“No hagas de tu cuerpo la tumba de tu alma”- Pitágoras
“Dilapidan la vida como si fueran a morir el día siguiente y edifican sus casas como si pensaran vivir eternamente”- Empédocles
“Infundit animas Deus et infundendo creat ("al crear, Dios derrama en el alma, y al derramar, crea”) - Pietro Lombardo
“Tenemos dos vidas, la segunda comienza cuando nos damos cuenta que tenemos solo una”- Confucio
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Mario Felipe Daza Pérez
El tema del “alma” es algo muy complejo de tratar no solo desde el “enfoque” de las “distintas culturas” que la han abordado sino también desde el punto de vista “religioso” y hasta “pagano”. Este asunto ha sido objeto de debate por muchos filósofos, teólogos, psicólogos y demás profesionales y curiosos del tema (del que me suscribo), en esta ocasión, siguiendo una publicación que realice en el Blog sobre la “inmortalidad del alma” (psyche), que pueden leer aquí, nos centraremos en desarrollar en esta ocasión no solo la “existencia” desde el punto de vista espiritual (mayormente católico) sino también su “naturaleza”, poniendo de relieve su trascendencia a lo largo de la historia conceptualmente hablando.
Actualmente, desde el “ámbito teológico global” existen tres (3) tesis acerca ya no de la “existencia” sino de la “naturaleza” del alma y que son, el i) “creacionismo” (originada por Lactancio) de la cual nos suscribimos, esta es la “afirmación” que sostienen mayoritariamente los Padres de la Iglesia, por otro lado está el ii) “traducianismo” (de lo que tiene que ver también con la “emanación” o “generacionismo” -dividida entre padres e hijos-) que es la teoría minoritaria y por último está el de la iii) preexistencia del alma, que es la que defienden comúnmente casi todo los filósofos griegos (paganos) y ahora los “posmodernistas” y demás espiritualitas orientales (hinduistas, budistas, y una que otra “secta”), basado en el concepto de lo que ahora llaman la “reencarnación” pretendiendo “demostrar” que tenemos varios “ciclos de vida”.
En otras religiones, como el Islam se utiliza el término de “nafs” para indicar la “existencia del alma”, pero tambien se indica que está dotada de propias “actividades psicológicas”, inclusive indica que Dios permite que las “almas” a través de sus “espíritus”, se suspendan y salgan de sus cuerpo mientras duermen, aunque todos ellos, -los musulmanes- tambien estaban plagados de las “teorías griegas”, sobre todas la “aristotélica” (que es la mainstream actualmente en cualquier de sus denominaciones occidentales) tambien se seguían por la “neoplatónica”, en cuanto al término de la “emanación” que me parece más bien un concepto “panteísta” que “teísta”, de lo que ahora en la “nueva era” se toma desde el “poder de yo” describiéndose como un “auto-dios”, es claro que en nada se relaciona con lo que es la “conceptualización cristiana” que le damos a su “naturaleza” desde la visión “creacionista”.
Podemos decir de una vez que ya la “ciencia” ha demostrado según lo que llaman “microquimerismo fetal” -encarnación a nivel celular- (ver, Carter, A. y Fuggle, S. en “Detection of microchimerism after blood transfusion and solid organ transplantation: A delicate balance between sensitivity and specificity” de 1999) proceso en la cual los padres e hijos se “marcan” celularmente en una relación íntima (mutuamente), sin que esto implique “dependencia”, algo así podemos decir acerca de la “divisibilidad del alma”, de acuerdo a la existencia de una “conexión generacional” a nivel “biológico”, esto no nos obstaculiza pretender demostrar que su inicio está dado con el “creacionismo”.
Es posible defender que se siga compartiendo “vía unitiva” algún tipo de contacto con sus progenitores, muertos o vivos, de acuerdo a esa conexión molecular, desde el punto de vista biológico, pero también divino, por tanto, es inconcebible expresar que solo el alma de Adán y Eva fueron las creadas y el resto precedidas de ellos, no, cada una de nuestros cuerpos mantiene un alma única creada por Dios mismo, y aun así es posible también defender el traspaso del “pecado original” de “generación, en generación”, ya que esta mutación es “espiritual”, no “material”, es como si fuera una “condena eterna” por los pecados cometidos desde el “génesis” y de los que se siguen cometiendo “intergeneracionalmente”, por ello que nos tornemos como una suma de “redención” a partir de la venida de Cristo al mundo.
Basándonos en una antropología trinitaria o tripartita, derivada de lo que llamamos como i) “soma” (cuerpo) que es el vehículo, la ii) “psyche” (alma) que en este ámbito donde muchos confunden con la “mente” misma” y el iii) nous (espíritu) que mayoritariamente se consideraría como el “alma misma” en estricto sentido, esta “tripartición” si bien siempre ha existido y defendido por algunos Padres de la Iglesia, y teólogos cristianos entre ellos Apolinar, inclusive el mismo apóstol Pablo (ver, 1 de Tesalonicenses 5:23): “y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo”, con esto queremos “defender” que cuando hablamos de “pysche” más bien se refiere a la “conciencia humana” entendida como “mente”.
