"Jesús no llama a quienes son dignos, sino a quien él quiere" - Santa Teresita del Niño Jesús
"Y el verbo ["amor"] se hizo carne y habitó entre nosotros"- Mateo 15:12-13
"Con todo, la mente y el amor son un espíritu, no dos espíritus; una esencia, no dos esencias"- San Agustín
Mario Felipe Daza Pérez
La "divini amoris scientia" es la "carta apostólica" que el Santo Papa Juan Pablo II le dedica a "Santa Teresita del Niño Jesús" (Ver, "Historia de un alma", texto que puede ser a luz de lo que queremos transmitir aquí, como la "ciencia del amor"), para nombrarla como "Doctora de la Iglesia" que es un principio básico de lo que significa de los aportes que hizo esta "carmelita" en la transición hacia lo que nosotros más adelante en el tiempo, místicamente llamaremos como la "ciencia de la cruz" (tal cual como lo concibió Edith Stein).
El fin último del "misterio de Cristo" y su pasión, por tanto de su "verdad", esta combinado en esta ocasión con algunas menciones "científicas" y "neurocardiológicos" de la que significa "eléctricamente" el "amor" en nuestro cuerpo, a través de sus funciones en el órgano del "corazón" derivada de su "coherencia cardiaca" (que ya describiremos más adelante) con el "cerebro" (simbiosis), de allí que podamos decir que el "evangelio", la "lectura", la "caridad" sean unos de los muchos "alimentos espirituales", para esta "correlación", de lo que titula San Juan de la Cruz como la "Llama de amor viva".
Para los "griegos" y luego para los "cristianos" como nosotros, el "philia" no solo está relacionado en esa estrechez de amistad que puedas tener con alguien, sino que tambien se puede relacionar entre el "amor" que se tiene por "familiares" o "amigos", no pasa lo mismo con el "eros" (aunque a veces con significado distinto) que expresa más que todo ese "amor" concupiscible, o pasional, que no siempre es malo, de hecho la "caridad" algunos autores de la "patrística" lo relacionan con este punto, y por último tenemos el "ágape" que es el más común entremezclarlo con el "amor" verdadero hacia Dios, al prójimo y al bienestar de uno mismo, considerado como "amor divino" es decir, "scientia amoris" del cual esta cobijada para los fieles con el señor y los "justos" y e incluso para los "pecadores" que él quiera.
Siguiendo con el Santo Juan Pablo II, para este, la "ciencia del amor divino" una vez identificado y conseguido es el "espíritu santo", quien arrastra a las personas sobre todo a los humildes (ya que Dios humilla a los orgullosos y a los humildes los llena de bienes [gracia], Santiago 4:6), para que conozcan de los "misterios de la fe" y de la "verdad", para aquellos que se le encuentre "oculto" dicha información. Es entonces a los "sabios" e "inteligentes" a quien se le entrega ese "don de la sabiduría divina" en su máxima plenitud, de allí que el "espíritu carmelita" sea una vía para llegar a este propósito o a la "vida contemplativa" y de la "iluminación de conciencia" por eso que deba ser importante "imitar la vida de los santos" leer textos edificantes, acompañado de la misma palabra de Dios, y demás documentos espirituales que llenan el alma en su "sentido místico" como los que proponen también los "benedictinos" u otras escuelas, entre ellos, desde la visión del ya mencionado San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Ávila o la misma Edith Stein (Santa Teresa Benedicta de la Cruz) tomándolo a todos ellos como "maestros espirituales".
Antes pensaba ignorantemente (dentro de mi "racionalismo burdo") que el "corazón" era un simple órgano y ya, que solo "bombeaba sangre" y que su función era indiferente a las demás, pero se ha venido demostrando "científicamente" que no es así, aunque desconocido estaba en determinar que se trataba simplemente de "un kilo más en el cuerpo", pero, no, ya que ahora podemos hablar de un "cerebro de corazón", es decir de esas "corazonadas" compuestas por un "sistema nervioso autónomo" que en nada tiene que envidiarle al "tronco encefálico" y demás componentes de nuestra cabeza, ni tampoco a la microbiota, designado, por el saber cómo el "segundo cerebro", ya que a través de este se ha validado conseguir hasta un poco más de 40.000 neuronas y toda un red de "neurotransmisores" del cual se concluye que se tiene una "inteligencia" propia, del cual podemos decir que puede "tomar sus propias decisiones" llegando a aprender, recordar y percibir y bien contar con el mayor campo "electromagnético" (red eléctrica) estimándose con hasta 5000 veces más "intenso" que el mismo "cerebro", y del cual se afecta con la "parte emotiva" de las cosas, ya sea para bien o para mal (inclusive para la mística misma).
