"San Agustín: Oye, niño, ¿Qué haces?
Niño: Estoy sacando toda el agua del mar y la voy a poner en este hoyo".
San Agustín: "Pero, eso es imposible.
Niño: Más imposible es tratar de hacer lo que tú estás haciendo: Tratar de comprender en tu mente pequeña el misterio de Dios".
Historia de San Agustín con el niño junto al mar
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Mario Felipe Daza Pérez
Debo confesarme como muy "devoto" al "Espíritu Santo", e incluso desde cuando era "agnóstico" o "tibio" veía su "esencia" con "respeto" conforme a lo relucido de esta distinción conformada dentro del "concepto" de lo que llamamos "Santísima Trinidad", vista, como una de las "personalidades" o "identidades" de Dios, del cual, en este caso resulta devenido como "Espíritu del Padre Eterno y de Cristo (filioque)" pero que ahora nos quiere/puede compartir por medio de las "porciones" o "medidas" "regaladas" a nuestro "ser", según las "capacidades" y "voluntades" que estemos dispuesto a "soportar", como también dependiente de las misiones u operaciones a "ejecutar".
Leyendo un texto del "arzobispo primado" ya fallecido Luis Maria Martínez (Ver, "Los dones del Espíritu Santo", Patmos, 2022) en el que describe un poco sobre los "dones" (llamados también "regalos gratuitos", "talentos", "capacidades", "cualidades", o "bagajes") que bien componen el "intelecto" y entre ellos:
- El "consejo"
- El "entendimiento"
- La "ciencia" y
- La "sabiduría"
Tenemos claro que los "seres humanos" estamos dotados" de cierta "inteligencia natural" (y ya se ha hablado en la "psicología" como en la "ciencia" de los tipos que existen de ella, véase en Piaget, Gardner, o la que seguimos con Lissa Rankin) pero dentro del "ámbito humano", cuando nos referimos a esta, existe otra clasificación en "correlación" a lo "sobrenatural" que se debe "desarrollar" por mucho si se quiere no solo en el "entorno" del "ser humano", sino que viene además entregada por Dios, como "atributo gratuito" y esto porque el "paráclito" ha querido que fuese así, según los "contornos" de los "misterios de la fe" como de la "caridad" (el amor puro) para su unión, con las virtudes de la "humildad", y la "obediencia", relación que es llamada "inteligencia plena" transmitida a través de la "intelligere abditum".
El "intelecto" entendido no solo con la "inteligencia" sino que en "sentido amplio" está constituido con el "entendimiento", la "ciencia", el "consejo" (que es la etapa última) y la "sabiduría" (la más grande de ellas), tiene que ver con el término en latín "intus-legere" que "significa" entrar a "profundizar" en este caso los "misterios de Dios" desconocidos para nosotros, las "criaturas".
Por tanto, para poder llegar a "conocerlas" debemos entrar al mismo plano de él, esto es, "santificándonos" a través del "espíritu (nous) que nos irradia el "Espíritu Santo" (pneuma hagios), esto, al adquirir sus "dones" (que no son siete exclusivamente, es "simbólico" por cuanto del hebreo se extraen seis, dejando por fuera la "piedad"), en este caso los "especiales" que tiene que ver con los "intelectuales", que se obtienen con el "estudio" no solo de la "palabra", y la "práctica de la oración", la meditación, contemplación continua, o la "penitencia", sino que se revelan a su vez siendo soldados de la "renuncia", el "abandono", y el "desprendimiento" por lo material, "buscando la verdad" en consecución de ese "castillo interior".
Esta idea de los "misterios profundos" por el "conocimiento divino" ya había sido tratado como casi siempre lo hizo nuestro "alter ego", San Agustín, de lo que llamaba (y que hemos tratado en otros artículos) como: "abditum mentis" (entendido por el "maestro Eckhart" como "intelecto activo" o "intellectus agens" -se puede revisar algo en Aristoteles-), también como "razón" o "fondo del alma", del cual siempre está allí pero debe ser "extraído" intuitivamente por el pensamiento, (lo mismo sucede en Pedro Lombardo en su texto: "Sentencias"), significado como algo "oscuro" para el "simple intelecto humano", ya que para que se "active" de tal forma tal "intelecto" debe estar imprimido primero por la "virtud teologal" de la "fe", es decir, no viene por sí solo, sino que es "infusa", de allí que provenga luego la "gracia santificante", para luego llegar a oír (escuchar me parece mejor término) o ver (por las cosas divinas), otros "dones", como la "sabiduría", la "ciencia" y todo lo que tiene que ver con la "inteligencia plena", entrando así como "fuego ardiente" en nuestro "corazón" (scientia amoris) y del "ser" en la "unión" con Cristo (scientia crucis).