Desde este punto de vista, y teniendo en cuenta nuestro criterio “defendemos” lo que se conoce entonces como la “tricotomía antropológica” o las “tres dimensiones del ser” en el sentido que esté cimentado el “género humano”, esto es, i) cuerpo, el ii) alma, pero también en la iii) mente, por tanto, creo que existe una confusión filosófica y teológica con respecto al término, el problema está en que existe una herejía al respecto (ya denunciada en Cuarto Concilio de Constantinopla de 869) y esta se concentra en determinar que el “espíritu”, “alma” y “cuerpo” como independientes (cuestión que aquí no hacemos formalmente, sino materialmente, es decir, en su -contenido-).
Ahora, si notan, pueden analizar que son diferentes, en el “contenido”, en el primero y segundo elemento mencionado hacen parte de la “sustancia del uno y del otro” (para simplificar más las cosas, tal cual como lo dijimos en el artículo ya escrito en nuestro Blog, referido arriba: “mientras que el "alma" es el "objeto" o la "sustancia", el "espíritu" es la "subsustancia"”), y por tanto, son “indivisibles” de allí que tachemos de una vez la “inviabilidad” del “traducianismo”. Mejor, dicho por ello es que sean “creados” todas las almas, inmediatamente por Dios, esto es, al “nacer”, lo errado de estos dogmas sería considerarlo indistintos, noción que viene ideada recuerden, también, por Platón, de hecho se torna parecida a lo que distingamos en la “tripartición” pero con un argumento cambiante, ya que para el filósofo griego pagano, sus partes están destinadas dentro de la i) racionalidad, ii) irrazonable iii) deseante/valiente.
Nuestro criterio de “asentir” una “teoría” de la “antropología tricotómica” o de las “tres dimensiones” del “ser humano” es “material”, metodológicamente hablando, es decir, de “contenido” y no de “forma”, y está explicada según la cual el hombre está formado por una trinidad que son: i) “cuerpo”, ii) “alma” (como hemos dicho, muchas veces confundido con la “mente”) y el iii) “espíritu vital” (entendida más bien como “pneuma”, que es realmente detallada como el “alma en sentido estricto”). A pesar de estas confusiones creemos que muchos de los filósofos que aquí mencionamos entre ellos los paganos, como Platón, y los cristianos, no se centraron en establecer una “correcta conceptualización” de estas partes, incluso Orígenes, creía que el “alma” tenía una bifurcación en “subpartes”, una tomada como a) “elemento celestial” (que llamaría: “superior”), que es interpretada como “preexistencia” (aunque distinta a lo que creen los orientales) entregada por Dios y otro b) “elemento terrenal” (que llamaría: “inferior”) que es entregada desde el momento de la “concepción”, sea cierto o no, no dió muchas explicaciones ni motivos en estas teorías sobre la “naturaleza”.
Veamos gráficamente, una “reinterpretación” a la “alegoría del carro alado” (podemos encontrarlo en Parménides, pero de la misma forma, algo parecido, en el “hinduismo” con el llamado “Ratha Kalpana” o “Parábola de Yama”) que nos propone el filósofo griego pagano Platón, igual como lo hace también San Pablo en 1 de Tesalonicenses 5:23.
Si detallamos la “imagen” y quitando en sí en este momento los argumentos heréticos de Apolinar que no compartimos, los de Platón, Aristoteles, en fin, podemos notar que la “tridivisión”, que si se hace en San Pablo (en Tesalonicense), y aún acudiendo a otro filósofo como lo fue Orígenes este determinaba que el alma tiene un “aspecto espiritual” (aún situándolo como uno de los tres elementos mencionados), que bien es “incorpórea”, es decir “inmaterial”, una “substancia” dentro de la “sustancia divina”, creada por Dios dentro de “nuestro ser”, de la cual podría tener “memoria infusa”, diferente al concebido por la “razón” de la “mente” (conciencia) que llaman muchos de los filósofos paganos (y hasta cristianos) como “alma” misma (psyche). Y puede que en cierto sentido tengan razón, pero no en su contenido, esto debido, a que la “mente” está integrada por un “neurocircuito” que hace que aun sea parte física -terrenal- y aún con un “vínculo” en el “espíritu”, con base en ella (por medio, de la “subconsciencia” u otro conocimiento oscuro, de lo que San Agustín llama, abditum mentis), del cual puede ser “perceptible por los sentidos”.
Volviendo a la “imagen” de la “reinterpretación” del “carro alado”, -creemos-, y es “netamente nuestra opinión”, que el “cuerpo del caballo” (en este caso del “ser humano”) es el que sostiene en esta tierra la vía para desarrollar nuestros planes y por ello que contemos con la ayuda de nuestra “biología” y la “complexión física” que hagamos de ella (ejercicio, nutrición, mejor dicho, el “cuidado” -bienestar personal-), y por otra parte eso que lo sostiene, que es netamente “material”, nada espiritual, está, dentro de ella, a una parte la “mente”, del cual se describe la “conciencia” e inclusive las “emociones” (que sería el “yo”, desde el plano “psicológico junguiano”, o como quieras tomarlo).