Siguiendo con este "plano neurocientífico" se ha encontrado una relación estrecha entre el eje corazón-cerebro-microbiota, en una investigación del cual ha conseguido que con tan solo conforme a un (1) "latido del corazón" puede hacer que las personas duden de su "propia opinión" y se inclinen más hacia los demás -empatía-, (es decir, hacia la "caridad" o al "amor"). Los resultados del estudio sugieren que las señales de "nuestro cuerpo", particularmente de "nuestro corazón", pueden moldear significativamente nuestras "corazonadas" (eléctricamente hablando) como la toma de "nuestras decisiones" en entornos sociales, ambientales o culturales, esto, por ejemplo, como el que se puede derivar del encaminado "hacia el amor al prójimo a través del amor por Dios" -piénsese en la "scientia amoris"-. (Cfr. Social interoception: Perceiving events during cardiac afferent activity makes people more suggestible to other people's influence, Cognition, Volume 238, September 2023).
Se entiende por "coherencia cardiaca" como el buen funcionamiento del "cuerpo" y la "mente", del cual sirve para "intensificar" si se quiere los "momentos espirituales más intensos del alma", conectando de este modo el cerebro con los "péptidos" propios del corazón tales como el ANP, ANF, y la ANH, todo ellos concebidos como "neuromoduladores" (citoquinas, de las que encontramos la CK, CK-MB o BNP,) esto, con el "grado" de conseguir una "conciencia inteligente" que bien entraría dentro del concepto de "amor" o de caridad (ágape) que bien se pueden conseguir a través de "pensamientos internos" (silencio interior), como las "ideas positivas y espirituales puros". (Ver, Jorge Tartaglione, su texto "El cerebro que late: El misterioso diálogo entre el corazón y el cerebro"), en suma, estos órganos no están allí para funciones básicas, sino que permiten construir entonces un "diálogo permanente de emociones" como de decisiones malas o buenas cuando se trata además de como nace tus deseos, pasiones, y demás en el seno del "interior de tu alma".
Esta relación perfecta, prácticamente en descubrirse es nueva, igual como sucedió entre el enlace del "cerebro con la microbiota", esta "conexión" se deriva, de la "identificación de señales" (electrificación), lo que evita en últimas la "afectación cerebral" como un órgano aislado, no trabaja "autónomamente" como se cree. Se expresa que más o menos el cuarenta (40%) de las personas que experimentan "síncope", o "desmayos" al menos una vez en la vida se debe a estos fenómenos de "éxtasis". Estas breves "pérdidas de conciencia" (o más bien de "iluminación"), ya sean provocadas voluntaria, pero en todo caso "involuntariamente" por dolor, miedo, calor, hiperventilación, o en algunos casos "místicamente", hace de la unión perfecta con Dios, de lo que hoy en día sigue siendo un misterio. (Cfr. Lovelace, J.W., Ma, J., Yadav, S. et al. Vagal sensory neurons mediate the Bezold–Jarisch reflex and induce syncope. Nature 623, 387–396, 2023).
Teniendo en claro entonces que son las "interacciones cerebro-corazón (BHI)" en que puede derivarse y tambien en lo que pueden estar involucradas en la "neurobiología de la conciencia", por tanto del "espíritu" y su efecto en el "alma", son las "emociones" las que son emanadas en esa conexión en la llamada "coherencia cardiaca" de la que consigue dicha relación "bidireccionalmente", esto, hacia un estrecho de vínculo en las conductas de las personas conforme a los "vicios" o sus "virtudes" por ejemplo, como puede ser el destacado para la "caridad" o "el amor a Dios " o al "prójimo" y esto se debe a que el "corazón" igual que el "cerebro" recopila información en el resto del día (ojo, con lo que haces cotidianamente) y de tu tiempo para analizar toda control de actividad que tengas (realiza constantemente examenes de conciencia, para mejorar), y del que luego puede referir para tener respuesta fisiológica, y tambien en cuanto a las "actividades corporales", y esto, no solo desde el punto de vista "espiritual" sino tambien "neurocientífica". (Cfr. Brain-heart interactions in the neurobiology of consciousness, Diego Candia, Current Research in Neurobiology, Volume 3, 2022).
Señores/as, ahora, desde el punto de vista "místico" mezclado con esta visión "neurocientífica" podemos decir que muchos se han interesado en conocer las escrituras a "rajatabla" (exégesis), como comúnmente lo hacen los "protestantes", eso, aquí no importa, por mucho que estudies la Biblia o te consideres un "teólogo arrodillado", sino te llega a la "sabiduría divina" no sirve de nada, por ello es que la "ciencia del amor" ("scientia amoris") sea la clave para el "inicio de una vida contemplativa" (contemplatio), ya lo decía Jesús, en Mateo 15:12-13: "Este es mi mandamiento: Ámense los unos a los otros, como yo les he amado [ágape], que no hay amor más grande que dar la vida por los amigos" -caridad- (como por los hermanos). ¿De qué nos sirve aprender el hebreo o griego para presuntamente comprender mejor la letra cuando el espíritu es otro? Muchos son los soberbios conocedores de las palabras, pero muy pocos los humildes con "sabiduría infusa" (se puede leer al respecto las enseñanzas de Santa Hildegarda de Bingen).
