"Nada surge de la nada, o de la nada, nada surge"- Parménides
"Pues como tenemos el cuerpo de la tierra y el alma del cielo, somos tierra y cielo". -San Cipriano. ["Vuelva el polvo a la tierra, a lo que era, y el espíritu vuelva a Dios que es quien lo dio"- Eclesiastés 12:7].
"El bien puede existir sin el mal, mientras que el mal no puede existir sin el bien"
Santo Tomas de Aquino
Esta "entrada" del Blog está destinada a "defender" a "capa” y “espada", no la "naturaleza de Dios" -origen- (que hasta el día hoy existen muchas “nuevas evidencias”, 2024, ver, el reciente texto de Juan Carlos Gonzalez-Hurtado, que demuestra su "etiología"), sino que vamos más allá, en analizar su sentido "personal" dentro de lo que conocemos como la "divina providencia" (plan de intervención) como "concepto" último, que ojo, no era "desconocido" por los "griegos" ni siquiera por los "escépticos", sino que se torna distinto de lo que se refiere a su "contenido” y “forma", siendo manejados con disimilitud por ellos y por el “cristianismo”.
Por una parte, podríamos decir desde nuestra posición, que no existe tal cosa como "dioses", sino un "pantocrátor" que es i) omnipotente, ii) omnisciente y iii) omnipresente (“santísima trinidad”) que va en contra de esa dichosa "paradoja" o "dilema" propuesto presuntamente por "Epicuro" (“figura” encontrada en Lactancio en su texto “Sobre la ira de Dios”) que para nuestro entender sigue la "lógica" de los "académicos" y de los "pirronistas", por ende de la "incomprensión" (acatalepsia) de los "escépticos", inclusive podemos encontrar "ateos" presuntamente "netos" (y lo decimos con "duda") dentro de la "cultura helenística" como Teodoro de Cirene y Diágoras de Melo, considerados más que todo "incrédulos" pero de la "concepción" de la "divina providencia" (pronoia) que es más "complicada" aceptar que la primera.
Entrando al meollo del "asunto", indicamos que "providencia" proviene del "latín" como la mayoría de las palabras de nuestra lengua, y este fue presentado por Cicerón (por eso nos basaremos esencialmente en su texto, "Sobre la naturaleza de los dioses") que significa "previsión de Dios" o "saber algo de antemano" de la cual se puede tomar como un "concepto" que es negado por los "escépticos" -en sentido amplio-, del cual desprendemos no solo de los "académicos iconoclastas", sino también a los "epicureanos", "atomistas" y la versión actual del "ateísmo" (que es nueva, pero que proviene de ellos).
Dice Heráclito, que cuando era joven afirmaba no saber nada, pero al llegar adulto, lo sabía todo, y que no fue discípulo de nadie, del que se encontró a sí mismo, y él mismo lo aprendió todo (p. 459, y 465), entre ellos, el concepto de "Dios" y su "providencia", sus discípulos se llamaban los "hericlateos", de hecho, una parte o fracción de su filosofía se trasladó al "estoicismo" de lo que ahora vamos a entablar tambien comunicación en contra de los "escépticos" (en parte) pero sobre todo teniendo en cuenta a la “filosofía cristiana”.
Dentro de sus distintas argumentaciones decía que todo el planeta está lleno de "espíritus" y "daimones" (demonios), y así mismo de todos los fenómenos que se dan en el cosmos (p. 460), explicaba que el "alma" tiene unos “límites”, y que por más que quieras levantar esa "traba" no podrás "descubrirlos" [al menos no aquí en la tierra], por mucho que recorramos ese camino, de allí que indicara que la "opinión" era una enfermedad sagrada (epilepsia) y la vista muy engañosa, argüía que Dios todo lo ve, y todo lo oye [piénsese en el espíritu santo -pneuma hagios-], y esto es razón de su inteligencia y eternidad, y de él proviene que el "alma" sea un "soplo", y todas las cosas son inferiores al de la "inteligencia, por ende, que “se necesite ser sabio para reconocer al sabio” (p.465), del cual descubre ex ante, como una precedencia de la "sabiduría divina", y no la "humana".
