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21 de julio de 2024

LA CONCIENCIA DE LA IGNORANCIA: ¿CÓMO SALIR DE ELLA?


“La ignorancia involuntaria no es contada contra ti como culpa; sino que tu culpa es el descuidar e inquirir sobre las cosas que ignoras”.
San Agustín

“La verdadera ignorancia no es la ausencia de conocimientos, sino el hecho de negarse a adquirirlos”.
Karl Popper

“Muchos son los que tienen conocimiento, pero pocos la comprensión”
Heráclito

Mario Felipe Daza Pérez

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Hoy en día existe un “gran problema” dentro de los “problemas existentes” de la humanidad, esto, debido a las “revoluciones” causadas a lo largo de la historia, conforme a las sublevaciones al orden (ordo) establecido por Dios desde un inicio, aunque esto no se diga así. Paulatinamente desde la primeras contiendas que germinó con el “revolcón” (directo e indirecto) de los “ángeles caídos”, manifestándose en periodos, entre ellos, v.g. la “revolución francesa”, que fue el último eslabón de la cadena, (“cultural wars”) para la imposición “soft” (suavizantes) de la ideas contrarias, a la moral del hombre, que le llaman “iluministas”, “racionalistas”..., lo que no se ve de esto es que no se ha hecho otra cosa que inmiscuirse en el juego a la “destrucción del ser humano”, en contra de lo que se había determinado definitivamente (logos): Cristo y su “Evangelio”, enfáticamente materializado con el apotegma: “Yo soy la verdad” (Juan 14:6), y no tratando de diluir, como dice Tertuliano, la “verdad” en la “corrupción” (véase, Apologético, 1).

El “hombre” (como género) se le ha dado por “buscar” lo que no se ha perdido desde el “inicio de los tiempos”, siempre ha querido establecerse como un “autodios” (culto, por lo general de sí mismo), lo que consigue no es más que su “destrucción”, que ahora misma se está dando con una nueva revolución, ideada por supuestos gestados en la “revolución francesa”, comenzado en el planteamiento falso de lo que fue la: i) libertad, ii) fraternidad e iii) igualdad, tema que ha avanzado tanto, que su “moralidad” estará impregnada en las “máquinas”, con el denominado movimiento del “transhumanismo”, del que ya no sólo cultural sino biológicamente quieren alterar el “orden de todas las cosas” y de toda la composición genética natural. San Bernardo decía que aquellos que están ávidos por el conocimiento "como este", lo consiguen solo por el bien del mismo saber, son “curiosos” pero buscando la “vanidad”, tratando de ser reconocidos para sí (vanagloria) o por otros (arrogancia), y olvidan que el único fin es servir es a Dios (caridad: “Serviam Deus”).

Heráclito expresaba que para “nuestro propio bien” debemos “descubrir” la “ignorancia”, “destaparla”, para poder trabajarla, el no negar esta causa, nos permite actualizarnos, así sea “limitadamente”, no tanto como el “conocimiento propio”, pero aun así toca hacer el esfuerzo para escabullirse de ella, aunque esto signifique no conseguirlo definitivamente. Para este filósofo, en su “teoría del conocimiento” propone en semejanza al cristianismo lo siguiente: “Oyen sin comprender [sabiondos necios]; parecidos a los sordos. No hay más que una sabiduría: comprender el pensamiento que lo gobierna todo [arché/logos] a través de todo estando presentes o ausentes. Todo será comprendido y juzgado por el fuego [Espíritu Santo] que llegará” (véase, Colección de Fragmentos). Parecido a Sócrates, indica que el “conocimiento” es un bien en mismo, y es un mal no buscarlo, la necesidad surge es que los “ignorantes” son un ejército, en cambio los necios infinitos, y los “sabios” muy pocos, de allí que San Jerónimo indicará que lo peor que nos puede pasar es "ignorar nuestra propia ignorancia”, sobre todo aquella que es "injustificada", "voluntaria", con "dolo".

