"En todas tus acciones tienes que recordar que el fin que te espera al terminar tu vida; esto evitará cometer muchos pecados”- Eclesiástico 7:36
"Dicen que muchos te elogian: ¿Pues qué habré hecho mal?"- Antístenes.
"Ojalá vivieran en el lujo los hijos de mis enemigos" - Antístenes
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Mario Felipe Daza Pérez
El "cinismo" (kyon), es una “noción" podemos decir que "polisémica” que proviene del “griego” cuyo significado simple es de: "perro" (entendido esto como “animal impúdico”), precisamente tratado como ese "ser" que le hace "falta vergüenza", “pudor”; o aquel determinado sujeto considerado como “descarado” o “insolente” en sus acciones, por ejemplo, ya sea deseándole el mal a otro sabiendo de sus consecuencias, o cometiendo algún acto de impureza en público (masturbación, pornografía, fornicación, adulterio) sin importarle el que dirán los demás, esta dado por un grado de “obscenidad” menor o mayor -dependiendo-, (esta “palabra” al mismo tiempo difiere de su “definición clásica y moderna” ya que al principio era tomado (y aún lo es, por los "idolatras") como "deidad", igual que como se hacia con el antivalor de la "arrogancia" o del “exceso” -hybris-. Sea una u otra cosa, desde este punto debe verse entonces desde varios frentes y uno de ellos es como "escuela de pensamiento helenístico”, y por otro lado como un "modo de vivir" que se daba en la Antigua Grecia, igual como hoy acontece con el "estoicismo" cogiendo de ellos algunos de sus rasgos fundantes.
El "cínico" visto cómo ese "sujeto" que toma este tipo de "personalidad", o el “miembro” o “seguidor” de esta "escuela" tienen un "punto" en "común" entre ambos que es el que queremos destacar en este artículo, y esto lo que se debe a la "falta de vergüenza" (anaideia) o de "sinvergüenzura" que tienen en sus "actos", de la cual resultan e inclusive “peligrosos” porque llegan a cometer sus "conductas" sin ningún tipo remordimiento. Su “conciencia” está plagada de "falsedad" ya que se se encuentran en una “zona de confort de inmoralidades” y de "actos concatenados" que le impiden ver, o escuchar y mucho menos pedir perdón a Dios, a otros, como a sí mismo porque creen que todo "está bien" de lo que hacen, esto se colige por supuesto de su "andares bochornosos", "enceguecidos", aun sabiendo que "está mal" sus "ejecuciones", en resumen es una “enfermedad del alma” (como muchos otros "vicios" del hombre).
A menudo escuchamos a muchos “buenistas” o más bien “incautos”, decir que no tienen ningún tipo de "prejuicio" ante X o Y actos, porque “eso que están haciendo" en tal parte o sitio, le “parece normal” y de estos normalmente, si analizan la cuestión, se desprende cualquier cosa "inmoral", por tanto, arguye que "es problema de cada quien" hacer aquello o lo otro, ya que el tema está en la "libertad del hombre". Por ejemplo, si nos vamos a lo relacionado en los temas "sexuales", aunque sea un asunto que no te interese (“en principio”) este tipo de “conversaciones”, te terminarán involucrando con aquel que lo "expresa" o "dice" tan "libremente" y hasta de manera “jocosa”, ya sea diciendo palabras obscenas, pensamientos oscuros o acciones, ya que sin que lo sepa te altera el consciente e inconsciente (“psiquis”) y es algo que tú no oyes o ves, porque su movimiento es una "operación" netamente “espiritual” alejado de la "materia", "por ello que te importe un bledo".
Se pueden "rescatar" algunas cosas interesantes de la "escuela cínica" (de hecho, como ya hemos dicho a la entrada de este escrito, se puede tomar si se quiere como un “abono frutal" al "estoicismo") visto esto, como "modelo de pensamiento". Entre sus distintas tesis podemos recoger principalmente lo que es la “negación de sí mismo”, el “desapego”, la “templanza”, la “moderación”, y diversos "modelos éticos de vivencia", del cual sería bueno extraer dentro los "límites morales" de la "virtud", pero también se avizoran dentro de su teoría algunas "fallas" que nos hace pensar porque no seguirlos, y entre ellas, tenemos dos (2) puntos por lo menos visibles, el primero de ellos es de la "arrogancia" u "orgullo", -que es discutible- (que no trataremos aquí), y el otro que es el que nos interesa como es la "falta de vergüenza" (anaideia) de sus actos (sinvergüenzura) ya sea en el aspecto privado (socialmente hablando) pero sobre todo en lo relacionado a lo público (ya que no distinguían lo uno de lo otro), esto, de ellos, marca una misma "vía" que es lo que se conoce como los "cínicos", de allí que el nombre no viene por "sí solo", y en nada lo diferencia de este aspecto de lo que conocemos conceptualmente el "cinismo" en la "modernidad" o "era contemporánea".