Por otro lado Meliso de Samos (un pre-atomista, por así decirlo), decía que no había que hacer "afirmaciones" sobre Dios (aun reconociéndolos) expresaba que no hay mucho conocimiento de ellos, lo que hay, es que ese "todo" (como lo consideramos nosotros los cristianos: "pantocrátor") es infinito, inmutable, inmóvil, único, de allí que Zenón de Elea, explicara que existen varios “cosmos” y no existe el vacío (tal cual como lo afirman los -ateístas-), y que la Génesis de los hombres se da a partir de la tierra, y el "alma", y esto es una mezcla de los elementos de "caliente", "frío", "seco" y "húmedo", esto, sin predominio de ninguno (p. 470), con esta misma línea, luego, Leucipo mantenía que todas las cosas eran “infinitas” (pensemos en el "Universo"), y fue el primero en hablar de "átomos" antes que Demócrito (p. 471), pero fue este último quien más propagó la tesis futuramente “ateísta”; además de esto era conocido por despreciar la fama, no lo importaba ser conocido, dice que una vez fue a Atenas, y le pasó inadvertido a Sócrates, era un “pobre voluntario”, casi indigente, y se ejercitaba en la soledad, y le llamaban el "pastor de la palabras". (p. 473)
Protágoras afirmaba acerca de los "dioses" que no podía saber “ni cómo son ni como no son”, porque muchos son los "impedimentos" para saberlo, primero, la "oscuridad del tema" y segundo lo "breve que es la vida humana", y cómo era muy versado en la conversación, fue el primero en emplear el "método" de lo que conocemos hoy en día como "socrático" antes que el mismo Sócrates lo empleara (p. 482), siguiendo con otros filósofos, Diógenes de Apolonia, decía que el aire, y el mundo eran infinitos, y el vacío también; por otra parte Anaxarco se creía un Dios, persuadió a Alejandro en demostrarle que le salía sangre divina, de sus brazos (p. 485) de hecho antes de morir, "arrogantemente", dijo: "uno de los dioses caerá herido por mano mortal", lo mismo se puede predicar de Pirrón quién introdujo el "concepto" de "epoché" o "suspensión del juicio" fundamento último del "escepticismo", y es por estos "ejercicios" de "utilidad" que por lo general eran indiferentes con los demás, es más, si lo dejaban plantado en las conversaciones seguían hablando consigo mismo, lo mismo que Filón su discípulo (p. 490), por ello que San Agustín, atacara su postura irreverente dirigido hacia la búsqueda de la verdad.
Según la "posición" de los "escépticos", dicen estos, no negar el juicio, sino que lo vigorizan, indican que indagan no lo que se piensa, ya que es evidente, sino aquello que se nos comunica a través de nuestras sensaciones (p. 494) de allí que consideraran bobos a todos el que llegará a una conclusión (como lo que estamos haciendo) a partir de una hipótesis (p. 499), afirmaban que lo convincente sea verdadero o no, pues no todo convence a los mismos, ni a los mismos de siempre. La "persuasión" [argumentación] en este caso, se origina por fuentes externas, como la fama de quien habla, su agudeza mental, su afabilidad, la costumbre, o lo agradable del mismo (p. 499).
Dentro de la “fuente pirrónica” y luego “escéptica” en general no existe creación ni destrucción, tampoco “causas fijas”, así los “principios del universo”, carecen de fundamentación real, pues necesitan la existencia de algo que cree y actúe (p. 502), de allí que atinara a que el bien o mal es subjetivo no objetivo, lo que para Epicuro algo como el “placer” es bueno para Antístenes, el “cínico”, es malo (p. 503), de esta manera, solo reconocían "impresiones", es decir, "vemos, pensamos, pero no como vemos, o como pensamos", aunque sea blanco no significa que lo sea (p. 504), no definen nada [perezosos, pero por miedo a no buscar la verdad], ni siquiera al decir que no definen nada. Expresaban, cosas como estas, "no aseguro que la miel sea dulce, pero reconozco que lo parece", todo es "apariencia" para los “escépticos” como para Pirrón y sus “discípulos”, tal cual como lo hacen actualmente los "ateístas", en todo caso todo es un fin en sí mismo no esto, sino lo que presupone la "suspensión del juicio" (epoché), que sería tomado también por los "agnósticos" dentro del concepto de la "imperturbabilidad" (ataraxia), lo que no depende de nosotros sino de la necesidad, como el hambre, la sed, el dolor, etc (p. 506).
Mucha de la perspicacia de los "griegos" en el "abordaje" sobre la "naturaleza de los dioses", no se debe a su "sabiduría" (como dicen), sino a su falta de "sabiduría" pero no de la "humana" sino de la "divina", que es "infusa" que bien se concibe con el "espíritu santo" (pneuma hagios). Hombres como San Agustín (quien escribió en contra de ellos, utilizando los argumentos de Platón) y a Santo Tomas de Aquino con los de "Aristóteles", presuponemos de ellos una "inteligencia sobrenatural", pero que rescatando un poco la "filosofía helenística", podríamos decir que la "visión estoica" aunque no compartida del todo podría estar acorde a lo que queremos tratar con la denominada "divina providencia" (en el entendido del "respeto" de sus "designios" del "poder supremo"), y de la no tan clara definición que nos trae Cicerón en su "triada teológica".
