“La religión verdadera debe buscarse... sólo entre aquellos que se llaman cristianos católicos ortodoxos, es decir, guardianes de la integridad y seguidores de la justicia”.
San Agustín
“La Iglesia Católica [Ortodoxa] respira con dos (2) pulmones: La oriental [Iglesias Ortodoxas] y La occidental [Iglesia Latina]”
Juan Pablo II
Mario Felipe Daza Pérez
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El término “ortodoxia” se compone de dos palabras: “orthos” (recto, verdadero, correcto) y “doxa” (fe, gloria), existen muchas materias que podrán introducirnos o considerar, analizar, sobre algún componente profano, por ejemplo, en el derecho existen las interpretaciones de una norma legal, que daría lugar a una doctrina heterodoxa que se define como disconforme a prácticas distintas o discrepantes, diferentes al precedente o al criterio general, y así mismo podemos predicar de la mayoría de los asuntos que componen el mundo, verbigracia, la economía, la sociología, o cualquiera otro tema de las llamadas ciencias duras/blandas, no lo mismo podemos decirlo cuando se trata del tema de la fe y la religión imbuido a la moral cristiana, en este punto el ser humano debe ser radical con lo que cree y práctica, siempre atado a la verdad, por ello que los católicos puros deban llamarse “ortodoxos”, entendido como personas que ejercen una doctrina sana según la tradición de la Iglesia.
Nos indica el Diccionario Real de la Academia Española (RAE) por lo menos cuatro (4) acepciones de lo que significa ser “ortodoxo”, veamos:
- Conforme a lo que confiere la doctrina oficial de una religión
- Conforme a lo que dice la doctrina fundamental de un sistema político, filosófico, etc.
- Conforme a la práctica de hábitos o generalmente admitidos (tradición)
- Conforme a las Iglesias Ortodoxas (hermanos separados)
Dentro de estos significados, en latín, “orthodoxiam”, del griego “orthodoksía” nos ceñimos para este escrito al adjetivo como al sustantivo de la palabra, y completamos así la definición que nos trae la RAE, ya que se queda corta, porque en algo todas tienen que ver con todo lo dicho, por tanto, el significado del catolicismo en este caso de su catolicidad (universalismo) es lo que representa la religión cristiana en su totalidad, por tanto, su oficialidad interna, dentro de un sistema religioso, filosófico, político y hasta jurídico, y de más, como externos, conforme a unos hábitos o prácticas, que le llamamos tradiciones que son admitidas a lo largo de la historia perteneciente a la Iglesia Ortodoxa (original), como lo ha sido oriente, y occidente, indistintamente de los cambios que ha habido desde el punto de vista magisterial (problemas políticos-religiosos-eclesiales), que es otra cosa por tratar (que aquí no abordaremos), en todo caso nos referimos desde los albores de la Iglesia Primitiva.
Dice Serafín Rose (Hieromonje de la Iglesia Ortodoxa Rusa), en su texto: “El lugar del bienaventurado [San] Agustín en la Iglesia Ortodoxa” al que le llama el “Doctor de la Gracia” [preventiva], de hecho, cree que la enseñanza sobre este último tema fue exagerada, aunque de índole “orthos-doxa”, desde una visión híper-lógica [racional] a diferencia de la posición de Juan Casiano en un sentir oriental:
“La herencia ortodoxa occidental de sus orígenes, particularmente a los Santos y a los Padres de los primeros siglos del cristianismo que, en su mayor parte, no son en nada inferiores a sus contemporáneos que vivían en Oriente en la misma época, y que respiraron el aire y propagaron el perfume del verdadero cristianismo perdido más tarde, trágicamente en Occidente” [...] Para la mayoría de los santos occidentales, esto nunca ha sido un problema; el redescubrimiento de sus escritos y de sus vidas lo confirma. Simplemente, qué alegría para los cristianos ortodoxos el saber que el espíritu del cristianismo oriental habitaba totalmente en estos santos y llenaba entonces una gran parte de occidente. Verdaderamente, este redescubrimiento presagia un seguro desarrollo continuo de una Ortodoxia sana y equilibrada en occidente. Pero igualmente, sobre muchos puntos doctrinales, el bienaventurado [San] Agustín se revela como un Doctor de la Ortodoxia”.