Existen otras “variables” dentro de la mente ya sean vistas como supra/infra/inconsciencia, que bien puede servir, como “puente” para el “espíritu” (pero de esto no tenemos prueba ), es por tanto, la “mente” por medio de la “voluntad” (del hombre) lo que dirige a esa “bestia”, de lo que, en ese “libre albedrío” está dado "ejecutar" hacia “ordenes” del “corpus”, entregado por Dios para “nuestros quehaceres”, para que así dirija o no su vida según los proyectos o designios (para hacer lo correcto o para mal), dirigidos a la “santificación” del “espíritu santo” (“pneuma hagios”) siendo esto último la estocada final del alma, es decir, la “victoria”, en contra de la “muerte”, que son los “vicios”, los “pecados”, etc, que es lo que se pretende una vez se salga del cuerpo con el "fin en esta vida", y que luego podrás seguir “purgando” o no, y esta liberación ya quedará en manos de la “misericordia” y “justicia” de la “Santísima Trinidad”, por ello que se diga que somos “templos de Dios”, porque nada oculto está en nuestra almas, una vez se “liquide” todo para nosotros.
Esta visión, que aquí tratamos, tiene su “conexión”, si notan, con la “tesis” del “creacionismo”, de este modo, creemos que el “alma” se crea a partir de la “concepción” y que bien no viene antecedida por nuestras vidas pasadas ni anda pululando por ahí (preexistencia) como lo creía Orígenes (ni las "sectas judías"), se toma entonces de forma distinta a los orientales-, ni tampoco podemos decir que viene "engendrada" por nuestras "generaciones" o padres (traducianismo), en todo caso, nos queda la “libertad de la reproducción” o no, de concebir crías, sin que esto implique que no haya un nacimiento de un “alma”. El "problema" de todo esto radicaría en la “compartición de genes” de nuestros antepasados que puede ser una cuestión biológica (“microquimerismo fetal”), y en el sentido espiritual, llamado como “ataduras ancestrales” y también queda en discusión el concepto de la “trasmutación” del “pecado original” que queda más difícil explicarlo desde esta órbita).
Como muchos de los pensadores cristianos o paganos, siguiendo Platón o Aristóteles, pero nosotros tomando también los fundamentos de Santo Tomas pero sobre todo de San Agustín, aún queda "duda" para algunos, si en el feto en realidad viene o no con un “alma nueva” de allí que el Obispo de Hipona haya estado enmarcado entre las dos tesis (esto, debido al “concepto” difícil de explicar del “pecado original en este “dogma”), pero que finalmente tuvo que defender la visión creada y sostenida por los Padres de la Iglesia, entrevista como la colocación de Dios en el vientre, pero bien, en esa “reproducción” que es tomada como “libertad de sus progenitores” en ejecutarlo o no, (libre albedrío), en todo caso, sigue siendo una misterio de la fe, igual como lo es, la “conceptualización” de la Santísima Trinidad.
Dentro de los muchos planteamientos que se dan de esta “sustancia espiritual”, si bien no estamos de acuerdo en sus fundamentos ni en su etiología (mirada como un “soplo”, en este caso divino, piénsese en Justino, Ireneo, Tertuliano), si que lo contemplamos como se ve en la mayoría de los aspectos de su “contenido” de acuerdo a su “naturaleza”, entre ellos, de su afirmación de la “inmortalidad”, “de su no limitación al cuerpo”, “por ser “eterno”, de sus “partes” del cual se divide, como la que se deriva de la “racionalidad” (entendida como “razón”), lo que Santo Tomas de Aquino llama, “irascible” (tomada como "voluntad propia", diferente al de la “mente” o “conciencia”) y de la que San Agustín, se refiere muchas veces -debido a su padecimientos en su juventud- como lo es la “concupiscible” (absorbida de las "pasiones" y "deseos") e incluso, el tema del “alma” puede tener hasta relación con los "órganos", ya relacionados con el “cerebro” o el “corazón” de allí que podamos desarrollar plenamente las “virtudes” a través del “vehículo” del “cuerpo” y su “complexión” (biología) en ese control sobre sus antípodas y generar templanza/moderación antes los excesos y desenfrenos.
Si nos vamos concretamente los “filósofos griegos” (Ver, a Diógenes de Laercio, en “Vida, opiniones y sentencias de los filósofos más ilustres”), en especial a los “pitagóricos”, en este caso, exactamente a su “fundador” (que era un místico matemático y religioso), este, prohibía que rezáramos para nosotros mismos, ya que no era conveniente e indica que la “borrachera” -que le llamaba “ultraje”- era caótico para el “alma”, de allí que desaconsejara cualquier “exceso”, “nadie debe exceder sus medidas ni en el comer ni beber” (si se dan cuenta era una “afección no solo del cuerpo, mente, sino también del “alma” a través del “espíritu” que le “imprimía” a sus “afectos”). En cuanto a las “relaciones sexuales” (mantenía casi siempre una “castidad” o digamos “continencia”) decía que eran pesadas en cualquier estación y no buenas para la salud, es más cada vez que se juntaba lo hacía con una mujer decía que lo ejecutaba pero diciéndole que “siempre que quieras hacerte más débil a ti mismo” (p. 420) –aunque este tuvo mujer, llamada Teano-, (en su vida fue “instructor” de ellas en su doctrina, a quienes les llamaban: “pitagóricas”), decía que se debía “hacer sacrificios a los dioses” y “arrodillarse ante ellos e inclusive más que los “demones” (lo que hoy entendemos mas o menos como “demonios”), y argüía que debemos convertir en amigos nuestros enemigos (p. 426).
