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3 de marzo de 2024

LA "PIEDAD" NO ES TENER "LASTIMA": "ES SER OBEDIENTE"


"No actúes como si fueras a vivir por diez mil años. La muerte te acecha. Mientras vivas, mientras sea posible, sé bueno". - Marco Aurelio

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Mario Felipe Daza Pérez

Muchas veces decimos "Señor ten piedad", "Cristo ten piedad" ¿pero llegamos a tener piedad por nosotros mismos y por nuestro prójimo? Si bien este un "don del espíritu santo", que podemos poseer como otra "virtud" toca también "ejercitarla" (como "sentimiento afectivo" o "compasión emocional"), con el “trabajo diario”, igual como sucede con la "paciencia", "disciplina", "justicia", etc, es un hecho denotado más del "hombre hacia Dios" que de este último hacia el “individuo” o entre ellos, es una "reverencia", o "aceptación" de los "designios" del Señor ("apartarse del mal" como Job, es un ejemplo que puede ser aplicado a “actos buenos” o "correctos"), a diferencia de la “misericordia”, destinada más al "perdón" y "ayuda" por el "sufrimiento" (mayor accionar, sobre todo "externo" e implicando "errores"), es la acción de remediar los pecados, vicios o faltas cometidas, pero del hombre, como un "acto divino" por fidelidad o devoción hacia la "santísima trinidad", restaurando la "gracia" por "voluntad” de la “obediencia" y no por "infusión".

Podríamos expresar de esta forma que todo el que tenga "caridad" conlleva “infusamente” si o si, a esta "representación" de la “piedad”, pero no viceversa, ya que se puede llegar a ser "compasivo" sin tener "amor" por otra persona, la cual titularemos más bien en el entorno de la "lastima", pero que nada tiene que ver con la "pietas" es decir, con la "devoción" o "fidelidad" que tenemos hacia Dios en esa “obediencia”, del cual se "representa" nuevamente en el término griego con el "pathos" (sentimiento polisémico del “sufrimiento de amor”, descrito como "pathein", tambien "oiktirmós" o "eleos") de veneración a la “divinidad” y todo lo que ello vincula.

Sea que concibamos a la "piedad" con su denominación pagana: griega o romana, mostrado en un inicio como una "deidad" no es lo que queremos determinar aquí, ya sea nombrada como "pietas" o "eusebia", tomada más bien como un "daimon" (demonio), cuyo significado esta trasladado al “deber” de la "lealtad", "sacrificio" o "fidelidad" hacia algo o alguien, no sagrado exactamente sino parental, o tomado hacia algo "sagrado", de lo que en lo cristiano se toma con mucho más significativo, en el plano de lo "divino", es decir, “hacia el amor a Dios”, y no precisamente en lo “filial”, y esta “concepción” se debe a que la "filosofía pagana" ha tenido unos ciertos límites en cuanto a la "consideración teológica", y al "espíritu religioso" que desconocían muchos de los "griegos" y entre ellos Cicerón como romano (ver, "Sobre la naturaleza de los dioses"), dicha virtud se vino a consolidar mucho después con el “concepto” de la "divina providencia" (pronoia).

Tendemos a confundir muchas veces la "piedad" (acción práctica más personal, interna, con enfoque vertical, como de la "aceptación" o "obediencia" hacia Dios) con el concepto de la "misericordia" (acción práctica más global, social, externa, con enfoque horizontal, como del "perdón" o “ayuda”), lo tomamos como sinónimos, si bien en el "término teológico" puede significar algo similar, su "método" o "matiz" es distinto, ya que tendemos a considerar la primera con una mirada hacia el i) "amor humano-divino" de la relación con Dios y el segundo caso de la ii) "relación entre parientes, amigos, y el prójimo en general" o de Dios-individuo, siendo su "finalidad" en sí la "misma" dicha esencia. En todo caso, sea como se conciba, es un "don", que viene orientado por el "espíritu santo”, y que a su vez se reorienta por la "virtud" de la "justicia", de la cual no solo se mira de la "caridad", virtud entregada “infusamente” a través de la "Santísima Trinidad" y de todo aquello que lo compone como "divinidad".

La "piedad" entendida entonces como ese "don" pero también como "gozo" nos hace sentir como "verdaderos hijos de Dios" y no simplemente como simple "caminantes", el conocer a Cristo, al aceptarlo, amándolo y luego imitándolo, superando nuestra condiciones, será así la forma como podamos hablar verdaderamente de esta "virtud" que no se consigue por sí solo como hemos comentado sino que requiere de una "voluntad", ejercitada primero con la "oración" (la más importante), la penitencia, la mortificación, que son “medios” para llenarse de los "dones" y "frutos" del “espíritu santo” (tal cual como lo escribía San Serafín de Sarov), en una "vida ascética" y en "sacramento", esto, para poder "avanzar" en el "progreso espiritual" en lo que en la “consolidación” de nuestra "alma" a la "salvación" se trata.