Etimológicamente para estos aspectos concreto la “ortodoxia” (orthos-doxa), indistintamente del rito, Iglesia que sigamos (internamente hablando) dentro del catolicismo [universalidad] se debe seguir siempre de la tradición que se refiere a la doctrina correcta, sana, que fue conferida desde los apóstoles (oral y escrituralmente), como de lo transmitido a través de ellos a los Padres de la Iglesia y su sistema monacal (disciplinarista), de todo lo que compone toda la Iglesia Primitiva, así no estemos de acuerdo con las políticas-religiosas-magisteriales-eclesiales que se haya/están dando dentro de la misma, lo que nos debe diferenciar de los heterodoxos, por lo general de los llamados protestantes (herejes), es que siguen no la dogmas de la fe [ya construidos], tratados desde los primeros siglos en adelante, por tanto no se ciñen al cristianismo original, el que es fijo, el ortodoxo, el que se mantiene, no solo en las cuestiones de la fe, sino también de la moral.
Es de advertir que todo tradicionalista no es ortodoxo, más todo ortodoxo si es tradicionalista, ya que no solo sigue la tradición en su contexto pleno sino también el sistema de creencias en su totalidad en su desarrollo y no solamente en algunos aspectos puntuales como los “litúrgicos” o “rituales” (por ejemplo los “lefebvristas” que se desgastan mucho en este punto, y descuidan otros), sino también en su ascesis, santidad, y demás combates espirituales, por tanto, no sólo es conversar, sino perseverar y luchar en lo que es correcto, lo verdadero, sea el tema que toque desde el inicio del cristianismo primitivo hasta nuestro tiempos [es buscar la unión], de oriente a occidente (véase, “Oriente y Occidente hacia la comunión plena: Juan Pablo II y la tradición ortodoxa", 2024), esto, para así poder unificar nuevamente los criterios de ser una Santa Iglesia Apostólica y Católica (Ortodoxa), tener esto en cuenta nos trae muchos beneficios, no solo religiosos sino más que todo espirituales (de lenguaje), ya que para el que no lo sea será más identificable y destacable su posición para su evangelización, recuerden la frase "la unión hace la fuerza", en este escenario la "fuerza divina".
En algún tiempo el gran apologeta británico, G. K. Chesterton, convertido del anglicanismo al catolicismo, escribió un libro con el mismo nombre denominado “Ortodoxia” como también “¿Por qué soy católico?”, esto, como una confrontación a las necesidades básicas del hombre, a respuesta naturales modernistas, expresando las cosas tal cual como eran, en contra de las mentiras o a los argumentos acomodados, heterodoxos de nuestro tiempo, aunque haya intentado poner estos argumentos más que todo como respuesta novelística nos sirve para lo que queramos transmitir aquí, distado de su concepción incipiente. De este modo, debemos distanciarnos de toda doctrina falsa, sea cual fuera la religión que sea, ya que no todas llevan al mismo camino, sino una sola, y esto lo considera así quien profese su fe, de la misma manera, todo cristiano defensor de seguir el mesías, que no es otro que Jesus-Cristo, que es el único que ha dicho, en toda la historia de la humanidad y de todas las religiones, "Yo soy el Camino, la Verdad y la la Vida” y "Yo soy la luz del mundo".
En una Carta Apostólica el Papa Juan Pablo II, titulada “Orientale Lumen” en su punto primero (1°), escribió lo siguiente:
“Nuestros hermanos orientales católicos tienen plena conciencia de ser, junto con los hermanos ortodoxos, los portadores vivos de esa tradición. Es necesario que también los hijos de la Iglesia católica de tradición latina puedan conocer con plenitud ese tesoro y sentir así, al igual que el Papa, el anhelo de que se restituya a la Iglesia y al mundo la plena manifestación de la catolicidad de la Iglesia, expresada no por una sola tradición, ni mucho menos por una comunidad contra la otra; y el anhelo de que también todos nosotros podamos gozar plenamente de ese patrimonio indiviso, y revelado por Dios, de la Iglesia universal que se conserva y crece tanto en la vida de las Iglesias de Oriente como en las de Occidente”.