Se debe "aclarar" que sería muy difícil para los "griegos" hablar correctamente de la "divina providencia" (o de la "pronoia" -fuerza propia- ya que fue Cicerón quién lo "translitero" hacia su "romanización"), y por supuesto del "concepto" de Dios en cuanto a su "existencia", por ser "desconocidos" por algunos, y de "ignorancia" por otro lado, y esto se debe a que su “cultura” estaba arraigada a otras anteriores, como la egipcia, y la mesopotámica, exactamente intricada como lo tenían los chinos, en ciertos aspectos, los persas, y los indios, esto, con una "visión cosmológica", diferente a la "nuestra" y no entendida como "personal" o "trascendental" sino "universal", por ello, muchos parten del estudio de ella como una "ciencia" achacada a la "física" que bien se integró en el "problema metafísico" de las "cosas" de los "dioses" (los hacían los primeros estoicos, entre ellos Crisipo, Zenón, o Cleantes), aun así, con "criterios fijos", aunque todos ellos estaban determinados por los "pensamientos escépticos en general", de lo que podríamos llamar ahora como "ateos" o "agnósticos" (que en ese tiempo era "inconcebible"), con la diferencia de que los "helenísticos" si creían de su "existencia", cuestión que ahora como retroceso al menos "filosófico" no lo reconocen los "ateístas", y esto se debe ya que Dios está todo el tiempo "planificando", y "anexando" cada "detalle" en cuanto al "destino sus criaturas" según el "orden" planteado por este.
Cuando "acatamos" la "divina providencia" estamos "cumpliendo" con la "voluntad" de Dios, algo totalmente al "concepto" de lo que proponen los "anticristo" como los "ateos" sobre todo, que determinan en muchas veces que el “origen del universo” y no de esta "trascendencia" viene del "azar", y por tanto no creen en los "milagros", y mucho menos en una "intervención divina" ni siquiera desde un punto de vista "deísta", y esto es algo "lamentable", porque podríamos atrevernos a decir, que ninguno en la "antigua cultura", y entre ellos los "griegos", aun si se decidieran a proclamarse "agnósticos", no se quitarían de encima su idea "fatalista" de ampararse en la "suerte" o "destino determinado” de las cosas (que en el carácter virtuoso -no físico- sería el "amor fati"), del cual los "estoicos" pecaron por no tener una "comprensión plena de las cosas" o "divinas" (catalepsia).
No somos "científicos" en "estricto sentido" de la palabra, pero como "divulgadores" estamos claros “que si me estás leyendo” no es por el "azar" sino por la mera "causalidad" que le llaman "axiomática", es decir, por la derivada de una "causa-efecto", pero esto no implica, per se, que haya habido o no, una intervención para su escogencia puede que sí o puede que no, ya que sería un aspecto psicológico, pero también "biológico" o "divino", e incluso de todas las anteriores, no lo sabemos del todo (y que a veces o muchas veces sucede, "efecto" que le llaman "Diosidencia"), las "leyes" de la "naturaleza" sabemos que son "fijas" e "inalterables" en cuanto a su "materialización" (materia) de acuerdo a las "reglas" o "juegos" que coloca Dios en ella, es en ese “orden físico", que está por dentro de lo natural, pero no afuera, como lo "preternatural" (más allá) o "sobrenatural" (por encima) donde la "gravedad", el "tiempo" y otros “caracteres” que nos rigen no existe en este "plano".
Si Santo Tomas de Aquino utiliza a Aristóteles para la mayoría de sus escritos sobre todo en cuanto a la “naturaleza de Dios”, y la “base almática”, como San Agustín usa a Platón para “fundamentar” casi lo mismo en este sentido, en nuestro caso podemos tomar a los mismos "estoicos" pero a los "incipientes" para encauzar el “criterio divino" de la "providencia de Dios", pero en parte (dejando a un lado la “idea” del "fatalismo"), de hecho, fueron estos los primeros quienes lo hicieron (Zenón, Cleantes y Crisipo), entendían al "ser supremo" como “ente racional” (en su caso le crearon a Zeus un "himno", como “dios pagano”, algo así, como si fuera el “credo” en el aspecto “católico”), basados en el "dilema" de la "predeterminación", pero al mismo tiempo alineado al “no azar" de las cosas, “concepto” que si tomarían los "ateos" de los "atomistas", y de los "epicúreos" (aunque no lo reconozcan), pero sobre todo de los "escépticos" -como un todo-, la cuestión es cuando se da esa "fijación" del "fatalismo" (“fatum stoicum”), que le llaman exactamente: "heimarmene" es una noción en contra del "libre albedrío" (por ello que no estemos de acuerdo).
Fue un discípulo de Epicuro, llamado Lucrecio, el que trajo a "colación" una teoría llamada "clinamen", del cual siguiendo a su vez no solo a su maestro, sino también a los "atomistas", -que realmente son los "escépticos"-, quienes estarían interesados en ir en contravía no solo de los “estoicos”, sino también de Aristóteles, y Platón, estos, -fundados a su vez en Demócrito-, distinguiendo de su “base argumentativa”, que todo lo que "rige" en el "universo", es decir, en ese "vacío" que llaman, se encuentran los “átomos”, (que es lo que sostiene hoy en día la "física cuántica"). En su texto "De rerum natura", defiende que son estas partículas las que colisionan y crean las cosas, y entre ellos los "mundos", de allí que el "alma" (pneuma) y la "mente" (psique) deriven de un "atomismo", esencialmente del camino que tracen.