Si tomamos la "indiferencia" como un gran valor para los “cínicos” (pero también para nosotros) en lo referente a lo "mundano" (adiaforia) sería un gran detalle para nuestros tiempos aplicarlo, pero no ha sido así. Por otro lado tenemos lo que es la “moralidad de la honestidad" con la que contaban sus miembros, esto es, en poder decir a "rajatablas" de lo que sentían frente a un acto o no que consideraran no acorde a su “pensamiento”, como la que se derivaba de la "libertad de expresión" ("parresia"), en cuanto a las cosas por decir, “sin pelos en la lengua”, pero en este último detalle era donde “pifiaron”, ya que al no tener “limitación de sus andares” pecaban en algunas ocasiones de "arrogantes" y si o si, en “falta de vergüenza” (anaideia) debido a la "provocatio" que daban a los demás por ser tornados como “sujetos iconoclastas”. De allí, que en este último aspecto se les haya apodados como "los perros" (“kyon”), y de ahí mismo que se derive su "cinismo", visto ahora como esos “animales impúdicos” que causan "irreverencia" y que van haciendo “lo que se le venga en gana”, en "conciencia" (subjetivismo moral) de lo que es “bueno” tanto en el aspecto mental (sátiras), corporal (orinar en público) y espiritual (masturbarse en el ágora).
Estamos claro, que a pesar de esta última características de los "cínicos", pensamiento que "hoy aún pervive", podemos tomar así de los demás aspectos, entre ellos, el de la "indiferencia" una muestra de cómo se "lucha" contra la "guerra cultural" que se vive actualmente en el "mundo", esto, dictada por los distintos "lobbys" o "corporaciones", opuestos a lo que ha dictado la “tradición”, y que bien va de la mano “Diosidencialmente” con los lujos, la vanidad (hybris), los placeres inmediatos y demás "vicios mundanos", del cual no permite llevar una “vida sencilla”, y en "plenitud", y precisamente esto era lo que denunciaban dentro de sus "buenas prácticas" estos filósofos a pesar de la época. De esta manera, por ello que sea importante tener un "conocimiento vasto de sí mismo" de lo que llamaban estos como "autarkeia" de lo que dentro de sus "libertades" marcó el “exceso” de sus "andares" y les generó más adelante la “no importancia del "qué dirán", en ningún sentido, de lo que para los “sinvergüenzas” o "cínicos" sería algo bueno, pero no es tan así.
Sin lugar a duda la "vergüenza" es la "contracara" a la falta de este valor, que se conoce como “sinvergüenzura”, de lo que los “cínicos” tienen muy claro como “escuela” y que bien ahora quedó hincada para la definición moderna, que ahora va de la mano con otras “virtudes” como el "pudor" (“noción” que escribiremos en otra entrada), como el que acontece por ejemplo, en los momentos cuando nos quitamos la ropa donde fuera, vestimos mínimamente con tal causar furor o lascivia a los demás, y esto no fuera problema si no existiera la "concupiscencia" o la "lujuria" en la sociedad, de la cual va de la mano, con ese “tormento” de lo “mundano”. Estamos claros que el problema no es estar "desnudo" o “desvestido” sino el “significado actual” que imprime en estos tiempos el estarlo sin ningún tipo de necesidad o condición, a menos, que necesites “ducharte”, “bañarte en la piscina", u otras justificantes que así lo ameriten.
Uno de las “preocupaciones actuales” que tenemos en el "mundo entero" es la "relativización" de los "valores morales", ya que todo "nos parece bien" y en "últimas" terminamos haciendo siempre lo que nos dicte la "conciencia" de lo que presuntamente es "correcto" y a nuestro parecer que por lo general se adecua a los cánones sociales-modernistas. Ahora, teniendo en cuenta nuestras inclinaciones concupiscibles, mentales o corporales, está mal actualmente crear un “consenso” de lo que significa crear unas "normas objetivas", "éticas" (o si se quiere -intersubjetivas-), plasmados en leyes o “normas de conducta de comportamiento” (piénsese en las Santa Regla de San Benito), por ejemplo, tomando generalmente las disposiciones que fueron entregadas a Moisés en el Arca de la Alianza o si quiere en los códigos -ex novo- que se ajusten a la realidad contemporánea, definidos según la “naturaleza del hombre”.