Algo positivo de seguir la ortodoxia es que cerramos el cerco por lo menos con las religiones o sub-religiones falsas porque primero, el concepto solo es aplicable para aquellas que son monoteístas, es decir para las abrahámicas, en este caso en el judaísmo ortodoxo, es un término diluido y en el islam ortodoxo no tan cierto, en cambio en cristianismo (catolicismo) ortodoxo es el verdadero. Por otra parte, al haber otras religiones politeístas se disgrega la ortodoxia ya que no la puede haber, ni para las espiritistas, esto, porque además no se vuelve vinculante ni obligatoria los criterios de dogmas cambian o se modifican fácilmente, por lo que se anula tal concepción, entonces la discusión está aquí mismo no más, ya que además todo tipo de sincretismo lleva a la heterodoxia, en su defecto al ecumenismo como a la filosofía perenne (del cual se comparte algunos puntos de la verdad, pero no su sistema, conceptos, planteamientos, etc), y toda concepción que no respete este ideal sería mendaz.
De este modo, siendo mencionados, según su religión presuntamente cierta a los judíos y musulmanes ortodoxos, no se les puede aplicar correctamente el término a nuestro parecer porque no siguen el camino de la verdad que lleva a la vida eterna (Juan 14, 6) y la Luz del Mundo (Juan 8:12), los primeros, por derivar en apostasía ya que no aceptan el Evangelio, y los segundos por apartarse de ella, herejía, diferente a lo que pasan en el cristianismo que es uno solo, aunque parezca que está dividido no tiene des-anclaje, es decir, a pesar de que exista una Iglesia Ortodoxa (este concepto era indistinguible en el siglo II-VI, ya que significaba lo mismo), a la final, comparte la misma naturaleza católica que la romana, rumana, griega, rusa, serbia, búlgara, etc, pero subdividida internamente, eclesialmente, en patriarcados, o más bien en obispados, según su sucesión apostólica, es por tanto sólo una lucha magisterial (política-religiosa) ya incluso reconocida por el Concilio Vaticano II como de naturaleza meramente "eclesiológica" (no es mariológico, triadologico, si con diferencias teológicas, pero resolubles), de hecho una de las discusiones (cláusula Filioque) vienen de los tratados de San Agustín y indiscutible y mayormente polémico es la primacía papal.
Siendo reduccionistas en esta ocasión para que haya mayor comprensión, todo heterodoxo en la fe cristiana es protestante, indistintamente del cisma o no, en cambio todo ortodoxo, sea del rito o de la iglesia católica que sea la precede el sustento natural, de la esencial de la Iglesia Primitiva, que bien está en el camino correcto de la verdad, esto, mientras se siga sus lineamientos dentro de la fe, aun así, haya discusiones internas, o externas, magisteriales o políticas-religiosas, sólo si se mantiene fiel a la patrística, en cuanto a su composición de las enseñanza de la Iglesia Primitiva (tradición oral/escrita). Por ello es que todo orto-doxo debe seguir los lineamientos de la comunidad (como cuerpo místico) de la que hace parte llevando consigo los derroteros de los Padres apostólicos y sus sucesores, en pro de una moral robusta objetiva (intersubjetivas), dotada de unos dogmas inquebrantables, respetando así la autoridad eclesiástica que la compone como de sus normas disciplinarias (disciplinarismo).