De este modo, podemos partir que el “colisionador de hadrones" y ahora "circular", permite "acelerar" partículas, de lo que llamarían estos filósofos griegos, "átomos" con tal de “tratar de comprender” (debido a su "acatalepsia") la "creación del universo", por medio de un aparato que le han llamado "bosón de Higgs" (más bien le deberían llamar "bosón de Epicuro o de Demócrito") y del que ahora quieren construir uno titulado con el nombre de "FCC". Puede que hallen algo o no, no nos interesa para los que tenemos "fe", pero digamos que estos "hadrones" y su contenido arrojen “información” de lo que haya o no en el “cosmos”, ciertamente, de lo que se analice no nos quitará en nada lo que significa "Dios" ni tampoco la "providentia", ya que se ha determinado que el "universo" está compuesto de 5% de “materia normal”, y el resto es “materia oscura”, es decir el 95% restante y de esto se evidencia que la “energía faltante” no es de este mundo, sino que pertenece al plano de lo preternatural o sobrenatural, de lo invisible, del cual tiene su relación de allá para acá (plano vertical) y no necesariamente de acá para allá (plano horizontal).
Como vemos Epicuro, y sus seguidores, como los “atomistas”, y demás "escépticos" (en sentido general), tienen una "incomprensión" de la naturaleza de la "divina providencia" y por ende de Dios, "porque nada surge de la nada" como diría Parménides (y menos de un "vacío cuántico"), a contrario de estos que creen (porque es una "fe ciega") que no existe el "poder sobrenatural", cuando este último no hace caso a las “leyes de la materia”, ya de allí que plantearan la base del "ateísmo" actual, lo mismo podemos decir del "panteísmo" y demás tesis de la "nueva era" que son “lo mismo de lo mismo”, -coloquialmente- en forma de "sopa" o “salpicón”.
Con los mismos argumentos los "no creyentes" al expresar que el "alma" no existe, que es "mortal" y que muere junto con el "cuerpo" están cayendo en este mismo “abismo”. Lucrecio en este caso distinguía entre "espíritu" y "alma", es decir en "animus" y "anima", el primero hace parte de la "psique", y el otro es entendido no como "soplo" o "fuego" (pneuma) sino como "principio vital", que está en el "soma" de la cual para este, se “crean” átomos, sustancias o subsustancia en sí mismo, pero que es unificada y que al morir desaparece, en resumen "no hay más vida que está", de esto podemos desprender y no "coincidencialmente" que se haya llegado a un "concepto" de "placer" aunado de lo que entendemos “viciosamente” y no en el término "cristiano" del cual ahora es "corrompido" a sus “intenciones” personales, algo resumido a lo que se pretende hoy, y es el lema de "toca vivir la vida hasta lo último, porque es lo que nos llevaremos".
A veces comprendemos que este "concepto" de "placer" introducido por Epicuro (según su versión, porque no pertenece a él) parece que si fuese cierto su "desconfiguración", porque casi todas las demás "corrientes helenísticas" le achacaron -sobre todo los estoicos- la manera "corrompida" de llegar a la "felicidad", frente a “vicios” como el alcohol, mujeres, y de más, y da entender que la "negación" de la "divina providencia", el "escepticismo" hacia Dios, da lugar incluso a significar que "solo existe una vida" y que toca "disfrutarla" hasta lo último" antes que nos hagamos "átomos". Esta versión "tomista", no sólo es "errónea" sino "sin sentido" debido a que no estamos en el "mundo" por “azar”, lo mismo podemos mencionar de las tesis de los subsiguientes discípulos "escépticos" como lo fue "Lucrecio" con su llamada "clinamen" (ya mencionado), y también criticamos por "exceso" la "aceptación" estoica del "fatalismo", ya que las cosas pueden que estén "predeterminadas", pero no todo está "determinado", ni nada es por el "azar", ni un "vacío" y eso obedece a que existe un "libre", pero no tan “libre albedrío”.