Dentro de sus “tesis espirituales”, podemos encontrar, que este decía que el “alma es inmortal”, y que los “humanos” tenían una (lo que no estamos de acuerdo es que inclusive le achacaba a los animales y plantas también su” existencia”), y expresaba que cuando uno muere se da un proceso conocido como “transmutación”, o “metempsicosis” que no es otra cosa, que la “reencarnación”, de lo que ahora los “espiritualistas orientales” creen como una “verdad”. Creía además de esta “noción” que cuando una muere está integrado un proceso de “aire”, por ello que tuviese respeto por las “habas”, porque estas producían un “estado de la materia”, que tenía que ver con las “almas”. Además de su interés por lo “espiritual” también tomaba necesario, “entrenar físicamente, se le consideraba un “atleta”, y los entrenaba, y aunque no comía carne, si les recomendaba hacerlo, (incluso “boxeador”, p. 437).
Sea lo “concepción” que tengamos del “alma” o no, podemos indicar que somos “almas corporizadas”, entendidas como “seres racionales” pero también “espirituales”, no creemos que el “alma” tome la forma del “cuerpo” sino al revés, y estas a su vez, toman un sentido “indivisible” junto con lo que le llamamos “mente”, esto se debe a sus elementos lo relacionan con la “psyche”, sabiendo que incluso existe una subdivisión entre “espíritu” y “alma” dentro del mismo contenido, que si bien pertenece a la misma “dimensión antropológica”, no toda “alma” está dotado de un “espíritu santo” (de acuerdo a la “división” que hace San Pablo), por ejemplo, sería muy difícil conseguir este “estado” para quienes viven en lo “mundano”, en cambio lo que están interesado en lo “espiritual” le llamó “psiquikoi” que sería algo así como “almas espirituales”, de esta forma tal cual como lo describe el exorcista recién fallecido Santo Babolin, la “mente” se conecta con el conocimiento, y aprendizaje, pensando, no con el actuar que es propia del cuerpo, o la sabiduría que es innata, propia del alma (actividad espiritual), en este caso desde el punto de vista “neuroantropologico” solo en el primer aspecto implica unos procesos cerebrales, del cual se conecta con el centro límbico, neocórtex, y el con el cerebelo (ver, Ministerio del Exorcismo, 2023, p. 23).
Estas tres (3) divisiones, que si bien son una sola “simbiosis”, la “tripartición” de los elementos se hacen desde el punto teórico-conceptual, es decir, uno no puede trabajar sin el otro, ya que existe una “identidad plena”. Esto es muy diferente del análisis que nos hacen ver los “esotéricos” o los de la “nueva era”, ya que desde esta visión nos permite trabajar de mejor forma cada área por separado, basada en la teoría antropológicas-psicológicas ya citadas. A estas corriente podemos anexar el criterio de otro Padre de la Iglesia, tal cual como lo fue Bernardo de Claraval (tesis neoplatónica), y en algo del filósofo Maurice Blondel, tomada su “concepción” como tres (3) dimensiones, dividido en “materia”, “vivificable”, que lo relacionamos con el cuerpo, el alma que es destinado a lo “espiritualizable” que pueda que se convierta o no en “santo” (en esta vida -muy difícil- o en la otra, que es “eterna), es decir, un “psiquikoi”, un “alma ya espiritualizada”, que podemos decir que es el “alma misma”, que se da cuando tiene su “conexión con Dios”, en esa “unión unitiva” (búsqueda interior), en los “niveles estratificación” de estos “componentes” (tal cual como lo proponía los “carmelitas”, entre ellos Santa Teresa de Ávila), tornándose en todo caso como una “sola sustancia única”.
Da Costa, R., en “El Alma en la mística de San Bernardo de Claraval. Revista de Humanidades, 17-18, 2008, p, 203, expresa que el “Santo” dice lo siguiente:
“Los maestros nos enseñan que el alma es racional, irascible y concupiscible. La naturaleza y la experiencia de cada día nos confirman estas tres facultades. A nuestro ser racional pertenecen la ciencia y la ignorancia, según nos ejercitemos o no en él; el concupiscible se manifiesta en el deseo o en el desprecio; el irascible en la alegría o en la ira (Ver, En “la festividad de Todos los Santos”, Sermón 4, 5). La Razón, la Concupiscencia y la Ira son tres potencias (o energías) del alma –observe que la filosofía del alma de San Bernardo es tan positiva que la concupiscencia no tiene el sentido de apetito sexual, lascivia, lujuria, pues carece de voluntad y de deseo, pero deseo de bien San Bernardo afirma que las tres virtudes principales –la Fe, la Esperanza y la Caridad– se fundamentan en esas tres energías del alma”.