Por ejemplo, cuando hablamos del "don de la ciencia" lo que quiere revelarnos este "don" es que Dios, es la causa (causalidad y no casualidad) original de este misterio (de uno de ellos o varios) y no nosotros, es decir, "científicamente" se observa desde el principio que/como/quién lo originó y no precisamente de todas sus profundidades del tema, porque allí entraría el "don" de la "sabiduría". Podremos saber entonces que tenemos esta primera "gracia", cuando comenzamos a "combinar" o hacer "análisis sistemáticos" o "teleológicos" de aquello o de lo otro (conceptos o nociones), concentrando en los "elementos divinos" que no han sido mostrado, sino por algunos, esto, para luego sacar una "conclusión", con el fin de que así vayas "multiplicando" el "conocimiento" y no por sí mismo, sino que a través de las "porciones" dadas por el "Espíritu Santo", "soplo" que te es permitido por intermedio de la "administración directa" o "indirecta" de la madre de Dios dentro de la "ejecución" de este "fuego".
Así mismo podemos indicar de los "carismas", que se entregan según la misión u operación que tengas en tu vida (pueden ser entendidos como "destellos divinos"), y que se muestran como excepciones a la regla ("misiones extraordinarias" le llama, el arzobispo Luis Maria Martínez, p. 68), y hasta veces podemos considerarlos como "excepción de la excepción" ya que se les otorga a ciertos "seres humanos" que son escogidos para X, Y o Z propósitos especiales (clarividencias, profecías, lectura del alma, lenguas, etc) .
Hay que tener algo muy claro, que mientras se viva todo "don", "gracia" o "carisma" se funda en la "fe" (mayormente asignado) así mismo estará "hilvanado" a las demás "virtudes teologales", y diríamos que inclusive se encuentra en algunas otras que si bien no son "cardinales" (bisagra) en estricto sentido tienen que ver para lo que se refiere con su "regalo divino" a nuestras "misiones" u "operaciones", tales como la "humildad" y la "obediencia". El "problema" de la "evitación" del "derroche/desperdicio" de la "ejecución" de "dones" se arreglaría, una vez hayas partido de este mundo, debido a que ya compartirías esa "luz" del "Espíritu Santo" con lo que se denomina como "visión beatífica de Dios" (a menos que te condenes), y esta "salvación" se obtiene con la "comunión de los santos" o de la "Iglesia triunfante" y en algo de la "Iglesia purgante" según el acceso limitante/restringido de la "información" que se tenga.
Siendo la "fe" una "virtud teologal", y la más importante de todas ellas dentro de este trienio, vista como "base fundante" para el desarrollo de las demás, esta viene obsequiada "infusamente", una vez se suplique por su concesión (tú mismo, o terceros -piénsese en tu madre- que oras todos los días para que te "conviertas"), ya que como otros (tal cual como nos sucedió) es puesta por "Dios" en nuestras "almas", donada entonces como un "regalo divino", y del cual se "aprecia" como el mayor valor adquisitivo, incluso más que sumando todos los "carismas" juntos.
