Por, Mario Felipe Daza Pérez
“El hombre conquista al mundo, conquistando así mismo” - Zenón de Citio
Muchos tenemos en la cabeza la idea que el “ser inteligente” se trata de algo “unívoco”, y no es cierto, existen diversos “tipos de inteligencias” del cual el ser humano puede poseer con el tiempo (es decir, no es algo plenamente “genético”, sino que va de la mano con otros factores tales como el entorno, la epigenética y la cultura), esto quiere decir, que así como tú eres inteligente para una cosa, puede que lo seas o no lo seas para otra, aunque no quiere decir que no la puedas obtener, perder o conseguir más adelante. Lo que tratamos de decir es que la persona “inteligente del todo” no existe teóricamente hablando, lo que sí hay es el desarrollo de ciertas “habilidades” o de “aptitudes” que pueden permitir acceder al tipo de “saber” qué quieres tener a corto, mediano o largo plazo, esto, como un conjunto.
La “teoría de las inteligencias múltiples” fue propuesta por Howard Gardner (1983) hace años en contraste de la aparición de la “inteligencia unívoca”, que contrario de la virtud de la “disciplina” que depende de una sola trayectoria, la primera, puede reconocerse en varios aspectos tales como: la “música”, en lo “interpersonal”, lo “lingüístico-verbal”, lo “lógico-matemático”, en el factor “naturalista”, en lo “intrapersonal”, en la parte “visual-espacial”, como también en lo “corporal-cinestésico”, esta última asemejada (pero no necesariamente lo mismo) a la que llamamos nosotros como “inteligencia somática”. De esta forma podemos decir que Nikola Tesla no es más inteligente que tú, ni siquiera que Luciano Pavarotti, porque se trata de “saberes distintos” a lo que has desarrollado.
Aunque esta teoría de las “inteligencias múltiples” sea la más extendida en cuanto al campo del concepto propio de la “inteligencia” no es la que más nos puede sorprender referente a su teorización, e incluso el autor anteriormente mencionado ha aumentado los tipos de “aptitudes” a más “zonas de detalles cerebrales”, tales como la “emocional”, “existencial”, “creativa” y “colaborativa”, lo que más nos llama la atención de este tema es que otras personas ya han comenzado a elaborar “nuevos paradigmas” con base en la “neurociencia”, tal cual como veremos más adelante.
Cuántas veces no escuchamos, “ese tipo si sabe”, “se conoce el derecho y al revés”, es “inteligentísimo”, esto, está más lejos de lo que realmente significa “inteligencia” (si, podemos mencionar uno de los tipos, tal cual como lo es: “la mental”, que va mucho más allá que del “mero conocer”, estas “aptitudes” (porque son varias) son determinadas por varios factores, y precisamente se encamina con eso que llamamos como “habilidades blandas” o “softs skills” que si las llegas a obtener, puede que seas “más inteligente” que otros pero no “el inteligente” como si fuera un todo.
“Aptitudes” como el de la “dicotomía de control” (inteligencia emocional) del que tanto hablan “los estoicos” por ejemplo, “el saber reaccionar ante X o Y situación”, “el tener capacidad de análisis” (que va de la mano con la “inteligencia intuitiva” que no es otra cosa que la suma del conocimiento más la experiencia), de la misma la forma el modo en que interactuamos con los demás, entre otros, son el saber holístico de estas habilidades, pero por otro lado tenemos lo que llamamos el “poder entender el cuerpo” (inteligencia somática) o del “saber conectar con uno mismo”, que es lo semejante a la “conexión mente-cuerpo” (que biológicamente sería la simbiosis: “cerebro-intestino-músculo y demás órganos”).
Si tuviéramos una “pirámide”,
diríamos que la “inteligencia somática”
sería la base de las “inteligencias”,
esto, debido a que es la que soporta nuestras vidas (salud), y luego de ello
vendría lo que se conoce como “inteligencia
emocional” que es poderosamente valiosa para las situaciones adversas, aun
no tengas conocimiento de nada, pero obvio que teniendo una “inteligencia mental” (que es la propia
de “habilidades duras”: saberes en
materias específicas) va a permitir a extenderte más, que junto con la “intuitiva” te daría un mayor relieve en
cuanto a que se requiere de información adicional pero sobre todo experiencia
para el trasegar cotidiano. De esta forma “en teoría” cualquier ser humano podría
tener los 4 tipos de “inteligencias”
mencionadas o no, debido a que puede ejercitarla de mayor o menor medida
depende a su planes y capacidades.