Uno de los sustentos de Martin Lutero en 1548 y demás protestantes, fue utilizar el término griego de “adiáfora”, que significa “indiferente”, en este caso, para todo aquello que no llevara supuestamente a la salvación, sería irrelevante, su concepto fue acuñado amañadamente para sus propósitos acomodados (subjetivistas), si analizan rápidamente sus noventa y cinco (95) tesis, nos trae problemas alejadas a la tradición, como lo es el tropo de la “sola scriptura”, o la "sola fides”, y demás temas soberbios teológicos, refutados y desmentidos por los Padres de la Iglesia, desvirtuando la riqueza de la tradición que es la que sustenta y da vida incluso a las Sagradas Escritura, desechando así las virtudes compuestas por la moral cristiana, como la de sus obras, todo esos puntos heterodoxos fueron plagados, y expandidos a las demás sectas cristianas y anti-cristianas que conocemos hoy en día, aun deformando más lo que ha concebido por la Iglesia Ortodoxa-Católica (Primitiva).
Como hemos dicho, la palabra “ortodoxia” siempre se ha mantenido incólume junto con la del “catolicismo” y “cristianismo”, ya que significa lo mismo, es como si habláramos/escribiéramos de nombres y apellidos, por tanto si dijéramos, ¿Cómo te llamas?, nosotros diríamos: "Cristiano Católico Ortodoxo", aunque en sí esto sería un pleonasmo, porque todo católico es de por si cristiano primitivo, originalista, ya su vez debería ser ortodoxo, pero parece que ya no es así, porque el mundo ha involucionado hacia el progresismo moral, eclesial, etc (ahora le llaman cultura woke o [pos] modernismo), de allí que se haga hincapié en las etiquetas. Actualmente encontramos dizque cristianos evangélicos, pentecostales, cuando el catolicismo es evangélico por esencia, y tambien es de pastoreo, pescadería de hombres..., tal cual como lo es el sacerdote, el abad, el Hieromonje, Elder, etc.
Con San Ireneo de Lyon, Clemente de Alejandría, Eusebio de Cesare (véase, "Historia Eclesiástica") e incluso con Justiniano en el periodo de los siglos II al VI se le da a este concepto mayor raigambre de lo que sería el significado de la “orthos-doxa”, que no tiene otra definición distinta que la que trae el cristianismo mismo desde sus orígenes, lo que hoy conocemos como “catolicismo”, así el [posmodernismo eclesial le quiera dar otra atribución], está atada intrínsecamente (disciplinarismo) a la tradición oral y escrita de la Iglesia, transmitida por los apóstoles a sus sucesores, de allí la importancia de los Padres de la Iglesia, de los Monjes (sistematización), de los Concilios, hasta el día de hoy, por esto, es que todos, incluyendo los laicos debemos mantener los principios de la fe y la doctrina sana (orthos-doxa), por siempre, sin cambio alguno, en cuanto a lo que compone el evangelio, es decir, lo malo es malo así pase 2000 años, el tiempo avanza, el mundo se moderniza, pero no la fe y la moral, es la misma, es inalterable y esto es lo que nos ha enseñado la Iglesia Primitiva hasta nuestro tiempos.
Ahora, para ser más claro, pondremos algunos puntos de lo que significa ser “ortodoxos” o aplicar una “orthos” y “doxa” (ortopraxis)—católica—, si usted está de acuerdo, es uno de ellos (o de nosotros):
- ¿Sigue la tradición oral-escrita apostólica y sucesiva?
- ¿Sigue la Patrística (criterios, doctrinas, interpretaciones)?
- ¿Obedece el Credo, los Dogmas de Fe, y los Concilios Ecuménicos?
- ¿Respeta las autoridades eclesiásticas (se ciñe segun su condición)?
- ¿Rechaza el evolucionismo [involución] de la fe, religión y la moral cristiana?
- ¿Conserva el pensamiento sistemático devenido de la filosofía patrística?
- ¿Tiene una vida ascética (de combates) según sus capacidades?
- ¿Practica la virtud (en pro de la consecución gracia), se esfuerza para ello?
- ¿Práctica las obras de misericordia?
- ¿Ora incesantemente, mantiene una disciplina espiritual/almática?
