTICA": FUNDAMENTOS NEURO-ESPIRITUALES


“Más él respondió: «Está escrito: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” - Mateo 4:4

Mario Felipe Daza Pérez

@mariodaza

 

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La “gracia” es un “regalo” que nos entrega el “Espíritu Santo” por medio de unos “estadios” de “conversión” que vamos teniendo en el tiempo, gracias al “aumento”, “cultivo”, “ejercicio” de la virtud teologal de la “fe”, pero también de la “caridad”. De esta manera podemos clasificar por lo menos en tres (3) fases, siguiendo la mística de las órdenes mendicantes, entre ellas la “carmelitana”, el desarrollo del “crecimiento espiritual” a través de la “oración noética”.

 

Una primera fase es determinada como i) “purificadora” de la cual va entendida aún en función al “pecador sistemático”, que al arrepentirse, confesarse, y cumpliendo con la Ley Divina, y con la práctica constante de los sacramentos, —mantenido en el tiempo—, consigue de ese “estado” una “purificación” del “alma” —progresivamente hablando—, como aquel “alcohólico” o “lujurioso” que no de un tajo, sino que disminuyendo sus “dosis” o “actividades” consigue el nivel adecuado de “espiritualidad” hasta conseguir la “gracia santificante” en “grados”.

 

Una segunda fase, se va gestando, en lo referido a la ii) “iluminación” que puede ser de la “conciencia”, pero sobre todo del “alma” el cual consiste que una vez avanzando en tu “purificación” de la “santidad” en ese “camino” hacia la “conversión” constante. Y es en esa misma vía donde/cómo se te van mostrando tus defectos, faltas, vicios, con tal de “mejorar”, que, al momento de ser exhibidos esos pecados del pasado, no acordados, ocultos, los vas a tratar ahora de enmendar, confesar, y no cometer más, trazando si se quiere, una “metodología espiritual”, en cuanto a lo que consiste en esa “búsqueda” de la “perfección cristiana”.

 

La tercera etapa es precisamente “mantenerse” en la “perseverancia”, que se da con la iii) “perfección cristiana”, entendido como ese intento de poder llegar a la “verdad material” (buenas obras) y no tan solo “formal” (sacramentos), y la práctica de la fe, conseguidos en “actos de misericordia”. Aquí el trabajo ya no será solo no pecar mortalmente sino también venialmente, e incluso, mejorar las “imperfecciones” hasta el fin de nuestras vidas, consagrándonos, convirtiéndonos, en una persona mayormente virtuosa, cuyo resultado se presenta en la “opera bona”, consolidando en estas tres (3) fases lo que se llama como “scientia crucis” (Santa Teresa Benedicta de la Cruz), algo parecido de lo que los filósofos griegos llamarían “apatheia” o los estoicos, “ataraxia”.

 

Teniendo en cuenta esto, debemos expresar que hace un tiempo escribimos un artículo dominical referido al “poder de la oración” y su “conexión con Dios”, relacionando a su vez con estos, los elementos “neurocientíficos” (neuroteología) y el misticismo cristiano (que pueden leer aquí) del cual aquí queremos complementar como seguimiento ya no al inicio sino al desarrollo de la “contemplatio”, pero ahora con un enfoque de la “oración”, es decir, en una de sus clasificaciones —profundas—en cuanto al tema de la “alteración de las conciencias” y la “purificación del alma” de las personas, sobre todo hacia el “camino perfecto” a la espiritualidad”.

 

¿Cuál es el fin de la oración? Salvarse, de la muerte, además de ello sirve para experimentar cierto acercamiento con Dios, “trato de amistad” diría los “carmelitas” (San Juan de la Cruz), esto, vivamente, interiormente, esto se debe a que el “espíritu santo” mora en nosotros, solo si ponemos de nuestra parte (sinergia), convirtiéndonos en un templo para su “hábitat”, y un buen ejemplo de ello es tener una “mente compartida” con Él, mencionando su santo nombre mentalmente todo el tiempo. Recordemos la “filocalia”, rezo realizado no solo desde nuestro interior, sino con el cuerpo (metanoia), quitando distracción, elevando los pensamientos, “purificando el alma”, y hablando desde la mente-corazón (oración noética), todos los sentidos deben estar unidos bajo un mismo propósito que no es otro que contemplar a Dios (contemplatio), mejor dicho, buscando la “perfección”.