Quedando esto claro, del contenido sobre el contenido del “alma”, (en cuanto a sus “potencias”) siguiendo con los “paganos” en especial a “Pitágoras” que fue uno de los primeros (sino es el originador de todo esto, junto con Tales y Ferecides, que según San Agustín fue este último quien comenzó todo ello), estos creían en la “reencarnación” de lo que en el sentido cristiano es un “despelote”, creían que el “alma “se mudaba en ciclos una vez llegada la muerte, e incluso arguye que se podría introducir en animales, fue tan venerado que los discípulos le llamaban el “intérprete de la voz de Dios” (p. 423), eso sí, nunca se le vio evacuando, haciendo el amor ni borracho, se abstenía de risa y de cualquier jolgorio con burlas o frases vulgares, jamás castigó a uno de sus sirvientes en ira, reprendió como fin de “enderezar” (p. 424) ni tampoco mostrar rostros adustos, ejercitar la memoria, y en la irradiación no hacer nada ni decir nada. (p. 426), esto, nos imaginamos, que buscando su “purificación”, pero sin realmente conocer a “Dios” (hasta que Cristo descendió al “Infierno” -ad inferos-).
Con respecto del “alma” este “conocedor griego”, indicaba que se dividía en tres (3) partes que son i) nous, ii) phrenes y iii) thymos, es decir a) inteligencia, b) razón y, c) ánimo, la primera y última existen en los animales, pero la razón solo es del ser humano decía, y su ámbito llega desde el corazón hasta el cerebro (lo que hoy en día llamamos como “coherencia cardiaca” que es esa “conexión neurológica” entre sus miembros, en este caso, entre el cerebro-corazón) y una gran parte está en el primer órgano, con respecto al “ánimo” (que sería la “energía” o “potencias”), el resto de las etapas se encuentran en el segundo órgano, y el “alma” se nutre de la sangre, y al ser “racional” seríamos entonces “inmortales” (p. 428), por otro lado, sus ligaduras son las venas, arterias, nervios, e indicaba que el “dios Hermes” era el “guardián de las almas”. Y todo el “aire” está repleto de “almas” que les llamaba “demon” (ahora, “demonios” o “condenados”) y “héroes” quienes son los que envían a los humanos los “sueños” y los “indicios de salud” y “enfermedad” y de allí se hace todo tipo de “adivinaciones” (lo que llamaríamos, “profecías”).
Como “místico griego pagano” indicaba que lo mejor para un hombre o de un “alma” en sí mismo era establecer lo que era bueno o malo y por tanto “persuadirlo”, de allí que sean felices cuando transcurren en lo “correcto”, en lo justo (es decir, “virtuosamente”), decía que Zeus era el “guardián de los juramentos”, y hay que celebrar honras a los dioses y a los héroes, (p. 429), por ello que la salud sea tomado como el mantenimiento de la forma, y la enfermedad, y todo lo contrario a ello, sea vista como corrupción a esta. (p. 430), creyendo que las “habas” tendría que ver algo con las “almas” se abstuvo de pisar un campo repleto de ellas, mientras era perseguido por unas huestes, ya que indica que era mejor ser asesinado que hablar, (p. 432), otros dicen que murió en un templo después días de ayuno (p. 433) haciendo así huelga de hambre.
Por otra parte, el filósofo Heraclidas o Jenofonte, decían que “Pitágoras era capaz de recordar al menos cuatro vidas anteriores, incluida una en la que había sido un troyano llamado Euforbio que perdió su escudo en batalla con Menelao. Además aseguraba que un río lo había saludado por su nombre (¡alabado sea Pitágoras!) cuando lo iba a cruzar” o porque había reconocido en el animal la voz del alma de uno de sus amigos” (Ver, 4 aspectos fascinantes de la vida de Pitágoras (más allá de las matemáticas, publicado el 15 de octubre de 2023 en el portal BBC). Basándose casi todo en los “números”, indicaba que la “filosofía” puede usarse para la “purificación espiritual”; y que el “alma” puede elevarse para unirse con lo divino, casi el mismo destino lo sufrieron sus discípulos entre ellos Alcmeon (p. 452), o Empédocles este último se creía un “dios”, y “vestía cinturón de oro”, creía que las almas o “daimones” (demonios) son “espíritus” que se hallan prisioneros en los cuerpos como castigo por su “mal obrar”, por ello que se deba tomar el “camino de Afrodita” (p. 445), de allí que su filosofía religiosa esté mezclada con el “orfismo” una religión de la época que quizás importaron de Egipto, en cuanto a la “teoría de la preexistencia”.
Le escribieron un poema que decía (p. 435):
“En Pitágoras un sabio tal que el en persona no probaba la carne y lo consideraba algo impío, pero dejaba que los demás lo comieran. Admira su saber, se aseguraba de no pecar él, y dejaba a los otros en el pecado” (Además de la falta de fe, tenía carencia de caridad, y de esperanza, “virtudes teologales cristianas”).
Indistintamente de cómo lo hayan concebido los “pitagóricos” (también algunos cristianos) y entre ellos los “pre-socráticos (piénsese en Anaxágoras, Tales -indicaba que su “existencia” se daba también en seres inanimados- o Ferécides quien fue que habló de la “inmortalidad” de ella, Empédocles, Aristóteles, luego Platón, todos indicaban que sus “elementos” estaban “compuestos” por partes), en general”, no podemos decir que de por si el “cuerpo” sea malo y el “espíritu” bueno, esto dependerá de cómo lleves tu vida, por ello que el modo de purificarse aquí en la tierra sea “correcto” realizarlo de una vez, evitando, todo tipo de vicios y pecados, practicando contrariamente estos problemas con su contra, es decir, con las “virtudes, “no hagas del cuerpo una tumba para tu alma” (soma sema) decía Pitágoras, y de acuerdo a ello, solo depende de ti hacerlo o no (estirar el dedo, o la falange -libre albedrío-), pues queda a tu voluntad de ir o no la “senda” de lo “mundano” o si no de lo “espiritual” buscando siempre la santidad.