Expresa San Agustín, en la Carta 167:

“Si logramos además conocer el origen y la causa del mal, resistiremos con mayor preparación e instrucción, no a los que discuten, sino a los que pleitean con vanas palabras. Y si no lo logramos, no deberá entibiarse la obligación de la misericordia porque no se ve el principio de la miseria. A los que creen saber lo que no saben les llevó esta ventaja: no ignoro mi ignorancia. Una cosa es aquella cuya ignorancia es un mal y otra aquella que o no puede saberse, o no es necesario, o es indiferente para la vida que buscamos. Bien infeliz es el que no glorifica dignamente los múltiples y santos afanes de tus estudios ni da gracias por ellos a Dios nuestro Señor, por cuyo don eres como eres. Debo sentir mayor gusto en aprender de cualquiera lo que ignoro sin que me sea útil la ignorancia que en enseñar a otros lo que sé”.

Pulula entre los supuestos religiosos [hasta cristianos], e impíos, por lo general generadores del auto-culto (soberbios por esencia), que al parecer lo único que “glorifican” es aquello lo que crean “correcto” para sí, o solo de lo que ellos piensen y no el “Evangelio”, estamos convencidos de que sus comportamientos narcisistas se atribuyen tácitamente (aunque no lo reconozcan) a un "ateísmo rancio" (implícito), conforme a su modo "cool" de vivir, y no solo en esto, sino también en la negación de las verdades (dogmas) de la fe, como la que se exponen en las “Sagradas Escrituras”, los escuchas diciendo “Señor, Señor”, pero por detrás desconocen las buenas obras y la fe, entre ellos, por ejemplo, la no existencia de los demonios, de la eucaristía (in situ), los sacramentos y demás actos sagrados, mejor dicho, "vivimos en una sociedad sin gracia santificante", y menos que “iluminadora”, muchas veces por culpa de los pecados, de los vicios, pero por otro lado también a causa de la “ignorancia”.

“Ignorante” (ignorantia) no es aquel que no lee, sino que a pesar de leer, no lee lo edificante, no se instruye en las realidades, en lo correcto, lo que verdaderamente sana y construye. Da pena que muchos de los lectores actuales son “acumuladores de libros” (del cual me he incluido en una parte de mi vida) esto no solo sirve de "comida de comején", sino que además de no poder leerlos completamente a causa de las ocupaciones de cada quien, no es posible sacar provecho de un contenido “sabroso” del mismo por motivo de múltiples razones, pero para ser resumido, se pierde tiempo en cuanto a lo que se busca, que es la “verdad” y esta es el fin del ser humano, "descubrir", explorar "qué es lo que es y hay" —espiritualmente hablando—, y para ello Dios quiere que lo "busquemos", para poder salir de la “ignorancia” consiguiendo la “gnosis” del cual fuimos desprovistos a causa desde el "pecado original". 

Si nos remitimos a la Biblia nos encontramos con varios pasajes sobre la “ignorancia”, entre ellos, solo por mencionar algunos: Proverbios 19:2-3 y 12:23; 1 Pedro 1:14 y 2:15; Hechos 17:30; 1 Corintios 12:1 y 2 Corintios 2:11; Mateo 22:29; Salmos 73:22; Efesios 4:18; 1 Timoteo 1:13; Jeremías 4:22 y así otros más, en todos estos, nos indica, “uniformemente” lo malo que es el afán de conocer [lo profano], y mucho peor lo será, si aún no cuentas en cierto grado de los “dones del Espíritu Santo”, o ya "desarrollados", porque puede permitir en mayor razón “extraviarse” y con “profundidad” de lo "correcto", debido a la “necedad/vanidad” que ha tenido el hombre, cuya perversión como hemos visto, deviene desde el principio de los tiempos, y si a esto le sumamos que ha hecho de su “corazón” una piedra grande en contra del Reino de los Cielos, de allí que su “soberbia” se engrandezca sin límite alguno, desde modo, la insensatez, ignorancia, enmudece, vuelve sordo y ciego de las realidades del “arché”, del orden divino, v.g., no nos permite discernir.