Indistintamente de la visión del "poder supremo" que tenían los “estoicos” que no compartimos (porque era panteísta, y no porque no quisieran, sino porque prácticamente fue heredada de los egipcios y los mesopotámicos) algunos de esta escuela como su fundador Zenón, Cleantes, y Crisipo, tenían su propia concepción de lo que significa estos "seres", llamados "dioses" (en minúscula), de hecho, también diferente al del "estoicismo tardío", Séneca por ejemplo cree en su tratado “Sobre la Providencia” que está preside todas las cosas y que Dios habita en medio de nosotros, no aceptan que el mundo esté gobernado por un destino ciego. Piensan que todo sucede según un benévolo “plan divino”, en cambio para Marco Aurelio, solo se pronunció en estos aspectos frente la distinción entre vicio y virtud, es importante mirar a los “ojos de la providencia”, y que bien nos trae Cicerón en el libro III de su texto, "sobre la naturaleza de los dioses" otra cosa, aunque dijeran que el "concepto" de "virtud" no está asociado al de "divinidad" y que eran exclusivamente humanos -como la "sabiduría"- (p. 253 y 291) y muchos de ellos creían que la "capacidad" de pensar" no era un "don" (en nuestro caso lo extraemos del "espíritu santo", piénsese en los "dones intelectuales") del hombre mismo, pero que si le atribuían por ejemplo a Neptuno o al dios Ceres, "seres" presuntamente dotados "inteligencia misma" (p. 271).
Por ello que el "concepto" de lo que queremos aquí "transmitir" podamos tomar únicamente de los "filósofos griegos" (de algunos, a pesar de que casi todos creían en “dioses”), como los "estoicos", aunque su “noción” es totalmente distinta al menos en forma, y mucho más en contenido, en lo que se refiere a la "divina providencia" y en este en caso a la "virtud" misma, esto se debe a que la historia de la "naturaleza de Dios" sobre todo de la "providentia" o "pronoia" se divide (tal cual como lo marca el tiempo) de antes y después de Cristo con mayor firmeza, ahora sabemos "verdades" que antes no estaban disponibles en presencia de los helenos, ni los romanos, ni los egipcios, ni los babilonios, sino de uno que otro libro o tradición oral, e incluso los profetas que menciona el “antiguo testamento” sabían menos de lo que nosotros ahora conocemos.
Nosotros los "cristianos" (por tanto, los "católicos", cualquiera que sea la vertiente actual) tenemos claro que la "creación del hombre” se dio por un "proceso espontáneo" pero que se "ingenio" por parte de un "ser superior" no solo que nos hizo a imagen y semejanza, sino que interviene en ciertos caso en la "complejidad del universo", de allí que podamos medio entender “conceptos intrincados” como el pecado, el libre albedrío, la santísima trinidad, etc. Muchos de los grandes pensadores, que podemos equiparar a los "filósofos griegos" pero con muchas más razón y una fe única, es decir "dotado" de una "sabiduría plena" de la cual no contaban los "helenistas", pero si para unos o otros de "sabiduría humana" que es muy diferente, y es de la que ellos hablan y que hacen referencia siempre en sus escritos cuando determina llegar a la "virtud" por el desconocimiento de Cristo, y que bien siguieron después con el fatalismo, maniqueísmo, gnosticismo y demás sectas, lo fueron los "Padres de la Iglesia", entre ellos, por mencionar algunos, Filón, Lactancio o Marco Minucio, contrario a los "pensamientos escépticos", sobre todo de los "atomistas" y "epicureanos" que creían que todo estaba gobernado por el “orden de las estrellas” de allí que muchos de los "ateos" no crean en la "libertad espiritual" del hombre sino su “fe” en el “cientificismo”.
Por mencionar a un Padre y Doctor de la Iglesia, como lo fue San Agustín, este "sabio" fue contundente en su texto, "Contra los académicos", que es un libro en contra de los "escépticos" y los "discípulos de Platón" que se apartaron de su "planteamiento original", entre ellos podemos encontrar a Arcesilao quien tomó las riendas del "pirronismo" colocando en vilo nuevamente el “método socrático” por medios de herramientas como la ironía, la duda, y la interrogación, entre otros de esta misma línea estaba Bión de Borístenes, Lacides de Cirene y Carneades, fue este último quién "analizó" cuidadosamente los libros de los “estoicos” sobre todo a "Crisipo".
Por otro lado, para el Obispo de Hipona, la "disciplina de la sabiduría" que más que un "habitus" es una actitud por la búsqueda del “conocimiento de la verdad” de lo humano y divino (lo que llamamos nosotros como "sabiduría plena"), es lo que necesita el “hombre perfecto” saber, de esta manera los "escépticos", igual que los "agnósticos", "tibios" y "ateos" son considerados más bien "hombres impíos" (tal cual como lo era en el pasado el "concepto" no cambia), por no hacer el “esfuerzo” de encontrarla, por tanto, de esto, que necesitemos buscar la "verdad” con “ahínco", esté “oculta” (abditus mente) o “abierta”, disponible o no al momento, así es, como la "sabiduría verdadera" (extraída, “infusamente”) que es la "única" nos proviene del Señor, y no del "hombre".