 

Si nos remitimos a los fundamentos de la “ciencia espiritual”, el “neurocientífico”, el Dr. Valeri Slezin y la electrofísica Angelina Malakovskaia, indica según sus estudios, la medición de biomarcadores a ciertos “monjes” en este caso “ortodoxos” (ver, Entrevista completa en YouTube: Интервью В.Б.Слезина - полное, clic aquí) destacando sobre ellos la “intensidad” de su “oraciones”, en cuanto al “entorno” de la “pasividad” que se dispone a convertirse su “electricidad” en el cerebro, conseguidos con el “recogimiento espiritual” (“volver a juntarse”, la gracia con el esfuerzo), que se presenta cuando involucras el corazón, mente y alma, indistintamente en el idioma que se rece (ruso, latín, español, griego, etc) de ello se recibe unos “frutos espirituales”, conseguidos en ese “estado” de “iluminación” o de “perfección mística” (vía unitiva).

 

El poder de la oración noética, infusa, interior…, tiene plus de curar hasta enfermedades, expulsar demonios, sanar interiormente, como expresaba Santa Teresa de Ávila (ver, “El camino de la infancia espiritual”) esta, condena al maligno, cuando se hace de corazón. Aquel que se empeña a rezar (“euchesthai” o “precari”) es una “alma viva”, ya sea que lo haga de forma privada o pública, para todos, indistintamente que se busque con ella la meditación o no, dentro de su “ejercicio” se involucra las potencias, y actos del alma, entre ellos la memoria, imaginación, la voluntad, y el intelecto (nous), por tanto, el “estado almático”, y por supuesto el “espíritu” ya que lo eleva, tomando de ello un “recogimiento” (recolligere) debido a sus efectos positivos.

 

La “oración” en este sentido dependerá según la “intensidad” que se tenga con Dios, por ello que involucre directamente las partes del alma ya mencionadas, que además de entablar una amistad con Él, nos entrenamos en el método, la eficacia, y la eficiencia de la misma, mejor dicho, su “durabilidad” está marcada por su “contenido”, en este caso más “vale más una (1) oración con profundidad que mil (1000) hechas al aire, sueltas o con pensamientos volando”, de esta forma un rezo de cinco (5) minutos puede significar mucho más en el mundo espiritual que una de cinco (5) horas mal hechas. La verdadera llegará a cambiar cosas incluso en el terreno material, en cuanto a las fuerzas que las integre. El “rezo noético” no solo significa orar con la mente, sino de tener cierta contemplación desde el “nous”, de allí que no se trate de ser un método repetitivo, verborreico y listo, sino de una hecha desde el “corazón”, son “acciones amorosas” provistas de una “iluminación interior”, irradiado por la fe, la caridad (scientia amoris), sabiduría, etc.

 

Realizar una “oración contemplativa” como la “noética”, requiere no solo de un “esfuerzo constante”, sino de tiempo, muchas veces de años, para hacerlo correctamente se necesita de un amalgama de acciones, aunque creamos que lo estamos haciendo bien, de todos modos, Dios nos va instruyendo hacia el camino verdadero para orar, por eso que debamos pedir al Espíritu Santo que nos “enseñe hacerlo”, que nos instruya, fuera de distracción, pensamientos vanos, o cosas que nos molestan, tentaciones, demonios, y de esto se trata el “combate espiritual”, por ello, que sea menester marcar unos pasos, entre ellos, de la postración, el recogimiento, esparcir agua bendita, ser intenso en el contenido, mejor dicho, emplear unos remedios propios para evitar falencias que pueden demorarse para aprenderse.