Para los que no saben, todos venimos al mundo con una misión, y muchos se van sin saber cuál fue su tarea —lamentablemente—, otros pensaran que enriquecerse, tener poder, y ser lujuriosos, mejor dicho “esclavos de la materialidad” (que es efímera) a pesar de estar “apresados” es lo “correcto”. Estas personas han podido haber tenido la oportunidad de “actualizarse” en términos cognoscentes (se piensa de hecho que el uso del teléfono inteligente ocupar recursos cognitivos de capacidad limitada, socavando el rendimiento intelectual, véase, Ward, Adrian & Duke, Kristen & Gneezy, Ayelet & Bos, Maarten. Brain Drain: The Mere Presence of One 's Own Smartphone Reduces Available Cognitive Capacity, 2017) y de buscar la verdad (indistintamente de la fe que profesen). Se creería que, ante la confusión, a pesar de ello, de mostrarnos el camino para llegar a la vida se puede auscultar lo éticamente viable, pero su variación ha sido porque hemos sido “desobedientes”, no solo a causa de nuestros pecados que nos hace aún mayor merecedores de castigo y de oscuridad del intelecto (nous), sino de la “maldita ignorancia” en la que nos mantenemos, por querer (voluntad), por complacencia de los hombres y no de Dios.

Según lo que dicta la “neurociencia” está nos dice que los niños mienten desde pequeño, o tienen ideas ya preconcebidas desde cuando nacen, esto es, entre los 2 a 4 años, lo cual pueden causar engaños, puede ser aducidos por otros comportamientos imitados en padres (heredados), miedos, pasiones…, lo mismo pasa en adolescentes, se piensa que el 82% de todos ellos, lo ha hecho lo con temas referentes sobre dinero, alcohol, drogas, amigos, citas, fiestas, etc (véase, Jensen, L.A., Arnett, J.J., Feldman, S.S. et al. The Right to Do Wrong: Lying to Parents Among Adolescents and Emerging Adults. Journal of Youth and Adolescence, 2004). A pesar de esto, parece ser que existen personas que prefieren seguir “ignorantes” aunque se le haya mostrado la “verdad”, según otro estudio el 40% quieren permanecer en este “estado”, aun cuando sus decisiones afecten o no a los demás, lo que da lugar aumentar su soberbia (egoísmo), haciéndose de la “vista gorda”. (véase, Vu, L., Soraperra, I., Leib, M., van der Weele, J., & Shalvi, S. Ignorance by choice: A meta-analytic review of the underlying motives of willful ignorance and its consequences, 2023).

Muchos de los ardides de los “demonios”, a pesar de que bastantes modernistas, ateos, o presuntos cristianos lo nieguen, se aprovechan de estas ventajas, de la “ignorancia” y aumentan su “treta” con los hombres. Muchos hemos estados en algunas ocasiones equivocados y ahora piénsese cuando no tenemos la “iluminación de Dios”, será que mucho peor en las decisiones, frente a esto, pasamos diciendo “tonterías” todo el tiempo, no solo le ha pasado a los más versados como Santo Tomas de Aquino, o San Agustín, que con sabiduría divina, llegaron a cierta verdad, sino que se dieron cuenta que debido a su limitado intelecto no pudieron desarrollar mejores cosas de las que se habían propuesto, según locuciones, visiones, iluminaciones de conciencia, etc. en todo caso todos sus “saberes” se sustentaron siempre en la “humildad” nunca en el “orgullo”.

Este uno de los tantos problemas de los “protestantes” en el querer comprender las “Sagradas Escrituras” con sus “saberes mundanos”, quehaceres pecaminosos, e ignorantes, del cual está llenos de soberbia, fijado normalmente por el “espíritu” que los acompaña, de mala gana están inclinados a ser más un “club de intereses codiciosos” que verdaderos servidores de Dios, más que “bestias” por falta de entendimiento ya que no llegan a comprender lo que se esconden detrás de los “dogmas” siguiendo la “torpeza” en cuanto a los dones escondidos en ser, y no hace vislumbrar el conocimiento que está entenebrecido, con actos, palabras, obras, contrarias a la verdad, de allí que la misión de los “apóstoles de los últimos, tiempos”, misioneros, profetas, pastores, sea callar la boca a los “ignorantes” y “vanidosos de “mala voluntad” a los insensatos, impíos que no siguen la conducta de los santos, de Cristo, sepan que todo lo que propone el mundo no es lo cierto, sino lo “corrompido”, que sólo el Evangelio nos muestra, y que es compartido por el mismo Espíritu Santo.