Siendo una "devoción" nos toca entonces "practicar", repetitivamente "actos de piedad", constantemente, hasta llegar a conseguirlo, en aras de la “compasión humana”, o la "misericordia divina", vista como "subvirtudes" de la “justicia” (diría más bien que de la “caridad”), generados en esa "lucha diaria" en nuestras vidas, que sumado a las "confesiones", "exámenes de conciencia", "eucaristías", "divinas liturgias", todo ello dependerá de lo que hagamos en el día a día, frente a nosotros mismos, y los demás, encauzados por el "amor a Dios" del cual tiene como centro siempre la "fe", mostrada como "virtud teologal" conectada con el valor de la "caridad", la cual nos reorienta a su vez a la "piedad", o "misericordia" (término más amplio) que tengamos para con nuestros hermanos. Una forma rápida y fácil de conseguir estos dones será a través de la "mediación" de Maria y de todos los "santos" ya que son el camino más expedito para obtener la "santificación".

Como vemos, "piedad" es mucho más que “compasión” o una simple “lástima” por el otro, visto como "valor", pero con menor enfoque o matiz que la "misericordia", noción que podemos confundir en ambos sentidos con la "empatía", la primera lleva amor por sí mismo, con el amor al prójimo, como el que tiene Dios por nosotros cada vez que pecamos, cometemos una falta o estamos ante vicios, la "pietas", en cambio sería un amor "conglomerado" por todo, no solo por lo humano, sino también por las cosas santas, sacras, del cual involucra por supuesto la "nobleza", "generosidad", y demás aspectos humanos en la “obediencia” como “individuo”, pero que no solo se agota en ello sino que lleva inmerso el "espíritu divino" del cual se separa totalmente de "tener lastima" por otro, que es la esencia del "victimismo" que es peligroso para la "progresión espiritual".

El filósofo alemán Max Scheler nos describe la "lastima", en dos clases, una "genuina", y otra dada por un "contagio emocional", que es más común, que puede no ser “voluntaria” sino tomado por “repetición de otros”, y es así como actúa conforme a lo que llamamos en la "neurociencia" como "neuronas espejos" (buscar al respecto las "investigaciones" de Vittorio Gallese y su hallazgo afectivo empático encontrado en la ínsula, amígdala y corteza cingulada anterior) que son tomados en "actos de imitación", del cual nace la "empatía" y la "compasión" como "valores humanos", pero no “divinos”, como lo son la "piedad" y la "misericordia" que conllevan a que todos los "sentidos" (incluyendo los "espirituales") sean practicados. En este caso la "lamentación" no surge como "algo positivo", sino que va ligado muchas veces con la "tristeza" un "logismoi" (en términos de Evagrio Póntico) que debe ser “combatido” a toda costa, porque no es solo es tener "culpa" frente algo, o "nostalgia" en cierta ocasión, sino "practicidad de aprendizaje" de seguir adelante, aplicando la "piedad", por tanto no podemos concebirla como "queja" sino como "esperanza" ahora sí, en la "misericordia de Dios" y no como una "indiferencia estoica", sino como un "dolor cristiano" en "búsqueda del amor hacia el Señor”.

Siendo la "piedad" asociada a la "misericordia" más como "sinónimo" que como “especie-género", son ambos un "enfoque" con "sentimiento divino", pero con “matices” distintos. Mientras que la "compasión" va inmerso en las nociones anteriores, esta, no necesariamente lleva amor hacia al otro, o a Dios, sino por la situación o hecho que está ocurriendo en el momento, y tampoco es “empatía”, del cual se muestra como un escalón menos que lo que lo determinado en los “valores cristianos”, en ciertos aspectos, este "sentido perceptivo" está dado por el sufrimiento del otro, y no necesariamente actuando para mediar el hecho, aún se tenga la "intención". Podemos encontrar ejemplo de este tipo en todas las religiones, (en lo musulmán por ejemplo le llaman, "rahman") en lo que respecta al “cristianismo” podemos encontrar algunos casos en "parábolas" como la del "buen samaritano" (del cual podemos asociar más con el "método misericordioso"), de hecho, podemos tratar esta "conducta" en la "psicología positiva", en la "neurobiología", como la de los "primates", tal como lo ha compartido el zoólogo Frans de Waal en sus múltiples investigaciones.