Es lamentable, que alguien que este irradiado por esta "virtud" (y sobre todo de este último destello) no se "esfuerce" en desarrollar un "profundo conocimiento" de lo que se le ha "revelado" en "góticas" o "porciones", es decir, para el "estudio" al "conocimiento íntimo" de los que nos quiere "transmitir" el Señor por medio de su "intelecto diáfano" (que es inmenso e ilimitado) "teledirigido al nuestro" (que es diminuto y oscuro). Sería por tanto un "desperdicio" y puede ser inclusive "cobrado" cuando te mueras (piénsese en el ejemplo de la "parábola de los talentos", si se ponen a cavilar a quién se le entregara más "vocaciones", o "capacidades", a ellos, se le "exigirá" mas, esto significa que deben responder con mayor responsabilidad, solo por el hecho de saber ya "algo divino" y que bien tuvieron que "ejecutar"). De esta forma de acuerdo que en esa búsqueda de lo que San Agustín llamó "abditum mentis" (Ver, De Trinitate) no es otra cosa que la "consecución" de la "verdad" que tanto intentó conseguir el Obispo de Hipona (véase la historia del niño junto al mar) y que a la final obtuvo debido a su "perseverancia en la fe".
Por ello, que en este escrito quisiera rescatar "tres (3) tipos de conocimiento intelectual" de forma general que puede el hombre "descubrir" conforme a la "consecución" de esos "dones del intelecto":
- El que es "humano", que no es otra cosa que la de informarse de los asuntos del mundo, por cultura general o bien porque profundizamos sobre cualquier tema en específico a profundidad o no (como sucede con temas del derecho, política, sociología, hobbies, tareas, etc),
- El que es dado por la "fe", que bien se les concedió a grandes santos como San Francisco Asís (¡Dios es mi todo!), o a los "místicos carmelitas" (en mayor o menor medida), y por último
- El que es entregado directa/indirectamente (a través de su esposa o hijo) por el "Espíritu Santo", que también es un "conocimiento sobrenatural" como el segundo, pero con la diferencia que este necesita de un "esfuerzo" por adquirirlo a "profundidad" (debemos estirar el dedo, la -falange-), del cual podemos llamar como una "sabiduría plena" (junto con la primera, en caso tal de conseguirse) ejemplos de ellos, podemos rescatar a personas como Santo Tomas de Aquino, San Agustín, San Francisco de Sales o frente los "dones" de este "tipo" que tuvieron los Padres o Doctores de la Iglesia.
Qué sería de nuestra vida si no buscáramos la i) "verdad" (la "plenitud"), el ii) "camino", y la iii) "vida eterna", a través de la "fe". El primero de ello, tal cual como lo es el "conocimiento humano" (que no es tan importante aquí, pero sí un paso para esa búsqueda puede darnos "ideas") y el otro que es el segundo punto de su "entrega" de esos "dones atribuidos" (aunque ambos tienen un fin común, por tanto, no se puede guardar para uno mismo, sino que deber servir de "instrumento" para los demás - Serviam Deus-, ver Isaías 11: 1-9) por el mismo "Espíritu Santo", en mayor o menor medida, según nuestras capacidades, en el desarrollo como "criaturas" suyas, tal cual como somos nosotros.
La "inteligencia" ya sea humana, o divina, puede que no sean excluyentes, son entonces "consustanciales", pero una vez intrincadas con la distintas "practicidades del conocimiento" o del "aprendizaje humano" debe ser vista como "servicio", por "amor" al "prójimo" a través de Dios, es decir, lleno de "caridad" ("caritas" o "ágape") por eso que esta "virtud" no lo tenga todo el mundo. Para estos casos un "docto" en la "ciencia", en la "filosofía" o el "derecho" en comparación con una "indocta", niño o viejo, estos últimos puede que tenga mayor "conocimiento" que los primeros, sencillamente porque han sido irradiados por la "luz divina" (infusamente), ya que existiría aquí una "unión unitiva" con el Señor que es revelada solo por amor, amistad, "llavería". Y en lo que tiene que ver con la humildad-obediencia, que son -valores inseparables- (sencillamente, porque se trata de un solo espíritu de "saberes sobrenaturales") aun conservando ciertas oscuridades sobre muchas materias, hasta la muerte, (aun incluso después de ella) de lo que Pseudo Dionisio Areopagita llamaba la "divina tiniebla" (ver, Teología Mística) aunque "escondida", es más luminosa que cualquier conocimiento aquí en la tierra.