Expresa la Beata Ana Catalina Emmerick, en el texto “Secretos de la Biblia”:

“Hasta los paganos [mas no los impíos] que no tienen conocimiento [a pesar de su ignorancia] de la fe [culposamente, más no dolosamente], pueden salvarse, si con buena voluntad, siguen las luces de la razón natural [moral] y quieren servir al Creador [indistintamente no lo conozcan] y tratan con justicia [virtuosamente] al prójimo, a su semejante”.

Frente a esto, la santa, hace énfasis en que sólo se condenan, a pesar de ser advertidos los que no han querido transformarse (metanoia), con voluntarismo (libre voluntad) y que quieran “condenarse”, a pesar de saber las consecuencias de sus actos (dolo), de allí que para santos como Tomas de Aquino o Agustín, le resulta menester instruir, y enseñar a los demás con tal de no caer en esta trampa, y poder así, —descubriéndolo— atacar estas malas doctrinas, por tanto, no se puede retroceder y guardar silencio ante la mentira, toca defender la verdad a capa y espada, ser “intolerantes” con los “tolerantes” (ecuménicos), de aquí que entre el “coraje”, de los “cristianos” como “combatientes” en la lucha permanente contra los malvados (véase Job 7:1 y Sapientiae Christianae: Sobre los cristianos como ciudadanos, documento del Papa Leon XIII).

Expresa nuevamente San Agustín, en el Sermón 12:

“Confío haberte demostrado ya suficientemente a tu prudencia cómo los maniqueos, con total falacia y engaño, tienden emboscadas a propósito del Antiguo Testamento, divino y santo. Con todo, les presento todavía sus engaños a fin de que los adviertas con la mirada de su corazón, para que no sólo los evites, en cuanto personalmente les concierne, sino también para que, en cuanto cada uno pueda, enseñar a otros, débiles e ignorantes de la Escritura divina, a evitarlos y despreciarlos”.

El llamado como hemos expuesto desde el inicio es “salir de la ignorancia” sobre todo de lo que nos propone el mundo, que ahora son tomado por el hombre según su “voluntad” como una “verdad” lo cual es una mentira en sí mismo. Cuando se descubre los actos del alma, se comienza a trabajar partes que no se ejecutaba otrora, entre ellas la conciencia, el intelecto, y por tanto la moralidad, la base del juicio correcto, como la que se produce en la “sindéresis”, para que ello ocurra debemos tener una entrada en el mundo divino, espiritual, no sólo en conocimiento de sí mismo, sino ahora de Dios, en comunión, de aquí que sea menester, sanar las heridas impregnadas en nuestro ser no solo con las oraciones, y penitencias, sino con nuestro comportamientos a través de las buenas obras y reparaciones, y uno de ellos es la “formación espiritual”, que se ha perdido, cada vez más, debido al error (herejías, apostasías, incredulidades, confusiones teóricas, etc), la contra sería hacer el mayor bien posible por aquellos que no la conocen.

De este modo, la “ignorancia” es mala en sí mismo, pero quisiera destacar dos clases de ellas, indistintamente que —jurídica-moralmente— existan subdivisiones, la primera, la que es causada a través de los “pecados”, como el “original” (que es directo su fuente) del cual te impide conocer la verdad, es digamos, “inconsciente”, y la segunda, es que a pesar de buscar, y saber algo, pudiendo actualizarse, cognitivamente, no lo haces, y persiste estar en el error, por tanto, es “consciente”, y esta es la más peligrosa, porque lleva a la “perdición”, ya que hace aumentar la “soberbia”, en todo caso ambos llevan al “error”, en la primera puede haber una participación de lo que sería una inadvertencia, nesciencia, olvido, privación temporal por juicios incorrectos, o desconocimiento de los datos suficientes para salir de ella, como puede ser los niños que mueren tempranamente, los delincuentes que desde joven no la conocen, participantes de otras religiones, los miembros de cazadores-recolectores, (Hadza, San, Batak, Yaruro, etc) desde este punto de vista, puedes ser “perdonado” según la cultura/condiciones/entorno en que vivan, y de allí que se aplique la “misericordia” del Señor, pero no para los impíos, apostatas, etc, ya que se vuelve más rigurosa, y raya en mayor medida con la virtud de la justicia como “disciplina”.