 

Propongamos unas “reglas” importantes para su “búsqueda” entorno a esta “perfección cristiana contemplativa” o al menos del que trate de “emplear” (en este orden sucesivo) una “consolidación” para realizar una “oración noética” efectiva:

 

  • Antes de empezar todo, probemos prendiendo las velas bendecidas (hasta incienso), con tal de que ex ante, realicemos alguna “oración preparatoria”.
  • Coloquemos “música gregoriana o sacra”, esto, para que lleguemos a tener un mayor enfoque (se puede usar audífonos), sonidos de campanas, la del shofar, alabanzas, etc (preferible las primeras). 
  • Estirarse, concentrarse, y “respirar profundo” con tal de activar los ritmos bioeléctricos y neuronales en el cuerpo (coherencia cardiaca) en ese “recogimiento contemplativo” que vamos a “interiorizar”.
  • Invoquemos al Espíritu Santo (breve tiempo)
  • Ponerse arrodillado, en su defecto, de pie (en caso de mucho sueño), o sino sentado, por último, acostado (en ese orden de postración) depende del ánimo o disposición que se tenga.
  • Durante el lapso de este tiempo se puede llegar a leer algún un libro espiritual, capítulo de la Biblia, un salmo o la palabra del día, etc (mental o vocalmente).
  • Luego de ello podemos comenzar con alguna oración en voz alta, para que nos centre, con paciencia, perseverancia, si se quiere seguir con ella en la misma entonación, con cambios vocales, o si se prefiere cambiar luego a la “mental”, para luego sí pasar a su profundidad a la “noética”, la que es hecha desde la “mente” y el “corazón”.
  • Mirar una imagen de Cristo, la Virgen, o algún Santo, para que nos concentre aún más, y nos llene de esperanza y paz, mientras oramos con el corazón (scientia amoris), y conseguimos el nivel de contemplación ideado.
  • También intentemos para conseguir este “estado contemplativo” hacer un rosario o un conteo con jaculatorias de entre 30, 50, 100… 1000 repeticiones, diciendo por ejemplo la “oración de Jesús”, desde unos minutos hasta media o varias horas (dependiendo la capacidad), en varios periodos de tiempo, como si fuera una rutina de gimnasio corporal.
  • Por último, estas “oraciones” al llegar a su “estado contemplativo”, de la “elevación” puede conseguirse desde tu habitación, en la hora santa, ante el santísimo, ante imágenes, el sagrario, etc. Dependiendo de las circunstancias y el momento, sin nunca perder el “enfoque” (deep mind-heart).

 

Ahora, para maximizar la “oración noética”, es importante que tratemos tener el “estómago vacío” para que no nos de sueño, y tampoco ralenticemos así nuestros “pensamientos” a la hora de clamar, deprecar, suplicar, etc, además si realizas “ayuno” de este “modo” te la dará fuerza necesaria para seguir, porque así, elevarás el “alma” conforme a lo que será este “estado contemplativo”, lo mismo pasa cuando se trata de alguna mortificación, de cualquiera de los sentidos (vista, tacto, olfato) y esto hace parte de una mejor “preparación previa” para comenzar la oración contemplativa en el lleno de ese “recogimiento”.

 

Si hacemos las cosas como son, “marcaremos” una “disciplina espiritual”, no solo en el comportamiento a la perfección, sino también del rezo, por horas, con un método propio, siguiendo los ejemplos de los padres de la iglesia, del desierto, los santos, pero también trazando una flexibilidad cuando toque, tratando de cambiar rutinas como si se tratara de “entrenamiento físico”, esto, para no estancarse, pero sobre todo porque somos “humanos”. En todo caso, siempre trata de hacer la oración con humildad, porque si no, no sirve de nada, lo que conviene en todo momento será el superarse, mejorar, y acercarse muchos a las virtudes de Jesús, lo que más se pueda (en el cargue de la Cruz), y puede que en ciertas ocasiones tengamos fallas, recaídas, y hagamos a veces las oraciones mochas o sueltas, pero debemos seguir adelante, y recuperar ese tiempo perdido en el día, semana, o mes siguiente, pero con calma.

 

La “oración noética” no puede entenderse como algo de la “mente” y ya, sino hecha con el “corazón” para que pueda ser traducido en el “idioma infuso” de la “caridad”, “scientia amoris”, no se trata simplemente de una “terapia psicológica” aunque lo sea o no, pero no es su “finalidad”, su telos es el trato y amistad para con Dios, (ver, “La vía a la perfección” de Santa Teresa), trata de comenzar tan solo con unos pocos minutos hasta ir consiguiendo la perfección por el tiempo requerido, tomando para ello una vida ascética (askesis), mística, la cual no solo implica cambios en los biomarcadores sino también en la “conciencia humana”, y en el “mundo espiritual”, incluyendo hacer la bendición en cada una de las comidas, sonar campanas, la señal de la cruz o arrojar agua bendita sobre ellas (aghiasma).