- ¿Práctica y es devoto a los sacramentos?
- ¿Emplea la virtud del coraje hasta sus últimas consecuencias (parresia)?
- ¿No separa la religión de la espiritualidad, da culto en su máxima exaltación?
- ¿Ejercita el alma (ejercicios espirituales) pero también el cuerpo (lo cuida)?
- ¿Aplica el cristianismo puro y duro (disciplinarismo) tal cual como es?
- ¿Aplica la ortopraxis en su vida cotidiana, lo que dice lo hace conforme al Evangelio?
- ¿Se compromete a salir de la ignorancia, la negligencia y el olvido de Dios?
- ¿Cuándo se cae se levante con más fuerza, lucha ascéticamente?
- ¿No descuida sus deberes personales, religiosos, profesionales, familiares, etc?
Podríamos seguir colocando más descripciones, pero ya con esto podemos dar más o menos idea de lo que sigue, y como se debe encaminar el catolicismo propio, no ese que pretende tomar de “supermercados”, que coge lo que le gusta, sino lo que indica la fe, a rajatabla, estas ortopraxis, es lo que te identifica como religioso autentico, ya sea como laico, monje, casado, soltero, como fuere, en cualquiera de sus campos, dogmas, liturgias, reflexión, teología, etc, es esforzarse en el nivel, capacidad o condición de la persona, cargando su propia cruz, renunciando a si mismo, conforme a la pureza de la tradición oral-escrita, con tal conseguir la salvación a través de los medios que nos propone la Iglesia Católica, Santa, Una y Apostólica (en cualquiera de sus ritos, de oriente u occidente), esto con tal de que no crear distorsiones por las cuestiones del mundo, de la carne y de Satanás, sino a través de una teoría pura cristiana, diferenciando del paganismo, espiritismo, sectas y religiones falsas/heréticas/apostatas, como el islam, protestantismo, judaísmo, hinduismo, budismo, etc.
Si tomamos por ejemplo el hinduismo, el jainismo o el budismo tenemos en ello que no encontramos una orto-praxis, asi nos parezca aparentada, verbigracia, en cuanto a la aplicación del dharma, su forma de vivir es variopinta, y los ritualismos son diversos, y no de tanta importancia desde el punto de vista sacro, como las que si nos trae el cristianismo a partir de sus Concilios, del cual se respeta a la máxima expresión, por ejemplo, se cree que existe un cuerpo vivo en la Eucaristía (y quien no lo piense así, siendo cristiano, no es ortodoxo), y esto, no lo tiene ninguna otra religión. Cuando hablamos de la secta Theravada, en cuanto a su subsunción al Canon Pali o a los Vinaya, esto, lo hacen con otros motivos, si, disciplinares (astika y nastika), pero no necesariamente divinos, y asi podemos seguir con el judaísmo, el islam o dentro de las sectas cristianas-anticristianas, del protestantismo, el luteranismo, lo que practican en últimas más bien como una parodia de la tradición católica-ortodoxa (remedándolas).
En el islam es impensable contar con una ortodoxia, tampoco en el judaísmo aunque se suelen llamar asi, en este caso el termino lo critica el teólogo John Burton (véase, “An Introduction to the Hadith”), los que buscan es mantener cierto despago a las modernidades, y secularidades del mundo, pero esto no significa ser ortodoxos, además de que tratan sus comunidades de ser grupos descentralizados, viven en pleno desorden en sus grupos, en desunión, no tiene una jerarquía vertical estructurada, los únicos que tendrían la razón seria el rabino/jeque/imán/ayatolas de su secta (actúa como pastores evangélicos), se parecen mucho a la organización de los protestantes, casi nunca se ponen de acuerdo, porque no tienen Concilios sino un Talmud/Sunnas, etc, no se trata entonces de una verdadera religión (sino una con “r”, pequeña), aun asi a pesar de esto ya están abierto a lo mundano, sin contar de las demás sectas musulmanes (lo no apropiado es herético, le llaman Mubtadi), inclusive sus guerras son una discusión más política que religiosa, para nada espiritual sino de mero poder, el magisterio es nulo, por tanto decir “ortodoxos” es incorrecto, sino todo lo contrario, “heterodoxos” con “intereses particulares” (parecen clubes privados).