De lo que llamaríamos “ignorancia consciente” podemos recoger dos (2) variables una “justificable” (en estos casos solo sería suficiente una “diligencia moral” para escabullirse de ella: estudiando, leyendo, dejar guiarse, etc) y otra del cual a pesar de que has estudiado, conocido, leído, tiene errores en las conclusiones, pero no por tu culpa sino por factores internos-externos (lo que afecta el “libre albedrío), diferente a la “invencible”, del cual se aplica para aquella persona que conociendo en algo la verdad, se vuelve mayormente “soberbio”, y desconoce lo que ha conocido posterior a ello, como negar la existencia de Dios, o de los demonios, mejor dicho, del Evangelio, cuando son estos últimos los que han causado en parte el trabajo de su perdición, por medio de sus dolosos juicios, del cual genera una “ignorancia supina” que para estos aspectos son “gravísimos”, como quien considera que el aborto, eutanasia, son actos de piedad y no reprochables, o que el ser codicioso es propio del reino de Dios, esta “ignorancia” estará afectada”, conforme a una “responsabilidad gravosa”.

Expresa Edith Stein, (Santa Teresa Benedicta de la Cruz), en su insigne texto: “Scientia Crucis”, la santa, nos aclara algo sobre la “ignorancia” y uno de ellos, el punto sobre los “peligros del mundo”, del “enemigo” o de nuestra “propia “naturaleza”, cuando no se cuenta con un “guía apropiado”:

“No comprenden las almas, lo que les sucede y muy pocas veces encuentran alguno que pueda abrirles los ojos para comprenderlo. La purificación del alma por medio de este fuego, oscuro, espiritual y amoroso, corresponde a la purificación de las almas en la otra vida con fuego tenebroso y material. Así se alcanza la purificación del corazón, que no es otra cosa sino el amor y la gracia divinas. Es la Sabiduría Divina que en la oscura contemplación purifica e ilumina las almas. Es la misma sabiduría que a los ángeles libra de la ignorancia. La misma luz divina que ilumina a los ángeles, comenzando por las más altas jerarquías de las que esta luz se deriva a las inferiores y de ellas, finalmente, desciende hasta los hombres. El ojo corporal no puede ver lo que está en la oscuridad o cuando él está ciego. Así el alma, aunque tenga vista muy potente y sana, no puede ver nada cuando Dios, que es su luz, no la alumbra, el ojo espiritual está cegado por el pecado o por el apetito de cosas creadas, inútilmente le embiste la luz divina. No reconoce su propia oscuridad, es decir, su ignorancia. Hay que hacer distinción entre las tinieblas del pecado y la simple oscuridad o la ignorancia no culpable, tanto acerca de lo natural como de lo sobrenatural. Conforme a esto, el sentido del alma antes de la purificación del alma estaba ciego en doble sentido”.

La “ignorancia” como “falta de conocimiento” pero de la “verdad”, conlleva a que sus actos inteligibles y volitivos lo hagan culpar de sus causas, ya sea por culpa grave misma o dolo, por el querer propio de mantenerse en esa situación, que bien ahora se causa a través de la reina de todos los vicios, como lo es la soberbia, está, vista como falta transversal de los demás pecados. Otra cosa es la “nesciencia” que es la falta de conocimiento no culpable, que por ser un lenguaje técnico, o muy estructurado su “análisis”, inclusive teológico o espiritual lo hace poco accesible, y a esto le podemos sumar factores internos-externos causados por miedos, pasiones, hábitos intergeneracionales, violencia, y todo ello puede contribuir como “problemas” para desconocer la verdad de la fe o simplemente la “gnosis”, lo que Dios cuenta en todo caso, es el esfuerzo para “escabullirse” de este yugo, y una solución es el rezo, súplica, debido a que la oración rompe toda obstrucción.

