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17 de marzo de 2024

LA "ESPERANZA" NO ES AMAR EL DESTINO (AMOR FATI) NI SER INDIFERENTE (ADIAPHORA) ES TENER "CONFIANZA EN DIOS"


"Ya no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí"- Pablo de Tarso

"Estamos salvados, pero todo es esperanza. ¿Quieres ver lo que esperas? Ya no sería esperar; porque, ¿puedes esperar lo que ya ves? Esperemos, pues, sin ver, y lo tendremos, si nos mantenemos firmes" - Pablo de Tarso

"Un mundo que tiene que crear su justicia por sí mismo es un mundo sin esperanza. El Juicio de Dios es esperanza, tanto porque es justicia, como porque es gracia"- Benedicto XVI

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Mario Felipe Daza Pérez

Tener "fe", es tener "confianza", amor, pero en Dios, no en ti mismo, no se trata de amar el destino (amor fati), ni de ser indiferente (adiaphora), es algo que nace más allá de nuestras fuerzas, como "virtud teologal" que va unida a su vez a la "caridad" pero de aquel que tenemos por un "ser superior", por ese deseo de disfrutar la "visión beatífica de Dios", dentro de la "paciencia", de la relación misteriosa con el Señor, del cual va en contra del apego, flojera, ira, desaliento, desanimes, tristeza, presunción, desesperación, etc, en "combate" por esa devoción del "trinomio" de la fe—esperanza—caridad que bien van de la mano como "perseverancia" de las cosas, de este modo no puede haber "fe sin esperanza".

Estas "virtudes" (son excluyentes) no le pueden faltar un "elemento", todos van en consonancia, ya que se mira como un regalo entregado por el Señor para nosotros por el resultado de estar en "gracia" conforme a esa "lealtad" para con el (que según la "religiosidad pagana greco-romana" se representa con las deidades "elpis", "pistis" o "fides", los primeros mencionados por Plutarco se llamaban "elpistas"). Si seguimos al teólogo Jürgen Moltmann (1964), que a su vez fue iniciador e investigador de estos temas entre ellos el de la "esperanza" del cual trato diferenciar sus "categorías" (leer sobre "psicología positiva"), como "confiada", "sufriente", "alegre", "vigilante", "escatológica" (veamos también la "carta encíclica" del Papa Benedicto XVI, llamado "Spe salvi") todos estas —características— están relacionadas intrínsecamente con la "fe", ligado a su vez perfectamente al "conocimiento de Dios" que es único.

Puede ser que el "sentido" de la "esperanza" vaya de la mano con esta "fe" que vemos de ser "salvados", en esa "confianza en Cristo", esto, para no caer en "desánimos", ya sea por nuestras "inseguridades", "miedos", "infortunios", "adversidades", por ello que debamos vivir "abandonados" pero tambien "confiados" en la "Santísima Trinidad", ante su misericordia, piedad, reparo, de esto que digamos que desde el plano corporal o el nivel "psicosomático", el estrés, la depresión, impaciencia, por tanto el "suicidio" son varias de las consecuencias de estos "fallos", que no arregla el "problema" sino que son el "resultado" por "no saber esperar", y tampoco por "no adoptar las acciones correctas", visto más bien como una "visión pelagiana" de las cosas, que nos impide "santificarnos" ya que pretende "progresar" sin la "ayuda divina de Dios" (con mera "psicoterapia"), y ese es el "discurso erróneo" que nos quieren vender los de la "nueva era" los autores de las "autoayudas" y los del "mindfullness" o los muchachos/as de la "meditación".

De esta manera, nos toca tener "esperanza" si o si, "confiado en Dios" que es quién nos va a "salvar", pero también debemos poner de nuestra parte, utilizando y haciendo uso de los "medios" o "sacramentos" que nos coloca Cristo en bandeja de oro o de la "vida eterna", con tal de "salvificarnos", como lo son la misa, eucaristía, confesión, etc, no vale solo entonces decir que "existe un Dios", y por eso creo, sino que nos toca también "obrar" conforme a esa "fe", de lo contrario nos centraremos en la "soberbia", "orgullo", "vanagloria", "codicia" que es contrario al "progreso espiritual". De este modo, orar, mortificarse, ser caritativo van de la mano, como "actuares de misericordia corporal-espiritual", pero que sin la "ayuda externa divina" es imposible conseguir, por hecho, es un "error herético", que siempre hace caer por lo general los "protestantes", perdiendo de por sí su propia "gracia" evitando los "actos de piedad" tomado como "justicia" o "caridad".

No podemos esperar tener un "Dios bombero", o del "último momento", o estando moribundo para buscarlo, pensar así es contrario a la "fe" y a la "esperanza", y he ahí que, sí que no nos perdonará el Señor, tampoco lo será escatimar el "no reparar" y hacer siempre lo que nos venga en gana, recuerden que su "espíritu" lo sabe todo, y sabrá de nuestras intenciones ocultas, de lo que hacemos o no, conforme a los "actos" realizados en vida. Lo que hacemos es "autoengañarnos" por tanto, "autosabotear" el "proceso" de nuestra "salvación". Jóvenes, tengamos la "esperanza" de Job, que es un ejemplo a seguir, que bien tuvo ante los "desafortunados" momentos "desgraciados", en lo material: ya sea en la salud, o los sufrimientos, pero que, en últimas, si analizan, siempre apelo a lo espiritual a esa "abandono", de la "fe", como "medio de redención" que a lo largo de su "tragedia" Dios terminaría aumentando sus "bienes" y "gracias".