Por lo general, para los "sinvergüenzas" no existe un "plan designado" que le diga que es lo mejor sino que es "construido socialmente", por eso repiten sus actos como unos "loros", todo lo que hace lo constituyen al final como todos unos "cínicos" que son, ya que creen por ejemplo tener en cuenta que es normal "orinarse en la acera", o eructar en la mesa ante otros comensales, entre otras impudicias, tal cual como lo hacía Diógenes de Sinope (entre otros) y esto se debe su "andar" debido a que no tenían/tienen un "límite de su actuar" en sus "conciencias", esto a causa de que les hace falta unas "reglas de etiquetas o sociales" (objetivas o -intersubjetivas-) que vinculen al "grupo", a la "comunidad", a la "sociedad", etc, quitando a un lado, si se quiere las “normas de comportamientos” o “reglas disciplinarias”, esto, dejándose llevar siempre por su "propio juicio", quitando de por si todo "temor de Dios" (o como decían estos, de los "dioses" o del "universo").
Cuando sabemos que uno que otro "amigo" anda en "malos pasos", cualquiera que sea el vicio que tenga, lo más seguro es que terminemos como ellos si no nos "ponemos las pilas" en nuestro crecimiento mental, espiritual y corporal, tarde o temprano, caerás (el Imperio Romano se desmoronó, ahora ¿Qué se espera de un simple mortal?). Una cosa es “andar” con ellos y otra muy diferente "conocer" gente de todo tipo (como lo hizo Jesús), en este caso ser "compinche" (“compinchismo”) y sobre todo de los “malos hábitos” es la "dificultad" que debemos evitar. Ahora, aunque digas no cometerlo por el momento (“¿yo?”), el “quid de todo esto”, será, y lo repetimos, es que con el tiempo ya agotándose cada día, estarás incurso en el agravamiento del pecado. La impureza, la falta, infracción o como quieras llamarlo, te parecerá algo "normal" ("casual" dicen los “jóvenes” o “modernistas”), porque dirás que es propio de la "naturaleza humana" o una “construcción social” (para los "posmodernistas") y tampoco haya algo que hacer "ya que todo está en la genética", y esto es más falso que una moneda de cuero.
Sépalo que es muy horrendo para el "alma" -aunque aún no puedas ver su “estado”- cometer este tipo de impudicias, esto es, la "suciedad" que entra a través de tus actos por medio del “espíritu” (sea cual sea: fornicación, del mundo, mentira, etc), como si del "fango" te llenarás. Cada vez que cometes una "conducta errónea" como la soberbia, avaricia, impurezas, comportamientos, que llevan a la "ruina almática" es allí cuando apenas vas a comenzar a tener algún tipo de presentimiento de que algo anda mal (y ojala no sea demasiado tarde), y estos acontecimientos les pasa mucho sobre todo ante las "faltas" en contra de la "pureza" que por lo general somos llevados allá a este “sitio” por "malas influencias" como "vehículo transportador" y por medios de "conductas antecesoras y generacionales" como la "gula" o su herramienta principal, la "glotonería".
Por ende, en este aspecto no se puede ser "casto" a medias" porque sería ser un "sinvergüenza", (aunque lo intentemos y lo ejercitemos) si no se es tajante con la "convicción" que se cree y tienes, "fallas" como los demás, y así como un "bucle" (piénsese en cualquier filosofía ya sea pagana, como la “estoica” o en nuestro caso la “cristiana” -de hecho la "budista"-) no podrás entonces "superarte" si siempre haces lo mismo. Se podría determinar en estos "actos lo que es la "continencia" como “antesala” a esta "regalo divino", "virtud", además que es “entregado” por el mismo Dios a las personas que ama (hijos o instrumentos) que al "conseguirlo" podemos decir que te equiparas a la misma "naturaleza angelical", elevando así tu "espíritu", pero esto pasa siempre y cuando hayas tenido una “progresión espiritual”, señores, no seamos como "Sansón" y "Dalila", sepamos más bien administrar con “ayuda celestial” nuestros deseos y placeres con altura.