Repetimos una vez más, que es en la "práctica de la virtud" como se consigue el "esfuerzo" hacia esa "perfección cristiana", y que por tanto, el método correcto será construir una "ciencia del amor" concebido por el "amor puro" hacia su concepción, tal cual como se dijo en San Lucas 18:17: "Yo os aseguro: el que no reciba el Reino de Dios como niño, no entrará en él", de allí que dentro de la llamada "coherencia cardiaca" se tenga que debe estar en armonía por lo que sientes y en constante armonía con "todos los órganos del cuerpo", expresando de por si todo lo que piensas, descrito en "pensamientos puros", traducidos en "actos" que lleven siempre a la "santidad". Siguiendo a la carmelita filósofa-mística Edith Stein esta comenta que "Dios es amor", tomando por supuesto a San Agustín en su texto "La trinidad", del cual comprende no solo a Jesucristo, sino tambien a la Iglesia como un todo (triunfante, purgante y militante), es decir, al prójimo, lo que se conoce como el "cuerpo místico", y por último a ti mismo (en pro del "bienestar"), a la mano del amor a Dios, y la vida en comunidad, mejor dicho "todos somos uno para todos, y todos para uno".
Para entender el "nexo" y la "relación" entre esta "armonía científica" con la "filosofía", y la "mística", consideradas por Edith Stein como "dos vías" para el conocimiento de la "verdad" y su "coherencia cardiaca", es entonces necesario empezar por el comentario de la obra de Santa Teresa, llamado el "Castillo interior", en lo determinado por las "anotaciones" con las que se abre estos tipos de comentarios que bien no se comprenden inmediatamente si se ignora el contexto que las rodea (culturales y ambientales). Es cierto que en ciertas ocasiones se hace referencia al texto más significativo como el que propone Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Ver, "Ser finito y Ser eterno"), del cual ha contribuido para nada en suprimir el análisis de las personas en el aspecto mental o corporal, sino que va imbuido tambien en cuanto a los "entornos espirituales", proporcionado en una sólida base para dar un fundamento a la "psicología moderna" (dentro de lo que estudiamos nosotros con la "terapia cognitiva conductual" con las bases del "estoicismo").
Dice Cristo, que el que quiere seguir su vida debe "imitarla" y, por tanto, debe cargar su "cruz" y ir en el mismo camino (responsabilidades, obligaciones, deberes, según sus capacidades). Esto significa además "desapegarse" de las cosas materiales, y aferrarse más bien a las "eternas" que es la "verdad", y la realidad misma, no es la vanidad y la mentira, que está a la vuelta de la esquina, lo que es difícil es la "humildad" en esa "búsqueda" de la "santidad", "guiado por el camino de eterno" (ver, salmos 32 y 138) que es lo que es cierto, en el enseñar alejarnos de los "vicios", las "malas costumbres", y "pecados", en "pro de la salvación". Si se dan cuenta, muchos tienen en la boca a Dios, pero muy poco en su "corazón", lo que hace difícil conseguir una vida plena en amistad con él, dice Tomas de Kempis que existen aquellas personas de "inteligencia iluminada" y "limpio corazón" que da más bien mucha importancia a lo "eterno" que no les gusta para nada hablar de lo "terrenal" o lo "mundano" y les duele mucho hablar u obrar según los "apetitos de la carne", pasan pendiente más bien conforme al sentir del "espíritu de la verdad", saliendo del cuerpo frecuentemente de acuerdo a los "designios de su espíritu" que no es para nada "dominando por sus pasiones" (los controla).
Tomas de Kempis (ver, "La imitación de Cristo") sugiere decir estas palabras, antes que te vengan "malos pensamientos" (p. 197):
"¡Vete, aléjate espíritu inmundo! [vade retro satana] Vergüenza debiera darte, desdichado. Muy inmundo eres cuando tan malos pensamientos traes a mi cabeza. Retírate de mí, seductor malvado, no podrá nada contra mí porque Jesucristo está conmigo y él te dominará. Antes morir o sufrir cualquier tormento que aceptar tus malos pensamientos. Calla enmudece y aléjate de mí".