La "dialéctica", la "retórica" y demás sofismas (de las cuales tanto se jactaban las escuelas griegas y los académicos hoy en día), son "inventos humanos" dentro de la "lógica", es decir, están inmersos en la "capacidad" de "análisis natural" que tienen su "validez" desde la "inteligencia terrenal", claro que sirven, pero con distinto propósito. Existen por otra parte "pensamientos", "temas", o "asuntos" que no provienen de la "mente" sino del "espíritu" del cual se irradian hacia el "alma" y esta se consigue por medio de "sucesos sobrenaturales" que no lo obtiene todo el mundo, y que tampoco son "genéticos" vienen dictados "permanentemente" por el "Espíritu Santo" (seas chico o mujer mala o buena) como el que se presenta sobre aquella persona que puede pintar toda una ciudad con tal de verla por una hora en helicóptero, o de aquellas que crean esculturas de otro mundo (fenomenales), pensemos en Miguel Ángel, en su capacidad extrasensorial que si bien fue limitada recibió de su "arte" una "ayuda divina" (dirigida más allá de sus creces), ya sea "intuitivamente", o por medio de otros alcances "preternaturales", que muchas veces se escapan del plano natural, "comprendiendo" más no "discutiendo" algo, que se "extrae" de allá "afuera", no se "delibera", se "escapa" de nuestros sentidos, indistintamente que luego se "ejecuten" desde el "plano de lo "racional" pero eso es ya otro cuento, pero "sujeto" al mundo".
Teniendo claro que la mayoría de nosotros no somos merecedores de la segunda entrega dentro de los "tres (3) tipos de conocimiento intelectual" que puede el hombre "descubrir" (mirar el segundo punto) de estos "dones" de forma "infusa" o siendo "indocto", tenemos que "buscarlos", lo primero es que nos toque "instruirnos", edificándonos por medio del, a) "conocimiento propio" (en griego, "gnothi seauton" o en latín, "nosce te ipsum"), para luego llegar b) "aceptar" tus errores, y defectos, vicios, pecados, y confesarlos, liberando los obstáculos a la "gracia santificante" y posteriormente comenzar, c) "superarlos" por medio de la "práctica de las virtudes".
Digamos que este es el primer paso en bloque, aquí es donde viene el "Espíritu Santo" a comenzar a operar, en mayor o menor medida, según sus capacidades o "proporciones" entregándolos como "hijos de Dios" sus "dones". Otro elemento a entender de este "engranaje" es que debamos suplicar, buscar, salirle a Dios, por medio de la "fe" y la "caridad", aumentando cada vez más el "contenido" de estas "virtudes teologales", con tal de ir aclarando la "luz divina" (vista "infusamente"), y que luego se termina diluyendo con el "valor" de la "humildad" que tengamos por las cosas que obremos/digamos/pensemos, quitando así todo halo de "arrogancia", "vanidad", "vanagloria" o "soberbia" sobre nosotros, (narcisismo) y hacia el prójimo (amor) como para con Dios (caridad), resumiendo todo en "obediencia" a la "voluntad del Señor".
Ahora, bien, si pueden existir "dones" en todo el mundo, porque son "permanentes" es decir, son "entregados" a "malvados" o "chicos malos" (satánicos, ateos, agnósticos, pecadores, etc), esto no quiere decir que los "justos" no lo tengan a su "disposición", inclusive los primeros quizás lo tengan mejor desarrollados algunos de ellos en mayor medida que otros, pero lo utilizan para la "maldad" la cual cuando tengan que rendir cuentas, les saldrá muy caro (recuerden la "parábola de los talentos"). Por tanto, como cada quien tiene "capacidades" o "porciones" distintas a los "demás", lo que toca es pedir, suplicar, rezar, y por medio de la oración contemplativa hacer "penitencias" para que le sea regalado a "voluntad del Espíritu Santo" directamente o por intercesión de nuestra madre, no solo más dones -a falta de uno de ellos-, o los mismos pero con mayor alcance, sino también "carismas" con tal de "servir" y "ejecutar", misiones u "operaciones" especiales en la conversión de otros, dar testimonios para la santificación misma o para el prójimo, en recibimiento de la "gracia santificante".
Para "clarificar" aún más las cosas de este tema de los "dones intelectuales", creemos que existe una "cognición" que es "profunda" de la cual los "humanos" no tenemos idea, a menos que se nos "comunique", incluyendo "pensamientos", "imágenes", "creatividades" (de lo que en griego se llama "phantasmata"), y de lo que en el término agustiniano sería el "abditum mentis", o "acto oculto" (intelligere abditum) de lo que la única forma que aparezca es teniendo una "relación íntima con Dios", "místicamente" hablando y a esto súmale, que así lo quiera él.