Si observan nuevamente "piedad" y "misericordia" parecen diferentes pero estos no significan lo mismo en un plano metodológico, si bien ambos entran como fuente en la noción de "pena", "dolor", o “sufrimiento”, está dado su “accionar” por cambiar algo negativo a lo positivo, de la cual alguien "sentimentalmente" han “sentido compasión" para con otros pero además, "empatía" y "necesidad" para “ayudar” (interna y externamente), y esta última es la diferencia más notable con el resto, porque no es "lastima" (pasividad), son “conductas” movidas por la "acción" del “espíritu santo”, es decir, encauzados por el "amor" de allí que se haya plasmado las obras del Espíritu de Dios, visto como algo “espiritual” y a su vez material (corporal) también acaecido en las "artes espirituales" miremos de lo consagrado en la "Santa Regla" de San Benito y en lo relacionado más hacia la unión con el Señor, y su "devoción" y tanto no frente al prójimo, pero que en últimas conlleva como "telos" a todo lo anterior

De este modo la "misericordia" es mucho más amplia que la "piedad" desde su “enfoque”, siendo este última una cualidad más personal, y menos global o social. Ahora, para tener la "una" también se debe tener la "otra", son inseparables, la diferencia no es entonces "conceptual", ni de forma" como lo hemos comentado, ya que ambas nociones están amarradas bajo la "misma raíz" si no que se entiende de distinto "matiz", una en el sentido vertical y la otra en el complejo horizontal, reunida en la unidad en cumplimiento de los mandamientos y deberes de nosotros para con Dios, la otra para con las demás, sin que esto sea tomado como indivisible. Por otro lado, la "lastima" es solo una “reacción”, hasta inclusive “orgullosa” de un acto de otro, pero sin que esto se tome como un cambio en sí, lo mismo puede suceder con la supuesta “compasión” (es solo un afecto emocional), del cual podemos gráficamente relucir de la siguiente manera:


En todo caso, necesitamos "práctica la piedad" en todo momento, con más razón al no ser una "virtud teologal" que es entregada “infusamente”, y por tanto de requerir de "mucha voluntad", como cuando lo hacemos con las oraciones para con los demás, y los sacrificios en cuanto a las almas, entiéndase como "ejercicios espirituales" también adscritos a la "askesis", que no solo es material o corporal (piénsese en dar “limosnas”), sino "caritativos", sino que realizando rezos, como el "vía crucis", el "santo rosario", "ángelus", "letanías", etc, para con los amigos, familiares, difuntos, en fin es este "don de la piedad" una "subvirtud", un "don", un "gozo", un "fruto" del “espíritu santo”, que se trabaja en el alma, por ese amor (Ágape) fiel, devoto hacia lo que es Dios, como cuando consideramos a los "pecadores" como "hermanos", o de los que hacen el mal, a nuestros padres, familiares, que sabiendo que están haciendo algo indebido, tenemos compasión de ellos, ensenándoles, corrigiéndoles, actuando “virtuosamente” y “correctamente” buscando su "conversión".

Al Señor tener "piedad" o "misericordia" de nosotros (kyrie eleison) nos dice que nos "ama" y al nosotros al hacerlo decimos que queremos ser "hijos" de él, lo mismo cuando lo ejecutamos para con el hermano en Cristo, y esto es, precisamente la impregnación de la "caridad" que nos hace el para los demás, pero que se enfoca, en la relación mutua parental, amor eterno y filial, (en lo que en hebreo llaman "hesed", tomado más como "misericordia"), de no ser duros de corazón, sino de tener uno contrito, nuevo, en cuanto a la mansedumbre, bondad, humildad, obediencia, nobleza, compasión (en alemán, “mitleid”), siendo buenos, leales, fieles, de lo que en el término sanscrito, hinduista, e incluso budista llaman como "metta" (pero con composición distinta a la cristiana, ya que sigue siendo humana, -amor desprendido-), siendo benevolente, en el interés hacia lo demás, y son todos estos "valores" los que nos sirve para subir al Monte Carmelo, a esa morada celestial que nos expresa las Santas Teresas.

El "piadoso" (acción personal) es "bueno", "fiel", "devoto" porque espera, abandonado no en la "lamentación" de la "quejadera", sino en el amor compasivo de Dios, tiene esperanza en su misericordia, de su voluntad que es única e irrefutable, es aquel que ve no el error de los demás, sino las proezas y las fortalezas de dichas debilidades, no juzga por juzgar, y si lo hace es con fraternidad, con ejemplo, mira los errores como forma para crecer y superarse, reflexiona el evangelio, hace buenas lecturas, se ejercita física y mentalmente pero sobre todo "espiritualmente", cumple con sus deberes, quehaceres diarios, es pecador, sabe que puede caer, pero también se levanta, y sigue avante, distingue lo que es del César y lo que es del Señor, conoce la diferencia entre "santo" e "impío", renuncia al placer, al deseo, a lo mundano (al menos lo "minimiza"), es un hombre que se niega a sí mismo constantemente, y sabe que algún día llegara su fin, vive en plena armonía, con humildad, y obediencia en los mandatos divinos y no por "temor" sino por "caridad".