Desde que Howard Gardner trato los “tipos de inteligencias”, mucho se ha hablado de cómo se aborda esta y de cuando una persona puede tener estas cualidades, de hecho, existe un “test” de como evaluarla (aún con críticas), y se mide teniendo en cuenta como resultado el grado de “coeficiente intelectual” de cada uno, con la presunta medición, se dirá si es “genio” o no. Indistintamente de si este medidor sea falible o no, lo que nos lleva a pensar si la persona en verdad es o no es “inteligente” será más bien tomado por el enfoque de ciertas “aptitudes” que domine y no por las potenciales “habilidades” de las que carece en ese momento.
Ahora, sí las “inteligencias múltiples” han sido estudiadas por científicos en el tema, y entre ellas, se destaca una autora que nos ha llamado mucho la atención que se llama “Lissa Rankin”, que bien ha abordado un clase de las “inteligencias” que no ha tocado ningún otro y de la cual nos sentimos identificados, porque nos parece igual o más importante que todas las demás (tal cual como se describe en la pirámide), de las que se destaca la “emocional”, pero que más allá esta la denominada: “somática” (concepto más profundo) también llamada “corporal” para algunos (entre ellos Gardner).
Luego de los grandes descubrimientos de la ciencia en los últimos cinco a diez años, sobre todo de la importancia de la “microbiota” u “helobioma intestinal” y de la conexión que tiene esta con el cerebro (a través del nervio vago), han sido mucho los interesados y ni siquiera médicos, sino la comunidad en general en querer desplegar un conocimiento que albergue a la demás áreas con tal de investigar un poco de como esta se relaciona somáticamente con todo el cuerpo, por algo que le llamen el “segundo cerebro”, pero esto no queda ahí, de hecho ya se habla incluso de la interrelación entre “intestino-cerebro-músculo” (este último considerado como un ”órgano endocrino” independiente -poderoso-) de la cual nos podría regir “el entorno” de nuestras decisiones todo el tiempo, aún sin saber de ello.
Si nos vamos ahora al internet es poco lo que se ha escrito específicamente sobre la “inteligencia somática”, encontramos un texto de Guy Claxton (2016) denominado: “inteligencia corporal”. Para este profesor británico de Ciencias del Aprendizaje de la Universidad de Winchester, del cual se enfoca estudiar temas de creatividad, educación y mente basados en la “psicología” y la “neurociencia” a este le ha permitido destacar que la conexión entre “cuerpo y mente” es sumamente importante, teniendo en cuenta la “vía endocrina”, esto, debido a que todos los “órganos se comunican”, aunque hasta ahora no creamos o sepamos de este motivo por ignorancia.
Saliendo de este motivo, repetimos una vez más que las “decisiones que tomamos” en el diario vivir, e inclusive en los juzgados, audiencias o diligencias se debe a lo que “comamos” o de la forma en que nos “sintamos” (emociones), de allí que se muestre importantes los bioindicadores en la dieta, entre ellos los “neurotransmisores”, como también la práctica de la actividad física (tal como lo genera el “factor neurotrófico derivado del cerebro” o “BDNF”), ya que de ello va a importar que tanta “serotonina”, “GABA”, “dopamina”, etc., segregamos para el día en que necesitamos actuar o argumentar algo en específico. De este modo, “el arte de escuchar a nuestro cuerpo” nos llevará más lejos que otros, porque como sabemos el “cuerpo humano” es una máquina que requiere atención y si ahora tenemos conocimiento de cómo “conectarse”, “repararlo” o “auxiliarlo”, esto nos va a permitir a tener un “performance cognitivo” mucho mayor que el de los demás.
Otro texto que podemos comentar es el de Risa Kasparo (2014) denominado: “Inteligencia somática”: Arte y práctica de la atención corporal”, esta autora lo que pretende es proponer al público una transformación de “adentro hacia afuera” de los cambios que puedes hacer con tu cuerpo, por ejemplo en la “toma de decisiones”, de cómo se establece el “cuerpo y la mente” teniendo en cuenta las “conexiones” que existen pero contigo mismo, inclusive “espiritualmente” hablando, la cual podría proporcionar libertad, felicidad y amor, a partir de esas “meditaciones” que hagas (de lo que hoy podemos llamar el “mindfulness”).