En estos aspectos, y desde el punto de vista de la patrística, tomando en este caso al Obispo San Ireneo de Lyon, este nos indica que Dios nunca obliga a nadie, es decir, una persona pudiendo conocer la verdad y no lo hace es culpable en sí mismo, en cambio, Cristo, sí que nos sugiere todo el tiempo salir de dicha ignorancia, justificable o no, siempre encaminándonos ir hacia la “gnosis”, (véase, Demostración de la predicación apostólica: “Epideixis”). Para este combatiente asceta, como adversario de la “herejía” del “gnosticismo” sabía de la importancia que era esfumarse de la ignorancia como fuera, y también conocía del tropel que significaba permanecer en ella, ¡ay de quienes puedan hacerlo y no la destierran! por ello que fuéramos dotados de un “intelecto” (a imagen y semejanza), no para “imaginarnos” cómo hacer el mal, o ganar más plata, sino como saber hacer el bien, y actuar virtuosamente (véase, Contra las herejías), el principal fundamento de esta advertencias, sin lugar a dudas, era destronar las ideas de su tiempo, como el docetismo, maniqueísmo, etc, que todavía perviven en la actualidad pero con otros nombres, en suma, cuerpo (carne) y alma (espíritu) son importantes para la salvación, y el primero es un vehículo para llegar a ver la luz eterna.

Aquí que podamos tomar prestado el concepto de “pleroma” argüido por los “gnósticos” empleados por estos supuestos “doctos” o “sabiondos” que pretendían llenar con un “conocimiento vano”, racional, —presuntamente espiritual— de las cosas que no son de este mundo, a través de un intelecto no infuso, y así pretender explicar cosas que ni por ahí, por ejemplo, nuevamente tomemos la negación de los demonios (demons), del pecado original, de la existencia de Dios, etc, las divisiones que se hacían/hacen son propia de lo “profano” no del mundo divino, que solo se obtiene de una “gnosis” distinta, lo que San Irineo en cambio proponía era conocer la verdad de Dios, por medio de la petición, súplica, oración, mortificación, el querer, a través de un sacrificio de querer tenerla y esto se debe muchas veces su obstaculización por los pecados y la ignorancia, el no conocer la verdad revelada en el “Evangelio”, esto, para poder aplicarla en su “plenitud”.

En últimas, estos “racionalistas”, “iluministas” (del cual me incluía, en ambos sentidos, por los pecados que no me dejaban ver y por ignorancia, diría que dolosa) pretenden justificar su altanería con temas del mundo tomando “filosofía” a su acomodo, descartando toda construcción “escolástica”, método que hizo avanzar al mundo, sobre todo occidental, hacia la verdad por cientos de años, y que ahora estos “sabiondos” negando los “dogmas” quieren retroceder como forma revolucionaria de esa “gnosis”, entregada en el Evangelio. El problema de todo esto es que se creen “ateos”, “agnósticos”, y todo tipo de títulos, cuando lo que hacen últimas no es rendir culto a Dios, sino a dios, al “Yo”, queriendo desligar la naturaleza de las cosas en su “pleroma” a partir de lo “mundano”, y no de las cosas reveladas por el Señor, que se da a través de los “dones del Espíritu Santo”, sobre todo de los sapienciales (sabiduría, entendimiento, etc).

En estos aspectos la “soberbia” y sus manifestaciones como la “arrogancia” no te permite conocer las verdades o profundidades de la fe, por mucho que las leas la Biblia un número X, Y o Z de veces, te leas todos los textos de Filosofía, o de las ciencias profanas a la vez, estos últimos pueden darte un acercamiento, o un mejor análisis pero del mundo (sabiduría humana), y no es lo mismo, porque sin el apoyo de la iluminación de Dios se queda en polvo (sabiduría divina), quedamos como los fariseos, estudiando si ir al baño los sábados es bueno o malo, si orinar mientras se está en otro lado transgrede el Shabat, o un poco de necedades que son irrelevantes para el Reino de Dios, de allí que debamos como de lugar (petición) discernir (diakrisis) para poder distinguir no solo de lo bueno y lo malo (espiritualmente hablando), sino también poder reconocer la verdad de la mentira, de lo que sirve o no, y no estar perdiendo el tiempo en manos de esta “maldita ignorancia”.