Lo que se debe buscar es el inicio de esta "vida contemplativa" o en "contemplatio", dada con la "ciencia del amor hacia Dios, prójimo y a ti (como bienestar)", son las herramientas claves necesarias "sobrenaturales" bien para interpretar las lecturas, actos, obras, enviadas por el Señor, en estos casos, en es el "entendimiento" y la "sabiduría divina" donde se consigue la verdad y los "misterios de la fe" y solo en los "ejercicios espirituales" y de las "virtudes" es como se "entrena" para ello, y esto es lo que se mira desde un lado por la forma de la "mística carmelita" y tambien "benedictina" (sin dejar a un lado las otras escuelas, como la "agustina"), en nuestro caso, es una preparación que requiere tiempo y que comienza por pasos y con ese pequeños peldaños es que conseguiremos nuestra "victoria eterna", piénsese en las "teresas" u otras "videntes" como Santa Gema, Santa Francisca, Santa Catalina de Siena o la venerada Juliana de Norwich conforme a su "inteligencia infusa profunda" conforme a las verdades entregas por el mismo Señor dada como "carismas" propias del Espíritu Santo.
Estos "santos" igual que nosotros (derivada de esa "comunión) que creemos en el dualismo del "cuerpo" y "alma" (ahora trinomio: "mente, cuerpo y alma") que es la "regla general" de los "videntes" y "místicos", al considerar que Dios está en nuestra "sensualidad" (órganos), así como en nuestra "sustancia", y el "cuerpo" y el "alma" prestan todo el tiempo mutua ayuda. De esto se predica entonces que el "conocimiento de Dios" es "inmenso" y por tanto es "uno solo" y es "inseparable", por algo que se hable de ser "morada" indivisible del "espíritu santo" y "huésped" del consolador, por tanto, "Dios está más cerca de nosotros de lo que nosotros pensamos que está, ya que lo conoce todo y está abierto a esta "ciencia del amor" ("scientia amoris"), que es sencillo, afable, caritativo, empático, tal cual como aconteció con Santa Teresa de Lisieux, Santa Teresa del Niño Jesús y del Rostro Santo, y demás "carmelitas contemplativos" sin mencionar de las demás comunidades, en concepción de ese "amor fraterno" para todos nuestros hermanos.
El "amor espiritual" o "amor divino" o simplemente la "scientia amoris" es libre de toda "coacción" mundana, o terrenal, esta se eleva por "cuestiones meramente espirituales", no le interesa el qué dirán, ni lo material, el "desapego" es su centro, porque sabe que el "querer" viene solamente de Dios y del Cielo, no de los hombres, que trabajen como instrumentos en favor de ellos, sino por los dones, carismas y demás gracias entregados, conoce que no tiene limitaciones en el bienestar hacia los demás, con "caridad" (ágape) sin "interés bilateral" o "interés compuesto", no está sumergido fácilmente en las tentaciones y debilidades, no se deja engañar fácilmente, todo le sale excelente, porque vive en cristo, matando pasiones, deseos vanos, o ideas ligeras, cuyo fin principal erróneo es ser truncado por el "enemigo del alma" como de lugar, en esa "constante lucha" conforme a todo tipo de pensamiento u obsesiones que vayan en contra de esta "vida contemplativa" (en "contemplatio"), por ello que le resulte agradable hacer constantemente "ejercicios espirituales" por y hacia la "virtud", esto con el fin de entrenarse ante "posibles adversidades" (tales cuando llegan la vanagloria, el orgullo, altivez, arrogancia, -aplica las "letanías de la humildad"-)-.
El "progreso de la vida espiritual" sin lugar a duda es el "amor" en todo sentido, a Dios, al prójimo como a ti mismo (conócete, acéptate y supérate), en esto se basa la "contemplatio". Si ven, la vida de los santos estuvo marcado de esta "scientia amoris", de hecho, si revisan el texto de la "Historia de un alma" de Santa Teresita se puede encontrar con muchas anotaciones de este tipo, pues, es la "ciencia del amor" la más alta "marca espiritual" que podemos tener, ya que todo es un "avance paulatino", y sobre todo cuando nos referimos a lo "espiritual" es más detallado, y puede que algunas veces se caiga, aquí la cuestión será en no detenerse en ese "esfuerzo constante", con tal de conseguir la "santidad" hasta en su mayor último momento antes de partir ("homo viator"), recuerden, todo pasa, pero nada se queda atrás, por tanto, lo que hemos construido con la oración, súplica, penitencias, sufragios, trabajos, misas, comuniones, apostolado, misiones, paciencia, ejercicios, humildad, caridad y a través de la "práctica de las virtudes", según "nuestras capacidades" serán el "pago" o "recompensa" y la entrada a la puerta principal a la "vida eterna", esto, sin nunca llegar a desanimarse, por los "altibajos" de las "labores y quehaceres cotidianos".