Precisamente, ya varios científicos están hablando recientemente sobre este hecho, por ejemplo el famoso Médico Funcional Dr. Mark Hyman (mentor del Dr. Carlos Jaramillo) en el que destaca en un reciente tweet publicado en su cuenta sobre la “regulación de la mente” y la “producción de células” como de “neurotransmisores” ha dicho que esto ha permitido que los “pensamientos” [en este caso, positivos] puedan reducir el “cortisol elevado” evitando la generación de “inflamación”, pero que en últimas podría ser revertido a través de prácticas milenarias como la “meditación” o el “mindfulness” (“conexión mente-cuerpo”), lo que llamamos como: “inteligencia somática”.
Pensemos que estamos lamentablemente ante una situación de “estrés” o de lo que normalmente sucede en “personas amigas”, en un episodio de “ansiedad”, lo que podemos notar es que todos estos momentos/sustancias se acumulan en tu cuerpo, y es allí donde precisamente tu “mente” debe actuar, en esa “conexión somática” existente contigo mismo, en relieve con el resto de los órganos, esto, para poder paliar la dificultad presentada. Sabemos que no es fácil de conciliar, pero se puede permitir reducir si se quiere con “farmacología” (no siendo lo recomendable), lo adecuado sería entonces que se trate con las acciones que tomes a partir de ciertos factores, como la i) alimentación, ii) el ejercicio, iii) el mindfulness -meditación-, iv) o la filosofía de vida que lleves (como la estoica o cualquier otra), es allí donde el intestino, el músculo, el estómago, etc., se harán notar debido al riel de vida que lleves, porque es así como se tomarán las decisiones.
Ya está más que demostrado científicamente que tus pensamientos será lo que “tú comas”, de hecho, más bien, lo que “comen lo que tu comes”, es allí donde la “inteligencia somática” se hará relucir, por ello es que Lissa Rankin en: “La mente como medicina” (2014) propone como primera medida curar el cuerpo como un todo (cuerpo y mente). No solo es esta autora la que manifiesta esta idea, pueden revisar también si quieren a Bruce Lipton un biólogo celular que publicó un texto denominado: “La biología de la creencia” (2016) de la cual expone en su libro que: “Los genes y el ADN no controlan nuestra biología; sino que es el ADN el que está controlado por las señales procedentes del medio externo celular, entre las que destacan los poderosos mensajes que provienen de nuestros pensamientos positivos y negativos”.
De esta forma Rankin cree igual que Lipton, eso sí, desde un punto de vista científico, que los “pensamientos”, y las “emociones” se pueden transformar conforme a la “fisiología del cuerpo”, aun pensando que la dieta, el ejercicio y los suplementos sean importantes o no, aún lo es, en mayor medida lo que estemos pensando todo el tiempo, por tanto, el análisis de la doctora va de la mano con lo que llamamos el desarrollo de las: “softs skills”, o “habilidades blandas” que se tornan en cuanto al liderazgo que tomes, una creatividad debida, el entorno en que te desenvuelvas, las relaciones interpersonales y sociales con la que cuentes, como de una nutrición óptima, todo se trata como un conjunto, esto, como forma de poder saber entender tu cuerpo frente a las decisiones que tomes en el diario vivir. De este modo “las creencias positivas” aliviaran cualquier dolor que tengas haciendo cambiar tu “bioquímica”; mejor dicho, “eres responsable de tu propio destino” o bien como lo decía el científico Santiago Ramón y Cajal, “cada persona si se lo propone puede ser artífice de su propio cerebro”.
Por último, si bien la “inteligencia mental, intuitiva y emocional” son importantes como “aptitudes” del cual pueden ejercitarse completamente, y de pasó podemos decir que como “habilidades” estas, te pueden llevar al “pasillo del éxito”, pero, no se tornan suficiente sino no lo desarrollas completamente junto con la llamada “inteligencia somática”. Toca de esta forma entonces tener como diría Julia Cameron (2022) un “arte para escuchar” pero en nuestro caso relacionado a nuestro cuerpo, cerebro (mente) y el entorno en el que nos movamos, con miras de tener mayor alcance en la creatividad, liderazgo, organización, disciplina, etc., para que de este modo podamos alcanzar plenamente estos 4 tipos de inteligencias propuestas por Lissa Rankin, y de esta forma expresar “unívocamente” si ser una persona “inteligentísima”, ya que con solo esta relación conseguiremos obtener de sí mismo esa “conquista” bien como lo plantea Zenón de Citio (fundador del estoicismo), en eso que llamamos la “conexión entre mente y cuerpo” en todo su fervor.
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