Muchos de los que estudian a los "helenos" (como nosotros) les "gusta", hasta se puede decir que les "encanta la "escuela cínica" por lo que ha dicho "Diógenes de Sinope", ya que fue todo un "atrevido" por lo que le llegó de decir a Alejandro Magno (dicen que este "grupo" tomó su nombre porque conversaba en el gimnasio de Cinosargo, distinta del pórtico del Mercado, también se expresa que se fundó como base de un "estoicismo recio y viril", p. 284) entre sus distintos "cultivadores" podemos encontrar a Antístenes -su principal fundador- (le llamaban el "perro sencillo"), este pensaba que el "esfuerzo era un bien en sí mismo", y que "era propio del rey obrar bien y ser calumniado”, creía que “la mejor dicha para el ser humano era morir feliz", y uno de los mejores dicha de la filosofía era "hablar consigo mismo”, le criticaban por andar con gente de malvivir, y dijo a los que reprochaba esto que “hasta los médicos andaban con enfermos y no por eso tenían fiebre” (p 280).
Antístenes aconsejaba a los atenienses “nombrar por decreto a los asnos por caballo”, pero es este mandato "absurdísimo" le decían no lo podía hacer, pero esto era más que todo una crítica a su ciudadanos, hacia la posesión de sus "generales" (o servidores públicos, en la “modernidad”) ya que todos ellos no contaban con algún tipo de conocimiento propiciado para su área. Este, tenía por fin demostrar que era "enseñable la virtud” y que los verdaderos nobles eran los "virtuosos", y esta es la "felicidad" en sí misma ya que no se necesita más nada ya que todo está en los "hechos" (pero esto no era suficiente al carecer algún tipo de "vergüenza" frente a su actos). El "sabio" indicaba que no se mide en la “palabrería”, ni en los “conocimientos”, sino en la "autosuficiencia" (aquí se ven destellos de “arrogancia”), y de acuerdo a esta "moral", los hombres tendrá mujeres y engendrarán.
De esta manera las personas de este estirpe (“sabios”, en el cristianismo lo llamaríamos como los “justos”) serán vistos como “parientes” (como diría el Evangelio: "hermanos" de verdad), el filósofo nos llama a que debamos hacernos amigos de ellos y no despreciarlos, más bien deberíamos tener más estima por el “hombre virtuoso” que por un familiar. Dice que las “buenas acciones” son hermosas en sí misma y las malas, “vergonzosas” (y esto es algo de lo no tenían “coherencia”), por último exclamaba que todos los “vicios” deben estar lejos de nosotros, y esto se debe a que debemos prestar mucha atención a nuestros enemigos porque son los primeros en percibir nuestras faltas.
En este punto Diógenes de Sinope, personaje famoso (muchos de los que estudiamos a los "griegos" sabemos de él), como “discípulo” fue un “ser” tan "perseverante" que fue aceptado por Antístenes, ambos destacados como “personas frugales”. Decían los dos, que los hombres vivían en "cavar zanjas" pero ninguno en ser "honesto", (p. 291), expresaba el primero que se debía tender la mano a los "amigos" pero sin "cerrar el puño" (p. 292), y aconsejaba cuidarse mucho, teniendo por ello una alimentación sencilla, y bebiendo solo agua, como también ejercitando el cuerpo y el espíritu. Este “perro”, era un "hombre silencioso", pero al mismo tiempo “irreverente”, una vez le invitaron a una “mansión lujosa” y le prohibieron “escupir”, pero al final terminó haciéndolo en la cara del anfitrión, a lo que expresó que "no había encontrado otro lugar más sucio" (p. 293), comía carne cruda, lo invitaban a cenas pero decidido no asistir más porque no le dijeron “gracias” la ultima vez, (p. 294), aquí claramente notamos nuevamente estos dos "antivalores" de la escuela y que ahora aún se mantienen de lo que llamamos como "cínico" por una parte la "falta de vergüenza" y sus sinónimos, y por otro la "arrogancia".
Dice el doxógrafo Diógenes de Laercio (que es el texto que seguimos aquí para extraer las frases o pensamientos de los cínicos, ver, “Vida y opiniones de los filósofos ilustres”) en una de sus pies de página, (p. 294) que un “escoliasta de Aristóteles” decía que hubo cuatro (4) razones por la cual los “cínicos” fueron llamados así:
Por la "indiferencia” en su manera de vivir, esto es como los "perros", comían y hacían el amor en público, iban descalzos donde fuera y dormían en toneles y encrucijadas.
Porque el "perro" es un “animal impúdico”, y de ellos cultiva la "desvergüenza" no como algo inferior a la "vergüenza" sino por encima de esta (vemos aquí, mezcla entre “sinvergüenzura” y “arrogancia”).