Muchas veces no aparece por las "características" ya expuestas, pero también porque estamos muy "deteriorados" debido al pecado (inmersos en un "fango"), en salvaguarda de la "purificación del alma" de la cual se hace muy difícil además porque siempre tratamos de buscar esa "información" externamente, cuando siempre ha estado disponible dentro de "nuestras almas" (interiormente, en el "escondite del espíritu" -a priori-, de lo que el maestro Eckhart la llama "intuición oculta" (Johannes Tauler, le denomina "abismo oculto"), vista como "potencia" y no "acto" en el "fundamento almatico" que siempre está ahí pero debe "extraerse" hacia la mente por medio del "espíritu".
Cuando escribimos sobre la "naturaleza del alma", (leer, aquí) o la "inmortalidad del alma" (leer, aquí), hicimos una defensa a la "trinidad antropológica" (aunque algunos no lo consideren así, entre ellos "científicamente" Antonio Damasio, ver, "El error de Descartes"), algunos filósofos cristianos, llegan a dividirlo solamente en la "bifurcación" de "cuerpo" y "alma"), o ya sea como nosotros "clasificándolo" como i) mente, el ii) cuerpo y el iii) alma, pero desde el punto de vista de su "contenido", materialmente hablando, y no en su ámbito formal, sea cual fuera la manera, de esta forma podemos decir (mutuamente) que el "ser humano" es una "persona" dotada de un "espíritu-racional" del cual se encuentra presente con Dios, no solo desde el "intelecto" sino también por "vía unitiva" desde su parte más profunda, referida como la "razón", "base" o "fundamento almático", que bien se origina desde la "concepción" de nuestras vidas (creacionismo), por lo que de esa "comunicación" es tarea de nosotros encontrar esa "relación extraída" para luego llegar a "entenderla".
Para "aquellas personas" que cuentan con esos "dones intelectuales", infusamente hablando o no, es en la "permanencia" de su "estado" lo que termina su factor "cuantitativo" y "cualitativo" en cuanto a su "naturaleza", es decir, desde el origen dependerá la "calidad" y del "grado" que se "obsequie" de los "dones". En todo caso, debe haber una "experiencia" de "búsqueda" esto, entendido como "esfuerzo", de "conocerse a sí mismo" para así luego plantear salidas para la consecución de esta "gracia" del cual va a permitir abrirse como un "prisma" en ese corazón por medio de "consagraciones" ("scientia amoris" y "scientia crucis") hacia la unión con la "Santísimas Trinidad". El camino no es fácil, pero si te adentras en la “contemplación”, te alejas de los "placeres mundanos", y comienzas con la "búsqueda interior" tenlo casi por seguro, que el Señor no lo desconocerá. ¿Cuántos no piden sabiduría a diario en sus oraciones y nunca lo reciben? Esto sucede, porque su conducta no se refleja con sus necesidades, ni tampoco con lo que supuestamente solicitan.
Dentro del libro titulado la "Doctrina espiritual" escrito por el jesuita francés, Louis Lallemant, comenta que para ganar rápidamente estos "dones" uno debe ser "dócil" a lo que inspira el "Espíritu Santo" y ¿cómo? Pues, abandonándose en el (parece simple, pero no lo es), esto significa dejarnos "instruir por él". Muchas veces no sabemos para donde vamos, aunque lo creamos, y no es lo que tú quieras (ya que a veces no coincide con sus planes), en cambio, cuando "ejecutamos" las cosas como él nos dice que son (nos da "señales" casi constante), siempre nos dictara la carga gradual que debemos "cargar" de nuestra "santa cruz" dictaminando cuál será el "camino a seguir", y es precisamente esa "luz" la que nos "iluminara" en el "sendero" no solo para el "ámbito" de lo "espiritual" sino también de lo "material", por ello que el "primer requisito" para todo ello sea "obedecer" fielmente "siguiendo sus "designios" en el seno de la "inteligencia plena" (Salmo 32, 8).