Lo que da entender San Agustín es que se debe "reformular" hacia una nueva "definición" lo que implica la "sabiduría", que no es la que proponen los griegos, ni Cicerón, ni los "estoicos", muchos menos los "académicos" (o subsiguientes "escépticos"), es el llamado "hombre perfecto" el que busca diligentemente la "verdad", entendido en el significado del "intento" o "esfuerzo" de hacerlo, porque puede que no se llega a ella en esta "vida completamente", de la cual parece que los "escépticos" no tienen la "intención", o ni siquiera la "voluntad" de hacerlo al no tenerlo de presente en la “mente”, lo que implica más bien una “terquedad”. Precisamente el Obispo de Hipona, en el capítulo V de su libro "Contra los académicos", expresa que el fundador del “estoicismo”, Zenón de Citio, indicó que "sólo puede tenerse por verdadera aquella representación que es impresa en el alma por el objeto mismo de donde se origina, y que no puede venir de aquello de donde no es".
San Agustín en el capítulo I, de su mismo texto, expresa, criticando a estos "escépticos":
"Si tan necesario como es que el sabio esté adornado de la disciplina y ciencia de la sabiduría, lo fuera tanto que se hallase la verdad cuando se busca, ciertamente toda la sofística y pertinacia y terquedad de los académicos [escépticos], o, según yo opino, toda la razón especial de sentir de aquel modo, válida para aquel tiempo, hubieran sido sepultadas con el mismo tiempo y con los cuerpos de Carneades y Cicerón (...) o bien por la desesperación de descubrir la verdad, pues la estrella de la sabiduría no brilla a los ojos interiores con el esplendor evidente con que la luz material a los ojos del cuerpo; o ya también, y éste es error que cunde mucho, por la falsa opinión de haber hallado la verdad, los hombres ni la buscan con entusiasmo, si hay quien la busca, y fácilmente se enfrían en su investigación, ocurre que la ciencia es rara y patrimonio de pocos, y por esto mismo las armas de los académicos [escépticos], cuando se viene a mano con ellos, que no son hombres mediocres, sino agudos y eruditos, parecen invencibles y como forjados en la fragua de Vulcano".
Siguiendo a Platón (y en cierta parte a Plotino, como “neoplatónico”), este último, en el capítulo X sobre el texto de las "Leyes" defiende la tesis de la "divina providencia" la cuestión “cambia” es cómo “situar” el "logos" de lo que entendemos por "pronoia" porque para San Agustín, la concepción es "comprensible" (catalepsia) pero no tan clara para los "estoicos" compartido en algunos aspectos, por lo menos, en el sentido del "telos" y no por "azar" y tampoco por un "determinismo físico" ("heimarmene"). Ahora, si entendemos que Dios es el “principio y el fin”, el “alfa y el omega”, esto es algo "predeterminado", y frente al "orden" pero no en cuanto a sus "cauces causales" que le siguen (ya que cada quién es "artífice" de su "propio destino"), algo puede entonces que sea bueno o no, o al menos entendemos que de “lo malo se saca algo bueno”, y esto es una "visión aristotélica" (y que podemos recoger en el libro de Job), aun así, “tomemos lo que tomemos” de las "adversidades" o "circunstancias", ninguno de los "caminos helenísticos" ("callejón sin salida") conduce a la verdad, al camino, y la vida, ya que solo Cristo lleva Cristo y tiene su propia filosofía ("scientia crucis").
Entendemos que ninguno de los "griegos" pudo haberse declarado como "ateo" aun así determinando a varios de ellos con esta “etiqueta” forzadamente, dudaríamos de esa procedencia, debido a que muchos -casi todos-, aún dubitativos creían en la "existencia de los dioses", la cuestión cambia es con respecto a su "escepticismo" o de su "incomprensión" (acatalepsia) como la que tuvo "Epicuro" con su dichosa "paradoja" acerca de la "divina providencia" o "pronoia", y de la que podría decirse que refuto Santo Tomas de Aquino en su texto Suma Teológica (aunque no se diga explícitamente, conforme a la idea del "dilema del bien y del mal"), esto, en cuanto a teoría de las cinco (5) “vías” o “caminos" para llegar a Dios.
La existencia o no de Dios, es algo que le interesa solo a los "ateos" porque los que no lo somos, o al menos en nuestro caso -de agnóstico- no nos importaba, la creencia o la fe en un “ser supremo” y esto es algo como plantean los “musulmanes”, que viene con la "intuición" desde el “nacer” (de lo que llamaba Epicuro como "prolepsis", o "conocimiento anticipado"), por tanto es “baladí” hablar de ello, pero que es contrario a los "no creyentes", lo que sí es cierto es que esta puede estar afectada por las “impurezas” u horrores de los “vicios”, como del "alcoholismo": que enceguece el "espíritu". No tener esto claro podemos definirlo como "acatalepsia" (como contradicción de la "catalepsia" de los "estoicos") término tomado por los mismos "escépticos", del cual no puede ser comprendido a "rajatabla", y no por eso decir que es "falso", es para la mayoría de estos, sobre todo de los que devienen del "pirronismo" arraigado a las ideas de "Demócrito", y del pensamiento "atomista" en general, conforme al supuesto "vacío", ahora llamado "azar", tal cual como lo plasmó también Sexto Empírico en su “tratado” (en el recogimiento de estas ideas).