 

Para el Dr. Andrew Newberg (a propósito de su último libro, titulado “Neuroteología católica”, publicada en abril de 2024), ha realizado estudios con más de 40000 personas utilizando (como lo hizo Dr. Slezin), entre ellos, resonancia magnética funcional, tomografía computarizada y de positrones, y dentro de estos “descubrimientos”, encontró que la “oración” y la “meditación” son realmente poderosas en el cambio de los “estados de la conciencia” y del “plano espiritual” e inclusive “material”, siempre que se haga con “perseverancia” e “intensamente” (contenido noético), en estos casos el “cerebro” aumenta la actividad en el lóbulo frontal y el área del “lenguaje infuso”, así como la comunicación en este caso divino para con el hombre. Veamos.


Aquí se muestra el cerebro de alguien que ora frecuentemente según el neurocientífico Andrew Newberg, Véase en “How do meditation and prayer change our brains?”

 

Dentro de estos u otros “estudios”, el mismo, ha analizado el “comportamiento” de “monjas franciscanas” del cual implican la repetición interna (jaculatorias) surgidas de una “oración noética” del cual se asocia a su vez con los sentidos, entre ellos la vista, como la que se componen con la “iconografía”, las personas escaneadas a través de las “herramientas neurológicas”, por una hora, media hora, hasta menos, se confirma a través de ellos (mientras realizan el rezo) el “cambio” de “estructura” en varias regiones del cerebro hasta llegar “alterar” la “conciencia”, dentro de un sentido “iluminado”, con modificaciones en la corteza prefrontal (7,1%), los lóbulos parietales inferiores (6,8%) y los lóbulos frontales inferiores (9,0%) (Véase, Newberg A, Pourdehnad M, Alavi A, d'Aquili EG. Cerebral blood flow during meditative prayer: preliminary findings and methodological issues. Percept Mot Skills. 2003 Oct;97(2):625-30. doi: 10.2466/pms.2003.97.2.625. PMID: 14620252).

 

Siguiendo a San Agustín como a Santo Tomas de Aquino, creemos que no es el “cerebro” quien “crea” estos “estados” sino su “complejidad” en sí mismo, es decir, la “unidad del intelecto” (nous), —“hic homo singularis intelligit”— (Ver, Suma Teológica, I, q.76, a.1, c.), es decir, es el “hombre” quien se relaciona con Dios, indistintamente de la “materia”, si es el cerebro, el corazón o no, por lo tanto su “experiencia mística” depende del “alma” y el “espíritu”, es un plano incomprensible y misterioso para el “género humano”, la cual no puede ser medido, ni verificado, por la “neurociencia” ya que es un momento “puramente espiritual”. Aun así, los “biomarcadores” nos arrojan resultados, de ritmos como los “alfas” o “betas” hasta llegar a uno llamado “delta” que se consigue cuando se realiza este tipo de “oraciones” consideradas “noéticas”, allí que la cosa cambia, pero “neuronalmente”, sin que esto signifique una “base empírica” (véase, Justyna Herda, Volume 71, Issue 4, 2023, The Neurocognitive Foundations of Prayer: A Critical Analysis).

 

Además de los neurocientíficos citados, podemos mencionar a otros, como Norman Geschwind (1979) o "síndrome de Geschwind" (véase, Behavioral changes in temporal lobe epilepsy. Psychological Medicine, 9, 217–219), Stephen George Waxman (ver, “Neuroanatomía clínica”), Vilayanur S. Ramachandran (1999, Phantoms in the Brain: Probing the Mysteries of the Human Mind), Sandra Blakeslee,: "Fantasmas en el cerebro: Probing the Mysteries of the Human Mind" Quill William Morrow, Nueva York 1998, 328 páginas), Mario Beauregard (véase, 2009, The Spiritual Brain: A Neuroscientist's Case for the Existence of the Soul), Vincent Paquette (2006, ver, Beauregard M, Paquette V. Neural correlates of a mystical experience in Carmelite nuns. Neurosci Lett), Nina P. Azari (vease, “From Brain Imaging Religious Experience to Explaining Religion: A Critique” o "Religious Experience and Emotion: Evidence for Distinctive Cognitive Neural Patterns”) y muchos otros han realizado estudios sobre el tema, del cual asocian todos ellos “cambios contemplativos”, en los ritmos theta, y gamma en el lóbulo temporal y regiones parietales. Veamos.