Ya decía San Agustín en el Sermón 157.4:

"En efecto, aunque aún no haya llegado la plenitud de nuestro gozo, no por eso nos ha dejado ahora sin gozo alguno, puesto que estamos salvados en esperanza. Por eso, el mismo Apóstol que dice: Si esperamos lo que no vemos, por la paciencia lo esperamos, dice en otro lugar: Alegres en la esperanza, pacientes en la tribulación. Teniendo, pues, tal esperanza, vivamos con gran confianza, y nuestro hablar en gracia esté sazonado con sal para saber responder a cada uno según convenga".

La "esperanza" siendo entre las tres (3) virtudes teologales la más "escondida" es tan importante para la "salvación" que requiere la suma de otros valores, como las que ya hemos mencionado pero que va junto a la "fe" y la "caridad" (qué se debe creer, qué se debe esperar y qué se debe amar) y por supuesto a otras "cardinales" o no que hace que sea "robusto" su "condición", por ejemplo en conjunto con el de la "paciencia" de algo que deseamos que sea entregado como lo es la "felicidad eterna" del cual se consigue aquí "infusamente", indistintamente de los actos que hagamos para obtenerla como los de la "piedad" (que se practica con "askesis"), porque es un "regalo" como podría ser la "castidad" o la "continencia" de Dios para nosotros, pero que a su vez se hace necesario obtenerla para la "salvación", en ejercicios permanentes espirituales.

Si nos vamos a las "filosofías paganas" entre ellas la "estoica" y por consiguiente la que estima Nietzsche, algo que debemos tener claro es lo que se conoce como "amor al destino" (amor fati) del cual sugiere "abrazar" de cualquier forma los acontecimientos que te sucedan, pero de forma "indiferente" (adiaphora), es decir, indistintamente de lo que acontezca debes siempre avanzar moral-materialmente, a pesar de ello, pero sin tener en cuenta una "divina providencia" de los sucesos, puede que la noción que llaman del "eterno retorno" (uroboros) este plagada para los primeros con una visión "panteísta", si para el segundo de "ateísta", del cual se determina que todo se "devuelve", en todo caso siempre será vista como una versión "atea" de las cosas, o al menos "camuflada", de allí que estos hablen del "amor fati", sumando a la visión del "superhombre", asociado más bien a su vez a ser "autodioses", y del "nihilismo", como del "escepticismo" (recordemos a los académicos, atomistas o a los pirronistas) lo que se quiere construir es desvanecer la moral cristiana y construir una propia, en el sentido "antropocéntrico", pero con "actives" (kathekon, como "acción concreta") no como tristeza, o desesperanza, pero que es distinta a la "concepción de Cristo" por supuesto centrado ahora a valores presuntamente "seculares".

Para su "edificación" los "valores comunitarios", según la ciencia los "solitarios" frente a estas escenas se evidencia una "disminuida" relación de la "corteza insular anterior", del cual deteriora la "confianza" o la "esperanza" (J. Lieberz, S. G. Shamay-Tsoory, N. Saporta, T. Esser, E. Kuskova, B. Stoffel-Wagner, R. Hurlemann, D. Scheele, en "Loneliness and the Social Brain: How Perceived Social Isolation Impairs Human Interactions", 2021), pero lo que pasa es que una "concepción" de este tipo, ya sea cristiana ortodoxa, tradicionalista, o devota" no pasa esto esto espiritualmente hablando, debido que no se sienten en este "estado" material, sino de que su relación está estrechamente ligado para con Dios, por ello es que se sientan tan llenos, en esa unión unitiva, mística, del cual reduce las enfermedades de la mente y cura del alma.

Como vemos, si o si, la "esperanza cristiana" (distintas a las paganas), pide, un aumento, para no es un "hábito" por construir, pero mientras que llega, podemos "cultivarla" con la oración (que es la "escuela principal", junto con el "sufrimiento" y la "lucha", tal como le sucedió a San Pablo, Job y otros apóstoles, siervos, y demás), y la penitencia, como el "ayuno" o la "mortificación" (visto como "deseo"), en este caso las "almas purgantes" se muestran "esperanzadas" (Macabeos 12,38-45) en ver la "unión beatífica con Dios", como la estamos nosotros de "salvarnos", o llegar a la "vida eterna", pensemos en esa esperanza de Abraham, que puso toda su confianza en Dios, a pesar de las trabas que tuvo en el camino, cuestión que no contemplan escuelas racionalistas, y entre ellas las greco-romanas, como la "estoica" (tomado del "cinismo") del cual discuten sobre la "indiferencia" (adiaphora), al igual que Nietzsche (ver la "Gaya ciencia" o en "Humano, demasiado humano") , con el concepto del "amor fati" pues que no es dado, conseguir la "búsqueda de la verdad", o "interior espiritual".