Hermanos, debemos defender lo “orthos”, lo correcto, y la “doxa”, opinión, doctrina correcta, sana, verdadera, incipiente, original, o morir en el intento, esto, para poder diferenciarnos de los heterodoxos del culto cristiano, interno o externamente de las religiones ya mencionadas. Su adherencia debe ser tomada como sustantivo y adjetivo (persona o cosa que sigue la doctrina de la Iglesia a la que pertenece, y el sistema de creencias en sí del cristianismo desde un inicio) dentro del contexto, y de los saberes teológicos, en sintonía con la ortopraxis, que van en armonía con el depósito de la fe (depositum fidei) por tanto, toda acción, opinión, contraria a esto, debe ser declarada anatema, herética, blasfema, apóstata, etc, aun inclusive lo que salga del magisterio (cartas, documentos, declaraciones, etc), ya que no debe estar por encima de la tradición oral o escrita (Sagradas Escrituras), los Concilios, los Dogmas, por ejemplo, mencionar que “Todas las religiones conducen a Dios”, es una contra a la ortodoxia, si que es una heterodoxia del cual ningún clérigo, o laico debe aceptar ni reproducir.
A lo largo de la historia de la Iglesia, conocemos, Apóstoles, Profetas, Mártires, todo ellos importantes, pero casi nadie habla del sistema monacal (disciplinarismo) en el desarrollo ortodoxo de la misma (en su desarrollo), solo por mencionar algún grupo de oriente, tenemos a los “Monjes escitas” que no sólo se destacarán por "orar incesantemente", sino también por ser ascetas, teólogos puros y defensores de la "ortodoxia católica", pensemos en Dionisio el Exiguo (Exiguulus), que gracias a él tenemos el calendario dividido en a.c y d.c (antes y después de Cristo), un informático prolífico de su época, que tradujo muchos textos del griego al latín, por contribución de este humilde hombre, conocemos hoy muchos Concilios en occidente traducidos, pero casi nadie sabe esto, todo un dogmático, en la defensa cristiana verdadera, en contra de las herejías de su tiempo, y que hoy han avanzado o se han abierto con otros nombres (piénsese en la nueva era).
San Agustín en su texto “De la verdadera religión” en el punto V.9 escribe, en el tema de “Dónde y cómo ha de buscarse la verdadera religión”:
“Otra cuestión es cuando se trata de los autores de cismas. Pues podría la era del Señor soportar las pajas hasta el tiempo de la última ventilación si no hubieran cedido con excesiva ligereza al viento de la soberbia, separándose voluntariamente de nosotros. Y cuanto a los judíos, aunque imploran al Dios único y todopoderoso, esperando de Él sólo bienes temporales y materiales, por su presunción no quisieron en sus mismas Escrituras vislumbrar los principios del nuevo pueblo que surgió de orígenes humildes, y así se petrificaron en el ideal del hombre antiguo. Siendo, pues, esto así, la religión verdadera no ha de buscarse ni en la confusión del paganismo, ni en las impurezas de las herejías, ni en la languidez del cisma, ni en la ceguera de los judíos, sino en los que se llaman aún entre esos mismos cristianos católicos ortodoxos, esto es, los custodios de la integridad y los amantes de la justicia”.
Indistintamente que haya sido oriente u occidente el culpable de su separación, el antes y después del cisma marca una gran derrota interna para lo que sería el catolicismo ortodoxo, del cual San Agustín no tendría conocimiento de su bifurcación, lo que si tenemos claro es que quien perdió fue la Ortodoxia, por un lado los latinos (nosotros los romanos), y por otros lo griegos (y resto de patriarcados), igualmente a pesar de ello, parece que hubiese sabido el Obispo de Hipona de este problema a futuro, y nos hace un llamado en el texto citado a mantenernos unidos, con la misma etiqueta, indistintamente de los problemas internos, eclesiales y de los ritos, ya que su adjetivo y sustantivo es aplicable desde los primeros siglos de la primera forma de su universalidad, en lo que compone esa doctrina correcta que es la que nos trajo la Patrística, la Iglesia Primitiva, el Sistema Monacal (disciplinarismo) que es el que debemos seguir hasta las últimas consecuencias, so pena de morir.