 

En la mayoría de los estudios, se ha llegado a la conclusión, además de los “cambios de ritmos”, de que los “hercios” se disminuyen más no aumentan, como si se tratara de un “recogimiento pasivo”, “infuso”, más no de una excitación que se pueden conseguir por ejemplo de los efectos conseguidos con una droga activa, que libera niveles aumentados de dopamina, o adrenalina, aquí pasa lo contrario, de forma natural la bioelectricidad puede bajar de 30, 10, hasta 3 Hz, es como si la “materia” no estuviera ahí, como si fueras un niño, o mejor un bebe, lo cual esto se describe, empíricamente un “estado” distinto de la “conciencia”, o de “iluminación”, que se consigue a partir de la “fe”, conectado a una “inteligencia divina” que podemos unirla a la denominada “inteligencia somática” la cual compone todo el cuerpo y no tan solo el “cerebro” como se cree, de allí que se estime como otro “estado funcional” conseguido a través de la “oración” (scientia amoris), pero sobre todo de aquella que es interior (noética).

 

Michael Persinger también ha estudiado estos “eventos paranormales” (véase, ELF and VLF electromagnetic field effects) como muchos de los relacionados, y estos temas místicos, “Casco de Dios” o “God Helmet” (véase, "The Electromagnetic Induction of Mystical and Altered States Within the Laboratory". Journal of Consciousness Exploration & Research), donde ha demostrado un “correlato fisiológico” de las experiencias anormales inclusive en las que se ensayan también con la “teoría del huevo” o “teoría de la hemisfericidad vectorial” materia donde los psicólogos han querido llamar en la construcción del “Yo” dentro de la inconsciencia (recordemos a Freud o Jung), pero esto es otra cosa distinta a la “espiritualidad”, que no tiene nada que ver tampoco con el carácter, temperamento, personalidades, sino con el “intelecto” (nous), del alma, lo intangible que bien pasa con todo el mundo indistintamente seas ateo o no, ya que se presentan no solo por “patrones estimulación neuronal” (véase, Mario Bauregard, en “The Scientific Battle Over the Existence of the Mind and the Proof That Will Change the Way We Live Our Lives”) esto debido a que no depende de las emociones, sino de tu interior, por medio de una “lenguaje infuso”, con base en una “fe”, “luz”, “iluminación” irradiada con la “oración”.

 

Son varios relatos de la biblia del que demuestra que el “abrid los ojos”, y “dejar de ser ciegos” se puede presentar de aquí una simple semejanza con los “fundamentos neuro-espirituales” (por ejemplo, tal cual como se describe en Mateo 13:15), pero en esta ocasión queremos colocar el caso de San Pablo que en el “Camino de Damasco” (Hechos de los Apóstoles, capítulo 9) termina viendo esta vivencia de “conversión”, tanto que quedó ciego de verdad, así no solo el cerebro se transformó y su “corazón” sino también su “alma” y todo su “ser espiritual” (dejando de tener “ceguera”), llegando a cambiar por un “hombre espiritual-racional”. Como se hace el “despertar almático”, son muchos los “momentos de sanación” cuando las personas besan, tocan reliquias de Santos, de la Virgen, cuando están en la Iglesia, existe mucha documentación al respecto, y esto se debe no a la materia, sino al factor “divino de la espiritualidad”.