Porque el "perro" es un buen guardián y ellos guardan los principios de su filosofía.
Porque el "perro" es un animal selectivo que puede distinguir entre amigos y sus enemigos, los primeros quienes atienden la filosofía, los otros quienes lo rechazan, por ello que actúen frente a estos últimos, como “perros ladradores”.
El "filósofo de Sinope" argüía que “todo era de los dioses”, y que los “sabios” son amigos de los dioses (vemos claramente una “versión politeísta”), que los hombres buenos son imágenes de ellos (algo parecido a la versión cristiana). Los bienes de los amigos son comunes. Por tanto, todo es de los “sabios” (p. 296) necesitando dinero decía a sus amigos que no se los pedía, sino que los "reclamaba" (otro vislumbre de “sinvergüenza” y “arrogancia”). En un banquete la tiran huesos, y como "perro" se los "meo" (notamos una falta de “pudor”). Cuando se "masturaba en el ágora" (y otra escena impúdica), decía que ojalá fuera posible también "frotarse la panza" para no tener hambre (p. 300), pedía limosna a una estatua para acostumbrarse a ser rechazado, al pedir "diezmo" por necesidad, dijo si ya los ha hecho con otros, dame a mi tambien, (p. 301),. Y que "el amor era la ocupación de los desocupados". Cuando se demoraban para darle limosna decía que pedía para su comida no para su entierro (p. 304) otro que le pidió le dijo que si lo convencía le daba, y dijo que en caso de lograrlo le pidiera que se "ahorcase" (p. 306), en estos ejemplos como en otros atisbamos muchos casos más de "falta de vergüenza" (sinvergüenzura) y de "arrogancia".
Este mismo "personaje" decía que la educación era sensatez para los jóvenes, consuelo para los viejos, riqueza para los pobres y adorno para los ricos, y que la "sinceridad" (honestidad" es lo más hermoso entre los hombres (p. 310). Como se dan cuenta, casi en nada los "cínicos" como los que pasa ahora mismo, con el "cinismo moderno", el "pudor" o la "vergüenza" ha quedado de último relieve en nuestras vidas, ya que todo es "normal", debemos entender este valor como esa "moderación", en el habla, escucha, pero sobre todo para al "aspecto concupiscible", desde la "esfera" psicológica (mental), corporal (biológica) y espiritual (alma), como un íntegro "ejercicio holístico" dentro de las fuerzas dimensionales de ser humano.
Decía Diógenes de Sinope que hay un "doble entrenamiento": uno espiritual y el otro corporal [incluimos ahora el "mental"]. Esto se consigue por medio del "ejercicio constante", crean así los pensamientos [hábitos] que contribuyen a la ágil disposición en favor de las “acciones virtuosas”. Expresaba que "era incompleto el uno sin el otro, porque la buena disposición y el vigor eran ambos muy convenientes, tanto para el espíritu como para el cuerpo. Aportaba pruebas de que fácilmente se desemboca la gimnasia (gym) hacia el camino a la virtud", mejor dicho, lo uno lleva a lo otro. Esto a partir de la práctica constante, igual como sucede con los flautistas y los atletas cuando progresan unos y otros de acuerdo al continuo esfuerzo en su profesión particular, de modo, que este tipo de "entrenamiento" se trasladaron al terreno espiritual [al combate]. Una vez, repetía que "nada en la vida se consigue sin entrenamiento, y este es capaz de mejorarlo todo, en vez de fatigas inútiles, elegir de acuerdo a la naturaleza quienes quieren vivir felices, y que el desprecio por el placer, una vez practicado resulta placentero". (p. 311).