La ortodoxia debe llevar siempre a la unidad, no a la desunión de quienes profesan los dogmas, los concilios, es esa Iglesia Primitiva y su consecución la que debemos traer de vuelta, que no es otra de la que nos debe reunir nuevamente dentro de los obispados, patriarcados, (como quieran llamarle) y el Vicario de Cristo, dirigido por su representante en su sucesión (pastoreo), este impulso debe hacerse dentro de la reconciliación del catolicismo (universal), y todo aquel protestante que se quiere unir a esta verdad, dejando sus herejías, apostasías, blasfemias aun lado, o de otras religiones distintas que la desconocen, que aun conscientes no quiere aceptar lo correcto [voluntarismo], que es el camino a la vida eterna, que no es otro que Jesús, quien lo acepte no muere, queda cobijado de una vez en esa luz increada, la del Tabor, del que quiere transmitir inclusive en parte de esta vida terrena, por ello que debamos abrir nuestros corazones, buscarlo para recibirlo, sin ambages, sin mezcla de religiones falsas, paganismos, deísmos, ni teorías platónicas, aristotélicas, éticas seculares, panteístas, nada de eso, con pureza, enmarcado en una teoría del cristianismo: ¡ortodoxa!
La defensa de la pureza de la fe, es esta, y no se consigue sino en el catolicismo, que con errores magisteriales, internas, aún pervive esa ortopraxis, que es la que nos debe unir, aplicando su práctica correcta, devenida de la teología primitiva, no esa la que condujo a las herejías y apostasías, lo que deformó la teología patrística, los dogmas, modificando los concilios ecuménicos [tácitamente] a su manera, concibiendo una fe de supermercados. Ser ortodoxo, es vivir nuestra fe, en teoría y práctica según el Evangelio, es llevar a Dios a su máxima exaltación, al culto, a través de las prácticas ascéticas, y los ejercicios espirituales/corporales, es aplicar, si, la "orthos" y una "doxa" que es propio de la naturaleza humana, en su base antropológica, ya que significa "combate", "lucha de mercenarios", contra las pasiones, deseos, pensamientos impuros (logismoi), imaginaciones, en renuncia de lo mundano, en pro de la búsqueda de la verdad, de la gracia, de la salvación, en vía a la —theosis— que se llega purificando por medio de las técnicas ascéticas (y mentales), la oración continua y la practica de los sacramentos.
La ortodoxia es ciencia, si, "ciencia de los santos" ("scientia crucis", diría la mística carmelita Santa Teresa Benedicta de la Cruz), de los justos, que fue transmitida por los apóstoles y sus sucesivos discípulos, del cual los Padres de la Iglesia, lloraron, pelearon, se mataron, sangraron, y que ahora los doctos de nuestro tiempo siguieron enseñando (paideia), que desde un inicio fueron enviadas por medio de la revelación que les hizo el Espíritu Santo, por tanto, es incambiable, y muchos menos que por moda, o cosas mundanas, posmodernistas, luego de 2000 años: clérigos, laicos, anticristianos, quieren sustituirla como fuera, por seguir sus pasiones, deseos, y acomodarla a sus placeres carnales, de allí que la palabra, no se interpreta según su parecer, sino según lo que nos confirma la doctrina sana, la correcta, la generacional, que es la verdad misma enseñada por siglos, en concilios, sínodos, tratados, libros, lo nuestro solo es esforzarnos [sinergismo] para llegar al camino de la salvación por medio de la gracia, mas no de su modificación que es condenación.