Nuevamente, situándonos en los "estoicos", son estos, casi contemporáneos a los "Padres de la Iglesia" por lo menos con los "tardíos", tenemos que en ambos "reconocen" entonces el "logos" de la "existencia de Dios", sino también en lo que nos "interesa" en lo relacionado a su "divina providencia", de hecho, podemos atrevernos a expresar que los segundos tomaron fundamentos de los primeros en lo que se refiere a tomar al "Señor" como algo "personal", y del cual están asociados no con los "atomistas", sino con su versión contraria de esa corriente, que fue dada con Heráclito" (véase también a Justino el Mártir quien pensaba que los “heracliteos” y los “socráticos”, eran ya "pre-cristianos"), tomándolo el “concepto” como i) "omnipotente", ii) "omnisciente", y iii) "omnipresente", aunque no como uno solo sino como "universo" e "inmortal" (versión panteísta), aun así, distanciandonos de estos criterios muchos de estos “filósofos paganos” fueron convertidos bajo está concepción, entre ellos Hipólito o Dionisio el Areopagita.
Tomemos el libro de Juan 1:1-5 (Biblia de Jerusalén):
"En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios.
Ella estaba en el principio con Dios.
Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto existe.
En ella estaba la vida y la vida era la luz de los hombres,
Y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron".
Por tanto, ahora el "logos" cristiano, -el principio- es distinto del “concebido” por los "paganos", si se quiere de los "helenos", y también de las distintas corrientes (según sea el caso) sea como se llamen: platónicos, estoicos, atomistas, escépticos, ciceronianos, etc, En si los "católicos", creemos que la "verdad" está concebido desde la "creación" y que es compatible si se quiere con la "ciencia" y que no es tomado por ningún otro "sistema religioso", aun así, si tomamos el budismo o el hinduismo (que no son de hecho “religiones”, en estricto sentido, sino más bien "espiritualidades"), del cual no le interesa en si la “intervención divina”, pero sí la "existencia de Dios", están enmarcados más bien, en detener los "ciclos de vida" para llegar al "nirvana", como fin propio, no "caritativo", y estas “ideas” la vamos a encontrar también con los chicos/as de la "nueva era" (new era), "espiritistas", "satanistas", "panteístas", etc.
Cicerón en su texto ya pluricitada, seguido de otros libros que publicó en vida, entre ellos "Sobre la adivinación" y "Sobre el destino" marca un "derrotero trinitario" pero "místico pagano", se dice que este fue este quien introdujo la “filosofía” en Roma (uno de ellos Voltaire), fue este romano entonces quien se involucró en la “discusión seria" sobre el "origen divino", es decir, desde el "enfoque" de la religión (de lo que llamarían, la "física", tal cual como los "estoicos" en mayor medida, Crisipo de Solos), que bien muchos de esta época no tenían mucha idea, reemplazada ahora por un marco "cientificista" a veces "hueco" o "vacío", muchas veces arraigado por la "ignorancia" no del "intelecto humano", sino "infuso", pensemos en el ejemplo de Pablo de Tarso (anterior Saulo), de como este "fariseo" llegó a convertir a muchos griegos, romanos e inclusive “filósofos paganos” al “cristianismo”, como a Dionisio el Areopagita y esto sí que es "fe", pero más lo es cuando se muere uno por ella como un "mártir" (decapitado en su caso), en causa del único Dios y verdadero, Yahvé (ahora, Santísima Trinidad).
Puede que Cicerón pudo haber conocido algunas cosas que otros no podían o no sabían, en todo caso, tuvo la ventaja de estudiar muchas escuelas greco-romanos, pero que a la final decide en estos aspectos irse por la "estoica" al menos para "fundamentar" el "punto religioso", primero, para afirmar la "existencia de los dioses" aunque de alguna manera indica una versión "panteísta espiritual", que puede asegurarse que se transmitía por "antepasados" o su "cultura”. Es de conocer que para la "visión ciceroniana" también queda de presente el "reconocimiento" de la "divina providencia" indica además el "llamamiento" del "alma humana" como de la “condición divina”, es decir, para la creencia de "seres inmortales", que nunca tuvieron nacimiento -fueron increados-, (p. 95), por tanto son "infinitos" y su carácter es "providente" (p. 169) -providentia- de la que afirma por supuesto la "intervención divina" (pronoia) del "poder supremo" ya que piensa que los "dioses" cuidan del “género humano” en su conjunto y de cada “hombre en particular” (p. 228).