Si se dan cuenta y siguen el “hilo conductor” de lo que hemos escrito, la mayoría de las “visiones cristianas”, se sigue en la tesis de Platón, post-Platón, en algo de los estoicos, epicúreos, en Aristóteles, -que es la más común-, no existe una “teoría propia" sobre la “naturaleza del alma”, que es la que se debe fundar no sólo “teológicamente”, sino de lo que viene construyendo infusa -sobrenatural- y científicamente (sin nunca llegar a conocer el todo o la verdad en este vida). Esto, en cuanto a las “facultades”, “de sus partes”, y “demás”, “en sus sentidos”, “intelectos”, de la que mantienen teóricamente después los “escolásticos”, en todo sentido, sea cual fuera la noción. Tomamos que aunque distingamos la “tricotomía antropológica” (por modo “metodológico”, siendo uno solo para la salvación eterna: “identidad plena”), cuerpo, mente y alma como una “sola sustancia integral”, que debe seguir para la “consecución de la santidad, según” los designios de la providencia de Dios, es decir nos atamos a la “simbiosis divina” pero que en últimas queda a tu “libertad” seguirla o no: dirás: “non serviam o serviam” (no hay grises).
En este sentido tampoco estamos de acuerdo con las demás corrientes helenísticas, conforme a su definición, por ejemplo, con la “estoica”, que lo refieren a una “abstracción” de lo que significa el “alma”, lo toman como si lo trataran de la “mente” misma, y son cosas distintas, la primera tiene que ver con su “parte espiritual”, divina, en nada a lo racional-terrenal, en cuanto al “plano de la conciencia”, ideado más bien como la “construcción” y “sistematización” de los “procesos mentales”, del cual genera “ecos fisiológicos”, ni cambio de las “realidades existenciales”, mejor dicho es “materia sobre lo invisible” porque no se cuantifica ni se ve, lo razonable, no es tampoco el “pensamiento” (Descartes), aunque este tenga sus propias potencias, actos, y actividades intelectuales pero en sí mismas de estas son facultades espirituales y no mentales de la misma “razón almática”.
Creemos que es un “reduccionismo” total creer que la “mente”, sobre todo la “consciencia” y hasta la supra/in/subconsciencia es “alma” misma, siendo cosas distintas, inclusive el “espíritu” se torna diferente dentro de sus operaciones, aunque tengan el mismo “esqueleto inmaterial”, ni tampoco compartimos que sea “materia”, ni mucho menos “átomos” tal cual como lo describe Demócrito y luego el mismo Pitágoras, porque el “alma” se sale del “plano” de la “materia”, es una “sustancia” que se conecta al mundo de lo “divino”, de lo “sobrenatural” o lo “preternatural”, por ello que se haga muy difícil explicarlo, porque hace parte de los “misterios de Dios”, “no revelados para el hombre”, que bien se obtienen desde su “concepción”, esto, desde el punto de vista “analítico” con ciertas “limitaciones” hasta donde alcanza “ver” la razón, o correctamente es “entregada” de forma “infusa” solo a algunos.
Podemos decir entonces que el “conocimiento” como el “aprendizaje”, es una “actividad de la mente”, pero también puede ser una “operación espiritual del alma”, pero que son grabados de forma distinta, si nos vamos al “carro alado” que ahora nosotros hemos “reinterpretado en la imagen” ut supra, podemos explicar de mejor manera esta figura, si nos damos cuenta, cuando cometemos un pecado como el de la “lujuria”, “sistemáticamente hablando”, por ejemplo, la “fornicación o masturbación diaria”, esta no solo se ha dado bajo una “voluntad de la conciencia”, (mente) sino que también se introduce como un “problema para el alma” a través de la “conexión” con su “subconsciencia” y sus “potencias”, ya que lo afecta en cuanto a que toca la “impureza del espíritu”, al deja de ser “santo” o por tanto, se retira como “templo” y se mancha, llenándolo de “fango”, tornándose entonces como “acto un inmaterial”, “no material”, cuyo resultado será la condenación en el mejor de los casos la “purgación”.
Ahora, podemos encontrar alguna “interconexión” entre la mente, por ejemplo en el “infra/subconsciente”, descrito como un “baúl” del cual el “alma” a través del “espíritu” se nutren con sus “operaciones”, por eso es que no entendamos cómo se nos haga difícil dejar atrás un pecado de hace años y se nos venga a la cabeza tal situación, y esto es porque estos “actos” han quedado grabado en el “alma” (pneuma) como en la “mente” (nous), pero lo peligroso de esto es su “secuencia permanente, y no temporal derivado de la “concupiscencia” (que hace parte del “pecado original”, que nos tienta de por vida).
De allí la necesidad de poder “purificarse”, de este modo los “pensamientos” que se reciben dentro la “mente racional” de algo material (pensamientos, obras, palabras, omisiones), pero también dentro del “alma racional” producido por la “sinapsis” que se produce el cerebro y que tiene su “eco” en lo “espiritual”, descritos como “actos propios del alma”, como cuando se dan por ejemplo producto de la “obsesión demoníaca” o se hace recuerdo de algo no consciente, u olvidado del pasado, perdonado y olvidado (“eventos preternaturales”).