Los "pensadores cínicos" creían que solo existía un "gobierno único justo": el "Universo", esta era una "versión panteísta, pero a su vez “politeísta" (dependiendo de la "figura"), igual, como la que encontramos en las demás "escuelas", entre ellas la "estoica" (en nuestro caso sería el Reino de Dios) para este suceso es "pasable" este acontecimiento debido a que se les limitaba el "pleno conocimiento de los misterios" sin llegar a la "sabiduría divina" y tampoco tenían poco entendimiento sobre la "edificación de la Iglesia" (como sí lo tuvieron San Agustín, y los Padres del Desierto). Aún a pesar de esto, contaban con cierta "sabiduría humana" que era de "admirar", creían por ejemplo, que despreciando al "mundo" encontrabas la "felicidad" y que los títulos honoríficos, o vanaglorias, como el de la nobleza, eran "adornos externos del vicio", pero en contraste a esto, decía Diógenes de Sinope que las mujeres debían ser "comunes" para todos, esto es, la que uno "persuadiera", con esa es la que se debía dar “lo que fuere” (de allí otro existieran más actos de arrogancias y de "sinvergüenzura" de su parte a pesar de estar -curiosamente- en contra de las "heteras" -"prepagos" de la época-), y lo mismo lo decía para los hijos, no le parecía impropio llevarse alguna cosa de un templo, ni devorar carne humana (p. 312)
Si nos vamos con "Monimo" un discípulo de Crates (a quien le decían el "abrepuertas" ya que se metía a donde sea, aconsejando a la gente, es decir, dando "consejo", lo que llamaríamos ahora: "metiche"), era "promulgador" presuntamente de "perseguir la verdad", y de despreciar la "opinión pública", el segundo insultaba a las "prostitutas" para ser acostumbrado a las "calumnias", tenía como patria el "anonimato" y la "pobreza", y a ellos como a Diógenes de Sinope y demás participantes a esta "escuela", no les pudo atacar la "envidia" o la "avaricia", ya que esta "filosofía práctica" se los impidió, esto, porque "intentaban" llevar a cabo el "ejercicio de la virtud". Expresan todos ellos que uno debía “filosofar” hasta que los "generales" (piénsese en la “gente”) le parezca ya a uno como "conductores de asnos", por ello, es que dentro de sus "sermones" o "pocas palabras" pero "críticas" eran muy comunes tendientes a la "desvergüenza" entre ellos para "echarse pedos" donde fuera, entre ellas todos sus discípulos eran igual, como sucedió con Metrocles (p. 323).
Se ha dicho precisamente que el "cinismo" es un "atajo" hacia la "virtud" no para mal sino para bien, según estos, pero no lo creo del todo cierto, ya que como hemos demostrado en sus "conductas" se evidencia cierto halo de "arrogancia" y sobre todo de "sinvergüenzura", lo mismo se podría pensar de las demás “escuelas helenísticas”, como la "estoica", movimiento pensador muy parecida en algunos valores (sobre todo en lo relacionado a la “indiferencia” -adiáfora-) que bien bebió de este primer pórtico -Stoa-. (p. 328) y de esto se trata, cualquiera que fuera el sistema por acoger, incluyendo el "cristiano". El, vivir frugalmente, (minimalismo) con lo necesario y lo útil, sin lujos, comiendo saludablemente y nutritivamente, siempre estando en constante "ejercicios" ya sean corporales, mentales y espirituales hasta el final de la vida (perseverancia de la fe), despreciando la riqueza, la fama, la nobleza, los agasajos, los halagos, mejor dicho, no necesitar nada de nadie, sino que la amistad, honestidad, amor (caridad) en caso tal que se dé (porque lo debes pedir), desear pocas cosas como la oración y ayuda divina es lo que verdaderamente se requiere, y con la “práctica de la virtud” que es "enseñable", esta no se puede dejar de ser “adquirida”, sino que es "enfriada" o "calentada" según nuestros actos, es decir no se pierde, por ello que se consideren estos, igual como los seguidores de Cristo, como "maestro de virtudes".
Por último, debemos dejar un lado la "sinvergüenzura" (y en algunas ocasiones, quitarnos la vestidura de "arrogante", humillándonos a nosotros mismos) dejándonos de ser "cínicos" en nuestras "quehaceres cotidianos", frente a las faltas cometidas en las “pobres vidas” que llevamos, al igual que Diógenes de Sinope que si bien se destacó en algunos aspectos, como el de la "indiferencia" (adiáfora) frente al "mundo", quedaron todos ellos "limitados" en cuanto a lo que respecta a la "sabiduría plena" ya sea por “desconocimiento” de la época en la que vivían (antes de la llegada de Jesús) o “por no importarle” (eso no lo sabemos), lo que sí es cierto es que la "Imitación a Cristo", sí que lleva en mucho mayor medida, y de manera divina a la "plenitud", es algo que no conoció ninguna civilización, ni los egipcios, ni muchos menos los "griegos" que bien estuvieron sometidos a muchos "demon" (deidades menores) que eran esclavizados a vicios según lo que creían o seguían que no era la vida, el camino ni la verdad, y esta es la "vid" en el que debamos plantearnos seguir para marcar así un plan de nuestra salvación.