Se ha expresado que fue Tales de Mileto, otros dicen que Pitágoras, y San Agustín afirma que fue Ferecides de Siros quien dijo que las "almas" eran inmortales", e incluso en "seres inanimados", el primero, por ejemplo, expresaba que Dios es "increado", y que el "universo existe" porque “Dios existe”, es por tanto es la “creación de todo”. Por lo que hemos analizado, mencionado a muchos nombres griegos, ninguno de ellos se comportaba como "ateísta” y casi nadie negaba la "divina providencia" a excepción de los "epicureanos", y "atomistas", en sí, como de todos los "escépticos" (en general), que en verdad son la "fuente" en la que beben los "cientificistas" o “modernistas”.
Creemos que la tal dichosa "paradoja de Epicuro" (posiblemente compartida en su texto perdido “Sobre los dioses”), y que tanto reproduce los "ateos" y los "escépticos" (que sería lo mismo), es “falsa”, y de ello, compartimos la “existencia” de los "átomos" pero esto no explica junto a esto, la “desviación” de la “naturaleza” del "ser supremo", del cual deriva más bien la “no existencia” de un “vacío” sino más bien de un “lleno” que es el "universo" en sí, que fue “creado” por uno "increado", por mucho que el filósofo de Samos quisiera destruir sobre todo el concepto de la "divina providencia", en creer por ejemplo este no puede prevenir las enfermedades, no considerarlo "omnipotente", de no estar disponible, y por eso es malo, y que tampoco tenga el deseo de prevenirlo, es pensar con un "raciocinio de mortales”, e “insistencia de humanos”, no “divina”, aun asi no existe el mal, sino la ausencia del bien, de hecho por eso es que existe y esta es una de las afirmaciones de Santo Tomas en la "cinco vías", porque se creó, no por parte de él, aun se piense que "no interviene" es impensable porque bien su "naturaleza" no es de este "mundo" por tanto es "espiritual" e "invisible" (véase la historia de San Agustín y el niño en el mar).
Aun Epicuro tuviera este tipo de pensamientos podemos asemejarlo no como “ateo”, ni tampoco como “agnóstico”, sino como "escéptico", ya que no negaba la existencia de Dios, de hecho pensaba que había que "honrarlos", lo que si predicaba era su negación a la "divina providencia" y por ende a su "no intervención" en las cosas del mundo, de este modo, para el filósofo de samos, habría que preocuparse de acuerdo a la virtud, según los "placeres", que es la "imperturbabilidad" (ataraxia) que se nos presente, que no es otro que los quiere proponer los que componen los librillos ahora de "autoayuda", reemplazar el criterio teocentrista a uno propio, donde "dios" es uno mismo, dando a entender de ya no necesitar uno, porque lo puedes hacer como “supermercado” escogiendo lo que más te gusta ("new era" o “posmodernismo”), según lo que te dicte tu "débil conciencia", asemejándose, pero pervirtiendo la "concepción" de su "parecer narcisista", viviendo como un "dios" (cuando nunca lo vas a ser por ser un "gusanillo", un "simple mortal"), y esto lo que predica la "teología” o “religión epicúrea", del cual el "ateísmo" tomó pero para mayor "desconfiguración".
Sea cual sea el concepto, por "intuición" o por "prolepsis" (conocimiento anticipado) es posible llegar a la "existencia de Dios", e inclusive de su "divina providencia" “noción” que es incomprensible para los “hombres”, en términos “pirronianos”, para los "escépticos" (acatalepsia) debido a la duda que genera para ellos, en todo caso para ser cierto, lo tomaría como una “hipótesis”, contrario a lo que pensaría los "estoicos" con la denominada "catalepsia" en el cual si comprendían en algo, en cuanto a la composición del "logos”, el "arché" de Dios, y del “problema del mal y del bien”, e incluso, de la teoría de las “impresiones” o "pensamientos oscuros" (phantasia) que determinan ideas no seguras/erróneas sobre un tema en particular de lo cual debe acudir el "sabio" en "búsqueda de la verdad", en el "sentido agustiniano" del cual si se pueden llegar a saber en parte o en todo, según el designio de Dios entregado -infusamente- a través de su “espíritu”.
A la final, podemos estar un poco curioso del porqué los "escépticos" tomaron esta vía de la "incomprensión" y puede que se haya debido para la llegada o fin de otro “concepto” como lo fue la "suspensión del juicio" que era su objeto en sí mismo, como "escuela", por tanto la "acatalepsia" tan solo sería un medio para este "telos", al no disponer de información contundente, y quizás “flojera” o “pereza”, para buscar la verdad, preferirían conseguir el "epoché" (para el alejamiento de placeres, deseos, o vicios), que si bien puede ser bueno al menos en el “aspecto virtuoso”, con miras a la "eudaimonia" (felicidad), pero no siempre era el camino correcto, y tampoco para los aspectos de la "física", ni para los "misterios de Dios".