Lo que quiero decir y aquí sí siguiendo Aristóteles y sobre todo a San Agustín, -pero no del todo-, es que el “alma” y la “mente”, -sin marcar que sean iguales- tienen su propio “intelecto” y “razón” misma, del cual es “activo” o “pasiva” en ambos, cuya diferencia en el primero existen cosas que no son extraída del todo, debido a nuestra carencia de búsqueda de la verdad, falta de voluntad, vicios, pecados, vivir en el mundo (dentro de lo “mundano”), alejado de la oración, etc, de allí la importancia de poder “purificar” no sólo el “alma” sino también la “mente” y todo el cuerpo (desintoxicarlo), como “vehículo biológico” para esos objetivos (complexión).
En este ámbito como lo expresa el Monseñor Tihamer Thot, la “La robustez del cuerpo puede ayudar a tu alma”, por tanto, “ama el deporte y cultívalo, cuando no sea peligroso para la salud y puedes ejercitarte con holgura. El comer excesivamente fomenta las exigencias del cuerpo que crece al ser tratado con mimos, en cambio una prudente sobriedad puede mitigar los deseos sensuales". Veamos.
Creería que los “estoicos”, posteriores a Sócrates, a Tales y a Pitágoras (presocráticos o sabios de Grecia) tuvieron alguna “idea” de lo que queremos transmitir con el denominado “hegemonikon” o de lo que San Pablo llamó, “psiquikoi”, que es lo referido como aquella “razón del alma”, dotadas de “actividades” o “potencias intelectuales” propias, que podrían ser diferentes a las “operaciones racionales de la mente”, pero ellos no lo tomaban así tampoco (a falta de conocimiento, por ignorancia, a poca ciencia, desconocemos los motivos). Estos eran partidarios más bien del “reduccionismo” (simplificación mente-alma) que llamaban “fisicalista”, apartándose así de las ideas de Platón, tomando conceptos de la “racionalidad” propias del ser humano, del cual se distingue de los animales. Si bien, en esta escuela se defendía a veces la “preexistencia” o la “negación” (visión panteísta) los tardíos, o romanos estoicos, como Séneca, Marco Aurelio, y Epicteto, fueron un poco “indiferentes” con este tema, dedicando más bien al “desarrollo” de la “virtud” que les parecía más importante, ya que solo fueron los “primeros estudiosos” de esta “escuela de pensamiento”, quienes la abordaron desde la parte de la “física”.
Miremos, si toman el texto de “Meditaciones” de Marco Aurelio (y así pueden encontrar en “Enquiridión” de Epicteto, inclusive en los textos de Séneca), este expresa que “solo depende de mí el que no exista en mi alma ningún desorden”, entendida como la “psique” y no como “nous” es decir no la parte alma-racional/espiritual, sino “alma-mental”, evacuado en la “conciencia”, también, expresa cosas como estas “controla tu imaginación, domina los sentimientos de tu corazón apaga tus deseos y procura que tu alma sea dueña de sí misma”, da entender como si el “dominio fuera solo de ti”, y siempre necesitamos de “ayuda externa divina” en muchas ocasiones (por ejemplo en la “batalla espiritual” de las “tentaciones de la concupiscencia”, derivado del “pecado original”). Sobre todo cuando se refiere de las “enfermedades del alma”, entre ellas las de la “carne” (piénsese en la “lujuria”), por sí solo no se pueden curar (por mucha “mentalidad positiva” que le pongas y no se trata de ser “débil” por no tener la “voluntad” pero esta apenas es una requisito no el “único”), por tanto, no es una cuestión solo mental, sino también “almática” y por supuesto “corporal” (biológico), el estoico Musonio Rufo decía para estos casos: “debemos entrenar el cuerpo y el alma cuando nos acostumbremos al frío, al calor a la sed, al hambre, a la dureza del alma, la abstención de los placeres y los dolores duraderos”.
Si revisamos a su “contrincante mayor”, como lo fue “Epicuro” y sus “discípulos”, estos creían que el “alma”, era un “cuerpo dentro de un mismo cuerpo”, eso sí teniendo en cuenta en su “parafernalia” toda visión “atomista” tomada de Demócrito, del cual se extendía en los “estados de la materia” con el fuego, aire, tierra…, algo parecido en los “pitagóricos” (que le daban prevalencia al segundo de los elementos), pero en lo que se asemeja con los “estoicos” según describe uno de sus seguidores, entre ellos, Lucrecio, indica que una vez uno “muere” cree que las “partículas” (átomos) de las “personas” se dispersan por el “cosmos” o “universo”, por tanto podemos decir que esta era una “tesis panteísta”, o “ateísta camuflada “de la época, de igual forma nos podemos encontrar con Plotino, un” neoplatónico”, que pensaba que “almas de todos eran iguales”, inclusive en “animales y plantas”.