 

Es decir, de la “fe” que le pongas se transforma lo material a lo espiritual (y viceversa), esto, dependiendo que lo que estás haciendo, y todo ello tiene su impacto biológico, sensorial y extrasensorial, por ello que la “oración” sobre todo la “noética” sea un poder que nos ha dado Dios para tal propósito, incluyendo la de mejorar la conciencia, llegando a una “iluminación” mejorado. De allí que sea menester tener la “custodia permanente de nuestros sentidos” porque todo se va quedando y grabando en el alma cualquier falta, o mala acción, y el rezo es una contramedida a esta introducción negativa de los actos. Según los estudios realizado ya mencionados y entre ellos los de Angelina Malakovskaia (ver, Журнал «Приходская жизнь» № 4 (45), год 2006, exactamente titulada: Чем объясняются целительные свойства святой воды, православной молитвы и крестного знамения? "Александр Смирнов”, en español: “¿Qué explica las propiedades curativas del agua bendita, la oración ortodoxa y la señal de la cruz?”, que pueden descargar aquí) del cual ha indicado que “cuando un sacerdote consagra agua, la densidad óptica es 2,5 veces mayor, cuando la consagración la realiza un fiel laico, sólo 1,5 veces mayor, pero con un bautizado e incrédulo, sin una cruz al cuello, los cambios fueron insignificantes”.

 

Si revisan, los “milagros” que se presentan con la famosa “Agua de Lourdes”, contenida en su “manantial”, las curas, sanaciones, etc que se manifiestan son impresionantes, son “hechos sobrenaturales” que alteran la ciencia, y por tanto la “materia”, y puede que muchos de estos “datos” sean medidos con “herramientas neurocientíficas”, pero nunca podrán demostrarse empíricamente estos “sucesos” que suspenden las leyes de la naturaleza como de la fisicoquímica, como las que se evidencian en el estado de ritmo bioeléctricas en hercios de los “monjes contemplativos”, cuando se demuestra que sus “ondas” bajan hasta 3 o 2 Hz, como si fueran bebés (“sed como niños”), presentándose una “comunicación infusa” con seres espirituales, fuera de este mundo, algo contrario precisamente que no sucede en la medida que envejecemos, ya que llegamos hasta obtener, más de 12 Hz, con el lapso del tiempo, haciéndose difícil conseguir el “estado de oración contemplativo” (y si no se “entrena” –ascesis– es mucho peor) y esto ha sucedido en parte porque nos hemos vuelto muy “racionalistas”, y pocos “espirituales”, a diferencia de otros, la civilización va decayendo en los apegos, ídolos, materialidades, consumismo y demás vanidades, que nos alejan del “camino” de la “perfección cristiana contemplativa”.

 

Si a esto le sumamos la falta de “tradicionalismo”, y “ortodoxia” en las “costumbres religiosas” estos “estados noéticos” se dificultará mucho más, ya que no practicamos el ayuno con rigurosidad, estamos inclinados a los placeres, deseos, el no orar, debemos hacer entonces como nos exhorta Cristo, en Mateo 18:3, “En verdad os digo que si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos”, si queremos “orar” debemos hacerlo como los bebés, noeticamente, no en la maldad, sino “infusamente”, pero no en el pensar como si lo realiza un adulto, “intelectivamente” (nous) utilizando en este caso el “poder de la oración infusa” para transformar almas (como la propia), siendo mansos, pacíficos, humildes, inocentes, sencillos, consagrados en un corazón limpio y puro, en “gracia de amor”.

 

Se va a notar mucho la diferencia cuando de rito, método, sistema, se trata, no es lo mismo un protestante (que está “atado” a unos “intereses particulares”), que un sacerdote católico, o un monje fervoroso, en estos, no solo cambia su contenido, forma, intensidad, sino también la “sustentabilidad” de las oraciones, de allí que se evidencie muchos “cambios neuronales” (coherencia cardiaca), con los que verdaderamente viven la fe, con una meditación de “recogimiento infuso” basados en rezos noéticos (scientia amoris) contrarias a la activación de biorritmos excitatorios, como si se tratara de “ataques convulsivos”, así mismo podemos decir que sucede con budistas, espiritistas, islámicos, conforme a la no activación de estas zonas del cerebro que solo sucede quienes se centran en la “contemplación cristiana ortodoxa” (Véase, Почему и как молитва лечит?. Беседа с профессором Валерием Слезиным Grabado por Evgeny Golubev. N° 2, del 25 de mayo de 2004, traducido ¿Por qué y cómo cura la oración? Conversación con el profesor Valery Slezin).