Cuando indicamos que los “planes de Dios” son “perfectos” no estamos diciendo una “abstracción”, se dice así es porque “lo son”, su “arché” está divinamente estructurado, bajo un orden, una disciplina, que podemos llamar “disciplinarismo” “sinergismo”, del cual los gnósticos, farsantes, ignorantes justificados, conscientes del mal, desde lo mundano y sus filosofías, imbuyen en los vicios quieren ahora alterar, a partir de su racionalismo burdo, y todo esto se esconde de la perversión de la libertad (voluntarismo) que se nos ha dado hasta el último minuto-segundo de nuestras vidas, por tanto, les digo que, aprovechen hermanos su cuarto de hora no para mentir, sino para luchar por la búsqueda de la verdad, de lo que se ha construido a partir de la tradición (ya que se queda en el “alma” que es “inmortal”). Disfrutemos ahora de lo que se nos ha dado, precisamente con coherencia, simplicidad, pobreza de espíritu…, conforme a nuestro tiempo que no es otra cosa que el “Evangelio” mismo, la “regla de la verdad”, de la “disciplina” en pasta.

La “teoría de la antropología” sobre todo “cristiana” es muy “coherente” con el Evangelio, además de su filosofía, está dado bajo una: disciplina, orden, logos, arché…, por eso es que a los impíos no le gusta hablar del tema por ser “indisciplinados”, “desobedientes” (non serviam), ya que les parece más agradable la acumulación de las riquezas, las orgías, el culto al Yo, como a las idolatrías como algo destacable en vida efímera, y esto es algo contrario al “plan de salvación”, del cual se rige como si de materias profanas se tratara, dotado en un “análisis económico” pero basado en la “humildad” no en el “orgullo”, del cual ahora el ser humano debe prever desde el momento que se da cuenta de este conocimiento que debe ejercer en acciones para poder contribuir (coredención —cargue de su cruz—), mostrarlo a los demás su guía/orientación, en cuanto a la consecución de la “plenitud” que en últimas se encuentran resumidas en tres virtudes teologales, tales como lo son, la i) fe, la ii) caridad y la iii) esperanza (siendo inseparables).

Los necios, insensatos, impíos, cultivadores del Yo, irracionales burdos…, ven a Dios, como “modelo del hombre”, talado a su semejanza tal cual como lo hacían los “gnósticos”, y precisamente es al revés, no saben que todo lo que piensan proviene no sólo de su mente, sino que a veces es impuesto, es infuso, esa realidad metafísica de las cosas y no es con la boca, ni por palabra alguna que se cura, ya que eso es “humano”, todo el que esté en comunión con Él, maneja el dialecto de la “verdad”, no necesita precisamente de los sentidos para “comunicarse”, sino de la “infusión” de las cosas, algo no tan claro dentro de los “ignorantes dolosos” y los “esclavos de los vicios” (porque no lo ven, ni escuchan), simplemente lo notan como mera verborrea, pero penosamente a causa de la perdición de sus sentidos, gracias en parte, al enemigo de la salvación, del alma, y de todo lo que la compone.

En el camino ortodoxo, San Nicodemo el Hagiorita, en su texto “Guerra invisible”, nos cuenta qué tan peligrosa puede ser la “vida del cristiano ignorante” en el sentido de que, si no sabes, no cumples, te pierdes. Cristo vino para un propósito, “salvarnos”, en este caso quien sabe, no predica, y no enseña a sus hermanos la verdad, de acuerdo a lo que enseña el Evangelio, u olvidando lo aprendido ¡ay de las consecuencias! (véase, a San Marcos el Asceta en “Sobre la ley espiritual”). No se puede descuidar las tareas y virtudes, ignorando las verdades, por ello, que se deba buscar todo el tiempo para encuadrarse a este camino que es uno solo, la debida instrucción, corrección, y ejercicios espirituales, limpiándolo así todo tipo de deseo, pasión, vicio, esclavitud: enfermedades no solo del “alma” sino tambien del corazón, tinieblas, oscuridad plena, para la existencia de la gracia divina.