De este modo la “psyche” que podemos describirla como una “mente espiritual” o más bien nosotros la entendemos como el “espíritu” que hace parte del “alma” entendido como “pneuma”, del cual se describe en todos esos procesos de pensamientos, pasiones, vicios, pero también donde se concretan las “virtudes”, y de lo que queda, es este último elemento, en donde se detalla cuando uno muere todo lo que hizo, según la introducción que se haya hecho con tu “mente” de tus acciones, pensamientos, obras, omisiones, del cual los estoicos llamaban “hegemonikon”, parte dotada de un “alma racional-espiritual” del cual es “inmaterial”, “incorpórea”, pero con sus “propias facultades”, “potencias”, “intelecto”, igual concebido en San Pablo como: “psiquikoi”, aun “desconociendo” en el “curso” de los “misterios de los designios de Dios” completo de su “naturaleza” pero no de su “existencia” como “sustancia divina” del que contiene por supuesto una “razón” o “fundamento” de lo que Meister Eckhart llamaba como “chispa” (dentro del compuesto de “algo más” que creeríamos que nunca vamos a saber, al menos que no los digan “infusamente” -sobrenaturalmente, o por “acción extraordinaria” del Señor).
Es ese “algo más” que no es entendido aún “científicamente”, ni necesariamente como el “intelecto activo” solamente, sino que en “extensión” a otros “fundamentos” que bien nosotros en nuestra “mente humana” no podemos entenderla debido a sus “limitaciones humanas”, por ello que se indique que sea “razón misma”, y no como lo expresaban los platónicos, los pitagóricos, teniendo a un lado en el sentir de la mente” (aunque así no lo dijera, pero daban a entender ello), sino como “algo divino”, “infuso”, que no sabemos ni siquiera donde está ubicado, incluso puede que ni en el cerebro o en el corazón, o en ninguna parte ya que es algo “espiritual”, “invisible”, tampoco podemos equiparar como lo hacían la mayoría de los griegos, y ahora modernistas, y “gnósticos” que en la “psique” (alma) dándole similitud con el “pneuma” (espíritu), no, si son tal para cual (ya que trabajan juntos), pero son distintos en su “función” -contenido- e “identidades autónomas e independientes”.
Lo que podemos si podemos dejar claro de todo lo que hemos dicho es que el “alma” está compuesta en cualquier que sea las partes que digan los filósofos que la “componen”, por un intelecto, unas sensaciones, y una razón propia diferente al que cobija la “mente” (plano material), que puede existir como pueden ver entre “ambas dimensiones” o “planos”, y que bien el “cuerpo” sirve como “vehículo” o “instrumento” para ambos en desarrollar o completar estas “facultades”, impulsos (energía desde el punto de vista -cualitativa- y “cuantitativo”, dependiendo de la persona, es decir, “potencias”), bajo los afectos y sentimientos que se tiene, que hasta ahora no sabemos dónde se ubica, algo parecido a lo que describió Platón, siguiendo por supuesto también a San Agustín, también similares a las “ideas aristotélicas” y tomadas por Santo Tomas de Aquino, los escolásticos e inclusive por los “filósofos musulmanes”, del cual podemos resumir como “mero intelecto” conocimiento y “mera voluntad” conjugado con “acciones u operaciones espirituales”.
Tomando nuevamente a mi “alter ego”, a San Agustín (Ver, De trinitate), este creía que en al “fondo de la mente” existiría algo denominado como “abditum mentis” (o “escondite del espíritu), del cual se muestra en este “plano” como ese “mero conocimiento” pero “oculto” del cual no todos podemos “acceder”, y que no nos parece correcto del todo, porque se presumen como si fuese una “tesis gnóstica”, ya que indica que es “refundido” (y solo para algunos “buscadores” le es dado), de lo que los estoicos podrían relacionar con el “hegemonikon”, que podría indicar al “alma misma” o San Pablo con el “psiquikoi”, aunque no lo describa a sí mismo, de este modo sea como sea, esta “sustancia” es propia de la “divinidad misma de Dios” (subsustancia) y que viene dado esa “información infusamente” entregada, a través de esa “voluntad de la Santísima Trinidad”, contraído de esas “operaciones espirituales”, que hemos llamado como “mera voluntades” (conciencia) o “meras potencias (razón almática).
De este modo los “pensamientos” que salen de la “mente” pueden ser generados por el “alma”, pero también por la “mente misma” (que es su iniciador), y esto no lo podemos cuantificar pero si cualificar (“discernir” con “dones” o “carismas”), siendo en todo caso lo uno o lo otro mera “sustancias distintas”, una material-terrenal/comunicativo y otra inmaterial, es decir existe, se entrevé una “línea delgada” que es desconocida por muchos, pero que viene dada por la “voluntad divina” en unos casos, descrita con el nombre de “conocimiento” o “intelecto”, que es “infuso” (gracias del Espíritu Santo) y otros que son dados por el “ejercitamiento” -”insight”- de allí de que lo que haga uno se interrelaciona con lo otro (simbiosis), por medio del “aprendizaje” cotidiano para bien o para mal (vicios, virtudes, pecados, obras, etc), que se presentan cuando tomamos el análisis de las cosas, con la lectura, escritos, sentencias, que bien salen a flote en nuestros “juicios” por medio de la “conciencia”, derivados de esos “detalles” (de la “psyche”), y no precisamente porque sea concretamente tomadas de “operaciones espirituales” que se atisban a través del “alma”, por medio de un “intelecto activo” o “pasivo” de acuerdo a su “funcionamiento de sus potencias y facultades”.
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