Ahora, si mantenemos una actitud del que nada nos interesa, y que estamos "destinados a algo" y que por tanto vamos a morir es vacía y peligrosa, ya que la esperanza del "seguidor de Cristo" (Chirstianus alter christus) es otra, además de ser una "categoría virtuosa", es un "concepto infuso", pensemos en el ejemplo de los tristes sucesos de la Santa Edith Stein (campo de concentración), al fin Cristo es nuestra "esperanza" nos toca esperar (paciencia) sea bueno o malo por ahora, según la mirada terrena o humana. Nos gustaría compartir una oración sobre la "esperanza" y el "abandono en Dios", en esa "Ciencia de la Cruz" que tanto siguió la Santa Teresa Benedicta de la Cruz que fue "asesinada" por los "nazis" en la cámara de gas, del cual murió "esperanzada" y "confiada" en la "salvación eterna" para que lo tengan en cuenta:

"Oh, Santa Teresa Benedicta de la Cruz que hiciste de tu sed, de verdad una oración continúa intuyendo que quien busca la verdad busca a Dios, ayúdanos a buscar siempre de la verdad abandonandonos en Dios, intercede para que podamos confiar la esperanza en el Señor, tu que la encontraste en la Ciencia de la Cruz, haz que nosotros también seamos iluminados de la luz que emana del misterio de la Santa Cruz".

Los que "confiamos" en Dios, estamos "esperanzados" no solo en salvarnos, por eso nos "abandonamos" en el pero con "perseverancia" (no somos pasivos), esto, ante cualquier amenaza, zozobra, tribulación, adversidad, y demás, porque él siempre nos dirá que camino a seguir (Salmo 32.8), tal cual se concibió en Abraham, Moisés, Noé, etc, en "búsqueda de la verdad" a diferencia de esa "esperanza falsa" que nos dicta los "estoicos" y los "cínicos" o la "filosofía nietzscheana", que eran inerte para lo "espiritual" a diferencia de la "sustancia" de esperar algo a cambio en el "aguante" -ante esa indiferencia- de un negocio que va más allá de la esfera de lo místico o "unión unitiva", sino al poder, a la riqueza, o a la misma materia, que en última es un "castillo de naipes" construida en una montaña de barro.

Ya dice Benedicto XVI en su carta encíclica "Spe salvi" en su punto 27, determinándolo esta "esperanza" como una "fe en progreso" siguiendo a Bacon (Ver, la nueva Atlántida):

"En este sentido, es verdad que quien no conoce a Dios, aunque tenga múltiples esperanzas, en el fondo está sin esperanza, sin la gran esperanza que sostiene toda la vida (cf. Ef 2,12). La verdadera, la gran esperanza del hombre que resiste a pesar de todas las desilusiones, sólo puede ser Dios, el Dios que nos ha amado y que nos sigue amando «hasta el extremo», «hasta el total cumplimiento» (cf. Jn 13,1; 19,30)".

Nuevamente, desde el "plano neurocientífico" tenemos que la "esperanza" está ligada al valor como la "bondad", y la "empatía" conforme a la "cooperación" y a la "observancia" de "reglas" (Fermin, A.S.R., Kiyonari, T., Matsumoto, Y. et al. en "The neuroanatomy of social trust predicts depression vulnerability", 2022), el problema no solo está en el "abuso de confianza" como cuando creemos que Dios nos perdona todo porque somos sus "hijos", sino también en la "falta de confianza", ambas dañan la mente y el alma, en lo primero con depresión, ansiedades, y lo segundo, en la tentación, pecados, o vicios. De esta manera, la "confianza" es "genética", al menos en un 33%, es decir, es heredable en este porcentaje (aprox), de lo que implica que entre más "esperanza" mayores beneficios, de cualquier tipo, y entre ellos "comunitarios". (University of Technology Sydney en "Unravelling the genetic and environmental influences on trust", 2024).

Bajo este "contorno" toca evitar el pecado de la tristeza o asedia asociado a la "desesperanza" como dé lugar, tal cual como lo es la incredulidad, ya que esta se funda entonces, evidentemente, en la "falta de esperanza" contraria de la confianza en Cristo que debemos tener. La otra cara de la moneda sería la misma "arrogancia", "resignación", "pereza", "aridez", etc. La "desesperación" presupone aquí la esperanza de tener ya esos bienes espirituales de antemano, e incluso material cuando ya conseguimos consolidar los medios o gracias para embaucarnos en la "santificación" ex ante. Ya decía San Agustín, "Aquello que no anhelamos no puede ser objeto ni de nuestra esperanza ni de nuestra desesperación" (Ver, Svensson M. ¿Adiaphora en San Agustín? Traditio. 2010; 65:31-46), de allí que nuestra "esperanza escatológica última" como lo menciona el teólogo Moltmann no sea otra que la "resurrección" como final dentro de las promesas de nuestro Salvador.