Algunos investigadores han creído que la “red de recompensa del cerebro” (dopamina), causa mayor deseo para conseguir información cuando ve premios, el problema está en su “contenido”, por ejemplo, en temas de la espiritualidad, para los científicos nuestra “psyche” utiliza algoritmos/arquitectura igual, que cuando se obtiene información para hacer un “análisis económico de estas “recompensas”, que muchas pueden estar “sesgadas”, en temas comunes, si bien buscar la verdad es propio del ser humano, puede muchas veces errar, o no querer saberla, es decir querer “permanecer ignorantes” (Vease, University College London. How your brain decides between knowledge and ignorance, 2018) de allí que se hable de la “conciencia de la ignorancia”, versus “conciencia de la verdad”, (véase, Miyamoto K, Setsuie R, Osada T, Miyashita Y. Reversible Silencing of the Frontopolar Cortex Selectively Impairs Metacognitive Judgment on Non-experience in Primates, 2018).

Salir de esta “conciencia de la ignorancia” no es “facultativo” sino “obligatorio” no solo para todo cristiano, sino para todo el mundo, (indistintamente de lo que se profese). De este modo, existen dos (2) maneras de “purificar” e “iluminar” el intelecto (nous), y por ende las partes del “alma” (psyche). El primero, y el más importante, es el camino de la oración (hesicasmo), con este propósito llegamos al punto que no es otro que conseguir el “espíritu santo”, quien es Él que nos otorga los “dones” para salir de la “mentira”, necesitamos suplicarle para que nos permita ver la “luz increada” y escabullirnos del “error”, la otra forma conjunta a la primera será la “práctica de las virtudes”, en cumplimiento de los “mandamientos” [deberes], las “buenas obras”, “custodia de los sentidos”, y actuando “correctamente” antes casos concretos, sería el comenzar a practicar con experiencia (cotidianidad) el Evangelio “discerniendo” (diakrisis) lo bueno de lo malo, lo correcto de lo incorrecto, el trigo de la cizaña, lo blanco de lo negro, etc. 

Veamos como se produce gráficamente: 


No está de más decir que los placeres y bienes del mundo no son más que la vanidad y muerte del alma, son muchas veces obstáculos para la virtud, es la ignorancia en pasta, pero también existen otros males, uno de ellos es el "pecado" que no nos deja salir del fango, y por tanto no progresar. Lo que necesitamos —ex ante— de nuestro juicio ya sea particular o general (final de los tiempos) se extinga todo tipo de desavenencia a las múltiples causas que lo impiden y pervierten la realidad antropológica del hombre, y oscurecen así casi —parecidamente— a la visión de los demonios (demons) toda oscuridad de las cosas, no solo porque entenebre nuestro intelecto (nous) con los "vicios intergeneracionales", entre ellos, el de la “soberbia” —transversalmente— sino porque al no establecer un programa/metodología de búsqueda de la verdad (sinergia) hace que caigamos a semejanza como lo hicieron estos “bellacos”. Entiendan de una vez, que si “no hay lucha, no hay victoria”, y esto le pasa a los judíos (no conversos), herejes, protestantes, impíos, apostatas, o de aquellos quienes conociendo el “Evangelio” (la verdad) no la aplican.

En últimas, el hombre que “permanece ignorante” dolosamente y mantiene esta “conciencia”, es un alma que pertenece a los “demonios”, a su reino (Babilonia) es una "fácil presa", para sus ardides, se convierten en instrumentos (en vida), y muñecos de ellos, aun sin saber. Es lamentable, porque muchas veces vemos gente leyendo, pero “vanidades” y no estas cosas. Estamos en la época que salen más libros que lectores, y que dentro de las personas que leen simplemente buscan la moda del momento, o la necedades del “cientificismo” (lo decimos, por experiencia propia), eso no nutre en nada, a tu “alma” (que es el único fin que nos debe interesar), para llenar la “gnosis”, debemos dirigirnos simplemente a la "verdad divina", del "logos", para quitar así toda pérdida de tiempo que tenemos con programas, el Netflix, la TV, el cine barato, las redes sociales..., y esto es peor, dentro del concepto deplorable que nos trae los “gnósticos” con el tal “pleroma”, pero que ahora vemos actualizándose, creando un mundo (inverso), "material" bueno en si mismo (telos), y sintiendo lo espiritual como lo "malo", sumando a ello unas creencias panteístas (teoría de lo eones), que podemos llamar de la "nueva era", en conjunción de muchas "vanidades", pero que en verdad es "vaciamiento".